domingo, 4 de agosto de 2013
Virgilio Piñera: Cien más uno, ciento uno
Por: MSC Lorena Martínez
Recordar en su cumpleaños al mejor escritor cardenense del pasado siglo y uno de los más importantes a nivel continental es asunto obligado para El Cardenense. Dramaturgo, poeta, narrador o publicista Virgilio es una figura para no obviar. ¡Felicidades! .
Este domingo Virgilio Piñera cumpliría 101 años
Virgilio Piñera nace en Cárdenas, Matanzas el 4 de agosto de 1912 y fallece de un ataque cardíaco en La Habana el 18 de octubre de 1979. Su muerte, evento casi olvidado por instituciones oficiales, priva a los amantes de la literatura del mejor escritor cardenense que haya existido y uno de los creadores cubanos más esenciales del pasado siglo.
Poeta, narrador, dramaturgo, crítico, periodista y redactor publicitario entre otros oficios, este ser es ante todo un creador, cardenense renegado, cubano irreverente, crítico, cosmopolita, irónico, sensible, sensual, sarcástico, homosexual converso, extraño único en la literatura a nivel continental.
En la ciudad, de notable desarrollo cultural, termina sus estudios primarios alrededor de 1925 y marcha con su familia a Camagüey en la busca de mejoras económicas. De allí se traslada a la capital y luego durante una década aproximadamente reside en Argentina, país donde aparecen sus importantes libros: Cuentos fríos (1948) y La carne de René (1952), el cual siembra pautas en la narrativa homo erótica continental.
Hace vida literaria en La Habana rodeado de aconteceres nacionales, se adscribe a la estética del legendario grupo Orígenes, aparecen entonces dos libros de poemas excepcionales: Las Furias (1941) y La isla en peso (1943), extenso poema y la más importante crónica lírica que se haya hacho de la cubanidad y sus avatares. Su manera directa y poco trascendentalista les distancian. Al romper con los origenistas funda su propia revista Poeta, de la cual aparecen dos números. Colaboró con Espuela de Plata, Grafos, Lunes de Revolución, La Gaceta de Cuba y Unión.
Es el único autor cubano, hasta el presente, que ha sido capaz de tasar a esta Isla furiosamente y en su verdadero peso, desde la maldita circunstancia de estar rodeada de agua por todas partes: “La isla es esta y no otra. Como tal debemos aceptarla, con sus evoluciones y sus retrocesos...”
Tiempo y avatares convirtieron a su poesía en algo muy personal, de la que no habla pero no renuncia a practicarla. Conjuga mito y realidad, humor amargo, ironía y estilo mordaz: lo humano, lo divino y lo infernal están en Virgilio. Manera propia de defender la existencia de un nuevo “país del arte”, como única forma de sobrevivir y lograr no interpretaciones “últimas” a la obra artística sino el aprender a escuchar.
Inaugura la categoría del absurdo en la literatura latinoamericana Acoge como suya la ironía, la desvergüenza, el escepticismo, la desfachatez, lo inadmisible y las convierte en su marca. Individualiza misterios nacionales y los convierte en símbolo de frustración o de ilusiones perdidas. Gran parte de su obra (y la más importante) se publica antes de la Revolución Cubana. A su triunfo regresa a la patria; como buen cubano, cree en Enero y sus potencialidades. Aún así desde su entrada al ciclo estético revolucionario, su obra estuvo asociada a la polémica y a cierto recelo hacia sus propuestas.
La concepción aristotélica de lo verosímil es obviada por quien emprende la elaboración de un universo con sus propias reglas, desde ángulos muy poco comunes, donde el blanco predilecto del autor es la lógica racional y, la del lenguaje.
En 1968, Casa de las Américas premia a Dos viejos pánicos. Su última obra teatral escrita fue El encarne (1969). Encerrado y alejado de todos aligual que el mayor de sus amigos-enemigos origenistas Virgilio, muere el 18 de octubre de 1979 a causa de un ataque cardíaco.
La apertura hacia la modernidad y la comunicación caracteriza a este escritor, de relativo aislamiento en la narrativa cubana hasta la conmemoración de su centenario.
Me gustan los niños pequeños: para comérmelos
Asombra la diferencia de su obra con los cánones literarios predominantes, cuando aparecen sus Cuentos fríos, de los cuales diría en más de una ocasión que su frialdad es solo aparente, las criaturas son máscaras de un carnaval con poderío mayor: “… el autor está bien metido en el horno y como sus semejantes, cuerpo y alma arden lindamente en el infierno que él mismo ha creado…”
Son cuentos concebidos a partir de la realidad acostumbrada para ubicarlos en una cotidiana irrealidad que, a simple vista, se confunden con lo fantasmal y reflejan: “… la vida que yo hacía en la época en que los escribí…”
Desmantela su rigidez en textos como La carne, breve relato de 1942, donde se denuncia el envío de reses cubanas a los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial. Parodia de humor negro, revive la picaresca nacional: el ingenio vence la adversidad. Quien se niega a consolar su apetito con vegetales, resuelve el dilema de la carencia haciendo un hermoso filete de su trasero izquierdo. La auto-antropofagia resuelve el problema colectivo de la falta de carne.
El infierno de una exquisita y estricta síntesis brinda una versión turística del mito bíblico, como oferta que el hombre se hace a sí mismo para solucionar conflictos. Semejante ocurre con ese clásico que es El insomnio, donde los lectores son copartícipes del desvelo del protagonista, establece un balance entre imparcialidad e irrealidad.
También sucede en La batalla, donde los ejércitos no acatan la orden de sus generales, obligándolos a montar cada uno en un tanque y librar un enfrentamiento personal que los lleva a la muerte.
Desde ese punto puede comerse una montaña de mil metros, un hombre entrar al cuerpo de su madre para volver a embarazarla o ser el viejo que viaja en un coche de niños (El Viaje) lo que apunta hacia un retruécano entre el tiempo, el espacio y la normalidad del receptor. Un lector especializado, no ingenio, puede asumir: “la presencia metafísica del cuerpo luchando contra la incorporeidad del suceso trae por consiguiente un supuesto erotismo plástico distante de la verosimilitud inverosímil del texto”.
En su voz, sobria, sin altibajos, subvertidota de la lógica, cada palabra funciona como una composición donde imagen, texto y titular se fusionan para lograr el difícil proceso de comunicación con el lector. Dos hombres de espaldas al atrio colocan — ¿o descolocan?— las cintas mientras la fastuosa cola de la novia va “...perdiéndose en la caja del coche, indicando claramente que la boda había terminado...”.
El narrador, impactante en su primera persona roba con su tono neutro la posibilidad del asombro. Cuenta con perfecta coherencia e impavidez lo habitual y no insólito de nadar en seco. Establece relaciones desde un ritmo único donde frases breves prevalecen sobre las necesariamente más largas, y signos de puntuación inquietantes aparecen junto s diálogos acompasados en un mismo bloque.
Aprovecha refranes, elementos populares, conversaciones, y las repeticiones como si todo ello fuera parte de cualquier posibilidad insular hasta lo infinito. En ellos lo trascendente descansa sus límites y el poder es un juego Inter.-textual y del entorno de cada personaje.
Una continuidad de esta atmósfera se encuentra en sus libros Un fogonazo, Muecas para escribientes y Cuentos Completos cuyos textos transitan entre la diáspora, muerte, autenticidad y suicidio en una rara especie de amargas carcajadas.
Un ser altamente teatral
Así se consideraba a si mismo. El teatro es su más importante fase de creación, absurdo desde una perspectiva nacional que integra lo mítico, la mujer, la cotidianidad, un seguir el juego como ocurre en la que ha sido considerada su más importante obra teatral, de mayor renombre: Aire Frío, reproducción o reflejo de la propia familia del autor.
La buena salud dramatúrgica se mantenía desde su primera obra teatral: Clamor en el penal (1937) , a la que le sigue Electra Garrigó (1948), cubanización del mito griego: reducción de lo ético-épico a un aparente choteo de diálogos claros, poéticos, sensuales, polémico, agresivo y de simbolismos punzantes. Tildada de “un escupitajo al Olimpo” , es una de las más representativas obras de la dramaturgia nacional a mediados del siglo XX. En ella, la sensualidad del mito se yergue como posibilidad infinita, diálogo interminable, que asume la insularidad como parte del mito clásico de la antigüedad.
En la revista Ciclón, (1955) publica Los Siervos, pieza que aún no ha sido estrenada. Dos años más tarde estrena Jesús, por el grupo Prometeo. Se pone en escena Falsa Alarma, farsa en un acto y La boda, bajo la dirección de Adolfo de Luís, en la Sala Atelier, un año después. En 1959 publica El flaco y el gordo;.En 1960 sale a la luz su Teatro completo por vez primera. En 1962 se estrena la que ha sido considerada su más importante obra teatral Aire frío, escrita ya desde cuatro años antes.
En ellas Virgilio va: “...de lo exterior a lo interior, de lo particular insular a lo universal, en la escondida conciencia del sujeto lírico…” , la tragicomedia en cada escena o narración, con elevado grado simbólico, sensualización y ambivalencia cíclica y relación antagónica y dialéctica de la mueca, la risa, el llanto y la realidad.
Casa de las Américas premia en 1968, Dos viejos pánicos, estrenada por el grupo colombiano La Mama en 1971. Su última obra teatral escrita fue El encarne (1969). Diez años después, muere.
En Aire frío, obra en tres actos y nueve cuadros, una familia cubana de modestos recursos se niega a proletarizarse, intenta defender sus valores logrando recrear todo un absurdo gris, irreal, familiar lleno de cubanidad.
De Electra Garrigó defiende la infinita espiral de Agamenon asesinado cíclicamente por Egisto con una fruta bomba como arma ritual. Mientras en Dos viejos pánicos, ese “¡Zas, zas, zas!” recurrente de Tota y Tabo los vuelve siempre a un punto casi inicial.
En ambos casos, el cuerpo humano y sus realidades son un medidor concreto del mundo, cuyos avatares definen las zonas de conflicto. Entonces, estilo, lenguaje y acción plantean una relación antagónica en su cosmovisión y finalidad estética. Es cuando Electra afirma: “Basta de locuras, somos humanos, y no podremos, no, no podemos despojarnos de las palabras ni de los nombres…” figura de un fuerte sincretismo paródico, diálogo donde se mezclan caóticamente diferentes signos culturales que se sirven de la palabra para dar a sus acciones un nuevo sentido.
Fríos en publicidad
Una gran carcajada terrible enriquece y recorre en Piñera la manera de comunicar cada mensaje, demostrando el absurdo, la irrealidad e imposibilidad del hombre de realizar por sí solo sus deseos.
Ello se logra con síntesis expositiva, impacto comunicacional, alto grado de novedad y pregnancia caracterizan a sus códigos expresivos con el estilo de las leyes comunicativas y de la publicidad, propaganda y promoción. Es una evolución conceptual, temática y estilística, que se acerca cada vez más a los códigos comunicativos, fundamentalmente por las repeticiones y paralelismos.
Y es que su trabajo como publicistas en Buenos Aires, sembró en el mismo determinadas líneas en su manera de escritura, de ahí el uso de refranes, frases populares, sentencias filosóficas, científicas, modismos y giros coloquiales que alcanzan un elevado grado simbólico. Encuentra su estilo en el discurso publicista de los cuarenta/cincuenta y su relación antagónica entre su cosmovisión y la finalidad estética que busca.
En consecuencia, la prosa de Virgilio exige siempre una respuesta al mensaje emitido, sugiere la fusión de lo posible y lo imposible mediante un programa de acciones donde lo sensorial lleva peso principal. Disuelve su narratividad en función de comunicar a un insistente receptor o anunciante (en primera persona) que requiere la escucha de un cadencioso monólogo interior proferido para no ser percibido por nadie.
Con una forma única, irrepetible y singular Piñera combina impacto y dinamismo para ofrecer solo aquello que es estrictamente necesario. Un código de lectura cerrado —nunca nadie sabe realmente lo sucedido— armoniza con otro abierto y aparentemente sencillo. Brinda de manera dosificada, información para lograr que se asimile lo desconocido, con una argumentación implícita, encargada de convencer como una promesa satisfecha.
Utiliza el asombro para conquistar al receptor-lector, con una estructura clásica de story board o guión promocional: una idea desarrollada en muy pocas palabras con un mensaje final que unido con diferente mediaciones al titular o texto de presentación, donde aparece ya la médula del mensaje.
Técnica comunicativo-piñeriana que responde a requerimientos promocionales, donde tanto el quis (quien), como el quid (que) de lo anunciado no se pueden obviar, ni tampoco el ubis (lugar), ni los medios o motivos de la acción.
A Virgilio no le era desconocida la comunicación publicitaria donde lo mínimo se hace esencial. Es en Cuentos fríos que aparecen por vez primera estas técnicas y características en la narrativa nacional. Claridad, precisión y síntesis le permiten convertir la vertiginosa y accidentada caída de dos alpinistas en una visión novedosa donde al final los ojos de uno admirarían de su compañero “la hermosa barba gris que resplandecía en todo su gloria”.
Síntesis, textos fundamentalmente gráficos, titulares que dan solución a los problemas, legibilidad, pregnancia e información detallada para lograr un cambio de actitud en los lectores tienen permanente vigencia como parte de la función comunicadora del lenguaje.
Atractiva sequedad, economía de palabras y dinamismo comunicativo caracterizan esta obra de cuentos humanos, aparentemente sencillos, inquietantes, breves y entusiastas que quieren despertar el interés del lector de una manera diferente.
El universo piñeriano cumple con las principales funciones y características de la comunicación en tanto brinda de manera dosificada, información sobre el tema a tratar, desde diferentes puntos de vista, de manera sistémica y de acuerdo a una determina idea para que sea asumida o no por cada lector.
Argumenta persuasivamente, convence a sus lectores de la necesidad de asumir el absurdo como parte de su cotidiano, existiendo siempre en ellos una satisfacción y un satisfactor que vende mediante una promesa al absurdo de lo habitual.
La repetición constante de elementos de manera para convencer, sin que el receptor pueda salir de su propio círculo, estilo, lenguaje y acción en el mensaje mediante una relación antagónica en su cosmovisión y finalidad estética es otro elemento comunicativo junto la síntesis el impacto, alto grado de novedad y pregnancia
Virgilio garantiza que el texto narrativo llegue a su público, quien puede elegir si leerlo o no, encontrar sus propias respuestas y perspectivas en dependencia de traumas, motivaciones y el entorno que le rodea.
Mediante el uso de canales comunicativos precisos como la teatralidad, los textos, diálogos sensualidad, metáforas precisas, simbolismo punzante; titulares, mitos, absurdo, mundo familiar; uso de jingles, refranes, sentencias filosóficas, científicas, publicitarias, modismos elementos de lo popular logra vender su producto: el absurdo cotidiano de nuestra insularidad.
El absurdo comunica cuando se convierte en canal para informar sobre la irrealidad e imposibilidad del hombre de realizar sus deseos utilizando un determinado orden, una manera de colocar las palabras, su diseño en el texto ritmo, y sugerencias que evoquen determinadas sensaciones y actividad.
Cien más uno conmemora y rinde homenaje, desde El Cardenense de su ciudad natal, el nacimiento de uno de los grandes suyos, recuerda su aniversario. Rápida y obligada mirada sobre quien siempre habría que decir nuevas cosas y que para mantener vivo hay que estrenarle y leerle no como a una sagrada vaca sino como si fuera un contemporáneo nuestro de quien mucho seguramente vamos a aprender.
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"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias
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José Martí“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.
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