martes, 16 de octubre de 2012

En un nuevo aniversario del natalicio de Oscar M. de Rojas, padre de la museología cubana.

El Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas entre 1895 y 1921.
Tomado de Atenas, el portal de la cultura matancera.
EI 30 de abril de 1895 en la casa no. 24 de la Avenida Real (hoy Avenida Céspedes)entre Cossio y Pinillos, se reúnen previa convocatoria, 105 vecinos de la ciudad interesados en crear el Museo Biblioteca Pública Municipal. En esta histórica reunión de los representantes de las familias más influyentes de la ciudad, se toma la decisión de unir esfuerzos para la creación de dicha institución cultural, a partir del ofrecimiento que hace Blanes de donar sus colecciones de conchas y caracoles terrestres, marinos y fluviales. Por acuerdo de los presentes se elige la Comisión proveedora del Museo, la cual queda integrada por: Eduardo de Zaldo, presidente Septimio Sardiñas, Vicepresidente. Jorge B. Deschapelles, Tesorero. Oscar M. de Rojas, Secretario El momento escogido para la creación del museo, si bien se corresponde con las condiciones objetivas a partir de la existencia de importantes colecciones y la voluntad para emprender los trabajos fundacionales, no pudo ser más adverso desde el punto de vista político. Desde el 24 de febrero de 1895, se había reiniciado por Oriente la Guerra de Independencia organizada por José Martí Todo el país estaba para esa época bajo las acciones directas de la guerra o preparándose para incorporarse a ella, como habría de ocurrir en el occidente del país al paso de la invasión dirigida por el Generalísimo Máximo Gómez y el Lugar teniente General Antonio Maceo, a finales de ese propio año. Un factor que de inmediato influye en el destino del Museo, estuvo dado en que la mayoría de las personas interesadas en crearlo, estaban a su vez implicadas de alguna manera, con los preparativos para hacer la guerra a España. Con esta conjunción de elementos en su contra, más el desinterés de las autoridades coloniales, se hacia imposible llevar a cabo la creación del museo en ese momento. El 30 de abril de 1896 se reúne la Comisión Promotora de Museo acordando que: "Debido al serio incremento de la guerra, por cuyo motivo se han ausentado del país muchos vecinos, de acuerdo los que suscriben, esperan que los sucesos políticos y económicos permitan continuar la obra de dotar a Cárdenas del Museo y la Biblioteca". El 25 de diciembre de 1898, a sólo 9 días de la evacuación de las autoridades y tropas españolas de la ciudad, como consecuencia del fin de la guerra y con ello de la dominación colonial, se reúne la Comisión Promotora para decidir lo concerniente al establecimiento del museo. Por acuerdo de los presentes se determina dar continuidad a los trabajos para fundar el Museo, dando voto de confianza a Oscar M. de Rojas para que resuelva todo lo relativo a la ejecución del proyecto. El ascenso al poder en Cárdenas de prominentes representantes de la burguesía criolla independentista, resulta de extraordinaria importancia para la creación del Museo, teniendo en cuenta que dichas figuras estaban vinculadas de alguna manera, a las gestiones que desde 1895, se venían haciendo con este objetivo. Al tomar posesión de sus cargos las autoridades cubanas el 16 de diciembre de 1896, se designa Alcalde Municipal a Juaquín de Rojas Cachurro, padre de Oscar, uno de los más fervientes promotores del Museo, quien a partir de su influencia y recursos, se convierte en una de las personas que más hizo por su creación y desarrollo. Las donaciones que hace posteriormente Juaquín, para el fomento de la Biblioteca o para la formación de la colección de Numismática resultan de apreciable importancia. El General Carlos M. de Rojas, hijo de Juaquín y hermano de Oscar, será una figura clave, tanto para la fundación del Museo como para la adquisición de piezas de gran valor con las que se forma la Sección Histórica, la cual será una de las colecciones básicas de centro. A partir del 16 de junio de 1899, es designado Alcalde Municipal, por las autoridades de intervención de los Estados Unidos, el Dr. Fernando Méndez Capote, miembro de una de las familias fundadoras de la cuidad y destacado patriota. Con la participación activa del Dr. Méndez Capote el Ayuntamiento acuerda la creación del Museo y Biblioteca Pública Municipal, el 20 de diciembre de 1899.En esa mima reunión, se nombra una comisión del Consistorio, integrada por el propio Alcalde y los concejales Juaquín de Rojas y Alejandro Neyra, quienes conjuntamente con Francisco Blanes, debían encargarse de la instalación del museo. Con anterioridad, el 9 de diciembre de ese propio año, Blanes desde Key West había escrito al Dr. Méndez Capote, ofreciéndole además de la colección de conchas y caracoles, su colección de camafeos, topacios, esmeraldas y calcedonia, y su colección de monedas antiguas, ofreció también para el futuro museo su mesa de trabajo, y las herramientas de platerías para el laboratorio que debían instalarse en la institución. En esa mima reunión del 20 de diciembre el Ayuntamiento hace público el ofrecimiento de tres nuevas donaciones con cientos de piezas: - Francisco Blanes, 90 monedas, un cofre antiguo, un bastón chino, una sortija de corojo y oro, dientes fósiles, piedras preciosas, un arco, un cepillo del Club 27 de noviembre utilizado en Key West para recaudar fondos para la Guerra de 1868,además de esponjas, documentos y fotografías. - Oscar M. de Rojas, colecciones de numismática, cerámica, curiosidades y reliquias históricas - Lic. Benito J. Rodríguez Maribona, sus colecciones de moneda Francisco Blanes expresa a través de misiva, leída en esta sesión del Ayuntamiento, su disposición de consagrarse a la obra del museo, en cuyo propósito dedicará todo su tiempo para aumentar las colecciones de Ciencias Naturales a través de sus amistades en Cuba y en el extranjero. Esta diversidad de objetos que desde antes de la fundación comienza a engrosar los fondos, va a determinar definitivamente su tipología universal o polivalente y la concepción o diseño museográfico que se pone en práctica. La suma total de donaciones que se pone en práctica para la creación del museo, hasta los tres primeros meses del año 1900 se eleva a 7, con miles de donaciones y en algunos casos colecciones completas. En ese lapso de tiempo la población había aportado además, $ 1018.50 para los gastos que requería el establecimiento del Museo, en algunos casos de recolectas masivas en centros de trabajo y escuela. El 19 de marzo siendo Alcalde Municipal el General Carlos M. de Rojas, se exhibe públicamente en los locales cedidos por el Ayuntamiento, la colección de conchas y caracoles terrestres, marinos y fluviales donada por Francisco Blanes. De esta manera queda oficialmente establecido el Museo y Biblioteca pública Municipal de Cárdenas, obra que se ha de convertir a partir de esta fecha en uno de los más apreciados sueños de toda la comunidad. El 26 de marzo de ese propio año se constituye la Comisión proveedora de Museo y Biblioteca, la cual tiene como objetivo fundamental gestionar donaciones de libros, monedas, objetos de arte, documentos, recuerdos de la Guerra de Independencia y todo cuanto pudiera incorporarse a la recién creada institución Además esta comisión debía recaudar fondos en metálico y realizar una labor de divulgación general del Museo. En los dos salones de la Casa Consistorial radicó el museo hasta el 22 de septiembre de 1900 en que dado el crecimiento experimentado por los fondos se determina por decreto del Alcalde General Carlos M. de Rojas entregar provisionalmente parte de locales del Cuartel de Infantería, ubicado en la calle de Jénez y Salud. Las tareas para la constitución de la Biblioteca se intensifican desde abril de 1900. Para 1902 ya se contabilizan 3600 libros. Entre las instituciones que se destacan en esta etapa de formación esta la Sociedad Económica de Amigos del País y el Museo Americano de Whashington. Una cantidad de autores cubanos comienzan desde entonces a enviar periódicamente sus obras para el incremento de la Biblioteca. El Museo se apoya para su labor en estos años en un Cuerpo de Corresponsales o agentes que llevarán a cabo una encomiable gestión para adquirir objetos y promocionar el museo. Para la segunda década de la centuria, el Museo cuenta con 116 corresponsales en Cuba y en ciudades de 13 países de América, Europa y Asia. En este esfuerzo de extraordinario mérito para el futuro museo, Oscar pone en práctica un Sistema de Documentación consistente en anotar, registrar y catalogar todas las piezas que llegan al Museo, identificando donante, procedencia, características físicas de las mismas, su vinculación a un hecho y al museo, conformando también expedientes de autenticidad con su numeración correspondientes. A partir de la reinstalación del Museo en su nueva sede del Cuartel de Infantería, se inicia la adaptación de locales, se define una estructura organizativa más apropiada para agrupar las colecciones, y se lleva a cabo la construcción de vitrinas y demás mobiliario de exhibición. El incremento de las colecciones y las obras de ampliación llevadas a cabo, permite que el 15 de octubre de 1903, se efectúe la ceremonia oficial de reapertura del Museo, con la presencia del presidente de la República, Tomás Estrada Palma, quien expresó su profunda admiración por la obra del Museo y su agradecimiento a todos los que de una forma u otra..." habían hecho posible tan importante hecho cultural que honraba a Cárdenas y a toda la Nación. En este período el Museo abre al público con los siguientes departamentos: Historia Natural, Numismática, Cerámica, Anticuallas, Armas, Bellas Artes, Recuerdos de la dominación española, Recuerdos de la intervención norteamericana y Recuerdos de la Guerra de Independencia de Cuba. El carácter tan disímil de los objetos y colecciones reunidas a lo largo de estos años, la propia concepción museográfica empleada, el criterio de exhibir todo objeto que llegue a la institución, unido a lo reducido de los espacios, que obliga en ocasiones a utilizar un mismo local para más de un Departamento, crea un alto abigarramiento en la exposición. El 21 de diciembre de 1904, en sesión del Ayuntamiento Carlos Parquet, se dispone que: "En atención a los méritos y servicios prestados por el Sr. Oscar M. de Rojas y Cruzat en la creación, sostenimiento y conservación del Museo y Biblioteca pública de esta ciudad, instalados en el antiguo Cuartel de Infantería, se acordó por unanimidad concederle un nombramiento que a la vez que puede considerarse como propio a sus servicios, le dé también injerencia en la dirección e inspección de los referidos Museo y Biblioteca...". En el año 1906 se produce en Cuba la segunda intervención norteamericana, amparada en esta ocasión, en las prerrogativas de una enmienda impuesta a la constitución nacional que les daba ese derecho, cuando estimaran conveniente a sus intereses imperialistas. Este año será recordado para los cardenenses como uno de los momentos más tristes en la historia del Museo.Alegando la necesidad de ampliar y mejorar las condiciones de los soldados del 3er Bon. del quinto Cuerpo de Infantería del Ejército de los Estados Unidos ubicados en Cárdenas, se exige que cedieran los espacios ocupados por el museo en el antiguo Cuartel. El 14 de diciembre de 1906, se decreta el desalojo del Museo, proceso que culmina el 16 de enero de 1907. La ocupación se extendió hasta el 24 de febrero de 1908,fecha en que concluye la intervención norteamericana. Todos los objetos y colecciones del Museo fueron trasladadas a varias casas de familias que se habían ofrecido, también se depositaron colecciones en el Cuartel de Bomberos, en el Ayuntamiento y en la escuela Llaca.Ni Oscar, ni Blanes, ni el pueblo que habían ayudado a levantar la obra del Museo, se resignaron a la idea de perderlo, por tan condenable acción. Surge entonces un proyecto de profundo sentimiento patriótico, que Oscar sintetiza cuando expresa: " .... las resoluciones violentas producen indignación... por lo que durante la etapa del desalojo... apareció el momento propicio(...) de dotar de casa propia a la institución (...) y comenzó a forjarse un fuerte movimiento que permitió que el 15 de abril de 1907(...) comenzara la construcción del edificio para el Museo y Biblioteca..." Por las circunstancias históricas que rodean el nacimiento del Museo en los albores del nacimiento de la República cubana, y los desafíos que tiene que enfrentar en las primeras décadas de su existencia, lo convierten en sí mismo en un acto por la defensa y reafirmación de la soberanía y la cultura nacional. Esto ayuda a comprender no sólo el apoyo recibido por el Museo de la población cardenense, sino la simpatía y solidaridad que despierta en todo el país, desde donde llegan donaciones y aportes de todo tipo, especialmente de recuerdos de la recién concluida Guerra de Independencia. Tal fue la envergadura y amplitud de este movimiento en toda la nación, en las primeras décadas del siglo XX, que el Museo de Cárdenas comienza a identificarse por muchas personas e instituciones, como el Museo de la Historia Nacional de Cuba. El 15 de abril de 1907 se inician los trabajos de construcción del edificio y para agosto de ese mismo año ya había alcanzado tal magnitud que se culmina con el techado de la capilla y la torre central. Paralelamente a la construcción del edificio, se continúa prestando atención a las demás actividades del Museo sobre todo las tareas para continuar engrosando los fondos con nuevas piezas y colecciones y servicio a la población. El 14 de abril ya retiradas las tropas norteamericanas, el Ayuntamiento, devuelve al Comité protector, las dependencias que el Museo ocupaba en el Cuartel de Infantería.De inmediato se inicia los procesos de reinstalación del Museo que abre sus puertas al público el 26 de diciembre de 1909. Para entonces Oscar había culminado la reorganización de las colecciones del Museo, las que ahora se agrupan en los departamentos de Historia Natural, Bellas Artes, Historia Nacional, Cerámica, Numismática, Asiático, Armas, Curiosidades y Biblioteca. Los esfuerzos por continuar ampliando los fondos de la Biblioteca, se incrementan de manera significativa en esta etapa, hasta su instalación definitiva en 1919, en el local que se destinará a ella, en el edificio que se construye para Museo. Sin embargo a pesar de reunir los fondos necesarios, no podrá prestar servicios a los lectores, por no contar con el presupuesto para pagar el bibliotecario, ni muebles y demás medios para loa atención al público. En el año 1910 Oscar M. de Rojas publica el Catálogo de la Sección de Historia Nacional del Museo, el cual remite gratuitamente a 98 personalidades cubanas y extranjeras, como parte de su campaña de promoción del museo. Este catálogo está compuesto por tres partes, Recuerdos de la dominación española, Guerras de Independencia, y Personalidades. El pensamiento de Oscar, en relación a cómo debía ser la exhibición museal va evolucionando con el tiempo hacia un criterio estético mucho más avanzado donde prima la correcta organización y ordenamiento de los objetos y colecciones y el buen gusto con que se presentan al público. Para principio de 1910 una vez concluida la reinstalación del Museo en el Cuartel de Infantería se logra tal transformación y mejoramiento en el, montaje de los diferentes departamentos que es imposible su comparación con los años anteriores. Al iniciarse la segunda década del siglo, la mayoría de los Departamentos cuentan con espacios propios, lo que unido a un mobiliario más apropiado, el uso conveniente de muros y pisos y un diseño más racional hacen del conjunto expositivo una obra de apreciable belleza, que acapara la admiración y los elogios tanto del público en general como de las personas que lo visitan. El rasgo distintivo predominante en el montaje que el Museo inaugura a partir de ese momento, centra su atención y privilegia los aspectos de carácter estéticos sobre otros, criterios o consideraciones de carácter científicos o didácticos. La deuda de gratitud contraida con la comunidad a partir de su decisiva participación en la creación del museo hace que Oscar haya tenido en cuenta su opinión y puntos de vistas en determinados aspectos del montaje de los objetos y colecciones. Las personas que aportan sus donativos sugieren en ocasiones cómo deben ser presentados los objetos y exigen que se le coloque su nombre en una tablilla para que todos los visitantes conozcan de su contribución. La población participa entonces de manera activa en el proceso de montaje, y se convierte de hecho en coautor colectivo del diseño que se instaura, algo realmente sorprendente que le confiere a la institución cardenense una connotación social y cultural inédita en le ámbito nacional. En estos años Oscar decide homenajear a un grupo de personalidades del campo de las ciencias poniéndole su nombre a las colecciones más importantes: la colección de Botánica, Conde de Pozos Dulces, Ictiología, Felipe Poey, Antropología, Luis Montané, Ornitología, Juan Cristóbal Gundlach y Mineralogía, Carlos de la Torre. En esta decisión está el reconocimiento que hace Oscar a Gundlach, Montané y Carlos de Torre, quienes de diversa manera contribuyen a la obra del Museo. En el período de 1912 a 1918, se agregan a la biblioteca otros miles de libros, folletos y revistas cubanas y extranjeras. Para el fin de la etapa, el fondo general de la Biblioteca asciende a 30 000 volúmenes, entre los que sobresalen la bibliografía sobre la Historia de Cuba, considerada entonces, como uno de los fondos más importantes del país. Para principio del año 1918, concluye la obra del nuevo museo, después del tesorero del Comité Protector y el apoyo del Ayuntamiento, las entidades públicas y privadas del Municipio, y particularmente del pueblo, quien con su entusiasta contribución aporta buena parte de los recursos económicos para costear los gastos de la obra, ascendente a $15,500.00. El montaje de las colecciones y objetos de la Casa Propia que se levanta para el Museo, se inicia desde el año 1911,y sólo concluye, el 20 de mayo de 1918, día excepcional para Cárdenas y la cultura nacional al verificarse ese día, el acto oficial de reapertura del Museo en su nueva sede. El pintor matancero Rodolfo Piqué, en su condición de bibliotecario tuvo a su cargo, la organización definitiva de la biblioteca, abriéndose al público en el nuevo edificio el 1ro de noviembre de 1919. El edificio del Museo y Biblioteca resultó una majestuosa construcción de dos plantas de cantería y cubierta de tejas francesas de estilo neo-morisco, que permite dotar a cada colección, con los espacios indispensables para una exhibición adecuada, al mismo tiempo que enriquece, con una obra única en su género en el país hasta ese momento, la rica tradición arquitectónica de la localidad. Los Departamentos se agrupaban de la siguiente forma: Historia Natural, Armería y Numismática, Historia Natural, Curiosidades, Arte y Anticuallas, Etnografía de Asia, Archivo de la Bibliografía cubana y Biblioteca. Sin embargo, en el año 1918, momento culminante en la historia del Museo, los presupuestos oficiales para sufragar los gastos de su funcionamiento, continúan siendo irrisorios, lo cual permite malamente pagar los modestos salarios del director, sereno, conserje, bibliotecario, ayudante, abriendo sólo sus salas al público los jueves y domingos de 12am a 4pm. Desde su cargo de Director Oscar despliega una intensa y creadora actividad como coleccionista, promotor cultural, historiador, cronista, influyendo positivamente en la formación de una cultura museal en la comunidad. Baste citar los 15 libros de Actas y Correspondencias que organiza, donde registra toda la documentación referida a la actividad del museo y sus fondos, los más de doscientos catálogos que confecciona(casi todo inéditos), referidos a importantes colecciones y una amplia labor de investigación y recopilación histórica del gran mérito que incluye : Para los Anales y Necrología de San Juan de Dios de Cárdenas, en tres tomos, Iconografía de Cárdenas, en cuatro tomos, Notas Biográficas de Cárdenas, en un tomo y Necrología de Cárdenas en tres tomos . Al morir el 15 de julio de 1921, Oscar deja una singular obra de amor, que ha trascendido hasta nuestros días. Su contribución mayor está en el museo mismo y en la labor que desplegó en el rescate, conservación y protección del patrimonio cultural. No menos significativo en la obra de Oscar está el haber puesto en práctica un conjunto de ideas, en relación con la colecta, estudio y exhibición de los fondos museables, con los que hace aportes muy importantes, que crean las premisas para la fundación de la museología cubana. Las nuevas adquisiciones que se realizan a lo largo de estos años permiten enriquecer notablemente las colecciones de Numismática, Malacología, Arte, Cerámica y Armas, y la colecta y taxidermia de aves, crustáceos, peces y otros animales, permite contar con una amplia muestra zoológica, que ensancha considerablemente la muestra expositiva. En este período se prioriza el rescate de objetos y documentos relativos a personalidades y acontecimientos de la historia de la nación cubana, sobre todo, de las Guerras de Independencia. La Sección de historia del Museo, se nutre con piezas relacionadas con José Martí, Carlos M. de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Máximo Gómez, y una lista interminable de figuras descollantes en el proceso histórico cubano, tanto en el campo político y militar como en la actividad artística, literaria y cultural. Esta campaña por la adquisición de recuerdos de carácter histórico, que se lleva a cabo en Cuba y en el extranjero, permite reunir una voluminosa colección donde están representados prácticamente todos los territorios más importantes del país y los recursos de mayor significación y trascendencia. El rescate del cuarto donde murió el Generalísimo Máximo Gómez en cuidad de la Habana, y su montaje en el museo de Cárdenas, hecho sin precedente en Cuba que tiene lugar en el año 1909,es uno de los ejemplos donde se pone de manifiesto el sentimiento que se ha ido forjando en los cardenenses, acerca de la necesidad de defender y preservar el patrimonio de la Nación. Esto explica han gran medida el porque personas de todos los rincones del país, incluso de ciudades que ya cuentan con museo, envíen sus donaciones al Museo y Biblioteca de Cárdenas. El prestigio que ha ido ganado el museo en estos años, tanto nacional como internacional; el criterio que se pone en práctica para priorizar la recolecta de piezas vinculadas con los hechos históricos de mayor relevancia nacional, y la favorable acogida que tiene este noble propósito, hace que muchas personas, instituciones culturales, amplios sectores del país, lo consideren como una obra cultural de toda la Nación. Un esfuerzo excepcional y de infinito sentir patriótico es el que se lleva a cabo en estos años para rescatar objetos y documentos relacionados con el Apóstol José Martí. Una vez concluida la contienda, disuelto el Partido Revolucionario Cubano y dispersas las organizaciones patrióticas de la emigración, las pertenencias vinculadas con Martí y su obra en el exilio pertenecían a particulares o en manos de las entidades asociadas a las luchas independentistas radicadas en los Estados Unidos. A partir de las relaciones de Blanes en ese país y de las gestiones de los Alcaldes Municipales y otros colaboradores del Museo en Cuba y en el extranjero se inicia a partir del año 1900, una campaña para rescatar los documentos y objetos relacionados con el Apóstol, los que para finales de la década formarán uno de los fondos históricos más importantes y sensibles al sentimiento del pueblo de cubano. Esa extensa lista incluye la mesa donde se redactaron las bases del partido revolucionario cubano, la tribuna donde habló Martí a la emigración, el escritorio utilizado por Martí en las oficinas del periódico "Patria" y el reloj y la placa existente en dicho local. Además una silla utilizada por Martí en su oficina en Nueva York, una alcancía para recaudar fondos para la guerra, una granada regalo de las mujeres de Cienfuegos, un fragmento del ataúd que guardaron sus restos al caer en Dos Ríos, un creyón con la imagen de Martí mandado hacer por Emeterio Betances en París, la llave del vapor "Olivette", en el que Martí realiza su primer viaje a Cayo Hueso y tres fotos de Martí. En el primer período de gobierno del Alcalde Carlos Parquet (1903-1908) emisarios representando la corporación municipal, gestionan valiosos documentos. José Manuel Amador, portando una carta del Alcalde gestiona en Key West uno de los principales donativos de los objetos martianos. En el plano local la actividad de rescate abarca prácticamente todos los hechos y personalidades de mayor interés en la esfera política, económica, política, social y militar. La fundación de la ciudad, la esclavitud negra y china, la toma de la ciudad por Narciso López en 1850, la conspiración de 1868 y la participación en la Guerra de 1895, la Guerra Hispano - cubana - norteamericana y otros acontecimientos notables, llegan a tener una amplia representatividad en los fondos históricos

jueves, 11 de octubre de 2012

En el centenario de una luchadora revolucionaria
Aida Pelayo, semilla insurrecta
Tomado del periódico Granma del 9 de octubre de 2012.

Un ejemplo de fervor patriótico y combatividad revolucionaria legó a la historia cubana Aida Pelayo, nacida el 9 de octubre de 1912 en Cárdenas. Egresada de la Escuela Normal de Maestros de La Habana, se dedicó desde muy joven a la enseñanza, pero ya desde los días formadores integró el Directorio Estudiantil de aquel centro docente en lucha contra la tiranía machadista.

Esa fue la primera trinchera de Aida. Luego vinieron los días de militar en el Ala Izquierda Estudiantil y de adherirse a la Liga Juvenil Comunista. A lo largo de los gobiernos que mediaron desde la caída de Machado al golpe de Batista, esta mujer no cesó de luchar contra la corrupción y por la decencia en el ejercicio de la política.

De modo que cuando se dio el cuartelazo del 10 de marzo y ante la manipulación que comenzó a orquestar el régimen para conmemorar el centenario de José Martí, Aida tuvo la iniciativa, junto a otras destacadas compañeras, de crear en noviembre de 1952, el Frente Cívico de Mujeres bajo la advocación martiana, organización que desempeñó un papel de primerísimo orden en la lucha contra los desmanes de la dictadura y a favor de la Revolución que triunfó, bajo la guía de Fidel, en enero de 1959.

Aida Pelayo falleció en La Habana el 26 de marzo de 1998. Al despedirla, el doctor Armando Hart dijo: "Hemos venido a acompañar a una mujer que merece la más alta exaltación patriótica y que se ganó el respeto y el cariño de los revolucionarios de la generación del centenario. Pero, mucho más, hemos venido a acompañar un pedazo de historia viva de la Revolución".



"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA