martes, 23 de abril de 2013
Aniversario 115. El Bloqueo naval: inicio de la intervención imperialista
Por: GUSTAVO PLACER CERVERA CAPITÁN DE FRAGATA (R), DOCTOR EN CIENCIAS HISTÓRICAS, MIEMBRO DE LA ACADEMIA DE HISTORIA DE CUBA
Artículo tomado del periódico Granma del lunes 22 de abril de 2013.
A comienzos de 1898, los círculos más agresivos de la política estadounidense estimaron que había llegado el momento adecuado para intervenir militarmente en Cuba. En esta apreciación tenía un peso fundamental la situación político-militar de la Isla, donde la marcha de la guerra por la independencia, que se libraba desde hacía ya tres años, hacía avizorar la victoria de las fuerzas cubanas. Junto a esto, la prensa y los políticos norteamericanos venían desarrollando una activa campaña mediática en la que se enfatizaba en las atrocidades del régimen colonial español llevadas a su máximo extremo con el desesperado recurso de la reconcentración implantada por el general Valeriano Weyler.
En los cálculos de los intervencionistas se tenía muy en cuenta la superioridad de sus fuerzas navales para imponer su voluntad al adversario. Entre las formas posibles de empleo de esas fuerzas, el bloqueo naval desempeñaba un papel principal. Por ello, desde finales de marzo, una poderosa escuadra al mando del contralmirante William T. Sampson estaba concentrada en Cayo Hueso, el punto del territorio de Estados Unidos más próximo a Cuba. El día 21 de abril, Sampson recibió órdenes: proceder al bloqueo de las costas de Cuba desde Cárdenas a Bahía Honda. Bloquee Cienfuegos si lo considera prudente. Se estaba dando inicio así a la intervención militar de los Estados Unidos en Cuba.
Al amanecer del día siguiente, la poderosa escuadra norteamericana navegaba hacia Cuba. Aproximadamente a las tres de la tarde, los buques estadounidenses avistaron las costas cubanas y sobre las cinco estaban frente a La Habana, permaneciendo fuera de los 20 kilómetros de alcance de las baterías costeras.
El día 23, la fuerza bloqueadora recibió refuerzos. Sampson dividió entonces sus unidades en tres destacamentos: uno fue enviado a bloquear Cárdenas y Matanzas, un segundo destacamento permaneció frente a La Habana y el tercero fue enviado a patrullar desde La Habana hasta Bahía Honda. El 29 de abril, el bloqueo fue extendido a Cienfuegos.
Las fuerzas navales españolas que se encontraban en Cuba no tenían ningunas posibilidades frente a los bloqueadores. La denominada Escuadrilla de las Antillas estaba compuesta por buques anticuados, faltos en su mayoría de reparación y mantenimiento. En cuanto a la defensa de puertos y costas, el único puerto que contaba con obras y medios de defensa, más o menos adecuados, era La Habana.
El bloqueo propiamente dicho fue combinado con otros tipos de acciones como el hostigamiento a las defensas costeras y el corte de los cables submarinos de comunicación. Entre las primeras merecen citarse el bombardeo a las obras defensivas situadas a la entrada de la Bahía de Matanzas el 27 de abril y la fracasada incursión realizada el 11 de mayo en la Bahía de Cárdenas por varias unidades navales norteamericanas, en la que resultó averiado el torpedero Winslow y tuvieron los atacantes cinco bajas mortales y tres heridos. Ese mismo día, un destacamento estadounidense cortó varios cables submarinos en la entrada de la Bahía de Cienfuegos y sufrió en la acción dos bajas mortales y doce heridos.
Al conocerse por el mando estadounidense la noticia de la salida hacia las Antillas de la escuadra española mandada por el contralmirante Pascual Cervera, dispuso que sus mayores y mejores buques se dedicaran a su búsqueda. Días después, el 29 de mayo, se confirmó que Cervera había logrado entrar en Santiago de Cuba y, como consecuencia, los norteamericanos concentraron allí el grueso de sus fuerzas.
No obstante, se continuaron capturando presas y realizando acciones contra el litoral. El 13 de junio, un crucero auxiliar estadounidense sostuvo fuego contra un cañonero español y las baterías costeras en la entrada de Cienfuegos. El día 15, varios buques bombardearon posiciones españolas en la Bahía de Guantánamo y apoyaron un desembarco de infantes de marina. El 29, dos unidades abrieron fuego contra fuerzas españolas en la boca de Río Hondo y el 30 de junio fue atacado Manzanillo. Otra incursión contra Manzanillo tuvo lugar el 1ro. de julio. El día 2 fue atacado el fondeadero de Tunas de Zaza.
Después del 3 de julio, cuando la escuadra de Cervera fue aniquilada frente a Santiago de Cuba, el bloqueo naval de los puertos cubanos volvió a reforzarse y las acciones continuaron. El día 12 de ese mes fue perseguido y hundido cerca de Cortés, costa sur de Pinar del Río, el vapor Santo Domingo. Tres días después fueron bombardeadas las defensas terrestres de Baracoa. El 18, un fuerte destacamento naval estadounidense aniquiló a las cañoneras españolas que se encontraban en Manzanillo. Ese mismo día, buques norteamericanos hundieron al antiguo cañonero Jorge Juan en la entrada de la Bahía de Nipe. El 12 de agosto varias unidades sometieron a Manzanillo a un intenso e injustificado bombardeo. Mención aparte merecen los sucesivos bombardeos navales a que fue sometida Santiago de Cuba con el fin de aterrorizar a la población civil y presionar así al mando español a rendir la plaza.
Fue la población civil la que más sufrió las consecuencias del bloqueo. Téngase en cuenta que el país estaba devastado por tres años de guerra y, sobre todo, por los efectos de la reconcentración. Gran parte de los alimentos tenían que ser importados.
El comandante de un crucero alemán de visita en esos días en puertos cubanos nos dejó su testimonio de aquellos sucesos: Llegamos a La Habana el 1ro. de agosto (... ), el número de mendigos en las calles se había incrementado. Turbas de gente pobre se acercaban a los buques en pequeños botes para tratar de obtener algún alimento. Mujeres hambrientas, con niños en brazos, cubiertos de harapos, extendían sus manos pidiendo comida. Todo lo que flotaba era examinado por esa gente miserable (... ). Su sufrimiento era terrible. Estas escenas se repetían cada día, cada tarde...
"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias
nuevas".
José Martí“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.
RAMIRO GUERRA