martes, 17 de marzo de 2020

A 120 años de la apertura del Museo y Biblioteca Publica de Cárdenas. (19/3/1900/19/3/2020)
Fragmentos del libro Oscar M. de Rojas de Ernesto Álvarez Blanco (Ediciones Matanzas). En los primeros días de enero de 1900, el cardenense Oscar M. de Rojas Cruzat, considerado el padre de la museología cubana, comenta con frecuencia a familiares y amigos, que con las colecciones ofrecidas por el joyero y malacólogo habanero Francisco Blanes al Ayuntamiento y con las de conquiliología, numismática, cerámica, curiosidades y reliquias históricas que tenía ya en su poder, en cuanto el naturalista llegara a Cuba – pues aún se hallaba en los Estados Unidos de América, a donde había marchado con motivo del estallido de la Guerra de Independencia – el Museo podría perfectamente abrir sus puertas al público. Apenas comenzado este año recibe – el 2 de enero – otra importante donación: el primer ejemplar de Zunzún, que capturó y taxidermia en la Isla, el ornitólogo alemán Juan C. Gundlach. De esta forma Juan de Faz, a quien el sabio le entregó la pequeña ave en 1890, daba continuidad, quizás sin proponérselo, a la tradición museológica cardenense. Acompañaban a la pequeña ave 2 cartas autógrafas del científico. Poco después, se recibía también, de manos de Julio Cazimajou, un Querequeté preparado en 1890 por Gundlach en Varadero. Los tres primeros meses de este año fueron de intensa actividad para él, ya que unas veces sólo y otras, ayudado por familiares y amigos, implora al Ayuntamiento ayuda, aúna voluntades y solicita nuevas donaciones. Al ser aprobada definitivamente por el Consistorio local, el 10 de enero de 1900, la proposición hecha al mismo en 1899 por Francisco Blanes; Joaquín de Rojas, a instancias de su hijo, se lo hace saber de inmediato al joyero; el cual promete embarcar hacia Cárdenas en cuanto concluya los trabajos de platería que tenía pendientes. Oscar, por su parte, está desesperado, y aunque en carta fechada el 15 de febrero en Key West, el naturalista le afirma que se embarcará muy pronto, teme que algún contratiempo lo retenga por más tiempo en los Estados Unidos. Por estos días, la renuncia del Dr. Fernando Méndez Capote, coloca al frente del Ayuntamiento de Cárdenas al General Carlos María de Rojas; el cual remueve cielo y tierra para que se cumpla el sueño de su hermano. Por fin, el 19 de marzo de 1900, llega a la ciudad Francisco Blanes, y ese mismo día, para complacencia de Oscar y de sus colaboradores, comienza a exhibir en la Casa Consistorial sus colecciones de conchas y caracoles fluviales y marinos, camafeos y monedas antiguas, en dos salas adyacentes al Salón de Sesiones, cedidas con este propósito por el Ayuntamiento. Así, sin pompas ni ceremonias, se hace realidad el sueño de Oscar, de Blanes, y de quienes los secundaron en los esfuerzos iniciales. Abierto el Museo, Oscar, de manera gratuita, y Blanes, devengando un modesto y casi simbólico sueldo, se consagran desde el primer momento a la conservación, catalogación, organización y enriquecimiento de sus colecciones. Muy importante, resulta la constitución por Oscar en marzo, de la ComisiónPromovedora del Museo y Biblioteca, de la cual será Secretario hasta su muerte. Dicha Comisión, integrada por 109 miembros, acuerda en este mismo año, bajo la Presidencia de Eduardo A. de Zaldo, abrir una suscripción voluntaria entre los amantes de la idea del Museo y recoger para el mismo todo aquello que pudiera resultar de interés. Por esta época, ingresa como Socio Numerario en la Asociación de Veteranos de la Independencia de Cárdenas y poco después, en el mes de mayo, aunque su foto no aparece reproducida – la de Blanes sí – en el número especial que la revista cubana "El Fígaro" dedica a su ciudad natal, lee con entusiasmo la nota que sobre el Museo publica la misma. Al interés de esta revista por su obra, se sumará a lo largo de 1900 el de otras revistas y periódicos locales y nacionales; los cuales constantemente lo destacan como el principal promotor de la idea de establecer un Museo y Biblioteca en Cárdenas, sin demeritar los esfuerzos realizados en este sentido por Blanes. Como resultado de las continuas donaciones que se reciben, muy pronto se comprueba que los dos locales cedidos por el Ayuntamiento a principios de año, resultan insuficientes. Por ese motivo, gestiona y obtiene de su hermano, la autorización necesaria para trasladar la institución al antiguo Cuartel de Infantería, convertido en Escuela Pública. Enfrascado en estas labores de traslado, recibe en el mes de agosto el nombramiento de Vice - Cónsul de la República de Argentina en Cárdenas. Este cargo, que había sido ocupado en el período colonial por su hermano Carlos María, le fue reconocido por el Presidente de los Estados Unidos de América; el cual lo autorizó a ejercerlo, mientras durase la ocupación norteamericana de la Isla. Dos años más tarde, al quedar constituida el 20 de mayo de 1902 la República de Cuba, recibe nuevamente la ratificación del Vice – Consulado. Esta responsabilidad le reporta algunos dividendos económicos hasta el 28 de enero de 1906, fecha en que resulta suprimido el cargo por el gobierno de la República Argentina. Para satisfacción de Oscar y de la Comisión Promovedora el traslado del Museo hacia el edificio del Cuartel concluye el 22 de septiembre. Ese mismo día, recibe en calidad de depósito los Gabinetes de Física y de Historia Natural del desaparecido Colegio local "San Luis Gonzaga". Muy importante, será la relación epistolar que establece por esta época con el Generalísimo Máximo Gómez; y aunque este no cumple su promesa de remitirle algún objeto de su uso personal para el Museo; la obtención de sus recuerdos se convierte para él en una obsesión, la cual se traduce en la valiosa colección vinculada a la figura de Gómez que atesora desde hace varias décadas la ciudad de Cárdenas. El deseo de ver constantemente enriquecidas las colecciones de la institución que dirige, lo llevan a solicitar y obtener del Ayuntamiento local, la emisión de una circular dirigida a todos los Consistorios de la Isla, con el propósito de estimular la remisión por estos de todo cuanto tuvieran en su poder que pudiera resultar de interés para el Museo. Los resultados no se hacen esperar y nuevas piezas se incorporan a sus fondos; incrementados también por las frecuentes gestiones y donaciones que realizan los Miembros Numerarios y Corresponsales de la Comisión Promovedora. Fiel a sus ideas independentistas y liberales, participa el 28 de diciembre en una reunión convocada por la Comisión Organizadora de la Asociación de Libres Pensadores "Antonio Maceo". En el encuentro fue elegido Vocal de la Junta Directiva de la Agrupación, la cual tenía el propósito de contribuir al desarrollo de la instrucción, sin distinción, de todas las clases sociales cardenenses. El inicio de 1901 estará marcado por la aprobación por el Ayuntamiento de Cárdenas – luego de insistir Oscar durante varios meses en el asunto – del Presupuesto del primer Año Económico del Museo y Biblioteca. En esta ocasión, aunque la suma es exigua, alcanza al menos para pagar mensualmente el sueldo prometido por el Consistorio a Blanes y para hacer frente, más o menos, a los gastos más importantes que ocasionaba el sostenimiento de la institución. Sin embargo, para el principal promotor de la institución, a la que dedica casi todo su tiempo, no aparece consignado ni un solo centavo; pero a él poco le importa, porque aún las rentas y alguna que otra ocupación comercial, le dan lo suficiente para mantener a su mujer e hijo. A pesar del presupuesto aprobado, la Comisión Promovedora tendrá que seguir recurriendo a la organización de suscripciones entre sus miembros y vecinos de la ciudad, como única manera de resolver las crecientes necesidades de la institución. Bien lo sabe él, pues más de una vez tiene que recurrir a su peculio particular para sufragar los gastos de la abundante correspondencia o de los fletes de las piezas y libros remitidos al Museo. A principios de este año, dando muestras de una intensa vida social, la cual le permite ganar constantemente soldados para su causa y adquirir nuevos donativos, ingresa en la Sociedad "Cárdenas Sport Club”, presidida por su hermano, el General Carlos María de Rojas. Sin embargo, la actividad que más ocupa su tiempo, es la redacción de innumerables cartas que contesta con la misma rapidez con que las recibe. Se trata de un largo diálogo epistolar, interrumpido sólo por la enfermedad que provocó su muerte, y que crecerá – año tras año – en la misma medida en que implora, suplica, pide o casi mendiga, con insistencia, objetos y documentos de las más variadas características. Asimismo, reclama, con igual interés libros, folletos y periódicos para el Departamento de Biblioteca. Todo le parece poco, y allí a donde no puede llegar o en donde sus letras amables no causan el efecto deseado, se vale de sus amigos o de los de su familia y amistades, o de la influencia de los Miembros Corresponsales de la institución; con tal que se cumplan sus propósitos de hacer del Museo y Biblioteca de Cárdenas un Templo en el que se conserve lo más preciado de la naturaleza, la cultura y la historia cubana y universal. A mediados de junio de 1901, se muestra visiblemente preocupado por el futuro de la institución, ya que el Ayuntamiento Municipal, comisiona por esta época a dos de sus Concejales, para que rindan un informe al Consistorio sobre el funcionamiento del Museo y Biblioteca en el transcurso de su primer Año Económico. No obstante, su preocupación es infundada, puesto que, gracias a su labor y a la de Blanes, los comisionados pueden informar al Ayuntamiento, sin temor a equivocarse; que la institución constituía una gallarda prueba de todo lo que podía hacerse cuando aunadas, la inteligencia y la voluntad, se ponía al servicio de una buena causa. Este criterio se sustentaba en el hecho de que, a poco más de sólo un año de fundado, el Museo agrupaba ya, en diferentes secciones, varios miles de piezas cubanas y extranjeras; mientras que la biblioteca contaba con un fondo bibliográfico de 3400 volúmenes, folletos y periódicos. Alentado por los resultados obtenidos durante la inspección, concibe la idea de redactar los catálogos de las diferentes colecciones y secciones del Museo, empresa de la cual se ocupará sistemática y cotidianamente durante dos décadas. A finales de este año, escribe el primero, dedicado a la Sección de Bellas Artes, integrada por valiosas piezas de artes plásticas y decorativas, esculturas y joyas. Dedicado a la clasificación de las distintas colecciones pasa los últimos meses de 1901, año en el que el Museo y la Biblioteca crecen, en la misma medida en que ganan los elogios de todos cuantos tienen la posibilidad de admirar sus secciones y su magnífica bibliografía cubana y universal. Al iniciarse 1902, Oscar María asume la presidencia del Comité de Protección Permanente del Asilo Casa - Industrial de Cárdenas, fundado en transcurso del mes de enero de ese mismo año. A la mencionada institución, creada por el misionero norteamericano Elmer Hubbard con el objetivo de proteger la niñez desvalida y sin amparo filial de la ciudad y sus alrededores, dedicará - a partir de este momento y durante varios años – parte del escaso tiempo que le deja libre su labor al frente del Museo y Biblioteca y del Vice – Consulado de Argentina en Cárdenas. En 1902 se sistematizan e incrementan las reuniones de la Comisión Promovedora, con el propósito de demandar a sus miembros una mayor actividad. En estos encuentros, cuyas actas levanta siempre cuidadosamente, en su carácter de Secretario de la Comisión; se tratan, cada vez con mayor frecuencia, temas vinculados a la vida interna del Museo y Biblioteca; se nombran nuevos Miembros Numerarios y Corresponsales; y se da lectura a la correspondencia y a la relación de donativos recibidos. Durante el transcurso de estas sesiones, reconoce, con relativa frecuencia, que aquello que parecía en 1895 un proyecto imposible de realizar, constituía una hermosa realidad, sobre todo, a partir de momento en que el Ayuntamiento había cedido a la institución varios salones en el antiguo Cuartel de Infantería. Por otra parte, la Biblioteca continuaba creciendo, sobre todo después que se había tenido la iniciativa, a mediados de año, de enviar una circular a numerosos escritores cubanos, solicitándoles obras de su autoría para enriquecer la bibliografía nacional que atesoraba la misma. 1903 transcurre rápidamente para él, pues dedicado a dar contestación a las cartas que se acumulan sobre su escritorio y a la redacción de las que escribe por su cuenta, suma cada día decenas las cuartillas que son remitidas, con rapidez, a los más insospechados rincones de Cuba y el mundo. Además, actualiza y enriquece constantemente sus obras sobre la historia de Cárdenas y reúne cada mes, cuidadosamente, los documentos que pasarán a formar parte a partir de 1908, de los XV Tomos del " Libro de Actas y Correspondientes del Museo y Biblioteca de Cárdenas". Los trabajos de reinstalación del Museo en el antiguo Cuartel de Infantería concluyen en el mes de septiembre y unas semanas después, el 5 de octubre de 1903, con la presencia de Tomás Estrada Palma, Presidente de la República de Cuba, y de otras personalidades, queda oficialmente establecida la institución en su nueva sede. Todos y cada uno de los distinguidos visitantes presentes en el acto de apertura, fueron atendidos personalmente por él; demostrando una vez más su entusiasmo sin límites y su profunda erudición. A partir de este momento, cada domingo se abre al público el Museo, el cual es invadido rápidamente por numerosos cardenenses y visitantes foráneos, que no pierden la oportunidad de recorrer sus salas. De ello dará cuenta con frecuencia a los miembros de la Comisión Promovedora, a los que informa, además, haber oído de labios del Presidente de la República durante la ceremonia inaugural, frecuentes elogios a la institución y en especial, a sus fundadores y promotores. En diciembre, considerando el alto valor pedagógico que tenía el Museo y Biblioteca para los escolares cardenenses, resulta electo miembro de la Junta Municipal de Educación, presidida por el patriota Ernesto Castro Lajonchere. En el primer semestre de 1904, reanuda junto con Blanes, el perfeccionamiento del montaje museográfico de las colecciones en exhibición. Con objeto de aumentar las mismas, viaja a Matanzas en el mes marzo, en compañía de uno de los miembros de la Comisión Promovedora, y recoge varios objetos históricos en el Castillo de San Severino. En abril, pretende obtener el Vice – Consulado de la República de Venezuela en Cárdenas, pero, a pesar de las gestiones que realiza a su favor su amigo, el General Pedro Betancourt, el cargo le es denegado por el Cónsul General de ese país latinoamericano en Cuba, al considerar que el mismo resultaba incompatible con el de Argentina que desempeñaba desde 1900. Con fin de ampliar la colección de fósiles del Museo visita, en el transcurso de este año, el poblado de San Diego de los Baños, en Pinar del Río. De regreso, trae 6 ejemplares fosilizados de erizos, frutos y semillas, los cuales fueron hallados por él durante la exploración que realiza de la Cueva del Indio. Estas piezas fueron examinadas y clasificadas con posterioridad, por el naturalista matancero Dr. Carlos de la Torre y Huerta. El 21 de diciembre, luego de permanecer gratuitamente por cuatro años consecutivos al frente de la institución, el Ayuntamiento de Cárdenas acuerda, en atención a sus méritos y a los servicios que había prestado a la ciudad, concederle un nombramiento, que a la vez que se considerara un premio, le diera también injerencia en la dirección e inspección del establecimiento fundado por él. Sin embargo, no recibe el mismo hasta el 28 de diciembre de 1904, fecha en que se decide darle el "Director y Protector del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas", el cual acepta en los primeros días de mes de enero de 1905; en medio de las gestiones que realiza para lograr, sin tener recursos monetarios para ello, la reparación de los locales que ocupaba la institución en el Cuartel de Infantería.

martes, 10 de marzo de 2020

Un reporte para y desde Los Arabos.

Por> Lorena Martínez Faxas.
Los cardenenses nos colamos donde quiera ¡hasta en Los Arabos!, municipio que aunque lejos limita con Villa Clara, nos es cercano porque hasta allí llegaban los trenes de Arechabala buscando azucares y mieles para sus producciones. Pero eso es tema de otro trabajo. Esta vez asaltamos a Los Arabos por cuestiones literarias. Allí hay un concurso literario, desde hace aproximadamente cinco años, en el cual hemos participado varias veces y hemos obtenido premios colaterales de diferentes instituciones arabenses; ahora alcanzaron menciones nacionales en dicho concurso la que escribe y el poeta Guillermo Morales Romero y debemos estar en dicho pueblo el próximo martes 25 de febrero. Ya yo he estado en otras ocasiones en ese evento pero nunca como premiada sino llevando el Premio Ciudad Bandera que concede el departamento de Literatura de la Casa de Cultura de nuestra ciudad. El Benigno Rodríguez es un concurso nacional organizado por un pueblo de unos 762 km cuadrados de extensión donde viven alrededor de 26 000. Los premiados tienen alojamiento en el pueblo a partir del día 24 y hasta la mañana del 26, algo que nosotros hace años no hemos podido realizar. En los Arabos, al decir de Delfina Mosquera, arabense migrada a Camagüey, la paz es parte del pueblo con sus espinas y estrellas, se respira y: “…tiene el color de la libertad que respiro en el parque de mi pueblo, donde se sientan los viejos, los enamorados, los estudiantes, la tabla de dominó de las tardes de domingo, la sencillez de la gente, y la novia bonita… Y tiene mucho de razón, el casi boulevard que une a la Casa de Cultura con el parque, los edificios de microbrigada a la salida del pueblo, en uno de ellos vive mi socio Freddy, poeta y especialista de literatura municipal. La carretera central no lo pica al mismo centro como a otros pueblos, sino que el nodo urbano se encuentra a casi un kilómetro de dicha vía, pero el motelito y el campamento de pioneros exploradores, como muchas casas, se encuentran del lado de allá y no para acá. Tiene su ángel Los Arabos y es su propia tranquilidad, la estación en la que ya casi no entren ni salen trenes, la librería, el Museo en la aristocrática casa, las pizzas baratas de empellas de chicharrones,la buena cantidad de poetas que pululan por allá. Nada que el 25 dos cardenenses nos fuimos a dichas tierras y nos sentimos Colones que fuimos a descubrir nuevos mundos para al día siguiente, como buenos indianos, regresar al hogar.

Alguien enciende las luces del planeta.

Premio Amor Varadero anhela celebrar con buenos aires sucuarenta aniversario en el 2021.
Por: Lorena Martínez Faxas. Imagen tomada del muro de Facebook de la periodista Marlen Bouza. Alguien enciende las luces del planetase nombra el texto de Alex Fleites ganador en la primera edición del concurso Premio Amor Varadero en 1981.El creador del certamen fue el poeta, artesano y promotor culturalJosé Ángel Artiles Valdésquien unió su destino de güinero ausenteaMatanzas y a la playa azul. Con el certamen deseaba: “… contribuir al nacimiento de una cultura local cosmopolita, citadina y contemporánea que, en esos años, no existía en Varadero….” Y creo que algo logró porque para muchos poetas,el Premio ha representado un despliegue en su carrera como creador. Es el concurso literario de su tipo más antiguo en Matanzas y en el resto del país con participación internacional. Cada año premia al amor con un único poema y, pese a limitaciones, avatares y subjetividades se niega a morir. Mantiene la fuerza y tozudez necesarias para no desaparecer.Su sobrevivencia es cuestión de identidad, cultura y desarrollo autóctonovaraderense. “… Ha sido el único concurso literario cubano que ha tenido aparejado un concurso de carteles donde el poema ganador de la ocasión anterior era el texto obligado del afiche…” De esas glorias solo queda la confección casi obligada de una Plaquette, que se presenta en la premiación del día 14, conteniendo el poema ganador y las menciones del año anterior. Como todo concurso que se respete a sí mismo tuvo su escriba, Julio Reino, gracias a cuyo esfuerzo se conocen algunos de los premiados Sus esfuerzos permiten saber del desenvolvimiento de la poesía amorosa cubana, posibilitando el descubrimiento de estilos diferenciados, intereses distintos, maneras de amar. Luego de años de escasa y pobre suscripción, este 2020 el Premio se ha desbordado. Vuelve a caminar con pasos seguros al menos en cuanto a cantidad y calidad de participantes. El Jurado (Hugo Hodelin Santana, Lorena Martínez Faxas y María Antonia Blanco Méndez, ganadora de la anterior edición), así como el Comité Organizador quedaron más que satisfechos. Concursaron más de cincuenta trabajos y la elección de finalistas y menciones hasta llegar a un ganador supuso una jornada de deliberación de casi seis horas de trabajo seguidas. Opiniones encontradas, polémica fuerte, múltiples razones se vertieron y si no “llegamos a mayores”, fue gracias a la aplicación constante del hodeliano método de “buscar la pelusa y la contra pelusa en cada poema”. Algunos de los textos recordaron a los más viejos los “años gloriosos” del concurso, cuando este incluía toda una jornada de varios días donde participaban conocidos poetas. Por su versatilidad y sabor, marcaria a jóvenes de entonces que hoy ya peinamos canas. Ya a oscuras casi, en el bar exterior del Hotel Mar del Sur, a quien agradecimos sus atenciones, se llegó a un consenso atinado. El círculo encantado que reunía a tres distantes ciudades Moscú, Holguín y La Habana, del poeta remediano (Villa Clara) Luis Manuel Pérez Boitel se alzócon el Premio.El segundo lugar lo alcanzaría una matancera: Lucía Cristina Hernández Pérez; su La mujer del poeta, impactófavorablemente en parte del Jurado. Terminaron como menciones el texto de la grammense Marianela Labrada Hernández cuyo título solo era un poema en sí, luego por la propia autora supimos que en su versión original el nombre era más breve, pero en todos los documentos referidos al Premio quedó como Muchachos que escriben un poema para decirles a una o más muchachas que están tristes. Otra matancera, del municipio Perico, Magdalena Páez Amador, resultógalardonada Un buen número de premios colaterales, alrededor de una docena, avalaron la calidad de las obras. UPEC, RCB, proyectos populares, impresores particulares, Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, Teatro Las Estaciones, Asociación Cubana de Comunicadores Sociales y otras instituciones estuvieron a cargo de ellos. La premiación se realizó, esta vez en la terraza superior de Casa de las Américas (Varadero), con una buena cantidad de público. Agradecimientos para la guitarra deSandalio Cobos, y a la promotora natural Ivon Cervantes por su entrega, la lectura de la convocatoria del 40 aniversario del premio y la presentación de la Plaquette fueron otros momentos del evento que, para esta redactora, tuvo su instante de mayor emotividad en la lectura del texto ganador Canción rusa para Delfín Prats,por su autor.En voz de Boitel, la poesía cobró mayor resonancia, encajaron sincopas y armonías, homenaje vivo para el premiado y el bardo holguinero. Un buen despegue ha sido este Premio de Amor, Varadero 2020 el cual ojala alcance dimensión mayor y pueda seguir asombrando a todos y todas por su especificidad, excelencia, flexibilidad, nivel de maniobra y afán de persistir como otro signo identificador del más azul de los balnearios cubanos.

La fundación de Cárdenas, 2 planos de 1828 y un fuerte que nunca existió.

Por Ernesto Álvarez Blanco Museólogo e investigador.
Los investigadores que durante años nos hemos dedicado a historiar y a documentar un determinado hecho o período histórico del devenir local, regional o nacional, somos sorprendidos, de vez en cuando, con el hallazgo de documentos, imágenes, mapas o planos que nos ofrecen valiosas informaciones y que enriquecen o cambianel resultado de nuestra labor. Así nos ocurrió hace algunas semanas, cuando el colega español Juanjo Unceta, un apasionado estudioso de la historia de Cuba,me alertaba de la presencia en la Biblioteca Virtual del Ministerio de Defensa de su país, de varios croquis y planos relacionados con la historia colonial de Cárdenas. De más está decir que en cuanto pude, revisé con entusiasmo las decenas de documentos quese ofrecen desde allí a los investigadores. Para mi sorpresa, muy pronto me topé con dos planos elaborados por un viejo conocido, José Díaz, Teniente Coronel de Ingenieros, de quien no poseo dato biográfico alguno, por más que los hemos buscado, pero delque síconocía, gracias a dos prestigiosos historiadores cardenenses, los doctores Herminio Portell Vilá y Gabino La Rosa Corzo, algunos pormenoresde su relacióncon un suceso ocurrido en los primeros meses de vida del pobladode San Juan de Dios de Cárdenas, fundado oficialmente el 8 de marzo de 1828. El 3 de julio de ese mismo año, JoséM. Xenes, Francisco y Diego Sotolongo, Domingo Mora y José María Calvo, todos con intereses económicos en la zona, ofrecían al Gobierno Superior Civil asumir los gastos, que excedieran de los 2000 pesos destinados para ello por la Real Hacienda, de la construcción de un torreón en la bahía de Cárdenas, bueno para albergar una guarnición de 8 hombres y un sargento, la cual estaría dotada de un cañón giratorio. Aunque lejos estaban los días en que piratas y corsarios de las más disimiles nacionalidades hacían su agosto, la defensa del nuevo poblado y de los intereses económicos de los vecinos y hacendados comarcanos se hacía necesaria, si se tiene en cuenta que varios ladrones de mar y vagabundos, y, sobre todo, contrabandistas, como los que se hacían llamar musulmanes - una de cuyas bases de operaciones más importantes se hallaban enclavadas en la terraza y cueva de igual nombre, en la península de Hicacos - merodeaban aún por los mares cercanos a Cárdenas. La intensa actividad de estos rufianes – mencionada por el reverendo norteamericano Abiel Abbot en las cartas que escribió desde la zona en 1828 a familiares y amigos - hacían que Cuba fuera conocida en esta época, como bien afirmó en 1824 el padre Félix Varela, como La Argel de América. No obstante, la fortaleza, que debió estar emplazada en el saliente que forma la costa, al norte de la ciudad de Cárdenas, aproximadamente en la esquina que conforman la avenida de Ruiz y la calle Garnica, nunca llegó a construirse, pues solo se reunieronpor los vecinos del poblado1500 pesos, de los 5600 que estos debían aportar a las obras. El plano del torreón fue confeccionado por el ya citado José Díaz, miembro del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Español destacado en la Isla, al cual se pidió por Francisco Dionisio Vives, Capitán General de la misma, que se ocupara del asunto. Por tal motivo, el oficial se trasladó a la zona para estudiar el terreno, redactando y presentando a sus superiores, el 29 de septiembre de 1828, el informe titulado Consideraciones sobre el establecimiento de la población de Cárdenas, una copia del cual se conserva en el fondo Gobierno Superior Civil del Archivo Nacional de Cuba (Legajo: 328, no. 15757). Días antes, el 2 de septiembre de 1828, José Díaz fechaba en el pobladoun hermoso plano de la bahía de Cárdenas, coloreado a la acuarela en siena, verde y azul. Orientado con media lis en nudo de cuatro rumbos, esta carta náutica indica sondas batimétricas expresadas en brazas de 6 pies castellanos, veriles y fondeaderos, así como latoponimia costera de la bahía, en especial de sus cayos. Al reverso del documento original, conservado en el Archivo General Militar de Madrid (Signatura: CUB-67/16), figuran manuscritos el título, autor, fecha y la inscripción “S. Arango”, quequizás sea el apellido del superior alque Díaz debía entregar el plano. El croquis del torreón, está fechado 25 días después, el 27 de Setiembre de 1828. En él se muestran cada uno de los tres pisos de la fortaleza, así como un perfil transversal de la misma. El dibujo, que se conserva en el referido Archivo General Militar de Madrid (Signatura: CUB-50/14), aparece firmado y rubricado por su autor. Está coloreado a la acuarela en varios colores y presenta una relación de las estancias y dependencias del torreón, indicadas por clave alfabética. En el reverso del plano, figura el título, el autor y la fecha, pero no consta en el mismo el lugar donde se hizo, aunque suponemos que haya sido ejecutado en La Habana. Figura, además, como en el de la bahía de Cárdenas, la inscripción "S. Arango". Al ofrecer a los lectores de las ya imprescindibles y siempre sorprendentes Memorias de la Ciudad, en vísperas del aniversario 192 de su fundación, estas informaciones, lo hacemos con la satisfacción de poder arrojar nueva luz sobre los primeros meses de vida deuna de las poblaciones más prosperas, cultas y e ilustradas del siglo XIX cubano, al tiempo que rendimos homenaje a todos aquellos que contribuyeron, de una manera o de otra, como fue el caso de José Díaz, a su establecimiento y progreso. Pie de fotos. - Planos y Perfil del Torreón que se proyecta construir en la Bahía de Cárdenas, por el Teniente Coronel de Ingenieros José Diaz. S/l., 27 de Setiembre de 1828. 47'8 x 66'6 cm. Escala [ca. 1:77], 20 Varas Castellanas [= 21'5 cm]. Archivo General Militar de Madrid — Ubicación: PL — Signatura: CUB-50/14 — Código de barras: 2125877. - Plano de la Bahía de Cárdenas, por el Teniente Coronel de Ingenieros José Díaz. Cárdenas, 2 de Setiembre de 1828. 61.7 x 63.2 cm. Escala [ca. 1:42871], 6000 Varas Castellanas [=11'7 cm]. Archivo General Militar de Madrid — Ubicación: PL — Signatura: CUB-67/16 — Código de barras: 2126049.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA