domingo, 2 de agosto de 2009

Las corridas de toro

Las corridas de toros
Por: रोबेर्तो बुएनो Castáन
तोमदो दे सु लिब्रो "विएजास एस्ताम्पस cardenenses" पुब्लिकादो Por एडिसिओनेस मतंज़स एन एल २००३.

¡Oleee!
Admirados por los desconocidos pases del torero ---todo arrojo y valor---, e intrigados por esa expresión, salida de las gargantas de algunos españoles aficionados al arte taurino, los cardenenses contemplaron por primera vez aquel espectáculo que fue parte de los festejos organizados para celebrar el otorgamiento del título de Villa a Cárdenas, el 21 de diciembre de 1853.

La plaza para tal representación fue improvisada en Céspedes y Tenería, lugar donde esporádicamente continuó brindándose tal actividad, en vista del interés que había despertado, hasta que se eligiera ese terreno para construir una escuela convento, que no llegó a terminarse jamás.

Cada fecha en que un acontecimiento revestía alguna importancia para la población, se organizaban grandes festejos y entre ellos se incluía, junto a la lidia de gallos, carreras de patos, rodeo, fuegos artificiales y bailes, la lidia de toros.

La más extraordinaria y la que por más tiempo recordaron los cardenenses, fue la celebrada el 2 de febrero de 1873, en un solar contiguo al cuartel de bomberos, que ese día se inauguraba. La misma fue organizada por el empleado de la oficina subalterna de Hacienda, Juan Lucas y por el curro Cúchares, barbero de la localidad, táuricos aficionado convencidos creyentes de poder emular con los mejores “mataores” de España.

La fama que ambos se habían encargado de anunciar, acaparó la atención popular, por esa razón el día señalado las improvisadas tribunas se encontraban colmadas d un público ansioso de ver las prodigiosas hazañas de Lucas y El Curro, que según ellos, en España habían causado sensación y que ahora estaban dispuestos a reeditar con la cuadrilla que habían formado con otros aficionados locales.
En la azotea de la Casa Consistorial se situó la presidencia del acto, de la que formaba parte el entonces gobernador Manuel Sánchez Lamela, así como numerosas y selectas familias. También en los altos del cuartel de bomberos, varias familias, igualmente aristocráticas, se habían dado cita para contemplar la corrida, mientras los más modestos ocupaban las tribunas de la plaza.
La salida al ruedo de la cuadrilla, fue recibida con estruendosa ovación y se efectuaron brillantemente la entrega de las llaves de la plaza y otras ceremonias propias del acontecimiento.
Se dio la orden de salida al primer novillo, que fue lidiado sin mucha espectacularidad por Lucas, el Curro y sus compañeros, lo que hizo pensar a los asistentes que ello obedecía a la falta de práctica de los mismos, o que, quizás, reservaban con cierta inteligencia toda la elegancia, arte y maestría para el próximo toro, con el que podrían “lucirse”, pues tenía muchas condiciones y era cornudo, grande y fuerte.
La salida del cornúpeto fue impresionante, tanto para los asistentes ---que presenciarían una lidia al estilo Lagartijo o Pepe Illo---, como para los toreros, visiblemente sorprendidos
Ante la bravura del animal, que con empuje incontenible, dejaba libre el ruedo de enemigos a los pocos segundos, con la rechifla general del públco, el cual enseguida se vio precisado a emprender rápida y desordenada fuga, al saltar el toro las barreras y llimpiar a su paso cuanto le estorbaba , hata alcanzar la calle Vives, por donde llegó hasta Calzada; torció por Calvo y se internó en la Plaza del Mercado donde fue muerto, no por los temerarios toreros, sino, por varios carniceros.
La alarma que produjo el hecho en la ciudad fue inolvodble y por varias semanas Lucas y el Curro se ausentaron del pueblo para evitar, no los toros, sino las burlas del defraudado vecindario.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA