miércoles, 19 de mayo de 2010


La Bandera Cubana, orgullosa lució en la pelea
Este 19 de mayo Cuba conmemora el aniversario 160 del izamiento de la Bandera Cubana en el edificio La Dominica, de Cárdenas


Por: Hugo García
Tomado de digital@juventudrebelde.cu
18 de Mayo del 2010 14:01:25 CDT

CÁRDENAS. Matanzas.— La bandera cubana ha estado al frente de angustiosos, valientes y felices acontecimientos imperecederos de la patria.

Este 19 de mayo, precisamente cuando conmemoramos la caída del Apóstol en Dos Ríos, el pueblo cardenense honra el izamiento por primera vez, 160 años atrás, del pabellón nacional.

La remembranza incluye la visita a los centros laborales por parte de los estudiantes de la FEEM; las realizaciones este 19 de mayo de matutinos especiales, conferencias y un acto en horas de la mañana en La Dominica, además de una gala cultural por la tarde.

Mi bandera es una

La investigadora Clara Enma Chávez Álvarez nos habla sobre la polémica del por qué de la bandera de Narciso López como Símbolo Nacional y no la de Carlos Manuel de Céspedes: «Existe una amplia y valiosa literatura histórica, respaldada por instituciones y figuras de prestigio, pues todo parte de la Asamblea Constituyente de Guáimaro, del 11 de abril de 1869, donde se presentaron como proposiciones la bandera de Narciso López, la de Bayamo y una nueva con elementos de las anteriores, y como resultado del amplio debate se decidió aceptar la bordada por Emilia Teurbe diecinueve años atrás».

Luego la Constituyente la declaró oficialmente símbolo de la nación y testimonio de la lucha que antes de Yara libraron los cubanos.

En el acto de inauguración de la República, el 20 de mayo de 1902, fue izada esa bandera como Pabellón Nacional, en El Morro habanero y en la Capitanía General.

«Al mediodía del 20 de mayo de 1902, en medio de la toma de posesión de Tomás Estrada Palma como Presidente de la República, en el Castillo de El Morro, el General del Ejército Libertador Emilio Núñez Rodríguez dirigió la ceremonia cívica durante la cual un oficial norteamericano descendió la bandera de los Estados Unidos para momentos después izarse la cubana, mientras que desde la ciudad, al lado opuesto de la bahía habanera, una multitud presenció el acto que iniciaba el período republicano en la historia de Cuba», recalca la historiadora matancera.

Recuerda Clara Enma en su libro Emilia Teurbe Tolón: Encarnación de la Mujer Cubana, que la Asamblea Constituyente de 1940 ratificó la voluntad de los mambises del siglo XIX.

Mástil cubano

Ernesto Álvarez Blanco, Historiador de la ciudad de Cárdenas, define a JR que el edificio cardenense de La Dominica es el mástil cubano en el cual ondeó por primera vez nuestra bandera.

Nuestra enseña nacional fue creada en 1849 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América, durante una reunión de la cual tomaron parte, entre otros, el escritor Cirilo Villaverde, el poeta matancero Miguel Teurbe de Tolón y el General venezolano Narciso López.

La concepción general de la bandera fue aportada por López, mientras que correspondió a Miguel trazar el boceto original, y a la esposa de este último, Emilia Teurbe de Tolón, confeccionar a partir de dicho boceto la primera bandera cubana.

«Un año más tarde, el 19 de mayo de 1850, una bandera similar a la confeccionada por Emilia fue traída a Cárdenas por las fuerzas expedicionarias encabezadas por el General Narciso López, el cual la hizo ondear por primera vez en suelo patrio, al enarbolarla por unas horas, luego de ser tomado el poblado, en el edificio en donde radicaba por entonces la Casa de Gobierno del mismo», explica Ernesto.

Precisa el investigador cardenense que en 1848 Alejandro Rodríguez Capote, rico hacendado local de origen canario, ordenó construir en la calle Princesa, en el entorno de la Plaza de Fernando VII, luego de Colón, sitio en el cual se fundó en 1828 el poblado de San Juan de Dios de Cárdenas, dos hermosas casas de cantería y tejas, de dos plantas y de estilo neoclásico. Estas edificaciones se conocieron, a partir de la década del sesenta del siglo XIX, como La Dominica y La América, nombres de los establecimientos comerciales y hoteleros que albergaron durante un largo período de tiempo.

«Alejandro Rodríguez Capote alquiló también en 1846 a la Junta Municipal de Cárdenas, creada por Real Orden del 14 de noviembre de 1845, la segunda planta de la casa en la que había radicado la Capilla de San Cipriano. El edificio, en el cual residía el Teniente Gobernador y su familia, junto a otras personas, fue considerado como Casa Consistorial de la ciudad hasta 1855, año en que se traslada la sede del Gobierno colonial al Callejón de Andriani», añade Álvarez Blanco.

Entre 1840 y 1846 el edificio sirvió de Capilla provisional, mientras se construía la Iglesia Parroquial de Cárdenas.

«El 19 de mayo de 1850, al ser atacado y tomado el poblado por las fuerzas de la expedición anexionista encabezada por el General venezolano Narciso López, como la Casa de Gobierno aún estaba situada en los altos del inmueble, el mismo fue el sitio escogido por López para hacer ondear, por primera vez en Cuba, nuestra enseña nacional», recuerda.

El estudioso cardenense nos cuenta que al ver que las llamas amenazaban con destruir la casa, cuya planta baja tenía alquilada a una sastrería, Rodríguez Capote solicitó y obtuvo del Teniente Gobernador Florentino Ceruti, que residía en el edificio, la rendición de las tropas españolas que desde el interior del inmueble resistían el ataque de los invasores.

Dos años más tarde, a finales de 1852, su propietario cedió los salones de los altos de la edificación a la Sociedad local de Instrucción y Recreo denominada La Filarmónica, institución que constituyó un importante centro conspirativo local durante la Guerra de Independencia (1868-1878) de los cubanos contra España.

En 1861, luego del deceso de su propietario, el edificio fue convertido en un café, al cual sus primeros propietarios, los comerciantes catalanes Tió y Capdevila, denominaron La Dominica.

En esa misma época, entró en el establecimiento como dependiente, para convertirse en socio comercial y dueño en 1873, el catalán Jobita Dalmau, quien sostuvo durante años el establecimiento, el cual se convirtió rápidamente en el preferido de la sociedad cardenense de la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX.

En la década del 90 del siglo XIX, los Dalmau y sus descendientes agregaron al establecimiento la función de hotel.

Maceo estuvo en La Dominica

En diciembre de 1882 los salones de la planta alta de este edificio fueron ocupados por el Club de Cárdenas.

Entre 1892 y 1898, esta sociedad se convirtió en un centro conspirativo de primer orden, ya que sirvió frecuentemente de sitio de reunión a los miembros activos de la delegación del Partido Revolucionario Cubano y de su Servicio Secreto, constituida en Cárdenas durante la Guerra del 95.

En noviembre de 1893 se hospedó en La Dominica, durante la visita que realizó clandestinamente a Cárdenas con objeto de despistar a sus perseguidores, el General Antonio Maceo. En su estancia en el hotel Maceo entabla amistad con Jobita Dalmau y recorre con él los sitios cardenenses que fueron escenarios, el 19 de mayo de 1850, de los principales acontecimientos vinculados al ataque y toma de Cárdenas. En 1945 fue erigido un monumento en el litoral cardenense, que rememora el desembarco de Narciso López y el histórico izamiento.

En la década del 60 del siglo XX La Dominica fue incluida por la Comisión Nacional de Monumentos en la Lista parcial de edificios, lugares y objetos de interés artístico, histório ambiental en todo el territorio de la República de Cuba.

No obstante, el edificio se deterioró notablemente durante las décadas del 60 y 70 del siglo XX. El 31 de diciembre de 1978 fue reabierto al público el establecimiento como pizzería, pero esta función duró pocos años, pues en septiembre de 1981 se necesitó cerrarlo nuevamente por el pésimo estado de conservación que presentaba el inmueble. En 1984 se reiniciaron los trabajos de restauración del edificio por el Poder Popular en coordinación con la Dirección municipal de Gastronomía. El hotel —restaurante La Dominica— fue reabierto en el mes de mayo de 1987.

El 8 de marzo de 1991, al ser declarado Monumento local por la Comisión Nacional de Monumentos el Parque de Colón y su entorno, el inmueble de La Dominica quedó dentro de la zona protegida por esta declaratoria.

Nueve años más tarde, el 19 de mayo del 2000, en ocasión de conmemorarse el aniversario 150, el edificio fue declarado Monumento Nacional por la mencionada Comisión, en acto público y solemne, al que asistieron numerosos cardenenses y personalidades invitadas.

Hoy las autoridades locales se empeñan en que recobre su esplendor, ya que su arquitectura ha sufrido deterioro con el paso de los años.

Símbolo eterno

A partir de su izamiento en Cárdenas, los simpatizantes con la independencia de Cuba, identificaron a la bandera enarbolada por López con las ansias de libertad que los animaba a luchar por la definitiva liberación de nuestra Patria del yugo colonial español.

La decisión anterior se debió, al decir del prestigioso profesor Salvador Morales, al hecho de que, como dijera Martí: “Cuando estalló la insurrección de La Demajagua levantando un pabellón diferente, inspirado en el de Chile que había extendido su solidaridad y cooperación en los preparativos independentistas, ya la bandera de López tenía sus mártires y antigüedad y la bandera de Yara, cedió en Guáimaro su lugar al pabellón, saneado por la muerte de López y Agüero”.

En la actualidad, ambas banderas presiden las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, según se acordara en la sesión inaugural de este órgano de gobierno, efectuada el 2 de diciembre de 1976, y son expresión genuina de los más de cien años de lucha del pueblo cubano por obtener su verdadera y definitiva independencia.

martes, 11 de mayo de 2010


El bombardeo a la ciudad por la Escuadra Naval norteamericana.
Por: Ernesto Álvarez Blanco.
Historiador de la Ciudad de Cárdenas

En el transcurso de los primeros meses de 1898, mientras que en el seno de los Estados Unidos de América surgían sentimientos de solidaridad con los cubanos, los políticos y los ricos empresarios yanquis, consideraron que había llegado el momento de intervenir en la guerra anticolonialista que libraba Cuba y de consolidar la vieja política de la fruta madura.
El objetivo principal del imperialismo era apoderarse de Cuba, para explotar sus riquezas y ocupar posiciones tácticas para un futuro desplazamiento de sus intereses hacia el continente latinoamericano. Con este fin, envían de visita a La Habana a un barco de guerra, el acorazado Maine, el cual explotó el 15 de febrero de 1898 en la bahía habanera.
La propaganda yanqui acusó a los españoles de la explosión, aunque después se pudo comprobar la falsedad del argumento; pues fueron los propios guerreristas norteamericanos quienes planearon el hecho, con el objetivo de que les sirviera de excusa para entrar en guerra contra España, eslabón más débil del sistema colonialista mundial.
En marzo de 1898, el gobierno del Presidente McKinley tenía preparada la guerra, y en abril la iniciaron sin previa declaración, con el pretexto de entregar el gobierno de la Isla a los cubanos. Los Estados Unidos pidieron ayuda militar a las tropas insurrectas, pero no reconocieron al Partido Revolucionario Cubano y a su Delegación establecida en Nueva York ni al Consejo de Gobierno presidido por el General Bartolomé Masó. Tampoco reconoció a Máximo Gómez, General en Jefe del Ejército cubano.
El 21 de abril el Presidente norteamericano McKinley ordenó a sus buques de guerra el bloqueo de las costas de Cuba, el cual se haría muy efectivo entre Matanzas y La Habana. Al amanecer del 22 de abril varias embarcaciones navegaban ya hacia Cuba. El 23 de abril, contando con la ayuda de varias naves enviadas como refuerzo, la fuerza bloqueadora extendió sus operaciones a todo el tramo de la costa norte, situado entre Bahía Honda y Sagua la Grande.
A partir de este momento y durante todo el transcurso de la Guerra Hispano – Cubana – Norteamericana, Punta de Hicacos y su vecino Cayo Piedras, se convirtieron en puntos básicos del movimiento de la Escuadra Naval norteamericana del Norte.
El 1 de mayo de 1898, una escuadrilla naval norteamericana se estacionó frente al puerto de Cárdenas, con objeto de impedir la entrada y salida de naves al mismo. El 6 de mayo, como parte de las acciones de hostigamiento que las fuerzas navales norteamericanas realizan en las costas de Cuba, es cañoneada la batería española situada en Punta de Maya, entre Matanzas y Varadero, y el día 8 es bombardeada la estación de señales de Cayo Romero, a la entrada de la Bahía de Cárdenas, entablándose un duelo artillero entre un cañonero norteamericano, el buque español Machías y dos cañoneras españolas acompañadas por un remolcador artillado.
Como consecuencia de este suceso se cavan trincheras en el litoral, las cuales fueron ocupadas de inmediato por los voluntarios y las fuerzas locales; ya que la guarnición española de la ciudad esperaba de un momento a otro una invasión y se aprestaban a defenderla.
Por otra parte, el 7 de mayo se renovó la Junta de Gobierno de la Cruz Roja Española del Distrito de Cárdenas la cual, ante la presencia constante de barcos enemigos en aguas de la bahía, se constituyó en sesión permanente. Así mismo, se establecieron en la Casa de Socorros ubicada en la Casa Consistorial y en el Hospital Santa Isabel, un numeroso grupo de médicos, practicantes, enfermeros, camilleros, farmacéuticos y personal auxiliar, con objeto de estar listos para entrar en funciones en cuanto se les necesitara.
Los turbios y verdaderos propósitos yanquis se pusieron de manifiesto en los criminales bombardeos realizados por fuerzas navales norteamericanas a indefensas ciudades cubanas. Cárdenas fue uno de los lugares escogidos para aplicar esta política de atemorización.
En la tarde del 11 de mayo de 1898 es bombardeada la ciudad por unidades de la Escuadra Naval norteamericana. La aparición de las naves fue comunicada por el Capitán del Puerto de Cárdenas al Comandante Militar. Como consecuencia de esta señal de alarma las fuerzas del Ejército y los voluntarios se pusieron sobre las armas.
A la una de la tarde ya se podían divisar perfectamente la situación de los barcos norteamericanos en la bahía. Todo parece indicar que estos eran: el cañonero Wilmington, el guardacostas Hudson y el torpedero Winslow. Inmediatamente el cañonero español Antonio López, las cañoneras Ligera y Alerta, y el vapor Cometa, se situaron convenientemente, dominando los muelles.
En opinión del prestigioso investigador cubano Gustavo Placer Cervera:

 ... las fuerzas navales norteamericanas intentaron realizar, en Cárdenas, una acción combinada. En la entrada de la bahía, el cañonero Machíassituado a poco más de una milla de su objetivo abrió fuego sobre la estación de señales situada en Cayo Diana y protegió el desembarco de un destacamento en dicho cayo con la misión de destruir la estación y cortar todos los cables que encontrara. Casi simultáneamente, el cañonero Wilmington, el guardacostas Hudson y el Torpedero Winslow penetraron en la bahía y se acercaron a los atracaderos en busca de las pequeñas cañoneras españolas allí basificadas para aniquilarlas. El torpedero que, por ser de los tres buques incursores el de menos calado fue el que más se aproximó al puerto, cayó de pronto bajo el fuego de los defensores y fue alcanzado por varios proyectiles que le causaron averías considerables y mataron a un oficial y a cuatro marineros fueron las primeras víctimas yanquis de la Guerra Hispano – Cubana - Norteamericana, hiriendo gravemente a otros dos. El fuego de respuesta de los buques norteamericanos fue intenso pero precipitado (...) •

Resulta importante señalar que luego de cumplir su misión, el destacamento desembarcado en Cayo Diana, el cual estaba mandado por un Alférez, arrió la bandera española que ondeaba en el lugar e izó por primera vez en suelo cubano, en un acto que sería el preámbulo de lo que ocurriría al termino de la contienda, la bandera norteamericana. A partir de las 2:05 p.m., aproximadamente, el cañoneo del enemigo sobre las embarcaciones españolas y la ciudad fue violento y sostenido. La fuerza naval española enfrentó el ataque y aunque el terrible fuego casi la destruyó, resistió la ofensiva norteamericana.
La población cardenenses fue bombardeada con la artillería de mayor calibre, hasta poco después de las 4:00 p.m. cuando se retiraron los norteamericanos, satisfechos de su hazaña, llevándose a remolque el buque averiado. Según testigos de la época más de 300 bombas cayeron sobre la ciudad. El despiadado ataque contra Cárdenas, una plaza abierta y sin fortificaciones, ocasionó enormes incendios y otros daños materiales a la ciudad. Como consecuencia del ataque varias personas resultaron heridas y se produjo la pérdida de algunas vidas humanas.
Entre los terribles testimonios de aquel insensible acto de prepotencia, está la que narra la historia de una niña de cuatro años, herida en la cabeza por la misma metralla que mató a su madre en la calle de Ceruti e Industria, cuando al sacar la cabeza del escondite en que se hallaba, una bala se la cercenó. Las funestas consecuencias que tuvo para Cárdenas el bombardeo se recogen claramente en la prensa de la época. Así, por ejemplo, el Diario de la Marina en su edición de la tarde del 16 de mayo de 1898, expuso lo siguiente:

Son numerosas las casas que han sufrido desperfectos. En el Casino, en el Teatro, en la planta eléctrica, en la plaza, en el mercado, en los cuarteles de infantería y de bomberos, puede decirse que en toda la ciudad, cayeron proyectiles.
En la fachada de la estación del ferrocarril, altos habitados por el Sr. Iribas, una granada abrió un enorme boquete.
En el despacho/ de ese mismo Sr./ situado en el edificio de la administración, cayó otra granada en el techo. Afortunadamente ninguno de los disparos causó desgracia personal alguna, por no haber nadie allí en esos momentos.
En el hermoso edificio que ocupó la tienda de ropas La Positiva una granada ocasionó en ºel balcón que da al patio una tronera abismal.
El almacén de Zulueta quedó casi disuelto, pues allí iban a dar la mayoría de los disparos dirigidos contra el Antonio López.
Una bala perforó un tanque de miel en el almacén de Echevarría, perdiéndose 130 bocoyes de ese dulce.
Otra bala, en el mismo almacén, atravesó tres bocoyes que estaban en fila, perdiéndose la miel que contenían.
La casa escuela de los R.R.P.P. Trinitarios, Ceruti Línea esquina a Coronel Verdugo, quedó deshabitada, estaba casi en el suelo.
Una bomba a las 2:30 p.m. incendió el antiguo almacén de Torróntegui, habitado por familias reconcentradas.
Las averías del cañonero Antonio López son las que siguen: deshecha la vajilla por dos veces e incendiada la guardarropía del Comandante.•

Esta criminal acción, al igual que la efectuada al día siguiente en Cienfuegos, demostró, al decir del investigador Gustavo Placer Cervera, hasta qué punto: ... las fuerzas armadas de Estados Unidos carecían de una preparación adecuada. Resalta el grado de improvisación y hasta la falta de profesionalismo de los que la dirigieron, al no llevar a cabo la exploración y no haber conocido el despliegue del enemigo que se defendía •


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA