Sintésis biográfica tomada de la Enciclopedia virtual cubana ECURED.
Nació en Cárdenas, Matanzas. Hijo de Joaquín de Rojas y Cachurro y de Isabel Cruzat y Urbizu.
Se crió en la casa quinta de los padres en la ciudad donde se refinan sus gustos y aficiones a través de una esmerada educación que le permitieron avanzar cuando ingresó en el prestigioso colegio de los Escolapios de Guanabacoa en 1874. Este ingreso fue marcado por la temprana muerte de su madre con sólo 30 años. Estos estudios se ampliarían notablemente con lecciones particulares y el uso de la vasta biblioteca del padre. En ambos lugares se afianza el amor al terruño y a la Patria que llevaría en su corazón hasta la muerte.
Al concluir los estudios secundarios ingresa en el Instituto de la Habana en el convento de San Juan de Letrán. Termina en este plantel con el Título de Bachiller el 17 de mayo de 1883, firmado por el Gobernador General de la Isla. Durante este período visita Cárdenas en pocas ocasiones, salvo en 1879 con la muerte de su hermana Isabel, víctima de la epidemia de cólera que azota la ciudad ese año. Desde 1882 promete al padre ingresar en la Universidad de La Habana, pero desaprueba el examen de Literatura General.
Tras una negación del Gobernador General de la Sección de Fomento e Instrucción de la Isla de Cuba, convence al padre para estudiar en España al año siguiente y emprende su primer viaje a los Estados Unidos de América con varios amigos.
Primeros Viajes
El 15 de diciembre de 1883 le es acuñado su pasaporte en la ciudad de Nueva York, junto con su hermano Alberto y otros jóvenes cardenenses, por el Vice Cónsul del Consulado General de España en esa ciudad. Este viaje se prolonga hasta abril de 1884, en el mismo visita varios monumentos y museos, además de las Cataratas del Niágara.
Regresa a La Habana el 21 de abril de 1884.
El 2 de junio cumple con el padre y solicita al rector de la Universidad de La Habana, G. del Valle, la licencia para continuar estudios en la Península, pero la respuesta no llega hasta diciembre de ese año. Decide examinarse en el mes de junio de 1885 para no perder el segundo año de la asignatura de Derecho Romano. El tiempo que medió entre la solicitud y la respuesta, Oscar lo aprovecha para hacer un segundo viaje a los Estados Unidos de América con otros excursionistas. Ahora visitaría el Campo Indio de Saratoga Springs y el Monte MacGregor en septiembre de 1884.
En Madrid se aloja en la casa de huéspedes de la calle Arenal considerada en esa época como una de las más elegantes.
En el verano de 1885 visita por primera vez a la Ciudad Luz, París, allí conoce a las famosas artistas del Can Can, Grille d´Egant y La Goilne. También visita el cementerio Pére Lachase y la tumba de Abelardo y Eloisa, célebres amantes. Muchos de estos recuerdos serían donados posteriormente al Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas.
En las tertulias madrileñas se afianza la atracción de los viajes por los relatos que le hace Santos Villa. Finalmente decide abandonar los estudios e irse de viaje con él y P. Miles por los caminos de la Península Ibérica, Francia y Alemania.
El recorrido que hace por distintos museos, monumentos y galerías; lo refina y enriquece culturalmente a través del contacto directo. Pero el efecto más sensible lo tuvo con la visita al Museo de Guerra y Marina de Madrid, donde debe haber germinado la idea y el futuro modelo del Museo que crearía en su ciudad natal. Regresa finalmente a Cuba en noviembre de 1886.
El padre y la familia lo abrazan, y comienza a trabajar como secretario en la Compañía de Alumbrado de Gas de la Ciudad (que después sería la de alumbrado eléctrico público). Este trabajo simple le permitiría dedicarse a iniciar y recopilar datos para su anhelo más preciado en ese momento, escribir una historia de su ciudad natal.
En mayo de 1887 comienza la redacción de su obra "Para los anales y necrología de San Juan de Dios de Cárdenas". Este manuscrito en tres volúmenes permanece inédito en los fondos del Museo que lleva su nombre.
Su obra
Con la redacción de su libro da inicio a la obra de salvaguardar la historia de la ciudad. Hasta ese momento sólo breves reseñas de la historia local habían aparecido en revistas y periódicos como en el "Faro Industrial" de La Habana en 1842 y la de la Real Sociedad patriótica de La Habana en 1838. Además habría que esperarse al punto final en 1893 a la "Historia Estadística de Cárdenas" por Carlos Hellberg.
Durante el verano de 1888 tiene una participación cultural activa en el recién fundado pueblo de Varadero, por lo que ingresa en el Club de Cárdenas. En su salón se afianzan sus ideas separatistas (el padre apoyaba a Narciso López), y participa en las frecuentes reuniones conspirativas. Desde su puesto colabora con su padre y otros accionistas a principio de 1888, para establecer una planta Eléctrica para la ciudad. Se alega que ya existe una Sociedad Anónima que lo haría efectiva al año siguiente.
Tras su matrimonio el 18 de marzo con 1891 con la joven Alicia Fernández Cazimajou, establece amistad con Francisco Blanes y Palencia. Este joyero y malacólogo habanero, radicado en la ciudad desde 1874, sería la piedra que desencadenaría la posterior creación del museo.
Ambos acariciaban la idea de revivir el Primer Museo de Historia Natural que había creado en los alrededores el sabio alemán Juan Cristóbal Gundlach. Se sigue en las reuniones conspirativas gestándose la sala de armas del Dr. Alejandro Neyra, junto a otros ilustres de la ciudad como el Dr. Fernando Méndez Capote. Este último médico, fue uno de los alumnos de los estudiantes de Medicina de 1878, creador de la Primera Clínica Ginecológica de Cuba y uno de los fundadores del Primer Colegio Médico Farmacéutico de Cuba. Por esta época nace su único hijo Oscar María Luis de Rojas Fernández.
El Museo
El alzamiento del 24 de febrero de 1895 sacude a la ciudad de Cárdenas en toda su dimensión. Oscar, su padre y hermanos junto con otros patriotas locales convierten su núcleo conspirativo desde 1892 en una Agencia del Partido Revolucionario Cubano.
Logran combinar las actividades de espionaje y el apoyo logístico con las labores de propaganda a favor de la lucha independentista.
Del tiempo, ya dividido entre sus actividades comerciales y conspirativas, encuentra el necesario para redondear sus aspiraciones. Por eso no es de extrañarse que el 30 de abril de 1895 logre reunir 105 vecinos en el Escritorio de los Rojas y trazarse el objetivo de: “… unir sus esfuerzos para la realización del establecimiento de un Museo y Biblioteca Pública en esta ciudad; contando con el auxilio que voluntariamente ofrece el Dr Francisco E. Blanes de donar para este fin trescientas especies de moluscos (1000 especies) científicamente clasificadas y comprometiéndose a dedicar todo su tiempo a la conservación y aumento de las colecciones de Historia Natural, contando a su vez con los afectos de conocidos naturalistas de la Isla y el extranjero con quienes sostiene activas relaciones de amistad. “
La suscripción que se inicia en ese día 30 de abril, ofrece un resultado un mes más tarde de 1185.50 pesos oro. De ellos 462.00 fueron aportados por los Rojas y específicamente 53.00 del propio peculio de Oscar María.
Este año de 1895 pasa muy rápido para él, con apenas tiempo libre que le deja el empeño de la fundación del Museo. Pero surgirá una contingencia fortuita.
Francisco Chenard, enviado por Tomás Estrada Palma constituye la Junta Patriótica de Cárdenas. El 26 de enero de 1896 su hermano Carlos María de Rojas y otro grupo de patriotas se lanzan al campo insurrecto.
Oscar y el resto de su familia colaboran con los levantados así como con la Junta Patriótica y su Servicio Secreto. Los embates de la guerra y el hostigamiento de las autoridades coloniales los obliga a que 15 de aquellos vecinos firmen el 30 de abril de 1896 un acuerdo de suspensión de las actividades del Comité Promovedor del futuro Museo.
Una delación supuestamente hecha por los gimnastas Alfredo Herrera (el Hércules Cubano) y Alberto Escalante quienes haciéndose pasar por miembros del Partido Revolucionario Cubano desmiembran a parte de la Junta Patriótica de Cárdenas y su Servicio Secreto. Algunos logran ponerse a salvo en el exilio, otros no son descubiertos y continúan su labor; Oscar y su hermano Arturo fueron a la cárcel de Cárdenas. Su otro hermano Alberto, Delegado del Partido Revolucionario Cubano en Cárdenas es salvado de su condena a muerte. Los tres se mantienen al tanto de las acciones de su otro hermano, Carlos María en la manigua.
El triunfo de la Guerra y la Primera Apertura del Museo
Llegó el año 1898, Cárdenas pasa por el dolor de perder algunos hijos durante el bombardeo a la ciudad por la flota naval norteamericana el 11 de mayo de 1898. Hacia el final de ese año se ven los resultados de su sacrificio. Fueron acontecimientos donde los Rojas tuvieron una participación destacada. Joaquín de Rojas y Cachurro fue nombrado alcalde el 9 de noviembre en sustitución del último alcalde colonial, Primitivo Pérez, sin la presencia de las tropas norteamericanas. El 16 de diciembre de ese año el pueblo recibe a las tropas de la Brigada Cárdenas del General Rojas.
El 25 de diciembre de ese año logra reunir a 52 vecinos de aquel antiguo Comité y comienzan de nuevo su actividad en pos del Museo y Biblioteca. El principal resultado de esta reunión es que además de la confirmación de la donación de la colección de Blanes y su propio aporte en numismática, cerámica, curiosidades y reliquias históricas; otros se comprometieron a hacer lo mismo. Benito J. Rodríguez Maribona ofreció la suya de monedas; Dolores Jiménez de Tellado, la suya de conchas y caracoles; el Dr. Pedro de Jongh prometió la suya de numismática.
Distintas personalidades de la guerra visitaron la ciudad, algunos por vínculos anteriores o formados en la hermandad del combate.
Se establecieron nuevas relaciones de Oscar con ellas y su sueño del museo, muchas de ellas se hicieron más personales como la de Máximo Gómez
La alcaldía de la ciudad Joaquín de Rojas y Cachurro la entregaría al Dr. Fernando Méndez Capote el 16 de julio de 1899. El 20 de diciembre de 1899 el Ayuntamiento de Cárdenas acuerda nombrar una comisión para atender lo relativo al establecimiento del futuro Museo y Biblioteca. Oscar despide el Siglo XIX por todo lo alto, el nuevo le traería la culminación de su sueño.Los siguientes días le traerían nuevas alegrías con el incremento de las colecciones.
Ya él había comentado con amigos y familiares que con lo que contaba se podía abrir el Museo. El 2 de enero recibe una de las importantes donaciones del inicio: el primer Zunzún (aún se conserva y se exhibe en el museo), capturado y taxidermiado por Juan C. Gundlach en 1890. Algo más tarde recibiría por parte de Julio Cazimajou un Querequeté laborado por el mismo ornitólogo alemán en Varadero en 1890.
La renuncia del Dr. Fernando Méndez Capote pone en el puesto a Carlos María de Rojas, éste sería reelegido posteriormente. El 19 de marzo arriba a la ciudad Francisco Blanes y ese mismo día se comienza a exhibir su colección de conchas y caracoles, camafeos y monedas antiguas. Para ello se utilizan dos salas de la propia Casa Consistorial adyacentes al Salón de Sesiones cedidas por el Ayuntamiento.
Así sin ceremonias o grandes boatos se abre al público el Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas. Oscar de una forma gratuita y Blanes por un modesto y casi exiguo sueldo se consagran a la conservación, catalogación, organización y enriquecimiento de sus colecciones. Importante resulta que tras su apertura se creó una Comisión Promovedora del Museo y Biblioteca integrada por 109 vecinos con el fin de abrir una suscripción voluntaria y recoger todo aquello que fuera de interés para el museo.
El Museo: Las Intervenciones y su edificación propia
Durante ese mismo año las colecciones aumentan tanto que el espacio de las dos salas resultan chicas, además parece que el lugar resulta ya un poco impropio . Debido a eso se promueve el acuerdo de ceder locales en el Antiguo Cuartel de Caballería, donde el ayuntamiento había creado varias aulas. Desgraciadamente también hubo que compartirlo con las tropas norteamericanas de la Primera Intervención Norteamericana. A pesar de algunos roces en esta primera no sucedieron desacuerdos graves. Esto quizás se debió a la presencia del médico de las tropas, el Dr. W. H. Forsythe, un dedicado presbiteriano cooperante, quien también había jugado un importante papel en la creación de la Primera Iglesia Presbiteriana Cubana en Cárdenas.
Las colecciones siguen aumentando y la Comisión Promovedora realiza un excelente trabajo. Oscar va creando un grupo de corresponsales y numerarios de la Comisión. También a través de las numerosas cartas que escribe y cuyas copias y contestas comenzaría a crear el “Libro de Actas y Correspondencia del Museo y Biblioteca Pública”. De esta forma iría estableciendo un legado patrimonial para los cardenenses y los cubanos. Aún a pesar de habérsele adelantado Bacardí en el establecimiento de un Museo (1899) se mantiene las mejores relaciones entre Boffil y él a través de los años. Las cuales llegan al punto que Blanes presta su cooperación científica en la clasificación, catalogación y conservación de la colección malacológica de aquel museo.
Poco a poco en ese lapso de seis años hasta la Segunda Intervención el amor de los cardenenses y otros cubanos crece a través de sus donaciones, algunas muy importantes. Sin embargo, Oscar no desprecia ni tan siquiera el humilde botón que cedía un niño, pues éste sabía que en algún momento su donación sería exhibida. Pero surge la Segunda Intervención en 1906.
En diciembre de 1906 el Coronel Calwin B. Cowley, jefe de las tropas norteamericanas en la ciudad comunica al Presidente del Ayuntamiento, el día 20, que necesitaba más espacio para la tropa y que se debe desalojar al personal ajeno a ellos. Carlos Parquet, Alcalde Municipal acompaña a Oscar y en el trayecto se le unen el Gobernador Provincial de Matanzas. La misión era entrevistarse con Charles F. Magoon, Gobernador provisional de la Isla. La cordial y delicada entrevista por parte del Gobernador, el cual prometió enviarle un telegrama al General Bell, jefe del Ejército de Pacificación en Santiago de Cuba.
Los cardenenses enviaron distintas muestras de apoyo y desacuerdo con el desalojo. A pesar de las promesas de Magoon y las protestas ciudadanas, el general Bell ordenó el 29 de diciembre, al Alcalde Municipal, el desalojo de los salones ocupados por el Museo y Biblioteca. Sí bien desde el día anterior (28) los miembros de la Comisión habían decidido abrir una suscripción y dar los pasos necesarios para dotar a la institución de un edificio propio. Con su contribución de 20 centenes oro, se dejó iniciada la suscripción acordada. También se decidió en esa reunión cambiar de nombre a la Commisión proveedora, por el de Comité Protector del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas.
El Nuevo Edificio
Oscar Maria de Rojas en el Salón de Historia Natural del MuseoLa colecciones del museo, que ya contaba con más de 2000 piezas numismáticas e igual número de objetos de loza o barro, que eran las colecciones más numerosas, recibieron las muchas adhesiones y propuestas de sitios para salvaguardar estas colecciones. Aun antes de comenzar el año 1907 ya poseían docenas de aportes monetarios. Importante fue la de la sociedad anónima “Calera Larrauri” de toda la cal que necesitaran y la donación del terreno de la colonia asturiana con el compromiso del comité de construir una Capilla a la Virgen de la Covadonga, contigua al edificio del Museo y Biblioteca.
El 31 de diciembre de 1906 y en el transcurso del siguiente año, Oscar, terminaría el primer volumen de una Iconografía de Cárdenas (aún inédito), y el cual continuaría hasta su muerte. Entre el Ayuntamiento y el Comité Protector alquila el 9 de enero de 1907, una casa situada en la calle Souberville entre Industria y Coronel Verdugo. A ella trasladarían las piezas y libros que formaban sus fondos. Otros van a ser almacenados en el Cuartel de Bomberos y en la Casa de Gobierno. También algunas regresan momentáneamente a sus donadores hasta tanto no se lograra el nuevo edificio.
El 15 de abril de 1907, sin ceremonias ni actos se comienzan las obras de edificación, por el maestro de obra Silvestre de Delgado
Ya en el primer semestre de 1908, Oscar, consigna una inversión de 12 379.17 pesos oro español, 615.18 pesos plata y 177 pesos en calderilla, entre materiales y efectivos.
Oscar se mantiene escribiendo cartas, certificados de autenticidad de las piezas en su Libro de Actas y Correspondencia. También siguen incrementándose las donaciones y la labor de los corresponsales del Museo. Se trasladan las piezas (tejas, mosaico, etc.) del cuarto en que fallece el General Máximo Gómez, se comienzan a recibir las piezas de la colección Martiana, así como el rescate de piezas correspondientes al dominio colonial, arqueología aborigen y precolombina, de la esclavitud y muchas más.
En diciembre de 1909, tras una ardua labor, el museo regresa provisionalmente al Antiguo Cuartel de Infantería y reabre sus puertas tras los tres años de cierre. Desde allí se sigue fomentando su crecimiento mientras vigila las obras de propia casa a escasos metros de allí.
A partir del 26 de enero de 1918 varios periódicos nacionales comienzan a especular sobre cuál sería el día de la inauguración del museo. El 8 de marzo, fecha de la fundación de la ciudad, Oscar María es admitido como miembro de “The National Geographic Societey, en Washington, certificado que le es remitido por su secretario.
El 20 de mayo de 1918, según el programa del Ayuntamiento de Cárdenas quedo oficialmente inaugurado el edificio Propio.
Según los numerosos periodistas asistentes asistieron 2000 personas, entre ellos Representantes de la Cámara de la República y otras personalidades locales y nacionales. Entre ellas estaba Emilio Bacardí Moreau, ex alcalde de Santiago de Cuba y fundador del museo de esa ciudad. Había fructificado la obra de insigne patriota cardenense y padre de la museología cubana. Muerte
El 15 de octubre de 1921, un día antes de su cumpleaños 56, fallece Oscar María Galo de Rojas y Cruzat en su casa en la calle Industria 40 por una Aortitis. Su muerte fue reflejada en la prensa local y nacional. Y a pesar de las muestras que recibió su viuda, con posterioridad el ayuntamiento local no se ocupó más de ella. Y el Museo ya no fue el mismo a pesar de que algunos de sus sucesores trataron de mantener vivo su legado, no obstante cerró sus puertas por problemas en la edificación en 1952. Su memoria ha revivido a partir de 1979, logrando que su edificio actual, la antigua Casa Consistorial, donde abrió sus puertas por primera vez, fuera declarado Monumento Nacional en el 2000, año de su centenario.
Fuentes
• Álvarez Blanco, Ernesto. “Oscar María de Rojas” Ediciones Matanzas, 2001.
• Miranda Chirino, Lázaro. “Síntesis histórica del Museo “Oscar María de Rojas” para el catalogo”. Cárdenas Ejemplar mimeografiado, 1979.
• Sáez D. Argüelles, Dr. Enrique. “Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas” Cárdenas, Imprenta “La Concha de Venus”, 1944.
• Archivo del Museo “Oscar María de Rojas”.