jueves, 30 de julio de 2015

Somos una potencia de la música

Inmerso en innumerables proyectos, Tony Ávila nos revela su manera de componer y ofrece detalles de su visita a Estados Unidos y Puerto Rico el año pasado. POR: Yelanys Hernández Fusté yelanys@juventudrebelde.cu Tomado del periódico Juventud Rebelde.
El cardenense Tony Ávila es de los que siente que la música cubana se inserta en el mercado internacional, a pesar del bloqueo. «Se abre paso con muchas dificultades», aseguró a Juventud Rebelde el cantautor aquella tarde en que quiso revelarnos algunas de sus visiones y acercarnos a su manera de componer. «La música cubana es conocida y respetada en el mundo. Artistas latinos que la interpretan dicen que el día que se permita a Cuba salir al mercado, habrá que darle un espacio para que camine, porque la semilla está aquí. Los músicos nuestros son genéticamente buenos. Somos una potencia de la música mundialmente», opinó Ávila. El autor de La choza de Chicha y Chacho es de los que piensa que «si Estados Unidos se acerca a Cuba —en igualdad de condiciones, bajo el marco del respeto— será muy bueno para la música y el arte cubanos. Para la música más, porque todos esos canales a los que no hemos podido acceder por muchos años abrirán una puerta para que la obra de autores e intérpretes se conozca».nmerso en innumerables proyectos, Tony Ávila nos revela su manera de componer y ofrece detalles de su visita a Estados Unidos y Puerto Rico el año pasado Tony Ávila es de los que siente que la música cubana se inserta en el mercado internacional, a pesar del bloqueo. «Se abre paso con muchas dificultades», aseguró a Juventud Rebelde el cantautor aquella tarde en que quiso revelarnos algunas de sus visiones y acercarnos a su manera de componer. «La música cubana es conocida y respetada en el mundo. Artistas latinos que la interpretan dicen que el día que se permita a Cuba salir al mercado, habrá que darle un espacio para que camine, porque la semilla está aquí. Los músicos nuestros son genéticamente buenos. Somos una potencia de la música mundialmente», opinó Ávila. El autor de La choza de Chicha y Chacho es de los que piensa que «si Estados Unidos se acerca a Cuba —en igualdad de condiciones, bajo el marco del respeto— será muy bueno para la música y el arte cubanos. Para la música más, porque todos esos canales a los que no hemos podido acceder por muchos años abrirán una puerta para que la obra de autores e intérpretes se conozca». Inmerso en un sinnúmero de proyectos, Tony recientemente intervino en el compacto que reverenció a la juventud cubana y que se obsequió a los delegados al X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). Ávila escribió Y cuando pude ser... en diciembre último, cuando visitaba República Dominicana. Confesó que su musa realmente estaba motivada y al entonar las primeras frases en su concierto del teatro Mella, el 30 de diciembre pasado, la pieza resultó bien acogida por los asistentes. Su letra, según narró, trata sobre la fe universal y en Cuba, y en ese costo que nos lleva mantenerla. «Estoy muy contento; ojalá que ese mensaje llegue a la juventud», deseó. Cuando se le interroga sobre esa etapa de la vida, a Tony no le gusta definirla por la edad, ya que la lozanía debe llevarse siempre en el pensamiento y en el quehacer diario. «Todavía me considero joven aunque pase de los 40. Serlo en Cuba no es como en otras partes del mundo. Esta Isla tiene retos muy específicos y hace que los más nuevos se enfrenten a cuestiones como la vulnerabilidad económica, a ciertos límites objetivos que a veces impiden que se realicen sueños. Lamentablemente no son solo una responsabilidad nacional, sino que tienen que ver con cómo está el mundo, lo difícil que se hace proyectarse, salir adelante, y Cuba está en ese escenario. «Los jóvenes cubanos son especiales. Sí tienen valores y no están perdidos, como dicen algunas personas. Lo que quizá están necesitados de más espacios donde encontrarse; de protagonizar los momentos históricos que vivimos; y de mayor participación, más allá de los militantes, sino como generación». —Cuando repasamos tu discografía es evidente una huella de ese legado picaresco de autores de antaño como Ñico Saquito y el Guayabero. ¿Cuál es tu verdadera fórmula para componer? —Compongo como me nace, espontáneamente. No es menos cierto que por el camino uno coge oficio, pero sucede bajo el amparo de la inspiración. Siempre está presente lo que te arranca las palabras y te motiva. Eso al final da como resultado una canción. «Igualmente está presente una dosis de lo picaresco, que utilizo no solo para hacer reír. La gente puede hacerlo con temas como La choza de Chicha y Chacho, La buena venganza, Qué pena me da con Juana, ¡Ay, Mariano!, Tronco viejo..., pero en realidad uso ese recurso para poner el dedo en la llaga con asuntos que son acuciantes para los cubanos o que, sencillamente, hay que abordar en sentido general. «El humor me ha servido como herramienta para decir, porque alivia el peso de las palabras. La reflexión es mejor recibida y es más suave para llegarle a la gente. Eso no le quita impacto a lo que estás diciendo y pongo el ejemplo de Científicamente negro, que aborda el racismo, pero no resulta hiriente y coloca sobre la mesa un tema importante. «Existen recursos literarios muy recurrentes en mis canciones —como el retruécano que empleo en Tiene que haber de to’—, en las que hay términos que dicen de una forma y cuando los inviertes significan otra cosa, lo cual da la posibilidad de emitir un mensaje». —Noto también en tus piezas una preocupación por el cubano común. ¿Es que resulta imposible tener otra mirada? —Es inevitable esa mirada cuestionadora, crítica de la realidad. También que venga desde la seriedad y la profundidad. No podría hacerlo de otra forma. —Timbiriche es un disco maduro, donde Tony Ávila se distancia —créeme, la palabra se emplea en modo positivo—, de aquella primera producción que te diera a conocer. ¿Quisiste probar una nueva ruta estética? —Se empleó la misma fórmula en ambos. Timbiriche tiene otra dimensión, donde se ve que ya hay una experiencia discográfica nuestra. A diferencia de En tierra, es un disco más atrevido musicalmente. Sin alejarse mucho de la esencia de lo que uno hace, quise buscar que hubiera más variedad melódica y temática. «Si se dan cuenta, En tierra es literariamente más fuerte, con temas de contundencia como Mi casa.cu, Títere..., y que musicalmente está bien, aunque por el camino descubre ciertas lagunas. Timbiriche surge con el deseo de hacer un álbum variado donde hubiera guarachas, temas sociales y canciones de amor. Con esa intención concebimos un CD que no es igual al anterior, pero que sí le da continuidad... Es un fonograma que nos pone un precedente, un reto. Nos impone trabajar por discos mejores». —Sé que Johnny Ventura y otros cantautores de la región también han incluido tus piezas en sus repertorios y discos. —Ya músicos cubanos habían tomado mis temas: los grupos Mezcla y Manguaré, la cantante Ivette Cepeda y los humoristas Antolín el Pichón y Kike Quiñones. A raíz de un proyecto fonográfico de Gilberto Santa Rosa, que justamente lleva por título el nombre de una de mis canciones, Necesito un bolero, y que incluye también Títere, se me ha abierto una puerta como compositor para intérpretes de la región. Me coloca en una opción favorecida porque a partir de eso me ha situado ante los ojos de otros intérpretes que pueden buscar en mi obra la posible defensa de un tema. «Mostró interés en grabar un tema mío Víctor Manuelle, a quien conocí en Puerto Rico. Ya supe que el Gran Combo montó Tiene que haber de to’. Supongo que lo incluyan en disco en un futuro no muy lejano. «Ya comenzamos el álbum con Johnny Ventura, el cual nació con la intención de ese músico dominicano de hacer son cubano. Apareció una disquera de su país que quiso acoger el proyecto, me contactó y son mis temas una base para ese nuevo CD que incluye a otros autores de la Isla como Edesio Alejandro y David Álvarez. Ha crecido mucho más este proyecto, porque Johnny lo ha internacionalizado buscando a otros músicos cubanos que no están en la Isla y que son sus amigos. Supongo que por el camino haya, para mayor alegría mía, más interesados en mi trabajo». —Tu visita a EE.UU. y Puerto Rico el año pasado suscitó disímiles titulares, sobre todo porque un ala extremista y contraria a Cuba quiso malograrla. ¿Qué pasó realmente? —El intento de boicotear la gira a Estados Unidos, de blasfemar, calumniar, difamar, mentir, manipular y engañar con tanta bajeza y falsedad crea un estado de choque. Uno se dice: «En el mundo hay gente capaz…», y sobre todo esta prensa «libre», «transparente» y «respetuosa» de la libertad de expresión, esa misma que a mí no me dejó hablar. «Fui a Miami a realizar mi gira con tremendo deseo y pudo ser exitosa porque nos habían llegado mensajes de que conocen mis canciones. Quería saber cómo la gente reaccionaba con sencillos como Balseros, Mi casa.cu, Científicamente negro, Madre, Cuatro paredes para amar, Habana..., temas que tocan sentimientos muy cercanos para los cubanos dondequiera que estemos. Lo quería experimentar allí con la mejor de las intenciones... «Lo pasé muy mal sentimentalmente porque no me lo esperaba», cuenta Tony Ávila al recordar las manipulaciones de que fue objeto en EE.UU. «El hecho mío no tiene antecedentes y mira que pasaron cosas con Van Van, Buena Fe... Se nos puso fea la cosa, al punto de que tuvimos que tomar precauciones. A pesar de las amenazas, se hizo un concierto en Miami. El dueño de The Place dijo que sí y se actuó allí en condiciones de vigilia. La gente fue, no se dejó utilizar y se llenó el lugar. Yo les dije: “Que estén aquí es doblemente digno de agradecer”. «En Puerto Rico fuimos a conocer a Gilberto Santa Rosa, aunque después se inventó hacer un concierto y algunos sectores extremistas, igual que en Miami, quisieron malograrlo. Pero Santa Rosa fue súper con nosotros y muchas personas se solidarizaron y nos brindaron espacios para tocar, pero allí no actuamos, pues no era el objetivo». —Aunque se percibe una agenda apretada, debe haber aún más proyectos internacionales y discos. ¿Nos adelantas algunos? —Estamos enfrascados en un nuevo CD que ahora mismo paramos, pero al que daremos continuidad en los próximos meses, ya que estamos en el proyecto con Johnny Ventura. Hicimos, además, una gira por Francia de seis conciertos, así como ofrecimos otro en la sede de la Unesco. Estuve en junio en la Cumbre Celac-Unión Europea, y me siento honradísimo con que me hayan invitado a ese importante evento. Fui con mi guitarra y mis canciones. Llevé un mensaje de lo que es Cuba allí también. «Luego fui con mi grupo hacia Venezuela por 12 días. Después estuvimos en el Festival del Caribe, y aquí en La Habana actuamos junto a Elaín Morales y Johnny Ventura. Este verano actuaremos en algunas provincias... Hay más proyectos y los anunciaré más adelante». Yelanys Hernández Fusté yelanys@juventudrebelde.cu

martes, 21 de julio de 2015

El bar restaurant The Beatles: para disfrutar la vida nocturna de Varadero con música en vivo en inglés.

Por: Ernesto Alvarez Blanco. El bar restaurant The Beatles, en el polo turístico de Varadero, Cuba, se ha convertido en uno de los sitios nocturnos más visitados del balneario, sobre todo por los más jóvenes, quienes tienen la oportunidad de disfrutar en el mismo de las actuaciones en vivo de algunas de algunas de las mejores bandas de rock de la Isla. También los más adultos pueden deleitarse, solos o en parejas, con lo mejor de la música en ingles de los años 70, 80 y 90 del pasado siglo. Para ver el artículo completo visite el blog Varadero in detail (https://cubaholidays.co.uk/blogs/varadero-in-detail)

martes, 7 de julio de 2015

¿Cómo se nombró el primer Embajador de Cuba en los Estados Unidos de América?

Por Ernesto Alvarez Blanco. A Natalia Sandoval de la Torriente, nieta de Cosme de la Torriente, y a Javier González Mora, su biznieto, con todo el respeto del autor.
Al aprobarse por el Senado cubano en 1923 la Ley que elevó a la categoría de Embajada la oficina diplomática que la Isla tenía en Washington, el Presidente de la República Dr. Alfredo Zayas Alfonso envió el 30 de agosto al Coronel del Ejército Libertador cubano Dr. Cosme de la Torriente y Peraza (ingenio Isabel, Jovellanos, Matanzas, 1872 – La Habana, 1956), quien se encontraba de vacaciones en Biarritz, Francia, un cablegrama en el que le expresaba: “Apro¬bada ley Embajada. Ruego ratificación aceptar conviniendo traslado inmediato Washington. Es¬pero respuesta (…)” . El mensaje del Dr. Alfredo Zayas llegó a las manos de su destinatario con alguna demora, pues no lo recibió hasta la noche del 2 de septiembre de 1923, junto a otros cablegramas procedentes de La Ha¬bana, en los que el Dr. Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, Secretario de Estado, Aurelio Alvarez, Presidente del Senado y otras personalidades cubanas de gran relieve polí¬tico le pedían que aceptara el ofrecimiento que le había hecho el Presidente. No obstante, quiso conocer otras opiniones. Le interesaba, sobre todo, saber cómo pensaban Enrique José Varona, Manuel Sanguily, Manuel Márquez Sterling, Raúl de Cárdenas y el Mayor General Pedro Betancourt, Presidente del Consejo Nacional de los Veteranos de la Independencia, sus amigos más cercanos y a quienes les unía su fecundo amor a Cuba. Por esos, los interrogó a todos por cable el 4 de septiembre de 1923. Increíblemente las respuestas coincidieron, porque sabían que haría una obra digna de sus antecedentes. Además, Cuba precisaba la presencia permanente en Washington de una figura de su prestigio e inteligencia. Sin embargo, el 3 de septiembre de 1923, había recaído sobre él la Presidencia de la Cuarta Asamblea de la Liga de las Naciones, la cual sesionó en Ginebra, Suiza, hasta el día 23 de este mismo mes y año. Después de meditar muy bien su resolución, redactó un cable al Presidente de la Repú¬blica en el que le expresó: “Recibido con gran demora su cable dirigido Biarritz, Cuba puede siempre contar con mis servicios aun en contra de mis intereses personales. En tanto Gobierno y Senado no piensen en otro compatriota acepto desempeñar mientras sea necesario honroso cargo que usted me ofrece. Muy agradecido confianza y alta distinción su¬yas. No podré salir de Europa hasta que terminen mis labores como Presidente Asamblea princi¬pios octubre. Por esta razón yo deseo se aplace nombramiento hasta entonces” . Y así se hizo. El 4 de octubre, en uso de las facultades que le confería el artículo 68 de la Constitución de la República y la Ley del 30 de agosto de 1923, el Dr. Alfredo Zayas, Presidente de la República, nombró oficialmente al Dr. Cosme de la Torriente, aprovechando su experiencia en el campo de la diplomacia, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Cuba ante el Gobierno de los Estados Unidos de América, con residencia en Washington. Así lo hizo saber el primer mandatario de la nación al presidente del Senado en carta fechada este mismo día en la finca María (Wajay), en Marianao. Al momento de su designación, el nuevo Embajador, además de ser Senador por Matanzas, era Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, hablaba inglés y francés con soltura y presidía – fue el primer cubano en hacerlo - la Sociedad de la Liga de las Naciones. El 6 de octubre apa¬reció en la Gaceta Oficial de la República de Cuba el Decreto que nom¬braba Embajador al Dr. Cosme de la Torriente, quien viajó el 16 de noviembre a La Ha¬bana, procedente de los Estados Unidos de América, en donde hizo una breve escala. Sin embargo, no juró el cargo hasta la tarde del 4 de diciembre. En el mes de diciembre de 1923 el representante de la Isla viajó a los Estados Unidos de América, presentando el día 13 de este mismo mes y año, sus Cartas Credenciales ante el Gobierno americano, convirtiéndose, de este modo en “… el primer Embajador de Cuba en los Estados Unidos” . Como la preocupación del Dr. Cosme de la Torriente por la cultura fue constante, al mostrar los documentos declaró: "… los cubanos pasamos de la Colonia a la República (reme¬morando quizá el estudio de Enrique José Varona) como pa¬saron otros pueblos de nuestra raza en América, sin que la educación popular hubiera alcanzado el grado de perfeccio¬namiento necesario para el mejor ejercicio de los derechos que la Constitución concede a los ciudadanos" . Así mismo, afirmó que Cuba para su bienestar necesitaba la absoluta garantía de su Independencia. Desde su llegada a los Estados Unidos de América, el Embajador cubano solicitó una entrevista con el mandatario de esa nación, teniendo, según él, el privilegio de ser quizás: “… la última persona que habló de política internacional con el Presidente Wilson poco antes de su muerte .” . Desde el mismo instante en que inicio sus labores, el diplomático cubano trabajó incansablemente para cumplir las principales tareas que debía acometer. Al respecto escribió en su libro titulado Mi misión en Washington: “Mi plan de acción estaba fijado de antemano en las conversaciones en que lo sometí al Presidente Zayas: Primero, mejorar en lo posible las no buenas relaciones con los Estados Unidos, por causa de la tendencia de Crowder a mezclarse en lo que no era de su incumbencia y lo que agravaba la hostilidad de los políticos que resultaron derrotados en las últimas elecciones así como la de algunos periódicos que no dejaron tranquilos al Gobierno, aprovechando para ellos sus errores. Segundo, gestionar y obtener la aprobación por el Senado de los Estados Unidos y la ratificación por el Presidente, del Tratado Hay - Quesada, reconociendo la soberanía de Cuba sobre la Isla de Pinos. Tercero, utilizar toda clase de medios para que el pueblo americano se diera cuenta de que era mi firmísima creencia, como la del Presidente y gran parte de nuestro pueblo que la Enmienda Platt en realidad constituía una violación de la Resolución Conjunta de 20 de abril de 1898, que ordenó al Gobierno Federal hacer la Guerra a España si no abandonaba la Isla, ya que su pueblo era y de derecho debía ser libre e independiente” . A las pocas semanas de haber presentado sus Cartas Credenciales, solicitó una audiencia con el Presidente de los Estados Unidos de América Calvin Coolidge, hombre de extrema seriedad y pocas palabras. Poco antes, el mandatario había hecho un grupo de manifestaciones favorables al manteniendo de la Isla de Pinos en poder de los americanos, al responder a un grupo de mujeres que en el Senado tenía un lobby y que ha¬bían recogido miles de firmas solicitando que se mantuviera a la pequeña Isla en el estado en que se encontraba, rechazándose de este modo el Tra¬tado Hay-Quesada. Durante la entrevista, el Embajador encaró el asunto y habló largo rato con Coolidge de los derechos que le asistían a Cuba sobre la Isla de Pinos, razonándolos con él uno por uno. Como resultado, recibió solo unas pocas palabras corteses y el ofrecimiento de es¬tudiar el asunto, para darle respuesta en un corto período de tiempo. Cumplido el plazo, el Embajador volvió a reunirse con el Presidente, el cual pronun¬ció sólo tres palabras: Youare right, o sea Tiene ra¬zón, lo cual era lo mismo que decir: Estoy conven¬cido de que lo que me propone es lo correcto. A partir de este momento, se libró por Torriente y sus colaboradores una larga batalla para conseguir que los senadores americanos se interesaran en el estudio de las razones que les permitían estimar como válido el derecho de Cuba a reclamar la devolución de Isla de Pinos al territorio nacional y, por tanto, prestaran su apoyo al Tratado Hay - Quesada. Este ca¬pítulo fue: “… uno de los más brillantes y llenos de in¬teresantes incidentes en la vida diplomática del Dr. Cosme de la Torriente. Y puede decirse que por su gestión inteligente y firme carácter, su perseverancia sin límites, su gran personalidad y el nombre que había conquistado, pudo vencer en esta empresa, que fue como su consagración” . En 1925 cuando el éxito de la campaña se conso¬lidó, esos mismos amigos suyos proclamaron que había sido también un triunfo de: “… la amistad cubano- americana. Alguno dijo que la pequeña Isla de Pinos era su mejor monumento. (…) Así terminó ese gran capítulo de la historia de Cuba. (…). Sabía Torriente que ese triunfo era el camino más directo para herir de muerte a la Enmienda Platt. Un diplomático belga, acreditado en Was¬hington, lo vio con claridad, cuando al abrazarlo lo felicitó con estas significativas palabras: Es la primera vez que veo arrancar una pluma al águila” . Finalmente, el 13 de marzo de 1925 se lograba en el Senado la apro¬bación, por mayoría de votos y con dos ligeras reservas, del Tratado sobre Isla de Pinos . Fue este, sin dudas, uno de los días más felices en la vida del entonces Embajador de la Isla en los Estados Unidos de América y fue también - al decir del eminente historiador cubano Dr. Emilio Roig de Leuchesenring, quien cooperó con él en esta labor como Secretario de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional - “… día de gloria para Cuba, por habérsele reconocido su derecho a la Isla de Pinos y por el orgullo que toda madre siente de contar entre sus hijos a quienes sepan amarla, servirla y defenderla con el fervor, la consagración , la inteligencia y la capacidad con que supo hacerlo Cosme de la Torriente” . El 23 de marzo de 1925, el Embajador cubano representaba en Washington al gobierno de la Isla en el canje de sus ratificaciones. De inmediato, pasó al Dr. Carlos M. de Céspedes, Secretario de Estado, el siguiente cablegrama: “A las 4 p.m. de hoy he canjeado con el Secretario de Estado las ratificaciones del Tratado sobre Isla de Pinos, siendo desde ese momento de derecho reconocida dicha Isla como parte integrante del territorio de nuestra República. Felicito al pueblo cubano al Presidente Doctor Zayas a los demás miembros de su Consejo de Secretarios y a usted por la feliz terminación de una negociación que comenzó hace, cerca de veintidós años” . También, escribió al Dr. Alfredo Zayas, Presidente de la República, un cablegrama redactado en los siguientes términos: “Canjeadas a las cuatro de la tarde de hoy día veintitrés de marzo las ratificaciones del Tratado sobre a Isla de Pinos. A usted le cabe la gloria que nadie podrá disputarle de haber logrado durante su gobierno ver reintegrado de derecho al territorio nacional de una parte del mismo, lo que por cerca de veintidós años nadie había obtenido. Le expreso de nuevo mi profunda gratitud por haberme encargado de representar aquí como Embajador nuestra República y de que llevara a cabo las negociaciones necesarias para obtener la ratificación del tratado. Ahora que he terminado esta labor ruegole (sic) que me acepte la renuncia que le presenté por cable desde París el veintinueve de octubre del pasado año, ordenando se publique la misma para que nuestro pueblo conozca las razones que me mueven a dejar este cargo en cuyo ejercicio no he encontrado en esta nación del parte del Presidente Coolidge y su Gobierno y de todos sus ciudadanos que he tenido ocasión de tratar más que las mayores muestras de aprecio y simpatía por nuestro país. El día primero de abril saldré para esa y le agradeceré que usted fije cualquier día del mes de abril después de mi llegada para que la referida renuncia surta efecto desde esa fecha”.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA