lunes, 25 de febrero de 2013

En el centenario de la inauguración del Museo Nacional de Bellas Artes: Oscar M. de Rojas y la fundación del Museo Nacional.

Por: Ernesto Alvarez Blanco. En enero de 1913 Oscar María de Rojas, fundador y primer Director del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, establece relaciones con la Dirección del Museo Nacional que se proyectaba inaugurar en La Habana. Por tal motivo, el 14 de enero, le es remitido por Emilio Heredia, su Comisionado, el Plan General de la institución, que había sido aprobado por el Secretario de Instrucción Pública de la Isla. Ante la inminencia del establecimiento de esa institución, aclara, en el Tomo V del "Libro de Actas y Correspondencia del Museo y Biblioteca de Cárdenas" que "... la fundación del Museo Nacional de La Habana no implica absorción de los otros Museos que existen en el país". Además, consigna en el volumen que el Museo que él dirige le “... ha ofrecido por medio de su dirección su modesto concurso(...)" Por su parte, Emilio Heredia al contestarle el 22 de enero la carta que le había enviado ofreciéndole su colaboración, reconoce el valor de la obra realizada por él y sus colaboradores, al expresarle: "Los cardenenses se han adelantado a todos los cubanos en una (...) demostración de progreso y de amor a Cuba y deben ellos y usted también, Sr. Rojas recojer (sic) el justo aplauso de sus compatriotas nunca como secundarios y sí como pioneros”. Para agregar más adelante: "... deseo su ayuda material, con duplicados o con cualquier otra forma, tenga la certesa (sic) de que al pedir en lo adelante pediré para Ud. también (...) Créame su admirador sincero (...)”. A diferencia de Oscar, José Bofill se muestra intranquilo ante la confirmación de la noticia de que en breve sería inaugurado el Museo Nacional; por tal motivo el 27 de marzo le escribe una carta fechada en Santiago de Cuba, en la cual le recomienda, luego de agradecerle el envío que le ha hecho Blanes de una caja de caracoles, que”... debemos estar muy unidos al frente del pulpo del Museo Nacional que lo quiere todo" Más adelante, le ruega que le cuente: “... algo de su museo, sus adelantos, nuevas adquisiciones, en este año hemos aumentado de una manera asombrosa Bacardí trajo de Egipto una colección valiosa, tenemos momia - ¡ por fin el Ayunta (Ayuntamiento) se ocupa de un nuevo local!” 11 De la preocupación de Bofill se hace eco también el Comité Protector, por lo que el 30 de marzo, luego de informar a sus miembros que se continuaba lentamente el traslado de las secciones de Historia Nacional y Natural del Cuartel de Infantería al nuevo edificio; se vio precisado a asegurarles: "... la fundación de aquella institución en nada merma o disminuye la importancia del museo de Cárdenas, que desde luego se levanta un contrincante gigante pa (sic) el porvenir, pero que el campo de lucha está abierto y que con armas nobles puede lucharse y se luchará; no en vano llevamos doce años de trabajos, lo hecho, hecho está, la labor que tiene que hacer el Museo Nacional es ímproba y Santiago de Cuba y Cárdenas intervendrán en ella como aliados o como competidores – nunca como enemigos, pues estas instituciones son hermanas, quieren lo mismo, aman la patria y la quieren culta no pueden ni deben estorbarse en sus trabajos de engrandecimiento respectivo.” Prueba de lo anterior, resultaba el hecho de que durante la visita que realizó este año al Museo Nacional, su Director le entregó para el de Cárdenas; la quilla del bote en que cruzó Maceo, por la bahía del Mariel, la célebre Trocha española. Dicho bote se conservaba en esta época en la institución capitalina.

jueves, 21 de febrero de 2013

Cárdenas y el 24 de febrero de 1895.

Por: Ernesto Alvarez Blanco. La noticia del levantamiento armado del 24 de febrero de 1895 sacude en la tarde de ese mismo día a Cárdenas e inmediatamente, la red clandestina local se convierte en Agencia del Partido Revolucionario Cubano en la ciudad y constituye un Servicio Secreto, el cual se dedicará a realizar trabajos de contrainteligencia en favor del Ejército Libertador; combinando estas actividades con otras de apoyo logístico y de propaganda. De este modo, al romperse las hostilidades en la Isla y ser declarado el 1 de marzo de 1895 por el Teniente Coronel Joaquín de los Ríos Broton, Comandante Militar de la Plaza de Cárdenas, el estado de sitio en el término municipal; el Servicio Secreto del Partido Revolucionario en Cárdenas pudo auxiliar a los mambises que incursionaban en nuestro territorio con medicinas, ropas y pertrechos de guerra, facilitando al mismo tiempo, la incorporación de nuevos miembros al Ejército Libertador. Los hombres que se incorporaron en los primeros momentos a las fuerzas mambisas desde la ciudad, no procedían solo de Cárdenas, sino también de La Habana y de otros puntos del país y encontraron siempre aquí, prácticos dispuestos a guiarlos hasta el sitio en el que operaban las huestes cubanas. Además, el Servicio estaba encargado de hacer llegar a los jefes insurrectos noticias relacionadas con los movimientos de las columnas españolas en el territorio. Por otra parte, recogía y enviaba los partes y noticias que los mismos necesitaban trasmitir a sus superiores. De estas labores se encargó seriamente en los primeros meses de 1895, una especie Comité dirigido por el Dr. Joaquín Otazo e integrado por varios patriotas locales. El referido Comité no solo contribuyó a la organización de las fuerzas insurrectas en nuestra región, sino que también jugó un importante papel en la conformación de las que en Las Villas preparaban por entonces los Generales José Luis Robau y Juan Bruno Zayas y los Coroneles Antonio Nuñez y Federico Bacallao. Notoria fue la actuación en este período de Federico Bacallao Sánchez, Dependiente de la firma comercial local Rojas y Larrieu, quien armó en los primeros meses de 1895 una fuerza mambisa, sacando personalmente de Cárdenas en maletas los pertrechos de guerra. En octubre de 1895 los conspiradores locales intensifican su labor con objeto de unificar fuerzas para dejar constituida la Junta Patriótica de Cárdenas, la cual estaría encargada de dirigir todas y cada una de las actividades clandestinas y de espionaje que se realizaran en el territorio. Dicha Junta quedó formada a finales de 1895 y su primera directiva estuvo integrada por los Dr. Ernesto Castro Lajonchere, como Presidente, y por el Dr. Joaquín Otazo y Samuel F. Tolón, como miembros. Esta agrupación clandestina, conjuntamente con la de Jovellanos, mantenía estrechos vínculos con el Comité Patriótico de Matanzas; el cual se hallaba vinculado a su vez, con la Junta Revolucionaria de La Habana. La constitución de la Junta Patriótica de Cárdenas, convertida poco después por orden del Delegado Tomás Estrada Palma en Comité Patriótico de Cárdenas, fue consecuencia directa de la labor realizada en la Isla por el patriota Francisco Chenard, quien llegó a Cuba en octubre de 1895 procedente de los Estados Unidos de América, con la misión – encomendada por Tomás Estrada Palma, Delegado del Partido Revolucionario Cubano – de incrementar la creación de Juntas Directivas del Partido y de oficializar el trabajo de las que ya existían. La Junta Patriótica de Cárdenas, a cuyas órdenes se puso inmediatamente la Agencia del Partido Revolucionario Cubano en la ciudad y su Servicio Secreto, contó desde su fundación y hasta el término de la Guerra, con una extensa red de colaboradores, que se extendía hasta las fincas comarcanas más alejadas de la ciudad cabecera. Lo anterior le permitió realizar una efectiva labor encaminada a sostener la actividad de las fuerzas insurrectas que operaban en el territorio. Dicha labor se incrementó en 1896, al marcharse al campo insurrecto - el 26 de enero de ese año - Carlos María de Rojas y Cruzat, a quién le Junta ofreció el grado de Capitán que no aceptó, alegando que prefería ganarlos en el combate. Carlos María de Rojas fue secundado por un valioso grupo de jóvenes locales, entre los que no faltaron representantes de los más diversos sectores sociales, incluyendo varios estibadores del puerto cardenense. Constitución de la Brigada Cárdenas. Su estructura. En enero de 1896 el General Lacret Morlot acampó, con una fuerza de 1500 hombres armados principalmente con machetes, a una legua de la ciudad de Cárdenas. Hasta ese campamento llegaron, con el propósito de incorporarse a la lucha, un grupo de jóvenes cardenenses encabezados por Carlos María de Rojas; los cuales formaran casi de inmediato el llamado Regimiento Cárdenas. El 2 de marzo de 1896 Carlos María de Rojas, quien había sido nombrado Comandante del Ejército Libertador el 24 de febrero del mismo año por el General Antonio Maceo asume - cumpliendo órdenes del General Lacret Morlot - el mando del mencionado Regimiento. Por esta época, el Estado Mayor del Ejército Libertador estaba convencido de la necesidad de organizar en la zona de Cárdenas una Brigada con el propósito de que llevara adelante la obra de devastación de la riqueza agrícola e industrial del territorio y que se encargara, al mismo tiempo, de recibir las expediciones que debían llegar por la costa norte de Matanzas. El 11 de septiembre de 1896 el Regimiento Cárdenas es ascendido por sus acciones victoriosas a la categoría de Brigada. Esta fuerza, que constituyó la Primera Brigada de la Primera División del Quinto Cuerpo del Destacamento Occidental del Ejército Libertador, demostró durante toda la contienda, bajo la jefatura de Carlos Ma. De Rojas - a quién se le concedió con igual fecha el grado de Teniente General - su efectividad. Sus principales objetivos eran los de mantener latente el espíritu insurrecto en la zona; incendiar ingenios y cañaverales; facilitar, en coordinación con el Comité Patriótico de Cárdenas, pertrechos de guerra para la revolución y auxiliar los desembarcos de expediciones que se produjeran por las costas del territorio. Esta Brigada llegó a estar conformada por dos Regimientos de Infantería, la Escolta Montada y el Estado Mayor. Los Regimientos respondían a los nombres de Clotilde García y Cárdenas. El primero de ellos estaba integrado por 2 Compañías, las cuales estaban dirigidas por los Capitanes Juan García Cabrera y Ernesto Hernández. El segundo de estos Regimientos lo mandaba el Teniente Coronel Antolín Martínez Cambón y era su segundo jefe Juan Cowley Delgado, conocido como El Inglesito. Lo componían, al igual que el anterior, 2 Compañías al mando de los Capitanes Alipio Corzo y José Genaro Menocal. Las Compañías de cada uno de los Regimientos estaba formada por 10 oficiales, los cuales mandaban a igual número de Escuadras. La Escolta del General Carlos María de Rojas estaba integrada, en su gran mayoría, por campesinos de la zona de Cárdenas, los cuales conocían el terreno y realizaban las funciones de prácticos. Dicha Escolta estaba formada por una Caballería de 40 hombres al mando del Capitán Eduardo González Barreda, El Pelón. El segundo jefe de esta Escolta era su hermano Pablo González Barreda. Los oficiales subalternos de la Escolta eran el Teniente Leandro Pacha, el Subteniente Francisco Rolo y el Capitán Lic. Guillermo Jones, Secretario del Jefe de Despacho. Actuaban como Ayudantes de los mismos los capitanes Oswaldo Teurbe de Tolón del Junco y Carlos Díaz Arguelles Caragol. El Jefe de Sanidad de la Brigada era el Coronel Félix Díaz Martín. Resulta importante destacar que los jefes y oficiales de la Brigada Cárdenas usaron una táctica muy eficaz, que por entonces resultaba prácticamente desconocida para el Ejército Español y que fue descubierta por el mismo, luego de las numerosas pérdidas de hombres, municiones y tiempo que la misma les ocasionó. Dicha táctica consistía en la puesta en práctica del sistema empleado por Máximo Gómez en la Campaña de la Reforma: la marcha sobre el rastro; la movilidad constante sobre el terreno; el ataque sorpresivo y conjunto, cuando las condiciones lo requerían o la dispersión para reencontrarse en un lugar fijado de antemano. Las condiciones topográficas del terreno en el cual operaban, caracterizado por la falta de elevaciones y montes y por estar surcado en todas direcciones por una gran cantidad de vías férreas, obligaban a las fuerzas de la Brigada al movimiento incesante y a la falta de establecimiento de un campamento fijo. Principales acciones combativas llevadas a cabo por las fuerzas mambisas en el territorio de Cárdenas entre 1895 y 1898. La primera acción combativa entre fuerzas españolas y mambisas reportada en el territorio ocurre el 24 de abril de 1895, fecha en que tropas del Ejército Libertador dirigidas por Regino Alfonso atacan el ingenio Ponce. Unos meses más tarde, el 15 y el 17 de septiembre, la partida del mencionado jefe mambí se bate en Tives y en la loma de Phinney, más conocida como loma de Fine o Fini. El 26 de octubre de 1895 tropas mambisas encabezadas por Regino Alfonso y por otros oficiales mambises, sostienen combate en el potrero de Jerez y en las cercanías de la ciudad, con las fuerzas del Regimiento María Cristina que protegían el cementerio de Cárdenas. Como consecuencia de esta acción, grupos de voluntarios recorren al día siguiente las inmediaciones de la ciudad en busca de los insurrectos sin entablar combate con ellos. Con posterioridad, desde finales de 1895 e inicios de 1896, operan en la zona por esta época, fuerzas al mando de Lacret Morlot, Morgan, Arguelles, Miquelini, Rojas y otros jefes insurrectos, las cuales hostigan constantemente a las columnas de recorrido del Ejército Español. Esta situación provoca que ya, a finales de 1895, las autoridades locales comiencen a pensar en la construcción de varios fuertes, que debían tener la función de contrarrestar los ataques mambises y controlar la salida de personas, vituallas o pertrechos de guerra de la ciudad (ver acápite correspondiente a este tema). A pesar de los planes de fortificación que se ponen en marcha en este período, el 26 de octubre de 1895 se enfrentan fuerzas insurrectas y españolas en la finca Virama, ubicada en el camino de Cárdenas a Varadero, a unos 3 Km de la ciudad. A este combate seguirán los enfrentamientos de Lagunillas, Contreras y San Antón, los cuales son de menor envergadura, pues se tratan casi siempre de breves escaramuzas entre columnas volantes españolas y pequeñas partidas insurrectas. Por estos días, la noche del 8 de noviembre, se produce en las cercanías de Cárdenas un encuentro entre insurrectos y voluntarios locales. Durante la acción fue herido gravemente Constantino Prego Piñeiro, el cual recibió como gratificación 25 pesos, los cuales aportó con este fin el Ayuntamiento de la ciudad. Este y otros encuentros similares, aunque carecían de importancia desde el punto de vista táctico y militar, mantenían a la región en estado de guerra y la preparaba para recibir la invasión que ya se esperaba, pues había partido de los gloriosos Mangos de Baraguá el 22 de octubre de 1895. El 20 de diciembre de 1895 penetra en la provincia de Matanzas el Ejército Invasor, al mando del General Máximo Gómez y de su Lugarteniente General Antonio Maceo. La campaña invasora, que representó una de las hazañas bélicas más resonantes del siglo XIX cubano, significó para Cárdenas el punto culminante de la incorporación de nuestro territorio a la contienda, ya que a partir de este momento, se intensificaron las acciones combativas en la región, las cuales estuvieron encaminadas en un primer momento a apoyar la invasión. La ciudad de Cárdenas no vio transitar por sus calles al Ejército Invasor. No obstante, el mismo cruzó por sus cercanías, pues en su marcha hacia Coliseo, pasó por Contreras, poblado situado en su vecindad y pernoctó, el 21 de diciembre, en el ingenio Herrera, perteneciente a su jurisdicción. No obstante los cardenenses dieron su aporte a esta operación, engrosando las filas de sus huestes, hostigando a las fuerzas españolas urbanas o entorpeciendo sus movimientos, dificultando en muchas ocasiones el rápido traslado de las mismas por ferrocarril hasta los lugares de combate. El 25 de diciembre de 1895 como parte de las operaciones que realiza en el norte de la provincia para entretener habilidosamente al enemigo, el Coronel Lacret Morlot hace arder varias plantaciones, cañaverales e ingenios del valle de Guamacaro y amenaza con atacar a Cárdenas. Dos días después, el 27 diciembre los insurrectos queman las estaciones de ferrocarril de Lagunillas y Contreras. Concluido el sangriento combate de Calimete – 29 de diciembre de 1895 – las fuerzas invasoras emprenden su marcha rumbo a la provincia de La Habana, pues tenían entre sus planes penetrar en la misma a comienzos del año nuevo. Las enseñanzas del contingente invasor muy pronto prendieron en los revolucionarios de la región que, a partir de este momento, aplicaron con más fuerza la estrategia de destruir todo lo que pudiera reportar algún beneficio al Gobierno colonial español. De este modo, cumpliendo órdenes del mando superior, se quemaron en la zona entre 1896 y 1898 numerosos ingenios y se destruyeron varios pueblos, tramos de vías férreas, estaciones y cables de telégrafo y otros elementos de vital importancia para las tropas españolas. El 12 de enero de 1896 fue atacado e incendiado el poblado de Camarioca por fuerzas al mando de Pedro Miquelini. Dos días más tarde, el 18 de enero, el Coronel Amieva y el Capitán Crescencio García, entran combatiendo a las tropas españolas en el poblado de Corral Nuevo, cerca de Cárdenas. El 24 de enero, el Brigadier José Lacret Morlot combate a una columna española al mando del Coronel Luis Molina y Olivera en Lagunillas. El 26 de enero, tropas al mando de Lacret Morlot sostienen un encuentro sostenido con fuerzas españolas en el central Progreso, en las inmediaciones de Cárdenas. En este combate participan también Pedro Miquelini y un grupo de hombres bajo su mando. En la segunda quincena del mes de febrero, una partida cubana penetra audazmente en la ciudad y recorre las calles de Anglona, Merced, San José y O´Donell. Durante la acción se apoderan de las armas de varios comerciantes pertenecientes a los cuerpos locales de voluntarios. Esta partida se retiró rápidamente dejando alarmados y llenos de pánico a los elementos más recalcitrantes de la ciudad. Unos días antes, el 10 de febrero de 1896, se hace cargo del Gobierno y de la Jefatura del Ejército de Operaciones de Cuba el General Valeriano Weyler, considerado por el General Arsenio Martínez Campos, como el único hombre capaz de llevar a cabo una ofensiva contra el Ejército Libertador, que había culminado exitosamente el 26 de enero de 1896 la atrevida campaña invasora en Oriente e iniciaba la de Occidente, con el objetivo de fortalecer la lucha en esa región. Sin embargo, los planes de Weyler de encerrar al contingente invasor y a sus principales oficiales en la provincia pinareña, para perseguirlos dentro de ese territorio cerrándoles, al mismo tiempo, los puntos por donde podría obtener recursos, fueron destrozados por los Generales Gómez y Maceo, en una breve campaña que se realizó entre el 1 de febrero y el 15 de marzo de 1896, con una serie de operaciones realizadas en las provincias de Pinar del Río, Matanzas y La Habana. Recorridos exitosamente los territorios de Pinar del Río y La Habana, donde se libraron importantes combates, el 21 de febrero Gómez toma la vanguardia para dirigirse al sudeste. Con anterioridad, ambos jefes mambises habían acordado marchar rumbo a Matanzas. Cumpliendo con ese objetivo, Maceo se dirige el 24 de febrero de 1896 – primer aniversario del estallido de la guerra – hacia Cárdenas atravesando las lomas de Coliseo. A su paso por las cercanías de Cárdenas, Antonio Maceo – recibió por segunda ocasión el 24 de febrero de 1896, en su campamento del ingenio La Perla en el Valle de Guamacaro, el saludo revolucionario y el apoyo de los conspiradores y mambises cardenenses, especialmente de Carlos M. de Rojas, quien le solicitó que lo incorporara a la columna invasora a lo que el jefe mambí respondió: ... a la guerra no se viene a pedir, sino a obedecer. Usted donde es necesario, por su prestigio y valor es aquí. Este lugar es más difícil que Oriente y Camagüey para combatir. Su brigada será el orgullo de Cárdenas... .• Carlos María de Rojas es especialmente comisionado en esta ocasión, como ya dijimos con anterioridad, por el Titán de Bronce para gestionar con la Junta Revolucionaria de Cárdenas, la adquisición de armas y otros materiales de guerra y para que, de acuerdo con la misma, procediera a la conducción de los referidos pertrechos, que debían ser puestos a disposición del Cuartel General del Ejército Libertador, hasta un lugar seguro. También se le encomendó la misión de recibir y auxiliar las expediciones mambisas que arribaran por la zona de Cárdenas. Al amanecer del 25 de febrero, en el mismo campamento, se produce el combate de Perla, en el que Carlos María de Rojas participa, cumpliendo órdenes de Maceo, como observador. Este propio día, Maceo y sus hombres hacen estancia en Santa Inés, sitio perteneciente al municipio de Matanzas. El 26 atraviesan la línea férrea que conducía a Jovellanos y la existente entre Guanábana y Cidra. Con respecto a estos movimientos, el parte oficial del Ejército Español del 26 de febrero informa:  General Prats salió de Jovellanos hacia Lagunillas. Infantería sostiene fuego con exploradores enemigos, siguió rastro de partida numerosa hacia Camarioca, continuando persecución encontró enemigo en Valle Paila en número de 4000, formado por partida Zayas, Mestre, Bermúdez, Miquelini y mandado por Maceo; estaban en tres grupos. Columna atacó en igual forma desalojándolos de sus posiciones, cargando y tomando a la bayoneta, ingenios Perla, Diamante, Julia. Enemigo después de vivo fuego se retiró a las lomas de Guamacaro (...)• El 26 de febrero Carlos María de Rojas es ascendido por orden de Maceo a Comandante. A partir de este momento, las acciones más inmediatas del Regimiento Cárdenas estarán encaminadas a apoyar la importante campaña que Maceo, auxiliado por Gómez, efectuaba en los términos de la región occidental, y a la protección y recibimiento de la Expedición de Cayo Sal que se esperaba. Durante todo el mes de marzo, hostiliza incesantemente el destacamento del ingenio Torriente y destruye sus campos de caña. Como parte de la devastación de propiedades, convertida de hecho en la principal tarea de los patriotas cardenenses, se incendian además, los campos de caña de los ingenios Santa Amalia, Audaz, Carolina, San Juan, San Fernando, Santa Agustina, El Carmen, Laferté, Guerrero, Jesús María y Buenavista, propiedad este último de la familia Rojas. Estas acciones, efectuadas por el Regimiento Cárdenas el 15 de abril de 1896, pueden considerarse como una de las principales llevadas a cabo durante este año, por la importancia que tenía para los libertadores la destrucción de las riquezas agrícolas e industriales que pudieran reportar beneficios al Ejército Español. El Regimiento de Clotilde García, que actuaba por todo el territorio de Cárdenas, logra el 4 de mayo, luego de un reñido combate, la rendición de la guarnición de Lagunillas. Dicho Regimiento tomó e incendió el poblado y se apoderó de las armas que existían en el lugar. Durante la acción se le causaron al enemigo numerosas bajas. El 9 de mayo, fuerzas bajo el mando de José Joaquín Torres Luaces, destruyen 27 postes telegráficos y un kilómetro de vías férreas de la Empresa de Ferrocarriles de Cárdenas. El día 27 de ese mismo mes se ejecuta la destrucción de los ingenios Pichardo y Asiento. El 29 de mayo Alfredo Cadwell Gould, El Inglesito, y Pedro Miquelini atacan a los soldados españoles que custodiaban el cementerio de Cárdenas, causándoles varias bajas y heridos. El 2 de junio las fuerzas de Carlos María de Rojas, que había sido ascendido a Coronel el 20 de abril por el General Lacret Morlot, se baten en Esmeralda (Cárdenas) con una columna española. Terminado el combate, que dura cinco horas, los insurrectos se retiran con seis bajas. Ese mismo día combaten de nuevo, pero esta vez en El Descanso, Camarioca, junto a las fuerzas de Tabío y Regino Alfonso, contra una columna enemiga dirigida por el Coronel Pavía. El 16 de junio fuerzas insurrectas incendian el Corral Público de Cárdenas, dejando solo en pie las paredes de mampostería, el pavimento, los carros usados para la conducción de la carne, y la báscula de pesar la misma. Debido a esta situación, el Ayuntamiento se ve obligado a trasladar la matanza de reses hacia otros puntos de la ciudad al mismo tiempo que solicitó al Comandante de la plaza de Cárdenas un destacamento de 25 hombres, con objeto de que se encargaran de reedificar y proteger la instalación. Cuatro días después, el 20 de junio, las fuerzas insurrectas protagonizan uno de los combates más importantes y al mismo tiempo de más duración de toda la guerra, en defensa de la Expedición de Trujillo. El fuego se extendió desde las tres de la tarde hasta las siete y quince de la noche, cuando entró precipitadamente la columna del General Tabío en Camarioca. En la acción se distinguió notablemente la columna del Teniente Coronel Regino Alfonso. Las tropas cubanas sufrieron dos bajas y el enemigo nueve. El 21 de junio la guarnición española local sostiene un encuentro con los insurrectos en el cementerio. El desfavorable resultado para las fuerzas españolas, achacado al mal armamento que portaban, obligó al Cabildo a solicitar del Capitán General Valeriano Weyler armas para esta fuerza o la autorización para adquirirlas. En junio de 1896, una pequeña fuerza mambisa de sólo 30 hombres al mando del Capitán Serafín Anduizo, atrapada en el batey del ingenio Lara a causa de la delación de un práctico, es sorprendida por la caballería española. El Comandante Pedro Miquelini, quien se encontraba cerca de la finca, al oír los disparos, acude en ayuda de la pequeña tropa cubana y define la victoria de la escaramuza. El 13 de julio fuerzas locales comandadas por Daniel Tabares atacan el poblado de Cimarrones, hoy Carlos Rojas (pertenece en la actualidad al municipio de Jovellanos), el cual estaba custodiado por 13 fortines y unos 200 movilizados. Durante la acción se saquean varias tiendas y se reducen a cenizas 93 casas. Una semana después, el 20 de julio, el Regimiento Cárdenas, que contaba ya con más de mil hombres sobre las armas, destruye un kilómetro de vías férreas de la Empresa del Ferrocarril local y otro, de la Empresa de Cárdenas a Júcaro, el día 28, con el objetivo de impedir el transporte de las tropas españolas y el aprovisionamiento de las mismas. En el mes de septiembre, el Regimiento Cárdenas, convertido en Brigada el día 11 de este mes, continua apoyando la Campaña de Occidente que libraba exitosamente Antonio Maceo. Entre el 20 y el 24 de septiembre de 1896, el Comandante Tabares y las fuerzas de Morejón arrasan el ingenio Morla. Unas semanas después, el 15 de octubre, los insurrectos atacan el central fortificado Dos Rosas. La operación no tuvo el éxito esperado, por ignorar las fuerzas mambisas que ese mismo día una columna española había dejado en la finca seis compañías de infantería, que resistieron el ataque, bajo un fuego de una hora de duración. A finales de 1896, al saberse la noticia de que el enemigo se proponía establecer una línea de fuertes para impedir toda comunicación de los pobladores de la ciudad con las fuerzas insurrectas, se inicia la destrucción de los poblados de Lagunillas y Varadero y de los ingenios Contreras, Sonora, Santa Rosa, San Joaquín y Osado. El 28 de noviembre, el Teniente Arteaga con el escuadrón a su mando incendia los campos del ingenio Progreso y opera sobre la línea férrea que pasa por sus cercanías. Lo acompaña el Teniente Madan. Unos días después, el 3 de diciembre, el Teniente Coronel Tabares destruye las fábricas existentes en la Esquina de Tejas, debido a que se tienen noticias de que el enemigo fortificaría este punto. El 15 de enero de 1897 los insurrectos queman los campos de caña de los ingenios Dos Rosas, Vega y Precioso, causándole varias bajas al enemigo. Un mes más tarde, el 12 de febrero, el Segundo Escuadrón del Regimiento Cárdenas se batió con una columna enemiga en la finca Jesús María, ubicada en las cercanías del poblado de Guásimas haciéndole 20 bajas. Durante el encuentro, que duró 3 horas, el Escuadrón se atrincheró en los montes de Jesús María, retirándose sin parque. El 23 de marzo, al saberse que Valeriano Weyler se hallaba en la ciudad, la Brigada Cárdenas determinó atacarla, entrando durante la noche por el Acueducto. Una vez pasada la línea de fortificaciones, encontraron en los terrenos del Club Esperanza una fuerte emboscada enemiga que los rechazó, iniciando la retirada al conocerse que una columna española se encontraba acampada en Cárdenas. El 22 de abril, cien hombres mandada por Clemente Gómez, Rojas y Tabares, se batieron en Suárez, Camarioca, contra las fuerzas mandadas por el General Molina. Durante todo el mes de junio de 1897 la Brigada Cárdenas estuvo vivaqueando en las Piedras de Camarioca. El 28 de este mismo mes es atacada por las fuerzas españolas, y el General Rojas, que había sido ascendido por Lacret a General de Brigada el 1 de junio, ordena el despliegue hacia el monte de Foliello, por la carencia de parque. El 18 de agosto, cinco hombres bajo el mando del Capitán Eduardo González, El Pelón, penetraron en el ingenio Precioso, a pesar del nutrido fuego que se les hacía desde los fuertes. En esta ocasión lograron obtener algunas ropas, las cuales fueron de mucha utilidad para la tropa. En la operación, no tuvieron que lamentarse bajas. Dos días después, El Pelón tirotea la ciudad durante la noche por espacio de media hora. El 30 de septiembre el Teniente Coronel Tabares y el Comandante Ruperto Fernández Mayato, al frente de cuatro escuadras, y bajo la dirección del Comandante de Caballería Salomé Morejón, se dirigieron al fuerte español de Esquina de Tejas, logrando penetrar en el mismo. Como resultado de la operación quemaron una casa y se apoderaron de un caballo, una montura y de varios efectos de utilidad para las fuerzas insurrectas. En la acción cayó el Comandante Morejón, quién recibió 5 impactos de balas. El 8 de octubre, obedeciendo órdenes del Jefe de la Brigada, el Sargento Fernando Casañas incendia siete cañaverales pertenecientes al ingenio Dos Rosas. El 29 de noviembre Eduardo González quema algunos campos de caña del ingenio Precioso. En el mes de diciembre de 1897, la Brigada Cárdenas contaba ya con unos 400 hombres de los cuales la mitad estaban armados pero pobremente municionados. Por entonces figuraban al frente del Departamento de Sanidad de la Brigada, el prestigioso médico Enrique Sáez y el Comandante Félix García. En 1898 se agudizan los conflictos bélicos en el territorio y se realiza uno de los combates más importantes que se efectuaron en nuestra localidad, nos referimos a la acción de Cuajaní, Camarioca, ocurrida el 14 de enero al enfrentarse las columnas españolas de Bailen, Cuenca y Navarra, y las guerrillas combinadas de Bailen, Montero y Limonar, dirigidas todas por el General Molina, con las tropas insurrectas al mando de Carlos María de Rojas, el Teniente Coronel Agustín Martínez Cambón y el Teniente Coronel José Fernández Mayato. En el enfrentamiento, que se inició a las 10:00 a.m. y que duró hasta el anochecer, los españoles sufrieron cincuenta bajas y los cubanos tres, gracias sobre todo, a las buenas posiciones que ocuparon estos últimos. Máximo Gómez – gran conocedor del arte militar – la consideró una de las más brillantes operaciones de la campaña de invierno del último año de la guerra. El 18 de enero, el Alférez Fernando Casañas, al mando de una Escuadra del Regimiento de Infantería Cárdenas, tirotea una columna acampada en el ingenio Dos Rosas, causando dos bajas al enemigo. Durante la noche, hostiga el fuerte de la finca Lara. En ninguna de las dos operaciones las fuerzas insurrectas sufrieron bajas. El 20 de enero, al Capitán Eduardo González, Jefe de la Escolta, con varios hombres a su mando, incendia cañaverales pertenecientes al ingenio Precioso, sosteniendo un ligero fuego con la guerrilla que custodiaba el lugar; al día siguiente, con una escuadra del Regimiento Cárdenas, incendia algunos cañaverales del Precioso y del Dos Rosas, destruyendo a su paso extensos sembrados de tabaco. El 22 de enero, Eduardo González tirotea con varios hombres a sus órdenes y por espacio de dos horas los fuertes enemigos que defendían la ciudad. El 15 de febrero, por disposición de Carlos María de Rojas, el Sargento Fabián García, con un grupo de hombres pertenecientes al Regimiento de Infantería Cárdenas, incendia varios cañaverales de la finca San Juan de Wilson, en Camarioca. El 17 de abril, Eduardo González, con siete hombres, incendia varios campos de caña de los ingenios Precioso y Vega. En el primero, se efectúa un ligero tiroteo durante el cual los insurrectos hacen replegarse al destacamento español hacia el interior de los fuertes. A pesar del bombardeo a que es sometida la ciudad en el mes de mayo, el curso de las operaciones militares siguió su ritmo en el campo insurrecto. El 20 de julio, cumpliendo órdenes del Jefe de la Brigada, el Capitán Eduardo González, con cincuenta hombres de los Regimientos de Infantería Clotilde García y Cárdenas, al mando de los capitanes Juan García y Alipio Corzo, atacan el destacamento del ingenio Precioso, logrando penetrar dentro de las trincheras, propagar el fuego en los fuertes y hacer retroceder al enemigo con cuatro bajas. Como resultado de la operación se adquirieron seis bueyes, dos fusiles Remington y dos carteras. No obstante haber cesado las hostilidades entre las fuerzas españolas y norteamericanas, según acordaron ambas partes el 16 de julio de 1898, las acciones combativas de los cubanos con los peninsulares continuaron en el territorio de Cárdenas hasta mediados de octubre del propio año. Resulta importante destacar que la Brigada Cárdenas reporta en nuestro territorio choques bélicos hasta octubre del último año de la guerra. En este sentido, se destacan acciones como la que arrasó el ingenio Morlas en el mes de septiembre y el ataque perpetrado el 15 de octubre al ingenio Dos Rosas. Es necesario subrayar que el último combate como tal de la Guerra Necesaria en la provincia de Matanzas se efectuó el 2 de agosto de 1898 en Tierras Negras, zona próxima al poblado cardenense de Cantel; sitio en el cual se hallaba, como parte de sus constantes desplazamientos, la Brigada Cárdenas. Como consecuencia de la aparición en el lugar de una fuerte columna española, la cual atacó de inmediato, se produjo en este lugar este fiero combate. La escolta del General Carlos María de Rojas, al mando del Capitán Eduardo González, El Pelón, logró detener la embestida inicial del enemigo, que enfiló rápidamente en dirección al grueso de la tropa. Los mambises no se amilanaron ante el empuje de las fuerzas españolas y luego de varias descargas de fusilería por ambas partes se inició un encarnizado combate cuerpo a cuerpo, en el cual resultó decisiva la participación del Coronel Antolín Martínez, quien al frente de uno de los regimientos de la Brigada, desconcertó e hizo retroceder al enemigo con numerosas bajas. Los cubanos por su parte, tuvieron que lamentar la muerte del Comandante Juan Cawley y la de los sargentos de segunda Nicolás Azopardo y Crispín Cazañas, además de 7 heridos. Las fuerzas de la Brigada Cárdenas, a pesar del cese de lasa hostilidades, acamparon en Varadero y se mantuvieron en pie de guerra hasta el 16 de diciembre de 1898, fecha en que entraron victoriosas en la Ciudad Bandera.

sábado, 9 de febrero de 2013

El Cuartel de Bomberos de Cárdenas.

Por: Maydelis Alvarez Fernández. Estudiante de primer año de Ingeniería Civil en la Universidad de Matanzas.
1 - Introducción. En 1872 el Teniente Gobernador de la Jurisdicción de Cárdenas estimó insuficiente el edificio que servía de sede al Benemérito Cuerpo de Bomberos Municipales. Por tal motivo, decidió que se construyera un Cuartel que reuniera las condiciones necesarias. Para eso se compró una casa-ciudadela y su terreno aledaño en la calle de la Gloria Combativa (luego Coronel Verdugo) esquina a la Avenida de Vives, colocándose la primera piedra del edificio el primero de mayo de 1872 e inaugurándose el mismo el 2 de febrero de 1873, siguiendo los planos elaborados por el arquitecto municipal Manuel Solano y Molina. 2 - Datos generales: Nombre de la obra: Cuartel de Bomberos de Cárdenas. Año de construcción: 1872 - 1873 Proyectista: Arquitecto Municipal Manuel Solano, natural de Málaga, España. Entidad constructora: La construcción del edificio fue ejecutada bajo la dirección del Maestro de Obras Hurtado de Mendoza. Inversionista: El principal inversionista fue el Ayuntamiento Municipal, quien aportó la mayoría de los fondos, a los que se sumaron los obtenidos mediante las multas que imponía el Coronel Manuel Sánchez Lamela, Gobernador de Cárdenas, a los que infringían la ley. Uso Original: Cuartel de Bomberos. Uso actual: Museo a la Batalla de Ideas. Ubicación: Avenida de Vives (José Martí) s/n esquina a Coronel Verdugo (Antonio Maceo). Intervenciones realizadas: - En 1924, luego de someterlos a una remodelación interior capital, se instalaron en los locales del fondo del Cuartel la Casa de Socorros y el Botiquín Municipal. Se desconoce quien dirigió esta reparación. - Entre 1940 y 1942, el edificio del Cuartel fue reparado completamente por el Ayuntamiento de Cárdenas. Se desconoce quien dirigió estas obras. - Restauración del año 2000 realizada por el arquitecto Augusto Bueno García como parte de los programas de la Batalla de Ideas. 3. Investigación histórico – documental. 3.1 Antecedentes históricos que propiciaron su construcción En los primeros meses de 1846, por iniciativa de Francisco Javier Quintayros, Teniente Gobernador de Cárdenas, quien venía trabajando en su conformación desde 1844, quedó fundado en el poblado de San Juan de Dios de Cárdenas el primer Cuerpo de Bomberos, el cual fue ubicado en una amplia casona de la calle de Real (hoy Avenida de Céspedes) No. 83 (antiguo), entre las calles de Princesa y Obispo. La institución, que contaba con 80 plazas ocupadas por individuos de todas las razas, tuvo como Jefe nato al propio Coronel Quintayros, a quién se le confirió el cargo de Capitán del Cuerpo, y demostró en varias ocasiones su utilidad; pues Cárdenas, cuyas construcciones eran por lo general de tabla y tejas, se veía frecuentemente expuesta a grandes incendios. El 6 de julio de 1846 se reorganizó y amplió hasta 187 plazas este Cuerpo, entre jefes y oficiales. Además, se le dio organización militar y a sus primeros Jefes, los comerciantes Juan Vidal y Juan Rodríguez, se les confirió el grado de Primer y Segundo Comandante, respectivamente. Por esta época, se amplió y mejoró el material con que contaban para realizar su labor y se le dotó de nuevas bombas de mano. En 1859, el Teniente Andrés Saliquet, Gobernador de Cárdenas, inauguró un Cuartelillo de Bomberos, de 6 varas de frente por diez de fondo, una altura de 5 metros y una sola puerta, en la Avenida de Vives entre las calles de Aranguren y Princesa, a mediación de cuadra, en la acera de los pares. Dicho inmueble, que era de cantería, mampostería, vigas de madera dura y tejas, se edificó sobre unos solares yermos y cubiertos de mangles a un costo de 3. 714 pesos con 3 reales. En lo alto del edificio se colocó una campana para alertar a la población de los posibles incendios. Además, fue dotado con una bomba de vapor, varias de mano, bombines y otros utensilios, colocándose un guarda o custodio de los mismos. El espacio libre para la fajina alrededor del edificio no pasaba de 2 metros, pues aún en esta área no se había terraplenado el mangle. Más tarde, la cenizas y deshechos de la bomba de vapor del Cuerpo formaron un terraplén a su alrededor. Después, se fabricaron casas a ambos lados del inmueble, el cual existía aún tal como fue construido en 1923, pero dedicado a herrería. Al hacerse cargo del Gobierno de Cárdenas el Teniente Manuel Sánchez Lamela, los equipos que poseían los bomberos municipales no eran los más adecuados para desempeñar su labor. Tampoco lo era el inmueble en donde se hallaba instalado el Cuartelillo de Bomberos de la ciudad. Por tal motivo, a iniciativa de Sánchez Lamela se inició en 1872 una suscripción popular con objeto de dotar al Cuerpo de Bomberos de Cárdenas de un nuevo Cuartel. Francisco Suarez, distinguido vecino de la localidad que ocupaba el cargo de Concejal Síndico del Ayuntamiento, dirigió las labores constructivas y actuó como Administrador de los fondos recaudados y de los cedidos por el Ayuntamiento Municipal, a los que se sumaron los obtenidos mediante las multas que Sánchez Lamela se imponía a los que eran sorprendidos por él jugando los juegos prohibidos por las autoridades. Este dinero se hizo aparecer en las listas de los fondos recaudados como si hubieran sido donadas generosamente por los jugadores. Durante las labores constructivas se organizó, con objeto de allegar nuevos fondos, un bazar en los solares que ocupó con posterioridad el Casino Español frente al Parque de Colón, el cual duró una semana. En dicho bazar hubo premios que valían hasta 500 pesos. Así mismo, se prepararon con igual fin, verbenas, corridas de toros y otras diversiones y festejos populares. Los planos y proyectos del edificio fueron hechos por el arquitecto local Manuel Solano mientras que las labores constructivas le fueron encargadas al Maestro de Obras Hurtado de Mendoza. El terreno escogido para levantar el edificio fue un solar, marcado con el número 4 y de 30 varas de fondo, situado muy cerca de la antigua Plaza de Espriu, hoy Parque “José A. Echeverría”, en la esquina que conforman la Avenida de Vives y la calle Coronel Verdugo. Dicho solar, en el que se hallaba edificada una casa – ciudadela, fue vendido en 4000 pesos el 3 de agosto de 1872 al Ayuntamiento de Cárdenas por Evelina Torre de Morales, esposa de José María Morales, quien fue Alcalde de Cárdenas. La primera piedra del edificio, bendecida por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa, fue colocada el 1 de mayo de 1872. El Cuartel fue inaugurado el 2 de febrero de 1873, siendo bendecido también por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa. En horas de la tarde de este mismo día, se efectuó una corrida de toros en un solar situado frente al Cuartel, del que fue espada Juan Lucas, empleado de la Hacienda local y aficionado al arte taurino. Como nota curiosa anotamos que durante la corrida, se produjo la fuga del toro, situación que provocó el atropello de numerosos asistentes al espectáculo. El animal, luego de correr por las calles de Vives, la Calzada de O´Donell y Calvo, acompañado de decenas de personas que le siguieron los pasos, fue muerto por unos carniceros frente a la Plaza del Mercado. En horas de la noche, se realizó un gran baile en sus salones, amenizado por una orquesta dirigida por el notable músico cardenense Ángel Zapata, al cual asistieron las familias más distinguidas de la ciudad. Como el producto obtenido durante la suscripción sobrepasó el costo de las obras, Sánchez Lamela adquirió con el dinero sobrante varios útiles para el Cuerpo, el cual quedó muy bien dotado. 3.2 Descripción general de la edificación Todo el edificio consta de un solo cuerpo, de evidente sólida construcción. En la esbelta fachada principal del bloque central, así como en todo el nivel inferior de la edificación, encontramos vanos de medios puntos cerrados por carpintería de tablillas de madera de disposición radial y desplegadas en forma de abanicos, poco común en la arquitectura local. En su disposición en planta hallamos tres accesos principales ubicados hacia la fachada principal, dando los laterales hacia los locales en donde se guardaban las bombas de incendio y las del centro hacia los locales de los oficiales de la comandancia y a las habitaciones del Cuerpo de Bomberos, aparte de acceder al patio posterior donde se encontraban las caballerizas y servir como lugar para extender las mangueras para su escurrido y secado. En el entresuelo de piso de madera estaban las habitaciones y estancias del servicio de bomberos, uso que también tendrían los locales ubicados en la planta alta. Originalmente, según el periódico cardenense El Progreso, el edificio poco después de inaugurado tenía: “... la forma de un castillo, con almenas en las plataformas que corren de oeste a este a los lados del segundo cuerpo y en la de este mismo, que es un cuadrado almenado. El piso se halla distribuido de la siguiente manera. A la izquierda del gran portón de entrada situado en el centro de la fachada que da a la calle de Vives se encuentra el cuarto de banderas, que la entusiasta oficialidad del batallón ha decorado y amueblado modesta pero convenientemente, no faltando allí nada que necesitar pueda el oficial de guardia, para su comodidad y solaz; ocupa parte de uno de los testeros del cuarto de banderas un precioso dosel rojo con el retrato del rey D. Alfonso XII (...) A la derecha del portalón se halla el cuarto de los sargentos, que ha de experimentar mejoras, entre ellas una, la separación por medio de un tabique de los números y las clases, y otra el decorado y moviliario (sic) de dicha habitación que a realizar se encuentran muy animados los sargentos del batallón según nos han manifestado. Armonizan graciosamente en la fachada de la calle de Vives los dos arcos de las puertas que conducen a las galerías de las bombas que van de oeste a este, dejando en el centro de estas el portalón de entrada y a sus lados los cuartos descritos. En la galería de la izquierda están depositadas tres bombas de mano loco móviles con sus útiles, y al final de dicha galería se eleva una torre de madera para secar las mangas, después de haber prestado sus importantes servicios. En la galería de la derecha se halla una magnífica bomba de vapor regalada al instituto por el comercio cardenense, poseyendo aquella su correspondiente carro de útiles. El resto de la planta baja está distribuido entre el calabozo, un patio espacioso, donde puede pasar revista el batallón, la sala de ensayos y otros anexos. (...) Una sólida escalera conduce al primer piso donde está de Sur a Norte la sala de armas y de Oeste a Este la habitación del Conserje. La misma escalera lleva al piso segundo; experimentando la sorpresa el que por ella sube de encontrarse a la puerta de la sala de conferencias, que a su derecha queda, el retrato al óleo del fundador del cuartel D. Manuel Sánchez Lamela, pendiente del muro sobre el arco de una de las ventanas de la fachada. (...) En este piso se encuentran las oficinas del Detall. Para acabar, la misma, la misma escalera conduce a una desahogada azotea, de que ya hemos hecho mención, donde está colocada la campana de alarma, y desde donde abarca la vista un precioso panorama (...)” . Más adelante, luego de asegurarse por el autor del artículo, que el Cuartel de Bomberos de Cárdenas era el mejor de la Isla en ese momento, se indica que: “El golpe de vista que presenta su fachada principal cumple con todas las prescripciones de la estética, el plano vertical del cuerpo interior coronado de almenas en sus elevadas puertas arqueadas y juego de ventanas, y como prolongación del mismo plano el del segundo cuerpo más reducido en su anchura, con ventanas a su vez ovaladas y de antepecho en el segundo piso, al paso que en el primero o entresuelo, son cuadradas, adornando este segundo cuerpo coronados de almenas; todo lo que llevamos descrito unido al alegórico escudo en que remata el edificio, custodiado por un león de bronce a cada lado, alzándose del centro del mismo un asta de bandera, donde a veces flamea gallardo nuestro histórico pabellón nacional; todo este conjunto armónico y bello habla muy alto en pro del laborioso arquitecto que lo concibió (...)” . 3.3 Caracterización tipológica de la obra. 3.3.1 Sistemas constructivos. El edificio es de cantería labrada y cubiertas de azoteas, de techos planos de vigas rollizas y tablas, presenta un diseño de dos niveles principales y un entresuelo. 3.3.1.2 Materiales de construcción y terminación. Para la erección de este edificio se utilizaron, fundamentalmente, los siguientes materiales: cantos; mortero tradicional conformado por cal y arena de río, principalmente; maderas y cristales de colores, losas para el pavimento, rasillas para las cubiertas de las azoteas, pintura exterior e interior, etc. 3.3.1.3 Grado de Protección y tipología constructiva. Por su gran importancia histórica y arquitectónica le fue otorgado el grado de protección I la Delegación Municipal de Monumentos. Este grado de protección protege al edificio de intervenciones y restauraciones no científicas y sobre toda, de alteraciones y/o adiciones en su estructura original. En la actualidad se trabaja en la elaboración de un expediente para proponer a la Comisión Nacional de Monumentos que se le confiera a este edificio la categoría de Monumento Nacional. La morfología del edificio, difícil de clasificar estilísticamente, hace suponer a los especialistas que por la fecha de su construcción (1872 - 1873), muy cercana al inicio de la insurrección armada mambisa del 1868, el inmueble definitivamente se estudió para que llegado el momento pudiera ser utilizado como plaza- fuerte de combate. Ayudado por su enorme altura, era suficiente para atisbar no solo el lugar donde se producía el incendio, sino cualquier otra situación anómala. Es extraordinaria su similitud con el Cuartel de Artillería de Valencia en España. 3.3.2 Evolución en el tiempo El edificio fue usado inicialmente para dar albergue a los bomberos locales que regresaron en 1873 de la Trocha Militar de Júcaro a Morón También, en 1890 se comenzaron a guardar en el Cuartel las dos potentes bombas de riego que el Ayuntamiento de Cárdenas, ayudado por el vecindario, había adquirido en este mismo año, a iniciativa del Alcalde Municipal Francisco Comas, para acometer la limpieza de las calles y plazas de la ciudad. El 15 de abril de 1896 el Ayuntamiento de Cárdenas, a petición de varios vecinos de la ciudad, cedió los altos del Cuartel a la Comandancia Militar Mayoría de Plazas de Cárdenas, la cual mantuvo sus oficinas en este lugar hasta el término de la Guerra de Independencia. El 17 de diciembre de 1898, al día siguiente de haberse producido su entrada victoriosa en la ciudad, quedan establecidos el Cuartel General y las oficinas del Estado Mayor de la Brigada Cárdenas en el Cuartel de Bomberos. Más tarde, entre 1907 y 1909, durante la segunda intervención norteamericana, se instalaron en sus locales tres de las aulas que funcionaban en la Escuela Pública que tenía su sede en el antiguo Cuartel de Infantería. En el mes de enero de 1907 el Ayuntamiento utilizó sus salones para almacenar varios libros, documentos y objetos pertenecientes al Museo y Biblioteca de Cárdenas Sesenta años después, en 1967, el Cuartel almacenó nuevamente valiosas piezas, libros y documentos del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, cuyo edificio propio fue clausurado este año por las autoridades locales por ofrecer peligro de derrumbe. En 1924, luego de someterlos a una remodelación interior capital, se instalaron en los locales del fondo del Cuartel, en donde radica actualmente el laboratorio de Bacteriología, siempre con la entrada por la calle Coronel Verdugo, la Casa de Socorros y el Botiquín Municipal, los cuales permanecieron en el local hasta poco después del triunfo de la Revolución. El 1 de septiembre, se instaló también al fondo de Cuartel, aunque provisionalmente, la Jefatura de Policía. Entre 1940 y 1942, el edificio del Cuartel fue reparado completamente y se uniformó al Cuerpo de Bomberos. El edificio continuó funcionando como Cuartel de Bomberos, hasta que fue construido en 1985 el nuevo inmueble que ocupa actualmente este Cuerpo. El edificio permaneció desde entonces semiabandonado y en ruinas, siendo utilizadas solamente algunas de sus áreas como instalaciones deportivas, para la práctica de las artes marciales, la gimnasia, el levantamiento de pesas y otras disciplinas similares, por la Dirección Municipal del INDER. A mediados del 2000, por decisión de la dirección del país, se comenzó la restauración capital del edificio por una brigada del Contingente Esteban Hernández, con objeto de dedicarlo a Museo a la Batalla de Ideas. A pesar de todos los diferentes usos que se le ha dado al edificio este mantiene su estructura original. En la remodelación del 2000 solo fue remplazada la carpintería y se renovó la cristalería, colocándose vidrios de colores: blanco, azul, rojo, imitando los colores de la bandera cubana. Además, fue renovada la pintura interior y exterior. 3.3.3 Condiciones del entorno. El edificio está ubicado en un sitio privilegiado del Centro Histórico Urbano de la Ciudad. Se halla cercano a los museos Oscar María de Rojas y Casa Natal de José Antonio Echeverría (ambos Monumentos Nacionales), y al museo Eclesiástico Nacional “Blanca Rosa Ojeda”, una de las primicias de Cárdenas. En su entorno también encontramos el parque José Antonio Echeverría (antigua Plaza de Espriu), segunda más importante de la Ciudad, en la que se encuentra la estatua del mártir que la nombra. También, en sus alrededores, podemos hallar la primera iglesia presbiteriana de Cuba, una bodega y edificios de servicios gastronómicos como el Café Espriu y el Bar-Café “Estudio 55”. Además, se encuentran en sus inmediaciones, el Laboratorio de Bacteriología, “El Patio de los Cangrejos”, la tienda del Museo a la Batalla de Ideas y la escuela primaria Marcelo Salado. 3.3.4. Inspección integral. Principales deterioros. 3.3.4.1. Elementos estructurales Debido a que el edificio fue restaurado en el año 2000 no presenta daños estructurales y solo se evidencia deterioro en las terminaciones. En los elementos estructurales, como los muros de carga, aparece con frecuencia la humedad, producto de que la Ciudad está por debajo del nivel del mar. Ello propicia que el agua suba por capilaridad a los muros y mantenga una humedad constante, provocando el desconche progresivo de las paredes. A ello se suma, la reacción química, según reportó en el 2002 el laboratorio del Ministerio de la Construcción de Cuba, provocada por la interacción del cemento Portland, utilizado en la restauración capital del 2000, con los materiales empleados en el siglo XIX en la construcción del Cuartel. 3.3.4.2 Elementos no estructurales En los elementos no estructurales aparecen deterioros visibles en la fachada y carpintería por la penetración de agua a través de puertas y ventanas, al producirse intensas lluvias, por carecer muchas de ellas de botaguas. Las puertas del taller de restauración y conservación del museo, las cuales dan acceso a dos pequeños patios interiores, presentan hongos y se hallan en franco proceso de deterioro. Encontramos también, el desconchado y las roturas de pisos interiores y exteriores así como, humedad en los falsos techos. 3.3.4.3 Sistemas técnicos En las investigaciones realizadas no se detectaron deterioro de los sistemas técnicos 3.4 Valoración del estado técnico – constructivo actual del inmueble. Consideramos que se puede evaluar de regular el estado técnico – constructivo actual del inmuebles, debido a que no se aprecian daños estructurales que amenacen la integridad física del edificio. Pequeñas, pero en algunos casos complejas operaciones de mantenimiento, pudieran solucionar a corto plazo los problemas que hemos reseñado en los acápites correspondientes. 4. Criterios acerca de los valores de la edificación y su proyección futura. Como ha quedado evidenciado en este trabajo el edificio del antiguo Cuartel de Bomberos de Cárdenas, inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, el 14 de julio de 2001, como Museo a la Batalla de Ideas, tiene un alto valor histórico y arquitectónico, lo cual de seguro le hará obtener sin dificultad la categoría de Monumento Nacional. No obstante se impone una reparación general del inmueble, el cual lleva ya más de 10 años explotándose como museo sin que haya recibido los beneficios de la misma.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA