domingo, 29 de septiembre de 2019
María Luisa Toledo de Viladiú: Una cardenense distinguida.
La labor pedagógica, comunicacional y de defensa del hacer femenino cardenense tienen en la protagonista de estas cuartillas, un paradigma. Recrear la vida de María Luisa Toledo, Chichita, casi a un siglo de su desenvolvimiento vital, es tarea necesaria para el patrimonio intangible de la ciudad
Por: MSC Lorena Martínez Faxas.
La protagonista de este trabajo, María Luisa Toledo de Viladiú es una de esas mujeres quienes asumieran la defensa de su femineidad y quehacer no en el combate directo sino desde la visión clásica femenina. Cardenense, nacida en 1899, no se han encontrado noticias de ella posteriores a 1960.
Comunicadora, poetisa, maestra, narradora y periodista fue eje de su “altar doméstico” familiar para desde el irradiar hacia actividades literarias, periodísticas, pedagógicas y culturales. De acuerdo a la labor realizada por Chichita en los medios, a las noticias sobre ella en periódicos republicanos locales y a sus textos, ella puede convertirse en paradigma del quehacer de la comunicación de género republicana en la ciudad.
En sus noticias, programas radiales, textos María Luisa buscará, conscientemente o no, la creación de productos comunicativos que incluyeran la mirada femenina, “el abordaje de la mujer tanto como objeto y sujeto social como en sus proyecciones culturales” . Transita: “entre la imagen y la historia, la utopía y el espacio concreto, lo mítico y el realismo directo”, relacionado a la vez con el vínculo real del texto con su entorno cultural, clase, condiciones socio-históricas
Desde su participación en el Comité cardenense pro-Avellaneda, con menos de veinte años, la jovencita junto a su hermana Rosa Amelia, está dispuesta a asumir una manera de decirpropia sin abandonar en ello el discurso impulsor de la familia y sus valores seculares, la representación de la mujer como refugio, ciudad, reflejo de sí misma y sostén familiar.
La Toledo, además de periodista y profesora, fue una poetisa menor con composiciones de cierto encanto y nostalgia. De acuerdo a algunos textos nace en 1899, fecha que no parece confirmada en documento alguno.
Nacida en un hogar de medianos recursos era de familia emprendedora, donde el empoderamiento femenino, al parecer, predominaba. Su hermana Rosa Amelia, casi diez años mayor que ella, alcanzará un destacado rol político local al ser la primera mujer concejal de la ciudad. También amante de las letras, Rosa Amelia, escribió a cuatro manos con su hermana algunas composiciones periodísticas. Fue autora de los versos declamados, en la ciudad, por el centenario de la Avellaneda, cuya calidad era de lamentar.
Pedagoga de la comunicación
Las primeras referencias de María Luisa Toledo se encuentran en relación a su labor pedagógica. Dice el expediente existente sobre ella en los fondos del Museo Oscar M. de Rojas que, en 1902, muy jovencita, inicia su trabajo en la escuela pública, y que con tan poca edad ganó una beca pedagógica en los Estados Unidos, la cual no pudo aprovechar por su corta edad y no estar autorizada a salir hacia aquel país por sus padres.
Acá hacemos constar porque nos preocupamos por su fecha de nacimiento, no hemos podido comprobar si esta beca sería 1912 y no 1902, como aparece en los documentos consultados o que hubiera nacido antes de la fecha encontrada en los fondos del referido museo.
Durante muchos años trabajo con Herminia Labbitt en la escuela Superior Primaria de Cárdenas y la escuela Llaca. Junto con Herminia y Ana Bolet (encargada de la música) escribió el texto del himno de este último centro. Fue directora de la escuela Pública No 3 de Cárdenas.
El 19 de junio de 1924, consigue el Premio Estela Bruch por su labor como profesora, siendo la única cardenense que obtuvo dicho galardón. Es la única maestra de la provincia que alcanzó Diploma de Honor (1927) por su labor pedagógica de excelencia y por más de 25 años trabajando en un aula, firmado por el presidente de la república de la época (Gerardo Machado).
Se alza con el premio del Concurso Martiano de 1935, recibe homenaje como pedagoga por parte del diario local El republicano. En esa misma década (aún está por confirmar la fecha) publica un cuento, para uso escolar, en la revista La nueva escuela. Según el diario local El Comercio, en el acto de fin de curso 1939/1940 de la Escuela Superior, María Luisa Toledo fue la encargada del discurso de graduación en la Sala Martí de dicho centro.
En el programa aparece el estreno de dos obras de teatro, escritas por la maestra, actuadas por las propias alumnas. Una de ellas Teodorita, (al decir del redactor de la publicación), destaca en su tono y carácter costumbrista, como un juguete cómico, adaptado al ambiente callejero. La otra de obras, cuyo nombre no aparece recogido en la prensa, trabajaba lo patriótico, tema que la profesora siempre estaba dispuesta a hacer valer.
Al decir del periodista Felipe Diago, en El Heraldo de Cárdenas (1932), María Luisa es una educadora incansable, que integra el amor al periodismo y a la pedagogía. Ejemplar conferencista, promotora del buen uso de la lengua natal, eximia y culta periodista, fue quien único logró unir radio y educación locales en la República.
En los cincuenta la profesora María Luisa recibe numerosas condecoraciones entre ellas el ofrecido por el Rotary Club de la ciudad, mientras la propia escuela Llaca la reconocen como profesora insigne del lugar.
Asume que es necesario enseñar más allá de las aulas y ve un camino para ello en la divulgación de artículos y anuncios en el periódico y los medios masivos de comunicación locales. Convence a los dueños de la emisora local (actual RCB) de la necesidad de combinar la academia con el medio radial y pronto comienza su actividad oficial de brindar clases para todos, mediante conferencias clases oficiales con un programa radial, cada viernes, llamado La Hora Escolar, de la cual ella era guionista, directora y promotora principal.
Anunció su sección en la prensa local, principalmente en el diario La Antorcha, donde aparecen semanalmente los temas de las emisiones radiales, caminos y objetivos de cada conferencia radial a las cuales sumaba unían a elementos musicales para atraer a los receptores hacia los mismos. Es el único programa de la emisora que se anunciaba en la prensa exponiendo además temas a tratar.
Así pudimos recoger temas dirigidos a la historia del trabajo local (21/5/1931), la historia de la pedagogía (30/4/1931), de enunciados filosóficos, asuntos propios de mujer, procesos de enseñanza, cultura, literatura y poesía, los cuales desfilaban en la voz de María Luisa. Los anuncios promocionales de dichas conferencias se mantuvieron apareciendo hasta mediados de los cincuenta.
Muchas de dichas conferencias fueron posteriormente mecanografiadas y editadas para su uso como material escolar o para algunas personas interesadas. También se brindaban ejemplares de las mismas a quienes participaban en las obras de beneficencia a las que era muy aficionada.
Aunque es imposible conocer el éxito o no de dichos programas creo se puede considerar que su permanencia por más de veinte años en el éter mida su eficacia comunicacional.
Poetisa y periodista social
Una de sus primeras apariciones públicas, siendo muy joven y ya iniciada su carrera periodística, es cuando en 1914, la nombran Presidenta del Comité pro-Avellaneda local, para coordinar los festejos a celebrar por el centenario de la poetisa. Desde entonces, el periodismo, la poesía y su narrativa se constituyen en un ininterrumpido quehacer de gran significación social.
Es una de las pocas mujeres locales que logró editar un libro de sus textos, (imprenta Caparó, Cárdenas, 1938). Uno de los pocos ejemplares sobrevivientes de La tragedia eterna, se encuentra en los libreros del museólogo Ernesto Álvarez Blanco.
Libro propio al de la literatura provinciana que, en estas pequeñas imprentas solía publicarse, no aporta mucho de valía a la historia de la literatura local aunque su autora, antes y después de su salida, obtuviese diversos premios literarios a la par que una carrera periodística digna de la mayor atención.
Destaca en el año 1922 su relato A la manigua, de tema patriótico el cual gana Premio en los Primeros Juegos Florales (nacionales) celebrados en la ciudad. Dicho cuento se publica en periódicos locales, además de editarse en folletos casi artesanales los cuales eran enviados a las escuelas o a quienes entregaban donaciones para sus obras sociales Ese mismo año se casa con el periodista José Viladiú y escribe/ publica su Canto a la Bandera.
Disímiles comentarios rodearon al texto, entre los que destaca positivamente el del habanero Diario de La Marina, que subraya sus valores patrióticos, su aparición en La Antorcha, Cárdenas Ilustrada, Le Miroir del Colegio Presbiterano La Progresiva, El Cardenense y El Debate entre otros contrastando con el muy ambiguo comentario sobre los valores del texto realizado por el célebre crítico y periodista capitalino Félix Soloni.
La labor benéfica que realiza en torno a los asilos de menores y de ancianos de la localidad y su preocupación por estos niños la llevan a ser declarada Benefactora Local, además de Socia de Honor de los Asilos de menores y Ancianos y de su Junta Dirigente.
Hay que tener en cuenta que en ninguno de sus trabajos la Toledo excede a su época, sino que tiende a establecer, transitar un puente, que pocas veces en su poética salta de lo hogareño doméstico a lo publicitario educativo social, campo donde es prolífica su actividad.
Trabaja con la prensa desde 1906 y ya en 1914 es redactora jefa del periódico La Unión, dos años después, el 17 de abril, le es dedicada la Página de Honor de Albores, otra de las revistas locales en las que colaboraba.
En 1917, publica en Cárdenas Ilustrada, el texto Crepuscular, prosa poética adolescente y muy a lo muchachas lánguidas de nostalgia. Oras veces se combinan las hermanas en sus trabajos, cuando Rosa Amelia publica en la prensa textos como El pasaje de Belén, Ensueño (cuento) o los ensayos La mujer en la política cubana y El asilo local. Mientras María Luisa se hacía cargo, durante todo el 1921, de la página literaria de la revista El Debate.
De 1923 a 1925, escribe en El Popular la sección diaria De la vida, trabajó además en la sección dominical de El Debate, la página literaria de El Tiempo (1913), en la Aurora (1913), Albores (1915), Cumbres, Soñado (Santi Spíritus, 1916), en la revista ilustrada El sendero (1924), periódico El Mundo (1921). Fue corresponsal del diario La Época de Pinar del Río.
Trabajos suyos se publicaron eventualmente en las revistas femeninas Juventud (Jovellanos), Crisantemo (Perico), Pierrot (Matanzas) y en los órganos nacionales Cuba ilustrada, El correo de Cuba, Unión española, sin nombrar otras revistas locales, de poca duración, como El estudiante, Nueces, Germinal, La Vanguardia. Aun tuvo tiempo para, en 1924, estar entre las organizadoras de la Cruz Roja local
El tema patriótico no la abandona. En 1925 y 1929 publica las crónicas A Martí y A los estudiantes de medicina. Edita, en 1928, otro folleto Chrisma, también para la obtención de fondos, para uso escolar y señalar a los donantes al museo.
En esta ocasión el folleto asume un conjunto de cuentos de carácter legendario, “…tiernas historias de leyendas, escritas para los niños de los asilos, de un lirismo sentimental y hogareño…”, que se reparten gratuitamente a niños de dichas instituciones dice el columnista del Diario de Cárdenas, 1928)
Ya en los treinta esta dinámica mujer recoge frutos de su hacer periodístico anterior, integrando en 1932 el cuerpo de redactores de El Heraldo de Cárdenas, colabora con El Comercio desde 1934, año en que obtiene Primer Premio del Concurso Anual de la Prensa, por una de sus crónicas realizadas para dicho diario.
En las páginas literarias de Prensa Libre aparece un importante artículo de María Luisa valorando la declamadora Coralia de Céspedes, donde expresa que “no se sabe Coralia si emociona al verso o este a Coralia…”
Es una de las mujeres más referidas en la historia de la prensa cardenense, desde que en 1916 aparece por vez primera su nombre nacionalmente en el trabajo especial de Bohemia dedicado a Cárdenas (1916), y en el trabajo de Herminio Portell Vilá La prensa en Cárdenas del mismo año.
También es casi protagonista del artículo escrito por Martín Rojas (1934) sobre las mujeres en el periodismo, como anteriormente lo había sido en el comentario de Arturo Fitz Gibbon de 1932, cuando la evalúa como una periodista de sólido trabajo y prestigio, con una gran fuerza a la hora de hacer resurgir el trabajo y la imagen de la Asociación de Prensa local.
Combina lo anterior con su labor de publicista y promotora de la educación y trabajadora de cargos institucionales reflejado ello en la prensa local. Desde 1921 hasta 1925 fue Presidenta de Honor de la Asociación de Corresponsales de Cárdenas y entre el primero de 1921 y 1937 fue vicepresidenta de dicha asociación. En 1937 es nombrada Vicesecretaria tesorera.
Desde el respaldo matrimonial defiende derechos y opiniones femeninas, su derecho a estudiar y a preparase para un mejor matrimonio. la madre para ella es eje de la casa y su labor maternal, lo cual pondera en composiciones manuscritas inéditas que hemos encontrado como Día de las Madres o Flores rojas y blancas, al parecer preparadas para la prensa pero que no se llegaron a publicar.
Durante la década del cuarenta y muy cercano a los referidos cuadernos dedicados a las madres, se encuentra otro texto escrito con su hermosa letra y similar tinta, un extenso poema dedicado a su hija Reynecita (se respeta ortografía original) uno de sus textos con mayor experiencia metafórica, donde la luz se convierte en objeto de claridad, juego, misterio y objeto de belleza ante el asombro vital: “dulce empeño de ser lirio, de ser sueño, de ser aurora y madrigal”.
El 6 de abril de 1946 obtiene el Tercer Premio en el concurso anual del diario El Mundo. Durante estos años el hogar y su labor periodística la mantienen constantemente ocupada, tal es así que, a principios de los cincuenta la escuela nacional de periodismo Manuel Sterling, decide entregarle su certificado de la escuela como respeto ante su labor en el medio.
Ya en los cincuenta escribe diferentes artículos para solicitar ayuda para las obras sociales, se alía con los trabajos del comité Pro- Calles, Pro Liga de la Ceguera y beneficencia local. Las mujeres y su situación se convierten en tema de sus trabajos, al igual que dedicados a otras maestras y a las escuelas donde trabajan y los problemas que aquejan a las mismas, como el dedicado a la escuela Llaca, solicitando fondos para salvar a la misma. (La Antorcha, 1954).
No aparece su nombre entre los fundadores (1956) del Círculo Literario cardenense donde otra María Catalina Rodríguez continuaría sus pasos en cuanto a fundir la línea patriótica con la hogareña y social en sus versos.
Las últimas noticias obtenidas sobre esta mujer y su familia comentan de la enfermedad de Viladiú en 1958, en agosto del año siguiente él muere y con ello se terminan las noticias con respecto a esta poetisa, si se exceptúa la referencia al tributo brindado por el gremio de la prensa a su esposo el Día del Periodista local del mismo año.
A partir de entonces no se han encontrado, hasta el momento, noticias de una de las poetisas, escritoras y maestras cubanas del pasado siglo en cuya obra de manera más o menos mediada apareciera la mujer y sus afanes como centro de intereses.
La vida de la protagonista demuestra como desde sus aparentes posiciones de ser frágil y angelical, dedicadas a hijos, casa y luego a las labores sociales considerando a las letras como parte, se puede también defender posiciones fundamentalmente en una ciudad como esta de un acentuado movimiento cultural y literario desde su fundación.
Bibliografía
Archivo Histórico Municipal Colección de periódico La Antorcha (1930 a 1960)
Documentos y revista de la época
Archivo de Ernesto Álvarez Blanco ex historiador de la ciudad.
Gutiérrez, Milagros (2003) Esbozo histórico de la literatura en Cárdenas. Investigación inédita. Cárdenas.
Martínez Lorena (2005) Poesía con nombre de mujer Investigación inédita. Cárdenas.
Pino Yanetsky (2009): Género y poesía en las escritoras espirituanas. Ediciones Luminarias SS
Toledo, María (1938) La tragedia eterna Editorial Caparó Cárdenas.
"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias
nuevas".
José Martí“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.
RAMIRO GUERRA