Por: Ulises Rodríguez Febles, destacado dramaturgo cardenense
Tomado del Sitio web Atenas, Matanzas, agosto de 2012.
El 4 de agosto nació en Cárdenas, pero de 1912 Virgilio Piñera Llera, uno de nuestros más importantes escritores: dramaturgo, poeta, ensayista, narrador, hombre esencial de la cultura cubana. El 20 de julio, después de las actividades en la ciudad de Matanzas, nos fuimos a Cárdenas, a realizar el Coloquio: Virgilio, entre él y nosotros, organizado por diferentes instituciones de Matanzas y Cárdenas; pero especialmente a rendirle homenaje, junto a la tumba donde está enterrado y en el lugar donde existió la casa en que nació, que no fue la única donde vivió, durante trece años en la ciudad de Cárdenas.
La tarja que recuerda este hecho se encuentra en el muro, donde se encuentra actualmente la Escuela Víctimas de la Coubre. La tumba tiene un fragmento de su poema testamento. El haber asistido a estos dos momentos, me parecen irrepetibles y por eso dejé testimonio gráfico que se conservan en el Archivo de la Casa de la Memoria Escénica.
La tumba, blanquísima, conserva los restos de una de las figuras más paradigmáticas de la literatura cubana. Artistas, intelectuales, investigadores, directivos de la cultura y el gobierno nos acompañaron. Depositaron una rosa roja y Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura, dijo unas palabras a su amigo y maestro. Lo mismo hizo ante la tarja de la casa.
La ciudad de Cárdenas, ciudad de primicias, cuna de personalidades celebres, debía sentir orgullo, de que Virgilio viva eternamente, allí.
Este lugar, estoy seguro, muchos amantes de su literatura visitarán, buscaran. Conservar, cuidar su tumba, es después de estas acciones por el centenario, una acción obligatoria, concienzuda que deben mantener los directivos culturales; pero también de los artistas matanceros.
Después de descubierta la tarja donde estuvo la casa. Una tarja, solo eso, porque la casa no existe, dos niños muy pequeños se detuvieron a leerla. Eran vecinos del lugar. No sabían quien era Virgilio Piñera. No tienen porque saberlo. Quizás algún día lean sus textos y conozcan a un coterráneo, a un hombre, que aun dialoga con nosotros, desde sus páginas. Tal vez conozcan de su trayectoria biográfica.
Asistir a este hecho, de alguna manera me conecto, con mi época de estudiante, con muchas vivencias, conocidas sobre el autor de Electra Garrigó.
Quizás un día la tumba de Virgilio, se convierta en lugar de peregrinación, para que las rosas rojas, no sean las de una fecha marcada en el calendario. Quizás las autoridades y trabajadores del cementerio, consigan, con profesionalidad, guiar a los interesados hasta su tumba.
Visitar lugares así, es una manera de rendir homenaje, de mostrar admiración y respeto. Siempre es importante que las tarjas, sean más que la indicación de algo, un incentivo para la memoria.
La memoria hay que ejercitarla, con sus luminosidades y vacíos.
La historia local, que en Cárdenas, es riquísima no debe olvidar, que en aquella ciudad nació hace cien años Virgilio Piñera Llera.
Por suerte, un escritor cardenense como Alberto Abreu Arcia, galardonado con Premios como Casa de las Américas y Premio Enrique José Varona, de la UNEAC, ha dedicado significativos estudios a la obra de Piñera, y es, desde mi punto de vista, unos de esas rigurosas conexiones espirituales y de reflexión teórica y práctica – en esa ciudad - con el escritor.
Más allá de su centenario, más allá de las conferencias, los libros, más allá del esfuerzo y la pasión de los que hicieron posible estas conmemoraciones; hermosas y rigurosamente profundas en el conocimiento de su obra y también en ubicar- recordar espacios, relacionados con su vida.
Aunque Piñera es eterno. Desde Cárdenas, cuidar su legado – con múltiples iniciativas, que van desde incentivar investigaciones, indagar en los otros espacios de la ciudad relacionados con su vida, promocionar sus libros - es un camino, que empezó y debe continuar, siempre.
El 4 de agosto nació en Cárdenas, pero de 1912 Virgilio Piñera Llera, uno de nuestros más importantes escritores: dramaturgo, poeta, ensayista, narrador, hombre esencial de la cultura cubana. El 20 de julio, después de las actividades en la ciudad de Matanzas, nos fuimos a Cárdenas, a realizar el Coloquio: Virgilio, entre él y nosotros, organizado por diferentes instituciones de Matanzas y Cárdenas; pero especialmente a rendirle homenaje, junto a la tumba donde está enterrado y en el lugar donde existió la casa en que nació, que no fue la única donde vivió, durante trece años en la ciudad de Cárdenas.
La tarja que recuerda este hecho se encuentra en el muro, donde se encuentra actualmente la Escuela Víctimas de la Coubre. La tumba tiene un fragmento de su poema testamento. El haber asistido a estos dos momentos, me parecen irrepetibles y por eso dejé testimonio gráfico que se conservan en el Archivo de la Casa de la Memoria Escénica.
La tumba, blanquísima, conserva los restos de una de las figuras más paradigmáticas de la literatura cubana. Artistas, intelectuales, investigadores, directivos de la cultura y el gobierno nos acompañaron. Depositaron una rosa roja y Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura, dijo unas palabras a su amigo y maestro. Lo mismo hizo ante la tarja de la casa.
La ciudad de Cárdenas, ciudad de primicias, cuna de personalidades celebres, debía sentir orgullo, de que Virgilio viva eternamente, allí.
Este lugar, estoy seguro, muchos amantes de su literatura visitarán, buscaran. Conservar, cuidar su tumba, es después de estas acciones por el centenario, una acción obligatoria, concienzuda que deben mantener los directivos culturales; pero también de los artistas matanceros.
Después de descubierta la tarja donde estuvo la casa. Una tarja, solo eso, porque la casa no existe, dos niños muy pequeños se detuvieron a leerla. Eran vecinos del lugar. No sabían quien era Virgilio Piñera. No tienen porque saberlo. Quizás algún día lean sus textos y conozcan a un coterráneo, a un hombre, que aun dialoga con nosotros, desde sus páginas. Tal vez conozcan de su trayectoria biográfica.
Asistir a este hecho, de alguna manera me conecto, con mi época de estudiante, con muchas vivencias, conocidas sobre el autor de Electra Garrigó.
Quizás un día la tumba de Virgilio, se convierta en lugar de peregrinación, para que las rosas rojas, no sean las de una fecha marcada en el calendario. Quizás las autoridades y trabajadores del cementerio, consigan, con profesionalidad, guiar a los interesados hasta su tumba.
Visitar lugares así, es una manera de rendir homenaje, de mostrar admiración y respeto. Siempre es importante que las tarjas, sean más que la indicación de algo, un incentivo para la memoria.
La memoria hay que ejercitarla, con sus luminosidades y vacíos.
La historia local, que en Cárdenas, es riquísima no debe olvidar, que en aquella ciudad nació hace cien años Virgilio Piñera Llera.
Por suerte, un escritor cardenense como Alberto Abreu Arcia, galardonado con Premios como Casa de las Américas y Premio Enrique José Varona, de la UNEAC, ha dedicado significativos estudios a la obra de Piñera, y es, desde mi punto de vista, unos de esas rigurosas conexiones espirituales y de reflexión teórica y práctica – en esa ciudad - con el escritor.
Más allá de su centenario, más allá de las conferencias, los libros, más allá del esfuerzo y la pasión de los que hicieron posible estas conmemoraciones; hermosas y rigurosamente profundas en el conocimiento de su obra y también en ubicar- recordar espacios, relacionados con su vida.
Aunque Piñera es eterno. Desde Cárdenas, cuidar su legado – con múltiples iniciativas, que van desde incentivar investigaciones, indagar en los otros espacios de la ciudad relacionados con su vida, promocionar sus libros - es un camino, que empezó y debe continuar, siempre.
