lunes, 28 de enero de 2013

En el 160 aniversario del natalicio de nuestro Héroe Nacional: El retrato de José Martí de Luis Salazar, otro óleo para el que posó el Maestro.

Por: Ernesto Alvarez Blanco
Durante el discurso pronunciado por José Martí el 4 de enero de 1892 en la fábrica de tabacos “La Rosa Española” de Cayo Hueso, “... cuyo encargado peninsular no vaciló en abrazar al cubano que predicaba una guerra sin odio” , el Héroe Nacional cubano “... elevó los quilates de su genio. Y arrastra a los oyentes”. Así mismo, mientras hablaba desbordó en más de una ocasión: “... su verbo elocuente y su inmenso patriotismo, ante el frenesí de los cubanos tabaqueros que le oíamos con unción y de los norteamericanos y aún... de los asombrados españoles! ”. Fue este hecho quizá, el que animó a Luis Salazar, trabajador de esta fábrica y como ya hemos dicho pintor aficionado, a solicitar y obtener del Maestro – por encargo de Francisco Javier Valdés - la autorización para hacerle un retrato al óleo, mientras este hablaba desde la improvisada tribuna. Así nació un retrato que no tiene grandes pretensiones artísticas pero sí una carga sentimental y patriótica incalculable. La obra – en opinión de varios pintores y especialistas que la han expertizado – fue terminado con posterioridad por el artista en la soledad de su habitación. De este modo, y gracias a la grandeza de Martí que permitió a un humilde tabaquero retratarlo “... del natural” , nació el otro óleo para el que posó el Maestro. Unos días después de que José Martí abandonara Cayo Hueso – se marchó el 6 de enero de 1892 en horas de la noche rumbo a Nueva York - Luis Salazar terminó su retrato y se lo entregó, tal y como lo había prometido aquel memorable 4 de enero, a su amigo Francisco Javier Valdés, el cual lo colgó en un lugar preferencial de su hogar cayohuesero, ubicado en la calle White . Allí, el óleo fue testigo más de una vez del incansable trabajo revolucionario de su dueño y de varios de sus compañeros de lucha y de la visita al lugar de importantes patriotas de la talla del Dr. Fermín Valdés Domínguez, quien era por esa época, luego de la separación en 1893 de María Consuelo Quintanó y Ramos, su primera esposa, concuño de Francisco Javier Valdés, ya que ambos pretendían – no llegaron a casarse con ellas - a dos jóvenes hermanas cubanas radicadas en el Cayo . Antes de continuar nuestro relato debemos anotar, que como prueba de la amistad que existió entre Francisco Javier Valdés y Fermín Valdés Domínguez, descendientes del primero radicados en España, conservan – aunque en muy mal estado de conservación - la lupa utilizada por el amigo entrañable de Martí, que como se sabe era miope, para estudiar en la Península la carrera de Medicina. Luego de la caída en combate de José Martí, hecho acaecido en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, Francisco Javier Valdés adoptó la costumbre – que mantuvo hasta su muerte y que continuaron sus descendientes - de colocar cada día flores frescas bajo el retrato del Maestro ejecutado por Salazar, prueba irrefutable de “... la eterna devoción del viejo mambí a aquel gigantesco cubano que era su guía patriótica y espiritual”. Francisco Javier Valdés, quien se afilió en 1892 al Partido Revolucionario Cubano creado por Martí, estuvo cerca nuevamente del Apóstol durante una de las frecuentes visitas que este realizó a Tampa en 1893. Como prueba de este encuentro, Valdés conservó durante años – lamentablemente al parecer se ha extraviado - una de las copias originales de la conocida foto que se hizo Martí con un grupo de tabaqueros cubanos que se entrenaban en el manejo de las armas con vistas a su participación en la Guerra Necesaria que preparaba. En dicha foto, sus descendientes identificaron a Francisco Javier en la primera fila de tabaqueros, muy cerca del Apóstol y luciendo sombrero de hongo y largos y cuidados bigotes. Al término de la Guerra del 95 Francisco Javier Valdés, como otros muchos emigrados revolucionarios cubano, no regresó de inmediato a Cuba, permaneciendo en Cayo Hueso, sitio en el cual había contraído matrimonio con una cubana de apellido Angueira, viuda y con un hijo pequeño, José Aguiar Angueira, al cual crió como suyo - hasta 1917, año en el cual vuelve a la Isla y se radica con su familia en La Habana, en donde establece un negocio de imprenta. En el equipaje de Don Pancho, nombre con el cual será llamado por sus familiares y amigos Francisco Javier Valdés, no faltaron el retrato al óleo de Martí pintado por Salazar, la bandera cubana que fue testigo de su actuar revolucionario a favor de la Independencia de la Isla y tierra del Cayo que lo acogió durante varias décadas. De inmediato, la bandera, la cual “... cepillaba cada día con tan amoroso afán, que parecía que la acariciaba...” , y el óleo fueron colgados en un lugar preferencial de la casa habanera de Valdés. Más tarde, a principios de la década del 30 del siglo XX, Francisco Javier Valdés y su familia se trasladaron a Cárdenas, ciudad a la cual trasladaron la imprenta que poseían en La Habana. En este establecimiento tipográfico trabajo Don Pancho hasta su retiro. En la Ciudad Bandera, Don Pancho fabricó una casa en la calle Souberville, luego Séptima Avenida, No. 295 (antiguo), hoy No. 661 entre Velázquez y Cristina, en cuya sala colgó desde entonces la bandera y el óleo de Salazar, bajo el cual jamás faltaron, colocadas en un florero confeccionado con trozos de caña brava, flores frescas, especialmente rosas y azucenas blancas. Don Pancho fue un vecino querido y admirado en Cárdenas por su pasada actuación revolucionaria. Según el Dr. Antonio M. Maicas y Domínguez, quien fue Historiador de la Ciudad de Cárdenas, motivo por el cual lo visitaba con frecuencia para conversar sobre su labor en la emigración y sus vínculos con Martí, Francisco Javier Valdés ofrecía por entonces el vivo retrato del: “... criollo patriota de antaño (...) zapatos lustrados, pantalón de dril blanco, jipijapa inmaculado y vitola en la boca era el reflejo de la cortesía que siempre adorna al cubano. (...) Siempre nos daba datos inéditos de aquella gloriosa emigración, obreros forjadores de la Libertad y la Independencia de la Patria. Como luchaban día a día por su Cuba lejana y cada vez más querida. Cuando hablaba sus ojos saltaban de entusiasmo y chispeaban, al brotar la suculenta conversación: - La obra de los tabaqueros – nos afirmaba – los cubanos de hoy no la conocen bien. Martí, decía – nos aseguraba – que la Independencia de Cuba se haría con la vergüenza de los cubanos, los errores de España y las pesetas de los tabaqueros. Y así sería. Había que ver como aquellos hombres luchaban por el ideal de la Independencia en los días remotos e inigualables de Tampa, Cayo Hueso, Ibor City y New York.” Entre las numerosas anécdotas relacionadas con Martí que le fueron relatadas al Dr. Antonio M. Maicas y Domínguez por Francisco Javier Valdés, se halla una que está directamente vinculada al arribo del Maestro el 25 de diciembre de 1891 a Cayo Hueso, hecho histórico del cual Don Pancho fue testigo. Según él, al desembarcar Martí en el Cayo: “... nada denotaba al líder genial de la Revolución, solamente sus ojos y su voz pastosa, penetrante, elocuente lo descubrían... Hubo inclusive quién, al verle por primera vez expresó - ¿Pero este es Martí?. Aquella gallarda prestancia de Maceo, aquel hierático porte de Gómez, no los tenía aquel criollo de mediana talla, modesto, sencillo. Solamente cuando aquel cubano que hizo la pregunta lo oyó en la Tribuna, de la que se levantaba (...) agigantándose, - exclamó entonces: - ¡Sí, este es Martí!”. En 1952 sintiéndose próximo a la muerte, Francisco Javier Valdés comunicó a su nieta adoptiva, Aurora Aguiar Jerez, nacida en Cayo Hueso en 1911 y fallecida en Cárdenas el 7 de febrero del 2000 y a su esposo, el carpintero Víctor Santana Iribarren, que lo sepultaran en el cementerio local con la bandera cubana y la tierra que había traído de Cayo Hueso. Así mismo, dispuso que después de su muerte, el retrato al óleo de Martí realizado por Salazar, al cual Santana Iribarren le había confeccionado un marco nuevo, se entregara, tal como lo había prometido ya a su Director, al Colegio Presbiteriano La Progresiva de Cárdenas. Este último deseo se lo encargó a Víctor Santana, quien había trabajado como carpintero en las obras de reparación y ampliación del mencionado Colegio. Con el fin de que acompañara al cuadro, Don Pancho escribió al Dr. Emilio Rodríguez Busto, Director del Colegio, la siguiente carta: “Cárdenas, 13 de febrero de 1952 Sr. Dr. Emilio Rodríguez Distinguido Señor: Con la presente estoy cumpliendo la promesa que le hice de donar a ese Colegio, que Ud. tan dignamente dirige y que es legítimo orgullo de Cuba, el óleo de nuestro Apóstol José Martí, que desde hace más de medio siglo conservo como lo más preciado para mí. El Apóstol posó para su autor, Luis Salazar, emigrado revolucionario, y el cuadro vino a mí poder como una prueba del gran afecto que me profesaba el (ilegible). Ahora yo, considero (ilegible) se aproxima el fin de mi vida, he pensado que en ninguna p (ilegible) osa mejor conservada ni más venerada esa reliquia que en La Progresiva, a la vista de esos niños que tanto amó el Apóstol. Guárdelo Dr. Rodríguez, confíelo a sus sucesores en el cargo sí algún día lo abandonáis y yo desde el lugar donde moraré eternamente no dejaré de bendeciros y agradeceros por este favor que me hacéis, aceptándolo, pues yo podré partir tranquilo. De Ud. con la mayor consideración. Francisco Javier Valdés 7 a Ave No. 295, Ciudad”. A las cuatro de la tarde del 18 de noviembre de 1953, Año del Centenario de José Martí, falleció en su domicilio Francisco Javier Valdés. Tenía 86 años de edad. Su deceso se produjo como consecuencia de un síncope y lesión orgánica del corazón, según certificó el Dr. Ramón Amador. Al día siguiente, el 19 de noviembre, fue inscrita por el Dr. Ismael Quintero Palomino, Juez Municipal, su defunción en el Registro Civil de Cárdenas a petición de su nieto adoptivo Francisco Aguiar Jerez, mayor de edad, casado, natural de Cayo Hueso y vecino de Guanabacoa. Actuaron como testigos de este acto Víctor Santana Iribarren, esposo de Aurora Aguiar Jerez, su nieta adoptiva, y su vecino Luis Alberto La Chall y Pons. Este mismo día, fueron inhumados sus restos en el Cementerio local. Junto a su féretro fueron depositados por sus familiares, cumpliendo su última voluntad, la tierra y la bandera cubana que había traído a Cuba en 1917 desde Cayo Hueso. Días después, Víctor Iribarren entregaba al Dr. Emilio Rodríguez Busto el retrato al óleo de Martí pintado por Luis Salazar. Desde entonces y hasta la nacionalización en 1960 del Colegio Presbiteriano La Progresiva el óleo colgó de una de las paredes de la oficina de la subdirección del plantel. En 1978, advertidos del valor que tenía el retrato de Martí que desde 1960 colgaba en una de las oficinas del edificio donde se estuvo la Subdirección del antiguo Colegio La Progresiva, el cual había sido convertido por la Revolución en Secundaria Básica Víctimas de la Coubre, la Dirección del plantel decidió entregarlo al museo Oscar M de Rojas de Cárdenas, segunda institución de este tipo fundada en la Isla y que conserva la colección más importante de objetos del Apóstol vinculados con la emigración existente fuera de la Capital del país. La obra de arte fue transferida al museo por la Dirección de la mencionada Secundaria Básica, junto con la carta – en muy mal estado de conservación - escrita en 1952 por Francisco Javier Valdés para ser entregada con el cuadro al Dr. Emilio Rodríguez Busto, a través de la museóloga Magalys Huerta López, Restauradora de la prestigiosa institución. Un papel decisivo en este proceso lo jugó el ya citado Dr. Emilio Rodríguez Busto, ex Director del Colegio, quien informó a Lázaro Miranda Chirino, Director del museo, del valor que tenía la pieza para el patrimonio local y nacional. Esta excepcional obra de arte fue inventariada de inmediato con el No. 5.1 – 6 de la colección de Pintura por la Licenciada en Historia del Arte Gladys Méndez Maruri, quien fue durante muchos años Especialista del museo Oscar M de Rojas. En el pequeño óleo, mide 29,5 cm x 24 cm, la figura del Maestro, según la ya citada Gladys Méndez Maruri, aparece: “con la cabeza ladeada hacia la derecha. Lleva traje negro y corbata de mariposa del mismo color. Asoma camisa blanca con cuello recto. El fondo de la composición es amarillento ”. Poco tiempo después, el óleo fue enviado al Museo Nacional de Bellas Artes, ubicado en la capital del país, para su restauración. Allí, los especialistas de su Taller de Restauración y Conservación corroboraron que se trataba de una obra de arte ejecutada en la última década del siglo XIX, lo cual valida la autenticidad del cuadro. A partir del 14 de julio de 1985 fue expuesta por primera vez al público en el Pequeño Salón del Museo formando parte de la exposición transitoria titulada “Obras restaurados del museo Oscar M de Rojas”. Esta exposición fue preparada por la ya citada Lic. Gladys Méndez Maruri, especialista del museo. En 1995, coincidiendo con el Centenario de la caída de José Martí en Dos Ríos y diecisiete años después de haber sido transferida al museo, nos fue encargada por la Dirección del mismo su presentación nuevamente al público. La premura con que se preparó la Muestra del Mes donde se mostró, inaugurada el 19 de mayo de 1995, no nos permitió abundar en muchos detalles de la pieza. No obstante, continuamos junto a mi esposa, la Licenciada en Educación Primaria Madelayne Fernández Vera, nuestras averiguaciones con vistas a elaborar un trabajo más amplio sobre la historia del cuadro, con objeto de presentarlo al Seminario Municipal de Estudios Martianos que se celebraría en Cárdenas en octubre de 1996, auspiciado por el Comité Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas. Unos meses más tarde, en mayo de 1997, en vísperas de presentar el trabajo – pues había sido premiado en el certamen local y provincial – en el Seminario Nacional de Estudios Martianos a celebrarse en Cienfuegos del 22 al 24 de mayo de 1997; una llamada para aclarar algunas dudas que hicimos a la Licenciada Gladys Méndez Maruri, por aquel entonces especialista del Registro de Bienes Culturales de la capital del país, nos puso – por sugerencia suya - frente a un nuevo reto: hallar la casa en donde había residido hasta su muerte Francisco Javier Valdés y comprobar sí en el lugar vivía aún algún familiar que pudiera aportar nuevos elementos que validaran la autenticidad del cuadro. Fue así como salimos a la búsqueda y encontramos, el 19 de mayo de 1997, luego de tres días de indagaciones y gracias a la ayuda del destacado arquitecto cardenense Augusto Bueno García, Asesor de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la casa en la que Valdés había fallecido. Allí nos recibió y atendió a mi esposa y a mí, a instancias de su hija Estrellita Santana, la más anciana habitante de la casa: Aurora Aguiar Jerez, nieta adoptiva de Don Pancho. Residente en la vivienda desde 1933, fecha en que la misma fue construida por Don Pancho, el serio rostro de Aurora se transformó en una sonrisa al conocer el motivo de nuestra visita, ya que ella había estado hablando hacía pocos días del cuadro, el cual ella y sus familiares daban por perdido o en el mejor de los casos guardado en un museo de la capital del país. De inmediato, sentada bajo una versión serigrafiada a color del retrato fotográfico de Martí realizado por W. F. Bowers en Nueva York en 1885, colgado en el mismo sitio que ocupó durante décadas el óleo de Salazar, Aurora nos contó los detalles que recordaba de la historia del cuadro y de la vida y obra de su abuelo, los cuales aparecen recogidos en esta investigación. También Víctor Santana Iribarren, su esposo, y Estrellita Santana, su hija, nos ofrecieron sus valiosos testimonios y varias fotografías originales de Francisco Javier Valdés. Dos años más tarde, en julio de 1999, volvimos a visitar a Aurora, esta vez en compañía del periodista Hugo García Fernández, corresponsal en Matanzas del periódico Juventud Rebelde, y del fotógrafo Lázaro Paredes. Ambos dejaron plasmados constancia gráfica y escrita de sus aseveraciones y recuerdos en la edición del 30 de julio de 1999 de dicho periódico. Por cierto, desde entonces coincidimos con la opinión de Hugo García Fernández, quien mucho nos ha ayudado desde las páginas del Juventud Rebelde a divulgar los resultados parciales de esta investigación, cuando afirma en su artículo titulado “La palabra empeñada” que el retrato de Salazar nos muestra a “... un Martí cansado, ojeroso, pensativo, con un tratamiento del color que viaja de la luminosidad de un rostro serio al dominio de las tintas oscuras. Su valor artístico es discutible, no así el patrimonial”. Con anterioridad, en este mismo trabajo, Hugo García había apuntado un nuevo elemento a favor de la autenticidad de la obra, al descubrir que el retrato de Martí de Luis Salazar era muy parecido a la foto que del Apóstol realizó Andrés I. Estévez, coincidentemente, durante la primera visita del Maestro a Cayo Hueso. En este sentido, la diferencia radica en el hecho de que en el óleo, Luis Salazar no plasmó en la solapa del traje con el que a retrató a Martí el lazo blanco, que por iniciativa de Nuestro Héroe Nacional, se colocaron los miembros del Comité Organizador de Patriotas Cubanos para representar la pureza de los ideales que los animaban a luchar para lograr la verdadera y definitiva independencia de Cuba del yugo colonial español. Resulta interesante agregar, que como bien apunta Hugo García Fernández en el artículo ya citado, en la “Iconografía Martiana” se conserva una foto del Maestro realizada por el propio Andrés I. Estévez, con una nota para Trinidad Álvarez de Mesonier, en la que Martí está en la misma posición que en la tomada por él en Cayo Hueso “... pero sin el lazo blanco. Quiere decir que este atributo puede constituir un punto de referencia, porque en un mismo período aparece con y sin él” . Otro elemento a favor de la autenticidad de esta obra, además de la palabra de patriota empeñada por Francisco Javier Valdés en su carta al Dr. Emilio Rodríguez Busto, es el hecho de que en 20 de las 42 fotos que se conocen de Martí, este aparece de perfil izquierdo al igual que en el retrato al óleo de Salazar. Igual ocurre con sus autorretratos, pues en cuatro de ellos escogió su parte izquierda; mientras que, en 3 de los 6 retratos a plumilla o a lápiz realizadas en vida de él que se conocen, también aparece en esta posición. “Esta simple observación de su inclinación por esa posición inconsciente o no, – acota Hugo García Fernández en su artículo tantas veces citado –es un punto a favor, aunque contrario al de Norman (se refiere al retrato de él realizado al óleo por el pintor sueco Herman Norman en 1891) que lo pintó por la derecha”. A principios del año 2000 y como parte del programa conmemorativo del Centenario de la fundación del museo Oscar M de Rojas, el cuadro fue exhibido en esa institución nuevamente al público, como parte de una exposición integrada por varias piezas originales vinculadas con la vida y la obra del Maestro. En ella permaneció hasta el cierre del museo en el 2001 para su restauración capital. El 5 de diciembre del 2003, Año en que se conmemoró el 150 Aniversario del natalicio de José Martí, con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien tuvo la oportunidad de ver el pequeño óleo ejecutado por Salazar, quedó reabierto nuevamente el Museo Oscar M. De Rojas Desde entonces, formando parte de la Sala Martiana de la institución, se exhibe en un lugar preferencial junto a la Tribuna utilizada por Martí en el Club San Carlos y la llave del Camarote del vapor Olivette que lo llevó el 25 de diciembre de 1891 a Cayo Hueso, para solo citar dos de las 24 piezas martianas de valor excepcional que conserva esta prestigiosa institución cardenense.

domingo, 27 de enero de 2013

En el 160 aniversario del natalicio de nuestro Heroe Nacional: El día que engañaron a Martí

Por: Ernesto Alvarez Blanco
En los primeros días de enero de 1892, pocos meses después de que el pintor sueco Herman Norman le realizara su conocido retrato al óleo, José Martí se hallaba por primera vez en Cayo Hueso, sitio al que había llegado a finales del año anterior, cumplimentando la invitación que le había formulado un Comité integrado por un grupo de valiosos patriotas cubanos asentados en este pedazo de la geografía norteamericana. El arribo de Martí al Cayo se había producido el 25 de diciembre de 1891 a bordo del vapor “Olivette” . Lo acompañaban representantes de la Liga Patriótica, del Club Ignacio Agramonte y de otros organismos oficiales revolucionarios que se hallaban ya en funciones. Según Gerardo Castellanos G., hijo de Gerardo Castellanos Lleonard, eficaz colaborador de Martí, aquel fue un “... día de gala y contento” para los habitantes del peñón. Tanto fue el entusiasmo de la colonia cubana existente en el Cayo que: “Los hogares se vaciaron sobre las calles. No hay exageración en decir que la absoluta mayoría de cubanos se hallaba en los muelles esperando la llegada del Olivette. En las casas lucían cortinas y banderas. Presentes estaban todas las agrupaciones revolucionarias, con gallardetes y estandartes. Delante del club Patria y Libertad, a iniciativa de Serafín Bello, iba una banda de música. A las cuatro de la tarde sonó la sirena del vapor, que navegaba empavesado en honor del ilustre pasajero y sus acompañantes. En las bordas asomaban los colaboradores rodeando al Maestro, que venía envuelto en un abrigo y al descubierto la cabeza. Sonaron las músicas. El clamoreo llenó los ámbitos. Los corazones reverberaban de entusiasmo y emoción”. Martí fue recibido en el muelle por una multitud enardecida. El primer saludo se lo rindió José Francisco Lamadriz, venerable anciano de blancas barbas que venía actuando como Presidente de “La Convención” y que era, además, presidente del cayohuesero Club San Carlos. Ambos patriotas se unieron en un fraternal abrazo. Lamadriz, respondiendo a la frase de Martí: Saludo a la revolución pasada, le expresó: Abrazo a la nueva revolución. A partir de este momento se suceden durante los últimos días de diciembre de 1891 las actividades del Maestro en el Cayo. Todos quieren oírlo, abrazarlo, darle la mano o un beso, compartir con él una velada o tenerlo de huésped en su casa y/o en su club. Entre este numeroso grupo de admiradores se hallan dos humildes tabaqueros radicados en el Cayo: Francisco Javier Valdés, niño expósito nacido en La Habana el 3 de enero de 1867, y el pintor aficionado Luis Salazar. Ambos estaban muy lejos de pensar que muy pronto serían testigos y protagonistas de un singular suceso histórico. El 4 de enero de 1892, como parte de las numerosas actividades revolucionarias realizadas por Martí durante su estancia en el peñón y: “para dejar el terreno del Cayo completamente abonado y sembrado, sucediéronse las triunfales etapas de visitas a las fábricas de tabaco. Porque los tabaqueros y demás obreros, iban a ser los más esforzados auxiliares de la causa, era preciso tocarlos con la vara mágica martiniana”. En esta jornada memorable, durante la cual concurre también el club “Patria y Libertad”, sitio en el que pronuncia un vibrante discurso; el coche en que viaja Martí, rodeado de una comitiva integrada por más de 100 patriotas y escoltado espontáneamente por un niño abanderado montado en un caballo negro, arriba primeramente a la fábrica de tabacos propiedad del millonario Eduardo H. Gato, edificio de madera gigantesco que los cerca de 700 obreros que en él laboran habían engalanado con cortinas multicolores y banderas cubanas. De allí, y luego de hablar a los obreros y de recibir como obsequio un crucifijo elaborado por los tabaqueros con conchas y caracoles y un ánfora de plata, es llevado en andas de triunfo a las tabaquerías de Ellinger y Nichols. En ambas, Martí es clamoreado por un entusiasta aluvión de oyentes que no se pierden ni una sola de sus palabras. Seguidamente, es conducido por una multitud cada vez más numerosa al taller “La Rosa Española” , propiedad de la firma Seidenberg y Company y que estaba compuesto de unas seiscientas mesas, que poco antes de su llegada habían sido puestas “en vapor” , dejando el centro libre con objeto de que el Maestro hablara sobre la tribuna de cajas de cartón que los tabaqueros le habían improvisado. Poco antes, el ya citado Francisco Javier Valdés, empleado de esta fábrica, junto a otros 19 tabaqueros, habían logrado reunir 40 pesos con objeto de obsequiárselo al Apóstol para que se comprara un traje nuevo, pues se habían percatado que el de color negro que vestía desde su llegada al Cayo tenía ya “... vislumbres verdosos”. Reunido el dinero, acordaron que este le sería entregado por las despalilladoras, como un obsequio de todos y “... sin herir su dignidad”. Y así se hizo, al llegar el Maestro a la entrada del Taller las despalilladoras encargadas de recibirlo le entregaron, antes de que entrara al salón en donde lo esperaban impacientes los obreros, el sobre con el dinero. Al penetrar en el recinto, recordará Francisco Javier Valdés años más tarde a instancias del Dr. Antonio M. Maicas y Domínguez, quien fuera Historiador de la Ciudad de Cárdenas, una: “... ovación conmovió el edificio... El Apóstol taimadamente se fue acercando a la mesa que rotulaba Patria , y antes de comenzar su trepidante discurso, hijo de la profunda emoción que sentía, dijo: Cubanos, mis compatriotas, hoy es día grande para mí, pues Uds. Me han proporcionado la oportunidad, que nunca tuve, de dar dinero mío para la Patria... Y ante el asombro de todos lanzó en la alcancía el sobre con los cuarenta pesos... La clamorosa ovación que acompañó el hecho solemne y sencillo todavía resuena en mis oídos...” No obstante, antes de que abandonara el Cayo y gracias a la sagacidad de Valdés y sus amigos, Martí tuvo un traje nuevo; pues los tabaqueros, convencidos de que para lograr sus propósitos no había más remedio que engañar al Apóstol, así lo hicieron. Ayudado por los Pedroso , de quienes “... Martí fue su constante huésped” , Francisco Javier Valdés y otros cubanos le tomaron las medidas a Martí - según el propio Francisco Javier Valdés, encargado de revelarnos esta casi desconocida anécdota del Maestro - entre: “... sobresaltos y temores y, días después tenía su flamante traje nuevo! ¡La emoción lo ahogaba y sólo exclamó! : ¡Cubanos, ¡ay mis queridos cubanos!. ¡Habíamos engañado al Apóstol! ”. Volviendo a la visita a “La Rosa Española”, debemos decir que en opinión de varios de sus más conocidos biógrafos, durante el discurso pronunciado el 4 de enero de 1892 en aquella manufactura, “... cuyo encargado peninsular no vaciló en abrazar al cubano que predicaba una guerra sin odio” , Martí “... elevó los quilates de su genio. Y arrastra a los oyentes”. Así mismo, mientras hablaba desbordó en más de una ocasión: “... su verbo elocuente y su inmenso patriotismo, ante el frenesí de los cubanos tabaqueros que le oíamos con unción y de los norteamericanos y aún... de los asombrados españoles. ! ”. Fue este hecho quizá, el que animó a Luis Salazar, trabajador de esta fábrica y como ya hemos dicho pintor aficionado, a solicitar y obtener del Maestro – por encargo de Francisco Javier Valdés - la autorización para hacerle un retrato al óleo, mientras este hablaba desde la improvisada tribuna. Así nació un retrato que no tiene grandes pretensiones artísticas pero sí una carga sentimental y patriótica incalculable. La obra – en opinión de varios pintores y especialistas que la han expertizado – fue terminado con posterioridad por el artista en la soledad de su habitación. De este modo, y gracias a la grandeza de Martí que permitió a un humilde tabaquero retratarlo “... del natural” , nació el otro óleo para el que posó el Maestro.

lunes, 21 de enero de 2013

Realizan jóvenes cardenenses un cortometraje de ficción titulado "El hombre que hablaba con las nubes"

El cortometraje "El hombre que hablaba con las nubes" aborda temáticas como la violencia, las masculinidades, la amistad y las relaciones de pareja. Está basado en el cuento homónimo del escritor cardenense Miguel Ángel González, el cual fue adaptado para la propuesta audiovisual. El guión y la dirección del audiovisual estuvieron a cargo del propio autor. El 23 de octubre de 2012 obtuvo el Primer Premio en el Primer Salón Artístico “Cultura de Paz”organizado por el Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo y uno de los premios colaterales otorgados por el Grupo de Reflexión y Solidaridad “Oscar Arnulfo Romero”. El cortometraje, de 7 minutos y medio de duración, hecho con un mínimo de recursos, contó con la actuación del grupo cardenense "Aellos Teatro". Actuaron en el mismo Darián Pérez, Yasiel González, Patricia Marrero y Yanira Viera. Además, Leandro Cabrera, Miguel Ángel González en la escena del dominó y los niños Lázaro César Fernández y Samuel Pérez. Contextualizando los barrios cardenenses, en el audiovisual se muestran las tradiciones y símbolos más significativos de la Ciudad Bandera de Cuba, los coches, las bicicletas y el reflejo de la vida cotidiana de sus protagonistas. Sitios tan emblemáticos como los edificios del reparto 13 de Marzo, la avenida de Céspedes, el centro nocturno Cárdenas Café y sus construcciones, aparecen también en el cortometraje. EQUIPO DE REALIZACIÓN DEL CORTOMETRAJE "El hombre que hablaba con las nubes": Guión y Dirección: Miguel Ángel González Idea Original: Belkys Lima Lizama Sonido: Nelson Lima Edición: Belkys Lima Adaptación: Patricia Marrero Cámaras: Antonio Nores Hernández Beatriz Lima Belkys Lima Yasiel González Actuaron: DariánPerez Yasiel González Patricia Marrero Yanira Viera Leandro Cabrera Miguel Ángel González Lázaro César Fernández Samuel Pérez   FUNDAMENTACIÓN DEL JURADO PARA OTORGARLE AL CORTOMETRAJE "El hombre que hablaba con las nubes"EL PREMIO DEL PRIMER SALÓN ARTÍSTICO CULTURA DE PAZ Por utilizar inteligentemente el recurso animado y sonoro en función de subrayar un problema tan universal y local como la contradicción del yo interno con el yo social.Por encontrar un set tan original y económico como nuestras propias viviendas, la Casa de Cultura Local sin retoque, sin trucaje, ni maquillaje de novela.Por el desenfado actoral y artístico del equipo de realización en general por lograr mostrar una epidermis afectada a los ojos de los que generalmente solo vemos la dermis. FUNDAMENTACIÓN DEL PREMIO QUE LE FUE OTORGADO POR EL GRUPO DE REFLEXIÓN Y SOLIDARIDAD OSCAR ARNULFO ROMERO Por abordar las relaciones de género en la sociedad cubana actual, anunciando la construcción de masculinidades hegemónicas y sus costos traducidos en sufrimiento, agresiones, autoagresiones, límites de las relaciones y metas.   El hombre que hablaba con las nubes (cuento en el que está basado el cortometraje de igual título) Autor: Miguel Ángel González ¡Qué vista más increíble se ve desde aquí arriba! Nunca pensé que saldría a la azotea de este edificio. Todo es diferente cuando se mira desde un plano superior. ¡Te sientes el dueño del mundo! Mira qué pequeñas las personas! Parecen hormigas cuando son llamadas a trabajar. En cambio tú, te mueves lenta, dejándote arrastrar por ese viento frío. Recuerdo que un día leí de un poeta que las diferentes formas que ustedes tomaban no eran más que la visión terrenal, de aquellos que se sentaban y su imaginación se traducía en su estructura blanda.-Sí fuéramos a analizar los caprichos y los pensamientos de cada persona- entonces ¿qué forma tomarían los míos?. No, mejor no me lo muestres. No quisiera ni imaginármelo. Me aterra la simple idea de tener que darle un vuelco a mi vida de esta forma, pero tengo que hacerlo.- ¿Qué dices?- Tú crees que son solo mis miedos los que tengo que superar. Claro, desde tú posición lo ves todo mucho más fácil. Eres libre de hacer cuanto te plazca. Tomas la forma que deseas, si estas enojada descargas tu rabia contra nosotros lanzando esos relámpagos y después te retiras, reapareces relajada, te quedas ahí en tu imagen muda, como una película silente, ajustada a la imaginación de los que le son regalada tu existencia. ¿Qué daría yo por tener la libertad de aparecer y desaparecer, de enojarme y poder descargar mi ira contra los que me joden la vida?, pero ves que no puedo. Este carácter con que me dotaron no me lo permite. Pero hoy sí estoy decidido. Hoy será el día en que todo tomará un nuevo curso. Converso esto contigo porque no me gustan los animales, vienen a uno solamente cuando tienen hambre. Tú al menos te muestras más comprensiva. Por cierto, esa forma que tomaste ahora ¿qué significa? Porque no logro encontrar la explicación precisa. No puedo creer que sea… Te dije que no mostraras mis pensamientos. –Lo sé-. Sé que no es la mejor solución para los problemas, como también conozco que las personas están en contra de utilizar este tipo de salida a una situación determinada pero no encontré otra. No puedo seguir con esta angustia. Apenas si puedo dormir. Lo haré simple y rápido. No habrá tiempo para el dolor o el sufrimiento. Creo que el edificio es lo suficientemente alto como para que no quede evidencia alguna. ¿Por qué te muestras tan triste ahora? ¡No creíste que me iba a suicidar, no! Lo que pasa es que no me expliqué bien desde el principio. Todo debe verse como un suicidio, pero no mi suicidio.- ¿Qué si no sé perdonar?- Lo más oscuro de nuestro interior emerge para desplazar al perdón cuando estas cosas ocurren. He quedado como un comemierda ante todos mis compañeros. Todo parecía marchar de maravilla entre ella y yo. Lo que menos esperé fue encontrármela con mi mejor amigo. -El muy hijo de puta.- Luego vinieron las burlas-. Sentía que cada paso que daba las miradas me perseguían. Se reían a mis espaldas. –Miren, ahí viene el tarrú-. Lo que más me jode es este carácter.- ¡Qué no lo haga!- Ya todo está planeado. Todo quedará como que no pude aguantar tanta traición pero será realmente él quien reciba el castigo. Escucha con atención: Lo primero será el porrazo en la cabeza. Lo segundo la nota suicida -¡Todos los que se suicidan dejan una nota, no!- se la colocaré en el bolsillo del chaleco. Los dos tenemos gran parecido. Hasta tenemos el mismo color de pelo. Una carta de despedida explicando lo apenado que se sentía por lo ocurrido fue colocada por mí sobre el buró de su jefe. Todos creerán que se marchó aunque realmente y eso hará, lo que no para donde él quisiera. Me puse un traje del mismo color del que él usa, para crear la confusión. Por último recreé este escenario, no crees que es el más propicio para este tipo de situaciones. Que mejor lugar que la azotea de nuestro edificio de trabajo, vista hermosa de toda la ciudad, acompañado de unas copas, luego un apretón de manos y el abrazo de dos grandes amigos como los que siempre fuimos. Cuando existe una verdadera amistad ni tan siquiera una mujer puede romperla. ¡Qué engaño más bien actuado! Luego viene el porrazo.

domingo, 20 de enero de 2013

¿Te acuerdas de Martí? ¡Qué grande era en las pequeñeces!

Exponen carta poco conocida de Panchito Gómez Toro a su hermano Máximo, fechada en Nueva York, el 7 de agosto de 1896, en la cual revela, en pocas líneas, la grandeza del Apóstol Por: Hugo García digital@juventudrebelde.cu Tomado del periódico Juventud Rebelde. La Habana, 19 de Enero del 2013
CÁRDENAS, Matanzas. — El Museo Oscar María de Rojas posee en su colección de documentos nueve cartas manuscritas de Panchito Gómez Toro fechadas en 1896 y dirigidas a diferentes miembros de su familia, las cuales son de un importante valor para la historia familiar y nacional. La Doctora Diana Rosa Torriente Govín, especialista de la institución cultural cardenense, explicó a este diario que como parte de la Muestra del mes se expone una de esas misivas dirigidas a su hermano Máximo, la cual llegó al centro con posterioridad a 1913. «Sin duda, las alusiones más sobresalientes son las dedicadas a José Martí, demostrando el orgullo que siente Panchito de haber compartido parte de su vida con él. «Le dice a su hermano: “¿Te acuerdas de Martí? ¡Qué grande era en las pequeñeces! Dice que “ningún nombre es grande para su ayuda de cámara” porque en la intimidad, cuando se conocen los hombres en los detalles, es cuan(do) se ven los defectos; y Martí, mientras más íntimamente se le trataba más grande se le encontraba», precisa Diana Rosa. En el texto escrito a su hermano, Panchito se refiere al Apóstol de la independencia de Cuba, a quien su hermano llamaba «señor Martí» y él le decía «Maestro», según precisa Diana Rosa. «La misiva fue escrita en los momentos en que Panchito se preparaba para salir a la guerra en Cuba. Por tal motivo en ella encomienda a su hermano, al que llamaban cariñosamente Maxito, el cuidado de la familia. La carta tiene un tono de despedida, y es por ello que el hermano mayor se decide a dar consejos que pueden ser útiles: le pide a Maxito que entregue todo cuanto gane de salario a su madre, y si necesitaba algo se lo pidiera a ella, de modo que “Todo lo que la familia nuestra disfrute te lo deberá a ti”», agregó la investigadora. El documento está fechado en Nueva York el 7 de agosto de 1896 y forma parte de la sección Epistolario de la Colección de Documentos del Museo. Fue donada por la familia Gómez–Toro, en 1913. Está elaborado en dos folios manuscritos con letra cursiva legible, y el texto abarca casi la totalidad de sus cuatro caras. El papel a rayas que le sirve de soporte —de 270 mm de largo por 213 mm de ancho— está manchado por el paso del tiempo y fragmentado en sus dobleces, lo que no disminuye el valor de su texto sobre varios temas de interés. También se refiere Panchito a la labor de Maxito para la posible preparación de expediciones. Lo insta a que se comporte como «un hombre», y a que escoja por sí mismo a sus amores. «La figura de Francisco Gómez Toro (1876-1896) es siempre apasionante para cualquier investigador. Sus familiares lo llamaban cariñosamente Panchito, y demostró ser desde la más temprana edad el ejemplo de joven entregado al cumplimiento de sagrados deberes. «Fue el cuarto hijo del matrimonio de Bernarda Toro y Máximo Gómez. Nació en La Reforma, Sancti Spíritus, en los campos de Cuba Libre, el 11 de marzo de 1876. Su muerte junto a Antonio Maceo, el Lugarteniente General del Ejército Libertador de Cuba, el 7 de diciembre de 1896, selló para la historia nacional su estatura política. «Muchas anécdotas se han contado sobre él. Su propio padre le dedicó sentidos escritos para resaltarlo con el orgullo de su visión filial. Y él mismo ha dejado para la posteridad una serie de textos que dan fe de su comportamiento cabal». La especialista cardenense sostiene que Panchito se apropia de las palabras del Apóstol para recordarle al hermano cuál es la responsabilidad que él asume: «Yo no tendré más placer que ponerme á la puerta de los necesitados del mundo á servirles». El joven describió su destino de un modo «casi tan textual como la idea martiana de hacer causa común con los oprimidos. Panchito sabía que sería comprendido por su hermano. Ambos tenían similares ideas respecto a la revolución y a la vida. Eran contemporáneos en edades y camaradas para juegos; leales el uno al otro, con pensamientos comunes que su padre insistía en mantener. Máximo Gómez le decía a Maxito: «Tu tienes que ser compañero inseparable para todo y en todo de Pancho». Juntos colaboraban en la organización de la Guerra Necesaria. Los dos empujaron el bote que su padre y Martí utilizaron para abordar el barco en que partieron hacia Cuba, en la madrugada del 1ro. de abril de 1895. «Uno y otro conocieron en su hogar a José Martí, desde la primera visita que aquel hiciera al General Máximo Gómez en 1892. Pero Panchito fue privilegiado como compañero del Delegado en su campaña preparatoria de la revolución durante varios meses de 1894». Tesoro en el Oscar María de Rojas El Museo Oscar María de Rojas atesora infinidad de documentos y objetos relacionados con próceres como Antonio Maceo y Máximo Gómez, y la mayor colección fuera de la capital del país de piezas relacionadas con la vida y obra de José Martí. Entre ellas destacan la butaca usada por el Apóstol en su oficina del Partido Revolucionario Cubano en Nueva York (1892-1895), donada por José Estrada Palma; la mesa-escritorio utilizada por él en la Oficina del Periódico Patria, en Nueva York; la tribuna desde donde se dirigió a los emigrados cubanos reunidos en el club San Carlos de Cayo Hueso (1892-1895), donada por la directiva del Club San Carlos; un fragmento del primer ataúd que contuvo el cadáver del Maestro, donado por José Boffil en 1910; los botones o yugos usados por él; y la mesa donde elaboró las bases del Partido Revolucionario Cubano, entre otras piezas de inestimable valor histórico y museable. Transcripción de la Carta Nueva York. Agosto 7 de 1896. Sr. Máximo Gómez hijo, Mi querido Maxito: Pensaba encontrar aquí cartas de papá, pero no tuve esa dicha, a pesar de haber llegado el día antes que yo Enrique Céspedes portador de cartas del campo rebelde. Él viene de Nuevitas, del norte del Camagüey, por donde salió César y papá estaba a la sazón (sic) en la provincia de Santiago de Cuba. Céspedes dice haberlo visto bien a su paso para esa zona. Hablando con Hatton en Santo Domingo acerca de la disposición que pensaban tomar con la goleta Libertad, me dijo que te iba a dar orden de sacarla a tierra y ponerla bajo una enramada para conservarla. Tú puedes llamar a Álvarez y entregársela para que por contribución de los cubanos de ahí la saquen y contribuyan a Shade, y después poco a poco pueden pintarla y conservarla en buen estado. Tú ahora te has quedado solo con una gran responsabilidad en la familia. Desde donde quiera que esté me enorgulleceré si cumples con este deber hermoso como un hombre. Cuando me escribas cuéntame detalladamente las condiciones pecuniarias de la familia. Mamá, cuando estuve allá me dijo que pensabas hacerte cargo de la cantina de la sociedad Esperanza: creo que eso te puede dejar algo. Y me dijo que te habían aumentado el sueldo a $ 80. Me alegré mucho. Voy a darte un consejo: es más bonito y meritorio que al finalizar el mes lleves a mamá tu sueldo íntegro, y si para tus gastos particulares necesitas algo se lo pides después a mamá. Para esto procura ponerte al día en tu cuenta con la casa. Este consejo te lo agradecería yo a ti si me encontrara en tu situación, y por eso me atrevo a dártelo. Todo lo que la familia nuestra disfrute te lo deberá a ti, y yo me sentiré tan contento como si fuera yo quien mereciera esta honra. Creo que tú entiendes el mundo como yo y tienes formada una idea de la verdadera grandeza. ¿Te acuerdas de Martí? ¡Qué grande era en las pequeñeces! Dice que «ningún nombre es grande para su ayuda de cámara» porque en la intimidad, cuando se conocen los hombres en los detalles, es cuan(do) se ven los defectos; y Martí, mientras más íntimamente se le trataba más grande se le encontraba. Así debemos nosotros ser y nuestra línea de conducta igual en los distintos caminos por que nos lleve el deber. Una confesión que tú me hagas será paga con otra confesión. Dame tus ideas que las mías te las doy siempre. Nunca me he creído venido a la vida para gozar sino para sufrir. Yo no tendré más placer que ponerme a la puerta de los necesitados del mundo a servirles. Seamos hermanos hasta en eso. Te amo mucho y quisiera verte muy alto siempre. Tú tienes derecho a morderme cuando yo intente caer, y como Martí, amaré también la mordida porque viene de tu grandeza. Respecto a tus amores, recuerda lo que te dije siempre, no le des importancia a los ojos de mamá ni de nuestra familia así estarás tú por sobre el cariño de tu amada y podrás estudiarla bien. Además estarás más libre del compromiso moral. Lo que se quiere mucho se ha de tener muy guardado en el corazón, y muy callado. Trabaja y sube. Muérdete las entrañas cuando el cuerpo mire desdeñoso la virtud seria, y ve con los ojos cerrados y las entrañas mordidas a la grandeza. Y llévame siempre contigo a lo grande. Da el brazo, que lo has de tener fuerte a tu amigo. Fco. Gómez Toro

miércoles, 2 de enero de 2013

Contribución de los esclavos africanos y sus descendientes al desarrollo de la región de Cárdenas (1800 - 1880).

Por: Lic. Mabel Espinosa Valdés, profesora auxiliar
Introducción Buscar las particularidades locales que caracterizan a las expresiones religiosas de origen africano en el municipio de Cárdenas, siempre ha sido un deseo investigativo para la autora, que tuvo su momento inicial con el trabajo titulado: “Signos y significados en la colección de etnología religiosa del museo de Cárdenas”. Este trabajo corroboró la idea de la presencia en la región, de africanos y descendientes durante la segunda mitad del siglo XIX y se hizo evidente con la existencia en el museo”Oscar M. de Rojas”, de objetos y documentos vinculados con la esclavitud y sus expresiones religiosas. Indagar en las causas que condicionaron los asentamientos africanos en la región de Cárdenas, la procedencia cultural de los negros esclavos, los procesos de adaptación a la región y su vida social, constituyeron aspectos por dilucidar, antes de intentar caracterizar las particularidades locales que se aprecian en las prácticas religiosas actuales. Las fuentes bibliográficas y documentales consultadas sobre el tema de la esclavitud en Cárdenas, aportaron al trabajo una valiosa información acerca del poblamiento en la región y su desarrollo económico. Los estudios realizados por el equipo de Historia Local, aún inéditos, evaluaron la presencia africana en la región, como fuerza de trabajo esclava y su participación en los procesos independentistas (1895); historiadores locales como Carlos Hellberg con su libro, Historia estadística de Cárdenas, Leonardo García Chávez, Historia de la Jurisdicción de Cárdenas, Figueroa, Guzmán, caracterizaron de manera general la región durante el siglo XIX. Los documentos del Archivo Histórico de Cárdenas y el Archivo Histórico Provincial de Matanzas, permitieron profundizar en temas como la trata negrera, cimarronaje y sublevaciones esclavas. Los límites geográficos actuales del territorio de Cárdenas distan mucho de la amplitud alcanzada durante el siglo XIX, el área comprendía los territorios actuales de: Limonar, Jovellanos, Pedro Betancourt, Perico, Colón, Lagunilla y Martí. La ubicación geográfica, en la costa norte, con una bahía natural que facilitaba la salida rápida de los productos hacia el exterior, determinó que a partir de la cuarta década del siglo XIX, se le anexaran a la pequeña ciudad fundada en la segunda mitad del siglo, un grupo significativo de territorios. Las variaciones en los límites geográficos de la región de Cárdenas a partir de entonces estuvieron determinadas por los poderes judiciales que le concedió el cabildo de la Habana. Por todo lo antes expuesto, la región de Cárdenas comprende los límites geográficos en los cuales fungió como cabecera de la jurisdicción. Para definir el período histórico del tema seleccionado (1800- 1880), se tuvo en cuenta algunos aspectos significativos. Cárdenas alcanzó durante esta etapa un desarrollo económico ascendente, determinado no sólo por su posición geográfica que facilitaba el comercio con el exterior, sino también por la extensión de territorios que abarcaba como cabecera de la región. El trabajo tiene un enfoque Materialista – Dialéctico, en la forma en que se aborda el aporte del negro esclavo al desarrollo económico y social de la región de Cárdenas durante el siglo diecinueve (1800-1880). El método empleado para cumplir los objetivos propuestos es el Histórico-Lógico, al estar basado en acontecimientos ocurridos en la región a partir de los cuales analizamos los procesos económicos y sociales que determinaron el esplendor que alcanzó Cárdenas durante la referida etapa. La investigación está encaminada a refirmar la importancia del componente africano para el desarrollo económico y social de la región de Cárdenas en el período comprendido de 1800-1880. El resultado obtenido sirve como referencia o punto de partida para posteriores investigaciones del municipio y sus tradiciones culturales vinculadas con el componente africano. Asentamiento de la población africana en la región de Cárdenas. Antecedentes. La región de Cárdenas tiene sus antecedentes históricos-culturales más antiguos en la época de los aborígenes, los cuales han dejado una huella de su permanencia desde la zona nordeste del río CanÍmar, incluyendo Carbonera, Camarioca, Cantel, La Conchita, Guásima y Virama; por el oeste hacia el río Siguagua, La Manui y La Ciénaga de Majaguilar. Otras evidencias se adicionan en los cayos Galindo, Cruz del Padre, Cinco Leguas y en áreas de la bahía, como la Cueva de Ambrosio y Musulmanes, las del sitio de Jorajuría en el actual municipio de Martí y las Yahití. Las características naturales en cuanto a su geomorfología – relieve llano débilmente ondulado, pendientes relativamente pequeñas con una temperatura media anual de 24,1oC que se modifica sobre todo en las áreas costeras; abunda una vegetación rica en jagüey, júcaro, arbustos como el granadillo, orquídeas, bosquecillos estacionarios, entre otros que se mantienen hasta la actualidad. Durante muchos años la actividad económica fundamental fue la pesca, caza, recolección y la agricultura junto con la industria económica; las áreas de montes y fértiles valles permitían una disponibilidad de frutos, aves y mamíferos diversos. La conquista de América por los europeos y la ocupación de Cuba por los españoles se inició desde la primera década del siglo XVI, las costas de Cárdenas fueron exploradas en 1509 por Sebastián de Ocampo como parte del reconocimiento dado a la Isla para su posterior colonización encaminada a la explotación geográfica y económica. En 1514 terminada la exploración total de Cuba, Velásquez determinó crear núcleos de vecinos españoles en los territorios habitados por indígenas y no fueron las primeras villas fundadas los únicos pueblos formados por los conquistadores. Las primeros mercedes de tierra se comenzaron a realizar de manera oficial a partir de 1516 cuando la Corona confirma las mercedes otorgadas por el gobernador Velásquez, este proceso extendido hasta bien entrado el siglo XVII estaba dirigido a estimular el desarrollo de la ganadería y la agricultura a los interesados en poseer tierras, las tierras no adjudicadas seguían siendo realengadas. A partir de 1536 los cabildos en Cuba decidieron repartir las tierras realengadas y para adquirirlas, se podía aportar determinada cantidad de dinero sin tener presente la categoría de extensión, ya sea peonía o caballería. Esta mercedación adoptó el tipo de hatos y corrales para la cría de ganado mayor o menor respectivamente y los sitios de labor para el cultivo de frutos menores. El territorio conocido con posterioridad como la región de Cárdenas no fue de interés hasta la segunda mitad del siglo XVI, cuando el 12 de septiembre de 1569 se comienzan hacer las concesiones de tierras en Camarioca, Macurije (1573), las Ciegos (1576), Las Guásima (1628), entre otros repartos1. La mayoría de estos otorgamientos fueron realizados de forma provisional y no representaban la posesión de propiedad, los beneficiados eran figuras prominentes de la Villa de San Cristóbal de la Habana, regidores, procuradores con títulos nobiliarios; estas comarcas pertenecían a dicho cabildo. Durante el siglo XVI y XVII, chozas y caseríos se extendieron, sobre todo, hacia el nordeste del territorio, desarrollándose actividades económicas como la extracción de sal, la ganadería y el corte de madera. A partir de siglo XVIII comienza la explotación extensiva de los recursos del territorio al constituirse las primeras zonas de desarrollo agrícola. Los negros esclavos se introducen en la región con el objetivo de sustituir la mano de obra indígena. En lo adelante se continúa mercedando tierras y formando nuevos caseríos como los corrales de Siguapa y Siguagua en 1702, San Juan de las Ciegas en 1709, el Corral Nuevo en 1719, Hato Nuevo en 1742, Cantel (1817), Camarioca (1817), Palmilla (1818) y Lagunilla (1825), entre otros.2 En el año 1825 se funda el poblado del Conde de Lagunilla, que propició que notables familias habaneras y cercanas a los sitios ya comarcados se congregaran. A este lugar dirigido por el Capitán Pedáneo Ángel Jerez se le adjudica la dirección de las comarcas cercanas: Cantel, Guásima, Canaleto, Camarioca y Siguagua; con sus tenientes gobernadores en cada poblado. La necesidad de los hacendados de la zona de aumentar sus ingresos y comercializar sus producciones, los conduce a buscar un sitio más fácil para el tránsito de las mercancías dentro y fuera del país. A pocos kilómetros de Lagunilla, en la costa norte, ya se estaba formando un núcleo poblacional alrededor de los primeros muelles y almacenes que se habían creado en ese lugar. El 8 de marzo de 1828 se funda San Juan de las Ciegas y Cárdenas y en 1839 se traslada la capitanía de Lagunilla para Cárdenas y comienza el desarrollo económico de la región, condicionado por la habilitación del puerto, la construcción a gran escala de ingenios azucareros en la zona y las prerrogativas dadas a Cárdenas como cabecera de la región hasta el 1878. Otro factor que propicia desenvolvimiento económico de la región fue la llegada a partir de 1791 de numerosos colonos franceses como consecuencia de la Revolución de Haití, los cuales se convirtieron en grandes cosecheros de café, aunque también los colonos provenientes de La Habana, Güines y Matanzas. Leonardo García Chávez en su libro Historia de la Jurisdicción de Cárdenas plantea que la llegada de familias americanas y francesas fue fructífera para la región de Cárdenas y sus alrededores, al fomentar no sólo el cultivo de café, sino que aumentaron las siembras de cañas, establecieron molinos o ingenios para fabricar azúcar y ensayaron la siembra de cacao. Entre las familias que se asentaron se encuentran: Phinney, Berchast, Laurent, Lecllére, Villére y Blain, Alfredo Lajonchere, Antonio Bacot y Jonicot, Biart, Bogd y Montero, entre otros, que fomentaron varios trapiches e ingenios. En el año 1843 se crea la Tenencia3 de Gobierno, Cárdenas se compartía en 7 partidos: Cimarrones, Lagunillas, Cejas de Pablo, Guamuta, Hanábana, Palmillas, Macurige; aunque durante el siglo XIX los límites regionales fueron variando indistintamente ganando o perdiendo terreno, como en 1850 que se le agregó Macurige y se le adicionó Cantel, en el 1859 cuando se constituye el Ayuntamiento por la Junta Municipal, pierde los partidos de Cejas de Pablo, Hanábana, Macurijes, Macagua, Palmillas y en el 1879 se le segrega Lagunilla, repartida de nuevo en 1900 entre Cárdenas y Cimarrones.4 Durante el primer cuarto del siglo XIX la población de Cárdenas fue perfilando su carácter heterogéneo, franceses, catalanes, asturianos, isleños, vizcaínos, norteamericanos, italianos, negros africanos y se introducen en 1847 los primeros chinos en calidad de contratados. Introducción de negros esclavos. La fecha de introducción de los primeros negros en América no se conoce con precisión pero los historiadores confirman que en España desde la época de la dominación árabe existía la esclavitud africana, la trata o comercio de esclavos encontró en España desde el siglo XV una fuente de cultivo sobre todo para el servicio doméstico. En la época en que Diego Velásquez se preparaba para la conquista de Cuba, se conoce que el rey ordenó el envío a la Española de 200 esclavos negros; a partir del 1512 se autoriza la entrada de 300 africanos empleados además de las labores domésticas y la extracción de oro, para la construcción de fortificaciones.5 El fomento de la población negra en Cuba estuvo asociada fundamentalmente a la industria azucarera, Ramiro Guerra señala que a partir de 1590 el propio Cabildo de la Habana concedió tierras para la siembra de caña dentro del radio de ocho leguas reservadas por las ordenanzas municipales (…) para la producción de mantenimientos (….) levantándose cerca al caserío de la ciudad los primeros ingenios.6 La nueva industria tropezó con grandes dificultades: la falta de mercado y la imposibilidad de importar implementos de fabricación y la escasez de esclavos. Al finalizar el siglo XVIII Cuba contaba con un población de 94.440 blancos, 31.847 persona de color libre y 44.333 esclavos.7 La apertura del comercio con países como Estados Unidos, Francia y las colonias de América, facilitó la entrada masiva de negros africanos embarcados directamente desde las costas de África hacia Cuba. El tráfico de esclavo hacia las costas de la Habana, Matanzas y Cárdenas en el occidente del país durante el siglo XIX, demuestra la complicidad entre colonos, gobernantes y los hacendados cubanos. Desde África facilitado por los propios jefes de las tribus o regiones, los negros eran vendidos a los traficantes, capturados a la fuerza o por engaño y llevados a las costa para embarcarlos en los buques negreros. Las factorías situadas en sitios cercanos al mar era el lugar de espera de los veleros de la trata, en la cual también se intercambiaban otros productos además del comercio humano. Los negros africanos provenían de diferentes puntos de la costa occidental de África y hasta la costa oriental. Entre los lugares más frecuentes Fernando Ortiz en Los negros esclavos, menciona: Nigeria, Senegal, Gambia, Sierra Leona, Mina, Costa de Oro, Cabo Corso, Petit Popo, Costa de Benín, Viejo y Nuevo Calabar, Loango, por citar algunos. Los negros traídos en calidad de esclavos hacia América recibían diversas denominaciones étnicas8 que estaban determinadas por: las deformaciones en el habla de las lenguas europeas diferentes a la fonética de las comunidades étnicas africanas; por el nombre del lugar desde donde fueron embarcados hacia América o el nombre de la región donde le imponían el vasallaje. Tal es el caso de los esclavos de Ashanti, procedían de la factoría El Mina, de Costa de Oro y eran denominados mina, o los del reino de Ardra que fueron vasallos del reino de Dahomey y los nombraban arará dahome. Los negros esclavos denominados como congo para el comercio negrero, vivían en África en una inmensa superficie de terreno llano cubierto en casi su totalidad de una espesa selva tropical, cuya densidad impide el paso de los rayos del sol, por eso el clima es muy insalubre con una intensa humedad. Durante los siglos XVIII y XIX desarrollaban el cultivo del mijo, maíz y mandioca; las viviendas las confeccionaban con una estructura cuadrangular en planta, con techos a dos vertientes, las casas en los poblados dispuestas en círculo. Según Panyella existen diferencias e intercambios culturales entre los pueblos del Norte y del Sur; la organización social en el Sur son estados muy jerarquizados, los cuales han mantenido las antiguas organizaciones clánicas. El antiguo reino del Congo o del Mani Congo, los reinos de Lubango, de Cocongo y Bakuba fueron importantes.9 Practicaron con gran maestría la talla en madera, a pesar de la variedad e interés que reviste la música y su indumentaria. Desde el punto de vista religioso un culto importante fue el dedicado a las fuerzas de la naturaleza, especialmente los espíritus de la selva. En el sur también se arraigó el culto al cráneo de los antepasados o de la cabeza, fue común la magia y la adivinación. Otra etnia de procedencia africana fue la gangá, el mayor porciento provenía de Guinea Bissau y Senegal, aunque también llegaban de Sierra Leona, Liberia, Gambia y en menor cantidad de Mali y Mauritania. Fueron conocidos en Cuba con la doble denominación de ganga kissi o quisi, mani, conú, longobá, entre otras. El término gangá según Alessandra Basso es una expresión multiétnica y multicultural, esta diversidad le impidió encontrar en Cuba un punto de unión alrededor del cual cohesionarse y subsistir en el medio extraño y hostil de la esclavitud (…)10 La zona geográfica en que se desarrolla la cultura de estos pueblos es casi ininterrumpidamente un pasaje típico de selva tropical con clima húmedo y caluroso, abundante precipitación y desarrollo de la ganadería. La poligamia era muy extendida entre estos pueblos y estaban arraigadas las sociedades secretas con fines mágico – religiosos, se practicaban tatuajes y escarificaciones. Una de las sociedades secretas más interesantes fue la de Poro que se extendió a gran número de tribus (dan, buro, mende) y que tuvieron un paralelo con la sociedad femenina Sende. Alessandra nos advierte que en las mayoría de las etnias que en Cuba entraron como gangá formaban parte de la sociedad Poro, aunque no se tenga conocimiento de la existencia de la misma en Cuba.11 En la provincia de Matanzas y especialmente en el municipio de Perico se conserva el único núcleo cultural que se autoidentifica como gangá-longobá. Los yorubas se localizaban en la antigua región de Ulcumí al Nordeste de Benín, cerca del delta del Níger, los yorubas poseen una civilización propia, con una elevada tradición cultural. El reino de Benín, vecino de los yorubas (habitaban la ciudad - estado de Oyo), estaba regido por reyes de extraordinario despotismo, en el comercio con Europa, este lugar desarrolló un papel muy activo en el intercambio de marfil y esclavos. Entre los yoruba la agricultura estaba bien desarrollada, los hombres tenían a su cargo las labores agrícolas, a diferencia de las zonas selváticas que se ocupaban de la caza nada más. Poseían varias sociedades secretas: egungun, gelede, con un carácter propiciatorio, los dioses conceden la necesaria protección para obtener la prosperidad de sus miembros, en otra como la de ogbonin, el Obba o jefe se convirtió en un instrumento de tiranía, controlando la vida de la tribu. La extensa región de Nigeria es también punto de referencia en los estudios de la etnia denominada como carabalí, Calabar es el nombre de un río de la cuenca inferior del Níger, el 99,7% de los denominados en Cuba como carabalí procedían de esta zona, autodenominado como ibo, iyo, ekoi, Ibibio y Jausa; Guanche plantea que en Cuba se afilian a esta denominación los isuama, suamo, briche, efík, brícamo, abalalo, abaya, oru, entre otros. En porcientos más reducidos algunos procedieron del Camerún, Guinea Ecuatorial, El Chad, Ghana, Togo, Burkina Faso y Benín. En Cuba arará comprendió a los esclavos procedentes de las etnias ewe y fon, capturados en el territorio del antiguo reino de Dahomey, hoy República de Benín, procedieron también de Ghana y Togo. Forman parte de la familia lingüística congo – cordófona, de lengua kwa. Los diversos grupos étnicos conocidos como mandinga se ubicaron en una extensión territorial amplia que fue desde Guinea, Costa de Marfil, Cabo Verde, Togo, Nigeria y el Camerún. Guanche plantea que ″la mayor cantidad de esclavos que entraron procedentes de esta zona se autodenominaban: gola, bembará, cono y fulbe, aunque también se agrupan los malinque, fula, silmissi, futonga″, entre otras.12 Originarios de Ghana, Liberia, Marrueco, Argelia y Túnez se nombran los akan, achanti, fanti, popo, sante, berveri, conocidos también como Mina.13 Las costas africanas del Océano Indico sirvieron aunque con menos fuerza (comparándola con la del Atlántico) para capturar mano de obra barata hacia América y en particular a Cuba. Los macuás, nombre con el cual se autodenominan los negros procedentes de Mozambique, Tanzania, Zimbawue, Sudáfrica y Madagascar, conformaron el diverso panorama cultural y lingüístico que caracterizó la presencia africana en nuestro país durante el período colonial. La selección de los negros en las factorías no era al azar, las características físicas, el sexo, edad, eran condiciones básicas que tenían en cuenta los negreros; el valor de los esclavos por los intermediarios africanos se calculaba en especie o en moneda, de forma que la sumatoria de los diversos productos determinaban el precio del esclavo. Desde el añ0 1800, antes de la fundación de Cárdenas ya existían autorizaciones para descargar y vender bozales en las costas de esta región, los cuales eran transportados en barcos como el Libertgad y el Frienchip americanos.14 Las condiciones en que se realizaban estos viajes eran extraordinariamente crueles para el negro, atados de dos en dos por medio de esposas y grilletes aprisionados, aglomerados unos contra otros, obligados acostarse de costado sin poder cambiar de posición, situados lejos de los cubos para realizar sus necesidades fisiológicas, rodaban ansiosos sobre sus compañeros ocasionando heridas y hasta la muerte a causa de los hierros.15 La región de Cárdenas durante la primera mitad del siglo XIX experimentó un considerable aumento de su población negra, antes y después de la represión de la trata negrera (1845)-(1867). Las condiciones anormales de transportación de los esclavos provocaba la proliferación de enfermedades, epidemias y asfixia. Las autoridades coloniales conscientes de los riesgos que podía acarrear esta situación para los habitantes de la isla incluyendo los futuros propietarios de los esclavos, certificaban la vacunación de los esclavos antes de ser vendidos. En el año 1819 se precisa por las autoridades de Matanzas, la vacunación de 1241 bozales, de los 1956 que llegaron de las costas de África. 16 En los puertos, playas vecinas, bahías desiertas y cayos cercanos desembarcaron negros bozales que luego eran repartidos a las plantaciones de la región de Cárdenas. Los gobierno de la Habana y Matanzas alertaron con frecuencia a sus Capitanes Pedáneos sobre la entrada de negros bozales efectuadas en: Guásima (1842), Camarioca (1842,1852, 1862), Siguapa (1853-1855), Corral Nuevo (1856), Alacranes y Los Palos (1848,1857), Canasí y Corral Nuevo (1860) 17 y Limonar (1832).18 A pesar de las comunicaciones realizadas por el gobierno, se crearon patrullas entre los vecinos de las comarcas para vigilar las costas y en aquellos ingenios que sus dotaciones pasaban de setenta esclavos, fue solicitada la tenencia de armas para controlar a las amplias dotaciones.19 El comercio y contrabando de esclavos con fines económicos en la zona de Cárdenas durante el siglo XIX, se evidencia en la extensa documentación existente en el Archivo Provincial de Matanzas y en la Colección de Documentos del museo "Oscar M. de Rojas", los cuales ejemplifican la llegada y venta de esclavos en barcos procedentes del exterior, así se expresa el arribo de la Goleta Margarita desde Luango con 308 bozales, la fragata Don Juan con 607 esclavos con bandera norteamericana y procedente de la costa de África, la Goleta española nombrada La Esperanza, cuyo capitán era D. Pio de la Bastida (1816), entre otras embarcaciones.20 Estos arribos estaban destinados a determinados ingenios para abastecerlos de fuerza de trabajo esclava. "Arribo de cargamento a Boca de Camarioca de bozales, con destino al ingenio Rosario en el año 1861 y al ingenio Ramona ,los negros nombrados: Rafael gangá, Pedro congo, Jacinto mandinga, Elías carabalí, Daminan gangá (…)21 Las zonas de Lagunilla, Camarioca, Guamuta, Cimarrones, se llenaron desde fechas tempranas (1817) de cafetales como Minerva, Constancia, La Luisa y de ingenios, incrementando sus dotaciones de esclavo. A continuación relacionamos algunos ingenios y sus dotaciones de esclavos, durante el período de (1860-1872).22 Ingenios de Lagunilla Dotación esclava -San Fernando 355 -Osado 120 -Progreso 280 -Triunfo 66 Ingenios de Cimarrones -Purisima Concepción (La Alcancía) 363-La Ceres 179 -Conteo 150 -Conquista 136 -San Antonio Mora 108 Ingenios de Guamuta -Marqués de la Real Proclamación 238 -Santa Ana 100 -Guasimal 199 Los precios de los esclavos oscilaban en dependencia de su escasez, llegando a costar hasta $1000.00 pesos en el año 1866, "los negros Rosalia criolla y Antonio criollo fueron vendidos en el año 1858 por el valor de $450.00 pesos a Juaquín García Angarica, esclavos de 24 y 16 años respectivamente." 23 La compra de los esclavos procedentes de África para el trabajo duro en las plantaciones, estuvo matizada por el conocimiento del comprador del lugar de origen del esclavo. Existía en la psicología del comerciante y de los hacendados, criterios esquemáticos y prejuiciosos acerca del comportamiento de los esclavos africanos. Algunos escritores de la época colonial como Henri Dumont y Cirilo Villaverde, consideran que los mandingas se asemejan a los lucumíes por su talla, fuerza muscular y excelente salud e inteligencia para las labores, fieles a sus amos, pero rebeldes ante los abusos. Con otras cualidades los congos eran descritos como tímidos, dados al reposo, poco entusiasmados por la libertad, siendo empleados como caleceros u operarios en labores más sencillas.24 Dumont describe a los carabalíes similares al resto de los negros por sus características físicas, excepto por la talla inferior a la media y su fuerza muscular, de buen carácter y amantes al trabajo, muy comprados por su temperamento linfático y cumplidores de sus obligaciones. Analizar la preferencia de los compradores de esclavos hacia una etnia u otra a partir de la primacía de los rasgos físicos y caracteres psicológicos de los esclavos, dificulta esclarecer la esencia de la significación histórica de la trata negrera como mecanismo de colonización de Europa hacia los pueblos del continente africano; considerados por ellos como primitivos, salvajes, carentes de inteligencia y cultura. La codicia y desesperación por buscar a toda costa recursos humanos y materiales para enriquecer los tesoros monárquicos, dio inicio en los pueblos de África y en el continente americano, con la trata negrera, a una de las épocas de mayor oprobio. Los lugares de tráfico donde estaban las factorías se convirtieron, en la medida que se sistematizó el comercio negrero, en colonias territoriales de Europa. Las denominaciones étnicas que más se conocen en Cuba, por la entrada de gran cantidad de esclavos, corresponde a los lugares en África de mayor comercio. Los libros de bautismo del Archivo Parroquial de Cárdenas comprendidos entre los años (1788-1868), ejemplifican las diversas denominaciones étnicas con que fueron nombrados los negros africanos que se asentaron en la región de Cárdenas en dicho período. Si comparamos los datos estadísticos aportados por Guanche en Procesos etnoculturales (ver anexo 12), con los resultados de los libros de bautismo de Cárdenas, se aprecia coincidencia en las denominaciones étnicas: congo, ganga, carabalí, mandinga, lucumí, mina y macuá; lo cual demuestra que los asentamientos de etnias africanas en la región fue expresión de un sistema organizado de comercio humano dirigido desde la metrópoli hacia la isla, las zonas de África en que las condiciones del tráfico resultaron más eficaces aportaron a la isla gran cantidad de negros en calidad de esclavo y por consiguiente mano de obra barata para el trabajo manual de la agricultura. En fechas tan tempranas a la fundación de la ciudad de Cárdenas, el censo de 1837 aportaba un total de 1192 habitantes, de los cuales 337 eran esclavos y 50 libres, ya en 1852 Hellberg reporta que existían 572 varones esclavos y 313 hembras para un total de 885 y 258 varones libres, 292 hembras para 550 en total. En los partidos25 de Lagunilla y Camarioca pertenecientes a esta jurisdicción26, por citar un ejemplo, se consignaron 14313 y 4701 esclavos respectivamente, 263 y 114 negros libres, lo cual demuestra que entre los años comprendidos entre (1840-1859), el mayor por ciento de la población de la región de Cárdenas (70%) era de raza negra.27 A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la entrada ilegal de negros procedentes de África disminuye considerablemente, hacia esta situación conspiró: la modernización de los trapiches primitivos para máquinas de vapor en los ingenios; las pérdidas capitales que ocasionaba para el colono la mano de obra esclava, al mantenerla, vestirla y asistirla en sus enfermedades durante el año y la fuerza alcanzada por las corrientes ideológicas independentista y abolicionista durante la guerra de los Diez Años. Para el período comprendido entre 1877-1887, existía en Cárdenas 11252 blancos, 1526 negros esclavos, 1279 asiáticos cumplidos;28 es evidente que la composición demográfica ya estaba cambiando con relación a los períodos anteriores. Avance económico de la región de Cárdenas. Varios sucesos ocurridos desde finales del siglo dieciocho constituyen los motores impulsores del avance económico de la región de Cárdenas en el período de 1828-1868. La apertura de las relaciones comerciales autorizadas por España para sus colonias, con buques extranjeros de Inglaterra y Estados Unidos principalmente, se hace oficial en 1818 aunque desde finales del pasado siglo Europa y Estados Unidos ocupaban un lugar en el comercio exterior de Cuba. Las condiciones geográficas de Cárdenas, tierras fértiles, buenas llanuras para sembrar caña, pequeñas lomas para las plantaciones de café y una salida marítima natural, facilitaba la comercialización de los productos agrícolas a los ricos hacendados de la zona. En el 1817 se construye el primer muelle de la bahía a través del cual se mantuvo un tráfico con los puertos de Matanzas y la Habana, hasta el 1844 en que se habilita el puerto de Cárdenas para el comercio exterior. Hellberg apunta que en 1851 el movimiento del puerto eran tan significativo que entraban 415 buques de diferentes países, con un tonelaje de 86.000; se recaudaba por el concepto de importación en aduana $638.582 y por exportación 1.299,755, $164.181 por navegación, para un saldo de $2.102.518. 29 Se exportaba bocoyes de miel de purga, azúcar mascabo, pipas de aguardientes y cajas de azúcar. La producción azucarera fue abarcando más áreas y rendimientos, desplazando gradualmente a la producción de café la cual se ve afectada por la competencia con Brasil y los países de América Central. En el año 1817 existían en Camarioca dieciocho cafetales que representaban un 24% de los 75 existentes en la provincia, aunque esta cifra creció en el año 1822 a 37 en la región, con una producción de 18 837 arrobas; los cafetales más significativos fueron: La Minerva, Tentativa, Constancia y Resignación, entre otros. En el alza de la producción azucarera en la región hay que tener en cuenta otro aspecto, la decadencia experimentada por Haití con resultado de la revolución de 1791; Cuba se convierte en lo adelante en el mayor exportador de azúcar de la región, alrededor del 42% de las exportaciones iban para Estados Unidos y sólo el 12% de ellas se dirigían a España. "Cuando España vino a darse cuenta de la situación - si es que se dio cuenta alguna vez – ya Cuba había dejado de ser económicamente, una colonia suya y había pasado a ser una colonia de las potencias capitalistas europeas y de Estados Unidos"30 En la declaración jurada de ingenios del padrón de las fincas rurales, de los partidos de la jurisdicción de Cárdenas se recogen los ingenios que conforman la conforman, la extensión territorial de las tierras cultivadas y no cultivadas, dotaciones de esclavos, ganados, gastos administrativos, entre otros datos de interés. Entre el 1859- 1868 la jurisdicción de Cárdenas contaba con 147 ingenios, de ellos 135 de trapiches de vapor y 12 trapiches de bueyes. 31 El aumento de la productividad se debió en gran medida a dos aspectos fundamentales, el primero, la incorporación de mejoras tecnológicas en los ingenios; en el año 1864 se recogen por la jurisdicción de Cárdenas, las capitanías que incorporaron nuevos aparatos para la elaboración del azúcar, estas fueron: Camarioca, Guamuta, Lagunilla, Cimarrones y Guanajayabo, las que contaron con tacho al vacio, centrífuga y tren completo de Derosne.33 El segundo fue el aumento de las dotaciones esclavas que se inició de manera ilegal a partir del año 1821, cuando España y Cuba burlaron el tratado con Inglaterra ( 1817) de eliminar la trata negrera. El vínculo de Cuba con los mercados capitalistas representó la introducción de más de 523 mil esclavos en un período de medio siglo. La muerte de un esclavo víctima del exceso de trabajo, los maltratos, enfermedades o suicidios la compensaba el hacendado esclavista con la importación de otros negros, lo importante para él era no perder la productividad. La tercera década del siglo XIX fue floreciente, el 8 de abril de 1837 se organiza la Empresa del Ferrocarril de Cárdenas, en el 1840 se inaugura el primer tramo hasta Contreras, en los meses siguientes hasta Cimarrones y al finalizar el año llegaba a Bemba, una de las zonas más valiosas en la producción agrícola por la cantidad de ingenios que poseía. La extensión del camino de hierro hacia el sur incluía la prolongación de la línea férrea hacia los ingenios que se gestaban en Macurige al suroeste de la región, terminándose en 1844 como parte de la estrategia seguida. La implantación del ferrocarril como resultado de los avances científico técnico propició que mejorara el sistema productivo y financiero. Los precios del azúcar en el exterior y el aumento de la producción en el extranjero, obligó a los hacendados esclavistas a disminuir los gastos en mano de obra para el cultivo y acelerar todo el mecanismo de transportación del azúcar y sus derivados. Hay que tener en cuenta que a partir de este período (1830), el precio del azúcar se encarecía por el contrabando de esclavos. En ocasiones los barcos negreros lanzaban al mar cargamentos completos de esclavos por temor a ser descubiertos por los gobernantes, que se enviaban cartas prohibiendo el "desembarco de negros bozales sin la debida autorización de la jurisdicción"34 , para cubrir sus responsabilidad con este comercio ilícito que les reportaba grandes ganancias.. El ferrocarril de Cárdenas a Bemba estuvo precedido en el año 1837 por el camino de hierro de la Habana a Bejucal, creándose para estos efectos en el año 1832 la Junta de Fomento, encargada de las actividades de promoción, transporte de la población, construcción de caminos y agricultura, entre otros objetivos. En la década del cuarenta se continuaron enlazando nuevas vías que comunicaban las principales zonas azucareras con los puertos más cercanos, así se construyen las líneas de : Habana-Gϋines, Batabanó, San Antonio y a Guanajay por el oeste (1843-1848); de Nuevita a Puerto Príncipe (1851); de Remedios a Caibarien (1851); de Ranchuelos a Cienfuegos( 1859); Sabanilla a Matanzas(1842).35 Zanetti en Caminos para el azúcar, refiere que fue motivación para algunos hacendados en fomentar grandes ingenios en las tierras de la antigua hacienda de Managüises, situada al este de la línea del ferrocarril de Cárdenas. El ferrocarril de Júcaro (1841) unió los territorios de las haciendas de Sabanilla de la Palma, Laguna Grande y Managüises con el embarcadero de Júcaro en el litoral de la bahía cardenense. El acceso de los productores al camino de hierro para la transportación del azúcar y otros productos, fue disputado entre los hacendados, y con frecuencia ocurrían litigios por la apertura o cierre de caminos que conducían a tramos de línea férrea. Consta entre los documentos del museo "Oscar M de Rojas", el expediente de Dn Ignacio Montalvo y Calvo, dueño del ingenio Pintó, situado en los terrenos de la hacienda Bibanasí, de Hato Nuevo del partido de Guamuta, el cual se quejaba en la demanda por el cierre de un camino que atravesaba hacia su ingenio y que al cerrarlo el hacendado José Melgare, dueño del ingenio San Luis, del mismo partido, afectaba la transportación de sus frutas y comunicación con la nueva vía férrea de Itabo, embarcadero de Teja y del río de la Palma. 36 El crecimiento productivo de la región creció considerablemente, en el año 1859 se transportaban 42 864.850 libras netas de azúcar y en el 1895 los volúmenes de caña sobrepasaron los 51 119.631, superada sólo por la Empresa de Ferrocarril Unidos de la Habana con un volumen de 69 114.400. Se hizo evidente que los beneficios económicos de la Empresa de Ferrocarril de Cárdenas – Júcaro eran determinantes para el desarrollo económico de la jurisdicción.37 La construcción de las líneas férreas en la región demandó gran cantidad de mano de obra, no es casual que durante los años 1830 al 1859 se experimentó un crecimiento demográfico significativo, por lo que la colonia tuvo que importar masivamente trabajadores: isleños, asiáticos, norteamericanos y negros; el mayor número de estos estuvo compuesto por negros enviados de todas las partes de la región; desde los Depósitos de Cimarrones y de los ingenios, todos en calidad de esclavos. Ejemplo, en carta dirigida al Teniente Gobernador de Cárdenas por el Capitán Pedáneo de Cimarrones en el año 1862, se expresa la necesidad de contar con esclavos para la construcción de las líneas del ferrocarril: "Envío 39 negros por valor de $21 pesos cada uno, para ser contratados por cuatro días. Los negros pertenecen a tres haciendas de este partido .38 Los avances alcanzados por la región de Cárdenas en la producción azucarera, la comercialización y la transportación, permitieron que se convirtiera junto a la Habana y Matanzas, en un punto estratégico de desarrollo económico del occidente del país. El peso fundamental del trabajo rudo llevó nombre de esclavo, sin ellos, el régimen colonial español no se hubiera sostenido durante tantos siglos de dominación Conclusiones. La región de Cárdenas, por su posición geográfica y la existencia de una bahía, representó un lugar estratégico desde el punto de vista económico para los colonialistas, lo cual permitió su poblamiento y fundación. El crecimiento de la población negra esclava en la región de Cárdenas (1800 – 1859) fue aumentando gradualmente hasta ser mayoría, lo cual demuestra la política seguida por el gobierno colonial de incrementar la entrada de negros esclavos para emplearlos como mano de obra barata en la producción azucarera. Procedentes de África como resultado del comercio de esclavos se asentaron en la región de Cárdenas, africanos de diferentes zonas del continente, estos fueron identificados por los traficantes como: congos, gangá, lucumí, mandinga, carabalí, mina, entre otras denominaciones de menor cuantía. La gran cantidad de ingenios azucareros existentes en la región de Cárdenas, con altos rendimientos productivos y un intenso comercio con el exterior; facilitado por la introducción del ferrocarril como medio rápido de transportación, determinó el avance económico de la región durante las décadas de 1840-1850, unido al incremento de mano de obra esclava para acometer estas labores. CUERPO REFERENCIAL 1-Chávez García, Leonardo. Historia de la Jurisdicción de Cárdenas, Imprenta Cultural S.A, La Habana, 1930.p 386. 2- Chávez García, Leonardo. Historia de la Jurisdicción de Cárdenas, Imprenta Cultural S.A, La Habana, 1930.p 387 3-. Posesión de una cosa, cargo u oficio de teniente. Oficina en que lo ejerce. 4- Chávez García, Leonardo. Historia de la Jurisdicción de Cárdenas, Imprenta Cultural S.A, La Habana, 1930.p 388 -389 5- Nitoburg, Eduard. Los africanos en el nuevo mundo. Editorial Progreso, La Habana, 1991.p 240. 6- Guerra y Sánchez, Ramiro. Azúcar y población en Las Antillas. Editorial Lex, La Habana, 1961. p 54. 7- Guerra y Sánchez, Ramiro. Azúcar y población en Las Antillas. Editorial Lex, La Habana, 1961. p61 8- Nombres con que fueron conocidos ciertas comunidades étnicas en un determinado contexto histórico y de auto no con fines de autodeterminación. 9- Panyella, Augusto. Razas humanas. Editorial Ramón Sopena, Barcelona. 1963.p 402 10- Basso Ortiz, Alessandra. Los Gangá en Cuba. Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2005.p 107 11 Basso Ortiz, Alessandra. Los Gangá en Cuba. Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2005.p 112 12 -Guanche, Jesús. Procesos etnoculturales, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1986.p 59 13-Guanche, Jesús. Procesos etnoculturales, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1986.p 60 14- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 22, No.1 15-Ortiz, Fernando. Los negros esclavos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1986. p 147 16- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 22, No.12 17- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 21, No.10 18- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 23, No.19 19- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 22, No.125 20- Álvarez, Blanco Ernesto. Historia Local (1790-1840), Museo Oscar María de Rojas,1995, 200. Inédito. p 147 21- Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Comercio de esclavos. No Invt : 21.4-102. 22- Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Comercio de esclavos. No Invt : 21.4-97,96. 23-. Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Comercio de esclavos. No Invt : 21.4-23 24-. Dumont Henri, Joseph. Antropología y patología comparada de los negros esclavos 1876 Memoria inédita referente a Cuba, Revista Bimestre Cubana, vol. X : 264,265,268,274,350,353,412,413,1915 y vol. XI: 15-30,78-90,1916. 25- Distrito de una administración o jurisdicción que tiene por cabeza un pueblo principal.26-Poder o derecho para juzgar. Término, extensión de un lugar territorio en que un juez ejerce su autoridad. 27- Castro, Belkis. Las Guerras de independencias en Cárdenas 1895-1898, Historia Local, 1995. Inédito. 28- Castro, Belkis. Las Guerras de independencias en Cárdenas 1895-1898, Historia Local, 1995. Inédito. 29- Hellberg, Carlos. Historia estadística de Cárdenas. Editora Comité Procalles de Cárdenas, Cárdenas,1957.p 68-72. 30- Pino Santos, Oscar. Historia de Cuba. Aspectos fundamentales. Editorial Nacional de Cuba. Editora del Consejo Nacional de Universidades. La Habana, 1964.p 92. 31- Hellberg, Carlos. Historia estadística de Cárdenas. Editora Comité Procalles de Cárdenas, Cárdenas,1957.p 86 32- Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Padrón de fincas rurales (1862-1872). No Invt : 21.4-10,12. 33- Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Padrón de fincas rurales (1862-1872). No Invt : 21.4-188. 34- Archivo Provincial de Matanzas. Fondo Gobierno Provincial. Archivo: Esclavos. Legajo 21, No.54 35- Portuondo, Fernando. Historia de Cuba. Editorial Nacional de Cuba. La Habana,1965. p 341. 36- Museo Oscar María de Rojas. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Expediente de 1867. No Invt 21.4-1 37- Zanetti Lecuona, Oscar y Alejandro García Álvarez. Caminos para el azúcar. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1987.p 151. 38-Archivo Municipal de Cárdenas. Fondo Gobierno Colonial. Esclavitud, Patronato, Colonato. Legajo 120 y 121 FUENTES BIBLIOGRÁFICAS.  Alonso Andrew, Guillermo. Los Arará en Cuba. Florentina, La princesa Dahomeyana, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1992.  Álvarez Cabrera, Rosa M. Biografía del ingenio Progreso. Digitalizado, Cárdenas. 2008.Inédito  Álvarez, Blanco Ernesto. Historia Local (1790-1840), Museo Oscar María de Rojas,1995,200. 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No Invt : 21.4-10,12.  ------------------------------------.Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Padrón de fincas rurales (1862-1872). No Invt : 21.4-188.  ------------------------------------ Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Trato de esclavos. No. Invt : 21.4-177.  -----------------------------------. Colección de Documentos. Sección Salud. No. Invt : 21.3-318.  -----------------------------------------. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Reglamento de la Sociedad Las Delicias .Cárdenas. Imp. La Crónica Liberal.  ----------------------------------------. Colección de Documentos. Sección Esclavitud, industria azucarera y Ferrocarril. Reglamento del centro para instrucción y recreo de personas de color. La Caridad. Tipografía del Diario de Cárdenas. 1889.  FUENTES ORALES  Cossío Hernández, Eduardo. Entrevista a Eduardo Cossío Hernández. Presidente de la Asociación Secreta Abacuá en Cárdenas, 9/VI/1999.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA