Por: Ernesto Alvarez Blanco.
Historiador de la Ciudad.
Hace más de 10 años, que el poeta, periodista e historiador Roberto Bueno Castán (Cárdenas, 1933 - 2002) nos obsequió una colección del periódico cardenense “Prensa Libre” , encuadernada en un volumen pero en muy mal estado de conservación. La referida compilación contenía los ejemplares de esta publicación correspondientes a los seis primeros meses del año 1935.
Como quiera que resultaba imposible preservarlos de esta manera – la encuadernación estaba en pésimas condiciones y el paso del tiempo había hecho estragos en numerosos ejemplares – convinimos Roberto y yo, en que lo mejor sería conservar intactos aquellos números que lo merecieran y recortar del resto los artículos, anuncios, notas de prensa, trabajos literarios, etc. que era necesario archivar para futuros trabajos investigativos.
Para mi sorpresa – Roberto ya los había leído –descubrí muy pronto un interesante conjunto de trabajos periodísticos y literarios escritos para “Prensa Libre” por la entonces principiante escritora Dora Alonso; los cuales nos dimos a la tarea de leer, organizar y preservar de inmediato.
Unos años después, en el 2001, facilitamos una parte de ellos al editor cubano Omar Perdomo, biógrafo de la escritora, quien no los había podido consultar. Con posterioridad, en el mes de febrero del 2003, al exhibir algunos de esos recortes en el Museo a la Batalla de Ideas, como parte de la exposición que sobre la historia de la literatura cardenense presentó la Oficina del Historiador de la Ciudad durante la celebración en Cárdenas de la Feria Internacional del Libro, estos llamaron la atención de Edel Morales, Vicepresidente del Instituto Cubano del Libro, y de otros distinguidos visitantes, los cuales nos animaron a reunirlos en un volumen, que lamentablemente aún conservamos inédito.
La autora de los artículos, poemas y trabajos literarios reunidos en este libro, nació en el poblado matancero de Recreo , luego Máximo Gómez, el jueves 22 de diciembre de 1910 y falleció en La Habana el 21 de marzo del 2001. Aunque su verdadero nombre era Doralina de la Caridad Alonso Pérez de Corcho, se dio a conocer en el mundo de las letras cubanas y extranjeras simplemente como Dora Alonso.
Así, aparecieron firmados los artículos, poemas, cuentos y otros trabajos literarios publicados por ella en “Prensa Libre” desde que en el mes de septiembre de 1934 , fecha en que las páginas de ese diario de información, fundado en Cárdenas en ese mismo año por Rafael Palmer , “... gentilmente se abrieron para recibir mis pobres concepciones” – como dirá la escritora poco después – a petición de sus redactores, quienes la visitaron en Máximo Gómez para invitarla a colaborar con la nueva publicación periódica, y el 1 de abril de 1935, en que este periódico local dio a conocer el último trabajo calzado con su firma.
El primer artículo publicado por Dora en “Prensa Libre”, del cual lamentablemente no se conserva, que sepamos, copia, fue utilizado por su autora para arremeter contra los politiqueros de la época y pronunciarse a favor de la Pentarquía .
Cuba vivía en la época en que Dora Alonso escribe y publica estos trabajos periodísticos y literarios uno de sus más complejos y controvertidos períodos históricos, el cual se caracterizó – al decir del prestigioso historiador cubano Julio Le Riverend – por:
“... una crisis muy profunda, por razón de que una huelga de maestros destinada a obtener para éstos una serie de reinvidicaciones básicas se fue transformando, por el apoyo de otros sectores, en la famosa huelga general de marzo de 1935, en la cual los partidos burgueses opuestos al Gobierno provisional de Mendieta pretendieron hacer participar a grandes núcleos de empleados y funcionarios públicos y al resto del proletariado de cuello blanco. La huelga comenzó con un potente hecho revolucionario de tipo general, pero bien pronto en algunos de los sectores indicados más arriba y, especialmente, a causa de la traición de los dirigentes que habían pretendido desencadenarla y cayendo bajo la brutal represión del Ejército y de la Policía a las órdenes de Batista . La derrota de la huelga general de marzo de 1935 por las razones expresadas más arriba, representó no solamente el último hecho de gran fuerza en la ola revolucionaria del pueblo cubano que se había iniciado en el año 1929, sino también, en buena medida, representó el inicio de la caída vertical del prestigio que injustificadamente había logrado capitalizar el ABC . Por otra parte, significó también un lento proceso de desprestigio de la tesis llamada insurreccionalista que, tras el asesinato de Guiteras (8 de mayo de 1935), había perdido la poca significación revolucionaria que hasta entonces tuviera, transformándose a partir de esta fecha en una simple actitud demagógica que, en definitiva, no tendía más que a forzar a los viejos políticos, agrupados en torno a Mendieta, a que dieran cabida en sus combinaciones a nuevos políticos no muy diferentes de ellos”.
Precisamente muchos de estos complejos y gravísimos problemas, cuya solución era vital para el destino futuro de la Isla y de sus habitantes, fueron tratados con energía, valentía y dureza por la escritora, quien desde su natal Máximo Gómez rompía lanzas por los más humildes y por una solución justa a los males que afligían a su Patria.
Tanto en Máximo Gómez como en Cárdenas, a donde viajaba por entonces con frecuencia, Dora pudo palpar por esos días la grave crisis política y económica que sufría la nación y las funestas consecuencias que las mismas traerían para los cubanos.
En el caso de Cárdenas, por ejemplo, esta había dejado de ser un próspero puerto comercial, abierto al comercio de azúcar y de otros productos con el mundo para convertirse, en opinión del poeta local Felipe Wilson, en una “... ciudad dormida”. No obstante, desde las páginas de “Prensa Libre” y de otras publicaciones , los intelectuales locales se encargaron de llamar a la conciencia de los cardenenses y de los vecinos de los poblados cercanos para lograr que el pueblo sacudiera “... su indiferencia insana, / y que sienta, al unísono de su febril transporte, las ansias ideales de la conciencia humana (...) ”.
En 1935 Dora Alonso, aunque provenía de una familia acomodada – su padre, David Alonso Fernández (La Rubiera , Asturias, 1859 - ?, ?), era un rico terrateniente y criador de ganado – y, por tanto, de formación pequeño burguesa, estaba incorporada a la lucha que se libraba en todo el país por una Cuba mejor, pues había ingresado, poco después de que Antonio Guiteras Holmes se separó de Ramón Grau San Martín , en Joven Cuba , organización fundada por el primero en 1934.
Militando en las filas de Joven Cuba es que Dora, quien fue también Secretaria del Comité Gestor del Partido Revolucionario Cubano Auténtico en Cárdenas, escribe los trabajos literarios, poemas y artículos que conforman este libro. Estos últimos son – al decir de Imeldo Álvarez García– “... tajantes y convulsos, escritos en una prosa anunciadora de la gran periodista que habría de ser (...)”. .
Y aunque más de una vez, según reveló ella misma, le hablaron “... voces amistosas, de poner silenciosamente, un bálsamo calmante sobre la herida de nuestra pobre Cuba.“ y se le sugirió “... un alistamiento en las filas beneméritas de las enfermeras para procurar el restablecimiento de una paciente que amamos y esta (sic) enferma con un mal que tiene la última posibilidad de curar por medio de otras curas más enérgicas que el de la suavidad de las unturas analgésicas... ”. ; continuó diciendo verdades en sus artículos, hasta tal punto, que en cierta ocasión fue mandada a encarcelar por el oficial del ejército que gobernaba la provincia de Matanzas porque no le agradó el tono desafiante de sus escritos.
Al respecto la escritora confesó en una ocasión que del artículo pasó “... al panfleto hasta alarmar a un Coronel de la provincia, porque decir las verdades solía traer ese resultado.” .
Como parte de su labor revolucionaria y clandestina en el seno de Joven Cuba, Dora Alonso no solo escribió panfletos y artículos sino que también, asistió con frecuencia a las reuniones de la organización, las cuales se efectuaban en la residencia del Dr. Antonio M. Maicas y Domínguez , ubicada en la calle de Laborde entre Calzada y Coronel Verdugo, y cumplió con éxito arriesgadas misiones, entre las que siempre recordaba la ocasión en que le tocó:
“... transportar de Cárdenas a mi pueblo dos niples destinados a volar los condensadores del central “España” . En el mismo tren iba, muy cercano a mí, el Jefe de Puesto de la Guardia Rural de mi localidad. Al final del viaje, cortésmente, el teniente me quitó el paquete de las manos, para ayudarme. Y comentó que pesaba bastante. Yo sonreí, diciéndole: “¿ No serán bombas, teniente? ”. Y me respondió: “¡Ya se cuidaría usted!”. Cuando depositó el paquete en el auto que me esperaba, ¡había que ver la cara que puso el chofer (compañero de Joven Cuba), pues había pensado lo peor...!”.
Además, participó en representación de la provincia de Matanzas, en la II Fiesta Intelectual de la Mujer, la cual tuvo lugar en 1935 en el Círculo de Bellas Artes de La Habana. Allí, pronunció una conferencia en la que abogó por la impartición de la educación sexual a los niños cubanos a partir del sexto grado. Así mismo, condenó enérgicamente el abandono oficial y el saqueo indiscriminado del presupuesto estatal destinado a la enseñanza. Este hecho le valió, con posterioridad, ser intimidada por el Capitán Estévez Maymir, Ayudante Personal de Fulgencio Batista Zaldívar.
“A partir de ahí, – recordará la escritora en una entrevista concedida en diciembre de 1983 a José A. Pola - tengo que ir capeando temporales. Me detienen en otras ocasiones, conozco el vivac por dentro... después paso a la lucha clandestina. Ese fue mi comienzo en el periodismo que considero la mejor experiencia como escritora”.
Por esa época – narrará Dora en 1987 al conocido crítico literario cubano Fernando Rodríguez Sosa - su madre, Adela Pérez de Corcho, nacida en el poblado matancero de Guamutas en 1880, con quien ella tenía desde niña una relación muy especial, pues la inició en el amor por la lectura y la literatura, “... estaba totalmente convencida de que era comunista, para ella el diablo, pero siendo su hija, ya el diablo no era tan rojo, era un poco sonrosado.”
Dora Alonso - quién había conocido unos meses antes en Cárdenas al revolucionario Constantino Barredo Guerra , el cual sentía por ella, según el Dr. Antonio M. Maicas y Domínguez, “... admiración y singular aprecio” y que luego fue su novio – se separa junto a él, en agosto de 1935 , de Joven Cuba e ingresa tiempo después, por invitación de Barredo y de Osvaldo Torres , quienes fueron con este propósito a visitarla a Máximo Gómez, en la Asociación Partido Unión Revolucionaria , cuyo Comité Gestor en Cárdenas fue creado en junio de 1937 . La escritora participó como Delegada en 1938, junto al ya mencionado revolucionario matancero Osvaldo Torres y a Salvador García Agüero, en la Asamblea y el Comité Nacional de este organismo del Partido Comunista de Cuba.
Al respecto, Dora reveló en 1988 al periodista cardenense Argilio Rodríguez G. que:
“Cuando Batista asesina a Guiteras, y Eusebio Mujal trata desde las últimas filas de la organización de apoderarse de ellas para utilizarlas en su beneficio personal, yo, como delegada, tuve un fuerte encuentro con él en Cárdenas, en la misma casa de Barredo donde trató de conquistar que yo abjurara de la renuncia que había presentado ya oficialmente. Al preguntarme las causas, le dije francamente: Dónde tu estés de dirigente, yo no puedo estar, porque tú ni eres revolucionario ni lo vas a ser nunca!. Y yo no me dejo dirigir por ti. Barredo pensó igual.”
Sobre cómo conoció a Constantino Barredo, quién encabezó en Cárdenas las actividades revolucionarias que se organizaron en la ciudad para protestar por el asesinato de Guiteras y Aponte, hecho este que le costó al joven revolucionario la prisión, aunque no pudieron demostrarle nada ; Dora le explicó a Rodríguez G. que en la época en que se conocieron:
“Los dos éramos muy jóvenes (...). Constante fue para mí algo que yo no pude apreciar en toda su magnitud en aquel momento. Pero ahora, transcurridos tantos años, me doy cuenta de que sus palabras y sus orientaciones alrededor del uso de la literatura como arma de combate en defensa del pueblo era realmente el camino correcto.
Yo era una muchacha burguesa. Constante en cambio, era un obrero que venía de humilde cuna. Cuando lo conocí trabajaba en una pequeña fábrica de tabacos que tenía su familia cerca del mercado en la ciudad de Cárdenas. Nuestras conversaciones empezaron por girar alrededor de la política en que los dos estábamos inmersos contra el imperialismo, contra el ejército mercenario y entreguista, contra los politiqueros que envenenaban y usufructuaban la Isla nuestra.
Poco a poco el interés amistoso se trocó en amor . Pero me duró muy poco la felicidad del encuentro amoroso, porque de acuerdo con su clase y el concepto del deber, Constante Barredo marchó a España para defender la República Española de las garras del fascismo. Cayó en su primer combate”.
Después de la caída en combate en España de Constantino Barredo, Dora Alonso continuó luchando por la verdadera y definitiva independencia de Cuba sin dejar de escribir nuevos cuentos, artículos y poemas, los cuales le valieron varios premios y reconocimientos. Más tarde, se establece en La Habana, aunque nunca olvidó los años de su vida que pasó entre Máximo Gómez y Cárdenas.
A esta última ciudad, escenario de la publicación de sus primeros trabajos literarios y periodísticos se sentirá atada a lo largo de toda su vida, no- solo por haber contraído matrimonio en 1956 con Fausto Rodríguez Sánchez, militante del Partido Socialista Popular nacido en Cárdenas en 1928; si no también por los numerosas contactos que tuvo con su vida política y cultural a lo largo de más de seis décadas.
Por tal motivo, Dora visitó en más de una ocasión, sobre todo luego del triunfo de la Revolución la Ciudad Bandera, recordándose aún por muchos intelectuales cardenenses las visitas que realizó a Cárdenas en marzo de 1975 para asistir a las actividades de la Semana Cardenense de la Cultura, primera de su tipo en el país, y el 2 de abril de 1988, con objeto de participar en el acto de develación de una tarja dedicada a honrar la memoria de Constantino Barredo, la cual fue colocada en la fachada de la casa en que este combatiente internacionalista cubano vivió con su familia en Cárdenas.
La ciudad y sus habitantes tampoco olvidaron los vínculos de Dora Alonso con Cárdenas y en 1980, con motivo de su 70 cumpleaños, estrenaron la obra de teatro “El Cochero Azul”, basada en el libro homónimo para niños y que utiliza como escenario varios sitios de la geografía local. Así mismo, el 20 de diciembre de 1970 se fundó en la Casa de la Cultura local el Taller Literario “Palomar”, que fue trasladado en 1983 a la Biblioteca Municipal “José A. Echeverría” y que agrupó, con éxito, a numerosos pioneros cardenenses aficionados a la literatura.
A continuación, y como un modesto aporte a la commemoración del centenario del natalicio de Dora, el cual se celebrará el proximo 22 de diciembre, El Cardenense pone a disposición de sus lectores 3 artículos y 2 poemas publicados por la destacada escritora en el periódico Prensa Libre de Cárdenas en la década del 30 del pasado siglo.
Un alma de mujer frente a la vida.•
Deslumbramiento y temor: en el primero todos los goces y las ilusiones de su psicología complicada y sutil... en el segundo, miedo a la reacción imprecisa de su yo ante lo inmenso del camino a seguir que nada dice al que ha de recorrerlo. Sentir dentro de la individualidad el impulso magnífico del trampolín de la voluntad es fácil para todas, pero conservar, ya a la deriva, la dirección de aquello mismo que se tomó por norma y finalidad es algo lleno de terrores para el alma femenina que quiere abrir sus alas y volar muy alto, donde su ideal luminoso y veloz la aúpe para depararle la visión soberbia de la victoria.
Una eclosión de luces interiores: he aquí su reacción manifiesta ante el descubrimiento de su significado de productora de energía pasional y absorbente en el hombre. Como cegada, siente en vertiginoso movimiento nada más que aquella sensación de seguridades que la arroban y al mismo tiempo la inquietan...
Comparte a medias lo que ella misma procura y busca, cuando todavía no ha podido mirar fijamente su objetivo de finalidad en el hombre. Ella quiere egolátricamente su encantamiento personal subyugante; ama su yo, y refleja con desgano una pequeña luz sobre aquello que la venera, pero luego más tarde, cuando la hora de la razón disipa el rebrillar ilusorio de sus vanidades femeninas y biológicas, cuando despierta impetuoso su espíritu y habla alto con voces de imperio y de valor ¡entonces siente miedo!. Quiere obedecer pero no sabe como, su ruta tan sencilla antes, tan natural, tan fácil para su personalidad inquietante de mariposa loca que vuela solo para darse el gusto de lucir y provocar con sus alas la ambición y el deseo de posesión en el sexo contrario, se hace difícil porque entrevé horizontes amplios que sus alas frágiles, endebles, no se atreven a desafiar.
Entonces comienza la lucha de la frivolidad y la vanidad femenina, del narcisismo juvenil contra el espíritu noble, recto, capaz y deseoso de tener matices propios y decisiones serias para enfrentarse con una personalidad vigorosa.
Y mientras “fémina” llora y se amedrenta, la “mujer” avanza venciendo los débiles obstáculos del “alma mariposa” y asalta prejuicios y dobla frivolidades y toma fortines de egolatría e invade campos abandonados y en ellos siembra y cuida las semillas de las capacidades.
Y cuando se posesiona de todo cuanto cree innecesario para la nueva labor a emprender, cuando ha borrado con tesón indomable la personalidad anterior que era espejismo de luces matinales, no está todo acabado, aún queda la interrogación de ese nuevo espíritu forjado a los rayos más nobles de la voluntad que ha de sentirse perplejo y temeroso pese a la garantía de su valor. Como resto atávico de aquella “alma mariposa” que fuera antes, sufre a veces deslumbramientos súbitos que la conducen y la extravían dolorosamente por vericuetos morales de atracciones múltiples...
Hay veces que surge misteriosa la nueva personalidad; otras, en cambio, en un acecho cualquiera, el terror prende como llama devoradora, o el cansancio o la reacción sufrida ante un fracaso y entonces queda para siempre fosilizada dentro de un cuerpo femenino un espíritu débil parpadeante, indeciso, mitad mariposa, mitad mujer, que impiden la proyección magnífica del “yo”, sobre una personalidad individual.
Welles vs. Cuba.•
Benjamín Summer Welles ha trepado ágilmente de nuevo al púlpito de las intromisiones nacionales de Cuba y según parece maquina otro nuevo Gobierno, sin más ni más, sabedor de las muchas sabandijas cubanas que galoparan desaforadamente a cumplir órdenes suyas tan pronto sus deseos de mayordomo de casa grande lleguen claramente expresados a los oídos de los lacayos de Wassingthon (sic) en Cuba.
Parece que aquel diplomático ducho en meter cizañas que padecimos durante unos meses, está dispuesto a pasar apresuradamente la escoba sobre el carrusel gubernamental que propiciará para tratar de tapar los ojos al pueblo, que ya está convencido de las malas artes de este tinglado de facto; y cree el sabichocho yankee que tal vez poniendo otros muñecos al tío vivo de Wall Street, se alarguen un poco más la vida de los servicios cómodos que recibe E. U.
La zafra que se aproxima va a ser el cohete final de esta fiestecita, esto, naturalmente, no pasa por alto a los ojos de los expertos diplomáticos de Uncle Samm (sic) , que por muchas seguridades o ilusiones de que dispongan, comprenden que será imposible tratar de darle matices bien intencionados a sus manejos. El azúcar cubano estará como siempre en manos de especuladores “rubios”. Toda aquella futura grandeza que rebrilló en las promesas de cuantos tomaron parte en el gobierno de Mendieta , sobre las bienandanzas económicas nacionales por medio del dulce producto cubano, no ha sido más que otra mofa descarada de ese conciliábulo criollo - americano que nos estrangula; y como ya estamos tocando el principio de este desastre azucarero que será la zafra de 1935, los astutos hijos de norteamérica (sic) quieren poner el parche antes que el tumor de todas las protestas se levante para hacerles pasar un mal rato.
Claro está que ya nadie hará caso de ese ni de ningún otro camino que se indique o imponga. El pueblo está harto de tanto engaño, se ha hecho escéptico a fuerza de desengaños, cazurro a fuerza de traiciones, decidido a fuerza de hambre y ahora desea verse libre por medios de cualquier clase y no consentirá imposiciones ni cambios de controles que de todos modos serían iguales a estos de ahora porque también estarían atados a las solapas diplomáticas de embajadores extranjeros.
El campesino cubano que era no más que una masa dúctil en las manos del capital, ya está curtido a los soles de todas las especulaciones y las miserias y al fin ve claramente de donde vienen todos los males que azotan...... Ya no es aquella humilde pasividad que los inducirá a doblegar las espaldas poderosas y tostadas, requiriendo la afilada “mocha” para trabajar bárbaramente de sol a sol, sin más recompensa que morirse de hambre. Ni el pequeño colono tiene la ceguedad de la ignorancia para no comprender que las empresas americanas que le roban lo suyo y los trituran en los “tanders” de Wall Street como a la caña de sus fincas, los del Central poderoso y soberbio, solo tienen la protección oficial de un Gobierno. Y sí ese Gobierno cae... hombres de hechura y fibra cubana ocupan su lugar... !ya se cuidarán esos Trust abusivos de obedecer leyes nuestra (sic) y de bajar la cerviz tan altiva y llena de desprecio a todo lo que no sea suyo!.
Y estas verdades se dibujan claramente en dobles caracteres: para el nativo que sufre y es oprimido, y para Benjamín Summer Welles, enemigo público número uno, de la República cubana. Por esto apresuradamente tratará de caricaturizarnos otro Gobierno.
Pero no podrá conseguirlo. La Nación entera tiene el firme propósito de hacer buenas las palabras de un Coronel: “Mendieta será el último Presidente que tendrá Cuba”, agregando solo a tan jupiterinas palabras: que tendrá Cuba... puesto por los americanos.
Diga Usted, Señor Presidente.•
Sr. Presidente: mañana se va a cumplir un año de gobierno presidido por su persona; mañana será el primer aniversario de su exhaltación al Poder de la República cubana, y queremos, llevados en nuestra seguridad de su franqueza, hacerle unas preguntas q. (sic) para todos encierran vital interés. Como patriota q. (sic) se jacta a todas horas de amar su país, van dirijidas (sic) nuestras interrogaciones, si pensáramos por un solo instante que podrían tomarse nuestras ingenuas preguntas como irónicas burlas, ¡oh, entonces, Carlos Mendieta y Montefur, lanzaríamos polvo sobre nuestras cabezas y lloraríamos desconsoladamente en señal de completa contrición!.
Señor Presidente: , (sic) diga usted: ¿Qué se ha hecho en el lapso de doce largos meses en bien de la Patria? ¿Dónde están las promesas hechas en nombre de la Revolución, de esa Revolución, Coronel, que llevó hacia la eternidad tantos amigos y compañeros suyos?.
Nosotros, pese a que nos sobra buena voluntad para otear el más mínimo bienestar del pueblo que su persona gobierna, no vemos más que todo lo contrario a la menor justicia que se pudiera administrar. Grau San Martín abandonó el Poder viendo como augurio fatal que el traje blanco tan impoluto que llevaba usted al escalar la Presidencia Provisional, ya estaba salpicado de sangre! de la sangre del pueblo que pedía a gritos que se quedara Grau, y el que fue (sic) ametrallado salvajemente por orden de un señor oficial del ejército frente al mismo Palacio. Sobre la solapa de ese traje, además, se delineaba tenuemente una veta de lodo americano que lucía bastante mal sobre el dril tropical. Esos fueron dos avisos prometedores para los que quedábamos formando el remolino espectante (sic) del pueblo...
Señor Presidente, diga usted: ¿Qué se ha hecho del Poder civil? No vemos más que uniformes, estrellas, rifles, garantías suspendidas, millones para fundar cuarteles y festejar la tropa y órdenes para cerrar escuelas. ¿Y dónde están los revolucionarios que podían (sí pensamos que usted es un Presidente puesto en nombre de la Revolución) afianzar las garantías de un período de mando honrado y capaz? Mire, mire hacia allí: eso es el Castillo del Príncipe (¿recuerda que usted supo de la tiranía asesina de Machado cuando su persona sufría encerrada todas las penalidades de la prisión?) Pues (sic) en este Castillo, hacinados , y vejados, están los genuinos representantes de la libertad. Los Tribunales de Sanciones contra los porristas, ahora se llaman de Urgencia. Por ellos desfilan día a día todos los que pudieran arrojar la ignominia de nuestra tierra. ¿Qué es esto, Coronel?...
Señor Presidente, diga usted : ¿Por qué se atropella a la Prensa revolucionaria, y a los apapipios infectos que venden su pluma y su poquísima dignidad a todos los gobiernos, se les mima como cochinillos en ceba?.
¿Por qué en esta época bajo su mando, aparecen cadáveres perforados a balazos y el misterio más profundo envuelve las circunstancias anormales de estos hallazgos que dicen acusatoriamente muchas duras verdades en su mismo silencio?....
¿Por qué a estas horas, al año justo de marcharse Grau, aclamado por su Pueblo, los planazos cobardes levantan cardenales malditos sobre las espaldas frágiles de la ley juvenil en las calles de las ciudades cubanas?.
¿Por qué el tesoro esta (sic) exhausto?. ¿Por qué los hombres de su confianza roban cientos de miles de pesos y no están vistiendo el traje de presidiarios y picando piedras en las canteras del penal, en vez de hacerlo los obreros que otra vez son perseguidos y acorralados como fieras dañinas?.
Diga, usted, diga usted rápidamente todo lo que pueda en bien de justificación de estos horrores. Coronel Mendieta, mire su traje blanco ¡ya no tiene color, sangre y lodo lo cubren y ¡oh, Presidente! Hasta su rostro tiene pequeñas gotas de ese maquillaje repugnante......
Señor Presidente, diga usted por qué Cuba convulsa, loca, desesperada, siente los primeros y atroces dolores de parto forzoso de otra Revolución....
Plegaria.•
Señor, llego hasta ti desfallecida
Y a tus pies abrazada, voy dejando
la angustia del dolor que me está ahogando
y el anhelante grito de mi vida.
Señor, fija tus ojos en la herida
que me lacera el corazón cansado.
¡Apiádate, Señor, tu que has pasado
del Gólgota el martirio y la subida!.
¡Mira que de rodillas te lo pido:!
Señor, dame el sosiego que he perdido
O que cegados mis sentidos sean!.
Indiferencia•
Ya todo me da igual.
No necesitas encubrirte, Vida,
Para asestar la herida
o para separarme a todo mal.
Ya estoy tan agotada, tan dolida
que no es posible más.
Si piensas asustarme, Madre Vida,
ya no lo lograrás.
Mira: Ya endurecí mis sensaciones,
ya perdí mis consuelos
y arrastré mis amadas ilusiones;
si tienes el anhelo
de maltratarme más y así gozarte
de mi pena y mi duelo,
no lo podrás hacer
pues ni tengo alegrías que perder!.
Y si me traes el Bien en vez del Mal
Tampoco cambiará mi duro ser.
¡Ya todo me da igual!.