miércoles, 5 de marzo de 2014

El cuadro, espacio mágico.

Por: TONI PIÑERA. Tomado del periódico Granma.
Orden, ritmo y simetría animan, entre otros elementos, nuestra cotidianidad, garantizando estabilidad y goce. Estos principios estéticos existen en la naturaleza reproduciéndose desde la micro a la macro escala, afianzando ese goce inherente a lo humano que muchos dan en llamar belleza. Ataviado, en parte, por este principio armónico, el cardenense Juan Arel Ruiz basa su producción artística en la armonía per se. EL ARTISTA JUNTO A UNA DE SUS OBRAS. FOTO DEL AUTOR Juego de colores y formas puras se integran en sus excelentes obras. El artista ha venido desarrollando en esta última década una obra minuciosa. Sus composiciones constituyen abstracciones donde líneas, figuras, ritmo y color se confabulan en una cosmogonía singular. Su actual muestra Al rojo vivo, abierta en la remozada galería Olga Vallejo de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) de la ciudad de Cárdenas (Matanzas), y donde se exponen once piezas (óleo/lienzo) de mediano y gran formato, es exponente de ello. Trabajador tenaz, se interna en la materia con la cual labora y se identifica; al punto de crear obras que alcanzan una fuerza y un purismo plástico que sorprenden las miradas. De ahí que, luego del contacto con el quehacer pictórico de Juan Arel Ruiz (Cárdenas, 1963), podemos llegar a una conclusión: esta es la pintura en toda su energía y delicadeza, misterio y simplicidad, espíritu y materia. Porque el tiempo ha ido desnudando la labor plástica del artista. Ante sus trabajos se impone un hecho: que decir más con menos elementos no se debe a una preocupación de carácter puramente formal, sino a un proceso necesario de derivar la propia experiencia pictórica hacia una expresión que, reducida, haga de la sutileza un medio rotundo para avanzar el impulso que siempre ha guiado su labor pictórica. Pero lo más característico y personal de Juan Arel —quien ha cursado estudios de pintura, dibujo y grabado en los niveles elemental, medio y superior, y es graduado del ISA, 1988— son los grupos, ya sean de animales (en este caso "sus" gallos y polluelos), objetos y abstracciones, que constituyen el tema de sus cuadros, bañados siempre por una luz monocorde, sin estridencias. A partir de su figuración empieza a aparecer la densidad de la materia, como un pretexto para ir acercándose a una abstracción de formas in-concretas, un juego de valores que centra el cuadro. Este acercamiento a la abstracción lo encontramos en muchas de sus obras, casi en la mayoría, a partir de un cierto mo-mento de la evolución. Juan Ariel se vale, en primer lugar, de una imaginación ilimitada que unida al talento lo ha llevado a experimentar sobre las variadas superficies con disímiles materiales e ideas, dando como resultado obras que poseen fuerza y versatilidad técnica hasta alcanzar su más cabal definición. Sus cualidades armónicas mantienen el equilibrio de la composición, y el observador se siente conmocionado ante una pieza que emite una vibración tan vital. La pasión que Juan Arel Ruiz imprime a sus obras se traduce en un cúmulo de sensaciones que comparte con el que la observa, lo que facilita la percepción de las atmósferas sugeridas en cada uno de los universos recreados, haciendo un todo de color y forma. El artista intenta entablar un diálogo con el espectador, quien guiará el acontecer de la obra artística, y establece su propia lógica interna y de ella ha extraído su riqueza y el interés que aporta.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA