lunes, 23 de agosto de 2010


Reposan en Cuba los restos Emilia Teurbe Tolón
tomado de la web de radio rebelde


La Habana, Cuba, 23 de agosto de 2010.- Ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y de las mujeres cubanas fueron colocadas ante la tumba de Emilia Teurbe Tolón, cuyos restos resultaron inhumados hoy en esta Capital.

La patricia matancera, que confeccionara la primera bandera cubana, fue sepultada con honores militares en la Necrópolis de Colón.

Yadira García Vera y Concepción Campa Huergo, miembros de Buró Político del Partido Comunista de Cuba, así como el General de Cuerpo de Ejército Joaquín Quintas Solá, Viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, presidieron la solemne ceremonia.

En el acto, Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, destacó la trayectoria de la patriota yumurina, nacida el nueve de enero de 1828, quien se convirtiera también, a la edad de 22 años, en la primera fémina de la Mayor de Las Antillas deportada por causas políticas.

Resaltó la coincidencia histórica de que su muerte ocurriera un 23 de agosto (de 1902, en Madrid), fecha en que hace 50 años se fundara la Federación de Mujeres Cubanas para reivindicar y potenciar el papel de éstas en la lucha por la emancipación política y de género.

El pabellón confeccionado por Emilia junto a su primer esposo y primo, el poeta Miguel Teurbe Tolón, en 1850, sirvió de muestra para la elaboración del que enarboló Narciso López en su desembarco por la Bahía matancera de Cárdenas, el 19 de mayo de ese año.

La bandera bordada por Emilia fue asumida como enseña nacional, sin agravio de la del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, por la Asamblea de Guáimaro el 11 de abril de 1869, hecho consagrado años después al constituirse la Asamblea Nacional del Poder Popular, recordó Leal.

La sepultura de Emilia fue encontrada en el cementerio de Nuestra Señora de La Almudena, en Madrid, gracias a una acuciosa búsqueda en más de una veintena de camposantos de la capital española, realizada por Ernesto Martínez, a petición de la historiadora matancera Clara Emma Chávez.

Agencia Cubana de Noticias

Emilia Teurbe Tolón
en Patriotas Cubanas
por
la Dra. Vicentina Elsa Rodríguez de Cuesta

Emilia Teurbe Tolón nació en la provincia matancera en el año de 1828, de opulenta y distinguida familia de la región yumurina.

Era prima hermana y esposa al mismo tiempo del dulce e inspirado poeta Miguel Teurbe Tolón.

Corría el año de 1849, Narciso López, el heroico venezolano que diera su vida por la libertad de Cuba, no se conformaba al fracaso de su primera conspiración conocida por “La Mina de la Rosa Cubana”, abortada en Junio de 1848, y en tierras norteamericanas prosigue su labor emancipadora.

El poeta Teurbe Tolón es de los suyos; junto con Cirilo Villaverde, Aniceto Iznaga, Pedro Agüero, Manuel Hernández, Betancourt Cisneros y otros muchos, persigue el ideal hermoso de la redención.

A su lado alentándolo con sus palabras y ayudando activamente en las labores de la conspiración, Emilia Teurbe Tolón, “la entusiasta y hermosa filibustera”, como le llamó Cirilo Villaverde, trabajaba sin descanso por la libertad de su tierra natal. Habitaba el matrimonio por la época que queda reseñada en la calle de Manzano esquina a Jovellanos, en la ciudad de Matanzas, en compañía de la señora Josefa Casado, emparentada a ellos por estar casada con Francisco Teurbe Tolón, sobrino del poeta.

Una noche de 1849 cuando se presentó Miguel muy apurado y lleno de agitación. De primera intención no pudieron reconocerlo por haberse cortado los cabellos, los bigotes y la perilla, tan en boga por aquel entonces.

-“¿Qué sucede, Miguel?” -le preguntó sobresaltada Emilia.

¡Silencio! No se asusten -respondió el conspirador-. Debo salir esta misma noche de Cuba. El Gobierno nos persigue y con unos amigos cogeremos un barco de vela que va para la Florida. Luego iré a Nueva York. Nadie debe saberlo.

-Junto a ti y por la independencia de Cuba, correré todos los riesgos -contestó la intrépida y valerosa Emilia-. Presta estoy desde este momento para marchar...

Y la esposa patriota siguió a Teurbe al extranjero.

Alquilaron un modesto apartamento cerca del Río Norte, entre Church Street y Colleen Place. Y aquella casa se convirtió en el centro de reunión de todos los exilados cubanos.

Tolón había asumido el cargo de Redactor Jefe del periódico revolucionario “La Verdad”, antorcha de las conspiraciones de aquellos años, el cual se editaba en Nueva York, para circularlo gratis por cuenta de los emigrados cubanos, que desde 1828 luchaban por la independencia de Cuba, aunque por razones circunstanciales y políticas aparecieran, a veces, partidarios de la anexión a la nación norteamericana.

Emilia Teurbe Tolón se multiplicaba, atendía las labores de su casa, ayudaba a algunos exilados dándoles el alimento que sus hábiles manos preparaban, hacía rifas y colectas, ayudada por otras señoras también emigradas, en beneficio de la causa. Por las noches trabajaba en la imprenta, ayudaba a distribuir el periódico y todavía le sobraba tiempo para atender a los exilados que acudían a su casa, verdadero templo de la revolución, para acordar planes y tomar determinaciones en favor del más absoluto separatismo.

Sabido es que en el hogar de los esposos Teurbe Tolón, siguiendo las inspiraciones de Narciso López, dibujó y coloreó el poeta matancero la que es hoy nuestra enseña nacional.

Una vez dibujada la insignia, el General López rogó a Emilia la confección de nuestra bandera, que ella cosió con sus blancas y delicadas manos, para después entregársela con infinita emoción.

La familia Villaverde conservó hasta hace algunos años esta bandera como la más preciada reliquia de la Revolución, hasta que pasado algún tiempo fue donada al Presidente de la República, encontrándose actualmente, celosamente guardada en uno de los más importantes salones del Palacio Presidencial.

La bandera que en el mástil del “Creole” acompañó a Narciso López en la toma de Cárdenas, el 19 de Mayo de 1850, fue confeccionada por un grupo de señoras y señoritas cubanas y americanas de Nueva Orleáns, admiradoras suyas, que copiaron la que Emilia Teurbe había realizado con infinita ternura.

Terminadas las dos expediciones del caudillo venezolano y agarrotado este vilmente en la Habana el primero de Septiembre de 1851, con la convicción de que “su muerte no cambiaría los destinos de Cuba”, Emilia Teurbe Tolón y su amante compañero, siguieron fuera de su patria luchando por la independencia. Ellos fueron los que organizaron en el 1852, al cumplirse el primer aniversario de Narciso López y sus valientes compañeros, solemnes honras fúnebres en la Catedral de San Patricio, en Nueva York. En esta ocasión los cubanos en número de 200, vistiendo riguroso luto, con banda de crespón negro al brazo izquierdo, de dos en dos, se trasladaron al salón de Broadway N° 600. En el tope del edificio flameaba a media asta una inmensa bandera cubana.

Miguel Teurbe Tolón, según nos dice en su periódico “La Verdad” el insigne Cirilo Villaverde, pronunció un magnífico discurso, varios de cuyos párrafos transcribimos a continuación:

“Acabamos de salir del templo de Dios y estamos todavía bajo las profundas y poderosas impresiones que en cada corazón ha dejado el acto a que hemos concurrido; acto solemne, augusto, doloroso que han presidido la Patria y la Religión, la una llena de lágrimas y luto; pero la otra rica siempre de luz y de consuelo.

No ha sido un espectáculo de regia pompa ni ruidosa ostentación; ha sido la humilde pero imponente escena de una comunidad de desterrados, reunidos en la casa del Señor, en tierra extranjera, para elevar preces al cielo por el alma de sus hermanos sacrificados a la libertad en su tierra natal. En vez del suntuoso catafalco, la tristeza pintada en nuestras frentes sombrías, en vez de alardes de fúnebres blasones, las lágrimas de nuestros ojos; en vez de letras de oro y de trofeos, la voz profunda y sincera de nuestros corazones heridos en que tiene grabado su epitafio y esculpido su blasón cada glorioso mártir de la redención cubana. Hemos puesto nuestras almas a los pies de Dios, no nuestro orgullo ante los ojos del mundo, hemos implorado la misericordia divina, no buscado la admiración de los hombres; porque en lugar de sarcófagos rodeados de antorchas, la Patria y sus nobles víctimas nos piden, naves cargadas de soldados con fusiles que escupan la muerte a sus tiranos.

El más digno mausoleo, el apoteosis de los mártires cuya conmemoración celebramos hoy será esa Bandera de Cuba libre clavada en triunfos por nuestros propios brazos sobre el sitio mismo en que por ella murieron, y el grito de Libertad de Cuba tronado de San Antonio a Maisí, será el réquiem más armonioso, más solemne y más aceptable para ellos...”

Hace muchos años que han dejado de existir Emilia y Miguel Teurbe Tolón; pero sus nombres inmortales vivirán eternamente en el corazón de todos los cubanos.

domingo, 15 de agosto de 2010

Publica RBA EDICIONES, con el soporte de la empresa barcelonesa Praedium y la Theo Collections Havana, libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.


Publica RBA EDICIONES, con el soporte de la empresa barcelonesa Praedium y la Theo Collections Havana, libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.

El libro Yo soy la Virgen de la Caridad, del historiador cubano Ernesto Aramis Alvarez Blanco (Cárdenas, 1968) acaba de ser publicado por RBA EDICIONES, con el soporte de la empresa barcelonesa Praedium DESARROLLOS URBANOS S.L. y la Theo Collections Havana, en ocasión de conmemorarse en el 2012 el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Patrona de Cuba.
El volumen incluye la edición crítica de la copia de un excepcional documento: los Autos de 1688, ordenados por el juez oficial y provisor y vicario de Santiago de Cuba, doctor Roque de Castro y Machado, a instancia del monarca y que formó el cura beneficiado de la parroquial de las minas de Santiago del Prado, Juan Ortiz Montejo de la Cámara ante el notario mayor de aquel juzgado, alférez Antonio González Villarroel, enviada al rey Felipe V por las autoridades civiles y eclesiásticas de la más calurosa de las ciudades cubanas, como parte de la respuesta a una Real Cédula fechada el 7 de julio de 1737; y que constituye, por su significación y contenido, un documento de singular importancia para la historia de Cuba.

La copia de los Autos, que se reproduce en este libro íntegramente, por primera vez, que sepamos, desde que fueron concebidos entre 1687 y 1688, se conserva en el Legajo 363 del fondo Audiencia de Santo Domingo del Archivo General de Indias de Sevilla, bajo el nombre genérico de Cartas y Expedientes del Gobernador de Santiago de Cuba, y constituye la única copia que se conserva de los referidos documentos, los cuales fueron ejecutados para otorgar carácter legal a un acto consumado por la curia local: designar Capellanía en la Ermita o Santuario levantado en el pueblo de Santiago del Prado para acoger la imagen de la Virgen de la Caridad hallada en 1612.

Los referidos folios son también excepcionales, no sólo por contener los relatos de quienes fueron testigos o depositarios de los milagros obrados por la Virgen desde su hallazgo y hasta el momento en que fueron redactados los Autos, incluyendo el de Juan Moreno, el conocido Negrito de la Caridad, uno de los tres afortunados personajes que encontraron, flotando sobre las aguas, la Imagen, sino porque constituyen, asimismo, el medio por el cual quedó reconocido oficialmente, por el Cabildo eclesiástico, el culto a la Caridad del Cobre, el cual se extendió rápidamente por toda la Isla, convirtiéndose, muy pronto, en objeto de un intenso fervor popular.

Para hacer más comprensible a los lectores de hoy el texto del documento, este aparece transcrito respetando la redacción original, aunque se han suprimido, sustituyéndolas por su significado, la mayoría de las numerosas y molestas abreviaturas que pueblan el manuscrito. Además, como preámbulo a la lectura de los Autos, el autor redactó un ensayo preliminar, con el objetivo de explicar el contexto en que fueron escritos y remitidos, con posterioridad, en 1738, al rey Felipe V. También, con idéntico fin, colocó a lo largo del libro numerosas citas y notas.

Al final del volumen, aparecen como apéndice y anexos valiosos documentos, los cuales esperan el autor, su mecenas y amigo, el Dr. Alfonso Cirera Santasusana, y su editora, la Sra. Maite Ciruela, que, junto a los mapas, planos, imágenes, estampas religiosas, obras de arte y grabados que ilustran el contenido de este libro, sean del agrado de aquellos que, dentro y fuera de las fronteras de la Isla, adoran a la Caridad del Cobre y a los que ven, en esta Virgen morena, criolla y mambisa, un indiscutible símbolo de cubanía.

Los interesados en adquirir o comercializar este volumen, que devuelve al patrimonio de la nación cubana este singular documento del siglo XVII, pueden comunicarse con la Sra. Montse Figueras, Directora Ejecutiva de Praedium PRAEDIUM DESARROLLOS URBANOS S.L. , Moll de Marina 9, Port olímpic, 08005 Barcelona (España) T +34 93 224 03 30 - 93 224 03 32 - 93 224 03 33, www.praedium.es , o a través del email info@praedium.es .

A continuación reproducimos el prologo que escribió para este libro el Dr. Jaume Aymar y Ragolta, presidente de la Fundación Catalunya - America Sant Jeroni de la Murtra, de Cataluña, España.

Me complace prologar este nuevo libro del museólogo Ernesto Álvarez Blanco con el que me unen lazos de amistad y a quien profeso una sincera admiración por su labor de historiador vocacional y de investigador competente. Gracias a sus pesquisas en el Archivo de Indias ha podido localizar, transcribir y comentar un valioso legajo sobre los orígenes de una advocación tan entrañable para los cubanos como es la Virgen de la Caridad del Cobre. Es el respaldo documental de una peculiar manifestación de la Virgen María del año 1612 merced a una talla flotante que se apareció sobre la espuma, a dos rancheadotes indígenas Juan y Rodrigo Hoyos, y a un niño esclavo de diez años, Juan Moreno, llamados popularmente “los tres juanes”. No se trata de una aparición propiamente dicha, pero sí que es una Virgen hallada o como algunos dicen significativamente, en mi país, una Virgen que se hace la encontradiza. La declaración de Juan Moreno, setenta y cinco años después de los hechos, tiene la frescura y el sabor de lo primigenio. Nos hace pensar en el Nican Mopohua, el relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y sus tiernos y emotivos diálogos con el indio Juan Diego, hoy santo. Una vez más en Cuba se cumplían las palabras del evangelio a través de las cuales Jesús agradece a su Padre el haber ocultado a los sabios y entendidos lo que ha revelado a la gente sencilla (cf. Mt 11,25). Como en Lourdes, como en Fátima, María se revelaba también a un niño. La frase “yo soy la Virgen de la Caridad” inscrita en la tablilla nos hace pensar en el “yo soy la Inmaculada Concepción” que dijo en bigurdán, una variedad del gascón, la Virgen a Bernadette en Lourdes, casi doscientos cincuenta años después, en 1858.

También en España se encuentran relatos similares al de la Virgen de la Caridad del Cobre, aunque sin la popularidad ni el arraigo que este mantiene. Según una piadosa leyenda, a mediados del siglo XVII aparecieron en la playa de Calonge (Catalunya) una talla del Santo Cristo y otra de Nuestra Señora del Rosario que, al parecer habían sido arrojadas allí por las olas. No debía ser infrecuente que imágenes de madera fuesen lanzadas por bajeles al mar quien sabe si para aplacar las tempestades, siguiendo al salmista que dice de Dios «aplaca el furor de los mares / y el estrépito de las olas» (Sal., 65, 8).

Otro interesante paralelismo: el documento trascrito y comentado por el investigador Álvarez afirma “siendo los milagros que esta Divina Señora hace muchos siendo la manteca de su lámpara general remedio para todas las dolencias”y en otro lugar: “siendo celestial tesoro y universal botica para todas las dolencias la manteca de su lámpara que aplicada a cualquier achaque todo lo sana siendo las medicina de los devotos que la invocan y se ungen con dicha manteca su único remedio” una pràctica devocional que evoca el famoso milagro de Calanda (Teruel) el que obró tan sólo unos años después la Nuestra Señora en el joven Miguel Joan Pellicer Blasco. En 1637 le había sido amputada la pierna derecha cuatro dedos más debajo de la rodilla en el Hospital de Gracia de Zaragoza. Miguel ungía su muñón en el aceite de la lámpara de la Virgen del Pilar y la noche del 29 de marzo de 1640 la pierna le fue súbitamente restituida. El milagro fue proclamado el 27 de abril de 1641 por el arzobispo Pedro Apaolaza, asesorado por nueve consultores y tras el interrogatorio de veinticinco testigos.

La Virgen de la Caridad del Cobre, patrona principal de Cuba, es venerada en mi Barcelona natal en la capilla que las religiosas Escolapias tienen en la céntrica calle de Aragón. Allí la colonia cubana residente en la Ciudad Condal se reúne cada año para implorar gracias de su celestial protectora. Deseo que la lectura de estas páginas aumente el conocimiento de esa entrañable advocación e intensifique los fecundos vínculos entre nuestras culturas.

Dr. Jaume Aymar Ragolta, pbro.
Fundació Catalunya-Amèrica Sant Jeroni de la Murtra


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA