jueves, 31 de octubre de 2019
Plaqueteando.
Soluciones alternativas a la promoción de autores locales, un llegar más allá de la nunca satisfactoria producción de las editoriales provinciales han sido a lo largo de este siglo las plaquettes cardenenses, algo de su historia resume en el presente trabajo.
Por: MsC Lorena Martínez Faxas
En los años noventa la crisis editorial nacional y su drástica reducción de los volúmenes publicados trajo al mundo editorial cubano otra nueva manera de editar: las Plaquettes, pequeños folletos casi artesanales en los cuales algunos afortunados podían editar/promover parte de su trabajo. Salida que no resolvía problemas, pero ayudaban a las esperanzas y a permanencia mínima del movimiento editorial nacional.
No eran nada nuevo. Su historia nace en el París del siglo XIX, con Rimbaud, Baudeleire, Mallarmé y otros poetas simbolistas. Al no tener presupuesto para publicar sus libros, decidieron escribir y editar pequeños folletos (Plaquettes) los cuales repartían entre amigos y rivales, para ser leídos en veladas, tertulias literarias… fueron una explosión, en Latinoamérica, a mediados y finales del pasado siglo.
Desde entonces, fueron y siguen siendo una solución alternativa a la crisis, para superar inconvenientes, cuando el camino tradicional no funciona o tiene problemas. Para su mantenimiento es Necesitan ser prácticas, costeables, exigen persistencia, creatividad y respeto entre los propios creadores y sus receptores.
Los Plaquettes tienen la ventaja de que, incluso, puede armarlos uno mismo. Son publicaciones tradicionalmente gratuitas o con un coste mínimo para pagar los gastos de producción, realizado para circular entre aquellos que tienen los mismos intereses del productor.
La tecnología actual permite pensar en su sustentabilidad, sus propias dimensiones favorecen estos propósitos, permitiendo la posibilidad de editar y promover textos a escritores quienes apenas comienzan.
Pero ya desde antes de la digitalización editorial, provincias como Matanzas habían utilizado soluciones semejantes a su necesidad de publicaciones. En Cárdenas específicamente son herederas de la riqueza periodística que caracteriza a su historia cultural.
Pudiera considerarse como el primer “Plaquette” local a la publicación realizada por las mujeres en 1862, bajo la égida de Gertrudis Gómez de Avellaneda y dirigido por su amiga María Verdejo. De estos folletos, llamados Hojas de Versalles no quedaron vestigio para la posteridad. No es hasta después del triunfo de enero y con el posterior auge de la cultura cardenense que la necesidad de “plaquetear” vuelve a resurgir.
Como antecedente a las plaquettes actuales no deben olvidarse periódicos, folletos, más o menos institucionales, que sobreviven irregularmente o publicaciones literarias o culturales esporádicas como El cangrejo de papel, La Gota de Rocío, El cardenense y otras realizadas en los llamados años de esplendor del setenta y ochenta.
No debe olvidarse la tarea realizada por especialistas de literatura, escritores y promotores literarios, entre ellos Alberto Abreu y Jorge Luis García, quienes emprendieron en más de una ocasión esfuerzos editoriales de este corte, todos ellos condenados al fracaso. Esfuerzos como Un fogonazo, Vrebe. La Gota de Rocío y otros han quedado en eso.
A partir aproximadamente del 2007 y ante la casi ninguna aceptación de originales de escritores primerizos locales por la editorial Matanzas, la idea de retornar a las Plaquettes vuelve a rondar a las especialistas de literatura.
En principio fueron semiclandestinas, sin casi ningún apoyo institucional, totalmente artesanales y dependiendo mayormente de la ayuda de “socios”, computadoras e impresoras prestadas, imprimiendo casi a escondidas de directivos y con ilustraciones a mano de artistas plásticos amigos o a expensas de los bolsillos de las especialistas literarias y los propios autores.
Pudiera hablarse de dos etapas en su expansión, una primera que alcanzó alrededor de los diez/once primeros números y una posterior ya financiada por Casa de Cultura y su dirección Municipal, lo que si permite una institucionalidad mayor implicó una reducción de sus tiradas, producto de los costos de su producción a manos de particulares.
En ambas etapas la letra que ha primado en las mismas por legible y eficiente es la Arial, doce puntos, generalmente sin ilustraciones internas. Ahora las carátulas son impresas y generalmente se utilizan obras de maestros de la plástica, fotografía y colecciónes de pinturas digitales de pintores cubanos y de corte universal relativamente a mano para su ilustración.
Cada Plaquette responde a determinadas coyunturas de la realidad local, gustos, intereses y posibilidadesde sus emisores, partiendo de potencialidades y recursos a disposición.
En los primeros tiempos muchas de las ilustraciones eran realizadas por Maribel Morell, quien una a una se ocupaba de su realización, sobre files, cartulinas recuperadas en las que usaba sus plumones, tinta, bolígrafos…
Papel maché, collage y otros intentos primitivos de técnicas de artes plásticas fueron intentadas, pero ocupaban demasiado tiempo y recursos por lo que hubieron de ser desestimadas. Diseñadores amigos como Joan Rivero, nos han apoyado.
Tres ediciones impactaron a sus públicos en el primer momento: Los cangrejos no empinan chiringas, dedicada a antologar la literatura infantil municipal, Pueblo sin memoria, un homenaje/denuncia de los escritores al patrimonio local ante el derrumbe del hotel Europa (2/2/2013) y La Parada de carácter costumbrista el cual constituyó un hito para su autor, quien nunca pensó en la posibilidad de ver publicados sus textos de dicha manera.
Durante esa etapa de primer hacer la poesía con seis entregas, fue el género más editado. Las otras oscilaron entre cuento, ensayo y literatura infantil con un promedio de treinta páginas, tiro y retiro, en el marco de la tradicional hoja de papel formato carta.
Esta logística no ha variado en su reciente desarrollo ni tampoco su estructura general de una página de presentación, prólogo explicativo de los porqués de la publicación que puede extenderse en ocasiones hasta un estudio más profundo del tema en cuestión.
En la última temporada, poesía y cuento mantiene un equilibrio convincente de ocho entregas para cada una de ellas. El ensayo se aprovechó de una de las jornadas de homenaje a Virgilio Piñera para dar sus criterios, entrevistar, pronunciarse y recordar que, aunque mínimamente la crítica sobrevive.
El trabajo infantil fue sustituido por el adolescente quienes tuvieron la oportunidad de verse editados en tres oportunidades. Fueron presentadas en sus escuelas las dos ediciones de los Pos/posnovísimos. ¿Taller de verano? se presentó ante sus familiares y amigos, en una de las actividades del Festival de las Artes Jóvenes, realizado en la casa de Cultura, para beneplácito y orgullo de sus autores.
Desde hace al menos tres años, las plaquettes, se están realizando semestralmente, en función de la promoción y empoderamiento de dos concursos municipales: Premio de Amor Varadero en febrero y Cuentos fríos, homenaje a Virgilio Piñera en agosto. Lograrse alguna otra, como el caso de Ciudad que vi, depende de factores extraliterarios o muy significativos como aquella jornada por la libertad de los cinco que asumiera el Ministerio de Cultura o en el territorio el 195 aniversario de la fundación de la ciudad.
La antología las caracteriza. Tienen personalidad propia y determinados rasgos que pueden definir su identidad.
A pesar de haberse convertido en las acompañadoras “oficiales” de concursos nacionales del municipio, aun son la alternativa de algunos de los escritores locales ante la casi imposibilidad de publicación que ofrecen las editoriales provinciales, a quienes no responden a sus expectativas editoriales.
Al mantenerse su exigua cantidad de ejemplares no ha podido hacerse real el sueño de poder tener un ejemplar en las bibliotecas públicas de Cárdenas y Varadero, es utópico pensar en la posibilidad de realizar una edición, al menos, cuatrimestral, ni utilizarla como vehículo de promoción de la lectura y/o del autor/ra.
Lo anterior no las demerita, aunque si minimice, ellas, entre los escritores, han potenciado un clima de orgullo y colectividad. Permite que la obra de los locales, a veces pequeña y de escasa calidad, se divulgue y quede recogida. A todos complace estar en una Plaquette y estar presentes en cada presentación.
Solo son otra posibilidad de desarrollo, defensa de lo local, síntesis formal, salvaguarda de la tradición junto a deseos de hacer siguen caracterizando a esta quijotesca empresa que, cada vez, ve más disminuido su ámbito de acción ante coyunturas económicas oficiales.
Ocurre que, en medio de todos sus avatares, quien escribe estas cuartillas, sigue apostando por nuestras Plaquettes, que ha identificado el quehacer de los especialistas de literatura de la localidad, brinda un toque especial a sus actividades, y son estrategia válida para promocionar y distribuir la obra de los autores locales, mantener un prestigio y una posibilidad de hacer avalada por las posibilidades que este tipo de medio impreso ofrece a las instituciones comunitarias.
martes, 22 de octubre de 2019
Oralidad cangrejera.
Cuentos y leyendas, dicharachos acompañan la identidad del cardenense, su caracterización social. Son las principales manifestaciones de su oralidad. Sobre algunas de ellas incide este trabajo iniciado por sus autoras cuando ambas éramos especialistas de literatura y que, en realidad, nunca logramos terminar
Por: MsC Lorena Martínez y Lic. Milagros Gutiérrez.
Ilustración de Samuel Maciques Villanueva para el libro Viejas Estampas Cardenenses de Roberto Bueno Castán (Ediciones Cárdenas, 1990).
A pesar de su importancia, la oralidad cardenense no ha sido tema de investigación local como ocurre con tantas demasiadas cosas que nos definen a quienes vivimos en este pueblo/ciudad situado al norte de la provincia de Matanzas y con hijos desperdigados por cualquier franja del planeta Tierra. Implica una manera muy específica de vernos desde lo popular, de caracterizarnos y recopilar algunos de sus elementos.
Los cardenenses, como cualquier otra ciudad cercana a los dos siglos de edad, tienen sus maneras propias de historiar, hacer pregones, dichos y refranear idéntica y, a la vez, diferente a otros municipios de la provincia y zonas del país. También; producto de las constantes migraciones, su creerse más de cuatro cosas y su trato mayoritario con turistas de habla inglés o francés; suelen recepcionar, desde su lengua, muchos vocablos y palabras de manera especial.
Cárdenas, ciudad se funda el 8 de marzo de 1828, destacó por un desarrollo comercial y sociocultural incesante. No es hasta principios del pasado siglo que inicia un aún no culminado proceso de decadencia.
Constantes migraciones, su afán de empoderamiento, constante búsqueda de riquezas, la energía comercial, el carácter, su gusto por el juego y por las apuestas les caracterizaban en el siglo XIX al igual que un fuerte gusto por coleccionar, exhibir blasones, enamorar, conversar y entretenerse con cuentos locales. Solían tomar fuertes y violentas determinaciones, sobre todo en el entorno familiar y en la defensa de su ciudad.
Durante el período republicano se mantuvo ese quehacer cultural propio, logrando un increíble auge de la prensa, el teatro, las artes plásticas. Con el triunfo de enero de 1959, se iniciaron nuevos transformaciones y esfuerzos políticos socioeconómicos, los cuales, con altos y bajos, se mantienen reflejados en anécdotas, cuentos, dicharachos, pregones y saberes y algunos se mantienen hoy por encima de otro tipo de migraciones, la destrucción mayoritaria de su patrimonio, siendo una historia tantas veces no escrita y hasta tergiversada de su oralidad.
Como no vamos a hacer infinitos pinitos teóricos sobre los conceptos a utilizar solo partimos del presupuesto de considerar a la cultura como la huella que deja cada hombre sobre la tierra, asumiendo a la cultura popular como una relación, vigente en un espacio y tiempo deliberados con una autentica significación social, conjunto de actividades y valores creados, heredados y/o transmitidos por el pueblo para satisfacer necesidades de su vida cotidiana.
La oralidad, como parte de esta cultura popular tradicional, puede definirse como aquella literatura o arte que utiliza la palabra hablada como instrumento de expresión en estrecha relación con las aptitudes, acciones y relaciones más consustanciales al ser humano, como lo más propio de él.
Los textos propios de la oralidad son sencillos, espontáneos, directos, asequibles, picaros y cotidianos fundados a través de los saberes y la creatividad popular. Implica la transmisión directa de informaciones, la visión creativa del hablante, sus experiencias y necesidad de producir, crear un discurso con mayor o menor grado de espontaneidad.
Sus funciones: informar, describir; valorar afectivamente y regular la actuación de las personas, conservando experiencias historias y elementos de lo popular construido en la propia comunidad.
Se convierte en excepcional vehículo de mantener viva la memoria popular partiendo de su carácter popular, comunitario, su aparente irreflexibilidad, jocosidad, brevedad, elegancia, impacto y dialogicidad. Aportan a ella los gestos y recursos o elementos fónicos utilizados en la expresión del creador. Entre estos últimos se destacan el timbre de la voz, las inflexiones, el volumen, vocabulario, ilación de las ideas, textos utilizados y construcción de las frases, entonación, alusiones…
Aunque la oralidad cardenense incluye, sobre todo, lo anecdótico, algunos refranes propios de la ciudad o del caserío de Guásimas llamaron nuestra atención. Encierran lo más auténtico de la cultura popular, su sabiduría a partir de las experiencias y vivencias acumuladas a lo largo de la vida.
La mayoría llegan a la zona, al igual que al resto del país, de tres fuentes: la española, la africana. En los últimos años, sobre todo, a partir de las migraciones de las provincias orientales. Entre las especialidades más localistas se encuentran:
• A más alta la subida, más dura la caída
• Tinta en sangre y envuelta en esparadrapo
• Oreja no pasa cabeza
• Primero muerto que desprestigiao
• Me da lo mismo darle betún a un negro que la puñalá a un par de zapatos
• No hay negro guapo, ni tamarindo dulce
• Ni muy muy ni tan.
A Guásimas le pertenecen:
• Favor con favor se paga.
• Al que no lleva la carga le parece que no pesa.
• A buen sueño, no hay cama dura.
• La cáscara guarda el palo.
• Estira los pies hasta donde te de la sábana.
• Después de frito los chicharrones, vamos a ver la manteca
Dicharachos y agüeros se integran a mitos, cuentos y anécdotas. Entre los primeros, llegados en los últimos años a partir de las migraciones de las provincias orientales se encuentran:
• Está girá pa¨ mi cartón.
• Le dieron más golpes que a un tambor.
• El huevo hay que comérselo con cáscara y tó.
• Se va el Cárdenas (alude a la salida de las guaguas desde la terminal de ómnibus hacia esta ciudad, aunque los más viejos dicen que se vincula a una salida de cabotaje hacia buques hacia esta ciudad.)
Los agüeros como práctica adivinatoria se basan en la interpretación simbólica de señales, indicios u otros sucesos casuales. Sus contenidos locales se combinan con otros del país, con variados niveles de intensidad en la transmisión. Encontramos como “más propios” uno referido a la suerte: “Niño que nace con dientes, nace con suerte” y tres de ellos referidos directamente al dinero:
• Si te pica la mano derecha, vas a recibir dinero.
• Si te pica la mano izquierda, vas a soltar dinero.
• Si malgasta a gusto el dinero a ti vuelve.
Entre las frases que conllevan anécdotas está la de vivir como Carmelina (referencia a una de las hijas de José Arechabala, rico empresario de la ciudad) o la referida al médico chino, cuyo nombre fue Cham Bom-bia. Muy alto, de obligados ojos oblicuos y luengos bigotes. Se dice que en 1878 llega a la ciudad.
Instaló su consultorio en la sexta avenida (Vives) esquina doce junto al cuartel de bomberos. Era como el Robín Hood de la medicina local: cobraba a los ricos y ayudaba con sus productos y pociones a los pobres (“Si tiene linelo paga pa mí. Si no tiene no paga: yo da la medicina pa gente poble”). Su fama descansaba en ello, además de su constante realización de curas maravillosas con hierbas cubanas y/o chinas entre otros tratamientos.
Una mañana lo encontraron muerto en su camastro de la casa que siempre vivió en la ciudad, su muerte ha sido atribuida a un suicidio o a cualquiera colega envidioso de su fama.
Otra anécdota que corre entre mayores es la siguiente, contada a nosotros por Freddy, tío de uno de los informantes de esta investigación:
¿Necesita ayude ahí?
A todo el que visite Cárdenas por primera vez viniendo desde Vía Blanca, (Matanzas, Varadero, la habana) le llama la atención que le reciba a uno el cementerio, lo cual ha dado lugar a múltiples sustos, malentendidos y otros que si no han sido más es por el respeto que gran parte de los cardenenses tienen a ¨la vieja de la guadaña¨. Pues resulta que un chofer visitante de la ciudad se le rompió el carro, alrededor de las ocho de la noche, en la entrada del camposanto. Como era verano muy decidido levantó el capo del vehículo para ver si encontraba la causa del desperfecto.
Era esa la época que Bartolo un negro mendigo loco de facha bastante estrafalaria había decidido dormir en los bancos de la entrada de la necrópolis local, Cuando el habitante del paseo de la entrada vio al chófer en apuros, se acercó suavemente y con la mejor voluntad del mundo le preguntó con su voz cavernaria, vacilante, grave y parecida ¨de otro mundo¨: ¿necesita ayuda ahí?, no obtuvo respuesta. A los pocos minutos entraba corriendo el chófer casi muerto en la estación de policía del pueblo, situada en ese momento a más de tres kilómetros del lugar de los hechos gritando; ¡un muerto!, ¡un muerto!, antes de desmayarse ante los que se encontraban en dicho lugar.
Cuentos y mitos cierran esta relación.
Los cuentos orales mantienen su presencia cubriendo esa necesaria franja de la imaginación pueblerina dedicada a imaginar sueños. Son narraciones breves de un suceso real o imaginario, con un reducido número de personajes que participan en una sola acción. Su finalidad es provocar en el oyente o en el lector una única respuesta, con variados niveles de intensidad en la transmisión. No se encuentran cuentos de marineros a pesar de lo integrado que está el municipio al mar.
En el caso de Cárdenas y los cuentos populares destaca Tirso Rodríguez Almira, como exponente de esta modalidad. Nacido en Santiago de Cuba, este ingeniero de profesión se siente más cangrejero que algunos que nacieron aquí. En esta oportunidad no recogemos ninguno de sus relatos sino un cuento de los llamados “de miedo”, muy populares en la zona.
Una historia para que pierdas el miedo.
Me parece que usted es un poco miedoso y le hace mucho caso a lo que le dicen por ahí, por eso oiga este cuento que no es de miedo, aunque lo pueda parecer. Se lo dijo a tu abuelo a su abuelo cuando tenía más o menos tu edad.
Ellos vivían por la finca la Luisa, allí decían que se veía una silueta y por más que los muchachos fuimos nunca vimos ná. A veces salían unas lucecitas y la gente dale que dale a hablar. Como ahora a veces, a pesar de que todos estamos más preparaös.
Según el viejo, lo que había sucedido era que en toda la zona había muchos huesos de negros y hasta de mambises enterrados muy cerca de la superficie y allí entonces abundan los fuegos fatuos que yo no sé porque se forman, pero siempre que hay algo muerto grande enterrado, poco profundo, salen y ya.
Esa luz aterroriza a los guajiros y a los muchachos como ustedes, quienes se ponen a creer que eran almas en pena. Busquen bien y se encontrarán con algún bicho grande yegua o res, que hace poco ha sido enterrado allí.
Clasificamos como mitos, las historias tradicionales concernientes a esclavos asesinados en la zona y a la infaltable casa embrujada. Dicen así:
Güijes rumbo a Cárdenas
Cuenta que ella venía para Cárdenas con sus hermanos chiquitos y su mamá, había llovido mucho cuando pasando el canal (las investigadoras imaginan que se refiere al Canal de Roque en la carretera Máximo Gómez/ Cárdenas, muy cerca de la ciudad) sintió una cosa que se tiró del puente al agua y que vio como dos cabecitas nadando ¨” apurás”, les tiró una piedra y saltó un negrito chiquito como de seis meses y después se volvió a hundir. Nunca más lo vieron en ninguna parte de la ciudad.
Los güijes de Lagunillas, hijos de esclavos
…mi abuelo decía que los güijes son de Matanzas, de cuando la matazón de negros de 1844 a una colonia llegó los guardias Civiles y comenzó la matazón. Un matrimonio de negros esclavos se tiró al charco de un río que había por allí para que no lo machetearan.
Luego empezó el comentario que salían una pila de güijes allí, pero salían nada más de noche porque le tenían mucho miedo a la gente. Los güijes eran los hijos de los esclavos que se tiraron al charco. Bueno, eso decía mi abuelo…
La casa embrujada de Pura y Limpia: un mito de Guásimas
Dice Samuel Feijoo en su libro que en la finca matancera Pura y Limpia (central Humberto Álvarez) existió una casa embrujada, en la que los instrumentos de limpieza se movían solos y se cambiaban de lugar.
En la casa de la misma finca, una mañana se encontraba la señora preparando el café cuando a lo lejos sintió acercarse un caballo que se detuvo delante de la puerta de su casa. Reconociendo en el jinete a un viejo conocido ella lo saludó y le brindó café. El hombre tomó el café y partió. A las pocas horas le dijeron a la señora que el hombre se había muerto como dos días antes.
BIBLIOGRAFÍA
Fuentes bibliográficas:
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8. Mejuto, Margarita y Guanche Jesús (2008): Glosario de términos y conceptos sobre la cultura popular en Cuba (2) (Digital) Consejo Nacional de Casas de Cultura. Ciudad de La Habana, 2008
9. Montes de Oca Mirliany y Lorena Martínez Memoria viva: la oralidad de Lagunillas trabajo inédito y tesis de graduación carreras estudios Socioculturales curso 2009/2010 UMCC
10. Rojas, O. Notas biográficas para la historia de Cárdenas Inédito sin fecha. Fondos Museo Oscar M. Rojas.
11. _______. Para los anales y necrología de San Juan de Dios de Cárdenas Inédito sin fecha Tres tomos.
12. ______. Iconografía de Cárdenas Inédito sin fecha Un tomo.
domingo, 20 de octubre de 2019
Evolución perspectiva, un acercamiento a la obra escrita de Ernesto Álvarez Blanco.
Por Lic. Arnaldo Batista (Tito), director de la filial Cárdenas de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas.
Una cosa es conocer sobre historia, la otra, es escribirla. Para ese ejercicio es necesario, ante todo, el juicio crítico de la escritura, de los procesos que le atañen, una alta dosis de pasión (de esa que no nubla la vista y ennegrece el pensamiento) y, por supuesto, la constancia.
Antes de comenzar estas palabras, le pregunté a Ernesto su juicio con respecto a la que él considera su mejor obra escrita, su respuesta fue, la biografía de Oscar María de Rojas, que, aunque no se publicó en toda su extensión, es, sin dudas, un texto de altos valores, baste leer la introducción.
En el caso de nuestra ciudad y el tratamiento de su historia, asumida en la conversión de la palabra escrita, es fácilmente advertible un proceso fundacional y de consolidación, hay una serie de personajes y momentos que marcan los inicios. En la obra de Ernesto hay una suerte de recurso heredado del siglo XIX, esto no significa que su escritura, aunque trate diversos aspectos de este periodo esté lastrada por la época. Una cosa es cierta, es fácilmente advertida la fuerte presencia de tres elementos que otorgan un juicio de peso: arte, tradición y oficio. Bastaría un recorrido por sus textos publicados en los más disímiles soportes para confirmar este criterio.
La primera responsabilidad de la Historia es con el presente, no con el pasado. Se cuece así una vida menos telenovelera, más proyectiva, dijo Rufo Caballero, agreguémosle a esto evolución y perspectiva. Ambas presentes en los proyectos editoriales de este autor que han visto la luz desde la década de 1990, primero en formatos sencillos, íntimos, después se sumarán las entregas que avalan una época más madura, donde afloran la tenacidad y el resultado de la búsqueda, que hoy son elementos identitarios de Ernesto y que se consolidaron en una obra que, a nuestro juicio, marcó un antes y un después en la historiografía local.
“Oscar María de Rojas” abre el milenio como lo cerró Carlos Hellberg en su tiempo, con su necesaria Historia Estadística de Cárdenas 1893, publicada en 1957; y lo continuaron Herminio Portell Vilá, Leonardo García Chávez, Antonio María Maicas, Alejandro Portell Vila y Lázaro Miranda, por sólo citar los más esclarecedores.
De este último, Ernesto aprendió, como un gran número de sus compañeros del museo de aquella feliz época, la importancia de conectar, dicho en buen cubano, siempre en primera persona, con la historia, llegar a la ciudadanía, el valor de la oratoria, la exploración arqueológica y ante todo, que el conocimiento solo se alcanza con la humildad, una cualidad humana que le permitió protagonizar eventos de importancia, ya sea en su labor como Director-fundador del Museo a la Batalla de Ideas o como Historiador de la Ciudad, una dualidad que pocos han experimentado con tanta sapiencia.
sábado, 19 de octubre de 2019
Palabras casi pronunciadas textualmente por la Lic. Lorena Martínez Faxas en el homenaje al museólogo e investigador cardenense Ernesto Álvarez Blanco, el cual tuvo lugar el 11 de octubre de 2019, en el museo Casa Natal de José A. Echeverría de Cárdenas.
Tengo pocos amigos a quienes les hayan hecho un homenaje, debe ser porque ellos y ellas son, como dijera Serrat, “lo mejor de cada casa”, pero ¡que bueno!, que a alguien como Ernesto Álvarez Blanco le estén haciendo en este museo, en esta Jornada de la Cultura Cubana y en esta ciudad, tan poca amiga de agasajar a quien lo vale, esta cortesía.
Cada vez, a lo largo de muchos años de vida investigativa, que he necesitado de algún informe ahí estaba el archivo de Ernesto presto a brindarme la ayuda necesaria, lo que se mantiene hasta hoy. Y eso para mí es una deuda, como la externa, impagable.
Cuando comencé a trabajar en cultura, Ernesto era aun director del Museo a la Batalla de Ideas. Entonces, hace mas de quince años, le conocí como autor de algunos poemas, entre los que se incluyeron los publicados por los plaquettes locales de fines de los ochenta o principios de los noventa.
Los nombres de sus primeros libros Recorro mi ciudad y Llueve y sin embargo te espero, identifican a dos de los grandes amores de este homenajeado: Cárdenas y Made, también existen algunos cuentos, no llegan a un libro, uno de ellos lo releí la pasada semana, trataba de una versión ernestiana de la llegada del ser humano a la Tierra, otro, con el tiempo, sería el primer momento de Operación Napoleón, su novela histórica/policial, la cual me tocó editar en su versión primitiva. Eran tiempos en que la terraza de su casa era sede de talleres literarios.
Pero Ernesto mas que un escritor imaginativo o creador de ficciones es un perseguidor de la historia, de la cardenense en primer lugar. Ahí descansa la magia de su quehacer, su importancia, ¿Qué puede aportar la fantasía a alguien que tiene la paciencia de peinar milímetro por milímetro los casi doscientos marzos de fundada la ciudad para encontrar en ellos la magia de vivir en sociedad? A ese quehacer lo favorecen un cierto matiz poético en su lenguaje claro, preciso, singular, didáctico sin pecar de aburrido…
Nunca olvidare aquella presentación vespertina de Cárdenas: prehistoria de una ciudad, asombrada yo ante el regalo que nos hacia el autor de su obra, después siguieron varios libros, un listado que el licenciado Arnaldo Batista (Tito) me iba a brindar para auxiliarme, pero que el propio Ernestico fue el que me tuvo que organizar-
No son pocos ¡14! Los que ha escrito y publicado este activo habitante de la calle Real, en la cual vive desde que nació. Sus tías eran compañeras de bodegas, colas, carnicería y placita de mi madre durante una eternidad de años.
En su manera de historiar destaca el entrecruzamiento de factores, entornos y personajes, con un objetivo bien claro en cada ocasión: cotejar datos que permitan desentrañar el por qué de cada entuerto en que ha fijado su atención.
Y es que Ernesto teje cada libro como una araña hacendosa y en él, su presa queda atrapada de adentro hacia fuera, de fuera hasta la raíz, teniendo en cuenta entorno, momento, casualidades, avatares, pero sin dejar de dibujar el hecho histórico o personaje, para de ellos aprender y aprehender.
Al leer su libro sobre Oscar M. de Rojas, el cual siempre quiso que reseñase y jamás lo logré, revivió en mi la tristeza por la perdida de la quinta de los Rojas, su hermosa reja y alta escalera de mármol, ello ocurre porque en muchas oportunidades, Ernestico convierte la nostalgia por lo perdido en cartel protesta ante la impunidad de las autoridades por el desastroso panorama del patrimonio ciudadano y el acomodo de todos y todas a esa situación.
Tal sucede en su Arenys de Mar en Cuba/ Cuba en Arenys de Mar, ciudad donde naciera el comerciante catalán Pablo Espriu cuyo nombre aun sigue adornando una de nuestras mas viejas calles o en el dedicado a la ermita de Montserrat de Matanzas, del cual nada puedo opinar puesto que nunca he tenido el placer de revisarlo.
Subiendo como un sol la escalinata, biografía de José Antonio Echeverría, tenía el objetivo, como dice el proemio, de rescatar del olvido y de las trampas de la memoria de sus contemporáneos otros detalles de la vida y su obra ... “sin mixtificaciones.
Texto excelente para quien quiera conocer de este líder revolucionario, que le implicó una búsqueda “incesante de más de 15 años en archivos y bibliotecas, en publicaciones seriadas y periódicas y en la memoria de quienes le conocieron, para intentar presentarles al José Antonio niño, adolescente y adulto”.
Ese ir y venir de la metrópoli a la colonia y en ella, siempre que sea adecuado llegar a lo local, caracteriza su obra, en la cual Felipe III y La Dorada, la situación cubana entre 1598 y 1608, tiene en mi apreciación un lugar especial: brinda una visión de la vida de los artesanos, gente menuda, incluso negros y sus asociaciones, o sea, aquellos casi sin historia que el autor del libro ha logrado historiar.
Manteniendo la idea de la tela de araña en sus textos, de este último deviene otra biografía titulada El hidalgo Sánchez de Moya y el Real de Minas de Santiago del Prado, primitivo nombre de las minas de El Cobre, el cual fue antecedido por su Yo soy la Virgen de la Caridad, dedicado a la patrona religiosa nacional.
Felipe III y La Dorada me enseñó que el obispo fray Juan de las Cabezas Altamirano no solo fue uno de los protagonistas del suceso que diera pie a la que se cree primera obra literaria cubana, sino que jugó un activo rol dentro del entramado político que marcara las relaciones hispano/cubanas en este momento. Eso lo agradezco.
Las fuentes bibliográficas, citas y anexos de los libros de Ernesto no son solo una confirmación y validez de lo contado, sino que encierran una fiesta de saberes para el lector “ingenuo” o el astuto investigador.
Creo que, hasta aquí, he cumplido con mi misión de hablar, homenajear a este socio de aventuras investigativas, auxiliador de bibliografías y divulgador en su blog El Cardenense de algunos trabajos de quien escribe estas cuartillas, la cual no ha referido en sus palabras algunos de los textos de Ernesto porque, aunque los tengo, aún no he leído ni las primeras palabras de los mismos.
He hoy tratado de ser catedrática, centrada en este espacio, con estas casi tres cuartillas, leyendo en mano, comportándome como diría mi amiga Irma. Si no lo logré y acabé haciendo “alguna de las mías”, como miembro oficioso de un homenaje, excúsenme, como el refrán dice genio y figura; pero tiene que ser así, porque Ernesto es Historia y la historia debe mirarse con respeto comunicativo y a la altura del momento en que una institución como esta se alumbra y tiene a buenas homenajear a alguien como él.
viernes, 18 de octubre de 2019
Mujeres cardenenses de fuego, mujeres de…
No son bomberas ni incendiarias aunque apagaran o encendieran fuegos en sus hogares o desde sus espacios en la ciudad. Son mujeres cardenenses que, a su manera, enfrentaron desigualdades, defendieron identidades, conscientemente o no. De escritoras militantes locales tratan estas cuartillas de hoy.
Por: MsC Lorena Martínez Faxas
Estremecen, como dice el poeta en su canción, son mujeres necesarias y conocer de ellas es importante, sobre todo en lugares como esta ciudad nuestra, cuyo patrimonio tangible e intangible se encuentra en casi total decadencia.
Ellas marchan entre lo tradicional femenino, el patriotismo y los temas de género. Combinan lo fuerte y azaroso de la vida con lo patriótico y sus pasiones. La escritura es su forma de combate, su quehacer implica “la aceptación de los paradigmas de la condición femenina tradicional, inclusive como portadora de su ars poética y otras desafiándola… 1
No salieron a la calle en protesta por el sufragio universal o en favor del aborto femenino por nombrar algunas causas de las luchas emancipatorias femeninas, pero fue una de ellas Cecilia Pita Porras, quien desde su propia casa, el 19 de mayo de 1850, le canta a la bandera por vez primera en suelo nacional, al suceder el intento anexionista de N. López.
Roberto Bueno, locutor, investigador literario y figura importante para la cultura de la ciudad del pasado siglo comenta en uno de sus artículos: “…Debe atribuirse a una poetisa cardenense el honor de ser la primera mujer que se inspirase en la bandera y la no menos honrosa primicia de ser quien primero le cantó en suelo patrio. Desde su hogar, situado en las calles entonces llamadas Real y O’Donell vio que se desplegaba al viento, en medio del combate, el estandarte tricolor, le dedicará unos versos que si bien no resultan una joya literaria; tiene el inmenso valor histórico de resultar el primer estudio literario dedicado a la bandera…”
También desde su hogar, una jovencita Emilia Casanova, juró hacer suya la causa de la bandera y así lo hizo, convirtiéndose con los años en la primera mujer ensayista dela causa libertaria. Fue paradigma de la mambisa y mujer “de su hogar”. Esposa del literato cubano Cirilo Villaverde, puso a su familia en función de sus ideales, transitando todos juntos, desde su casa en el exilio neoyorquino, del anexionismo al independentismo.
Sus cartas y memorias en pro de la independencia la convierten no en ángel débil sino en defensora de Cuba, de su rol femenino y del entorno familiar. Fue la mayor publicista de la causa cubana ante gobiernos y personalidades de Europa y América, ejemplo de cómo la literatura femenina del exilio se vincula al terreno de lo político- social.
Con ella, el discurso femenino cardenense se inicia en temas políticos independentistas, llamando al sacrificio patriótico, denuncia y exige la necesaria ayuda reconociendo la inutilidad de pedir ayuda del gobierno norteamericano, quien nunca estaría de acuerdo con la verdadera libertad de la isla.
En más de una oportunidad afirmaría en sus cartas y escritos que “la independencia de cada uno de los pueblos del continente debía interesar a los demás”; y que nosotros, los cubanos: “…principiamos la revolución dando la libertad a nuestros esclavos, animándolos e incorporándolos a las filas patrióticas y por esto comprenderá usted que nuestro propósito es la libertad universal, digna de la consideración de los hombres libres…”
Llena a la literatura femenina en Cárdenas de epicidad, sin abandonar roles tradicionales.
Defensora ferviente de lo femenino y su empoderamiento decimonónico, fue la camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, no cardenense pero que vivió y difundió una militancia pro género en la entonces villa de un destacable auge económico.
La Tula mueve su militancia literaria, promocional y de género social “entre la imagen y la historia, la utopía y el espacio concreto, lo mítico y el realismo directo” . Casada con el coronel español Domingo Verdugo, llega a Cuba como parte del séquito de Francisco Serrano, el nuevo Capitán General para la “siempre fiel isla de Cuba”. Residió en la villa hasta mediados del año 1863. Desde ella, trabajó junto a María Verdejo en los doce números de su revista femenina “Álbum cubano de lo bello y lo bueno”.
Otra local que continúa la labor patriótica en torno a la bandera es Isabel Velasco, Belica, quien escribirá un extenso poema a la bandera, publicado en el periódico La Crónica del 9 de abril de 1899.
No puede dejar de nombrarse la trayectoria política y de género dea pedagoga, escritora y periodista María Luisa Toledo, nacida en 1889, quien pudiera ser reconocida como paradigma del quehacer de la comunicación de género patriótica en la etapa republicana de la ciudad.
A la manigua, Canto a la Bandera, A Martí y A los estudiantes de medicina todos de la década del veinte da fe de lo anterior al igual que los programas radiales y otros textos escritos posteriormente.
Dentro del periodismo de género otras figuras obtuvieron mayor o menor desarrollo. No pueden dejar de nombrarse a figuras como María Luisa Massaguer, Rita Obeso y Rosa Pastora Leclere Gutiérrez, nacida el 30 de marzo de 1888, quien además fuera la primera maestra internacionalista cubana. Aurora Silvestre, residente en Recreo, actual Máximo Gómez, publica una extensa oda dedicada a los habitantes de Santa Cruz del Sur arrasado durante el ciclón de 1932. (La Antorcha 20 de noviembre de 1932).
Revistas literarias de corte femenino hubo varias pero la más importante a tener en cuenta por sus temas de género, éxito, emprendimiento y exclusión fue la revista Cumbres (1941) dirigida por María Consuelo Perdomo, primera publicación para personas negras de que se tiene testimonio en la localidad, su directora una mujer negra, trataba de alzarse, desde sus limitaciones, contra la doble discriminación raza/sexo en las circunstancias de la ciudad.
Poco después de 1945 empezó a escucharse una de las voces líricas, revolucionarias y permanentes de esta etapa: María Catalina Rodríguez (1913-2013), poeta de plena voz martiana, que se acerca a la bandera, a los héroes y a la historia desde su cotidianidad del hogar.
María Catalina Rodríguez denuncia desde las recetas hogareñas diversos males femeninos, defendiendo una resuelta postura de género, auxiliadora de la mujer que empezaba a luchar. Dichos temas acompañan a María Catalina posterior al triunfo de enero hasta muy avanzada edad.
Fue, además, ganadora de una mención en el concurso dedicado al centenario del Apóstol, una de las fundadoras del Círculo Poético Literario de 1956 y del Taller literario Municipal Fray Candil entre otros espacios poéticos locales.
A partir de los sesenta, con el calor del triunfo revolucionario y la creación de referido taller (Fray Candil), sus plaquettes, eventos y otras actividades muchas mujeres se suman a los quehaceres poéticos/revolucionarios superando en cuantía a los masculinos.
Entre ellas destacan jóvenes de la primera generación revolucionaria como Aleida Torres, poetisa en cuyos textos no solo se reitera la necesidad de cumplir el deber, sino la necesidad de no olvidar el pasado vivido, el cual sitúa paradigmáticamente en las manos callosas de su padre obrero, Olga Ojeda, Angélica Elías y Justina Castán, algo mayores, pertenecen a este grupo de las que reaniman su verbo y llenan la etapa de una poesía patriótica muy acorde a la realidad cubana del momento.
Muchos de sus textos, son resultados de su participación en la lucha clandestina y las condiciones sociales de los primeros años revolucionarios, asumiendo, el tema social revolucionario con sensualidad, fantasía y erotismo.
Una de ellas, Herminia Morales, destaca como poética de fuerza mayor integradora de erotismo, ligereza y respeto hacia el cuerpo del amado, fundiendo en su hombre deseos, disfrute y revolución. Logra textos de despreocupada sugerencia, aérea y revolucionaria libertad propios de alguien, como ella, en ese entonces, que no quería perpetuar huellas.
Caso especial son América Díaz o la poetisa Eva Marín (radicada hasta su fallecimiento en Varadero) quienes se unieron a las profesoras Ada Carballo, Silvia Hassan y Brunilda Oves. De dicho Taller, emergen voces como Estela Lau, Jacqueline Rodríguez y Elda Marín quienes supieron integrar temas patrios a su propia sensualidad manteniendo en su poesía goces amorosos a pesar la ausencia del internacionalista amado o saboreando desde el surco voluntarios de los dones del más importante de sus hombres.
En cuanto a “batallas de género”, durante el periodo finisecular del pasado siglo y su periodo especial se mantuvo la escritura militante cardenense en los textos de Elvira García Mora, la poesía de Alejandrina Cué, María Luisa Rodríguez, María Dolores Arias así como las décimas patrióticas infantiles de Elsa Rodríguez, Nilda Leyva y los cuentos de Elba Ortiz las últimas representantes de las primeras generaciones revolucionarias.
Con la batalla de ideas y el inicio del presente siglo muchas autoras clásicas locales se unen a la poesía militante por el regreso del niño Elian González, por el patrimonio e identidad local, siguen cantándole a la bandera, se suman a la patria que construyen desde otras miradas las más jóvenes muchachas entre las que hay obligadamente que señalar a Lizbeth Riera Leal, Maribel Morrel que integra el optimismo humanista de sus narraciones infantiles junto a la sabrosura erótica femenina de sus escasas producciones poéticas.
Son guerreras de su sexo y como tal su poesía está centrada en aires feministas, a pesar de cierto pesimismo propio de quienes triunfan y ganan rehenes. Ambas abiertas a cierta cantidad de luz saben controlarla para que esta no actúe en demasía, rememorando la capacidad de triunfar ante cualquier circunstancia, cantan al vencido, a las marcas existentes entre cielo y tierra, al despojo y su víctima febril.
Otras aristas militantes enfrentan poetisas de familias venidas de diferentes partes del país, llenas de carencias y oportunidades, con el sabor de su sexo como principal motivo de escribir.
De crisálidas y mariposas, de una femenina identidad, abogando por sus verdades, clamando para lograr disfrute y sobrevivencia son los textos escondidos e inéditos de Rosely Rivera, residente de Boca de Camarioca, aprendiz de médica quien hace una poesía desde su ética, traumas, necesidades y deseos del cuerpo femenino.
Ya para cerrar esta breve historia de fuego y nieve quedan los comprometidos versos adolescentes de Beatriz Cuellar Gutiérrez y los hogareños pero muy de género de la comunicadora Yennisleydi Torres Ramírez quien desde su abuela y ante situaciones familiares, se pregunta porqués con un optimismo increíble, y juzga aquellas cosas por las que alguien debería responder, ganándose el derecho a mantenerse erguida y digna ante los retos de la vida.
Son algunas de nosotras, una primeriza visión de las poetas cardenenses y su relación con la militancia revolucionaria de género, un primer acercarse a una realidad que pocas veces es tenida en cuenta mujeres que, como decía al principio de estas cuartillas, apagaran o encendieran fuegos en sus hogares o desde sus espacios en la ciudad, cardenenses que, a su manera, enfrentaron desigualdades, defendieron identidades, conscientemente o no. A estas escritoras militantes locales se dedicaron estas cuartillas de hoy.
sábado, 12 de octubre de 2019
Para niños y niñas trabajamos… Un acercamiento a la literatura para niños(as) y adolescentes escrita por mujeres cardenenses.
Por: Lic. Lorena Martínez Faxas.
A lo largo de los siglos XIX y XX, la presencia de la mujer en la literatura infantil y adolescente brinda a la misma una cierta manera especial de decir que la distingue (calidades aparte), teniendo como caminos principales el discurso impulsor de la familia y de valores seculares junto a la representación de la mujer/madre/refugio y sostén familiar. Aunque en muchas ocasiones nuestras escritoras lo ignoraran, al escribir tendían a marcar de esta manera aquellas relaciones que enseñan a ser hombres y/o mujeres,
Ellas con sus maneras de escribir definían los roles a imitar desde la niñez para cada sexo de acuerdo a las condiciones socio-históricas. Asumían: “el abordaje de la mujer tanto como objeto y sujeto social como en sus proyecciones culturales” . (Yáñez 201, 108)
Las mujeres, cuando escriben para hijas e hijos, difunden y trasmiten modos culturales, tradiciones y/o patrones conductuales, les trasladan una manera de ver al mundo que es parte de su identidad. De ahí que en los siglos XIX y XX la gran mayoría de la literatura infantil universal, americana, cubana y local se desempeñó como un arraigado agente conservador
Durante este periodo, para las escasas cardenenses que se dedicaron a esta labor, la literatura infantil era esencialmente educativa, basada fuertemente en la trasmisión oral, era, en gran medida, literatura de madre a hijas(os) familiar, que buscaba enunciar, valorar, referir y mostrar determinadas actitudes, modos de ver la vida, razones culturales…
Sus principales cultoras en el continente americano fueron religiosas, maestras o algunas intelectuales quienes solían escribir adaptaciones, pequeños cuentos o poemas para ser representados por los chicos en tertulias familiares, religiosas o en el medio escolar. Las cardenenses no escaparon de este modo de hacer y aún en los años sesenta del pasado siglo se mantenía en algunas zonas de la ciudad esta práctica singular.
No pasaron mucho de ahí sus afanes literarios. Respondían a los parámetros más tradicionales de la literatura infantil americana: romances repetitivos, personajes, similares sin un gran desarrollo paradigmas. Estas obritas anónimas buscaban vías para conciliar realidad y fantasía, desentrañar maneras, conductas e intereses para hijas e hijos. A su sombra se reunían no solo aquellas mamás que hacían “los disfraces”, sino las que proponían poemas, obras y textos, los reescribían, corregían, censuraban, otras que donaban sillas, mesas, elementos escenográficos incluso algunas que se convertían en parte del elenco o del distinguido público …
Las representaciones realizadas en ceremonias o festividades religiosas eran atendidas muchas veces por un grupo de voluntarios (as) miembros(as) de la propia iglesia mientras los padre/madres asistían a los oficios dominicales. . Línea de trabajo característica de las iglesias presbiterianas y protestantes locales ya que la iglesia católica empleaba textos litúrgicos menores o la propia Biblia, amén de libros infantiles de carácter nacional o continental sin desarrollar una incipiente literatura infantil local.
En el caso de las religiones afrocubanas los patakines y mitos nunca se han recogido en libros educativos ni alternativos y no es hasta la llegada de Teresita Cárdenas y su trabajo con los oris/has para la infancia/adolescencia que el tema tiene alguna incidencia en publicaciones no locales sino de carácter nacional.
Entre las escritoras y/o creadoras musicales locales que sostienen un interés hacia el mundo infantil, durante el pasado siglo, está la compositora Gisela Hernández y, sobre todo a Perlita Moré, cardenense residente por muchos años en Varadero quien escribiera canciones con textos de su propia autoría, vinculadas a su concepción religiosa del mundo.
Literariamente, la escritura para niños, niñas y adolescentes asume como primicias locales a los textos de carácter pedagógico de Isabel Galarraga (Bela) cardenense nacida en 1884, Rosa López, otra cardenense, es la autora de un Nuevo Compendio de Ortografía, divulgado en La Habana en 1882. Ambos textos desaparecidos.
Otra maestra, esta vez de Varadero, Tomasita Neyra, publicó a los 77 años (1961) un cuaderno de versos, pero hasta el momento no se han encontrado huellas de su casi segura escritura para sus alumnos.
Caso muy diferente fue el de María Luisa Toledo, pedagoga, periodista, poetisa y promotora cultural quien si escribió, sobre todo, narraciones para sus hijas y alumnos, muy influenciada por la poesía de la chilena Gabriela Mistral, sobre todo en sus maneras de valorar el mundo infantil y la ternura de algunos de los textos, a pesar de sus escasos méritos literarios. Tanto ella (María Luisa) como su hermana Rosa fueron figuras sociales relevantes de la ciudad.
Siendo Cárdenas un municipio de sostenida y constante inmigración, la localidad se distingue por la existencia de un buen número de escritoras “en tránsito”, quienes recorren un camino muy importante en la literatura local, ya que aquí han escrito su obra. Inclusos algunas viviendo ahora fuera del territorio, no pierden contacto con su literatura, envían trabajos a eventos y concursos, se autoproclaman cardenenses y continúan vinculadas de alguna forma al movimiento literario local.
Otras, para honor nuestro, se convierten en cardenenses por motivos geopolíticos como ocurre en el caso de la insigne maximogomera Dora Alonso ya que al ella nacer su pueblo pertenecía al territorio de Cárdenas lo que nos permite considerarla como parte de nuestro acervo cultural mediato.
De manera similar, aunque por circunstancias diferentes, ocurre con la habanera Renée Méndez Capote, cuyo padre Domingo, general de las guerras de independencia y de la Brigada Cárdenas, era natural de Lagunillas. Su nombre es el que oficialmente ostenta dicho poblado.
Las propiedades familiares de los Méndez Capote estaban por acá y la familia venía a menudo a visitar familiares o por asuntos de negocios. Renée, “la cubanita nacida con el siglo”, sentía a Cárdenas como parte del terruño suyo, declarándose más de una vez hija del territorio, según amigos y conocidos familiares. La labor de ambas mujeres está inscrita entre lo mejor de la literatura infantil juvenil antes y después de 1959 por lo que es un gusto considerarlas entre las nuestras.
Otra poetisa “en tránsito o viajera” fue María Catalina Rodríguez quien se mudó a Cárdenas, con menos de veinte años y murió en ella con más de cien sin abandonarla. Escribió para los más chicos y chicas textos fundamentalmente de contenido patriótico. En la revista literaria local Cangrejo de Papel aparece su poema Mar Caribe de 1980.
Exceptuando a las citadas no puede decirse que existiera, hasta la creación del Taller Literario Fray Candil (1961/62), un cuerpo sólido de literatas escribiendo de manera continua y concienzudamente para los niños y niñas del territorio.
El taller y sus promotoras (principalmente Brunilda Oves, Ada Carballo y Silvia Hassam) motivaron a las damas hacia una incursión más orgánica por la literatura infantil, con periodicidad, sistemáticamente, buscando caminos y vías para dar entretenimiento y enseñanza a los chicos con calidad e interés que sobresaliera más allá del entorno familiar, lo que trajo por resultado que ellas empezaran a publicar en la revista local Cangrejo de Papel y conquistaran con bastante frecuencia el premio territorial que al género se otorgaba.
Consagradas que venían escribiendo desde antes del triunfo revolucionario como Olga Ojeda, Herminia Rodríguez, Aleyda Torres, Eva Gamarra dedicaron textos a ellos y ellas a quienes se agregan Alejandrina Cué, María Luisa Rodríguez (1983), María Dolores Arias (1983) décimas patrióticas infantiles de Elsa Rodríguez, Nilda Leyva, los cuentos de Elba Ortiz ...
Hija de esta generación es una narradora como Elvira García Mora y su colección de cuentos Agua de Lavanda, interesante libro que recoge sus descubrimientos adolescentes mientras estudiaba en la extinta URSS y, sobre todo, su novela fantástica El cinturón del tiempo, publicada por Ediciones Matanzas (2005).
Pero entre estas nuevas generaciones también han aparecido otras nuevas viajeras como la “inmigranta” Maribel Morell Rosales que ha hecho suya la ciudad, desarrollado en ella vida y obra, tanto en la plástica como en la literatura, nacida en Jovellanos.
Maribel además de caricaturista, poeta e ilustradora de libros y revistas infantiles es, en mi opinión la más importante cuentista de la literatura infantil cardenense actual. Sus cuentos, aunque escasos, llegan a la verdadera esencia de los peques, perduran, enseñan, están llenos de humor, situaciones propias de las edades menores sin ñoñerías ni tontainas, distinguiéndose por su lenguaje guajiro, único los hacen merecedores de mayor respeto a nivel provincial y por su propia creadora.
Transita cómodamente de la tradición a lo contemporáneo, de la leyenda a la realidad, sus protagonistas son niños y niñas problemáticos, tortugas por salvar, tataguas, , caballos de lluvia muchos de ellos encerrados en un cartucho junto a brujas que abandonan sus escobas, cocuyos como Tomasito que quieren ser escritores, arrecifes, tataguas y güijes…
Creo que la granmense Mirka Reyes Chapman, puede considerarse sin reservas como la más viajera de todas estas mujeres. Domesticadora de ranas en el territorio, decidió emigrar con muchas de ellas a Francia sin perder a Cárdenas como punto de partida y enclave de su literatura “batracial”. , Su poesía verde, platanera, clara sencilla llega mediante juegos de palabras, ritmos y metáforas con la frescura propia de esos bichos que tanto ama la autora.
Cristina Martínez, es también una viajante de las buenas. Ahora matancera desarrolla su trabajo para los preescolares y también para muchachos/as de mayor edad y/o adolescentes. Asume temas difíciles como la cárcel, la muerte, el abandono y los carga de un gran contenido humano y una positiva manera de ayudar a pensar. Flexibiliza la belleza de manera que sea entendible para su lector.
Su poesía siempre encuentra en situaciones donde los sentimientos y la naturaleza son eje central. También ha trabajado obras teatrales. Emigró del taller Fray Candil al municipio Martí, hizo un breve tránsito en Jovellanos llegando hasta Elguea en los límites con la provincia de Villa Clara. Actualmente reside en Matanzas.
No se puede dejar de nombrar a Teresita Cárdenas, premio Casa de las Américas (2001), quien se nutre del mundo afrocubano ancestral convirtiendo sus leyendas en tema literarios. Residente en la capital ha visitado en reiteradas ocasiones su ciudad cada vez que ha sido invitado o ella misma lo ha solicitado.
Xenia Franquis, llegó desde Sagua, se convirtió en prolífica Pompa y se encuentra en estos momentos fuera del país, pero aún envía sus nuevos textos a las especialistas del taller para su revisión. Recibió premios municipales y provinciales los cuales fueron publicados en plaquettes y revistas locales. Utilizaba la literatura como un arma de entretención y educación para su prole lo cual la emparenta con la tradición doméstica de la literatura local.
Otra Maribel, esta de apellido Trejo, poetisa de trino menor tronchó su obra poética, (sencilla pero con cierto nivel de fantasía) al acabar con su vida a inicios de siglo actual. Difícil ha sido también la vida de Magaly Díaz la narradora que integra lo fantástico con la realidad mediante un lenguaje travieso y divertido. Su país de Piquitenke remite a la cotidianidad y picaresca del niño asumida con una extraña pero eficiente comicidad.
Poetisa y narradora premiada y de mayor experiencia, en plena producción y publicando sus textos es Anelys Fundora, autora que emerge de los noventa brindando una frescura poética insoslayable a su verso libre combinado de manera inteligente con sus rimas, principalmente asonantes.
A cuatro manos escribió con su amigo Julio Blanco, la noveleta epistolar Veinte cartas de amor y una respuesta esperada (2013). Anteriormente se conocían de ellas títulos como Mariposas de invierno (Gente Nueva, 2008; Para subir cumbres (2010); Enamorarse en el limbo (2011). Está incluida en diferentes antologías de literatura infantil nacional y extranjera.
En la península de Hicacos, durante el pasado siglo, hay varias mujeres que han desarrollado su obra, creativa o pedagógica para niños, como Carmen Bacot (Travesuras del mar, Ediciones Matanzas, 2008) y Miriam Rodríguez llegada a la playa desde su natal Pedro Betancourt (Trino de ámbar 2001, Perfecto de sol y luna 2007, Dibujando el parque 2009 y Aroma de rocío 2011) especializadas en este género literario.
Gisela Rangel, instructora de danza venida de Villa Clara creó y publicó para sus danzas diferentes poemipregones que luego le fueron publicados en la revista playera Caballito de Coral.
Una de las mujeres que conscientemente dedica gran parte de su obra a los peque es Eva Marín (1942/2015), nacida en Cárdenas y residente desde muy joven en Varadero, la cual publicó su cuaderno Abueleando (Ediciones Matanzas, 1985) con frescos y divertidos, poemas, trabalenguas, adivinanzas que hicieron las delicias de los chicos nacidos en esa etapa.
Hoy otras autoras del territorio inician con el canto a sus peques y también con el trabajo educativo su camino dentro de la literatura infantil, para ellas, para los estudiosos de la cultura local y los lectores interesados sirva este pequeño recorrido, que se ha propuesto inventariar, enumerar, referir la obra de estas mujeres, las cuales nunca han sido tomadas en cuenta por su escritura para nenes y nenas en la literatura local.
Su redescubrimiento, más allá de las calidades de sus textos, es otro paso en el estudio de la literatura femenina cardenense, otra dimensión de esas inagotables categorías conocidas como identidad y cultura local.
Bibliografía
• COLECTIVO DE AUTORES (1984) Panorama de la literatura infantil en América latina. En Revista Parapara. Banca del libro, Caracas Venezuela.
• Fundora Annelys (2007) Mariposas de invierno. Editorial Gente Nueva. La Habana, Cuba.
• Fundora, Annelys (2010) Para subir cumbres. Editorial Matanzas. Cuba.
• Fundora, Annelys (2015) Enamorarse de la luna. Editorial Gente Nueva. La Habana. Cuba.
• García, Elvira (2005) El cinturón del tiempo. Ediciones Matanzas, Cuba.
• Méndez, Capote, Renée (2014) Locura de amor. Colección Homenaje. Editorial Gente Nueva, La Habana.
• Pérez, Enrique (2005): El cuento de nunca acabar. Editorial Capitán San Luis. La Habana, Cuba.
• Pérez, Enrique (1998): Mucho cuento. Editorial Unión. La Habana, Cuba.
Pérez, Enrique (2009): Mucho más cuento. Editorial Unión. La Habana,
• Yáñez Mirta En Cubanas a capítulo Editorial Oriente, Santiago de Cuba 2001 Pág. 108.
Fuentes documentales
• Revista Cangrejo de papel décadas del sesenta/sesenta/ochenta. Cárdenas
• Periódicos y plegables locales (Arenal, Bagazo, El tacho, El activista) décadas sesenta, setenta y ochenta. Cárdenas.
• Martínez Lorena y Milagros Gutiérrez (2008) Los cangrejos no empinan chiringas. Antología de cuentos infantiles matanceros (plaquettes no 1) Casa de Cultura Gonzalo Roig, Cárdenas. Sin páginar.
Fuentes digitales
• Colectivo de autores (Juan Celestino Valdez Rojas, Ariel Salazar Lima, Eddy Hernández Morejón, Magalys Domínguez Sánchez, Rosario de la Torre Diañez y Dianelis Barbosa Rodríguez) Violencia Intrafamiliar. Enfoque de género. Rev Cubana Med Gen Integr 4/2002 Recibido: 19 de octubre de 2001. Aprobado: 14 de julio de 2002.
• Facebook rss twitter Historia de la Literatura Infantil y Juvenil en América Latina. Manuel Peña Muñoz. Fundación SM (material digital)
• Otro Lunes Revista Hispanoamericana de Cultura #26 Febrero 2013 - Año 7 Blog » Punto de mira Historia de la literatura infantil en América Latina Brevísimo Manuel Peña Muñoz acercamiento. Punto de mira. Otro lunes © 2007-2013. Madrid, España, ISSN-2174-1425. (material digital)
• Informe LIJ. Precursores de la Literatura Infantil y Juvenil en América Latina 27 julio, 2013 En Actividades, Actualidad, Tendencias. · Por Manuel Peña Muñoz(material digital) Revista Hispanoamericana de Cultura #26 Febrero 2013 - Año 7
• Diseño y desarrollo web por Toni Medina (Precursores de la Literatura Infantil y Juvenil en América Latina”. Este texto es la conferencia dictada en Buenos Aires, el 18 julio de 2013, en las XXIII Jornadas para Docentes y Mediadores de Lectura, y enmarcadas dentro de las actividades de la 23ª Feria del Libro Infantil y Juvenil de Buenos Aires, Argentina.
martes, 1 de octubre de 2019
Rufo Caballero Mora estrictamente personal.
Por Ernesto Álvarez Blanco.
Entre las numerosas personalidades cubanas y extranjeras que he tenido la suerte de conocer y de atender, Rufo Caballero Mora permanece entre mis recuerdos, como mi condiscípulo y amigo, en la época en que ambos ocupábamos responsabilidades en un comité de base de la UJC y en la FEEM del Instituto Preuniversitario José Smith Comas. Yo cursaba por entonces el 10 grado y Fátima González, el hoy reconocido artista Osvaldo Prieto, otros amigos y él, el 12.
Sin embargo, ello no fue óbice, para que entabláramos entre todos una bonita amistad y para que los mencionados y yo, integráramos, junto a otros alumnos, el grupo de teatro Combate del Pre, que fue creado bajo la acertada dirección de la instructora Zenaida Sánchez, residente hoy en Boca de Camarioca y alejada en estos tiempos que corren de la dirección actoral, que no de la cultura que circula por sus venas.
Ya entonces, muchos visionábamos que por su inteligencia Rufo llegaría muy lejos y no nos equivocábamos. Comenzó a demostrarlo desde que estudiaba Historia del Arte en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, en donde le seguí los pasos en un curso nocturno para trabajadores, hasta que el llamado período especial frustró mis empeños. No obstante, seguí con la devoción del amigo y del investigador de la historia local su exitosa carrera, coleccioné y leí sus artículos y libros, admiré sus comentarios televisivos e indagué por él más de una vez a familiares y amigos.
Personalmente, no tuve el placer de volverlo a ver hasta el mes de febrero de 2003, cuando vino a Cárdenas para asistir a varias actividades de la subsede local de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Temí por un momento que no me recordaría, pero no bien bajó del ómnibus, me dio un fuerte abrazo y me felicito por mis recientes nombramientos de director del Museo a la Batalla de Ideas, primero (2001), y de Historiador de la Ciudad, después (2002).
Bajo esta última condición, lo atendí a él y a otros importantes escritores por aquellos días, en que se presentó aquí, en la Galería de Arte local, la tarde del 15 de febrero, su libro El canto del Quetzal (Editorial Oriente, 2002), que por su carácter autobiográfico es de todos los suyos mi preferido, el cual me autografió, para mi colección de libros de autores cardenenses, con una bonita dedicatoria que guardo entre mis tesoros más preciados.
También, lo acompañé, junto a los imprescindibles Cesar López y Lisandro Otero, hasta la tumba del notable narrador y dramaturgo cardenense Virgilio Piñera, en donde comentamos y nos reímos por lo bajo de lo que dimos en llamar “la última broma de Virgilio”, cuyos detalles prometo contar, como otras muchas cosas que he reservado para ese momento, el día que me decida a escribir mis memorias.
Fue esta la última vez que abracé a Rufo. Luego supe de su absurda muerte, en la plenitud de su carrera, hecho que me conmocionó por siempre. Ahora, cuando lo revivo en las páginas de estas Memorias de la Ciudad dedicadas a él, a su obra y a su legado, pienso en cuanto le hubiera agradado saber que un grupo de cardenenses, memoriosos y agradecidos como él, intentan conservar para el futuro lo mucho y lo muy valioso que aún queda de nuestro patrimonio inmueble local. Por eso, le devuelvo con este breve artículo, el mucho cariño y el abrazo eterno que me regaló en su dedicatoria de El Canto del Quetzal.
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RAMIRO GUERRA