martes, 14 de mayo de 2013
Los enigmas de Moisés Finalé
POR: TONI PIÑERA.
Tomado del periódico Granma.
Frente a sus creaciones pictóricas, el espectador se conmueve por tantos enigmas. Contemplarlas resulta como visitar el gabinete de Pentesilea, la adivina del Renacimiento, o caminar por el Antiguo Egipto; vivir como si estuviésemos en otro estado del cuerpo o como si participáramos ante una visión que resume la geografía universal y sus culturas. Es, en pocas palabras, como si viésemos nuestro rapto reflejado en un espejo
Todo ello se pudo apreciar en la galería La Acacia, donde el destacado artista cubano Moisés Finalé expuso un conjunto de pinturas de mediano y gran formatos, y algunos objetos escultóricos bajo el título Al lado del camino. Allí regaló sus visiones de un viaje por el tiempo que incluye los adentros del hombre.
Sus trabajos enfocan parajes remotos que construye en su mente y luego arma sobre las telas. Establece un juego de imágenes semánticas y pictóricas que despiertan en quien las observa múltiples evocaciones. Y las texturas/formas/situaciones que evocan personajes, objetos y fondos de sus pinturas parecen llegar desde distintas épocas vividas por el hombre en su bregar por la Tierra.
Para llegar aquí, Finalé ha desandado un amplio camino, aunque a decir verdad, desde sus inicios profesionales allá por los 80, el artista entregaba una de las obras más fuertes, personales y expresivas de la plástica cubana. Los años lo han enriquecido, y en su obra que no se adhiere a una tendencia específica, él armoniza todos los medios de la práctica profesional que ha conocido. Utiliza indistintamente los códigos del arte moderno y del postmodernismo, y estructura las imágenes con diversas gamas y tratamientos. Pueden deslizarse por sus superficies barrocas una técnica tradicional combinada, una distorsión lineal o un trazado punzante, algún brochazo informalista, una pintura libremente dispuesta y a veces chorreada, y hasta algún dibujo tomado de expresiones infantiles.
Contraponiendo técnicas, materias, formas, trazos y tonalidades alcanza una textura visual de alto calibre. Todo ello matiza un sistema pictórico que se vale de variados elementos míticos sincréticos, figuraciones bíblicas y objetos simbólicos. Su obra no tiene fronteras incluso en el estrecho límite de las telas o maderas, tejidos, donde se mezcla el acrílico con técnicas mixtas e incluso, el metal.
Por entre el entramado de sus cuadros hierven las vibrantes y cálidas masas de colores; los fondos restregados sin menoscabar la arquitectura; la armadura de gestos precisos son dados con la elegancia de una mano firme. De esta manera se puede también describir, mejor que clasificar, la pintura de Moisés Finalé.
Como un sonámbulo sobreviviente nos entrega visiones de viajes interiores, que después traduce con un trazo vigoroso y sutiles tonalidades que se acomodan entre las formas. Portadoras de un sólido rigor constructivo, sus piezas son, tal vez, reflejos de una vivencia onírica como si el artista obligara a su imagen a salirse de él y ya de retorno, con la imaginación transida de quiméricas anatomías, el arte del autor comenzara a unir lo disperso y a dispersar lo unívoco en una transmutación en la que clama, se retuerce y vibra el ingenio del artista por ordenar la realidad.
"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias
nuevas".
José Martí“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.
RAMIRO GUERRA