viernes, 17 de mayo de 2013

Por sus 90 años: Homenaje de El Cardenense a Marta Arjona Pérez, destacada defensora del patrimonio cultural y los museos cardenenses

En vísperas del Día Internacional de los Museos, El Cardenense rinde homenaje de admiración y respeto a una importante personalidad de la cultura cubana, la Dra. Marta Arjona Pérez (1923-2006), quien hubiera cumplido sus 90 años el pasado 3 de mayo. El web máster de El Cardenense - Ernesto Alvarez Blanco - tuvo el placer de conocer a la Dra. Marta Arjona y le debe además, el haber podido concluir sus estudios de museología así como su primer viaje a España, entre otras muchas atenciones y deferencias. Por sus 90 años. Marta Arjona: su otra manera de crear Por: MARTA ROJAS. Tomado del periódico Granma.Marta Arjona Pérez habría cumplido 90 años el pasado 3 de mayo. Las artes plásticas y la ciencia de conservación del patrimonio de las naciones fueron los distintivos fundamentales del quehacer de esta intelectual, que ha dejado muestras de su obra en casi toda Cuba. MARTA ARJONA (1923-2006). Como artista de la plástica su creación original le fue reconocida desde los años de aprendizaje en San Alejandro con galardones de alumna de mérito, fundamentalmente, por sus primeros lugares ganados en modelaje, y luego durante su perfeccionamiento en París como becada de la especialidad de Cerámica de l`Ecole de Metiers d¢ Art y l¢ Ecole d¢ Arts Apliques. Ya en Cuba, a partir de 1949, incrementó su espiral creativa como integrante de un grupo de jóvenes artistas que se nuclearon en el legendario Taller de Santiago de Las Vegas, bajo la dirección del maestro Juan Miguel Rodríguez de la Cruz y colaboradores tan brillantes como Amelia Peláez, René Portocarrero, María Elena Cubrías y otros maestros. Fue definitivamente el barro la materia prima que distinguió su creación, y sus obras de cerámica pronto trascendieron en el ámbito de las artes plásticas. Unos años después el intelectual José Antonio Portuondo escribió que en Marta Arjona se unen de forma eficaz y apasionada la creación de sus propias obras y el impulso a las de otros. Se refería, en primer lugar, al empeño permanente como el de la Galería Nuestro Tiempo que fundó y dirigió la joven artista. Del mismo modo ocurriría en centros culturales como el Lyceum del Vedado, en el cual obtuvo la beca que permitió sus estudios en París. Arjona hizo importantes murales y colaboró en otros diseñados por notables artistas, entre ellos se distingue el mural de la entrada del actual Ministerio del Interior, realizado por Amelia Peláez con su colaboración. También en el periodo 1960-1976 colaboró con René Portocarrero en el gran mural de cerámica para el Palacio de la Revolución y con Mariano Rodríguez en el mural de la Escuela Vocacional Lenin. Su labor como crítica tiene ejemplos insoslayables: su especialización en las obras litográficas de Honoré Daumier, en los tesoros del Ermitage, así como en la gigantescas obras de Orozco, Rivera y Siqueiros en México. Esos trabajos suyos constituyen elementos de obligada referencia, no solo en Cuba. Algunos han pasado por alto a la fotógrafa Marta Arjona, cuya temprana afición por la cámara hizo de ella una profesional. El arte de la fotografía le atrajo siempre y podría afirmarse que no hubo obra de restauración o conservación propuesta en su labor patrimonial que no estuviera fotografiada por ella, antes y después de lograrse su aprobación. Una de las muestras, en este punto, son las muchas y variadas fotos que tomó en París, en diferentes momentos, a Alejo Carpentier y a otros intelectuales y artistas, aunque nunca las expusiera en galería alguna, que sepamos. Sin embargo, no pocas han sido publicadas, sin la identificación de la autora. El respeto a la fotografía, como arte, siempre fue defendido por ella en todos los foros. DISTINTA MANERA DE CREAR En 1982, en una entrevista concedida por la doctora Arjona a El Caimán Barbudo, titulada La Rebelión en los Museos, la directora del Consejo Nacional del Patrimonio dijo: "Mi renuncia a la actividad artística no me afectó en lo personal ni tampoco en mi sensibilidad porque la Revolución significa más que todo eso. Yo me vi realizada como artista, porque con este trabajo también estaba creando beneficios para todos. Se trata de una distinta manera de crear". Esta actitud la asumió Marta Arjona desde 1962. Se resume en una disposición revolucionaria singular que escribió de su puño y letra, en una simple hojita de papel, el Comandante Fidel Castro, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, dirigida al compañero Pepín Sánchez, entonces encargado de los bienes de personas que abandonaron definitivamente el país a partir de enero de 1959. Un día le pregunté a la doctora Arjona (todos la llamábamos doctora) si había estudiado Filosofía y Letras. Me respondió sonriente, mientras sacaba de una gaveta de su escritorio un pequeño papel manuscrito y me dijo: "Mira mi diploma". Leyó: Pepín: Colección china de Jade. Muebles de estilo museable. Cuadros de pintura. Entregar esto a la compañera Marta Arjona, Fidel Castro Ruz. Habana, Junio 13,62. Desde ese día ella se entregó de lleno al servicio de la conservación del patrimonio cultural. El nombramiento en la Gaceta Oficial vendría después, y otros más hasta su puesto especializado en la UNESCO. Más de una vez la visité en su casa y pude admirar algunas de sus obras, pero nunca, por decisión propia, volvería a colocar ninguna de ellas en las galerías, hasta que un día el compañero Eusebio Leal, como Historiador de la Ciudad, tuvo la encomiable deferencia de homenajearla con una muestra a la cual ella asistió como invitada. Ya Marta Arjona, hacía años que había recibido el reconocimiento a la labor de rescate del patrimonio arquitectónico de Cuba, otorgado por la Fundación de Monumentos del Mundo, en Nueva York (1965). Serían numerosos los cargos que desempeñó en el ámbito de la salvaguarda del patrimonio nacional y mundial en la UNESCO, en organizaciones no gubernamentales y museos del mundo. En cuanto al patrimonio nacional su primer proyecto, aprobado por la UNESCO, fue la declaración de Patrimonio Mundial del Centro Histórico de La Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones como bien cultural. Ocurrió en la VI Reunión del Comité de Patrimonio, en París, en diciembre de 1982. A esta declaración de bien cultural le siguieron las siguientes: el Centro Histórico Urbano Trinidad y su Valle de los Ingenios, el Castillo San Pedro de la Roca, de Santiago de Cuba; el Parque Nacional Alejandro de Humboldt y otros centros históricos de carácter cultural, paisajes naturales, Patrimonio Oral e Inmaterial, como la Tumba Francesa de Santiago de Cuba; Paisaje Cultural del Valle de Viñales y otros valores excepcionales de Cuba, hasta el año de su muerte, ocurrida el 23 de mayo del 2006. Un persistente y profundo trabajo dedicó también a los museos. Basta leer su libro Recuento, donde compila numerosos trabajos que publicó. El volumen lo dedicó a estudiantes e instructores de Arte y en relación a los museos, dice: "Deberán lograrse cifras mayores (de asistencia), lo que se conseguirá en la medida en que se desarrolle el interés por la función educacional y cultural de los museos como centros de educación permanentes". Del propio libro retomo su concepción del arte: "Se ha dicho que nada acerca más a los pueblos que la mutua comprensión del espíritu, y que no hay exponente más claro del espíritu que el arte en sus diversas manifestaciones". Así lo asumió Marta Arjona a lo largo de su vida, de ahí que vio a la Revolución "como una manera diferente de crear", según sus palabras.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA