lunes, 26 de diciembre de 2011

La Estatua de Colón de Cárdenas, primera develada pública y solemnemente en América Latina al Gran Almirante de la mar oceáno.



(Tomado de Ecured)

Idea original

Gran repercusión trajo para Cárdenas la idea del Alcalde Ordinario José Zabala en 1858, de erigir una estatua a Cristóbal Colón frente a la iglesia parroquial, en la antigua Plaza de Recreo de Isabel II. El Ayuntamiento habanero se había negado de inicio, pues tenía interés en erigir una estatua a Colón en la capital del país, pero como no tenían recursos financieros en esos momentos, tuvo que al fin, dejar que se erigiera en Cárdenas.
Esto originó polémicas y un largo proceso que se inició en la sesión ordinaria del cabildo, el 9 de octubre de 1858, presidido por el alcalde de Cárdenas, Licenciado José Zabala, recogido en las actas capitulares que se encuentran en el Archivo Histórico de Cárdenas. El alcalde abre para ello una suscripción voluntaria con el objetivo de recaudar fondos que costeasen la obra.

Aprobación del proyecto

El 30 de marzo de 1860 es aprobado por la Reina Isabel II el proyecto para la erección de una Estatua al Almirante en la Villa de Cárdenas. El Teniente Gobernador de la Villa de Cárdenas, el Brigadier Don Domingo Verdugo, esposo de la laureada poetisa camagüeyana Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, dió las disposiciones adecuadas.
Los arreglos se comenzaron por la Plaza “Recreo de Isabel II” (antes denominada Plaza de Fernando VII y después de Quintayros) donde debía asentarse el monumento. La tarea para el adorno con las rejas, bancos y piso de la Plaza de Recreo le fue asignada al constructor y maestro de obras Don Pedro Roselló. También sobre él recayó el trabajo con el pedestal y la colocación de la estatua.
En Madrid fueron comisionados los señores de la Academia de Historia, el señor Marqués de Morante y el señor Raimundo Miguel Cabesa para entenderse con la parte artística del monumento. El señor Antonio Olañeta fue designado para atender todo lo relativo a la parte material y ejecución de la misma. La estatua tuvo un costo total fue de 8000 pesos sufragados por la parte de la suscripción pública y además con fondos del Gobierno.

Ejecución del proyecto

La estatua, el bajorrelieve alegórico en la tarja de bronce, así como el diseño del pedestal fueron ejecutados por José Piquer, primer escultor de la Cámara de España y director de escultura de la Real Academia de San Fernando de Madrid, el vaciado en bronce fue realizado por Mr. Morell en Marsella, en 1861 y expuesta en la Plaza de San Ferrol en Madrid públicamente el 27 de abril de 1862.
Dado el valor artístico de la obra, Piquer es invitado por la Academia de San Fernando para presentarla en la Exposición de Londres. Pero su asistencia a dicha exposición no fue posible, pues ya se encontraba en los trámites de transporte hacia Cuba.

Traslado a Cuba y llegada a Cárdenas

Durante el viaje, el escultor no remite el boceto por precaución de que ocurriera algún incidente en el mar.
Después de mucha demora en el embarque a causa de lo pesado de la carga y de lo difícil de la estiba, arriba el 24 de julio de 1862 por el precio de 750 francos.
Su traslado se realiza a bordo de la goleta el “Rayo”, bajo el mando del patrón el señor Naranjo y propiedad de Lucas Muro, efectuándose su trasbordo a la embarcación en alta mar, para una mejor protección y conservación se aseguró de todo riesgo marítimo por la suma de 4000 pesos.
Por fin el 13 de septiembre de 1862 llega la estatua a Cárdenas, donde en el medio de inmenso gentío es desembarcada en el Muelle Real.
El barandaje de hierro colado, en imitación a alabardas de mucho gusto, que debía rodear a la estatua fue confeccionado en New York y embarcado en el bergantín “Petsy Armes” que no pudo llegar a Cárdenas al ser apresado por los Confederados del Sur de los Estados Unidos, perdiéndose con ello su carga. Mandado a construir nuevamente, su costo ascendió a $ 821.97. El pedestal de granito fue construido en Boston a un costo de $ 2000.00.

Inauguración de la estatua.

La inauguración de la estatua constituyó un motivo para grandes fiestas en la población. Los vecinos pintaron las fachadas de las casas. La Plaza del Recreo fue embellecida, así como las otras edificaciones, y colocada la estatua de Colón en su pedestal, de frente al norte rodeada de barandaje de hierro, con gran iluminación de farolas de gas.
A su alrededor en cuatro jardines, una palma real en cada uno, las que les darían sombra al audaz Almirante. Las fiestas comprendían una programación de tres días festivos, del 25 a 28 de diciembre, que se iniciaron con un bazar en la Plaza de Espriu (hoy Parque José A. Echeverría), el día 25 de diciembre. Ese día amaneció con las fachadas de las casas pintadas y no había una sola casa que no hubiese alojado alguno de los muchos huéspedes que alcanzaron lugar en los hoteles y fondas de la localidad ya llenos.

Personalidades presentes en la inauguración

Grandes personalidades del mundo político, cultural y religioso asistieron al acto que fue presidía el Teniente Gobernador Coronel Domingo Verdugo y su esposa, la famosa poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda quien compuso una cantata para tal ocasión, el “Himno a Colón”, cantada en el acto por jóvenes aficionados y musicalizada por Juan Brocchi, la misma comienza con los siguientes versos:

“Esparcid flores
Ninfas de Cuba,
Y al cielo suba
Canto marcial,
Que ya la efigie
Del Almirante
Pisa triunfante
Su pedestal

Después de terminado el himno dejaron el tablado los concurrentes y se colocaron en el frente de la Plaza que da por la calle Aranguren donde se verificó el desfile de las tropas compuestas por 1000 hombres del Regimiento de Nápoles y cuerpos de ingenieros, marina, bomberos y voluntarios, de infantería y caballería.

Características de la estatua

La estatua fundida en bronce mide 9 pies y 4 pulgadas, el historiador Carlos Hellberg, la describe como: “una estatua donde se muestra al Almirante parado con el pie derecho saliente y con la mano izquierda sostiene un manto y a sus pies y bajo el manto un mundo, la mano derecha está en actitud de señalar a su izquierda el mundo que descubre.” El pedestal es de granito, en forma de un cuadrado de dos metros de ancho.
En dos de sus caras tiene empotradas sendas lápidas de bronce. Una conforma un bajo relieve que representa la fe triunfante y el infierno abatido con la victoria del descubrimiento realizado por Colón, se aprecian además las tres carabelas del Almirante y en la orilla plantas como un nogal y el magüey, que simbolizan el suelo americano. La otra lápida, al fondo contiene una inscripción latina redactada por el Marqués de Morante y Raimundo Miguel. Su traducción es la siguiente, tal y como aparece en la literatura de la época:

AL DESCUBRIDOR DE LAS REGIONES DE
OCCIDENTE,
Gloria de Génova, ornamento al más grande
de las Españas
Al que arrojándose a un hecho
Inaudito, que exitó
la irrisión al principio,
Arrancó al fin la admiración y aplausos
En toda la extensión de la tierra.
A CRISTÓBAL COLÓN
Erigió éste insigne monumento, en testimonio de
veneración y gratitud
En el reinado de Isabel II
LA VILLA DE CÁRDENAS,
Año de 1862

Este parque o plaza pública sufrió una transformación en su ubicación en la década de los años 50, el mismo quedó dividido en dos al abrir la calle Real (Céspedes) para facilitar un esperado tránsito de Turismo de los Estados Unidos.
Esto hizo que la estatua fuera cambiada del centro del parque (emplazamiento original) a una de las secciones. Actualmente está ubicada en la sección frente a la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de Cárdenas, con la espalda a ella y mirando de frente hacia el antiguo Casino Español y al antiguo Hotel Europa.

Fuentes
Hellberg, Carlos “Historia Estadística de Cárdenas 1893”. Ed. Comité Pro – Calle. 1953.
Hernández Alvarez, Pedro Luis "Cárdenas, Ciudad de Primicias". Multimedia en Mediator8 inédita

domingo, 25 de diciembre de 2011

En el 84 aniversario de la fundación de Radio Ciudad Bandera.

Historia de la emisora en activo más antigua del país.
(Tomado de ECURED)


Los Promotores
En 1922 Luis Casas Romero, el autor de inolvidables creaciones musicales como El Mambí, inauguró lo que pudiéramos calificar como la era de la radiodifusión cubana al lanzar al éter la señal de la 2 LC, que de esa forma se convirtió en la primera emisora en nuestro país.
El acontecimiento sirvió para que se incrementara de forma notable el interés en el novedoso invento que ya contaba con innumerables aficionados, los que pegados al receptor escuchaban las emisoras extranjeras cuya potencia les permitía ser sintonizadas en Cuba.
Cinco años después de la salida al aire de la 2LC, tres entusiastas jóvenes cardenenses, Juan Hurtado de Mendoza, Atilano de la Fe y Ramón Pruneda unieron sus esfuerzos y escasos conocimientos a fin de construir una pequeña planta de radio.
El 25 de diciembre de 1927, desde la residencia de Hurtado de Mendoza, en Cossío # 164 entre Calvo y
Lugar donde se realiza la primera transmisiónSouberville, se realiza la primera transmisión. Después de manera informal continuaron las emisiones, las que se limitaban a la transmisión de música de la época y pequeños comentarios, para lo cual empleaban un fonógrafo de cuenta y una capsula de teléfono como micrófono.
El rudimentario equipo tenía como fuente de energía dos pilas secas de 25 volts cada una, que rápidamente se agotaban. Ante esa dificultad a los pocos días de experimentación trasladan el transmisor para casa de un amigo, Genaro Sabater Fox, quien residía en Velázquez # 72 oeste, donde poseía un taller de acumuladores cuyas baterías resultaban superior y más duraderas que las utilizadas originalmente.

Inauguracion Oficial de la CMGE

Poco después, por decrecer el interés de los primeros, la planta que tenia unos siete watts de potencia queda en manos de Sabater Fox y lo que surgió como un simple entretenimiento adquirió otras dimensiones y el 24 de febrero de 1930, de forma legal se iniaron sus transmiciones.
Se inaugura como emisora de radio comercial, con el indicativo CMGE, la voz de la clínica de los acumuladores.
Para ese entonces la potencia era ligeramente mayor, siete y medio watts, al instalarse un nuevo equipo transmisor construido por Bernabé de la Torre, sobrino del sabio naturalista cubano Carlos de la Torre, quien poseía una planta de radio en Matanzas, la CMGP; el costo del equipo ascendió a la suma de seiscientos pesos.
Aunque con anterioridad otros hicieron uso del micrófono, pueden considerarse como los primeros locutores de la CMGE, Juan Caparó Corrales y Esther Sabater Fox.
Las transmisiones cubrían el horario de 12:00 M a 2:00 PM y de 6:00 PM a 8:00 PM, aunque el mismo se violaba de acuerdo con las circunstancias, entre ellas si se presentaba algún artista de determinada calidad; entonces ponía al aire el equipo transmisor y se transmitía un programa especial.
Entre los artistas de aquella época que se dejaron escuchar a través de la CMGE, figuran Agustín Casaponns, Rafael Russisini, Nieves Medina de Parracini, la notable soprano conocida por la Alondra de Cárdenas, los hermanos Rabasa, el barítono Dámaso Fernández, el tenor Luis Piloto, el Cuarteto Azul, el sexteto Santa Cecilia y las orquestas Jacobo Solar, Casal, Típica de Peraza, Juventud Artística y Rivoli, entre otros.
Una mención especial merece Eusebio Sánchez, “El Sinsonte Matancero”, destacado repentista, quien mantuvo un programa de puntos cubanos por espacio de treinta y siete años. Eusebio, quien también hizo incursiones como locutor en los primeros años de la CMGE, fue un poeta de bien ganando prestigio nacionalmente.
Fue precisamente por esa época cuando se realizo el primer control remoto, al transmitirse desde el teatro Maxin, después Martí , en Calzada y Ayllón, donde se presentó una delegación de artistas chinos.

Cambio de local

La CMGE como negocio prosperaba y su propietario consideró oportuno trasladar la emisora para un lugar más céntrico. En septiembre de 1931 alquila una casa de dos plantas en Céspedes # 470. En los bajos instalo su taller de Acumuladores y en los altos a su familia. Aprovechando la amplitud del local construyó dos cabinas, una para el locutor y la otra, algo mayor para las presentaciones artísticas , el que contaba con un piano. No contaba con lunetario, por lo que las personas que iban a presenciar algún programa tenían que hacerlo de pie.
En cada cabina se instaló un micrófono nuevo y la consola de audio fuera de las cabinas, en tanto que el equipo transmisor se colocó en los bajos, por lo que el propietario podía atenderlo mientras realizaba su trabajo en el taller de acumuladores.
Nuevos programa salieron al aire, entre ellos “La Hora Azul”, Osque Palerno, en el que interpretaba tangos Juanita Peraza; “ La era Elegante”, dirigido por Adela González Quirch y en el que se presentaban destacados artístas locales; “La Hora Ideal”, bajo la responsabilidad de Nora Radía, quien después se dirigió como novena y en que se recitaba y se presentaban comedias; “ La Hora Suya”, con el tenor Luis Solar y la pianista Aurora Acosta y en ocasiones el dúo de las Hermanas Portell, integrado por Conchita y Olga.
A fin de dar una idea mas exacta de las dimensiones del estudio en ocasiones se presentaba la Coral de Cárdenas, dirigida por el profesor Angel Sánchez, quien también estaba al frente de la banda municipal, y debido al número de sus integrantes estos tenían que ocupar la terraza que se encontraba al final del edificio, junto a una de las torres de la emisora y al aire libre.
Entre los locutores de aquella etapa figuraban Jesus Prieto, Manuel Cisneros, Carlos Piloto de Armas y Rafael Raíz del Vizo. También actuaron esporádicamente Rafael Ruíz del Vizo “Siboney”; Manolo Serrano, Ramón Armando de Zayas y Gaspar Pumarejo.
Otro locutor que desarrolló una amplia actividad en la CMGE lo es Jose Miguel López Almeida, quien creó el periódico "Noticioso del Aire", el que es silenciado por las autoridades, posteriormente crea otro espacio noticioso, la Radio Cadena Informativa , el que también es suspendido. Hasta 1944 trabajó en la CMGE como el autor y director de algunos programas, tales como comedias, en las que se presentaban Elsa Caraballo, el locutor Santiago Rodríguez Leal, quien fue un magnifico imitador del personaje chino Chan Li Po; el trio infantil de las Hermanitas Pino; otro es el conocido laudistaMiguelito Ojeda y de un nuevo noticiero, el que corrió la misma suerte que los dos anteriores.
Por ese tiempo la emisora cambia su identificación al agregársele la voz de la clínica de los acumuladores y del Ron Havana Club, resultante de un contrato comercial con la firma Arechabala, la cual facilitaba un camión para el traslado de los equipos a la playa de Varadero para transmitir las regatas nacionales.
El año 1935 fue una etapa de importantes acontecimientos para la CMGE, ya que el miércoles 23 de enero fue clausurada por el Gobierno, orden que fue levantada el sábado 16 de febrero, después de muchas gestiones.
El 13 de abril la CMGE comienza a transmitir con una potencia de 250 watts, que era la máxima autorizada por entonces por la secretaria de Comunicaciones. Según una información aparecida en el diario local Prensa Libre a partir del aumento de potencia “se oirá perfectamente en todas partes de la isla y aun más, desde el mas recóndito del continente americano”.
El 1 de mayo comienza a radiarse La Hora De Prensa Libre audición informativa musical en la que actuaba de locutor Juan Caparó.
El 13 del propio mes surca el espacio el programa inaugural Moicaicos Radioliceítas Pro-Edificio Propio, el que como su título lo indica tenia el objetivo de desarrollar una campaña a fin de dotar a la sociedad Liceo de Cárdenas de un local propiedad de la misma.
También continúa su campaña el Comité Pro-Abaratamiento de los servicios públicos, del cual era presidente el cívico ciudadano José Carreño. Gracias a las gestiones de este comité se obtuvieron mejoras para la población, entre ellas la rebaja de la tarifa eléctrica y la instalación en diferentes puntos de la ciudad de plumas públicas de agua.
La CMGE jugó su papel en cuanto a la difusión de la cultura, y a través de sus micrófonos se liberaron numerosas campañas en beneficio de la comunidad, lo que fue posible gracias al entusiasmo y esfuerzos de muchos hombres y mujeres, que con entusiasmo y sin cobrar salario alguna trabajaron en esta emisora, ya que los espacios unas veces eran cedidos por el propietario, para de esa forma obtener mayor radio audiencia y entre otras los arrendaban a los interesados que lo costeaban con el importe de menciones comerciales contratadas personalmente.
Entre otros muchos ejemplos podemos citar La Corte Suprema del Arte, presentada por Atracciones Rivoli, de Juan Hurtado de Mendoza y patrocinada por la agencia de la RCA Víctor en la ciudad y la panadería La Vencedora.
Este programa se transmitía desde el local del Sindicato de Café y Hoteles, contiguo a la emisora, donde se instaló un escenario y se habilitó con sillas para que el público pudiera disfrutar de la audición de los aficionados que se presentaban, muchos de los cuales posteriormente alcanzaron renombre.
La mayoría de los programas que no estaban enmarcados en los moldes tradicionales de música grabada, se dieron a la iniciativa personal de personas amantes de la radio que trabajaban voluntariamente o pagaban al permisionario de la emisora para llevar sus programas al aire.
Alrededor de la década del cincuenta CMGE, que había cambiado su identificación adoptando la de Onda Musical Norteña, trasmitía unas pocas horas de noche. Su cuerpo de locutores estaba integrado por Juan Bautista López, quien trabajo hasta 1971 y años después abandonó el país y Juan Manuel Diosdado Achín, quien después del triunfo de la revolución ocupó por algunos años la dirección y administración, hasta que pasó al ministerio de Educación.
En 1951, bajo la dirección de Rafael Palmer, quien después del triunfo de la revolución abandonó el país, comenzó a transmitirse un noticiero a las cinco y treinta de la tarde, cuyo material informativo, fundamentalmente, lo constituía la noticia política y la llamada crónica roja, por lo que el pueblo lo bautizó como “La chismosa”.
A partir de entonces aumentó el tiempo de transmisión y comenzó a trabajar de locutor Evelio Torres Amador, entonces la CMGE Onda Norteña, paso a identificarse como RADIO CIUDAD BANDERA .
Es a partir de 1952 cuando comienza a revitalizarse Radio Ciudad Bandera, etapa en que un grupo de jóvenes se interesa en las actividades radiales y crean programas y aportan sus iniciativas y esfuerzos, entre los que figuran Arnaldo Pérez Mirabal, Roberto Bueno Castán, Argilio Rodríguez , Eddie Rodríguez y Eduardo Gegundez, así como Bienvenido Arencibia, los cuales arriendan espacios y trabajaban, unos como locutores y otros como operadores.
Esto, unido al proyecto de José Manuel López Almeida, de montar una nueva emisora, la CMGB, contribuye de manera decisiva a que Radio Ciudad Bandera amplié nuevamente su horario en transmisión, que comenzaba a las once de las mañana y terminaba a las diez de la noche.
Los cotutores, aunque supuestamente ganaban un sueldo, en realidad resabian el importe de los anuncios que contrataban, hasta que en un acuerdo con la administración esta le abonaba una módica cantidad y el resto hasta determinada cifra lo obtenían a través de anuncios comerciales.
Hasta esa fecha aproximadamente la atención del control de audio siempre estuvo en manos de la familia Sabater; después trabajaron como tales Gilberto Rosel de las Cagigas, José Saracho Vega y Modesto S. Catalá, entre otros, a los que después de un largo periodo de aprendizaje se les pagaba una ínfima suma.

Una nueva etapa

Como para todo el pueblo de Cuba, el triunfo de la Revolución el 1 de Enero de 1959, marcó una nueva etapa para Radio Ciudad Bandera, la que a fines de diciembre de 1961 es adquirida por el Estado, quien paga al permisionario la suma de $2, 500.00, importe de los equipos.
En julio de 1962, al pasar como transmisora de Radio Reloj, desaparece radio Varadero y su personal es trasladado para Radio Ciudad Bandera.
Ese mismo año se crea la primera sección sindical en Radio Ciudad Bandera y es electo secretario general Argilio Rodríguez.
Paulatinamente las condiciones laborales han variado notablemente pues del antiguo edificio años mas tarde fueron trasladados los estudios para la avenida de Céspedes entre Calzada y Coronel Verdugo y se habilito con nuevos equipos transmisores, instalados en Sáez entre Princesa y Aranguren.
Ell6 de diciembre de 1971 de nuevo la emisora cambia de local, esta vez para Calzada # 121, esquina a la quinta avenida. En julio del 78, con la presencia de Nivaldo Herrera, director nacional del organismo, Julián Rizo Álvarez, primer secretario del Partido en la provincia y otros dirigentes del Partido y del gobierno, se inaugura un moderno estudio de grabación.

Actualidad

Radio Ciudad Bandera posee magníficos equipos, entre los que figuran cinco grabadoras profesionales y una planta con un Kilo de potencia que cubre territorialmente los municipios de Cárdenas, Martí, Perico, Jovellanos,Limonar y Varadero, aunque sus ondas pueden escucharse en otras provincias.
Los trabajadores de Radio Ciudad Bandera, ostentan con orgullo la distinción de Centro de Tradición Heróica, la cual se ha obtenido en varias ocasiones en las cuales han figurado como directores: Juan Manuel Diosdado Achín, Ernesto Rodriguez, José Meredio Sierra y otros.
Se han recibido en los estudios de RCB numerosas personalidades como: Silvio Rodríguez,Amaury Pérez Vidal, Germán Pinelli, Alberto Casanova, Hilda Saavedra y otros.
A partir del año 2003 se inicia la transmisión en los 99.7 de la FM, desapareciendo la habitual 1470 en la banda de AM (junto con la Cadena Provincial de Radio es la única emisora territorial de la provincia de Matanzas que transmite en dos frecuencias AM y FM).

En septiembre de 1931 se alquila la casa de dos plantas ubicada en Céspedes # 470 entre Industria y Obispo, en esta imagen se puede apreciar la antena de transmisión en lo altos para ganar altitud y a su vez que fuera mayor el alcance de La Voz de la Clínica de los Acumuladores.
Las transmisiones cubrían el horario de 12:00 M a 2:00 PM y de 6:00 PM a 8:00 PM.
Años atrás el transmisor estaba compuesto por tubos al vacío y actualmente esta compuesto con un circuito creado a base de transmisores.
En la actualidad se ha ido modernizando, mejorando su transmisión y disminuyendo su consumo con 1 Kilowatt.

Premios

En el año 1981, la emisora alcanzó el primer lugar con unos de sus programas y 4 menciones en el Festival Nacional de la Radio.
En 1986 la compañera Nancy Torres asume la dirección de RCB hasta el año 1989.
La emisora resulto destacada en el Festival Nacional de la Radio en 1993 y fueron premiados los programas “Que Sabe Usted”, “Pista”, con el Gran Premio del Festival.
Se alzó la emisora con el Segundo Lugar Nacional de las Emisoras Municipales en el Festival de la Radio, y los programas “Vamos Niño”, de Marta Fé García y María Josefa Cernuda, “Domingo Pioneril” y menciones para el espacio “El Suing de las Doce” y “Que Sabe Usted”.
En el año 2005 cinco trabajadores resultaron premiados en el evento provincial y recibió Tercer Lugar Nacional “La Revista de Facilitación Social Arriba”.
La Emisora ostentó por dos años consecutivos la condición de Vanguardia Provincial del Sindicato de Trabajadores de la Cultura y uno de sus trabajadores Ana Rosa Quintana, la distinción de Vanguardia Nacional del Sindicato.

Fuentes
Periódico Girón
Fernández Aneida. Multimedia "Memorias RCB".
Romillo Roberto, Cuellar Liuben. Investigación en el Centro de Ondas Medias.

jueves, 8 de diciembre de 2011

José Smith Comas: Capitán de la Vanguardia del Yate Granma.


Nació José Smith Comas en Cárdenas el 11 de enero de 1933, hijo del dentista Raúl Smith López de Mora y de Ana Luisa Comas Bas. Del matrimonio nacieron cuatro retoños: Rosa, Raúl, José y Ana.
Desde pequeño, fue un rebelde; no podía ver una injusticia sin llorar, sufría y la sangre le inyectaba los ojos cuando se sentía impotente para evitarla. Era huidizo y apasionado, mostrando a veces una rara mezcla de alegrías y cólera, ese contraste se fue intensificando en él hasta hacerse como una característica temperamental.
Hizo la preparación para la Segunda Enseñanza e ingresó en el Instituto de Cárdenas en el curso 1974 a 1948. El joven estudiante se distinguió bien pronto porque tenía una inteligencia vivaz y acumuló durante los primeros cuatro años de estudios sucesivos un gran número de sobresalientes.
Se destacó además como buen deportista; jugaba baloncesto y fue un atleta disciplinado y corajudo, formando parte del equipo regular del Centro. Se distinguió también como levantador de pesas, dándole a este deporte en Cárdenas un gran impulso y logrando en aquellos momentos muchos adeptos en la juventud. Jugaba con tal amor al baloncesto que en una ocasión terminó una competencia con una fractura en la rodilla, pues no había jugador para sustituirlo y el continuó jugando sin quejarse, sin sentir en el calor del juego, el terrible dolor que lo atormentó al finalizarlo; diríase que aquel muchacho ponía tal entusiasmo en las empresas que emprendía que echaba a un lado el dolor físico, el sacrificio personal.
Ya en esta época tiene Smith una visión clara de la corrupción imperante en la Administración Pública, espectáculo desolador de un gobierno sin escrúpulos, de una sociedad menospreciada por aquellos que estaban obligados a defenderla. Pepe, idealista y rebelde, empezaba a ver claro cuál era su destino y cual el camino que en definitiva iba tomar, como sacrificio, para hacer bueno su ideal.
En el curso de 1950-1951 fue electo Presidente de la Asociación de Alumnos del Instituto y se convierte entonces en líder indiscutible de la clase estudiantil en Cárdenas. Es el momento en que los estudiantes están en ardua lucha de propaganda y acción para obtenerla construcción de un edificio para el instituto y él se pone al frente de la lucha iniciando una intensa campaña para lograr romper la inercia indiferente de los organismos oficiales, poco acostumbrados a escuchar el clamor popular cuando se expresaba a 200 kilómetros de La Habana.
El dinero se despilfarraba en obras suntuosas e innecesarias o se perdía en sus carteras repletas de billetes de banco, mientras que en las escuelas públicas los niños se sentaban en cajones vacíos y los estudiantes secundarios se albergaban en viejos caserones inadecuados.
Había que pelear en las calles para exigir con algarabía justicia, para que se prestara un poco de atención a lo que debió ser siempre un primordial deber a los gobernantes. Eso fue lo que hicieron los estudiantes del instituto encabezados por Pepe; a su manera, del modo que exigía el momento, se lanzaron a la lucha por lo que era el modo de expresión de un ideal incubado a través de más de quince años de peticiones pacíficas y razonadas; pero la incomprensión fue dura; se tachó al líder estudiantil de revoltoso y Pepe Smith, junto a un grupo más fue expulsado por seis años de todos los Institutos de la República y acusado ante los Tribunales de Justicia que lo condenaron a seis meses de prisión. Una amnistía posterior vino a salvar de las rejas a los jóvenes condenados, regresando entonces oficialmente al Instituto.
Sigue su lucha, ahora no solo contra la administración pública corrompida, sino contra el tirano que desde el 10 de Marzo de 1952, había tomado por la fuerza el poder. Dirige el estudiantado con más firme propósito, les habla y convence de cuál es el lugar que debe ocupar la juventud en esa cruzada de dignidad y decoro.
Ingresa el movimiento 26 de julio que operaba en Cárdenas distinguiéndose por su acción y su arrojo en las actividades a él encomendadas, se enfrenta a la policía y pelea en las calles con un valor que a veces desconcierta a los propios enemigos.
Termina el Bachillerato en ciencias y se matricula en la Universidad de La Habana, en Ciencias Comerciales, poniéndose en contacto con José Antonio Echeverría. Encargan a Pepe de formar núcleos estudiantiles en la provincia de Matanzas y ponerse en contacto con los sindicatos obreros. Fue en este trabajo que conoció a Horacio rodríguez y a Luis Crespo, que más tarde serían compañeros en la expedición del Granma.
Smith no se daba tregua, iba de aquí para allá, de este lado a otro, convenciendo a los indecisos, metiéndoles entusiasmo revolucionario a los que desfallecían, pidiéndoles unidad estudiantil a los muchachos de Segunda Enseñanza y poniéndose el mismo al frente de los grupos de combates que integraban, para enseñarle, con el ejemplo que no ordenaba cosas que él no hiciera.
En Cárdenas se notó su influencia en la actividad que desplegó la muchachada durante los meses 1955 en que Pepe parecía que estaba en todas partes y en verdad lo estaba, por que desplegaba una actividad que apenas podía concebirse.
Chequeado por la policía y moviéndose con dificultad por la Provincia de Matanzas partió para La Habana y tomó parte con Marcelo Fernández y otros estudiantes, en aquel acto de protesta del Estadio del Cerro. En medio de un juego de pelota, un grupo de jóvenes, se lanzó al terreno portando cartelones de protesta contra los crímenes de la tiranía y llamando al pueblo a la lucha digna por su nación. La policía saltó contra la carne joven y los muchachos fueron brutalmente apaleados, masacrados con crueldad y conducidos a la estación de policía en donde fueron torturados para arrancarles confesiones infames.
Pepe fue encausado y el proceso comenzó con saña. Había que salir de cuba para continuar la obra revolucionaria e iba a iniciarse ya la etapa final.
Fidel Castro estaba radicado en México y hacia allá fue Pepe enviado por Faustino Pérez, Haydee Santamaría y Armando Hart, con quienes se había puesto en contacto previamente.
El 23 de Diciembre de 1955 partió Smith hacia México, llevaba el espíritu gozoso y pleno el corazón de ardor cubano.
Ya desde el 27 de Noviembre, en una Velada estudiantil celebrada en el instituto de Cárdenas, en el último acto público llevado a cabo por el centro durante la dictadura Pepe había anunciado en un discurso inflamado de rebeldía, su próximo viaje a México preparador de Fidel Castro. Dijo allí mientras la soldadesca rodeaba el edificio y apuntaba sus ametralladoras, desde el fondo, al grupo de oradores, “Nos vamos de la patria porque en la patria ya la atmósfera asfixia; pero volveremos con fusil al hombro para libertarla del tirano. A la juventud de hoy nos toca el gran deber de levantar de nuevo la Patria arrodillada. Hemos de ser Héroes o Mártires”.
En México Fidel preparaba su ejército rebelde para la guerra de guerrilla. Smith se distinguió bien pronto y el forzudo muchacho llamó la atención y el afecto de Fidel Castro. Su carácter austero, dispuesto siempre al más riguroso sacrificio para hacer buena su convicción de libertad, lo disciplinó en el esfuerzo y Fidel lo designó como Jefe de campo de entrenamiento. Por fin llegó el ansiado momento de partir hacia su tierra, era el miércoles 21 de Noviembre de 1956 y Smith reunió a los combatientes y anunció ecuánime: mañana hay que salir para Tuxpán, debemos estar por la noche para embarcar hacia Cuba.
El 24 de Noviembre cerca de las 11 de la noche el grupo llegó a las orillas del Tuxpán río costanero que desemboca en el golfo de México entre Tampico y Veracruz. Allí estaba Fidel Castro con todos los expedicionarios que venían a Cuba. El encuentro fue de emoción; allí a poca distancia flotaba sobre las aguas un bulto blanco que se balanceaba impaciente sobre las olas. ¡Era el Granma! Esperando a su grupo de valientes para llevarlos a cumplirla palabra empeñada con la Patria: Héroes o Mártires.
Fueron siete días de angustioso viaje, el Granma era muy lento y apenas si soportaba el embate de la mar bravía, los expedicionarios sufrían de hambre y el cansancio; solo los mantenía firmes las ansias de llegar a Cuba.
En la madrugada del 2 de diciembre se avistó por fin el faro de Cabo Cruz; pero el día llegaba y había que desembarcar. En una playita cerca de Niquero Hubo que anclar el Granma y lanzarse al mar para ganar la tierra firme. Detrás quedaba parque, armas alimento y medicinas.
Las patrullas aéreas descubrieron pronto el barco y comenzó a ulular sobre las cabezas el tableteo de las ametralladoras. Hubo que dividirse en grupos para evitar el blanco fácil de los perseguidores y Pepe Smith, que venía en la expedición con el grado de Capitán, partió con un grupo bordeando la costa rocosa cercana al desembarco. La cita y el lugar de la reunión era la sierra Maestra.
El grupo de José Smith Comas se orientó mal; poco conocedor de aquel lugar se acercó demasiado a la costa, hasta los farallones y, después de siete días sin agua, sin comida, con los pies sangrantes y las lenguas hinchadas brotándoles entre los labios resecos, fue sorprendido el 8 de diciembre de 1956 por las fuerzas del sanguinario Laurent. Uno solo del grupo escapó con vida.
Así mataron los asesinos del régimen de Batista a José Smith Comas, el joven valeroso y rebelde que llevó en el alma, como símbolo de hidalguía, el más digno, el más puro, el más noble sentido del deber. Su deber fue la Patria y por entero se dio a ella, si negarle en las horas de angustias todo lo que él podía ofrecer: una vida limpia que le puso a la Patria y en holocausto, allá en la región en donde son más altas sus montañas por lo mismo la atmosfera más pura.

domingo, 27 de noviembre de 2011

En el 140 aniversario de un horrendo crimen: El Dr. Fernando Méndez Capote, último superviviente de los sucesos del 27 de noviembre de 1871.


Nace en Lagunillas el 27 de septiembre de 1853.
Realiza sus primeros estudios en la ciudad de Cárdenas, a la que posteriormente le dedicaría buena parte de su vida. Obtiene el titulo de Bachiller en Ciencias en el afamado colegio “El Progreso de Matanzas”.
Siendo alumno del primer año de medicina en la Universidad de La Habana se ve implicado, junto con otros 4 cardenenses, en los sucesos de 1871, que culminan con el fusilamiento de los estudiantes acusados de profanar la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón.
El Consejo de Guerra desarrollado a instancias de los Voluntarios determinó el increíble Sorteo de la Muerte, finalizando con la muerte de los ocho estudiantes.
Fernando Méndez Capote, implicado en el acontecimiento, fue condenado a 4 años de presidio y trabajos forzados en las Canteras de San Lázaro.
Luego de cumplir 6 meses, le fue conmutada la pena por la del destierro, siendo enviado primero a la Isla de Fernando Po y después a España. Allí obtiene el titulo de Licenciado en la Facultad de Medicina de Barcelona, y realizó además algunas prácticas en Berlín y París.

Labor como médico
A su regreso de Europa en 1880, además de atender las consultas, como todos los médicos de la época crea su consulta privada. Se especializó en ginecología y su cirugía, es por eso que entre 1892 y 1893 desarrolla en su consultorio esta rama de la medicina.
Desarrolla además su actividad como médico en el Hospital “Santa Isabel”, en el que llegó a ser director y primer cirujano, además de costear la clínica quirúrgica de dicho hospital.
No detiene su afán por lograr el avance de la medicina en la ciudad y crea la primera Clínica Ginecológica, inaugurada oficialmente el 25 de noviembre de 1894.
Participó en la creación del Primer Colegio Médico Farmacéutico en Enero de 1882.

Otras actividades
Su labor como Alcalde fue corta, ocupada el 16 de julio de 1899 hasta su renuncia el 15 de febrero de 1900, sin embargo entre sus aciertos están la creación de las bases para que fuera aceptada la idea de Oscar María de Rojas del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas.
En 1919, y siendo Director (Secretario) de Sanidad, gestiona un proyecto para un nuevo hospital de la ciudad. El 22 de julio de 1920, pone la simbólica primera piedra de la obra, que tendría 42 pabellones.
Finalmente el proyecto no se materializó, solo quedaron algunas paredes levantadas, las cuales con el paso del tiempo, sirvieron de apoyo para que los más pobres establecieran sus precarias viviendas allí, dando inicio al posteriormente popular barrio de La Verbena.

Actividad independentista
Como muchos de los médicos, hacendados y personalidades de la ciudad, al surgir la Guerra de Independencia de 1895 Méndez Capote apoyó a la lucha insurrecta, pasa a la Emigración y se convierte en el Delegado de la República de Cuba en Armas en México.
En las elecciones generales de 1902, celebradas el 31 de diciembre de 1901, obtiene acta de Representante a la Cámara.
Por los méritos fuera del teatro de la guerra le fue otorgado el grado de Comandante del Ejército Libertador.

Muerte
Muere pobre en La Habana el 30 de Junio de 1947. Fue el último superviviente de los sucesos del 27 de noviembre de 1871.

Fuentes
Actas Capitulares de Cárdenas, Archivo Histórico Municipal de Cárdenas. Tomo de 1894. Folio 196 Vuelto. 21 febrero de 1894.
Revalorización de la Historia de Cuba por los Congresos Nacionales de Historia. Oficina del Historiador de la Ciudad. La Habana. 1961
Alvarez Blanco, Ernesto. “Oscar María de Rojas”. Ed. Centenario del Museo Oscar María de Rojas. 2000.
Colectivo de Autores. Historia de la Localidad de Cárdenas. Versión inédita de 2008
Hernández Alvarez, Pedro Luis. Cárdenas Ciudad de Primicias. Multimedia en Mediator8. 2009.
Sáez Díaz Argüelles, Enrique: “Reseña histórica de la Medicina en Cárdenas”.Rev. Archivos de la “Clínica Cárdenas”, S.A. Vol. I, Año I. Agosto 1952. pág. 4 – 19.
. ECURED.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mambí venerado


Por: ERNESTO ÁLVAREZ BLANCO y HUGO GARCÍA FERNÁNDEZ

A propósito de commemorarse hoy un aniversario más del natalicio del Generalísimo Máximo Gómez obsequiamos a los lectores de El Cardenense con este artículo, que escribimos en el 2005, pero que mantiene total vigencia.

CÁRDENAS, Matanzas.—Su cama es sencilla, bonita, de hierro como los grilletes que ayudó a extirpar de una vez y para siempre de la Isla. Uno siente al mirarla que El Viejo Gómez aún está acostado recobrando fuerzas tras el reciente combate en la manigua.

Nuestros pasos se detuvieron ante la habitación que fue colocada en una posición similar a la que ocupaba en la casa de 5ta. y D, en el Vedado, y en su interior apreciamos, no solo los muebles que componían el cuarto al fallecer el Generalísimo, sino otras valiosas piezas vinculadas con su figura.

Horcones de la Casa Natal del Generalísimo, en Baní, Santo Domingo; la mascarilla mortuoria, las pantuflas que usó hasta su muerte; su retrato y un cuadro de La Batalla de Palo Seco, pintados al óleo por Feliciano Ibáñez… nos acercan a la vida de un hombre de hazañas imperecederas.

GÓMEZ EN CÁRDENAS

El 17 de febrero de 1899 llega Máximo Gómez a Cárdenas en viaje de tránsito hacia La Habana. En la estación de ferrocarriles de San Martín se congrega espontáneamente el pueblo y la familia de Oscar María de Rojas, quien aloja en su quinta al General mambí.

Al despedirse, el 20 de febrero, Gómez se quita de la levita un botón forrado en seda con los colores de la bandera cubana y escribe sobre él, a tinta, sus iniciales; luego se lo prende en la solapa a Oscar Luis de Rojas Fernández: "…ahí tienes un recuerdo del viejo General Gómez", le dice sonriente.

Esta reliquia fue conservada por Oscar María hasta el 17 de junio de 1905, fecha de la muerte de Máximo Gómez, momento en que decide donarla al museo y a la biblioteca de Cárdenas, y que en la actualidad se exhibe en el Centro de Veteranos General Máximo Gómez.

El mobiliario que conformó la habitación donde falleciera el Generalísimo —primer monumento trasladado en Cuba— se hallaba instalado desde 1909 en el antiguo local del museo y biblioteca, ubicado en la Avenida de Vives, frente al Parque Martí, luego de ser salvado —en 1908— por la labor de Oscar María de Rojas, fundador y primer director de la institución cardenense, y la de, sobre todo, Benito Laguerruela y Vicente Font.

En 1986, en ocasión de conmemorarse el aniversario 150 del natalicio de Gómez, se decidió por acuerdo de la dirección del museo y de la Delegación Municipal de Monumentos, trasladar al patio de la institución la habitación en la que había dejado de existir el viejo mambí en la capital del país el 17 de junio de 1905.

Desde allí fue trasladada al patio del Centro de Veteranos en el primer semestre de 1986, tras el arduo trabajo de Lázaro Miranda Chirino, director del museo Oscar María de Rojas; Laureano Lorente González, presidente de la Delegación Municipal de Monumentos; el arquitecto Augusto Bueno García; la licenciada Gladis Méndez Maruri y otros cardenenses.

El 30 de julio de 1986, con la presencia del Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, presidente de la Comisión Organizadora de las actividades conmemorativas por el aniversario 150 del natalicio de Máximo Gómez; Pedro Máximo Vargas Gómez, nieto del Generalísimo; familiares de veteranos de la Independencia y dirigentes del PCC y el Gobierno, quedó reinaugurado el cuarto en su nuevo emplazamiento y el centro adoptó el nombre del insigne Jefe del Ejército Libertador Cubano.

Al área expositiva se sumó una Sala Iconográfica del Generalísimo, compuesta por valiosos retratos y esculturas pertenecientes a los fondos del museo Oscar María de Rojas y al Nacional de Bellas Artes de la capital del país.

En el 2001, luego de la inauguración del Museo a la Batalla de Ideas, la dirección del país, por indicación del Comandante en Jefe Fidel Castro, decidió someter a reparación capital y remontaje el museo Oscar María de Rojas y el Centro de Veteranos, los cuales fueron reabiertos el 5 de diciembre de 2003, con un novedoso y moderno montaje museográfico.

En la actualidad, el Centro de Veteranos General Máximo Gómez exhibe, además de la habitación donde falleció el Generalísimo, la galería de veteranos y patriotas y el bote Unquita, objetos pertenecientes al general Carlos María de Rojas y otros miembros de la Brigada Cárdenas, piezas relacionadas con los mártires cardenenses caídos en la lucha contra la tiranía de Batista y en los primeros años del proceso revolucionario, y una valiosa colección de tarjas vinculadas a significativos acontecimientos históricos locales.

Como curiosidad se muestra en el patio una reja perteneciente a la antigua cárcel local y que fuera clausurada a perpetuidad en el siglo XIX.

NO CAYÓ FÁCIL DEL CIELO

En los primeros días de 1914 los cardenenses estaban muy ocupados. Mediante una sistemática correspondencia con Vicente Font, miembro corresponsal del museo en La Habana, este hombre intenta por todos los medios persuadir a Urbano Gómez Toro, hijo del Generalísimo, para que cumpla su promesa de entregar a la institución cardenense los muebles de la habitación donde falleciera su padre.

El 16 de febrero cuando se reúnen los miembros del Comité protector en el edificio propio del museo y biblioteca, el Doctor José María Verdeja dijo: "…la puerta que da acceso a la habitación en que falleció el General Máximo Gómez y Báez, mostrando los muebles que ya están colocados dentro y que son los mismos y únicos que había en esa pieza cuando ocurrió su muerte, el día 17 de junio de 1905. Estos consistían en la cama de hierro de columnas cortas, de bastidor de alambre, su escaparate, su mesa de noche y silla de noche, de pino pintado de oscuro, con su vasija de loza; el escaparate armario o guardarropa es de madera de pino enchapado de roble, color amarillo; y la mesa de noche, de madera dura estilo francés con los mármoles color cenizo…"

Los muebles fueron embalados en tres cajas y recibidos por ferrocarril el 7 de febrero. Lo anterior se hizo constar en el Acta Notarial levantada al efecto por Domingo Pérez ante el alcalde Municipal. Además, se consignó que tanto la habitación como los muebles eran conservados por el museo y la ciudad de Cárdenas gracias a "las generosas, patrióticas y desinteresadas gestiones de los hijos de este pueblo, Benito Lagueruela y Rubio y Vicente Font y Amador, en cuyo honor y homenaje a la verdad histórica había encargado construir una lápida de mármol en la que constase para siempre lo que se deja escrito".

CENTRO PARA VENERAR AL GENERALÍSIMO

El Centro de Veteranos General Máximo Gómez ocupa el edificio del antiguo Cuartel de Caballería del Ejército Español, reformado en la década del 40 del siglo XX. Una parte de este inmueble fue destinada hasta 1886, a servir de depósito de los cimarrones.

Con posterioridad fue asilo de ancianos, sede de la banda municipal de Música, hasta que el 17 de septiembre de 1932 el ayuntamiento decidió entregar el edificio a la delegación cardenense de la Asociación de Veteranos de la Independencia, la cual fue constituida el 16 de mayo de 1909 en el edificio del antiguo cuartel de bomberos, hoy sede del Museo a la Batalla de Ideas.

El 24 de febrero de 1945 quedó inaugurada en ese lugar la galería de veteranos y patriotas, iniciativa de la Delegación Local de la Asociación de Veteranos de la Independencia, a partir de una idea de Elvira de Rojas, hija del general Carlos María de Rojas, quien fue jefe de la Brigada Cárdenas en la Guerra del 95.

Después del triunfo revolucionario, el edificio continuó como sede de la delegación local de la Asociación de Veteranos de la Independencia hasta la década del 70, en que los últimos veteranos de la independencia decidieron entregarlo, para su conservación y custodia, a la Comisión Regional de Historia del PCC.

Al calor de la instauración en Cárdenas de la experiencia del Poder Popular en 1974, se decidió por acuerdo de este nuevo órgano de gobierno restaurar el edificio y la galería para convertirlo en una filial del museo Oscar María de Rojas. En los primeros meses de 1975 se reinauguró el edificio con un solemne acto, con un área para exposiciones transitorias y otra sala como galería de veteranos y patriotas.

Sin duda, la solemnidad del Centro de Veteranos General Máximo Gómez y en especial la habitación donde falleciera el Generalísimo es un tesoro cultural, de rescate de la memoria histórica.

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Fuente: periódico Juventud Rebelde, 10/06/05

martes, 15 de noviembre de 2011

La Habana en 1598.

Por: Ernesto Alvarez Blanco

A propósito de commemorarse el 492 aniversario de la fundación de la villa de San Cristóbal de La Habana obsequiamos a los lectores de El Cardenense un fragmento del Tomo I de mi libro inédito Felipe III y La Dorada.


A finales de 1598, al subir al trono Felipe III , abundaban en la ciudad de La Habana las casas de yagua o de embarrado y techo de guano; también las había construidas con paredes de tablas de cedro, añadiéndoles, en lo posible, las técnicas constructivas traídas de la Península. Estas viviendas estaban casi siempre techadas con guano , siguiendo el modelo aborigen del bohío; a pesar de la existencia por entonces de un tejar en la ensenada de Marimelena, situada en la otra banda del puerto de La Habana, en una estancia que había sido concedida como merced a Nicolás Acosta.
En las calles nombradas Real , de las Redes, del Sumidero y del Basurero, las casas estaban situadas en línea. El resto de las viviendas y demás construcciones urbanas estaban ubicadas en distintos sitios, de manera independiente y según el gusto de sus propietarios, quienes con frecuencia las cercaban con una muralla doble de tunas bravas u otras plantas similares. En estos sitios se sembraban árboles frutales y arbustos de muy diverso tipo, las cuales atraían sobre la población una gran cantidad de mosquitos.
Estas primitivas construcciones habaneras fueron dibujadas por el ingeniero Cristóbal de Roda en un plano que tituló “Planta de las casas / Habana, hacia la marina, y el solar de Cristóbal de Roda, / con lo que le ha quitado el gober / nador [sic] de la Habana , el cual fue remitido a la Península en 1598, acompañando un Memorial, mediante el cual reclamaba justicia ante el Rey, por una expropiación ordenada contra él por el Gobernador de la Isla Juan de Maldonado, quien había sido ex – contador de la Flota de la Plata y regía, desde 1594, los destinos de la bien llamada“... Llave de todas las Indias y donde se aseguran los thessoros [sic] de V. [Vuestra] Md. [Majestad] y de sus bassallos [sic] [...]”.
.La fertilidad del suelo habanero propiciaba por entonces la existencia, en los alrededores de La Habana, de una abundante y variada vegetación, en la que abundaban los arboles de majagua, las ceibas, los cedros, los jobos, las caobas, las ácanas, los granadillos , los ébanos, los guayacanes y el rompe-hacha. También, había gran profusión de árboles frutales, plantas de anón y de mamoncillo, tamarindos y cocoteros.
En la zona de la costa y, sobre todo, en los arenales crecían una gran cantidad de unos arbustos conocidos con el nombre de hicacos, los cuales compartían este hábitat con otra especie vegetal también muy abundante, llamada uva del mar o caleta. En las partes cenagosas abundaban los manglares y unas matas extrañas conocidas como manzanillo, cuyo fruto es venenoso para los peces y enferma a los humanos.
La lluvia era copiosa en los meses de verano, lo cual facilitaba que los pastos crecieran de forma muy rápida, lográndose, sin muchas fatigas, hasta dos cosechas de ellos al año. Además, había en las inmediaciones de la Ciudad, muchos cangrejos y tortugas. Los primeros, la invadían durante la noche en busca de desperdicios, provocando en sus calles un ruido similar al que producía el paso por ellas de las tropas destacadas en esa Plaza.
Las tortugas y caguamas se pescaban fácilmente en la zona de la costa llamada Playa de las tortugas, la cual se hallaba situada frente a la antigua Cortina Valdés . Por esta época, el Cabildo de La Habana tuvo que prohibir que se sacrificaran los quelonios capturados en las zonas aledañas a la población o en el interior de la misma, ya que eran tantos los desperdicios que su caza y matanza provocaban, que infestaban de una insoportable fetidez la atmósfera, haciendo que el aire en muchos lugares se tornara irrespirable. También, había gran abundancia y variedad de peces. Entre las aves, se destacaba la existencia de numerosos guacamayos, tocororos , cotorras y flamencos.
En 1598 se hallaban bastante adelantadas en la calle de las Redes las obras de construcción, a pesar de la falta de operarios, de las casas del Gobernador y del Cabildo, autoridad colonial y órgano de gobierno que, durante el siglo XVI, nunca tuvieron residencia propia, teniendo que alquilarlas a los vecinos más distinguidos.
Entre estos, se destacaban por entonces, los nombrados Martín Calvo de la Puerta y Hernández , Juan de Rojas, Alonso Castaño, Diego de la Vega, el licenciado Bartolomé de Cárdenas y Vélez de Guevara , el capitán Francisco de Rojas e Isabel Nieto, viuda esta última de Francisco Cepero, quienes probablemente asistieron en 1598, junto al resto de los vecinos – eran alrededor de 800 en este período - y pobladores de la Ciudad, a la celebración con una representación teatral, la noche de San Juan, del onomástico del Gobernador de la Isla Juan de Maldonado.
Según una vieja crónica del suceso, supuestamente escrita por Hernando de Parra, criado del Gobernador de la Isla, la puesta en escena se efectuó la noche del 23 de junio, junto a los muros del castillo de la Real Fuerza y muy cerca del la Plaza Mayor ó de Armas, la cual comenzaba a adquirir en este año su fisonomía definitiva.
Allí, según Parra:

“… los mancebos de esta población […] hicieron construir una barraca en las cercanías de la fortaleza. Titulabase [sic] esta comedia Los buenos en el cielo y los malos en el suelo. Era el primer espectáculo de esta clase que se hacía en La Habana; y atrajo a todos los moradores. Hubo mucho alboroto durante la representación, porque la gente, no acostumbrada a comedias, charlaba en alta voz, y no quería callar; hasta que el Gobernador dirigió la palabra, amenazando con el cepo al que no guardase el debido orden. La comedia se acabó después de la una de la mañana y la gente, regustada, quedó tan complacida, que insistió en que volviera a principiar […]” .

Recorría por esta época las calles de La Habana Sebastián de la Cruz, el primer loco deambularte del cual se tiene noticias, quien falleció en esa Ciudad el 17 de mayo de 1598, sin saberse nunca quién era ni el lugar de su nacimiento, pues guardó sobre este punto un silencio obstinado. Era uno de los pocos superviviente del naufragio de la fragata La Perla, ocurrido en las costas de Bacuranao. Había llegado a La Habana en 1593, cubierto de andrajos, excitando con sus acciones la risa y mofa de la plebe que le trataba como un loco.
Su obstinado silencio, la inalterable paz y humildad con que sobrellevaba las injurias que le inferían y sobre todo la constancia y valor con que se castigaba, recostándose de continuo sobre las espinas y levantándose cubierto de heridas, indujeron a que se juzgara muy pronto de él más favorablemente. Poco después, vistiendo el humilde habito de la Orden Tercera de San Francisco se radicó en un deteriorado colgadizo o barracón, que estaba contiguo a la ermita de San Felipe y Santiago y que estuvo destinado hasta 1593 a guardar la lancha del Morro que entraba por el llamado estero del Boquete.
Guiado por su extraordinario celo caritativo, Sebastián de la Cruz convirtió su pobre albergue en algo parecido a un hospital, al que llevaba a los enfermos pobres que encontraba en su desambular por las calles de La Habana y en donde desempeñaba él solo los oficios de cocinero, enfermero y demandante. De la Cruz sostenía esta rudimentaria institución con las limosmas que recogía para él y para asistir a las necesidades de los enfermos Con esta obra de caridad, la cual practicó con constancia hasta su muerte, de la Cruz dio una lección a los gobernadores de la época y remedió en parte, uno de las más graves dificultades que confrontaban los habitantes de la Isla. Luego de su muerte, ocurrida en 1598, el Cabildo de La Habana lo sustituyó oficialmente en esta encomiable labor, la cual se considera el antecedente directo del Hospital habanero de San Felipe el Real o San Felipe y Santiago, luego de San Juan de Dios.
Por esta época, la población de La Habana, que no llegaba a 5000 habitantes, había levantado el Castillo de la Real Fuerza y otras importantes edificaciones urbanas. Además, había ejecutado la Zanja Real que abastecía de agua a la Ciudad y era capaz de producir la mayor parte de los alimentos necesarios para abastecer a las flotas y galeones para el largo viaje de retorno a la península ibérica; daba comida y hospedaje a los pasajeros y tripulantes de la misma – se contaba con asombro en la Península Ibérica que una de las flotas había bajado a tierra cerca de 5000 personas – y había construido y construiría, en los años subsiguientes, varias fragatas , naos , navíos y galeones .
Daba de este modo, al resto de las colonias hispanoamericanas, un ejemplo de capacidad productiva y eficiencia empresarial difícil de igualar. A este mundo, creado gracias a la actividad marítima, se agregaron muy pronto las obras militares terrestres emprendidas en este período, las cuales, al principio, fueron trabajosamente aprobadas por Felipe II, quien durante años se aferró a la política tradicional de la corte española de seguir basando la defensa del mar Caribe en fuerzas navales que fueran capaz de protegerlo, de los constantes acosos de que era objeto por parte de los enemigos de la Corona.
Disfrutaban los habaneros de finales del siglo XVI de bailes y otras diversiones, calificadas por el ya citado Hernando de Parra como graciosas “... y extravagantes, conservan todavía en los primeros la rudeza y poca cultura de los indígenas y en las segundas la escasez y ningunos recursos de una población que comienza a levantarse […]” .
Amenizaban las fiestas y bailes habaneros, mediante convenio concertado de antemano, cuatro músicos: Pedro Almanza, natural de Málaga, quien tocaba el violín; Jácome Viera, de Lisboa, quien ejecutaba el clarinete; Pascual Ochoa, de Sevilla, quien se encargaba del violón y la negra horra y vihuelista Micaela Ginés, nacida en Santiago de los Caballeros; los cuales llevaban a los saraos, según el criado del Gobernador Maldonado:

“... sus acompañados para rascar el calabazo y tañir las castañuelas. Estos músicos siempre están comprometidos y para obligarlos a la preferencia es preciso pujarles la paga y además de ella que es exorbitante, llevarles cabalgadura, darles ración de vino y hacerles a cada uno, también a sus familiares, además de lo que comen y beben en la función, un plato de cuanto se pone en la mesa, el cual se lo llevan a sus casas, y a este obsequio lo llaman propina de la función. Estos mismos músicos concurren a las fiestas solemnes de la Parroquia que son las de San Cristóbal, San Marcial, Corpus […]” .

Estos músicos actuaron de seguro más de una vez en las fiestas habaneras del Corpus Christi. Por cierto, el 2 de julio de 1599, Juan Bautista Silicio o Silecio presentó al Cabildo de La Habana una petición – la cual aparece recogida en el Acta Capitular de este día – para que se le pagase por el trabajo realizado por él en las dos comedias que se hicieron en las fiestas del Corpus, lo cual demuestra que las actividades teatrales, en las que también había cantos y bailes, persistieron en estos años como parte de las fiestas religiosas locales. Parece que el Cabildo fue algo remiso al pago, pues el 10 de diciembre del propio año presentó nuevamente a este órgano de gobierno una petición para que se le abonara finalmente su trabajo.
Al finalizar el siglo XVI, habían aparecido ya en el panorama urbano habanero las casas de esquina con una segunda planta incorporada, ocupada por una sola habitación. Un ejemplo de ellas que aún se conserva, parece ser la casa situada en la calle Teniente Rey esquina a la de Bernaza y también, la existente en la de Sol esquina a Compostela. Estas casas, pertenecientes a los más prominentes vecinos de la Ciudad, sobresalían dentro del contexto local por ser de albañilería, es decir, construidas de cal y canto.
Ejercían en este período en la Ciudad como maestros constructores Francisco de Calona , Francisco Claros , Cristóbal de Roda , Francisco Silleros Alaryos y el ingeniero Juan Bautista Antonelli; como albañiles Hernando Esteban Gutiérrez, Jerónimo Ruiz y Bartolomé Chávez, como aparejador de cantería Juan de la Torre y como carpintero Andrés Azaro.
En el caso de Juan Bautista Antonelli, quien había arribado a La Habana en 1587 y proyectó obras tan complejas como las del Castillo de El Morro y la fortaleza de La Cabaña, conviene aclarar que su actividad en Cuba, bajo el reinado de Felipe III, fue muy poca; pues en 1599 regresó a España, por haber sido relevado de su cargo en 1596, luego de haber terminado la Zanja Real, construido la primera represa de El Husillo, sobre el río de La Chorrera y finalizado los trabajos constructivos en el castillo de La Punta. También, dejado avanzadas las obras del Morro. Al frente de estas últimas, dejó a Cristóbal de Roda, experimentado ingeniero e hijo de su hermana.
Desde los primeros momentos, Cristóbal de Roda tuvo que enfrentarse con la autoridad del Gobernador Maldonado, quien afirmaba que la controversia que había tenido con su tío Antonelli surgió a partir de que enjuiciara su trabajo en La Punta, considerándolo obra errada. Un episodio bastante oscuro, complicó al máximo la relación entre Juan Maldonado y Cristóbal de Roda pues, según parece, éste último había enviado a un obrero suyo a desfigurar el rostro del licenciado Ancona, médico de la Flota.
El conflicto giró en torno a una mujer casada. Los celos ocasionaron al desventurado galeno una gran herida de cuchillo. Aprovechando el escándalo que suscitó el incidente, Maldonado puso tras las rejas a Roda y al cantero que, supuestamente a su servicio, había empleado el arma. Felipe III escuchó los argumentos que argumentó en su defensa y en la del cantero, Cristóbal de Roda, en detrimento del Gobernador de la Isla, ya que el inculpado no fue condenado a galeras y se ordenó por la Corona ponerlo en libertad.

Los vecinos de La Habana de más posibilidades económicas, mandaban a España, especialmente a Castilla, troncos de ébano y de granadillo, para que les hicieran con ellos las llamadas camas imperiales. La gente pobre, por su parte, utilizaba para dormir un mueble construido de forma rectangular, que se forraban con lona o con cuero crudo.
En la sala de las viviendas lucía, por lo general, un cuadro [de tabla, cobre o lienzo] con la imagen de un santo o de una santa, al que se le encendían luces y se le dedicaban plegarias. El mobiliario de los inmuebles más modestos estaba compuesto, casi exclusivamente, por mesas de cedro o caoba y por bancos sin espaldar.
El alumbrado de las casas se reducía al encendido de velas de cera, traídas casi siempre de Sevilla, o de sebo, fabricadas en La Habana. Solo unas pocas viviendas poseían lámparas de cobre o bronce, las que eran alimentadas con aceite de oliva.
El edificio de la Aduana, cuya construcción se concluyó en 1584, contaba en esta época con dos pisos y una longitud de setenta pies. La planta baja constaba de un zaguán, una oficina y un almacén espacioso; mientras que la alta servía de habitación a los funcionarios reales y, en ocasiones, hasta al propio Gobernador de la Isla.
La cárcel y la carnicería, por su parte, eran de paja y en el período que nos ocupa - finales del siglo XVII - eran tan viejas, que muchos vecinos y habitantes, y hasta las autoridades, estaban conscientes de que si no se reparaban o reconstruían, muy pronto se caerían al suelo.
En ese mismo año, casi nadie en La Habana, y mucho menos en las escasas poblaciones de la Isla, salía de noche y, si lo hacía, solo en caso de extrema necesidad, se acompañaba por dos personas o más, armadas y con faroles, por temor a ser agredido por los perros jíbaros o por los cimarrones que deambulaban por la Ciudad. Estos últimos, con relativa frecuencia, se atrevían a entrar en las zonas pobladas en busca de alimento.
Para cocinar se empleaban utensilios de hierro, aunque en las casas habaneras no faltaban los cacharros de barro fabricados por los aborígenes y/o sus descendientes. El servicio de mesa en las viviendas de los vecinos con mayores posibilidades económicas, estaba compuesto por vajillas de loza procedentes casi siempre de Sevilla. Sin embargo, en la mayor parte de las moradas de la Ciudad, se empleaban las llamadas bateas y los platos de madera. Los vasos se hacían de guayacán , muy apreciado por sus abundantes y hermosas vetas.
El menú de la época no era muy variado y la mayoría de los platos se preparaban con un aliño de sabor, un tanto repugnante al principio, pero estimulante después. Se comían carnes frescas o saladas de res, cerdo o pollo; divididas en pequeñas porciones, cocinadas con diversas raíces y tubérculos, probablemente malanga, yuca o ñame, y sazonadas con un pequeño pimiento muy picante, al cual llamaban ají-jijí. A los alimentos se le daba color con bija, una semilla de coloración amarilla - rojiza proveniente de una planta silvestre, muy abundante en los montes y patios de la Isla.
El maíz formaba parte importante de la dieta de los vecinos y habitantes de La Habana de finales del siglo XVI, y de toda la Isla, en general. Se preparaba de varias formas; siendo muy apreciado tanto por las personas más pudientes como por las clases más humildes. También se consumía mucho el casabe, como sustituto del pan europeo, el cual se hacía en las estancias de las afueras de la ciudad.
Hacia 1598, trabajaba en La Habana el platero Antonio Baéz mientras que el maestro Aguilera tenía una sastrería, en la que cobraba veinte escudos de oro por hacer una muda completa de ropa de raso. El establecimiento estaba situado muy próximo al lugar, en donde se estaba edificando por entonces, el Convento de los padres Agustinos.
Por misma época, existían en la ciudad dos boticas: la de Sebastián Milanés, situada en la calle Real, y la de López Alfaro, cercana al Desagüe . Ambos establecimientos, se hallaban carentes siempre de medicamentos y los que había en existencia, estaban en muchas ocasiones vencidos y por tanto, carentes de valor curativo. Según Hernando de Parra no había:

“... en cada una de ella cincuenta envases y las drogas tan desvirtuadas que el otro día presenciamos su ineficacia en unos cáusticos que dispusieron al escribano de mi amo. Las moscas operantes estaban pasadas y hechas polvo. Las medicinas que se consumen en el país vienen de Castilla y hasta que no se acaben no se hace nuevo pedido...” .

Los artesanos eran muy escasos en la Isla en este período y los artistas más. Entre ellos sobresalía, según documentos conservados en el Archivo Nacional de Cuba , el orfebre Ambrosio de Urbino o Urbín, quien se dedicaba a la confección de sortijas y medallas de oro. También era muy considerada por entonces la labor del orfebre Pablo de Bruselas , a quien se le ordenó la confección en 1598, según documentos conservados también en el Archivo Nacional de Cuba , de una custodia para la Parroquial Mayor de dieciséis y medio marcos de plata.

Una aproximación necesaria a Massaguer
Escrito por Celia María González


Massaguer, República y Vanguardia completa una trilogía del profesor Jorge R. Bermúdez sobre la gráfica cubana, precedida por los libros De Gutenberg a Landaluze, Gráfica e Identidad Nacional y La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX.

Del italiano caricare, que significa cargar, exagerar, la caricatura ha constituido, durante buena parte de la historia de la humanidad, vehículo propicio para el divertimento y herramienta solapada para ejercer la crítica, la censura o simplemente reflejar los rasgos esenciales de una sociedad determinada.
Entre los principales exponentes de este género en Cuba se encuentra Conrado W. Massaguer (1889- 1965), quien tiene en su haber la creación de más de 28 mil caricaturas y dibujos, muchos de ellos recreaciones de personajes costumbristas de La Habana, y distinguidas personalidades del ámbito sociopolítico cubano y extranjero del siglo XX.
Al también editor de tres revistas emblemáticas del periodismo y la cultura cubanos (Gráfico, Social y Carteles), ha dedicado el profesor e investigador Jorge R. Bermúdez uno de sus libros más significativos: Massaguer, República y Vanguardia, que, tras varios años de haber sido concluido, finalmente ve la luz gracias al Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. Con ello, se completa una trilogía de Bermúdez sobre la gráfica cubana, que está integrada, además, por De Gutenberg a Landaluze (1990) y La imagen constante: el cartel cubano del siglo XX (2000).
Estructurado en cinco capítulos, aborda por etapas aquellos hechos que marcaron pauta en la vida y obra de Massaguer. Así, la primera de ellas (1889-1908) refleja sus primeros años de existencia y su encuentro con la caricatura, que se produce en 1907 en el bisemanario La Campana, de México, con la sección «Gente de Casa». La segunda etapa (1908- 1915) incluye su regreso a La Habana, su irrupción en la cultura cubana, mediante la colaboración en las publicaciones El Mundo y El Fígaro, fundamentalmente, y sus esfuerzos por «hacerse de sus propios medios de impresión y comunicación, para imponer otra forma de ver, hacer y decir más acorde con su espíritu de empresa y los nuevos tiempos que corrían», según afirma Bermúdez en el texto, publicado en 2011. Ya en el tercer y cuarto períodos (1916- 1922 y 1923-1928, respectivamente) encontramos a un Massaguer abocado a lo que él mismo definiría como «la más bella aventura de su vida periodística»: la publicación de la revista Social, que revolucionó la manera de hacer el periodismo gráfico en Cuba al emplear por vez primera en América Latina el método de impresión offset. El cuarto período (1929-1958) recoge su periplo por París, Italia, Suiza, España y Nueva York, donde organiza exposiciones y mantiene vínculos con importantes intelectuales de vanguardia a nivel mundial. En esta etapa aparecen varias de sus piezas más reconocidas, entre ellas, Doble Nueve, creada hacia 1943 en La Habana. Incluye, además, los últimos momentos de la existencia de Social y culmina con la aparición del libro Massaguer, su vida y su obra. Autobiografía, historia gráfica y anecdotario.
También integra el volumen un recorrido por la historia de la caricatura a nivel mundial y su desarrollo en Cuba, y como anexo se incluye el listado de los colaboradores de la revista Social, y un testimonio gráfico que da fe de la maestría lograda por Massaguer en la caricatura.
Entre los aciertos de este libro se destaca el propio estilo narrativo de su autor —simbiosis entre biografía novelada, testimonio, y ensayo— que logra trasladar al lector hacia el contexto vivido por Massaguer, el cual trasciende el ámbito cultural, pues está signado por sucesos de carácter sociopolítico de gran complejidad, no solo en Cuba, sino también en el resto del orbe, que es testigo de los enfrentamientos provocados por las dos guerras mundiales.
De excelente factura editorial, Massaguer, República y Vanguardia ofrece, además, un acercamiento a la historia del periodismo y de la gráfica en Cuba; a la vez que constituye un referente insoslayable en el estudio de la figura de Massaguer y de la evolución de la caricatura en Cuba durante la primera mitad del siglo XX.

sábado, 5 de noviembre de 2011


Nuevo libro sobre Conrado W. Massaguer

Simbiosis entre biografía novelada, testimonio y ensayo, el libro Massaguer, República y Vanguardia es una de las más recientes obras del profesor y crítico de arte Jorge R. Bermúdez, que fue presentada en el habitual espacio Sábado del Libro, el 29 de octubre. René de la Nuez, Premio Nacional de Artes Plásticas 2007, tuvo a su cargo la presentación del volumen, que, según palabras del propio Bermúdez, constituye un nuevo paso en el camino hacia la recuperación de la figura de Conrado W. Massaguer, y a su vez, para la revalorización de una de las manifestaciones que más ha hecho por nuestra alfabetización visual y elevación ideoestética: la caricatura.

sábado, 15 de octubre de 2011

Oscar M. de Rojas y Cruzat: en el 90 aniversario de su muerte.

Sintésis biográfica tomada de la Enciclopedia virtual cubana ECURED.



Nació en Cárdenas, Matanzas. Hijo de Joaquín de Rojas y Cachurro y de Isabel Cruzat y Urbizu.
Se crió en la casa quinta de los padres en la ciudad donde se refinan sus gustos y aficiones a través de una esmerada educación que le permitieron avanzar cuando ingresó en el prestigioso colegio de los Escolapios de Guanabacoa en 1874. Este ingreso fue marcado por la temprana muerte de su madre con sólo 30 años. Estos estudios se ampliarían notablemente con lecciones particulares y el uso de la vasta biblioteca del padre. En ambos lugares se afianza el amor al terruño y a la Patria que llevaría en su corazón hasta la muerte.
Al concluir los estudios secundarios ingresa en el Instituto de la Habana en el convento de San Juan de Letrán. Termina en este plantel con el Título de Bachiller el 17 de mayo de 1883, firmado por el Gobernador General de la Isla. Durante este período visita Cárdenas en pocas ocasiones, salvo en 1879 con la muerte de su hermana Isabel, víctima de la epidemia de cólera que azota la ciudad ese año. Desde 1882 promete al padre ingresar en la Universidad de La Habana, pero desaprueba el examen de Literatura General.
Tras una negación del Gobernador General de la Sección de Fomento e Instrucción de la Isla de Cuba, convence al padre para estudiar en España al año siguiente y emprende su primer viaje a los Estados Unidos de América con varios amigos.

Primeros Viajes

El 15 de diciembre de 1883 le es acuñado su pasaporte en la ciudad de Nueva York, junto con su hermano Alberto y otros jóvenes cardenenses, por el Vice Cónsul del Consulado General de España en esa ciudad. Este viaje se prolonga hasta abril de 1884, en el mismo visita varios monumentos y museos, además de las Cataratas del Niágara.
Regresa a La Habana el 21 de abril de 1884.
El 2 de junio cumple con el padre y solicita al rector de la Universidad de La Habana, G. del Valle, la licencia para continuar estudios en la Península, pero la respuesta no llega hasta diciembre de ese año. Decide examinarse en el mes de junio de 1885 para no perder el segundo año de la asignatura de Derecho Romano. El tiempo que medió entre la solicitud y la respuesta, Oscar lo aprovecha para hacer un segundo viaje a los Estados Unidos de América con otros excursionistas. Ahora visitaría el Campo Indio de Saratoga Springs y el Monte MacGregor en septiembre de 1884.
En Madrid se aloja en la casa de huéspedes de la calle Arenal considerada en esa época como una de las más elegantes.
En el verano de 1885 visita por primera vez a la Ciudad Luz, París, allí conoce a las famosas artistas del Can Can, Grille d´Egant y La Goilne. También visita el cementerio Pére Lachase y la tumba de Abelardo y Eloisa, célebres amantes. Muchos de estos recuerdos serían donados posteriormente al Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas.
En las tertulias madrileñas se afianza la atracción de los viajes por los relatos que le hace Santos Villa. Finalmente decide abandonar los estudios e irse de viaje con él y P. Miles por los caminos de la Península Ibérica, Francia y Alemania.
El recorrido que hace por distintos museos, monumentos y galerías; lo refina y enriquece culturalmente a través del contacto directo. Pero el efecto más sensible lo tuvo con la visita al Museo de Guerra y Marina de Madrid, donde debe haber germinado la idea y el futuro modelo del Museo que crearía en su ciudad natal. Regresa finalmente a Cuba en noviembre de 1886.
El padre y la familia lo abrazan, y comienza a trabajar como secretario en la Compañía de Alumbrado de Gas de la Ciudad (que después sería la de alumbrado eléctrico público). Este trabajo simple le permitiría dedicarse a iniciar y recopilar datos para su anhelo más preciado en ese momento, escribir una historia de su ciudad natal.
En mayo de 1887 comienza la redacción de su obra "Para los anales y necrología de San Juan de Dios de Cárdenas". Este manuscrito en tres volúmenes permanece inédito en los fondos del Museo que lleva su nombre.

Su obra

Con la redacción de su libro da inicio a la obra de salvaguardar la historia de la ciudad. Hasta ese momento sólo breves reseñas de la historia local habían aparecido en revistas y periódicos como en el "Faro Industrial" de La Habana en 1842 y la de la Real Sociedad patriótica de La Habana en 1838. Además habría que esperarse al punto final en 1893 a la "Historia Estadística de Cárdenas" por Carlos Hellberg.
Durante el verano de 1888 tiene una participación cultural activa en el recién fundado pueblo de Varadero, por lo que ingresa en el Club de Cárdenas. En su salón se afianzan sus ideas separatistas (el padre apoyaba a Narciso López), y participa en las frecuentes reuniones conspirativas. Desde su puesto colabora con su padre y otros accionistas a principio de 1888, para establecer una planta Eléctrica para la ciudad. Se alega que ya existe una Sociedad Anónima que lo haría efectiva al año siguiente.
Tras su matrimonio el 18 de marzo con 1891 con la joven Alicia Fernández Cazimajou, establece amistad con Francisco Blanes y Palencia. Este joyero y malacólogo habanero, radicado en la ciudad desde 1874, sería la piedra que desencadenaría la posterior creación del museo.
Ambos acariciaban la idea de revivir el Primer Museo de Historia Natural que había creado en los alrededores el sabio alemán Juan Cristóbal Gundlach. Se sigue en las reuniones conspirativas gestándose la sala de armas del Dr. Alejandro Neyra, junto a otros ilustres de la ciudad como el Dr. Fernando Méndez Capote. Este último médico, fue uno de los alumnos de los estudiantes de Medicina de 1878, creador de la Primera Clínica Ginecológica de Cuba y uno de los fundadores del Primer Colegio Médico Farmacéutico de Cuba. Por esta época nace su único hijo Oscar María Luis de Rojas Fernández.

El Museo

El alzamiento del 24 de febrero de 1895 sacude a la ciudad de Cárdenas en toda su dimensión. Oscar, su padre y hermanos junto con otros patriotas locales convierten su núcleo conspirativo desde 1892 en una Agencia del Partido Revolucionario Cubano.
Logran combinar las actividades de espionaje y el apoyo logístico con las labores de propaganda a favor de la lucha independentista.
Del tiempo, ya dividido entre sus actividades comerciales y conspirativas, encuentra el necesario para redondear sus aspiraciones. Por eso no es de extrañarse que el 30 de abril de 1895 logre reunir 105 vecinos en el Escritorio de los Rojas y trazarse el objetivo de: “… unir sus esfuerzos para la realización del establecimiento de un Museo y Biblioteca Pública en esta ciudad; contando con el auxilio que voluntariamente ofrece el Dr Francisco E. Blanes de donar para este fin trescientas especies de moluscos (1000 especies) científicamente clasificadas y comprometiéndose a dedicar todo su tiempo a la conservación y aumento de las colecciones de Historia Natural, contando a su vez con los afectos de conocidos naturalistas de la Isla y el extranjero con quienes sostiene activas relaciones de amistad. “
La suscripción que se inicia en ese día 30 de abril, ofrece un resultado un mes más tarde de 1185.50 pesos oro. De ellos 462.00 fueron aportados por los Rojas y específicamente 53.00 del propio peculio de Oscar María.
Este año de 1895 pasa muy rápido para él, con apenas tiempo libre que le deja el empeño de la fundación del Museo. Pero surgirá una contingencia fortuita.
Francisco Chenard, enviado por Tomás Estrada Palma constituye la Junta Patriótica de Cárdenas. El 26 de enero de 1896 su hermano Carlos María de Rojas y otro grupo de patriotas se lanzan al campo insurrecto.
Oscar y el resto de su familia colaboran con los levantados así como con la Junta Patriótica y su Servicio Secreto. Los embates de la guerra y el hostigamiento de las autoridades coloniales los obliga a que 15 de aquellos vecinos firmen el 30 de abril de 1896 un acuerdo de suspensión de las actividades del Comité Promovedor del futuro Museo.
Una delación supuestamente hecha por los gimnastas Alfredo Herrera (el Hércules Cubano) y Alberto Escalante quienes haciéndose pasar por miembros del Partido Revolucionario Cubano desmiembran a parte de la Junta Patriótica de Cárdenas y su Servicio Secreto. Algunos logran ponerse a salvo en el exilio, otros no son descubiertos y continúan su labor; Oscar y su hermano Arturo fueron a la cárcel de Cárdenas. Su otro hermano Alberto, Delegado del Partido Revolucionario Cubano en Cárdenas es salvado de su condena a muerte. Los tres se mantienen al tanto de las acciones de su otro hermano, Carlos María en la manigua.

El triunfo de la Guerra y la Primera Apertura del Museo

Llegó el año 1898, Cárdenas pasa por el dolor de perder algunos hijos durante el bombardeo a la ciudad por la flota naval norteamericana el 11 de mayo de 1898. Hacia el final de ese año se ven los resultados de su sacrificio. Fueron acontecimientos donde los Rojas tuvieron una participación destacada. Joaquín de Rojas y Cachurro fue nombrado alcalde el 9 de noviembre en sustitución del último alcalde colonial, Primitivo Pérez, sin la presencia de las tropas norteamericanas. El 16 de diciembre de ese año el pueblo recibe a las tropas de la Brigada Cárdenas del General Rojas.
El 25 de diciembre de ese año logra reunir a 52 vecinos de aquel antiguo Comité y comienzan de nuevo su actividad en pos del Museo y Biblioteca. El principal resultado de esta reunión es que además de la confirmación de la donación de la colección de Blanes y su propio aporte en numismática, cerámica, curiosidades y reliquias históricas; otros se comprometieron a hacer lo mismo. Benito J. Rodríguez Maribona ofreció la suya de monedas; Dolores Jiménez de Tellado, la suya de conchas y caracoles; el Dr. Pedro de Jongh prometió la suya de numismática.
Distintas personalidades de la guerra visitaron la ciudad, algunos por vínculos anteriores o formados en la hermandad del combate.
Se establecieron nuevas relaciones de Oscar con ellas y su sueño del museo, muchas de ellas se hicieron más personales como la de Máximo Gómez
La alcaldía de la ciudad Joaquín de Rojas y Cachurro la entregaría al Dr. Fernando Méndez Capote el 16 de julio de 1899. El 20 de diciembre de 1899 el Ayuntamiento de Cárdenas acuerda nombrar una comisión para atender lo relativo al establecimiento del futuro Museo y Biblioteca. Oscar despide el Siglo XIX por todo lo alto, el nuevo le traería la culminación de su sueño.Los siguientes días le traerían nuevas alegrías con el incremento de las colecciones.
Ya él había comentado con amigos y familiares que con lo que contaba se podía abrir el Museo. El 2 de enero recibe una de las importantes donaciones del inicio: el primer Zunzún (aún se conserva y se exhibe en el museo), capturado y taxidermiado por Juan C. Gundlach en 1890. Algo más tarde recibiría por parte de Julio Cazimajou un Querequeté laborado por el mismo ornitólogo alemán en Varadero en 1890.
La renuncia del Dr. Fernando Méndez Capote pone en el puesto a Carlos María de Rojas, éste sería reelegido posteriormente. El 19 de marzo arriba a la ciudad Francisco Blanes y ese mismo día se comienza a exhibir su colección de conchas y caracoles, camafeos y monedas antiguas. Para ello se utilizan dos salas de la propia Casa Consistorial adyacentes al Salón de Sesiones cedidas por el Ayuntamiento.
Así sin ceremonias o grandes boatos se abre al público el Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas. Oscar de una forma gratuita y Blanes por un modesto y casi exiguo sueldo se consagran a la conservación, catalogación, organización y enriquecimiento de sus colecciones. Importante resulta que tras su apertura se creó una Comisión Promovedora del Museo y Biblioteca integrada por 109 vecinos con el fin de abrir una suscripción voluntaria y recoger todo aquello que fuera de interés para el museo.

El Museo: Las Intervenciones y su edificación propia

Durante ese mismo año las colecciones aumentan tanto que el espacio de las dos salas resultan chicas, además parece que el lugar resulta ya un poco impropio . Debido a eso se promueve el acuerdo de ceder locales en el Antiguo Cuartel de Caballería, donde el ayuntamiento había creado varias aulas. Desgraciadamente también hubo que compartirlo con las tropas norteamericanas de la Primera Intervención Norteamericana. A pesar de algunos roces en esta primera no sucedieron desacuerdos graves. Esto quizás se debió a la presencia del médico de las tropas, el Dr. W. H. Forsythe, un dedicado presbiteriano cooperante, quien también había jugado un importante papel en la creación de la Primera Iglesia Presbiteriana Cubana en Cárdenas.
Las colecciones siguen aumentando y la Comisión Promovedora realiza un excelente trabajo. Oscar va creando un grupo de corresponsales y numerarios de la Comisión. También a través de las numerosas cartas que escribe y cuyas copias y contestas comenzaría a crear el “Libro de Actas y Correspondencia del Museo y Biblioteca Pública”. De esta forma iría estableciendo un legado patrimonial para los cardenenses y los cubanos. Aún a pesar de habérsele adelantado Bacardí en el establecimiento de un Museo (1899) se mantiene las mejores relaciones entre Boffil y él a través de los años. Las cuales llegan al punto que Blanes presta su cooperación científica en la clasificación, catalogación y conservación de la colección malacológica de aquel museo.
Poco a poco en ese lapso de seis años hasta la Segunda Intervención el amor de los cardenenses y otros cubanos crece a través de sus donaciones, algunas muy importantes. Sin embargo, Oscar no desprecia ni tan siquiera el humilde botón que cedía un niño, pues éste sabía que en algún momento su donación sería exhibida. Pero surge la Segunda Intervención en 1906.
En diciembre de 1906 el Coronel Calwin B. Cowley, jefe de las tropas norteamericanas en la ciudad comunica al Presidente del Ayuntamiento, el día 20, que necesitaba más espacio para la tropa y que se debe desalojar al personal ajeno a ellos. Carlos Parquet, Alcalde Municipal acompaña a Oscar y en el trayecto se le unen el Gobernador Provincial de Matanzas. La misión era entrevistarse con Charles F. Magoon, Gobernador provisional de la Isla. La cordial y delicada entrevista por parte del Gobernador, el cual prometió enviarle un telegrama al General Bell, jefe del Ejército de Pacificación en Santiago de Cuba.
Los cardenenses enviaron distintas muestras de apoyo y desacuerdo con el desalojo. A pesar de las promesas de Magoon y las protestas ciudadanas, el general Bell ordenó el 29 de diciembre, al Alcalde Municipal, el desalojo de los salones ocupados por el Museo y Biblioteca. Sí bien desde el día anterior (28) los miembros de la Comisión habían decidido abrir una suscripción y dar los pasos necesarios para dotar a la institución de un edificio propio. Con su contribución de 20 centenes oro, se dejó iniciada la suscripción acordada. También se decidió en esa reunión cambiar de nombre a la Commisión proveedora, por el de Comité Protector del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas.

El Nuevo Edificio

Oscar Maria de Rojas en el Salón de Historia Natural del MuseoLa colecciones del museo, que ya contaba con más de 2000 piezas numismáticas e igual número de objetos de loza o barro, que eran las colecciones más numerosas, recibieron las muchas adhesiones y propuestas de sitios para salvaguardar estas colecciones. Aun antes de comenzar el año 1907 ya poseían docenas de aportes monetarios. Importante fue la de la sociedad anónima “Calera Larrauri” de toda la cal que necesitaran y la donación del terreno de la colonia asturiana con el compromiso del comité de construir una Capilla a la Virgen de la Covadonga, contigua al edificio del Museo y Biblioteca.
El 31 de diciembre de 1906 y en el transcurso del siguiente año, Oscar, terminaría el primer volumen de una Iconografía de Cárdenas (aún inédito), y el cual continuaría hasta su muerte. Entre el Ayuntamiento y el Comité Protector alquila el 9 de enero de 1907, una casa situada en la calle Souberville entre Industria y Coronel Verdugo. A ella trasladarían las piezas y libros que formaban sus fondos. Otros van a ser almacenados en el Cuartel de Bomberos y en la Casa de Gobierno. También algunas regresan momentáneamente a sus donadores hasta tanto no se lograra el nuevo edificio.
El 15 de abril de 1907, sin ceremonias ni actos se comienzan las obras de edificación, por el maestro de obra Silvestre de Delgado
Ya en el primer semestre de 1908, Oscar, consigna una inversión de 12 379.17 pesos oro español, 615.18 pesos plata y 177 pesos en calderilla, entre materiales y efectivos.
Oscar se mantiene escribiendo cartas, certificados de autenticidad de las piezas en su Libro de Actas y Correspondencia. También siguen incrementándose las donaciones y la labor de los corresponsales del Museo. Se trasladan las piezas (tejas, mosaico, etc.) del cuarto en que fallece el General Máximo Gómez, se comienzan a recibir las piezas de la colección Martiana, así como el rescate de piezas correspondientes al dominio colonial, arqueología aborigen y precolombina, de la esclavitud y muchas más.
En diciembre de 1909, tras una ardua labor, el museo regresa provisionalmente al Antiguo Cuartel de Infantería y reabre sus puertas tras los tres años de cierre. Desde allí se sigue fomentando su crecimiento mientras vigila las obras de propia casa a escasos metros de allí.
A partir del 26 de enero de 1918 varios periódicos nacionales comienzan a especular sobre cuál sería el día de la inauguración del museo. El 8 de marzo, fecha de la fundación de la ciudad, Oscar María es admitido como miembro de “The National Geographic Societey, en Washington, certificado que le es remitido por su secretario.
El 20 de mayo de 1918, según el programa del Ayuntamiento de Cárdenas quedo oficialmente inaugurado el edificio Propio.
Según los numerosos periodistas asistentes asistieron 2000 personas, entre ellos Representantes de la Cámara de la República y otras personalidades locales y nacionales. Entre ellas estaba Emilio Bacardí Moreau, ex alcalde de Santiago de Cuba y fundador del museo de esa ciudad. Había fructificado la obra de insigne patriota cardenense y padre de la museología cubana. Muerte
El 15 de octubre de 1921, un día antes de su cumpleaños 56, fallece Oscar María Galo de Rojas y Cruzat en su casa en la calle Industria 40 por una Aortitis. Su muerte fue reflejada en la prensa local y nacional. Y a pesar de las muestras que recibió su viuda, con posterioridad el ayuntamiento local no se ocupó más de ella. Y el Museo ya no fue el mismo a pesar de que algunos de sus sucesores trataron de mantener vivo su legado, no obstante cerró sus puertas por problemas en la edificación en 1952. Su memoria ha revivido a partir de 1979, logrando que su edificio actual, la antigua Casa Consistorial, donde abrió sus puertas por primera vez, fuera declarado Monumento Nacional en el 2000, año de su centenario.

Fuentes

• Álvarez Blanco, Ernesto. “Oscar María de Rojas” Ediciones Matanzas, 2001.
• Miranda Chirino, Lázaro. “Síntesis histórica del Museo “Oscar María de Rojas” para el catalogo”. Cárdenas Ejemplar mimeografiado, 1979.
• Sáez D. Argüelles, Dr. Enrique. “Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas” Cárdenas, Imprenta “La Concha de Venus”, 1944.
• Archivo del Museo “Oscar María de Rojas”.

martes, 11 de octubre de 2011

Matanzas en 1599

Con motivo de commemorse este 12 de octubre un aniversario más de la fundación de la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas ofrecemos a los lectores de El Cardenense este fragmento del Tomo I de nuestro libro inédito titulado “Felipe III y La Dorada”.
Ernesto Alvarez Blanco.




El 14 de febrero de 1599 el Capitán Martín García de la Maza, a bordo de una de las pinazas que se hallaban destacadas en la bahía de Matanzas: “…topó con un navío ingles que con ser mucho mayor que el suyo pudiera no acometerlo en fin le bordoo y pelearon balentisamamte. [valentísimamente] hasta que habiéndose muerto los unos y los otros se apartaron sin haber quien tirase un arcabuz murieron de ambas partes los cappnes. [capitanes] la pinaza vino con nueve hombres menos y el inglés salió de la misma manera [...]” .

Poco después, como consecuencia del apresamiento en 1599, por corsarios ingleses de la fragata San Francisco, propiedad del vecino de La Habana Pedro Muñoz, la cual echaron a pique en Cayo Romano; el Gobernador de la Isla Juan Maldonado decidió armar las aguadas de Matanzas con 30 soldados y con la gente que laboraba en los corrales de la zona. Como resultado de esta medida, muy pronto se les tomó a los enemigos de la Corona:


`
“... una lancha grande de cubierta con seis ingleses y otro día se les dieron cuatro o cinco cargas de mosquetería y arcabucería a cuatro lanchas que habían entrado en el rio de Canímar en que se les mató y hirió alguna ge. [gente] y no poca con que se han alargado de manera que no se llegan a hacer agua ni leña mas salidos a la mar son dueños de todo sin que haya quien pueda oponérseles y así temo han de hacer mucho daño en esta costa […]” .

A propósito de esta advertencia, Maldonado aseguró al rey Felipe III que, con muy poco costo y con unos escasos navíos, que no tendrían por qué ser grandes, se evitarían esos daños y las costas de la Isla estarían “... tan limpias y seguras que en todos tiempos se pudiesen navegar y que conviene mucho a su Rl. [Real] Servicio se trate del remedio poniéndolo de una vez en el buen estado que convenga […]” .


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA