martes, 22 de octubre de 2019

Oralidad cangrejera.

Cuentos y leyendas, dicharachos acompañan la identidad del cardenense, su caracterización social. Son las principales manifestaciones de su oralidad. Sobre algunas de ellas incide este trabajo iniciado por sus autoras cuando ambas éramos especialistas de literatura y que, en realidad, nunca logramos terminar Por: MsC Lorena Martínez y Lic. Milagros Gutiérrez. Ilustración de Samuel Maciques Villanueva para el libro Viejas Estampas Cardenenses de Roberto Bueno Castán (Ediciones Cárdenas, 1990).
A pesar de su importancia, la oralidad cardenense no ha sido tema de investigación local como ocurre con tantas demasiadas cosas que nos definen a quienes vivimos en este pueblo/ciudad situado al norte de la provincia de Matanzas y con hijos desperdigados por cualquier franja del planeta Tierra. Implica una manera muy específica de vernos desde lo popular, de caracterizarnos y recopilar algunos de sus elementos. Los cardenenses, como cualquier otra ciudad cercana a los dos siglos de edad, tienen sus maneras propias de historiar, hacer pregones, dichos y refranear idéntica y, a la vez, diferente a otros municipios de la provincia y zonas del país. También; producto de las constantes migraciones, su creerse más de cuatro cosas y su trato mayoritario con turistas de habla inglés o francés; suelen recepcionar, desde su lengua, muchos vocablos y palabras de manera especial. Cárdenas, ciudad se funda el 8 de marzo de 1828, destacó por un desarrollo comercial y sociocultural incesante. No es hasta principios del pasado siglo que inicia un aún no culminado proceso de decadencia. Constantes migraciones, su afán de empoderamiento, constante búsqueda de riquezas, la energía comercial, el carácter, su gusto por el juego y por las apuestas les caracterizaban en el siglo XIX al igual que un fuerte gusto por coleccionar, exhibir blasones, enamorar, conversar y entretenerse con cuentos locales. Solían tomar fuertes y violentas determinaciones, sobre todo en el entorno familiar y en la defensa de su ciudad. Durante el período republicano se mantuvo ese quehacer cultural propio, logrando un increíble auge de la prensa, el teatro, las artes plásticas. Con el triunfo de enero de 1959, se iniciaron nuevos transformaciones y esfuerzos políticos socioeconómicos, los cuales, con altos y bajos, se mantienen reflejados en anécdotas, cuentos, dicharachos, pregones y saberes y algunos se mantienen hoy por encima de otro tipo de migraciones, la destrucción mayoritaria de su patrimonio, siendo una historia tantas veces no escrita y hasta tergiversada de su oralidad. Como no vamos a hacer infinitos pinitos teóricos sobre los conceptos a utilizar solo partimos del presupuesto de considerar a la cultura como la huella que deja cada hombre sobre la tierra, asumiendo a la cultura popular como una relación, vigente en un espacio y tiempo deliberados con una autentica significación social, conjunto de actividades y valores creados, heredados y/o transmitidos por el pueblo para satisfacer necesidades de su vida cotidiana. La oralidad, como parte de esta cultura popular tradicional, puede definirse como aquella literatura o arte que utiliza la palabra hablada como instrumento de expresión en estrecha relación con las aptitudes, acciones y relaciones más consustanciales al ser humano, como lo más propio de él. Los textos propios de la oralidad son sencillos, espontáneos, directos, asequibles, picaros y cotidianos fundados a través de los saberes y la creatividad popular. Implica la transmisión directa de informaciones, la visión creativa del hablante, sus experiencias y necesidad de producir, crear un discurso con mayor o menor grado de espontaneidad. Sus funciones: informar, describir; valorar afectivamente y regular la actuación de las personas, conservando experiencias historias y elementos de lo popular construido en la propia comunidad. Se convierte en excepcional vehículo de mantener viva la memoria popular partiendo de su carácter popular, comunitario, su aparente irreflexibilidad, jocosidad, brevedad, elegancia, impacto y dialogicidad. Aportan a ella los gestos y recursos o elementos fónicos utilizados en la expresión del creador. Entre estos últimos se destacan el timbre de la voz, las inflexiones, el volumen, vocabulario, ilación de las ideas, textos utilizados y construcción de las frases, entonación, alusiones… Aunque la oralidad cardenense incluye, sobre todo, lo anecdótico, algunos refranes propios de la ciudad o del caserío de Guásimas llamaron nuestra atención. Encierran lo más auténtico de la cultura popular, su sabiduría a partir de las experiencias y vivencias acumuladas a lo largo de la vida. La mayoría llegan a la zona, al igual que al resto del país, de tres fuentes: la española, la africana. En los últimos años, sobre todo, a partir de las migraciones de las provincias orientales. Entre las especialidades más localistas se encuentran: • A más alta la subida, más dura la caída • Tinta en sangre y envuelta en esparadrapo • Oreja no pasa cabeza • Primero muerto que desprestigiao • Me da lo mismo darle betún a un negro que la puñalá a un par de zapatos • No hay negro guapo, ni tamarindo dulce • Ni muy muy ni tan. A Guásimas le pertenecen: • Favor con favor se paga. • Al que no lleva la carga le parece que no pesa. • A buen sueño, no hay cama dura. • La cáscara guarda el palo. • Estira los pies hasta donde te de la sábana. • Después de frito los chicharrones, vamos a ver la manteca Dicharachos y agüeros se integran a mitos, cuentos y anécdotas. Entre los primeros, llegados en los últimos años a partir de las migraciones de las provincias orientales se encuentran: • Está girá pa¨ mi cartón. • Le dieron más golpes que a un tambor. • El huevo hay que comérselo con cáscara y tó. • Se va el Cárdenas (alude a la salida de las guaguas desde la terminal de ómnibus hacia esta ciudad, aunque los más viejos dicen que se vincula a una salida de cabotaje hacia buques hacia esta ciudad.) Los agüeros como práctica adivinatoria se basan en la interpretación simbólica de señales, indicios u otros sucesos casuales. Sus contenidos locales se combinan con otros del país, con variados niveles de intensidad en la transmisión. Encontramos como “más propios” uno referido a la suerte: “Niño que nace con dientes, nace con suerte” y tres de ellos referidos directamente al dinero: • Si te pica la mano derecha, vas a recibir dinero. • Si te pica la mano izquierda, vas a soltar dinero. • Si malgasta a gusto el dinero a ti vuelve. Entre las frases que conllevan anécdotas está la de vivir como Carmelina (referencia a una de las hijas de José Arechabala, rico empresario de la ciudad) o la referida al médico chino, cuyo nombre fue Cham Bom-bia. Muy alto, de obligados ojos oblicuos y luengos bigotes. Se dice que en 1878 llega a la ciudad. Instaló su consultorio en la sexta avenida (Vives) esquina doce junto al cuartel de bomberos. Era como el Robín Hood de la medicina local: cobraba a los ricos y ayudaba con sus productos y pociones a los pobres (“Si tiene linelo paga pa mí. Si no tiene no paga: yo da la medicina pa gente poble”). Su fama descansaba en ello, además de su constante realización de curas maravillosas con hierbas cubanas y/o chinas entre otros tratamientos. Una mañana lo encontraron muerto en su camastro de la casa que siempre vivió en la ciudad, su muerte ha sido atribuida a un suicidio o a cualquiera colega envidioso de su fama. Otra anécdota que corre entre mayores es la siguiente, contada a nosotros por Freddy, tío de uno de los informantes de esta investigación: ¿Necesita ayude ahí? A todo el que visite Cárdenas por primera vez viniendo desde Vía Blanca, (Matanzas, Varadero, la habana) le llama la atención que le reciba a uno el cementerio, lo cual ha dado lugar a múltiples sustos, malentendidos y otros que si no han sido más es por el respeto que gran parte de los cardenenses tienen a ¨la vieja de la guadaña¨. Pues resulta que un chofer visitante de la ciudad se le rompió el carro, alrededor de las ocho de la noche, en la entrada del camposanto. Como era verano muy decidido levantó el capo del vehículo para ver si encontraba la causa del desperfecto. Era esa la época que Bartolo un negro mendigo loco de facha bastante estrafalaria había decidido dormir en los bancos de la entrada de la necrópolis local, Cuando el habitante del paseo de la entrada vio al chófer en apuros, se acercó suavemente y con la mejor voluntad del mundo le preguntó con su voz cavernaria, vacilante, grave y parecida ¨de otro mundo¨: ¿necesita ayuda ahí?, no obtuvo respuesta. A los pocos minutos entraba corriendo el chófer casi muerto en la estación de policía del pueblo, situada en ese momento a más de tres kilómetros del lugar de los hechos gritando; ¡un muerto!, ¡un muerto!, antes de desmayarse ante los que se encontraban en dicho lugar. Cuentos y mitos cierran esta relación. Los cuentos orales mantienen su presencia cubriendo esa necesaria franja de la imaginación pueblerina dedicada a imaginar sueños. Son narraciones breves de un suceso real o imaginario, con un reducido número de personajes que participan en una sola acción. Su finalidad es provocar en el oyente o en el lector una única respuesta, con variados niveles de intensidad en la transmisión. No se encuentran cuentos de marineros a pesar de lo integrado que está el municipio al mar. En el caso de Cárdenas y los cuentos populares destaca Tirso Rodríguez Almira, como exponente de esta modalidad. Nacido en Santiago de Cuba, este ingeniero de profesión se siente más cangrejero que algunos que nacieron aquí. En esta oportunidad no recogemos ninguno de sus relatos sino un cuento de los llamados “de miedo”, muy populares en la zona. Una historia para que pierdas el miedo. Me parece que usted es un poco miedoso y le hace mucho caso a lo que le dicen por ahí, por eso oiga este cuento que no es de miedo, aunque lo pueda parecer. Se lo dijo a tu abuelo a su abuelo cuando tenía más o menos tu edad. Ellos vivían por la finca la Luisa, allí decían que se veía una silueta y por más que los muchachos fuimos nunca vimos ná. A veces salían unas lucecitas y la gente dale que dale a hablar. Como ahora a veces, a pesar de que todos estamos más preparaös. Según el viejo, lo que había sucedido era que en toda la zona había muchos huesos de negros y hasta de mambises enterrados muy cerca de la superficie y allí entonces abundan los fuegos fatuos que yo no sé porque se forman, pero siempre que hay algo muerto grande enterrado, poco profundo, salen y ya. Esa luz aterroriza a los guajiros y a los muchachos como ustedes, quienes se ponen a creer que eran almas en pena. Busquen bien y se encontrarán con algún bicho grande yegua o res, que hace poco ha sido enterrado allí. Clasificamos como mitos, las historias tradicionales concernientes a esclavos asesinados en la zona y a la infaltable casa embrujada. Dicen así: Güijes rumbo a Cárdenas Cuenta que ella venía para Cárdenas con sus hermanos chiquitos y su mamá, había llovido mucho cuando pasando el canal (las investigadoras imaginan que se refiere al Canal de Roque en la carretera Máximo Gómez/ Cárdenas, muy cerca de la ciudad) sintió una cosa que se tiró del puente al agua y que vio como dos cabecitas nadando ¨” apurás”, les tiró una piedra y saltó un negrito chiquito como de seis meses y después se volvió a hundir. Nunca más lo vieron en ninguna parte de la ciudad. Los güijes de Lagunillas, hijos de esclavos …mi abuelo decía que los güijes son de Matanzas, de cuando la matazón de negros de 1844 a una colonia llegó los guardias Civiles y comenzó la matazón. Un matrimonio de negros esclavos se tiró al charco de un río que había por allí para que no lo machetearan. Luego empezó el comentario que salían una pila de güijes allí, pero salían nada más de noche porque le tenían mucho miedo a la gente. Los güijes eran los hijos de los esclavos que se tiraron al charco. Bueno, eso decía mi abuelo… La casa embrujada de Pura y Limpia: un mito de Guásimas Dice Samuel Feijoo en su libro que en la finca matancera Pura y Limpia (central Humberto Álvarez) existió una casa embrujada, en la que los instrumentos de limpieza se movían solos y se cambiaban de lugar. En la casa de la misma finca, una mañana se encontraba la señora preparando el café cuando a lo lejos sintió acercarse un caballo que se detuvo delante de la puerta de su casa. Reconociendo en el jinete a un viejo conocido ella lo saludó y le brindó café. El hombre tomó el café y partió. A las pocas horas le dijeron a la señora que el hombre se había muerto como dos días antes. BIBLIOGRAFÍA Fuentes bibliográficas: 1. Abad, Á. (1954): Historia de las Parroquias de Cárdenas y Varadero. La Habana: Editorial Guerrero, Cuba. 2. Alonso Pujol, G. 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"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA