domingo, 1 de octubre de 2017

Redescubriendo a Don Cosme de la Torriente y Peraza.

Por: Ms.c. Paul Sarmiento Blanco. Profesor Auxiliar de Historia Contemporánea. Candidato a Dr. en Ciencias Históricas. Universidad de Holguín.
Confieso que cuando me llegó la invitación para leer la versión final de Cosme de la Torriente siempre por la justicia y por la patria (Arista Publishing, 2017), me irradió el ímpetu de mis apetitosas inquietudes de investigaciones históricas. El autor Ernesto Aramís Álvarez Blanco (Cárdenas, Cuba, 1968), me formuló este titánico convite en el instante en que sin saberlo, ambos nos encontrábamos enfrascados en una investigación seria y concisa acerca de una de las figuras más cuestionadas y a la vez olvidada de nuestra historia nacional: Cosme de la Torriente y Peraza (1872-1956). Por un lado él, con un titánico esfuerzo puntualizaba los detalles finales de su biografía, por el otro, este servidor, redactaba las ideas esenciales de un proyecto doctoral acerca del pensamiento político de Torriente que desde el año 2000 trabajo, gracias a la sabiduría del pensamiento histórico del fallecido Doctor Rigoberto Segreo Ricardo, quien en abril de ese propio año me habló por primera vez, de tres grandes olvidados de la historia de Cuba: Cosme, Orestes Ferrara y Antonio Sánchez de Bustamante. Segreo me encaminó hacia Cosme y Ernesto, con este libro, viene a coronar un gran sueño; y la luz nos iluminó y convergieron nuestros esfuerzos. Comentar un texto de esta magnitud no es tarea fácil, pero vale la pena. En el actual contexto internacional cubano, en el cual se han conjugado los intentos de normalizar las relaciones con los Estados Unidos de América y, a la vez el tanteo de obstaculizar el mismo por la nueva Administración Trump, se pretende alterar las heridas entre las dos naciones, que están abiertas no hace 57 años, sino desde hace más de un siglo - y en las páginas de este trabajo el lector podrá comprobarlo -; se hace necesario reencontrarse con la historia pasada de nuestra diplomacia, de la cual fue actor fundamental el biografiado. Por otra parte, en nuestro país, asistimos a una sana pero lenta apertura del debate historiográfico. No creo que existan reticencias en admitir que, hace algo más de un década, la historiografía cubana está inmersa en un proceso de renovación. Lo anterior se refiere tanto a la ampliación de sus fronteras temáticas y académicas como la asimilación acelerada de modelos teóricos, conceptuales y metodológicos necesarios para la actualización de las herramientas de nuestra investigación histórica. En este ambiente es lícito recordar que en Cuba, posterior a 1959 la historiografía oficial no se ocupó de darle un tratamiento justo a figuras de la talla del Doctor, Coronel y diplomático Cosme de la Torriente. Muy pocos investigadores solo expusieron algunos elementos de su accionar pero reduciéndolo solo a un enfoque político y matizado por el filtro de consideraciones ideológicas. La biografía en dos tomos, que Ernesto Aramís Álvarez Blanco pone a disposición del lector constituye un ejemplo del serio compromiso intelectual y de la audacia investigativa de este historiador y museólogo. El libro, tan necesario para la reconstrucción y relectura de nuestra historia está sustentado en un estricto y minucioso trabajo documental que avala la trayectoria del personaje biografiado. Fue Cosme una de las más descollantes figuras de la política cubana, esencialmente en la vida republicana, pero como antecedente esencial, el autor ha tenido el tacto de delinear con lujo de detalles la praxis del biografiado como patriota y como integrante de las filas del Ejercito Libertador. Por otra parte, la tan imprescindible tesis de iniciar el recorrido histórico por los antepasados familiares nos permite encontrar el ciclo conductor de su accionar humanista, sólidamente formado en su ambiente familiar, nos adentra además, desde el principio, en el Cosme humano, y no en el ficticio que tanto trataron de moldear algunos historiadores contemporáneos permeados por razones ideológicas. Detallar la historia de vida de uno de los grandes olvidados de la historiografía nacional es a mi modo de ver el mérito más extraordinario del autor. En ambos volúmenes se recupera, de forma sistemática y ordenada, la memoria histórica de una de las etapas más complejas de nuestra historia nacional: los últimos años del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Es por tanto Cosme de la Torriente una figura puente, un hombre que representa el tránsito hacia la soñada República, que une los ideales de la independencia con los ideales democráticos liberales del estado cubano, del cual fue uno de sus fundadores ilustres desde la perspectiva del derecho, la diplomacia, la cultura y la política. Resulta por tanto, axiomática, la periodización que construye el autor para permitir que el lector disfrute de este patriótico camino. En el primer tomo, nueve nutridos capítulos recogen desde los orígenes ancestrales de Torriente hasta los inicios de su activa participación en la vida internacional de la República, culminando con acierto en la designación y aceptación de su parte en 1923 del cargo de Primer Embajador de Cuba en los Estados Unidos, circunstancia que logrará atrapar al lector para motivarlo en la continuidad de una apacible lectura hacia el segundo tomo. Estas interesantes páginas del primer volumen lo hacen moverse desde sus antepasados hasta su formación juvenil universitaria, elementos muy necesarios y poco abordados en muchas personalidades y que constituyen un factor formativo en el campo de los valores familiares e ideológicos, en un contexto en el que se presentaba la disyuntiva independencia versus tiranía colonial. El autor esboza además, su desembarco audaz en el campo insurrecto y su vocación civilista, la cual se mueve entre los poderes civiles y militares de la Revolución; así como, sus primeros vínculos con los norteamericanos que arriban a Cuba en 1898, año en que se establece esa relación especial de gratitud que siempre defendió. Son interesantes y novedosas las largas páginas dedicadas a sus inicios como diplomático de la República exponiendo, con exquisitez, su compleja misión en España durante el mandato de Tomás Estrada Palma. Su civismo emblemático y su doctrina de la defensa de la personalidad jurídica de la República son afrontadas con sumo interés por el investigador, quien privilegia los detalles de su labor como Secretario de Estado y como Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Cámara legislativa que tanto debatió en el periodo 1917-1923. Se descarga, con pasión, sus novedosas y a la vez controvertidas propuestas legislativas que reflejan el momento de altos debates dentro de la cultura jurídica cubana, del cual Cosme es protagonista para transitar, sin dudas, a un momento de esplendor de la vida internacional de la República, en el cual Torriente desempeñó altas responsabilidades al convertirse en 1923 en Presidente de la 4ta Asamblea General de la Liga de las Naciones, elevando el prestigio internacional de Cuba a niveles insospechados. En el segundo volumen, el lector podrá encontrar y a la vez participar de la difícil disyuntiva que embarazó a la República: la lucha constante entre el ideal republicano liberal, del cual Torriente es convincente defensor, y la injerencia norteamericana, constante práctica que a lo largo de estos años lacera la soberanía nacional. La batalla por el reconocimiento de la soberanía de nuestra Isla de Pinos inaugura este tomo. Fue uno de los más importantes desafíos de la diplomacia republicana cubana en la primera mitad del siglo XX frente a los intereses hegemónicos norteamericano; hecho este que el autor ha sabido divulgar y estimar, ubicando en su justo lugar la intensa y complicada labor del Primer Embajador cubano en los Estados Unidos. Intenso fue además, su bregar antimachadista, sobre todo porque privilegió las vías pacíficas y conciliadoras para resolver los problemas internos que aquejaron a los cubanos; por otro lado, se alineó a la mediación como camino para resolver el conflicto dictadura-revolución; y esto le costó incomprensiones de sus propios conciudadanos y de historiadores que no supieron interpretar la esencia liberal-democrática de su praxis política. Coronaba además, su gran sueño, ese que muy pocos cubanos conocen: la abrogación de la Enmienda Platt, acontecimiento que tuvo en Torriente uno de sus principales promotores. En una de las más emblemáticas realizaciones del libro, el autor demuestra, nutrido de una amplia base documental, la etapa de la vida de Cosme - que yo particularmente considero- el clímax de su creación intelectual, momento de madurez política y humanista en el complejo contexto de 1935 a 1951, cuando, a mi modo de ver, la Patria vivió el ciclo democrático-liberal más importante de la contemporaneidad cubana. Las páginas del texto que recrean este ambiente no me dejarán mentir. En 1951, la República y los ideales democráticos, esencia de la misma, coincidieron en homenajear y condecorar al ilustre internacionalista cubano, que siempre puso por encima los intereses nacionales. Entre 1952 y 1956, coronando los últimos años de su existencia, el Estadista volvió a llamar a la concordia, al dialogo, al respeto de las opiniones ajenas, concepciones políticas que estuvieron siempre en el centro de su doctrina de la paz interna de la República. Mérito especial de esta investigación constituye la revisión detallada de la más variada bibliografía activa y pasiva existente acerca de Cosme de la Torriente. En esta paciente labor, Ernesto Aramis Blanco Álvarez ha demostrado su rica experiencia en la redacción de biografías de personalidades como la del líder estudiantil José Antonio Echevarría, publicada por la Casa Editora Abril; la de Oscar María de Rojas, considerado el Padre de la museología cubana, divulgada por Ediciones Matanzas; y la del Capitán Francisco Sánchez Moya, dada a la luz a través de Arista Publishing, la misma casa editorial que ahora nos regala la de Torriente. Por cierto, Arista Publishing publicará en breve una edición facsimilar de los dos cuadernos que conforman el Diario de la Guerra del importante patriota y diplomático cubano, la cual estará acompañada de numerosas imágenes, que permitirán dilucidar estados de ánimos, estratos sociales, modos de vida y contexto histórico, político, cultural, e incluso, el ambiente familiar, que recrea la figura de Cosme de la Torriente. Nos satisface destacar la labor del Doctor Alfonso Cirera Santasusana, editor y mecenas del autor, quien desde Barcelona, España, motivó, alentó y compartió la idea de reivindicar el valor de Cosme de la Torriente en la historia de la nación cubana. Causa satisfacción saber que existe en los descendientes de Cosme de la Torriente y Peraza, el interés de rescatar y divulgar su vida y su obra. A Natalia de Sandoval de la Torriente, nieta del biografiado, y a su hijo Javier Gonzalez Mora de Sandoval, quienes pusieron su archivo y biblioteca personal a disposición del autor, nuestra gratitud; pues contribuyeron con este gesto a lo que hace mucho tiempo algunos historiadores cubanos hemos querido: re-construir con justicia la obra y la acción de uno de los hombres que nunca tuvo que ser enterrado espiritualmente. Considero que todo cubano debe conocer que Torriente existió, y que existe todavía, en el más virtuoso anhelo de la defensa de la cubanía. Es necesario que las nuevas generaciones que se alimentan de la historia, aprendan a mirar los hechos del pasado, teniendo como fundamento la aproximación a la verdad histórica, no parcializada ni condicionada por matices ideológicos, sino, abordada desde el más profundo espíritu de objetividad donde a todos los involucrados se les justiprecie su lugar. Si fuera a resumir la impronta que nos legó la brillante praxis política de Cosme de la Torriente como cubano, escogiera una de sus ideas que alumbra aún hoy el futuro de la Patria, teniendo en cuenta las lecciones del pasado: “Para luchar contra toda una organización oficial basada en la arbitrariedad, se necesita de otra organización de carácter general que a diario realice la defensa de todo derecho individual o político vejado. Así se llegará a una solidaridad tal en nuestro conglomerado social que cuando alguien se sienta atropellado, todo el mundo sienta ese atropello, como si contra él se realizase…” (Cosme de la Torriente, 28 de enero de 1930) Pasen pues los amantes de la historia de Cuba a ocupar un privilegiado lugar entre las personas con las que al Dr. Cosme de la Torriente y Peraza le hubiera gustado compartir, puesto que acompañar a este gran cubano, a través de la lectura de los dos volúmenes de la biografía que Arista Publishing acaba de poner a la venta, es participar también en los hitos fundamentales de la historia de Cuba entre 1872 y 1956.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA