sábado, 18 de mayo de 2013

A propósito del Día Internacional de los museos: Breve reseña histórica de la museología cardenense.

Por: Ernesto Alvarez Blanco y Madelayne Fernández Vera Los museos son instituciones creadas para la preservación de aquellos objetos que mejor ilustran los fenómenos de la naturaleza, el trabajo del hombre y la civilización. Además de incrementar la cultura y el conocimiento de los pueblo. San Juan de Dios de Cárdenas es una ciudad privilegiada por la variedad de Museos que posee; así como por las valiosas colecciones que estos atesoran. Los primeros antecedentes de la museología en nuestra zona, datan del año 1847, cuando el sabio naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach, establece en las cercanías de Cárdenas del primer Museo de Historia Natural de Cuba. El notable científico llegó a la finca “Refugio”, que había sido comprada por su gran amigo y protector Carlos Booth, en la primavera de 1847, estableciendo un laboratorio de taxidermia, además habilitó un libro de visitas en el cual reunió 3200 firmas. Cuatro años más tarde, en 1852, traslada su museo a la edificación conocida en esa época como La casa azul. Actual fábrica de conserva “La Perla del Norte”. En el museo Oscar M. de Rojas se conservan fotos y documentos del destacado ornitólogo así como el primer ejemplar que destinó a su museo: un zunzuncito, considerada el ave más pequeña del mundo, la cual cazó y taxidermió en marzo de 1844, clasificándola por ser una especie nueva con el nombre de Calypte Helenae, en homenaje a Elena Faz, esposa de su protector. Uno de los hijos más ilustres y querido de este terruño, Oscar María de Rojas fue el fundador y primer Director del museo que lleva su nombre. Es considerado como EL PADRE DE LA MUSEOLOGÍA CUBANA. Su obra museológica y museográfica es de obligada referencia para los estudiosos del tema. Cárdenas tuvo el privilegio de levantar el primer edificio concebido para Museo en la Isla. Los antecedentes de este hecho hay que buscarlos en el mes de Diciembre de 1906, cuando las tropas norteamericanas de la segunda intervención, que se alojan en el antiguo Cuartel de Infantería de la Ciudad, solicitan más espacio; por lo que en un acto de prepotencia, su jefe, el Coronel Calwin B. Cowles, informa verbalmente al Presidente del Ayuntamiento que se hacía imprescindible desalojar de ese sitio al Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas. La despótica orden no tomó desprevenido a los miembros de la Comisión Promovedora del Museo y Biblioteca, los cuales habían acordado comenzar a dar los pasos necesarios para dotar a la institución de un edificio propio, iniciando al efecto una suscripción popular. La donación por la colonia asturiana de Cárdenas del terreno, que en la Avenida de Vives, tenía destinado a la construcción de una Capilla a la Virgen de la Covadonga, hace posible que se inicien el lunes 15 de abril de 1907 las labores constructivas. El edificio y la Capilla Anexa se concibieron inicialmente, con un estilo árabe y a un costo de 15 500 pesos, pero, en realidad, se invirtió en su construcción una suma mucho mayor que la proyectada. El 20 de mayo de 1918 quedó oficialmente inaugurado el edificio propio del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, EL PRIMERO DE SU TIPO CONSTRUÍDO EN CUBA. Entre los presentes en el acto, al cual asistieron unas 2000 personas, se hallaban, además de las autoridades locales y provinciales, personalidades de la talla del historiador santiaguero Emilio Bacardí Moreu, fundador del primer Museo Polivalente que abrió sus puertas en la Isla. El Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas permaneció en su edificio propio hasta la década del 60 del siglo XX, en que, debido al deterioro del inmueble, se decidió trasladar sus valiosas colecciones a la antigua Casa Consistorial de la Ciudad, en donde fue reinaugurado el 19 de marzo de 1979. Sin embargo, en la Avenida de Vives entre las calles de Merced y Salud, los restos del edificio, en donde fue colocada una placa conmemorativa en el año 2000 en ocasión del Centenario de la fundación de nuestro Museo y Biblioteca, son aún testigos mudos de una casi desconocida primicia cardenense. El Museo “Oscar M. de Rojas”, segunda institución cultural de este tipo fundada en la Isla, se encuentra situado en uno de los edificios más notables que rodean al Parque José A. Echeverría, la antigua Casa de Gobierno le sirve de sede. Al acceder al interior del edificio, declarado Monumento Nacional el 19 de marzo del 2000. Se pude admirar las valiosas y variadas colecciones del museo “Oscar M. de Rojas”, que abrió sus puertas en este mismo lugar el 19 de marzo de 1900. Luego después de ser restaurado y remontado capitalmente gracias a los programas de la Revolución, reinaugurado con presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. La institución conserva colecciones exclusivas de arte, numismática, historia, ciencias naturales, armas, etnografía religiosa y arqueología de Cuba y latinoamericana. Posee 11 salas de exposición, en las que se exhiben más de 7000 piezas originales. También promueve numerosas actividades culturales dentro y fuera de su sede. El Centro de Veteranos “General Máximo Gómez” abrió sus puertas como museo en 1975 y entre sus más valiosos exponentes se hallan una Galería con los retratos, así como piezas de los miembros de la Brigada Cárdenas y de otros patriotas de trascendencia local y nacional. Entre otros valiosos exponentes en él se exhibe, desde 1986, la habitación, con su mobiliario original, en la que falleció el 17 de junio de 1905 en la capital del país el General en Jefe del Ejército Libertador Cubano Máximo Gómez Báez. Conjuntamente con la habitación, salvada por los cardenenses Benito Laguerruela y Vicente Font para ser trasladada íntegramente al Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas (este fue el primer monumento trasladado en Cuba), se muestran valiosos objetos y obras de arte vinculados a la vida del Generalísimo En esta institución en la cual se realizan con frecuencia variadas actividades culturales – se encuentra también el Centro de Información del museo “Oscar M. de Rojas”, del cual es una filial. En la Avenida de Jenez entre Coronel Verdugo y la Calzada de O´Donell, se encuentra la Casa Natal del mártir cardenense de José Antonio Echeverría Bianchi, declarada Monumento Nacional en 1971 y convertida en Museo en 1973. Restaurada y remontada capitalmente gracias a los programas de la Revolución, la Casa fue reinaugurada por Fidel Castro Ruz, en el mes de julio del 2005. En su interior podrá Ud. apreciar valiosos y originales objetos, fotografías y documentos históricos vinculados con la vida y la obra de José Antonio Echeverría Bianchi , de sus familiares y de sus compañeros de lucha, así como, el automóvil marca CHYSHLER de 1954, utilizado por líder estudiantil cardenense en algunas actividades revolucionarias. En la esquina de la Avenida de Vives y la calle Coronel Verdugo se encuentra el majestuoso edificio del antiguo Cuartel de Bomberos de la Ciudad, inaugurado en 1872 y que en 1985 cesó sus funciones. Restaurado capitalmente gracias a los programas de la Revolución fue convertido en sede del Museo a la Batalla de Ideas, institución que fue inaugurada por Fidel Castro Fidel Castro Ruz, el 14 de julio del 2001. En su interior se aprecian objetos, fotografías y documentos vinculados a la historia de las relaciones Cuba – Estados Unidos, la batalla librada por el pueblo de Cuba para lograr el regreso a su Patria del niño cardenense Elián González y la actual Batalla de Ideas que libra la Isla. Además, podrá admirar la escultura de yeso fundido del Héroe Nacional cubano José Martí realizada por el escultor cubano Andrés González que se colocó, hasta la instalación de la definitiva de bronce, en la Tribuna Antiimperialista José Martí en la capital del país así como, bajorrelieves de destacados próceres y revolucionarios cubanos de ideas antiimperialistas. El museo cuenta también con biblioteca, sala de computación, dos salas de reuniones, tienda de venta de suvenires y una sala de exposiciones transitorias. Desde la azotea del edificio, la cual es el punto accesible más alto con que cuenta la Ciudad. Se puede disfrutar de una vista panorámica de la Ciudad, su bahía y la Península de Hicacos. Desde su surgimiento realiza variadas actividades culturales y es sede del Proyecto Suerte de Cangrejo de gran prestigio a nivel nacional El Museo Nacional Eclesiástico “Blanca Rosa Ojeda”, adscrito a la referida iglesia, fue la primera institución de este tipo inaugurada en la Isla. Exhibe una interesante colección de biblias y objetos relacionados con la historia del Colegio Presbiteriano “La Progresiva” y la Iglesia Presbiteriana Reformada en Cárdenas y en Cuba, en sentido general. Resulta necesario recordar que en nuestro municipio existió, el primer museo de Tradiciones Campesinas de Cuba, creado por iniciativa de la pintora Olga Ojeda y del Lic. Lázaro Miranda Chirino, quien fuera Historiador de nuestra Ciudad. Fue Inaugurado el 9 de mayo de 1981, a solo cuatro kilómetros de la ciudad, en la cooperativa de producción agropecuaria “Roberto Fernández Pérez”. Su objetivo era mostrar los elementos de la cultura material de nuestros campesinos: su casa de vivienda, instrumentos de trabajo, sus muebles, útiles del hogar y vestuario, así instrumentos musicales típicos. Cerró sus puertas a finales de la década del 80 del siglo XX También por la misma época existieron en nuestra localidad tres salas museos una dedicada a la historia de los ferrocarriles ubicada en la estación de trenes de San Martí; otra destinada la historia Jurídica Local que tuvo su sede en el Palacio de los Matrimonios y la tercera se encontraba ubicada en el fuerte Rojas donde se exhibían objetos relacionados con la guerra del 95 en Cárdenas Antes de finalizar nuestro espacio no podemos dejar de recordar que en nuestra Ciudad se fundó, el 21 de septiembre de 1998, el primer Museo del Barrio del país, el cual lleva el nombre del mártir cardenense Guillermo Geilín. Se halla ubicado en el antiguo edificio del Instituto de Segunda Enseñanza de Cárdenas, hoy ESBU José Smith Comás, y exhibe objetos museables donados por decenas de vecinos de la zona 87 de los CDR. Siguiendo esta tradición, el 13 de junio del 2004 a la Ciudad Bandera le nació otra primicia vinculada a la museología: el primer Museo del Barrio creado por un núcleo zonal del PCC. Radica en el local de la FMC municipal y conserva objetos y documentos vinculados al área fundacional de la Ciudad y sus alrededores. Lleva el nombre de la destacada museólogo cardenense, ya fallecida, Aleyda Torres González.

viernes, 17 de mayo de 2013

Por sus 90 años: Homenaje de El Cardenense a Marta Arjona Pérez, destacada defensora del patrimonio cultural y los museos cardenenses

En vísperas del Día Internacional de los Museos, El Cardenense rinde homenaje de admiración y respeto a una importante personalidad de la cultura cubana, la Dra. Marta Arjona Pérez (1923-2006), quien hubiera cumplido sus 90 años el pasado 3 de mayo. El web máster de El Cardenense - Ernesto Alvarez Blanco - tuvo el placer de conocer a la Dra. Marta Arjona y le debe además, el haber podido concluir sus estudios de museología así como su primer viaje a España, entre otras muchas atenciones y deferencias. Por sus 90 años. Marta Arjona: su otra manera de crear Por: MARTA ROJAS. Tomado del periódico Granma.Marta Arjona Pérez habría cumplido 90 años el pasado 3 de mayo. Las artes plásticas y la ciencia de conservación del patrimonio de las naciones fueron los distintivos fundamentales del quehacer de esta intelectual, que ha dejado muestras de su obra en casi toda Cuba. MARTA ARJONA (1923-2006). Como artista de la plástica su creación original le fue reconocida desde los años de aprendizaje en San Alejandro con galardones de alumna de mérito, fundamentalmente, por sus primeros lugares ganados en modelaje, y luego durante su perfeccionamiento en París como becada de la especialidad de Cerámica de l`Ecole de Metiers d¢ Art y l¢ Ecole d¢ Arts Apliques. Ya en Cuba, a partir de 1949, incrementó su espiral creativa como integrante de un grupo de jóvenes artistas que se nuclearon en el legendario Taller de Santiago de Las Vegas, bajo la dirección del maestro Juan Miguel Rodríguez de la Cruz y colaboradores tan brillantes como Amelia Peláez, René Portocarrero, María Elena Cubrías y otros maestros. Fue definitivamente el barro la materia prima que distinguió su creación, y sus obras de cerámica pronto trascendieron en el ámbito de las artes plásticas. Unos años después el intelectual José Antonio Portuondo escribió que en Marta Arjona se unen de forma eficaz y apasionada la creación de sus propias obras y el impulso a las de otros. Se refería, en primer lugar, al empeño permanente como el de la Galería Nuestro Tiempo que fundó y dirigió la joven artista. Del mismo modo ocurriría en centros culturales como el Lyceum del Vedado, en el cual obtuvo la beca que permitió sus estudios en París. Arjona hizo importantes murales y colaboró en otros diseñados por notables artistas, entre ellos se distingue el mural de la entrada del actual Ministerio del Interior, realizado por Amelia Peláez con su colaboración. También en el periodo 1960-1976 colaboró con René Portocarrero en el gran mural de cerámica para el Palacio de la Revolución y con Mariano Rodríguez en el mural de la Escuela Vocacional Lenin. Su labor como crítica tiene ejemplos insoslayables: su especialización en las obras litográficas de Honoré Daumier, en los tesoros del Ermitage, así como en la gigantescas obras de Orozco, Rivera y Siqueiros en México. Esos trabajos suyos constituyen elementos de obligada referencia, no solo en Cuba. Algunos han pasado por alto a la fotógrafa Marta Arjona, cuya temprana afición por la cámara hizo de ella una profesional. El arte de la fotografía le atrajo siempre y podría afirmarse que no hubo obra de restauración o conservación propuesta en su labor patrimonial que no estuviera fotografiada por ella, antes y después de lograrse su aprobación. Una de las muestras, en este punto, son las muchas y variadas fotos que tomó en París, en diferentes momentos, a Alejo Carpentier y a otros intelectuales y artistas, aunque nunca las expusiera en galería alguna, que sepamos. Sin embargo, no pocas han sido publicadas, sin la identificación de la autora. El respeto a la fotografía, como arte, siempre fue defendido por ella en todos los foros. DISTINTA MANERA DE CREAR En 1982, en una entrevista concedida por la doctora Arjona a El Caimán Barbudo, titulada La Rebelión en los Museos, la directora del Consejo Nacional del Patrimonio dijo: "Mi renuncia a la actividad artística no me afectó en lo personal ni tampoco en mi sensibilidad porque la Revolución significa más que todo eso. Yo me vi realizada como artista, porque con este trabajo también estaba creando beneficios para todos. Se trata de una distinta manera de crear". Esta actitud la asumió Marta Arjona desde 1962. Se resume en una disposición revolucionaria singular que escribió de su puño y letra, en una simple hojita de papel, el Comandante Fidel Castro, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, dirigida al compañero Pepín Sánchez, entonces encargado de los bienes de personas que abandonaron definitivamente el país a partir de enero de 1959. Un día le pregunté a la doctora Arjona (todos la llamábamos doctora) si había estudiado Filosofía y Letras. Me respondió sonriente, mientras sacaba de una gaveta de su escritorio un pequeño papel manuscrito y me dijo: "Mira mi diploma". Leyó: Pepín: Colección china de Jade. Muebles de estilo museable. Cuadros de pintura. Entregar esto a la compañera Marta Arjona, Fidel Castro Ruz. Habana, Junio 13,62. Desde ese día ella se entregó de lleno al servicio de la conservación del patrimonio cultural. El nombramiento en la Gaceta Oficial vendría después, y otros más hasta su puesto especializado en la UNESCO. Más de una vez la visité en su casa y pude admirar algunas de sus obras, pero nunca, por decisión propia, volvería a colocar ninguna de ellas en las galerías, hasta que un día el compañero Eusebio Leal, como Historiador de la Ciudad, tuvo la encomiable deferencia de homenajearla con una muestra a la cual ella asistió como invitada. Ya Marta Arjona, hacía años que había recibido el reconocimiento a la labor de rescate del patrimonio arquitectónico de Cuba, otorgado por la Fundación de Monumentos del Mundo, en Nueva York (1965). Serían numerosos los cargos que desempeñó en el ámbito de la salvaguarda del patrimonio nacional y mundial en la UNESCO, en organizaciones no gubernamentales y museos del mundo. En cuanto al patrimonio nacional su primer proyecto, aprobado por la UNESCO, fue la declaración de Patrimonio Mundial del Centro Histórico de La Habana Vieja y su Sistema de Fortificaciones como bien cultural. Ocurrió en la VI Reunión del Comité de Patrimonio, en París, en diciembre de 1982. A esta declaración de bien cultural le siguieron las siguientes: el Centro Histórico Urbano Trinidad y su Valle de los Ingenios, el Castillo San Pedro de la Roca, de Santiago de Cuba; el Parque Nacional Alejandro de Humboldt y otros centros históricos de carácter cultural, paisajes naturales, Patrimonio Oral e Inmaterial, como la Tumba Francesa de Santiago de Cuba; Paisaje Cultural del Valle de Viñales y otros valores excepcionales de Cuba, hasta el año de su muerte, ocurrida el 23 de mayo del 2006. Un persistente y profundo trabajo dedicó también a los museos. Basta leer su libro Recuento, donde compila numerosos trabajos que publicó. El volumen lo dedicó a estudiantes e instructores de Arte y en relación a los museos, dice: "Deberán lograrse cifras mayores (de asistencia), lo que se conseguirá en la medida en que se desarrolle el interés por la función educacional y cultural de los museos como centros de educación permanentes". Del propio libro retomo su concepción del arte: "Se ha dicho que nada acerca más a los pueblos que la mutua comprensión del espíritu, y que no hay exponente más claro del espíritu que el arte en sus diversas manifestaciones". Así lo asumió Marta Arjona a lo largo de su vida, de ahí que vio a la Revolución "como una manera diferente de crear", según sus palabras.

martes, 14 de mayo de 2013

Los enigmas de Moisés Finalé

POR: TONI PIÑERA. Tomado del periódico Granma. Frente a sus creaciones pictóricas, el espectador se conmueve por tantos enigmas. Contemplarlas resulta como visitar el gabinete de Pentesilea, la adivina del Renacimiento, o caminar por el Antiguo Egipto; vivir como si estuviésemos en otro estado del cuerpo o como si participáramos ante una visión que resume la geografía universal y sus culturas. Es, en pocas palabras, como si viésemos nuestro rapto reflejado en un espejo Todo ello se pudo apreciar en la galería La Acacia, donde el destacado artista cubano Moisés Finalé expuso un conjunto de pinturas de mediano y gran formatos, y algunos objetos escultóricos bajo el título Al lado del camino. Allí regaló sus visiones de un viaje por el tiempo que incluye los adentros del hombre. Sus trabajos enfocan parajes remotos que construye en su mente y luego arma sobre las telas. Establece un juego de imágenes semánticas y pictóricas que despiertan en quien las observa múltiples evocaciones. Y las texturas/formas/situaciones que evocan personajes, objetos y fondos de sus pinturas parecen llegar desde distintas épocas vividas por el hombre en su bregar por la Tierra. Para llegar aquí, Finalé ha desandado un amplio camino, aunque a decir verdad, desde sus inicios profesionales allá por los 80, el artista entregaba una de las obras más fuertes, personales y expresivas de la plástica cubana. Los años lo han enriquecido, y en su obra que no se adhiere a una tendencia específica, él armoniza todos los medios de la práctica profesional que ha conocido. Utiliza indistintamente los códigos del arte moderno y del postmodernismo, y estructura las imágenes con diversas gamas y tratamientos. Pueden deslizarse por sus superficies barrocas una técnica tradicional combinada, una distorsión lineal o un trazado punzante, algún brochazo informalista, una pintura libremente dispuesta y a veces chorreada, y hasta algún dibujo tomado de expresiones infantiles. Contraponiendo técnicas, materias, formas, trazos y tonalidades alcanza una textura visual de alto calibre. Todo ello matiza un sistema pictórico que se vale de variados elementos míticos sincréticos, figuraciones bíblicas y objetos simbólicos. Su obra no tiene fronteras incluso en el estrecho límite de las telas o maderas, tejidos, donde se mezcla el acrílico con técnicas mixtas e incluso, el metal. Por entre el entramado de sus cuadros hierven las vibrantes y cálidas masas de colores; los fondos restregados sin menoscabar la arquitectura; la armadura de gestos precisos son dados con la elegancia de una mano firme. De esta manera se puede también describir, mejor que clasificar, la pintura de Moisés Finalé. Como un sonámbulo sobreviviente nos entrega visiones de viajes interiores, que después traduce con un trazo vigoroso y sutiles tonalidades que se acomodan entre las formas. Portadoras de un sólido rigor constructivo, sus piezas son, tal vez, reflejos de una vivencia onírica como si el artista obligara a su imagen a salirse de él y ya de retorno, con la imaginación transida de quiméricas anatomías, el arte del autor comenzara a unir lo disperso y a dispersar lo unívoco en una transmutación en la que clama, se retuerce y vibra el ingenio del artista por ordenar la realidad.

sábado, 11 de mayo de 2013

LAS OTRAS ACCIONES NAVALES DE LA GUERRA HISPANO - CUBANA - NORTEAMERICANA: EL BOMBARDEO A CARDENAS.

Tomado de www.elgrancapitan.org El 25 de abril de 1898 ocurrió cerca de Cárdenas, Cuba, una acción naval menor, entre el torpedero estadounidense USS Foote al mando del teniente William Ledyard Rodgers y la lancha cañonera española Ligera, al mando del teniente Antonio Pérez Rendón. Creo que este fue el primer encuentro entre dos barcos de guerra en esta contienda, y sin duda victorioso para las armas españolas. El 25 de abril, la Ligera patrullaba la entrada del puerto de Cárdenas. Su comandante era el teniente Antonio Pérez Rendón y Sánchez, un experimentado oficial gaditano que había visto acción contra los insurgentes cubanos muchas veces durante la guerra. El torpedero americano Foote, un buque de guerra 142-ton armado con tres cañones de tiro rápido de 1-pounder y tres tubos lanzatorpedos de 457 mm, fue avistado cerca de Cayo Diana. Ambas naves pronto abrieron fuego una contra la otra. El barco estadounidense disparó más rápido, pero con menos precisión, cerca de 70 tiros, de los cuales sólo uno impactó en la Ligera, mientras la Ligera sólo disparó 10. Los daños y víctimas a bordo del barco español fueron mínimos. El Foote, por su parte, sufrió varios impactos, y dejó el combate envuelto en humo, al parecer muy dañado. Esta es la versión de fuentes españolas, que también estimaron que el barco torpedero era el USS Cushing. Según fuentes americanas, los daños fueron leves y simplemente se retiró ante la cañonera española, lo cierto es que el Foote no necesitó reparaciones mayores y continuó con sus tareas de bloqueo y de mensajero de entre la flota americana en aguas cubanas y Key West. Antonio Rendón fue galardonado con la Cruz Naval de María Cristina por su éxito, que fue recibida con agrado por la opinión pública. Por su parte W. Rodgers continuó su carrera en la US Navy y acabó como vicealmirante, si bien siempre se mantuvo en la esfera del entrenamiento y los servicios técnicos. CARDENAS, 11 DE MAYO 1898. Hacemos notar que esta acción fue simultánea con la del corte de cables en Cienfuegos. Al comienzo de la guerra, todos suponían lógicamente que la flota española que se esperaba en el Caribe, tomara como base La Habana, por lo que se pensaba que el grueso de las operaciones tendría como teatro el Occidente de la Isla, por consiguiente los americanos comenzaron a practicar reconocimientos en algunos de los puertos en la zona, quizá buscando donde establecer una cabeza de playa. El día 8 de Mayo es bombardeada la estación de señales de Cayo Romero, a la entrada de la Bahía de Cárdenas, entablándose un duelo artillero entre el torpedero norteamericano Winslow, acompañado por el pequeño crucero USS Machías y las cañoneras españolas Ligera y Alerta, acompañadas por el remolcador artillado Antonio López. El encuentro terminó sin consecuencias. El día 11 de mayo, aproximadamente a las 9 de la mañana, una flotilla compuesta por el crucero Machias, la cañonera Wilmington, el torpedero Winslow y el USRC Hudson se presentó frente a la bahía de Cárdenas, en la costa norte de Matanzas, con este propósito, y además con el objetivo de destruir algunos pequeños barcos de guerra españoles que operaban desde este puerto. El comandante de la flotilla era J. F. Merry, a bordo del USS Machias. USRC Hudson: Desplazamiento: 128t; Dotación: 11 hombres; Comandante: primer teniente Frank H. Newcomb. (Este oficial llegó a Comodoro, y durante la 2º Guerra Mundial, un destructor de la clase Fletcher fue bautizado con su nombre.) Armamento: 2 x 6-pound Driggs -Schroeder rapid fire guns; 1 x Model 1895 ametralladora Colt USS Wilmington: Como curiosidad podemos apuntar que ha sido el único buque de la armada americana en llevar este nombre en todos los tiempos. Fue diseñada, junto a su gemelo USS Helena para prestar servicio en los ríos de China. Su poco calado, que la hacía inestable y muy incómoda en el mar, sin embargo le permitía operar sin práctico en puertos como el de Cárdenas o Manzanillo, adonde otros buques como el Machias, a pesar de tener menor desplazamiento, no podían entrar. Desplazamiento: 1,397 toneladas Dotación: 10 oficiales y 165 marineros. Comandante: Capitán Chapman Coleman Todd Armamento: 8 x 4 inch rapid fire guns 4 x 6 pounder rapid fire guns 4 x 1 pounder rapid fire guns 2 Colt revolving cannons 1 cañón de campaña de 3 pulgadas. USS WINSLOW torpedero de la clase FOOTE, y gemelo también del USS CUSHING, era un barco nuevo, botado solo 5 meses antes. Aquí lo vemos en una maqueta: Desplazamiento: 142 toneladas Tripulación: 4 oficiales y 20 marineros, comandados por Lt. J. B. Bernadou Armamento: 3 cañones de 1-libra 3 tubos lanzatorpedos de 18" Whitehead La escuadrilla española estaba compuesta por las lanchas cañoneras Ligera y Alerta, de 42 toneladas , armadas con un cañón Nordenfelt de 4,2 cm a proa y una ametralladora Maxim de 3,7 cm a popa y el remolcador Antonio López, de 68 toneladas y armado con un cañón de 5,7cm a proa. El Winslow, en unión al vapor HUDSON tendrían que sondear uno de los canales de entrada a la bahía, con ayuda de un piloto cubano, Santos, y limpiarlo de torpedos y minas. Este trabajo quedó terminado al mediodía; a causa del calado, el HUDSON tocó ligeramente en el fondo, pero se las arregló para no resultar dañado. Mientras, el Machias se apostó a aproximadamente 2 km al noroeste de Cayo Diana, donde se suponía que se encontraban los equipos y cables para detonar las minas, y abrió fuego sobre dicho cayo, destruyendo el faro. Fue enviada una lancha bajo mando del alférez Willard, el cual tomó posesión de las instalaciones, apresando al personal encargado sin resistencia, e izó la bandera americana (fue el primer territorio cubano sobre el que ondeo la bandera de las barras y las estrellas). Destruyó una caseta de señales que había allí, pero no encontró ningún equipo o cable relacionado con minas. Mientras en Cárdenas cundió la alarma, a la vista de los buques americanos, siendo llamadas las fuerzas de una compañía del 1º Batallón del 1º Regimiento de Infantería de Marina que desde marzo de 1897 operaba por la zona de Cárdenas, vigilando la costa hasta Varadero, tarea que compartía con un batallón del Regimiento Cuenca del Ejercito y 250 voluntarios que habían en la población, ocupando posiciones en el litoral, desde los muelles a la estación de ferrocarril. La preparación española incluyó la retirada de las lanchas cañoneras a una zona de la bahía con escollos, a las que no pudo las pudo seguir el remolcador por su mayor calado, quedando en el fondeadero solo ante el peligro. Ante lo que se venía encima, se ordenó abandonar el barco a los miembros de la tripulación que no fueran estrictamente necesarios para la lucha, y así lo hicieron también las tripulaciones de otros barcos y un bergantín civil. La acción dio comienzo a las 12:30, con la marea alta, penetrando los barcos americanos en la bahía, el HUDSON a estribor y el WINSLOW a babor del WILMINGTON, desplegados para interceptar a los cañoneros enemigos si intentaban escapar, el HUDSON fue enviado a lo largo del lado Oeste y el WINSLOW por el Este de la bahía para interceptar dicho movimiento enemigo. Al no encontrar ningún barco español, los 3 barcos se reunieron a una distancia de cerca de 3,200 metros de la población. Estando en esta posición, el Capitán Todd del WILMINGTON, que era el oficial a cargo de lo operación, ordenó al Winslow adelantarse e investigar “un pequeño cañonero… pintado de gris con la chimenea negra, aparentemente con vapor levantado y amarrado a un embarcadero (el Antonio López), a su izquierda se apreciaba una masa compacta de edificios muy cercanos al agua”, según el reporte del Lt. J. B. Bernadou, comandante del USS WINSLOW. Los torpedos del barco fueron ajustados para que navegaran por la superficie, los detonadores en forma de ventilador en sus narices también fueron ajustados para provocar la explosión en un rango corto, y fueron realizados todos los preparativos para entrar en acción de inmediato. Aproximadamente a las 1:45 y a una distancia de cerca de 1,300 metros de la costa, cuando el WINSLOW avanzaba, fue disparado el primer cañonazo del encuentro, desde el barco español, marcado claramente por una nube blanca en su casco. El tiro pasó sobre el WINSLOW, y fue de inmediato respondido por el mismo buque, y fue la señal para que comenzara un rápido y potente fuego desde la playa. El fuego de fusilería español, caracterizado por la ausencia total de humo, confundió a los americanos, incluso a los oficiales que comandaban los cañones en el WILMINGTON, quienes al observar algunos destellos entre las edificaciones pensaron que había allí una batería de modernos cañones de pólvora sin humo, por consiguiente algunas granadas fueron disparadas en esa dirección. Al comienzo de este fuego el Lt. J. B. Bernadou comandante del USS WINSLOW, recibió una herida superficial en el muslo derecho, pero así mismo continuó al frente de la nave. Pronto un tiro afortunado perforó el casco del WINSLOW y dejó inoperativa la rueda del timón, dejándola sin posibilidad de reparación ya que los cables de la rueda al timón habían sido cortados; quedando sin dirección el torpedero. Durante un corto tiempo lograron mantener la proa en dirección al enemigo, para ofrecer el menor blanco posible, alternando el uso de las dos propelas, pero no pudieron evitar que en una ocasión el barco girara demasiado y presentara su costado al enemigo. Entonces una segunda granada atravesó el cuarto de máquinas dejando una de las dos máquinas inoperativa. Ya no se podía gobernar el barco alternando el uso de las hélices, por lo que la tripulación lo intentó entonces alternando rápidamente la marcha atrás y delante de la propela que les quedaba en funcionamiento, los compañeros que saben algo de marinería ya me dirán cómo es posible esto, creo que será bastante difícil. Para el Winslow ya solo quedaba tratar de mantener el fuego de los cañones de 1-pounder , y de mantener en funcionamiento la máquina que quedaba, para que el barco se mantuviera en movimiento y así reducir las probabilidades de que fuera nuevamente impactado. El WINSLOW, ahora prácticamente inutilizado, hizo señas al HUDSON para que lo remolcara lejos de la acción (2:20 de la tarde). La comunicación entre la cubierta y el cuarto de máquinas estaba interrumpida. Esto requirió que el alférez Bagley realizara muchos viajes cortos desde el puesto de mando en la cubierta hasta el pie de la escala a la sala de máquinas en el interior del buque, para transmitir las órdenes a los hombres que estaban debajo en mecanismo de la marcha atrás. En un momento en que se encontraba en cubierta, por la parte del cañón de estribor, se detuvo cerca de un grupo de hombres. Una granada impactó contra un carrete de mangueras, explotó al instante, matando a Bagley y a 2 más, e hiriendo mortalmente a otros 2. El Hudson se acercó al Winslow a todo vapor, manteniendo un fuego constante y rápido de sus cañones de 6 libras sobre el enemigo en tierra. Debido al agua de bajío y el movimiento hacia la orilla del Winslow, pasaron treinta minutos antes de que el Hudson tuviera éxito en enlazar con un cabo al Winslow y comenzó a tirar de él. Los españoles mantuvieron un fuego constante durante este tiempo, que pareció ser sobre todo dirigido hacia el Winslow, y que fue devuelto en cada oportunidad por el Winslow y Hudson. Por su parte el Antonio López recibió 12 impactos de cañones de tiro rápido, uno de los proyectiles incendió la cabina del comandante, y otro le inutilizo un bote, y provocaron algunos heridos, sin duda pocos porque la tripulación a bordo se había reducido. Realizó 135 disparos con su cañón de 5,7 cm, hasta agotar la munición, quien sabe si esto salvó al Winslow de la destrucción total, ya que el disparo que mató a Bagley fue de los últimos efectuados por el Antonio López. El bombardeo sobre el litoral de la ciudad de Cárdenas destruyo el consulado inglés, almacenes y varias casas y edificios, provocando 2 víctimas mortales: un voluntario y un civil (el Diario de la Marina pone que fue una niña), y un sargento y 7 soldados heridos. Varios incendios se declararon, que fueron sofocados por los bomberos y la población, que trabajaban aun antes de terminar el combate. El Winslow fue remolcado junto al Wilmington, desde el cual fue enviado un bote con un oficial médico, quien trasladó a los heridos y muertos del Winslow al Wilmington. En ese momento el mando del Winslow fue trasladado al artillero G. P. Brady, a causa de la herida del comandante Bernadou, que le impedía el servicio activo. Finalmente, cerca de las 3.30 p.m., los 3 barcos abandonaron la bahía de Cárdenas, el Winslow remolcado por el Hudson. Al oscurecer, se reunieron con el U.S.S. Machias aguas afuera, donde el Winslow echó el ancla. A las 9.15 p.m., el Hudson partió para Key West con despachos para el comandante de la estación naval allí y transportando los muertos y heridos del Winslow. Reportando al comandante de la estación de Key West, a las 7.10 de la mañana del 12. El único daño que recibió el Hudson durante la acción fueron unas señales leves de pequeños proyectiles sobre dos de los ventiladores de cuarto de máquinas, y unas señales de bala sobre el exterior del enchapado de timonera. Ciento treinta y cinco granadas fueron disparadas de sus dos cañones 6-pounders durante la acción. El Wilmington recibió 2 impactos y otros menores de las mismas características que el Hudson, y sin mayores consecuencias. Al parecer el USS Machias no entro en la bahía de Cárdenas por el bajo fondo de la misma, y no participó en la acción. En cuanto se supo en Matanzas lo que ocurría en Cárdenas, se enviaron refuerzos por ferrocarril, entre los primeros en llegar el batallón de Zamora. Al día siguiente llegaron refuerzos de artillería, entre ellos Severo Gómez Núñez (autor de libros sobre 1898) que era capitán de artillería, e instalo cañones de bronce de 8 y 9 cm y 2 morteros cónicos de 32 cm, que usaban pólvora negra. Este oficial tuvo ocasión de recorrer los sitios de Cárdenas más castigados, y desmintió en los libros que publicó posteriormente que en esta acción interviniese artillería terrestre. Los informes norteamericanos hablan de fogonazos con ausencia de humo pero puede ser que el fuego recibido proviniese de los máuseres de la infantería. Si hubiese en Cárdenas cañones, serían los de montaña Krupp modelo 1896 de 7,5 cm, únicos cañones con pólvora sin humo que tenían los españoles en Cuba Los muertos en el Winslow fueron: Alférez Worth Bagley, el único oficial de la Marina americana muerto en esta guerra. 2 marineros: Jonh Varveres y John Deneefe, murieron instantáneamente, y otros dos murieron poco después cuando los trasladaban de buques: J. V. Meck, y Josiah Tunell, este último cocinero. El capitán Lieutenant J. B. Bernadou y otros 2 más resultaron heridos. Tres tripulantes del Winslow fueron promovidos al grado inmediato superior, recompensados con $100 y les fue otorgada la Medalla de Honor del Congreso: T. C. Cooney, Hans Johnsen y G. C. Brady (recordad que este último asumió el comando de la nave después de herido el comandante y muerto el alférez). Por recomendación especial del presidente McKinley, el Congreso honró a la tripulación de Hudson con medallas especialmente acuñadas por su valentía. Una resolución conjunta otorgaba al teniente Newcomb una medalla de oro y medallas de plata para sus oficiales. El Congreso otorgó medallas de bronce a la tripulación, incluyendo un cocinero negro de apellido Jones, quien durante la acción se destacó como amunicionador de los cañones de seis libras. Esta es probablemente la primera vez en la historia de la Guardia Costera de los Estados Unidos que un afro-americano ha recibido este reconocimiento. Por la parte española, recibió la Cruz de María Cristina el comandante de la 6º compañía del 1º batallón del 1º Regimiento de Infantería de Marina, Capitán Jorquera, quien mando a sus fuerzas a pecho descubierto. Pero el protagonista indiscutible de la acción de Cárdenas fue el buque Antonio López, remolcador de la Trasatlántica convertido en guardacostas, estaba al mando de Don Domingo Montes Reguefeiros, nacido en Santiago de Cuba en 1862, quien recibió la Cruz de la Real Orden de San Fernando de 2ª clase pensionada con 1.500 pesetas anuales, este oficial llegó incluso a manejar personalmente el cañón durante el combate. Entre las recompensas concedidas a su dotación destaca la Cruz del Mérito Naval pensionada con 7,5 pesetas mensuales con carácter vitalicio al Artillero de Mar de 1º Salvador Rubí Lladó, quien dio muestras de valor, serenidad y magnífica puntería en el manejo del único cañón del navío. El Antonio López ya se había distinguido anteriormente apresando 2 buques filibusteros que transportaban insurrectos y armas. El 27 de mayo ya estaba reparado y continuó operando posteriormente en la guerra hacia Varadero en combinación con el ejército. En cambio el USS WINSLOW, después de ser remolcado lejos de la batalla fue enviado a Key West, Florida y luego a Mobile, Alabama para reparaciones mayores, las cuales no fueron completadas hasta después de finalizadas las hostilidades. Realmente después de estos acontecimientos este buque ya nunca volvió a prestar servicio en 1º línea en la US Navy. Bibliografía: Guía Histórica del Museo Militar Regional de Canarias Appendix to the Report of the Chief of the Bureau of Navigation La Guerra Hispanoamericana: Barcos, Cañones y Fusiles: Severo Gómez Núñez. Guerra Hispano Cubano Americana... de Gustavo Placer Cervera Prensa de la época: La Vanguardia, El Mundo Naval Ilustrado, La Ilustración Artística, La Ilustración Hispanoamericana, Harper´s Weekly, Paginas Web: US Coast Guard; Spanish American War Centennial website, foros Gran Capitán (en especial foristas Mencey y Lutzow) y 1898 El Desastre

martes, 7 de mayo de 2013

Culto al arte y a Cuba

Por: Jorge Rivas Publicado el 5 mayo de 2013 en el periódico Trabajadores. El año 2013 trajo valiosas transformaciones en los espacios creados por el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) para el negocio de la artesanía artística en Matanzas y, particularmente, en el admirado balneario de Varadero. Entre las obras que esa institución del Consejo Nacional de las Artes Plásticas acomete en esa provincia, la mayor es el Gran Parque de la Artesanía, preciosa plaza concebida para la comercialización por los artesanos artistas, cuya reciente apertura estuvo precedida de enojos y malos entendidos debido a problemas inherentes a su terminación. Sin embargo, el innegable empeño del FCBC por concluir totalmente ese proyecto, a ojos vistas, continúa a un ritmo muy suave, tal puede advertirse en el prolongado acondicionamiento de las luminarias, la adecuación —a favor de los visitantes— de las vías de comunicación interna y la ubicación total de los stands de madera —los últimos llegaron a principios de la semana pasada—, en tanto se trabaja en la solución de filtraciones de agua a través de las juntas de los techos de las carpas de lona, probadas durante los últimos aguaceros; perjudicial además para los que trabajan y acuden al lugar, así como para los artículos que en él se ofertan, amén del paulatino deterioro del costoso inmueble. Las lamentables vicisitudes en torno a la apertura y puesta en marcha de la Feria de la Calle 15 —como popularmente se le llama— constituyen un gran “rollo” que de forma inteligente enfrenta el FCBC, entidad a la que se le debe de dar tiempo para remediar los problemas que aún preocupan a los artífices, quienes —vale recordarlo— disponen ahora, aun con las insuficiencias apuntadas, de un inimaginable sitio para vender sus productos. Es oportuno advertir que ni el FCBC ni ninguna otra institución pueden, por lógica administrativa, complacer disímiles y a veces caprichosas exigencias individualistas —algunas oportunistas— originadas tras el prematuro arranque de este recinto con función colectiva. Tampoco es justo ignorar los loables esfuerzos de los trabajadores y directivos que acometieron su construcción, sin experiencias en este tipo de labor, amén de los gastos ocasionados por el Estado para satisfacer un anhelado sueño de los creadores. Foto: Yoanka M. Pérez Quintana Cuando esa bella instalación esté totalmente concluida volveré a pasar por ella para dialogar, sin la prisa impuesta durante nuestra última visita, con varios de los artesanos que allí venden sus obras. Y mientras el FCBC acometía la construcción del Gran Parque de la Artesanía, tenía “abiertos otros cardinales frentes”, en una batalla sin pausa por mejorar las condiciones de los capitales centros dedicados en Varadero a la producción y venta de productos artísticos y artesanales, en tanto favorecer el ambiente de trabajo de quienes se desempeñan en ellos. Concluida está ya la reconstrucción del afamado Taller de cerámica, con más de 20 años de existencia. Allí se sustituyeron los techos, se mejoró la ventilación y se equipó de luces para la creación de pequeñas, medianas y enormes piezas de barro —murales y esculturas—, estas últimas para significativos lugares del balneario, mientras que la tienda reluce por el buen gusto de su diseño y por la calidad de las piezas que oferta, la mayoría realizadas por miembros de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA). Sin embargo, la excelencia de las obras artísticas que aprecié en ese establecimiento —por sus valores estéticos y culturales— no es similar a la que observé entre varios de los productos que se venden en la Feria de la Calle 15, los cuales desacreditan ese espacio y al resto de los que en él ofertan sus creaciones. En Matanzas, según el presidente de la filial del FCBC, Félix García Ruau, existen 25 tiendas o puntos de ventas de obras artísticoartesanales, la mayoría ubicados en Varadero —11 se encuentran en hoteles—, entre los cuales hay cuatro galerías de arte, una de ellas la de la Calle 34, cuya reparación capital devolverá el vigor de este centro que registra mayores resultados en el mercadeo del arte, después de los existentes en La Habana. Pero fue la única instalación que no pudimos apreciar por dentro —solo a través de los cristales de la puerta— por estar cerrada. Acogedora, por su arquitectura y por la curaduría de sus muestras, es la galería de arte próxima a la filial del FCBC, donde se venden piezas de grandes maestros —varios Premios Nacionales de Artes Plásticas— junto a las de destacados artífices matanceros. Provechosa fue nuestra última y breve visita a la península de Hicacos, donde los más de 130 trabajadores del FCBC que allí laboran esperan la convención internacional de turismo para recibir a sus participantes con apreciables producciones de los artesanos artistas de la provincia de Matanzas, los que casi ascienden a 700. Su premisa: hacer culto al arte y a Cuba, como expresión de identidad. Y eso es lo que vale, por encima de todo lo demás…

viernes, 3 de mayo de 2013

La Reunión de Alto de Mompié, el 3 de mayo de 1958, en la que participó el revolucionario cardenense Marcelo Fernández Font: De la profunda discrepancia salió fortalecida la unidad de la Revolución

Tomado del periódico Granma, 3 de mayo de 2013. Enzo Infante Urivazo (Bruno), combatiente del 30 de Noviembre y de la lucha clandestina, era responsable nacional de Propaganda del Movimiento 26 de Julio y fue uno de los 12 compañeros y compañeras que participaron en aquella histórica reunión en la Sierra Maestra el 3 de mayo de 1958, convocada por Fidel para discutir sobre los errores de la huelga del 9 de abril y las relaciones entre los miembros de la Dirección Nacional en el Llano y la Sierra, así como las decisiones que se adoptaron para la conducción político-militar futura de la insurrección, que implicaron la reestructuración de la Dirección Nacional del Movimiento, el cambio de cargos y responsabilidades en la mayor parte de sus miembros, así como la ratificación de la autoridad y el prestigio de Fidel, nombrado allí como Comandante en Jefe del Ejército Rebelde y de la lucha armada contra la tiranía La primera reunión de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra se llevó a cabo dos meses y medio después del desembarco del Granma y uno luego de que los revolucionarios realizaron el primer combate victorioso de La Plata. El encuentro se celebró en ocasión de la entrevista del Comandante Fidel Castro con el periodista norteamericano Herbert Matthews, del diario The New York Times, en el que se divulgó posteriormente al mundo la presencia beligerante de Fidel y sus compañeros en la Sierra Maestra, y revistió gran importancia, pues en ella se analizaron los hechos ocurridos, la situación del Movimiento, las experiencias ganadas; se ratificó la estrategia de lucha armada y huelga general, se acordó el refuerzo con hombres y armas a la guerrilla, la reorganización y el fortalecimiento del Movimiento en todo el país y aprobó un manifiesto de Fidel al pueblo de Cuba. En aquellos momentos la guerrilla era la expresión máxima pero incipiente de la lucha armada, a la que había que fortalecer y ampliar para garantizar la vigencia de la línea y el desarrollo del aparato militar de la Revolución, pero también era necesario que la organización recaudara fondos, acopiara armas y explosivos, seleccionara nuevos combatientes, avituallara la guerrilla, realizara propaganda, sabotajes y organizara la lucha obrera, estudiantil y de sectores profesionales y de capas medias de la población, para que la insurrección popular y la huelga pudieran hacerse efectivas en su momento. Liderados por Frank País, los miembros de la Dirección Nacional, que radicaban fuera de la Sierra Maestra, Faustino Pérez, Haydée Santamaría, Carlos Franqui y Armando Hart se dedicaron a la tarea, con el consenso de Fidel que se mantenía al frente de la guerrilla en las montañas, desde donde ejercía la dirección del Movimiento, pues la orientación política y militar de este, dependía de su talento, autoridad y prestigio. Los trabajos organizativos iniciados a partir de aquel encuentro tuvieron expresión coherente en el proyecto que Frank País, que se desempeñaba por entonces como ejecutivo único, presentó a Fidel, en su condición de dirigente máximo, cuatro meses después, en su carta del 7 de julio de 1957, 23 días antes de su muerte, en la cual proponía la estructura que debían tener las direcciones nacional y provinciales del Movimiento y la participación en ellas del sector obrero y de la Resistencia Cívica; también el bosquejo de cómo se organizaría la huelga y sus respectivos comités nacional y provinciales. Según el proyecto, la Dirección Nacional se integraba por: Coordinador y responsables de Finanzas, Acción, Propaganda, Obrero y Resistencia Cívica, más los seis coordinadores provinciales y un delegado de la Sierra Maestra (Celia), total: 13 miembros. Las direcciones provinciales tendrían la misma composición: un coordinador y cinco responsables de frentes. Esta estructura se puso en práctica tras la muerte de Frank País, bajo la dirección de Armando Hart como coordinador nacional y mantuvo su vigencia hasta la reunión de Mompié. Mientras vivió, Frank dirigió desde Santiago de Cuba el apoyo logístico del Ejército Revolucionario de la Sierra Maestra y la reorganización del Movimiento en el resto del país, de pleno acuerdo con Fidel, las atribuciones que este le había asignado y las relaciones por correspondencia que sostenían regularmente. Este vínculo estrecho y profundo entre lo que ya existía como realidad objetiva: la Sierra y el Llano era posible no solo por la comprensión que tenía Frank del curso de la guerra, del papel que en ella desempeñaba la guerrilla y el de Fidel como líder indiscutido de la Revolución, sino además, por la formidable red de comunicaciones y abastecimientos creada por Celia Sánchez desde Manzanillo, la cual facilitaba la relación. En mi opinión, después de la muerte de Frank, este vínculo nunca fue igual. EL FRACASO DE LA HUELGA SIRVIÓ DE ACICATE A LA DICTADURA PARA EMPRENDER SU OFENSIVA MILITAR CONTRA LA SIERRA La lucha práctica que afrontaron los combatientes, cada núcleo en su escenario, permitió a sus autores ganar experiencia y madurez sobre los métodos y medios que empleaban y los propósitos que perseguían, formándose cada uno la idea de cómo alcanzar la victoria. Un año después del éxito de La Plata, los combatientes de la Sierra Maestra estaban convencidos de que la lucha armada directa contra el enemigo podía extenderse a otras regiones y dominar al país por esa vía, habiendo iniciado la expansión de la lucha guerrillera con la creación del II y el III Frentes, y el envío de un grupo guerrillero a operar en los llanos del río Cauto. En tanto, los del llano consideraban que el grado de organización alcanzado por los sectores obrero y de Resistencia Cívica y las milicias urbanas, unido a los triunfos del ejército revolucionario del Movimiento, habían creado condiciones en la población para convocar la huelga general que, apoyada por acciones de sabotaje técnico y de lucha armada en las ciudades, acabarían por derrotar a la tiranía. Sin proponérselo nadie, al afrontar los problemas, se fue creando una situación en la cual la Dirección Nacional resolvía toda clase de asuntos, excepto los críticos en extremo que había que consultar con Fidel, de modo que en la práctica era ella la que dirigía la organización y la lucha en todo el país, menos las operaciones militares en la Sierra Maestra. Esta situación que en ocasiones creaba incomprensiones y recelos fue abordada en la también antes señalada reunión de marzo de 1958, ocurrida en Alto de Naranjo, en la Sierra Maestra, donde se informó de los trabajos realizados por la Dirección Nacional en el llano y se esclarecieron algunas cuestiones, acordándose actuar con mayor integración y coordinación entre esta y la de la Sierra. Además, se decidió redactar y publicar el Manifiesto al pueblo, de fecha 12 de marzo, firmado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Rebeldes, y Faustino Pérez, como delegado de la Dirección Nacional. En este documento se señala, entre otras cuestiones, el plan final de lucha que culminaría el proceso insurreccional mediante la huelga general. Conforme a lo acordado por la Dirección Nacional en esta reunión, los compañeros del llano convocaron la huelga en el momento que consideraron más apropiado, cuyo proceso y resultados ya fueron expuestos aquí con anterioridad. Pero nos parece oportuno señalar que el fracaso de la huelga no solo puso en crisis la concepción de la toma del poder en las ciudades por esa vía, como sostenía la Dirección del Llano, sino que, consiguientemente, significó un aprieto para los miembros de esta, quienes la habían sustentado y puesto en práctica. Así, fracasada la huelga, golpeado duramente el movimiento revolucionario en las ciudades y con la Dirección del llano en situación inconveniente, las fuerzas armadas de la tiranía preparaban, con el apoyo abierto del gobierno norteamericano, una ofensinsiva militar en gran escala contra el bastión más fuerte e importante que quedaba a la insurrección: el ejército revolucionario del 26 de Julio que operaba en la Sierra Maestra y en el II Frente Oriental Frank País, en un intento por liquidar la Revolución. Se imponía tomar las medidas pertinentes para fortalecer el aparato de dirección de la organización y decidir qué hacer. Fidel Castro, como Comandante en Jefe del Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio sabía lo que se proponía el enemigo y preparaba sus fuerzas para contener primero, derrotar y desalojar después de la Sierra a las tropas de la tiranía. Para eso había mandado concentrar en la Sierra a los hombres del comandante Juan Almeida, del III Frente, y a los del comandante Camilo Cienfuegos que operaban en los llanos del río Cauto, los cuales se unirían a los de las columnas I y IV, al mando de Fidel y el Che respectivamente, y a las tropas de Crescencio Pérez, para defender el alto de la Sierra, donde se encontraban la Comandancia, la Radio Rebelde, la escuela de reclutas, el hospital y las principales dependencias de que disponía su ejército. En tanto, el Comandante Raúl Castro Ruz se mantenía en su zona del II Frente y en los alrededores de Santiago de Cuba, en la Sierra de la Gran Piedra, se encontraba la Columna José Tey, formada recientemente por René Ramos Latour (Daniel), comandante en jefe de las milicias del Movimiento en el llano, con milicianos de Santiago de Cuba que habían atacado el cuartelito de Boniato, en la madrugada del 9 de abril para apoyar la huelga, sin lograr tomarlo. El 28 de abril, unos días antes de la reunión de Mompié, esta tropa, bajo el mando de Belarmino Castilla Mas (Aníbal), con el grado de comandante, había atacado y tomado el cuartel de Ramón de las Yaguas, en el municipio de El Caney y ocupado más de 70 armas. En aquellos momentos esta fuerza no se encontraba subordinada a ninguno de los tres frentes: el I y el III de la Sierra Maestra comandados por Fidel Castro y Juan Almeida, ni al del II Frente Frank País, dirigido por el Comandante Raúl Castro. Algunos días después del fallido intento de huelga, Faustino Pérez y Marcelo Fernández habían acordado en La Habana que este último acudiera a la Sierra Maestra y expusiera a Fidel Castro el proceso, sus resultados y la valoración que del fracaso hacían los compañeros de la Dirección Nacional. Yo estuve también conforme con esta idea y fui a Santiago de Cuba con Marcelo para reunirnos con Vilma Espín y con René Ramos Latour, miembros de la Dirección Nacional que radicaban en aquella ciudad, cuyos criterios y valoraciones debía tener Marcelo en cuenta para el informe que haría a Fidel. En la casa marcada con el No. 664 de la calle General Portuondo, entre las de Moncada y Calvario, domicilio de la familia O¢ Fallon, donde Vilma se guarecía, nos reunimos con ella una mañana alrededor del 20 de abril, sin la presencia de René Ramos Latour (Daniel), quien no se encontraba en la ciudad, pues permanecía alzado en la zona de la Gran Piedra, al frente de la recién creada Columna José Tey. Ante la ausencia de Daniel, Marcelo planteó la necesidad de su presencia en la reunión, dada su responsabilidad como miembro de la Dirección Nacional, jefe de Acción y de las milicias del Movimiento y miembro del Comité Nacional de Huelga, pues sus critriterios y valoraciones eran de suma importancia. Vilma y yo coincidimos con él y se acordó que Marcelo, en su carácter de coordinador nacional, fuese hasta donde se encontraba Daniel y le convenciera de dejar el mando de la Columna a otro compañero y regresar para reasumir sus responsabilidades. Así se hizo. Marcelo fue hasta donde Daniel y al segundo día volvimos a reunirnos en el mismo lugar, ahora con la presencia de Daniel. Marcelo volvió a leer el proyecto de informe que tenía elaborado en el que se señalaban como causas del fracaso: la falta de la debida organización de los cuadros del Movimiento, la forma sorpresiva de la convocatoria, la escasez de material bélico imprescindible, el error de considerar un papel pasivo a los obreros en la huelga y dificultades en las comunicaciones. Daniel estuvo de acuerdo, incluso en que Marcelo fuera a la Sierra a informar a Fidel. PRINCIPALES ASUNTOS DEBATIDOS EN MEDIO DE UN AMBIENTE MUY CRÍTICO Según mis recuerdos y la información contenida en documentos y escritos, los asuntos principales abordados y debatidos por los integrantes de la reunión estuvieron relacionados con la huelga, las relaciones entre el Llano y la Sierra, las milicias, el estado organizativo del Movimiento, la línea a seguir, sobre la unidad, la reestructuración de la Dirección Nacional, la importancia de Radio Rebelde, el exilio y las posibilidades que ofrecía Venezuela, así como la resistencia a la ofensiva enemiga, su derrota y la extensión posterior de la guerra. Al analizarse la huelga se señaló la falta de preparación suficiente, sobre todo del aparato del Frente Obrero Nacional (FON), que no facilitó la incorporación de otros sectores políticos a sus comités de huelga, en desconocimiento del segundo Manifiesto firmado por Fidel llamando a la unidad y declarando al FON como el organismo obrero para dirigir aquella; documento fechado el 26 de marzo, al que se le dio publicidad en todas las provincias menos en La Habana. Se le formularon críticas a David Salvador por haber realizado enfoques e informaciones incorrectas y subestimado al movimiento obrero, por su actitud sectaria que pretendía obligar a los demás movimientos revolucionarios a seguir a la zaga del 26 de Julio, cuya aparente poderosa organización obrera se había desbaratado en el momento de la acción, en fin, por su negativa a la participación del Partido Socialista Popular (PSP) en la organización de la huelga. A Faustino Pérez se le criticó por su falta de perspectiva al creer en la posibilidad de tomar la Capital del país por las milicias, sin valorar adecuadamente las fuerzas de la tiranía, por su concepción errónea para concebir y desencadenar la huelga, por la falta de realismo al analizar las premisas y condiciones de su preparación, por admitir la posición sectaria obrera. A René Ramos Latour se le imputaba no solo la falta de visión que le llevó a compartir los criterios sobre la posibilidad de realizar acciones efectivas con las milicias del Llano, sino la concepción de aquellas como tropas paralelas a las de la Sierra, sin entrenamiento ni moral de combate y sin pasar por el riguroso proceso de selección de la guerrilla. Se le criticó el sistema de grados militares otorgados por él como comandante en jefe de las milicias, según el reglamento de estas implantado sin la consulta y aprobación del mando del Ejército de la Sierra. Fidel expresó que para ser comandante, un combatiente tenía que haber estado un año en campaña y no podía aceptarse la asignación de grados sin el correspondiente aval. Asimismo, señaló la falta de coordinación y subordinación de las milicias con las fuerzas guerrilleras que operaban en zonas del III Frente al mando del comandante Juan Almeida, de quien se expresó en términos muy elogiosos, comparándolo con Antonio Maceo, situación esta que creaba una dualidad de mando inaceptable e inconveniente a la dirección de las operaciones militares. Se refirió, además, a la creación de una columna guerrillera sin consulta y consentimiento del mando del Ejército Revolucionario, la que recientemente había efectuado el ataque y toma del cuartel de Ramón de las Yaguas, con la ocupación de más de 70 armas, dirigida por el comandante Belarmino Castilla Mas (Aníbal), cuyos grados otorgados por Daniel reconoció, pero ratificó que no podían otorgarse estos grados sin la aprobación de la Comandancia de la Sierra. Hizo referencia a la distribución del armamento que se obtenía y señaló los equipos ocupados por el enemigo para la apertura de un segundo frente, lo que generó una fuerte discusión con Daniel sobre este punto. Todas estas cuestiones abordadas en un clima tenso, demostraban la existencia de discrepancias en la Dirección Nacional, entre los elementos del Llano y los de la Sierra y la necesidad de tomar medidas para superarlas. El tratamiento de los otros asuntos se hizo en un ambiente de menor tensión. Marcelo Fernández (Zoilo), en su carácter de coordinador nacional, informó la participación del Movimiento en la huelga en las provincias y municipios importantes, así como la situación de la organización en el Llano, y explicó sobre la Resistencia Cívica, su constitución y organización, forma de trabajo, sus componentes y su ampliación y fortalecimiento. Se valoró el trabajo del coordinador y Marcelo manifestó su disposición de aceptar cualquier determinación sobre su actuación. Luis Buch, responsable de Relaciones Públicas del Movimiento en La Habana, que estaba al tanto de estas cuestiones, hizo un informe sobre el comité del exilio, y la posición débil de Mario Llerena, su presidente, quien al parecer tenía aspiraciones personales e interfería con Manuel Urrutia, propuesto por el Movimiento para ocupar la presidencia de la República en un futuro gobierno provisional revolucionario. Buch también informó sobre las desviaciones de grupos del Movimiento en el exilio dirigidos por Arnaldo Goenaga Barrón, Ángel Pérez Vidal y Pablo Díaz y de sus viajes a Caracas, primero con la intención de explorar las posibilidades de la emigración cubana en Venezuela de ayudar a la lucha en Cuba, y la segunda con Raúl Chibás y Manuel Urrutia quienes participaron, el 24 de febrero de 1958, de la llamada Cena de la Libertad, con motivo de la celebración del Grito de Baire, a la que asistieron personalidades revolucionarias y políticas venezolanas y exiliados dominicanos y cubanos, y en la que se recaudaron miles de bolívares para la causa de Cuba. Asimismo, habló de las grandes posibilidades de obtener recursos bélicos en Venezuela, según conversaciones sostenidas con Fabricio Ojeda, presidente de la junta patriótica que organizó la huelga general que logró derrocar al dictador Pérez Jiménez, y quien decía contar para este ofrecimiento con el consentimiento personal de Wolfgang Larrazábal, presidente de la junta de gobierno establecida en Venezuela. Faustino Pérez informó acerca del envío de dinero por parte de los exiliados cubanos en Venezuela y expresó su opinión favorable para brindarle atención especial a la organización del Movimiento 26 de Julio en ese país, así como seguir atentamente las posibilidades de ayuda bélica que se ofrecían. Otros asuntos fueron tratados en la medida en que se relacionaban con los planteamientos que se hacían sin que se abordaran como temas establecidos en su agenda. ACUERDOS PRINCIPALES ADOPTADOS PARA FORTALECER LA UNIDAD; FIDEL ES NOMBRADO COMANDANTE EN JEFE DE LA REVOLUCIÓN El más importante consistió en la reestructuración de la Dirección Nacional. En lo adelante, un ejecutivo desde la sede de la Columna I, en la Sierra Maestra, asumiría toda la dirección política y militar de la Revolución, a cuyo frente se encontraría a Fidel Castro Ruz, designado Secretario General del Movimiento y Comandante en Jefe de todas las fuerzas, incluidas las milicias. El ejecutivo de la Dirección Nacional lo integrarían el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Faustino Pérez Hernández (Ariel), René Ramos Latour (Daniel), David Salvador Manso (Mario), los tres últimos separados de sus cargos anteriores, y Carlos Franqui (Castel). Faustino y Daniel se reincorporarían al Ejército Rebelde con los grados de comandantes, luego que ambos entregaran los asuntos de sus respectivas responsabilidades en el Llano. Daniel debía enviar la Columna José Tey al territorio del II Frente Frank País y subordinarla al comandante Raúl Castro Ruz. Consecuentemente, se decidió que la línea de la lucha armada directa, extendiendo la guerra hacia otras regiones para dominar el país por esa vía, sería la que se aplicaría y estaría dirigida militar y políticamente por Fidel en su doble condición. La huelga se mantenía como estrategia final y sería convocada oportunamente. La dirección bélica de las milicias en las ciudades y de las fuerzas rebeldes en los campos quedaría unificada bajo el mando del estado mayor del Ejército Revolucionario que tendría como Comandante en Jefe a Fidel Castro y radicaría en la Sierra Maestra, desde donde trazaría los planes de acción que se desarrollarían en los campos y ciudades, para realizar un trabajo más homogéneo y eficaz. En consecuencia, los aparatos de dirección provinciales, municipales y locales del Movimiento se subordinarían a los jefes militares rebeldes en las zonas y frentes donde estos operasen. Para dirigir específicamente la acción de milicias, el Estado Mayor delegaría en un comandante del Ejército Revolucionario que ostentaría el cargo de delegado nacional de Acción y que radicaría en La Habana. Con vistas a rechazar la ofensiva de las fuerzas de la tiranía, todos debían realizar el mayor esfuerzo para hacer llegar a la Sierra Maestra armas, equipos, medicinas, ropas, botas y otros medios necesarios a los combatientes, por los canales de la organización, con la consigna: ¡Todos a rechazar la ofensiva militar de la tiranía! Para facilitar el transporte de estos medios, se acordó permitir el tráfico por carreteras y ferrocarril a los transportes civiles, no así a los militares. Asimismo, Radio Rebelde sería el órgano de información principal del Movimiento, desde su sede de la Comandancia General de la Sierra Maestra y serviría no solo para divulgar las acciones militares, orientar a los militantes y al pueblo, sino también como medio de comunicaciones militares y con el exterior. Para hacerse cargo de estas tareas, Fidel orientó que se mandara a buscar a Carlos Franqui, quien se encontraba en el extranjero. También se acordó que todo lo relacionado con el envío de armas o la decisión sobre estas, así como las relaciones exteriores del movimiento correrían por cuenta del secretario general. Relacionado con la cuestión del envío de armas, Fidel solicitó que le mandaran a Pancho González, coordinador del Movimiento en Pinar del Río, quien había traído desde México la expedición de El Corojo. Otro acuerdo importante fue el cambio de nombre del Ejército Revolucionario del Movimiento 26 de Julio por el de Ejército Rebelde, para que los militantes de cualquiera de las organizaciones revolucionarias que luchaban contra la tiranía pudieran ingresar en sus filas, como expresión de unidad entre todos los combatientes. Se ratificó que todos los sectores obreros tenían derecho a participar en los comités de huelga, como había sido señalado por Fidel Castro en su llamamiento del 26 de marzo de 1958 y que el Frente Obrero Nacional (FON) debía ser un organismo de unidad de todos los sectores obreros, como había sido concebido. Respecto a la unidad con los demás sectores y grupos que combatían a Batista, se mantuvo la tesis de que debían coordinarse en la base los esfuerzos de todas las organizaciones revolucionarias, sin que por ello hubiera que constituir un organismo único, ratificándose el planteamiento de la Carta de Fidel Castro del 14 de diciembre de 1957 que dice: La Dirección Nacional está dispuesta a hablar en Cuba con los dirigentes de cualquier organización oposicionista, para coordinar planes específicos y producir hechos concretos que se estimen útiles al derrocamiento de la tiranía, lo que equivalía a decir que había que ir a la Sierra a tratar estos asuntos. Además se decidió estudiar la posibilidad de permitir la reanudación de las actividades docentes en los planteles secundarios, previa la aprobación favorable de los dirigentes del Frente Estudiantil Nacional (FEN). Junto al ejecutivo que radicaría en la Comandancia de la Columna I, en la Sierra Maestra, se acordó constituir una delegación de la Dirección Nacional con sede en Santiago de Cuba, que facilitaría las comunicaciones con las provincias, puesto que las direcciones provinciales y municipales del Movimiento se mantendrían. La delegación de la Dirección Nacional estaría formada por Marcelo Fernández Font como delegado nacional de Coordinación y los delegados nacionales de Finanzas, Manuel Suzarte Paz (Martín); Obrero, Antonio Torres Chadebau (Ángel); y de Propaganda, Arnol Rodríguez Camps (Fernando); y el de Acción, comandante Delio Gómez Ochoa (Marcos), quien radicaría en La Habana. Por su parte, el secretario general nacional del Movimiento de Resistencia Cívica (MRC) no formaría parte de la Dirección del Movimiento y estaría en contacto con la delegación y en especial con el delegado nacional de Coordinación. Las direcciones provinciales y municipales quedarían integradas como antes por: un coordinador y responsable de Acción, Finanzas, Obrero y Propaganda. El secretario general provincial o municipal del MRC estaría en contacto con las direcciones respectivas y en especial con los coordinadores. Enzo Infante Urivazo (Bruno), que venía actuando como responsable nacional de Propaganda, fue designado como nuevo coordinador provincial de La Habana. Haydée Santamaría Cuadrado (Carín), responsable nacional de Finanzas, fue designada para hacerse cargo de esta actividad en el exilio, como delegada especial del ejecutivo de la Dirección Nacional, para residir en Miami y trabajar junto a Raúl Chibás. A Luis Buch, conocedor de las actividades del exilio, se le encomendó trasladarse con Haydée al extranjero para ayudar a esta y trabajar con Urrutia y Llerena con vistas a suavizar las relaciones entre ellos, y establecer las comunicaciones en clave entre el exilio y la Sierra Maestra. Fidel redactaría una carta a los emigrados y exiliados reconociendo al comité del exilio como único organismo del Movimiento 26 de Julio en el exterior, con vistas a lograr la unidad y disciplina de todos. Fidel instruyó para que Aldo Santamaría Cuadrado, recientemente liberado del presidio de Isla de Pinos, tras cumplir su condena, pasara a la Sierra Maestra para incorporarse al Ejército Rebelde. Se encomendó al delegado nacional de Coordinación, dar a conocer los resultados y acuerdos, lo que hizo Marcelo Fernández en su Circular de Organización del 9 de mayo de 1958. CONCLUSIONES La Reunión de Mompié resultó de extraordinaria importancia para el curso posterior de la lucha contra la tiranía, por los análisis y discusiones que allí se hicieron sobre los hechos del 9 de abril y las relaciones entre los miembros de la Dirección Nacional en el Llano y la Sierra; las decisiones que se adoptaron para la conducción político-militar futura de la insurrección, que implicaron la reestructuración de la Dirección Nacional del Movimiento y el cambio de cargos y responsabilidades en la mayor parte de sus miembros, así como la ratificación de la autoridad y el prestigio del Comandante Fidel Castro Ruz, como líder del Movimiento y de la lucha armada contra la tiranía. Resultó, además, una extraordinaria lección para los revolucionarios allí congregados de cómo se analizan críticamente los problemas y errores, mediante el planteamiento crudo de estos, el razonamiento lógico y exhaustivo y la concepción amplia de las soluciones, de modo que los implicados lograran comprenderlos y admitir como justas las decisiones que se tomaron. De ella salió el movimiento revolucionario más fortalecido, con mayor experiencia y unidad y con la perspectiva de la victoria que se obtendría ocho meses después, cuando tras extender la guerra a todo el país, el Ejército Rebelde, como vanguardia de la Revolución, logró derrotar al ejército de la tiranía, con el apoyo del pueblo, expresado en la huelga general y tomar Santiago de Cuba, Santa Clara y La Habana. El Comandante Ernesto Che Guevara calificó esta Reunión como decisiva. En tanto que Faustino Pérez la definió como el análisis crítico exhaustivo y profundo de las deficiencias y errores cometidos, las decisiones y los cambios que se consideraron convenientes, la más completa disciplina y la unidad más sólida, criterios estos que yo también comparto. (Relato tomado de Memorias de la Revolución, Ediciones Imagen Contemporánea). El campesino Mompié Osvaldo Mompié es un campesino que comenzó a vivir en 1954 en una zona de la Sierra Maestra que luego se hizo famosa con el nombre de Alto de Mompié. En una entrevista publicada en Granma hace tres años, Osvaldo narró que "cuando en diciembre de 1956 llegaron los rebeldes, la única casa que había allí era la mía"; entonces Fidel empezó a llamarle el Alto de Mompié y así se quedó. Antes tuvo otro nombre, Pinar Quemado. Allí había ocurrido un incendio hacía algunos años y esa es una zona donde había muchos pinos; entonces la gente le puso así. Recuerda la reunión en el Alto de Mompié en mayo de 1958. Yo vivía allí; tenía mi casa y otra casita de cinc —donde ellos se reunieron—; pero, eso era secreto: no sabía nada de lo que se hablaba en esa reunión, aunque Fidel me tenía mucha confianza. Yo los abastecía de algunas cosas y mi casa funcionaba como almacén; pero no tenía por qué estar al tanto de lo que ellos hablaban en esa reunión. ¿Cuándo conoció a Fidel? El 24 de diciembre de 1956, pocos días después del desembarco del Granma; en unas piedras enormes que hay en el pico Caracas, adonde me presenté para ofrecerle mi colaboración. Yo le dije que era analfabeto. Él conversó conmigo, me hizo muchas preguntas y yo le expresé mi deseo de incorporarme a su tropa. Sin embargo, me dijo que eso no era así, que yo le era más importante en otro frente; que él necesitaba gente para que los abasteciera a ellos y en otras funciones. Entonces acepté y hasta conseguí dos arrias de mulos, que fueron de mucha utilidad en toda la guerra.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA