domingo, 29 de septiembre de 2013

Para que vuelen seguros. La Red Latinoamericana para la Conservación de los Murciélagos declaró las cuevas de Ambrosio y Los Musulmanes, del Área Protegida Varahicacos, municipio de Cárdenas, como Sitio de Importancia para la Conservación de los Murciélagos.

Por: Hugo García digital@juventudrebelde.cu
VARADERO.— Los murciélagos, tanto en Cuba como en el mundo, han sido maltratados por la prensa y los argumentos de las películas. Siempre son denigrados y eso conlleva a que los humanos reaccionen negativamente contra esas especies, que son miradas como animales horripilantes, que causan enfermedades como la rabia, que muerden, que buscan entrar a las casas para morder y chupar sangre. Nada de eso es realidad, todo lo publicado es absurdo, precisa Joel Monzón, del Programa para la Conservación de los Murciélagos de Cuba (PCMCU) y miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC), quien defiende a esta especie por sus valores ecológicos. Uno de esos lugares privilegiados para su conservación, explica, es Varadero, donde existen valores naturales que permiten el desarrollo de programas de conservación y de turismo de naturaleza. El experto llamó la atención sobre el hecho de que es poco usual y contrastante que esta península, que posee 18 kilómetros de extensión de arena y playa, tenga en su interior un área boscosa, sobre una estructura cársica costera con morfoelementos bien definidos, donde varias cuevas sirven de refugio diurno a algunas especies de murciélagos. En esta región, argumenta, existen las cuevas de Ambrosio y Los Musulmanes, del Área Protegida denominada Varahicacos, que la Red Latinoamericana para la Conservación de los Murciélagos (REDLCOM) declaró como Sitio de Importancia para la Conservación de los Murciélagos. En este espacio, subrayó, se desarrollan proyectos para la investigación y la conservación de todos los valores naturales. Murciélagos protegidos A partir del año 2003, la administración del Área de Varahicacos se propuso conocer las especies de quirópteros que utilizan sus cuevas como refugio diurno y las que forrajean en sus bosques en busca de alimentos, por lo que se comenzó la realización de un inventario quiropterológico en las cuevas de Ambrosio y Los Musulmanes. «En esa ocasión se realizaron colectas con jamos entomológicos en el interior de las cuevas en los horarios de la mañana y, como objetivo central del proyecto, se decidió comenzar la tramitación para solicitarle a la Red Latinoamericana para la Conservación de los Murciélagos la declaración de la cueva de Ambrosio como Sitio de Importancia para la Conservación de los Murciélagos (SICOM), por el estado de conservación en que se encuentran las poblaciones de quirópteros, además de ser una cavidad visitada constantemente por turistas nacionales y extranjeros, los cuales reciben por parte de los intérpretes ambientales toda la información relacionada con la fauna quiropterológica que allí habita», especifica Joel. Posteriormente, en el año 2010, se reanudaron las acciones en las cuevas de Ambrosio y Los Musulmanes, lo que incluyó el monitoreo de estos escenarios mensualmente. Animales beneficiosos Los murciélagos son comedores de frutas y esto facilita que en sus tractos digestivos se encuentren las semillas de todas las especies botánicas que consumen. En la medida en que vuelan y excretan esas semillas se dispersan, y así, en los lugares en que no haya una reforestación estable, ellos logran establecerla. Las especies de murciélagos insectívoras consumen grandes cantidades de insectos altamente perjudiciales para la salud, como el mosquito. Un murciélago pequeño como el mariposa es capaz de consumir en una noche tres veces su peso corporal. Imaginemos un animal de dos gramos de peso que se coma seis de jejenes y mosquitos, es decir, estamos hablando de miles de insectos. «Tenemos que señalar que lejos de perjudicar la actividad humana, los murciélagos aportan muchos beneficios, a tal punto que muchos países que pertenecen a la REDLCOM realizan programas de preservación de esos mamíferos, y Cuba no es la excepción: tiene su programa de conservación de los murciélagos como una especie altamente ecológica, indicadora de la salud de los ecosistemas; así se tiene registrado por parte de las instituciones que tienen áreas protegidas, y le hemos llevado los conocimientos a los biólogos, investigadores, a los naturalistas, y miembros de sociedades que estudian la naturaleza», explica Joel. El Programa de Conservación de los Murciélagos en Cuba, en el área de la costa norte de Matanzas, se desarrolla en Varahicacos, la meseta de Carbonera (donde está la cueva de Santa Catalina), el área de Canímar, Bellamar y en el Valle del Yumurí, en el Abra de Figueroa. «Hemos obtenido mucha información en estas áreas y en un futuro trabajaremos en toda la costa norte. Ubicamos las regiones con trampas térmicas (cuevas de calor), que es donde más cantidad de murciélagos se albergan. En Santa Catalina, por ejemplo, existe un inventario de 12 especies de murciélagos, y se calcula que deben habitarla más de cinco millones de murciélagos». —¿Qué implica el certificado de la REDLCOM desde el punto de vista científico? —Nos exige continuar nuestras investigaciones con mayor rigor científico. A la REDLCOM se le presentó un expediente con la fundamentación de los estudios y la solicitud de declarar a este pequeño sitio como de importancia para la conservación de los murciélagos. «El expediente fue bien aceptado, y este año fue aprobada la propuesta al declarar la cueva Los Musulmanes y la de Ambrosio como el primer Sitio de Importancia para la Conservación de los Murciélagos en Cuba. El área protegida Varahicacos tiene dos cuevas significativas, porque están enclavadas en un sendero ecológico (gruta Las Cabras y Los Musulmanes), pero se incluye la cueva de Ambrosio; en estos espacios y salones se albergan especies sumamente importantes para mantener la ecología del lugar, como el murciélago orejudo, frutero, lengua larga, el gritón, y el carmelita». Estás especies usan cuevas de maternidad donde las hembras se refugian durante todo el proceso de gestación. Según los investigadores, con el Área de Varahicacos se piensa hacer una Feria del murciélago, que incluye llevar esos animales a la localidad más cercana y enseñarles a los pobladores su importancia etiológica. El trabajo se realizaría fundamentalmente con niños que transmitan a los adultos lo que aprendan. —¿Qué es lo que más te preocupa respecto a la conservación de estas especies? —Hay que tener especial cuidado con la contaminación sonora, porque ellos emplean un eco localizador que es capaz de captar los decibeles a largas distancias, y eso fisiológicamente acaba con ellos. Tampoco se deben fumigar los lugares cercanos a donde ellos habitan. Muchos son insectívoros, y si les matas su alimentación los destruyes. También los gatos silvestres son un problema, porque son los depredadores más peligrosos de los murciélagos. Por ello se toman todas las medidas para preservar ese patrimonio y el Área Protegida. Identidad Recientemente, como parte del estudio de la quiropterocenosis del Área Protegida Varahicacos, se comenzó el marcaje de las especies capturadas con el método del anillamiento y los collares. «Este es el inicio de un macroproyecto que abarcará toda la región norte de la provincia de Matanzas, donde se registra un gran número de cuevas con poblaciones de murciélagos», refiere Joel Monzón González. «Estos se trasladan en una jaula transportadora para la estación de colecta, donde se realiza la toma de datos, y la colocación del collar o el anillo a aquellos individuos que no estaban marcados», agrega Joel. Con este marcaje se han obtenido datos sobre el desplazamiento de los quirópteros en el área, y se ha conocido del uso que ellos hacen de determinadas cavidades o grutas con fines de maternidad. Este trabajo, con el que ya se han marcado más de 400 individuos, ha permitido ofrecer, durante las propias visitas a las cuevas de Ambrosio y Los Musulmanes, mayor cantidad de conocimientos sobre los murciélagos y fortalecer la educación ambiental alrededor de ellos.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Antiguamente los trenes.

Premio Historia del Ferrocarril, Museo del Ferrocarril La Habana, 2009. Aparece además, en el único número de Un fogonazo, revista digital de los escritores cardenenses. Por: MSC Lorena Martínez Faxas.
Azúcar, puerto y ferrocarril La indagación de lo ferroviario en la cultura local del siglo XIX, corrobora como en los años de mayor prosperidad de la economía regional, azúcar, puerto y ferrocarril conforman un trinomio indisoluble. Cárdenas es un don del ferrocarril, medio de transporte que la descubre, puebla y llena de esplendor. El ferrocarril, invento británico surgido y desarrollado en las tres primeras décadas del siglo XIX, llega a Cuba once años antes que a España. Es el segundo sistema ferroviario del país y séptimo a nivel internacional. El camino de hierro cubano es además, el primer ferrocarril colonial dedicado a la industria azucarera. Reporta sustanciosas ganancias, reduciendo al mínimo las pérdidas en productos y gastos de transporte, e incorpora nuevas regiones a la actividad económica. A sólo diez años y nueve meses de fundada, los acomodados vecinos cardenenses inician la construcción de sus caminos de hierro, inaugurados el 25 de mayo de 1840 entre Cárdenas y Contreras. Concluido este tramo se continúa el trabajo para la extensión de la línea principal y en diciembre del propio año, los trenes circulan hasta Bemba, en enero de 1844 queda concluido el ramal suroeste. De inmediato se planeó la extensión de las vías . La triada azúcar, ferrocarril, puerto es base del enriquecimiento decimonónico local ya que aprovecha al máximo la rapidez del ferrocarril, un eficiente sistema de almacenaje, la producción continua de azúcar basada en el trabajo esclavo y un puerto de poco calado pero con servicio eficiente.Ferrocarril y puerto permiten el contacto rápido de la jurisdicción y sus productos con el mercado internacional y, principalmente a los Estados Unidos de América. Cárdenas, punto importante de la economía colonial, por la variedad y calidad de sus producciones agrícolas y por lo fácil de su traslado es la meca colonial del ferrocarril, solo este pudo: “…hacer de una playa desierta, de una ensenada rodeada de incultos y áridos cayos un puerto y una población numerosa…” En las Actas… La primera referencia hallada en las Actas Capitulares con respecto al ferrocarril (segunda mitad de los años cuarenta), se relaciona con la concesión de una carrilera sobre el terreno local al trapiche La Esperanza, (1846). Noticias trascendentes no vuelven a encontrarse hasta el 31 de mayo de 1849, cuando se relacionan los problemas existentes con respecto al precio de los pasajes, bultos y equipajes entre las dos empresas ferrocarrileras del territorio: Empresa de Ferrocarriles de Cárdenas y la Empresa del Ferrocarril de Júcaro. En la reunión del Cabildo recogida en Acta el 15 de octubre de 1850, se analiza profundamente cómo el impuesto sobre las carretas y la composición de las calles ha disminuido grandemente producto de la “popularización” del ferrocarril. El transporte en carreta ha caído en crisis. Se hace necesario gravar a las instituciones ferroviarias, quienes se han hecho de prestigio, poder e influencia. Son cuantiosos los recursos alcanzados por ellos y constantemente se exigen permisos para la creación de nuevos ramales, fundamentalmente privados. Por ello deben pagar. (Acta Capitular del 15 de octubre de 1850). Durante el período comprendido entre 1852 y 1859 los pedidos de concesiones de carrileras que llegaran hasta los almacenes y trasladen exclusivamente las mercancías de cada cual son constantes. Los pasajeros de la localidad viajan constantemente por los caminos de hierro, los cuales acortan muchísimo las distancias a los asentamientos rurales. Al decir del historiador Herminio Portel Vila, en el quinquenio de 1845 a 1850, pasan por sus líneas alrededor de 190 mil pasajeros, con una ganancia limpia de alrededor de dos millones de pesos… El 31 de julio de 1851, los del Cabildo se refieren a la prolongación de las líneas del ferrocarril de Júcaro hasta Banagüises; el Acta Capitular del 20 de junio de 1853 da cuenta del informe realizado para el estudio de: “…la prolongación del camino de hierro de la Sabanilla y su entronque con el de Cárdenas, y se acordó convenía la línea proyectada por considerarse útil…” Siguiendo el curso a esta fiebre ferroviaria local, el 17 de noviembre de 1853, se certifica la reforma hecha a la calle de La Marina, con intervención de la Compañía de Ferrocarril y como la misma era la encargada de pagar: “…las indemnizaciones y que para ello que se reúnan accionistas y representantes de la Empresa de ferrocarril y un representante del Gobierno, procurando un acuerdo entre las partes…” Un año después, (15 de septiembre de 1854) se remite a la capital, el expediente realizado por la Empresa Ferrocarril del Júcaro sobre la prolongación del ramal proyectado hasta el punto nombrado El Guachinango, además de peticiones para nuevas carrileras como la presentada: “…por la Sociedad Safford y Cía para construir un chucho o carrilera para conducir desde la linea principal los frutos y efectos que se remitan a su almacén… Entre septiembre y octubre del mismo año (1854), se reúnen nuevamente autoridades, ferroviarios, almacenistas y comerciantes con respecto a las concesiones otorgadas y como las mismas traen perjuicios a la vecindad. Los vecinos cardenenses, y más en aquellas épocas primeras, siempre han sido gente arrestada y firme, protestan ante la Junta y la empresa por los problemas que ocasionan dichas carrileras. Durante los siguientes meses se mantiene la protesta, centrándose en las reformas referidas de la calle Marina. Dicha calle surge, por el interés administrativo de controlar el contrabando entre puerto y almacenes, aunque, en realidad, vecinos, almacenistas y guardias vinculados a la calle, pronto se habían sumado a este. Marina mantiene el mismo estado de desidia y descomposición de toda la zona del puerto con afectaciones al entorno, trasmisión de enfermedades y desbordada de carrileras, al igual que Pinillos y otras vías cercanas a la estación de trenes local. Ante la agudización del conflicto, la Junta (gobierno administrativo de la villa) asume que será deber de ambos organismos mejorar las vías: “…las correspondientes alcantarillas, no romper ni variar la estructura de la misma, reparar las calles y ubicar correctamente las carrileras para evitar al máximo el lodo y el agua acumulada; debiéndose ser tomada en cuenta la opinión del: “…Agrimensor de Obras Públicas … Solamente sería juzgado como válido el acuerdo de prolongar las líneas del tren por la población hasta el paradero de trenes, situado a 2 km. de la villa. El mismo documento advierte que no se debe faltar a dicho convenio, ni dejar de cumplir lo pactado. Ordena a la Empresa de Ferrocarriles de Cárdenas que: “… quitando la cerca que obstruye la calle quede expedito el tráfico público sin perjuicio de la cuestión pendiente con la calle de Pinillos …” En la misma Acta, aparece la instancia de Francisco Pell, almacenista de la localidad para establecer una nueva carrilera hasta su almacén, a la que se le da “conformidad” el 10 de noviembre de 1854; se autoriza la apertura del paradero de la calle de Pinillos, dentro del sistema vial urbano. . El 13 de febrero de 1856 se anuncian medidas para resolver la situación del precio del pasaje en tren para esclavos, cimarrones y emancipados en ambas empresas. Se establece una tarifa homogénea de precios para estos usos. El 21 de marzo de 1856, le es concedido a Juan O. Nahgtor permiso para verificar los estudios referentes a un proyecto ferroviario que llegase hasta el poblado de Sagua la Grande , como ejemplo de inversión de bien público, los dueños de los lugares deberían ser indemnizados por las operaciones efectuadas así como por los daños y perjuicios que se puedan causar… Refiere la misma Acta que, todos los vagos existentes en la villa (¡al parecer eran bastantes!) deberán ser remitidos al Correccional mandado a construir por el Señor Gobernador Capitán General en el departamento. Son trasladados por los caminos de hierro jurisdiccionales. Igual procedimiento debería seguirse con los negros cimarrones o apalencados capturados pertenecieran o no a la zona o que no fueran reclamados por sus amos. La eficacia ferroviaria de las carrileras privadas es tal que el 21 de julio de 1856, Pablo Pareral solicita permiso para establecer otra que llegara hasta el almacén que estaba construyendo en la calle de Spriu; lo que es aprobado teniendo en cuenta las condiciones que propone en cuanto a la responsabilidad ante terceros . Ese mismo día 16 de agosto, de manera conjunta, los paraderos del Júcaro y Cárdenas con los señores Ferrer- Mederos, solicitan permiso para otra carrilera. El primero de octubre se autoriza: “…ampliar la carrilera de hierro frente a la calle de La Marina y Garnica hasta llegar al último de los almacenes de esta calle …” El 24 de noviembre de 1856 se autoriza permiso de tránsito a un carretón: por la calle por la calle real destinado a la conducción de equipaje desde los paraderos ferroviarios … En las Actas Capitulares del año 1857, tienen lugar especial los descubrimientos técnicos que incorporan al ferrocarril y la industria azucarera así como la fusión de empresas pequeñas para conformar la estructura macroeconómica del territorio. Como dicho proceso afecta a las compañías del ferrocarril locales, estas deciden solucionar, a su manera, dicho asunto. Lo primero que realizan es fusionar ambas empresas de caminos de hierro. Su primer administrador fue conjunto fue Antonio de San Martín. Luego de la fusión ferroviaria, a la nueva empresa se le da permiso para: ¨…la continuación de la carrilera por la calle Pinillos y de esta a la calle Garnica y Sáez, siempre que se poner cruceros en todas las prolongaciones de las carrileras …”. El 30 de enero le es concedido a Don Rafael Luis Sánchez y a Don Cosme de la Torriente el permiso para iniciar los estudios de un ferrocarril central que, partiendo de La Isabel, llevará al camino de hierro cardenense, hasta entroncar con Cienfuegos y Matanzas. A principios de 1857, Don Juan Vidal solicita a la Junta permiso para la construcción de una carrilera que parta desde su almacén del muelle, atraviese la calle Pinillos entrando en el depósito de maderas que tiene allí. Una semana después Jiménez y compañía requiere de una carrilera que vaya provisional al costado de su almacén en la calle Vives. El 28 de febrero del mismo año, se les concede provisionalmente el permiso, sin perjuicio de terceros: “…aplaudiendo el celo de estos señores por el bien público …”. Las calles cada vez están en peor estado. Al respecto manifiesta Don Carlos Acosta, que el estado de Pinillos es tan calamitoso: “…que requiere es de una fuerte composición…”. . Convencidos de que nadie asumiría los gastos del mal olor, el lodo y las enfermedades, los vecinos y autoridades refieren la necesidad de asumir judicialmente el exceso de rieles como principal causante de los problemas de salubridad de la zona,. Solicitan obligar judicialmente a los implicados a reparar las carrileras y las calles: … elevarlas a la altura suficiente para que las aguas no se depositen y reaviven el mal olor, la enfermedad y otras… hay que tocar a fondo por desgracia y es necesario impedir su progreso ... El 6 de julio de ese mismo año, Don Tomás Fernández de Cossío, director de la Fábrica de Alumbrado Público y del Gas solicita una carrilera propia que vaya desde su compañía hasta llegar al mar, para trasladar equipos de extraordinario peso y muy delicados, muy difíciles transportar de otra manera. Durante todo el año se mantienen proyectos de extensión de nuevas carrileras y paraderos, aprobados o no por la Junta, de acuerdo a sus intereses. El acta del 30 de noviembre de 1857 refleja certeramente la guerra comercial existente entre comerciantes y los empresarios del ferrocarril, cuando la administración de los caminos de hierro envía un texto aclarando su posición ante las reparaciones y como ellos: “…no se proponen reparar ni mantener los carriles del servicio interno de la población de Cárdenas, por más tiempo del necesario para que el servicio local establesca una tarifa oficial para ofrecer este servicio (…) exponiendo así lo que le conviene a sus derechos…” Es tanto el revuelo que la última carrilera entregada en concesión pública (1857), son dadas a los señores Falcón, Carreras y Cía, a Eduardo Cruzat y Monzón y la solicitada por la compañía de Diez el 11 de enero de 1858. En las Actas se informa que, a partir del 14 de junio de 1858, todos los pequeños poblados rurales podrían tener sus propias locomotoras, siempre que tuviesen talleres para repararlas y atenderlas. Se diversifica aún más el diapasón de los transportistas. El 26 de junio de 1858 se presenta un ambicioso proyecto para unir la costa norte con la sur, proyecto que aunque conceptuado como de gran utilidad pública, queda archivado ¨ para su posterior estudio ¨. En la misma acta se solicita nuevamente de la empresa de caminos de hierro la reparación de las líneas urbanas, gestión en la cual no se llega a ningún acuerdo ante el empecinamiento de las partes. Diez días más tarde, (el 16 de julio), José Pirario, José Quintilla y Antonio Benítez proyectan otro ferrocarril que saldría desde los almacenes de Pell, hasta el ingenio La Esperanza del primero de ellos, pedido leído el 10 de agosto de 1858, cuando ya se había empezado a construir dicho camino. En septiembre de 1858 las actas informan que la empresa de ferrocarriles propone un convenio, considerado por ellos como de utilidad pública y conciliatoria, en el cual se comprometen a reparar los problemas mayores existentes y crear un reglamento y tarifas para el cobro del monto de este trabajo a posteriori. Se utilizaría la calle Pinillos para la transportación a almacenes pequeños y Marina para otras transacciones, solución que, en vez de aliviar, fomenta aún más el caos organizativo del transporte interno de la ciudad, favoreciendo el contrabando y la fuga de los impuestos. El comercio minorista llega hasta la estación de trenes a través de la propuesta de Julián de Villapeña quien solicita permiso para construir tres casetas en el área de los ferrocarriles para la venta de frutas y alimentos. En octubre cinco del mismo año, se propone construir nuevas vías hacia la zona de Bemba, solicitan llevar los caminos de hierro hasta La Macagua: ¨…conbeniencia y utilidad partiendo de la esperiensia que se tiene sobre este y lo necesario que son los ferrocarriles en la isla …¨ Durante el año 1859 desaparecen las referencias alrededor de los trenes. No es hasta el 20 de marzo de 1860, que vuelve el tema a relucir. A partir de este año la letra de las actas es en su mayoría ilegible, solo se logran leer fragmentos de asientos donde la frase ¨ caminos de hierro ¨ y carrilera están presentes, pero imposible de estructurar con ellas un pensamiento lógico. Tren y actas en el año de Colón El año 1862 corresponde al cuarto y último de los tomos de Actas Capitulares revisados y en él los caminos de hierro alcanzan un buen número de asientos, de los que fuera posible leer por el mal estado de los preciados tonos. El primero de ellos que se lee se refiere el cierre de caminos de tierra en los terrenos del ingenio Meteoro para hacerle espacio a las líneas del ferrocarril, durante el primer mes de dicho año (1862). El 17 de enero de 1862, se informa del terrapleneo de Pinillos hasta la calle Concha, en toda su extensión: ¨…Pinillos es la calle principal de la población, que sirve de entrada a los pasajeros que vienen por los caminos de hierro o por el mar…¨ Un mes después (14 de febrero), la Administración de la Empresa de Ferrocarriles de Cárdenas y Júcaro informa que en el mes actual ha empezado a acarrear la piedra y a regarla en la zona alrededor del parque de frente a la Iglesia principal para que sea arreglada dicha calle, lo que continuar haciendo durante ese semestre del año. El 13 de junio las carrileras de la empresa ferroviaria en Pinillos y La Marina tienen obstruidos el camino natural de las aguas llovedizas y están, dañando almacenes, expidiendo miasmas insalubres. Se hace necesario levantar dichas carrileras, para hacer alcantarillas que debieron ser proyectadas al crearse los nuevos carriles. Hay protestas de los ferroviarios porque los comerciantes no han cumplido con su parte para la celebración de los festejos de diciembre. Dicha situación se extiende durante los meses de julio, agosto y septiembre. No es hasta octubre, a la partida desde Nueva York de la estatua de Colón, que se inician seriamente la reparación de las calles alrededor de la zona donde se izaría la estatua, en la cual cada uno de los afectados resuelven diferencias y logran cierta mejoría para la zona de la plaza. Otro hecho que no puede dejar de ser señalado es la salida para un recorrido campestre, desde la estación local de Pezuela, de Domingo Verdugo y su esposa Gertrudis Gómez de Avellaneda, a finales de noviembre a un viaje al campo como parte de las actividades que anteceden al develamiento de la estatua de Cristóbal Colón. La búsqueda queda detenida aquí, en uno de los momentos de mayor esplendor cardenense, la cual posteriormente seguirá, como parte del interés de demostrar como las Actas Capitulares de esta ciudad de cangrejos y trenes, son una eficaz vía de conocimiento de cuanto hizo el camino de hierro por ella, dádiva del desarrollo moderno decimonónico y factor determinante en su desarrollo. BIBLIOGRAFÍA 1.- Fuentes Bibliográficas: ÁLVAREZ BLANCO, ERNESTO: Oscar María de Rojas Editorial Matanzas, 1999. BUENO CASTÁN, ROBERTO: Apuntes para una Historia de Cárdenas. Imprenta de Divulgación Cultura Provincial. Matanzas, 1981. ________________________. Los Tres Ferrocarriles De Cárdenas. Premio Nacional Museo del Ferrocarril Ciudad de La Habana 2001 (Inédito) GUERRA, RAMIRO. Azúcar y población en las Antillas. Editorial Ciencias Sociales, Ciudad de La Habana, 1980. HELLBERG, CARLOS. Historia Estadística de Cárdenas. 1893. Edición del Comité Pro-Calles de Cárdenas, 1957. PORTELL VILÁ, HERMINIO. Historia de Cárdenas. Talleres gráficos Cuba Intelectual. La Habana, 1929. _____________________ La decadencia de Cárdenas. Imprenta El siglo XX La Habana, 1929. SERRANO, VIOLETA. Crónicas del primer ferrocarril de Cuba. Imprenta Federico Engels, La Habana, 1973. ZANETI, OSCAR Y GARCÍA ALEJANDRO. Caminos para el Azúcar. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1987. 2.- Fuentes Documentales. Actas Capitulares de Cárdenas “Los medios de comunicación en Cuba a mediados del siglo XIX. “ Por Isabel García Montó. Artículo en Revista Complutense de la Universidad Complutense de Madrid. 3.- Fuentes Digitales Página Web Cárdenas. Documentos digitalizados de Ernesto Álvarez Blanco, Museologo e Historiador. Documentos digitalizados del Archivo Histórico Municipal Cárdenas Mus. Ernesto Álvarez Blanco,Lic. Lázaro Miranda Chirino, Lic. Ada Ramos, Lic. Maribel Ardides, Lic. Caridad Ramírez y Lic. Belkis Castro entre otros especialistas. Documentos digitalizados sobre Historia del transporte en Cuba y de la historia del Ferrocarril pertenecientes al Museo del Ferrocarril. Cronología Histórica del municipio de Cárdenas (3200 ANE / 1973) Colectivo de autores referidos anteriormente.

PRESERVAR EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO.

Por: Germán Lenzano Paneque y Amalia Canes Nápoles "No es lo mismo el patrimonio de Sagua la Grande que el de Cárdenas, el de La Habana que el de Pinar del Río... No es que sean diferentes para más o para menos, sino que son diferentes porque son singulares dentro de una belleza verdaderamente excepcional". Dr. Eusebio Leal Splenger. Historiador de la Ciudad de La Habana.
Decir en Cuba Eusebio Leal, Historiador de la ciudad de La Habana, es redundar por antonomasia, porque todos sabemos y reconocemos la labor que tan brillantemente realiza este destacado intelectual, no solo al frente del a Oficina del Historiador, sino también como presidente de la Comisión Nacional de Monumentos. Periodista: ¿Existe en Cuba un programa de restauración del patrimonio arquitectónico? Eusebio Leal: Creo que sí, y la prueba más elocuente es que laUNESCO y los organismos internacionales no premian solo buenas intenciones, sino resultados de investigaciones, del trabajo. Cuba tiene nueve sitios declarados Patrimonio mundial; a escala latinoamericana eso es sorprendente. Estos nueve sitios están compartidos entre ciudades asociadas siempre a un conjunto monumental como es el caso de Trinidad y el Valle de los Ingenios, La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones, o edificios per se como el Morro de Santiago de Cuba, o los Parques Nacionales "Alejandro de Humboldt" y "Desembarco del Granma", por citar algunos. Hoy existe en el país no solo una voluntad de restauración y un resultado, sino también una escuela. En este sentido, el haber conjugado la tarea social y los proyectos de restauración como proyectos de desarrollo a escala local tiene una trascendencia a nivel mundial. Es lo que distingue a Cuba y se inserta dentro de la filosofía de la Nación y de la Revolución. El patrimonio ¿pero para quién? Por eso el centro histórico habanero ha sido reconocido mundialmente y existen otros proyectos en Cuba que comienzan a gozar de un prestigio similar y a veces superior. Una de las especificidades de nuestras acciones en el país tiene que ver con la batalla por la naturaleza que es tan importante. El patrimonio edificado está erigido moralmente sobre un patrimonio natural. Esa batalla por la naturaleza ha permitido además el surgimiento de distintas organizaciones no gubernamentales y fundaciones como el caso de la "Antonio Núñez Jiménez"; la Pro-Naturaleza, donde desempeñaron un papel decisivo la Dra. María Elena Ibarra y el Dr. Jorge Ramón Cuevas; la Sociedad Civil "Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente". Se trata de una toma de conciencia, lo que no significa que estemos satisfechos. Todavía debemos batallar porque no todos poseen esa gnosis naturalista, y dicen que sí con la cabeza pero no con el corazón. La respuesta concreta es que sí existe hoy en día, más que nunca antes, una conciencia de la restauración. Hay programas de televisión, publicaciones como la propia revista de la construcción, trabajos de la memoria como, por ejemplo, la puesta en valor de los fondos iconográficos del Ministerio de la Construcción a partir de la publicación del hermoso libro que realizó nuestro amigo Juan de las Cuevas Toraya; algo muy meritorio1. Igualmente Juan realizó un gran esfuerzo y puso en manos de nosotros y en las del mundo una visión de la Cuba construida en distintos tiempos 2. Hizo un elogio de los hombres de la construcción, de los arquitectos, de los ingenieros, de los trabajadores, de los maestros de obra, de los que han hecho posible un legado patrimonial que hace que, desde Mantua hasta Maisí, la arquitectura cubana sea una, pero siempre diversa. No es lo mismo el patrimonio de Sagua la Grande que el de Cárdenas, el de La Habana que el de Pinar del Río... No es que sean diferentes para más o para menos, sino que son diferentes porque son singulares dentro de una belleza verdaderamente excepcional. Usted va a lugares donde encuentra aleros de tornapunta que no los tenemos en La Habana, hay que buscarlos en Camagüey. Si te interesa por una arquitectura imaginativa, tiene que ir a ver los palacios pinareños que constituyen los monumentos más preciosos que uno pueda figurarse. Hay toda una arquitectura específica, de las iglesias, los templos masónicos, los evangélicos... Todo eso enriquece extraordinariamente un patrimonio múltiple, diverso, no voy a decir heterogéneo, pero sí tan singular y plural como lo es el pueblo cubano. Periodista: Usted ha señalado que la experiencia cubana en cuanto a restauración trasciende las fronteras del país, sobre todo La Habana Vieja. Eusebio Leal: Nuestro centro histórico ha recibido todos los premios de prestigio mundial que se pueden conceder: la Medalla de la Diversidad Cultural de la UNESCO, el premio "Reina Sofía" de restauración, para un proyecto que tiene un índice puesto sobre el tema comunitario; ha alcanzado reconocimientos de naciones y organizaciones por la paz, de organizaciones por la concordia ciudadana. Tenemos un salón donde colocamos con amor esos diplomas y reconocimientos. Preservar la memoria, la material y la intangible Pero el reconocimiento mayor de todos es el que nos concede el pueblo cubano, porque se da cuenta de que la Nación puso su empeño en momentos muy difíciles con el fin de salvar el patrimonio nacional sin venderlo. Y lo que hemos restaurado, de Cuba es. Esa fue la idea, la concepción de Fidel plasmada en el Decreto-Ley número 143 sobre la conservación del patrimonio que él ayudó a redactar y firmó en 1994. Hace 15 años trabajamos con ese otro esquema definido por el líder de la Revolución. Así lo expresó en el Congreso de la UNEAC: "El peligro mayor está en la pérdida de la cultura y de los bienes del patrimonio cultural y son precisamente estos los primeros que hay que salvar". Mucho antes del triunfo revolucionario estuvo la obra de los precursores, de quienes se preocuparon por preservar la memoria material y la intangible: Fernando Ortiz, Lidia Cabrera, Emilio Roig, Oscar María de Rojas, Emilio Bacardí, Elvira Cape, por citar algunos nombres. Ellos fundaron bibliotecas y museos, cuidaron colecciones, llevaron adelante proyectos increíbles como el de Luis Montané para fomentar un museo que hoy lleva su nombre, el Museo Arqueológico; trabajaron la arqueología precolombina, concibieron la Sociedad Espeleológica, fundaron la Sociedad Económica de Amigos del País, la Sociedad Pro-Arte Musical y la Sociedad Nuestro Tiempo. Fue la defensa de un patrimonio espiritual y de la creación propia, no de élites, sino de vanguardias intelectuales que fueron tan útiles a la historia posterior. Cómo hablar de Harold Gramatges, de María Teresa Linares, de Marta Arjona, Argeliers León y de todas esas personalidades, si no somos capaces de sentir que se formaron en aquel tiempo. Con la Revolución abriendo todos los cauces y caudales y ofreciendo oportunidades a todos los talentos, surgió ese movimiento cultural para el cual el patrimonio es un aspecto muy importante. Primero fue el reconocimiento para Trinidad y el Valle de los Ingenios (estamos hablando de tres patrimonios: una ciudad, un valle y un conjunto de monumentos del período industrial), luego fue para La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones. En el Índice de la UNESCO, La Habana Vieja está ocupando el número 27 del reconocimiento mundial entre casi mil sitios del Patrimonio universal. Hoy, ante la crisis ecológica, ante la crisis del patrimonio natural de la Humanidad y el cambio climático, hay que pensar si lo que debemos declarar patrimonio mundial es absolutamente todo. Cuando en Cuba se dictaron las leyes de Monumentos Nacionales para las siete villas fundacionales y después se reconoció a La Habana y Trinidad, se estaba anticipando una distinción verdaderamente importantísima. Y subrayo el hecho de que no se premia una intención, se premia un expediente fundamentado en el trabajo. Cuando Fidel firmó el Decreto-Ley 143 en 1994, mis colaboradores y yo, que éramos un puñado, estábamos trabajando desde 1967. Emilio Roig había muerto en 1964. Nosotros comenzamos la obra de los Capitanes Generales y 11 años después salimos a la calle, a la Plaza de Armas y al Templete, y noten por dónde andamos ahora. Queda mucho por hacer en este momento. Piensen que esta ciudad, toda ella monumental, está herida de muerte en El Cerro, en Centro Habana..., en muy diversos puntos donde permanece su patrimonio. Aun en La Habana Vieja hay espacios donde no hemos podido llegar porque esto, no lo olvidemos, cuesta mucho dinero. Al margen del entusiasmo, de la alegría, de la voluntad, de la fuerza y la tenacidad, se requieren recursos. Esos recursos se llaman madera, cemento blanco, cerámicas... A principios de la década del 90 del pasado siglo, pensamos que solo debíamos plantearnos investigación y arqueología porque era lo que podíamos hacer en los albores del período especial. Sin embargo, saliendo por el ojo de una aguja se logró en esa etapa, a partir del Decreto-Ley 143, avanzar mucho más que nunca. Periodista: De tiempo más reciente es el reconocimiento a Cienfuegos. Eusebio Leal: Para mí Cienfuegos es un motivo de gran satisfacción y tiene un mérito tremendo debido a la estimación que siente la comunidad por su patrimonio. Una cosa es el esfuerzo del Gobierno, de las instituciones culturales, y otra cosa es que la comunidad asuma y cuide lo que debe defender; eso para mí es fundamental, que es lo que en ocasiones adolece La Habana. Periodista: Aquí en La Habana, ¿falta educación en el cuidado patrimonial? Eusebio Leal: Hay que ser muy cuidadoso porque uno no puede situarse nunca en aquello de que "nosotros somos cultos y el pueblo es analfabeto". El problema es otro. Siempre me refiero a la comunidad y a cómo tiene que asumir su papel. El Vedado, por ejemplo, está en un estado precario porque hay calles completas deformadas brutalmente por una nueva arquitectura remedial que está surgiendo; son jaulones todos iguales, con cerca peerles, techo de hojalata, lo que se tenga a mano, para poner a salvo un automóvil, por ejemplo. Al lado, puede aparecer el neo-barroco de la decadencia, las mismas botellas de concreto fundidas para colocarlas en pretiles inventados, escaleras por fuera de las fachadas... El Vedado constituye hoy no el refugio de clases privilegiadas, es una heredad sobre la cual han llamado la atención expertos mundiales. Se llegó a afirmar que era un candidato a desaparecer, como le ha sucedido prácticamente a San Ángel en México, a barrios parecidos en Montevideo, en Santiago de Chile… El Vedado es el testimonio de un período de la arquitectura que hay que preservar. Cienfuegos no es más que El Vedado, pero a escala de ciudad toda. Entonces Ud. llega a Cienfuegos y se encuentra una ciudad limpia, las personas cuidadas, nadie sin camisa o en paños menores en la calle; hay una altivez, un orgullo por el espacio donde se vive. Se trata de pobladores apegados a su tradición patriótica, nacional, arquitectónica, a la ciudad bella e histórica. Periodista: Sin embargo, aquí en La Habana se han emprendido acciones para educar a la población en la necesidad de preservar el patrimonio. Eusebio Leal: Pero todavía falta mucho. El ejemplo más claro de esto es la línea del Malecón. Es la pelea más rabiosa que se está llevando a cabo por salvar un patrimonio habitado, pero el problema está en que si no hay cooperación, movilización, acciones concretas –no pongo tendederas en los balcones, no claveteo la columna recién restaurada que ha costado tanto, no saco una antena de televisión y la coloco en un palo de escoba en el balcón–, si la prosperidad pasa por nuestra puerta y nosotros no nos vamos con ella, nos quedaremos eternamente en la pobreza. Hace falta que se incorpore la comunidad, sobre todo la que recibe, que es la que tiene que luchar y decir: "No, vamos ahora nosotros, que hemos recibido un beneficio", porque ahí no hay fachada; ahí todo lo que se hace es por dentro y por fuera. El día que se haga en el centro histórico solo la fachada del edificio, habré fracasado totalmente en mi idea, porque habré cedido ante la imagen y no llegaría al fondo del tema. En La Habana Vieja, a veces, unos pocos sienten la tentación de la fachada, y me opongo totalmente. En la Plaza Vieja hemos demorado veintitantos años, pero estamos trabajando ya en su último edificio que ha costado sangre, sudor y lágrima. Detrás de esa Plaza Vieja hay cientos de viviendas. Si Uds. van ahora mismo a la manzana que llamamos 141 –donde se ubica la farmacia La Reunión, otrora propiedad del Dr. Sarrá–, verán que allí estamos terminado en este momento 27 apartamentos en edificios antiguos, un centro para los enfermos de Alzheimer, un antiguo monasterio, una fábrica de medicamentos naturales... El ser humano es el portador del patrimonio Había un señor que vivía con su familia dentro del monumento a Máximo Gómez, en la avenida del Puerto, en un apartamentico hecho allá dentro, no me pregunten cómo. Entonces la restauración ha enfrentado todo esto. Pero hace mucho tiempo me di cuenta de que la búsqueda del equilibrio entre el desarrollo comunitario y la restauración patrimonial es como el diálogo entre lo material y lo intangible, entre lo real y lo imaginado, y opté por proponer esa simbiosis. A mis colaboradores les digo: esto es lo que nos diferencia de los congresos internacionales a los que asistimos, donde todo el mundo va a hablar de proyectos maravillosos pero nadie toca nada más que muy singularmente, muy colateralmente, muy accidentalmente, el tema humano. Para nosotros, en nuestras circunstancias ese es el centro, porque el ser humano es el portador del patrimonio, de la memoria, y por ende debe ser su principal beneficiario. Periodista: Cuando inicialmente fue concebido y estructurado el Programa Integral de Restauración, ¿se tomó como referencia alguno de su tipo en el mundo? Eusebio Leal: Se estudió todo, en todas partes del mundo y en América Latina. Nos ilustramos sobre errores cometidos en centros patrimoniales que fueron deshabitados, se evaluaron preocupaciones de alcaldes y comunidades en centros históricos en los cuales el turismo masivo perpetró un daño irreversible, como Venecia, Ravenna y Florencia en Italia, Toledo en España, la antigua Guatemala en nuestro continente, ciudades históricas que sufrieron un gran embate y pagaron las consecuencias porque después es muy difícil rectificar ese tipo de errores. Por ello tratamos de no repetirlos. Nadie nunca pudo decirme qué era primero: si el huevo o la gallina, el agua o el coco; entonces, ¿cómo resolver este dilema? Para eso fundamos un Plan Maestro que realizó dos censos integrales en 13 años, interesados en conocer cómo pensaban los pobladores. Llegamos a la conclusión de que, efectivamente, tenía que quedar habitado el centro, pero no tanto. ¿Cómo puede resistir un edificio en la Plaza Vieja con 67 núcleos familiares?, ¿cuántos deben volver? De acuerdo con el estudio, deben ser ocho núcleos, partiendo de que son mixtos, en los que hay desde un matrimonio de personas mayores hasta matrimonios en progresión, o naciendo una familia nueva, con un cálculo de 25 ó 30 años para una confortabilidad dentro de una casa en la cual hemos hecho una obra de restauración. Pero tuvimos que sacar ciento y tantas personas para restaurar un solo edificio sin haberlo tocado. O sea, si en un poco más de 2 km2 habitan setenta y tantas mil personas, no cabe la menor duda de que la densidad hay que disminuirla. Ahora, ¿cómo hacer eso? Hay que estudiar, analizar, preguntar... Es lógico que nunca vamos a encontrar unanimidad, por lo cual es necesario alcanzar un consenso comunitario. Eso lo experimenté recientemente en la calle O’Reilly durante un debate que hubo con una serie de familias, con las que llegamos a un acuerdo. Sobre la base de ese entendimiento hemos trabajado. Periodista: ¿Cuáles son las particularidades del Programa de Restauración de La Habana Vieja? Eusebio Leal: Hay que estudiar y utilizar mucho el lema de Fernando Ortiz: "Ciencia, conciencia y paciencia". Mi tarea es buscar consensos y no dejar incógnitas ni nada sin respuestas. Nosotros tocamos el tema de la vivienda en la medida en que la restauración lo requiere. Hay lugares que están derrumbados, deshabitados, o que fueron siempre monumentos por restaurar, pero hay otros que son edificios con valores patrimoniales pero que fueron, son y tienen que seguir siendo casas de familias. Ahí es donde se manifiesta la verdadera complejidad del tema. Periodista: Dentro de todo este movimiento de restauración, conservación, mantenimiento, debe existir un fuerte componente de capacitación de los trabajadores debido a las particularidades de estas edificaciones. ¿Cuántas escuelas talleres tienen? Eusebio Leal: Son cuatro escuelas talleres: una que es de herrería y fundición, otra de cantería y el resto de carpintería, vidrio, yeso... Además está el colegio universitario San Jerónimo para quienes egresan de estas escuelas talleres y de la universidad, porque allí no se forma en ninguna de las profesiones nuestras. En el nivel superior nos preparamos en las ciencias sociales, pero ellas no cubren el espectro de todo lo que hacemos; ellas nos ofrecen una guía para la acción, pero aquí hemos tenido que desarrollar una teoría con errores y equivocaciones y al mismo tiempo rectificando a cada paso porque todo supone un cambio y los conocimientos envejecen. También vienen muchachos que han empezado a estudiar aquí y terminan en el Instituto Superior de Arte, en la carrera de restauración. Ya van siendo menos los empíricos; sin embargo, a cada momento nos sorprende uno que nació con esa vocación y viene y hay que ofrecerle la oportunidad, abrirle el camino. La verdadera escuela es la obra La tarea formativa es continua, porque el trabajo de restauración es completamente distinto al de construir o al de rehabilitar. Algunos vicios se han adquirido, facilismos... por ejemplo, el uso del cemento está descartado aquí, sin embargo si hay que usar cemento tiene que ser el blanco, no el gris, porque es menos agresivo; las arenas que manejamos tenemos que llevarlas al laboratorio para ver sus componentes salinos, empleamos ladrillos y no bloques. La construcción perdió mucho a lo largo del tiempo. Recientemente en el periódico Granmasalió un artículo que ponía como ejemplo el trabajo de restauración del centro histórico habanero, porque aquí los albañiles usan plomada, nivel, regla, y tienen que obedecer a un maestro de obras, esto es muy importante, desde la Edad Media y aun desde Egipto la verdadera escuela es la obra. Periodista: ¿Cuáles han sido las limitantes, dificultades, contradicciones con las que se ha encontrado el proceso? Eusebio Leal: Voy a empezar por las contradicciones. Estas son las diversas opiniones que existían sobre cómo acometer los trabajos de restauración, antes del 5 de mayo de 1981. Existía una amplia diversidad de criterios, opiniones muy signadas también por personalismos, de los cuales, en algún momento, todos hemos adolecido. Pienso que el momento actual es de madurez, de renuncia a toda batalla personalista, porque aunque las obras tienen un liderazgo, lo cierto es que ese liderazgo sería inútil si no existieran líderes comunitarios y profesionales que unidos, buscaran un consenso para poner paz entre las instituciones que trabajan en esa dirección. Yo mismo me siento avergonzado no solamente por lo poco que hice sino también por lo que me va a quedar pendiente, y lo más interesante es que siempre he tenido la conciencia de que no nos van a pedir cuentas por lo que nos criticaron sino por lo que no hicimos. Ese es el primer problema. El segundo es puramente de conciencia social y política. Sin una voluntad política no se puede hacer nada, pero esta no se expresa solamente en las leyes. Acabamos de aprobar la nueva Ley de Monumentos, existe una Ley de Archivos, una Ley de Patrimonio... muy avanzadas, pero hace falta que esas leyes y esa voluntad política, que expresan el interés del Estado, se conviertan también en un deber de la ciudadanía, porque de lo contrario no es posible. Se habla mucho de la naturaleza, pero hay aquí contaminaciones y violencias contra la naturaleza por parte de personas e instituciones que tienen que ser corregidas a base de una conciencia desarrollada desde la escuela y a base de una crítica equilibrada, constructiva, batalladora y tenaz que llame la atención sobre las barbaridades para que no se repitan: talas de árboles, podas indiscriminadas, playas sucias, latas lanzadas desde un automóvil en marcha... Todo eso expresa debilidades en la conciencia común. Los países con más patrimonio son, a veces, los más pobres El tercer problema es económico. Los países que cuentan con más tesoros del patrimonio son, a veces, los más pobres. ¿Cómo lograr utilidades? Nosotros hemos tratado de alcanzar –a partir del esquema que Fidel trazó al diseñar el Dectreto-Ley 143– sostenibilidad en el tiempo. La Oficina del Historiador es sostenible, recuperamos las utilidades del disfrute turístico y del impuesto con que se graba toda actividad pública o privada en esta zona, pero eso no es suficiente. Tenemos, pues, una organización de búsqueda de proyectos para La Habana Vieja que toca a la puerta de los organismos internacionales, de personas, de organizaciones no gubernamentales. Este año, por ejemplo, obtuvimos casi cuatro millones por esa vía. Nosotros ponemos seis veces más. Pero esta búsqueda es un ejercicio muy importante de persuasión y a mí me gusta mucho persuadir y triunfar a punto de partida de una batalla intelectual. Entonces hay personas e instituciones que han aceptado ayudarnos. Generalmente en esos casos casi nunca pedimos dinero, lo hacemos para cosas muy específicas; por ejemplo, para dotar el centro para los enfermos de Alzheimer que estamos construyendo, para fundar un asilo de ancianos, para abrir una casa infantil o para sostener el Convento de Belén con su enorme obra social; para eso pedimos y la gente gustosa da. Internacionalmente se llama "la fatiga de los donantes" por una multitud de reclamos en distinto lugares del mundo. Hay dramas de pobrezas que te inhiben de pedir a veces por temor a que te digan: "Por qué ustedes, que tienen este plan tan bonito, están pidiendo, si en Haití a lo mejor no va a quedar ni la famosa catedral donde está el árbol de la vida, en el que aparece toda la historia de la creación del mundo vista por los pintores haitianos de los años 30 y 40 que es un patrimonio mundial". Entonces me doy cuenta de que hay que pedir porque es importante lograr que cuando uno pida le den, pero también hay que luchar para que lo que hagamos, nos cueste; es lo que más se aprecia, lo que nos cuesta. Periodista: ¿La crisis mundial ha repercutido significativamente en el proceso de restauración? Eusebio Leal: Sí repercute, porque el turismo es la base de la maquinaria económica que mueve el centro histórico de La Habana. Turistas hay, pero gastan menos; y no podemos poner a 40 centavos los hoteles de La Habana Vieja, porque preferimos cerrarlos. Tenemos que resistirnos a vulgarizar lo que hemos logrado. Cuando un proyecto cualquiera de desarrollo prescinde de la cultura –no hablo de la cultura como solo la del goce pasivo y el disfrute de la música, del arte, de la confrontación de lo bello, sino también como la del comportamiento, la actitud ante la vida, las relaciones humanas–, ese proyecto está condenado al fracaso. Hoy nos visitan más turistas, pero gastan menos. Eso nos obliga a trazar otras estrategias, primero porque todo el que viene a Cuba quiere venir a La Habana misteriosa, maravillosa, decadente, satanizada, idealizada, capital de la Revolución, y quiere llegar a La Habana Vieja. Y si viene nuestro deber es que entre y que no salga, o que permanezca el mayor tiempo posible. Para eso hace falta crear, como el niño cuando va al campo con una jaula de güin y pone un tomeguín en una pequeña celda con un poco de alpiste y entonces los demás vienen y entran. Dondequiera que lleguen: Plaza de Armas, Plaza de la Catedral, Plaza Vieja, debemos crear atractivos económicos, culturales, humanos, de toda naturaleza, para que el niño le diga al papá: "Tengo sed, quiero tomarme un helado". Porque en este sentido el intelectual tiene que hacerse un hombre práctico y le doy toda la razón a Marx cuando decía que en última instancia las cuestiones económicas son fundamentales, porque en última instancia esas son las que deciden. Claro, no solo esas. "Ese sombrero levantado en el campo de batalla vale cien mil hombres" El liderazgo, por ejemplo, decide mucho. Yo siempre cuento una anécdota: en la batalla de Waterloo, el general Wellington estaba ya instalado en el lugar donde iba a comenzar el combate; uno de sus ayudantes le ofreció el catalejo y le dijo: "Mire esto". Napoleón estaba recorriendo las primeras líneas de los que iban a luchar y a morir. El ayudante dijo: "Está al alcance de nuestros fusiles", a lo que respondió Wellington: "Ese sombrero levantado en el campo de batalla vale cien mil hombres". Es igual, hace falta un liderazgo, un entusiasmo, una fe, una confianza, y entonces el dinero palidece. No todo el tiempo tuvimos dinero. La Oficina del Historiador que Emilio Roig creó y fundó, ha alcanzado un prestigio inmenso con muy pocas cosas. Hasta hoy, puedo afirmar que nuestro poder esencial es, fundamentalmente, moral. Periodista: ¿Qué parámetros son tomados por la Oficina que Ud. dirige a la hora de decidir qué obras extramuros formarán parte del proceso restaurador? Eusebio Leal: Es lo más difícil. Tratamos de hacer obras simbólicas que en diversos puntos de la ciudad alienten y digan: todo es importante. Por eso en la Colina Universitaria restauramos el edificio de la Facultad de Derecho y ahora emprenderemos el Rectorado. En El Vedado, la casa de Dulce María Loynaz y edificios de valor monumental y contemporáneo como fueron algunos palacios emblemáticos: la Cancillería, la sede de la Federación de Mujeres Cubanas. En 5ta. Avenida, en Miramar, la Casa de las Tejas Verdes; en Cubanacán, la primera parte de las Escuelas de Arte: la de Artes Plásticas está terminada. En Santiago de las Vegas restauramos la casa de Juan Tomás Roig y la casa de Julián Acuña, su fiel colaborador. En Centro Habana estamos haciendo el Malecón, trabajamos en el Barrio Chino y en la Quinta de los Molinos. Es decir, nos hemos estado multiplicando para en cada lugar ofrecer un símbolo de presencia y alentar: "Podemos, batallemos". Periodista: ¿Formará parte el Capitolio Nacional del proceso restaurador? Eusebio Leal: Nos toca en poco tiempo porque ya el General Presidente de nuestra República ha tomado la decisión y la determinación de que se restaure. Ahora es una cuestión de cuánto tiempo demorará la institución que lo ocupa en hallar las condiciones para trasladarse. Nosotros tenemos preparadas varias estrategias –las de la cúpula, la estatua, la escalinata y el entorno– para facilitarnos el choque con una obra de gran valor, emblemática, cultural, histórica, que requiere un esfuerzo económico muy grande. Primero que todo, el Capitolio es un proyecto de arquitectos cubanos; y lo segundo es que para orgullo nacional se construyó en 22 meses –se inició antes del 20 de mayo de 1927 y se inauguró el mismo día de 1929–. El pueblo encolerizado contra el que lo mandó a construir, no incendió el Capitolio, se dio cuenta que era un bien de la Nación. En tercer lugar, el Capitolio fue el escenario de la discusión de la gloriosa Constitución democrática de 1940 y de la presencia allí de hombres de la talla de Eduardo Chibás, Blas Roca y otras figuras importantísimas que representaban corrientes políticas distintas, pero que encontraron allí un espacio de discusión para hacer una constitución de gran valor, de carácter fundacional. Les diría que sin la Constitución del 40 Fidel no habría podido probar el concepto de inconstitucionalidad del régimen del 10 de marzo de 1952. El Capitolio es el escenario de acontecimientos de la ciencia y la historia de la Revolución muy notables. Es una bella obra de arquitectura, depositaria de extraordinarios valores. Será restaurado como Capitolio Nacional. La Nación decidirá luego cuál será su uso. Periodista: De las muchas edificaciones que se han perdido, ¿cuál Ud. hubiera querido restaurar? Eusebio Leal: Me consuela pensar que tantas más han sido conservadas y que, a diferencia de muchos países latinoamericanos, el patrimonio de La Habana no ha sufrido el embate de la especulación inmobiliaria, puesto que todo se detuvo a tiempo. De no haber triunfado la Revolución, habría desaparecido La Habana Vieja, porque aquí todo estaba puesto a precio. Así como cayó la vieja universidad donde se edificó una terminal de helicópteros, había sentencias de muerte y demolición en distintos lugares de La Habana destinados a obras de especulación. También en nuestro tiempo, por falta de cultura, de conocimiento y de perspectiva, se demolieron muchas cosas. Me duele, por ejemplo, el mercado adonde fui cuando era niño en la calle Reina, como también me duele el otro mercado que se derrumbó antes de la Revolución para hacer el Palacio de Bellas Artes cuando ya casi estaban restauradas sus preciosas arcadas. Lamento edificios que se perdieron, pero quedan otros muchos iguales o parecidos. La Habana es un catálogo maravilloso de la arquitectura y del urbanismo, y este, por suerte, está intacto. Y esa resurrección llegará, sin lugar a dudas, y para eso nos preparamos. Lo moderno, cuando es bueno, cabe perfectamente en el conjunto histórico Periodista: ¿Considera que la convivencia de construcciones modernas con otras más representativas del centro histórico, por su antigüedad, dañan la unidad estilística de la ciudad? Eusebio Leal: De ninguna manera. Lo moderno, cuando es bueno, cabe perfectamente en el conjunto histórico. ¿Cómo explicar París sin la Torre Eiffel, cómo explicar La Habana Vieja sin el edificio "Emilio Bacardí", una perla del Art Decó? Pero vamos a cuidar lo que hacemos, porque una chapucería no sería perdonable. Levantar un edificio vulgar dentro de edificios monumentales es un delito, pero levantar monumentos a la modernidad es un paso al desarrollo. Cuando nuestro José Martí llega a París se queda maravillado de la Torre Eiffel y sus palabras son lapidarias y constituyen una lección: "La modernidad se ha erigido su propio monumento". Lo más interesante es que hay una carta de los intelectuales, pintores y artistas diciendo horrores de la Torre Eiffel, que tenía que ser desmontada, que eso era una locura; sin embargo, hoy no se puede explicar París sin la Torre Eiffel. Es así. Entonces, no me opongo, al contrario, estoy encantado, pero hay que preguntar quién lo va hacer. A un aprendiz de brujo no se le permite, en ninguna parte del mundo, llegar a una ciudad histórica o a una ciudad bella como La Habana y levantar una chapucería, es casi un pecado. Algunas habrá que demolerlas, son circunstanciales, pero habrá que demolerlas luego. Por suerte, como están mal hechas, no será muy difícil. Periodista: Tenemos cinco tips para Ud. Primero, ¿la mayor satisfacción del proceso restaurador? Eusebio Leal: El proceso restaurado. Periodista: ¿La mayor inconformidad? Eusebio Leal: No tener tiempo para ver el final. Periodista: ¿El deseo más próximo? Eusebio Leal: Hacer todo lo que sea posible y convencer a todo el que pueda. Periodista: ¿El deseo más lejano? Eusebio Leal: El deseo más lejano no me atrevo a decírtelo. Periodista: ¿El futuro de la Oficina sin su historiador más apasionado? Eusebio Leal: Eso no depende de mí, ya no es asunto mío. Periodista: ¿Algo que Ud. desee agregar? Eusebio Leal: Preferiría, como presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, que el proceso restaurador de La Habana Vieja fuera un aspecto del proyecto que Uds. tienen concebido publicar; es decir, abrir la posibilidad para que se sepa lo que se está haciendo a escala nacional. Quiero estimular, desde la autoridad de la Comisión, a los que están restaurando y preservando en Pinar del Río, Baracoa, Santiago de Cuba, Camagüey, Trinidad, Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos... todas son obras trascendentes para la Nación.  1 Leal se refiere a Cuba: para guardar la memoria, editado por la Consejería de Obras Públicas y Transporte de la Junta de Andalucía y el Centro de Información de la Construcción de Cuba. La Habana-Sevilla, 2006 (280 pp.). 2 Se trata del libro 500 años de construcciones en Cuba. D. V. Chavín, Servicios Gráficos y Editoriales, S.L., Madrid, 2001 (576 pp.).

lunes, 23 de septiembre de 2013

Juan Arel Ruiz. Mi ciudad: imagen y grafiti.

Por Jorge Rivas. Tomado del periódico Trabajadores. Ciudad de La Habana,23 de septiembre de 2013.
La identidad, entendida como conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad, está estrechamente relacionada con el enfoque de diferentes formas y matices de la memoria urbana, conformada a su vez por acontecimientos y experiencias de un tiempo pasado, que puede ser reinterpretado a través de diversos significados artísticos, entre ellos los iconográficos. Tales presupuestos sustentan, en el orden conceptual, la obra del artífice Juan Arel Ruiz Contino (Cárdenas, 1963), quien expone sus recientes trabajos en la sala transitoria del Museo de Arte de Matanzas, bajo el título de Mi ciudad: imagen y grafiti; conjunto de piezas —en su mayoría técnicas mixtas—, que traslucen enjundioso ensayo sobre las huellas de la ciudad en el proceso de afirmación de la identidad como fenómeno propio de la esencia humana. La muestra trasciende, desde la subjetividad del discurso, por un explícito interés sobre el patrimonio tangible e intangible como rastro que enriquecerá la espiritualidad de las venideras generaciones. De tal modo, el artista da continuidad a su anterior proyecto titulado Ciudades paralelas —exhibido en la sala La Acacia, de la capital hacia finales del año 2008—. Como en aquella, ahora recrea el alma de su entorno existencial; tales ejercicios de memorización, que a fin de cuentas devienen instrumentos retóricos, son portadores de elementos que resaltan el culto al hombre, a su especie. En ese sentido hurga en la naturaleza de la materia, en la huella contenida en ella a través de la historia, de la vida misma. En la tierra que nos sostiene está todo. Y ese universo —también ancestral— nutre el quehacer plástico de este pintor desde el mismo lugar donde se anclan sus raíces: Cárdenas, su ciudad natal, donde ha trascendido como creador, a pesar de los prejuicios acarreados por indiscutibles fatalismos geográficos. En la pintura matérica de Juan Arel predomina la tierra, el elemento más cercano a él. Estos cuadros, que conforman un segmento importante de la muestra, aluden a disímiles vestigios del hombre: marcas reales de zapatos y neumáticos, además de grafitis y otras señales que, como profusión de indicios humanos, nos aproximan al signo insular. Simbólicas impresiones en las que la concentración de la materia, portadora de reflexiones iconográficas, potencia la fuerza de lo concreto; es decir las premisas históricas de la vida individual y colectiva. Además de esas alegóricas representaciones abstracto figurativas, él igualmente incursiona en el realismo pictórico. Aprovechando la elegante naturaleza de los gallos y los caballos —tan próximos a su hábitat— refuerza sus cavilaciones sobre la memoria urbana. La emblemática ave doméstica de Cuba representa en sus lienzos fiereza y gallardía. Al retratarla peleando para defender su honor, evoca la valentía con que hemos enfrentado la vida durante siglos. Las magistrales pinceladas revelan además un trazo de admirable limpieza que igualmente nos hace disfrutar de otros discursos en los que los protagonistas son los bellos corceles que sorprenden por su elegancia y expresividad. En esa bestia, enérgica, pero al mismo tiempo frágil, tan peligrosa como mansa,el creador realza el lado rebelde y a la vez noble registrado en los anales de la nación. Estas fascinantes pictografías dan fe de la íntima relación del artista con el lienzo, elucubración que igualmente incluye dibujos infantiles realizados por sus hijas más pequeñas, que expresan universales sentimientos, emociones y deseos de los infantes, cuyo mundo interior —psicología— también se conforma sobre la base de las experiencias y los recuerdos familiares. Juan Arel acomoda su arte a estas estampas en las que también aparecen los grafitis, en tanto hace partícipe al espectador del complejo cosmos interior del niño. En general, son pinturas contundentemente dirigidas al sentido de la vista. En los fondos y los contornos de ellas sobresalen enérgicos brochazos o trazos espatulados de color que se superponen para conformar —gracias a las posibilidades técnicas del acrílico— áreas entramadas de un solo color, a veces en estado puro, que acentúan los escenarios donde se ubican los elementos protagónicos de las obras. Esa solución narrativa produce sutil enfrentamiento entre el arte realista y el arte abstracto. Sin embargo, los cuadros de este reconocido artífice no buscan la grandilocuencia, sino nos atrapan, desde el oficio y la calidad del dibujo, para incentivar nuestra capacidad interpretativa y penetrar en enigmas extraídos de una multitud de existencias que entretejen el devenir histórico, cultural y social de la nación. He ahí el sensible ritual humano que evoca Mi ciudad, imagen y grafiti… Ver más: Mi ciudad: imagen y grafiti http://www.trabajadores.cu/20130922/mi-ciudad-imagen-y-grafiti/

Crónicas de mi pueblo: El Cine – Teatro Cárdenas.

A propósito de conmemorarse hoy un nuevo aniversario de la reapertura del Cine - Teatro Cárdenas, luego de su restauración capital, reproducimos esta crónica del destacado historiador y periodista cardenense Roberto Bueno Castán (1933 - 2002).
Por: Roberto Bueno Castán. El 23 de diciembre de 1948 abrió sus puertas al público, con un lleno total, el Cine – Teatro Cárdenas, propiedad del Circuito Teatral Cárdenas S.A. Contaba con 675 preferencias y 1400 lunetas, que eran lujosas butacas con muelles, que permitían al espectador una visibilidad perfecta desde cualquier ángulo que se encontrara. Estaban colocadas sobre alfombras para evitar el más mínimo ruido, las cuales se extendían por todos los pasillos con el mismo objetivo. El costo de la obra ascendió a $ 225. 000 y su escenario tenía siete metros de fondo por dieciocho de ancho, que permitía la presentación de cualquier compañía por numerosa que fuese. El Cine –Teatro Cárdenas contaba con un equipo sonoro R. C. A., que en aquel momento era lo más moderno del mercado cinematográfico. Por su escenario desfilaron prestigiosas compañías teatrales, entre las que figuraban los Ases Líricos, que representaron las operetas “La Viuda Alegre” y “El Conde de Luxemburgo”, los días 28 y 29 de marzo de 1950; el Ballet de Alicia Alonso los días 10 y 11 de abril de 1950; la Compañía de Alta Comedia María Fernanda Ladrón de Guevara, con “La Papiresa”, comedia en actos de Torrado y Navarro, el 30 de enero de 1953 y la Compañía de Alta Comedia Española Guadalupe Muñoz San Pedro, que escenificó la comedia en un prólogo y tres actos titulada “Nosotros, ellas y el Duende”, de Carlos Llópiz, el 4 de mayo de 1954. En el Teatro Cárdenas se presentaron reconocidas figuras nacionales y extranjeras, como Tongolele, Blanquita Amaro, Dick y Biondi, los cómicos argentinos; el cancionero mexicano Chucho Martínez Gil y muchísimos más. Además, en el Teatro Cárdenas se presentaban los shows de aficionados en los que actuaban las más conocidas figuras de la localidad. También, en este Coliseo los cardenenses pudieron ver películas en tercera dimensión, como “El Museo de Cera” y otras, en cinemascope.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Titular: Y en nueva luz su cielo se ilumina… La Avellaneda en Cárdenas.

Por: MSC Lorena Martínez y Lic. Milagros Gutiérrez.
“… Una de las glorias de Cuba…” Poesía que, como dijera Cintio Vitier: “…no se hace con ideas sino con palabras y estas la deshacen” , es la de Gertrudis Gómez de Avellaneda, singular mujer, especialista en innovar la estricta métrica neoclásica, es una de las glorias cubanas del siglo XIX; quien utiliza en sus versos más logrados, temas específicamente femeninos de una forzada ternura (Hernández 2007, 27). Nacida el 23 de marzo de 1814, en Puerto Príncipe, hoy Camagüey, parte en 1836, hacia España. No será hasta 1859, casada con el Coronel Domingo Verdugo, que vuelve a su tierra natal, con más de 40 años y una reputación sólida en las letras castellanas. Entonces llega a Cárdenas. Muy significativa resulta su estancia en la villa para el desarrollo social. Residió en la jurisdicción entre octubre de 1860 y mediados del año 1863, por la asignación de su esposo como Teniente Gobernador local. Temas como la dignificación de la mujer, necesidad de flexibilidad de criterios e imponer a nivel local lo útil a lo bello y lo bueno, caracterizan su quehacer cardenense, así como la promoción de actividades sociales y de ayuda mutua en el territorio. Activa laborante social, promotora, defensora de lo femenino, enérgica y triunfadora, es la poetisa mientras radica en Cárdenas Múltiples homenajes la acompañaron como su conocida coronación en el teatro Tacón (1860) y en el propio Puerto príncipe, ciudad de la que se despide el 6 de junio del mismo año y al que no volverá. A principios de 1860 se produce la de la poetisa de La Habana y en febrero de ese mismo año viaja en tren hacia Cienfuegos. El 17 de mayo llega a Puerto Príncipe, despidiéndose el 6 de junio, de la Villa donde nació. En Cárdenas mantuvo agradables e informales relaciones con las familias acaudaladas de la ciudad, gustaba llegar de improviso, sin protocolos, conversar y refrescar del calor reinante a pesar de la arboleda existente en el por entonces recién abierto paseo de las Quintas. De ello, deja constancia el diario personal de Don Joaquín de Rojas: …asistió a mi matrimonio, al nacimiento de Carlos, mi primer hijo, en marzo de 1862, fue la madrina de uno de mis hijos. Fijó el matrimonio su residencia en la casa Quinta frente a la de mi suegro, en donde nos reuníamos todas las noches. Estaba tan gruesa que tocaba la obesidad, pero conservaba frescura en la tez, animación en las facciones y brillo en sus preciosos ojos Con su habla castiza, la sonoridad de su voz, su gran facilidad en expresar sus pensamientos y su brillante imaginación, era un encanto oírla repetir sucesos de su vida privada y anécdotas de la Corte de Madrid… Los salones de La Filarmónica se honran con su presencia e inaugura, junto a su esposo, el casino El Siglo. A ambas instituciones asisten regularmente, brindándole una activa vida literaria. Su actividad en la villa es incesante a pesar de los rumores de haber sufrido una grave apoplejía, lo que desmiente cuando escribe a un amigo que alrededor de agosto de 1863, concluyó y ensaya “una comedia que representará con distinguidos aficionados” . En cuanto a lo literario, durante esta etapa se reintegra a lo criollo, desde una posición de mujer poeta y cubana; con textos que reflejan a una transgresora Safo tropical: “¡Feliz quien junto a ti por fin suspira!”, “vestal implacable que despide a su amante”, diría de ella el poeta José Lezama Lima (Lezama 1965, 52 y 91). La salud de Verdugo se deteriora cada vez más y se ve obligado a entregar el control de una zona tan difícil como Cárdenas por otra más campestre y apacible. Sale el matrimonio hacia Vuelta Abajo, Pinar del Río, donde poco después fallece su esposo. Después de la muerte de Verdugo vuelve de visita a casa de los Cruzat para despedirse de sus amistades y sus gratos recuerdos…“ , antes de partir definitivamente a España y dedicarse como es conocido a la vida religiosa. Homenajes y estancias. Aún antes de su regreso el ambiente intelectual cubano no le había olvidado. El 16 de julio de 1857 aparece en El Correo de la Tarde, (La Habana), un folletín dedicado a ella por un periodista no identificado; otro cubano Teodoro Guerrero, le escribe solicitando una carta-prólogo para la novela Anatomía del corazón. . En el periódico La Discusión, publica doña Catalina Coronado una semblanza poética suya, el 5 de agosto y el 29 de mayo del 1857-1858 respectivamente. El 7 de diciembre de 1859, a quince días de llegada al país, un importante grupo de intelectuales habaneros le ofrece una cumplida bienvenida. El 21 de diciembre se anuncia la próxima salida de su revista, Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, que solo alcanzaría a doce números en seis meses de publicada, que alcanza una huella importante dentro de las publicaciones decimonónicas cubanas. El 20 de agosto Verdugo toma posesión de la tenencia de Cárdenas y, al fin, la poetisa instalada entre los cardenenses. El primer homenaje que recibe en el lugar será una serenata. Viaja nuevamente y regresa el 16 de noviembre. Asume la presidencia de la 2da. Junta Directiva de la Asociación de Beneficencia y realiza una activa labor a favor de los pobres. Preside homenajes a la vez que es homenajeada. Participa en fiestas, saraos y actividades campestres locales como la realizada en el ingenio San Martín de Guamutas, donde Ramón de Zambrana le improvisará los siguientes versos: Llegaste Tula y de tu voz pendiente Esperando la vida y la dulzura Quietas están las aves y las fuentes De tu garganta a la cadencia pura Quieren robar acentos elocuentes, De entusiasmo, de amor y de fe. Oh!- canta Tula, como en otros días Y llenaran los campos de armonía. Se convierte en promotora significativa de la cultura, educación, salud, calidad de de vida y recreo local. Su estancia en el territorio coincide con una etapa de esplendor cultural, reflejo de una riqueza creciente creándose nuevas instituciones, periódicos, un desarrollo urbanístico y de educación. Con esta última cooperó tanto a título privado como institucional. Explica, más de una vez, que ha tomado a su cargo un grupo de damas de la ciudad para instruirlas. Escribe y ensaya una obra de teatro la cual no sabemos si fue o no estrenada. Prepara actividades, agrupa a jóvenes talentos, realiza tertulias, veladas literarias, colabora con distintos periódicos: Por aquellos días trabajaba libremente. Sin cortapisas maritales, se movía en la tierra querida. Hugo comprendía y respetaba sus derechos como persona y como intelectual. ¿No expresan orgullo de esposa satisfecha estas líneas de encantadora ironía, que escribió la Avellaneda en Cárdenas (1862), a la bella Lola Cruz, señorita de la buena sociedad matancera?: “Iba a hablar a V. de [...], pero mi marido –que es un coquetón siempre ansioso de decir algo a las niñas bonitas– tiene el atrevimiento de querer por sí mismo ofrecer a V. [...] y contando que V. no lo llevará a mal, le cedo la pluma...” Una de las páginas del álbum de Rosa Rodríguez, joven cardenense está ocupada por los autógrafos de Gertrudis y de su esposo. Dice ella: “La hermosura es una soberanía que lleva en sí misma la condición indeclinable de más o menos próxima abdicación; pero cuando tiene por aliados al talento y la virtud, puede arrojar su cetro sin el temor de perder ni su majestad ni sus conquistas”. Y dice Verdugo: “La soberanía de la hermosura crea esclavos: la del talento súbditos: la de la virtud enaltece al que la acata.” Ambos han utilizado los mismos elementos: la belleza, el talento y la virtud, y no sabríamos decir cuál de los dos lo ha hecho con mayor profundidad y elegancia de expresión… Vivió un tiempo feliz en Cárdenas, ayudando al fomento cultural de una villa donde el constante tráfico de mercancías, el trabajo de los negros esclavos o chinos se le imponía como entorno vital. Gertrudis cooperó con la educación en la tenencia y bajo su protección “nace el Semanario de Versalles, dirigido por Gabriel Núñez de Villavicencio, publicación que se destacó por su contenido literario y artístico.” Se cuenta que el nacimiento de este seminario se realiza en las reuniones realizadas en la Quinta Echarte, muy cerca del palacete de los Rojas, en la avenida de las Quintas, donde vivían los vecinos más ricos de la localidad; actualmente se encuentra allí la escuela primaria Sierra Maestra. Desde la ciudad le escribe a un amigo, alrededor de agosto de 1863, que ha concluido una obra nueva, y que ensaya “una comedia que representará con distinguidos aficionados” . Al respecto, Hellberg apunta que: Aquí en Cárdenas compuso El artista barquero y Dolores dos bellas novelas; una composición poética que dedicó a la Duquesa de la Torre, esposa del General Serrano con motivo del nacimiento de su primogénito… Los nombres de los textos aludidos son: Serenata el primero y Poema a Matanzas. Su estancia en la tenencia acentúa el proceso progresivo de su identidad, lo que se verá posteriormente en sus textos “A mi jilguero” o “A un cocuyo”, escritos poco después de su regreso a la metrópoli. Gertrudis fue acogida por la sociedad cardenense como si aquella “criolla nada españolizada” fuera parte de cada familia. La salud de Verdugo continua muy delicada, sale el matrimonio hacia Vuelta Abajo, Pinar del Río; allí, el 28 de octubre de ese mismo año fallece Domingo Verdugo. Al parecer del historiador local y de otros estudiosos de la cultura local: Resulta evidente que en éstos años de permanencia en la localidad debieron haber quedado grabados en La Avellaneda. Prueba de ello está la confección de su nuevo testamento, ya en Pinar del Río en el cual lega 500 duros, en el artículo II al Hospital de Cárdenas en caso de que su muerte ocurra en la Isla y antes de partir a España después de la muerte de Verdugo vuelve a la villa a casa de los Cruzat para despedirse de sus amistades y sus gratos recuerdos. Destaca dentro de sus actividades, la campaña que emprenden para la creación de un hospital público: el Santa Isabel, impulsada, auspiciada y llevada a cabo por el matrimonio; Gertrudis donó unos 500 duros a dicha establecimiento, mientras Verdugo amplía los planos realizados por el arquitecto municipal José López Martínez y pone en práctica diferentes arbitrios para sufragar su costo: suscripción popular, recaudaciones mediante multas de infracciones de las ordenanzas municipales, bailes, fiestas caritativas… El Hospital Público Santa Isabel es inaugurado el 26 de diciembre de 1862, con gran solemnidad, como parte de la celebración de los festejos que trae aparejada la develación de la estatua de Colón. Una primicia que se hace suya. Uno de los momentos fundamentales en su labor de promotora cultural fue la preparación y participación en los festejos de la villa por la develación de la estatua a Cristóbal Colón. La inauguración de la misma constituyó motivo de orgullo y de grandes fiestas en la población. El proyecto de la estatua existía desde dos años antes, estaba en una precaria ejecución a partir de una importante donación- suscripción popular. El matrimonio gobernante fue el encargado de su llegada a la ciudad y de su develamiento: La estatua, el bajo relieve alegórico y la tarja de bronce, así como el diseño del pedestal fueron ejecutados por José Piquer, primer escultor de Cámara de España, y director de escultura de la Real Academia de San Fernando de Madrid. Fue fundida en Marsella en 1861 (…) Después de mucha demora en el embarque (…) arriba al puerto habanero en el vapor Canarias el 24 de julio de 1862 (…) Finalmente llega a su destino final el 13 de septiembre de 1862 Los vecinos pintaron las fachadas de las casas, mejoran calles y espacios públicos. La Plaza de Recreo se embellece y se coloca la estatua en su pedestal, frente a la iglesia, rodeada del barandaje de hierro, con iluminación de faroles de gas. Las fiestas comprendían una programación de tres días del 25 al 28 de diciembre, iniciados con un bazar en la Plaza de Spriu, (actual parque José A. Echeverría). Al respecto, nos dice en sus notas Ernesto Álvarez, historiador de la ciudad: El día 26 fue develada, en el Parque Fernando VII, con gran solemnidad la estatua de Colón, el primer monumento erigido públicamente al navegante en América. Grandes personalidades asistieron al acto que presidía el Teniente Gobernador Verdugo y su esposa Gertrudis Gómez de Avellaneda, autora del "Himno a Colón", cantado en el acto por jóvenes aficionados y musicalizado por Juan Brocchi. Es una manera de reciprocar el sentirse reconocida y admirada. Dicho himno, al igual que otros escritos en la ciudad, puede considerarse parte de sus versos de ocasión. En ellos incide la estructura polifónica y su vocación dramática, al igual que sucede en los versos que escribiera la poetisa para los llamados trasparentes , que se utilizaron en los fuegos artificiales lanzados durante las festividades en la Plaza de Espriu: Esparcid flores ninfas de Cuba, y al cielo suba canto marcial, que la efigie del Almirante pisa triunfante su Pedestal. A su vez, el himno refleja dos momentos álgidos en la epopeya colombina primero, cuando los marinos temerosos se amotinan y posteriormente que el Almirante observa lo logrado. El primero de ellos conserva una fuerza lírica mayor donde la teatralidad se impone. Sus primeros versos, no muy conocidos, dicen: Muestra a Colon la chusma amotinada Y él, con inmensa fe, nunca alterada Sólo un día pide para dar el mundo El segundo, abarcador y metafórico, de carácter narrativo- reflexivo, refleja un Colón abocado a su pensar: La promesa del genio está cumplida La reina de los mares de occidente De virginal belleza revestida Descubre ya su frente Y en nueva luz su cielo se ilumina… A pesar de lo apegado al verso de su época, tránsito entre lo clásico y el romanticismo, y el obligado tono épico de ambos episodios no están exentos de un tono de ternura maternal, muy al gusto de la época, en esa virginal belleza de los mares y el refugio en su yo para iluminar el cielo con una luz diferente (Lezama 1965, 106). Bibliografía. Aguirre, Mirta: “Una página de la Avellaneda” en El romanticismo de Rosseau a Víctor Hugo Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1979. Álvarez, Ernesto: Oscar María de Rojas. 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martes, 17 de septiembre de 2013

Emilia Casanova.

Por: MSC Lorena Martínez “…Lo que ocurre en Cuba es una revolución popular, política y social preparada muy de antemano, que ha pasado y está pasando por todos los trámites que precisamente tienen que pasar semejantes revoluciones…” Emilia Casanova.
Una literatura que conjuga entorno y subjetividad Para muchas cardenenses la escritura es otra forma de combate, muchas de nuestras damas no se identifican con el mito de la feminidad romántica sino al contrario, buscaban encontrar en la prensa o en el entorno cotidiano cual era su verdadero lugar. A pesar de ello, el pseudónimo literario es el que impera en las publicaciones, muchas de ellas no se identifican abiertamente, sortilegios y poemas esconden nombres, que se han mantenido desconocidos hasta la actualidad. Su literatura se mueve“entre la imagen y la historia, la utopía y el espacio concreto, lo mítico y el realismo directo” El acto de escribir es un medio trasgresor para ellas que las aparra de lo suave e idílico para asumir una posición de defensa de su identidad y de solución a sus problemas. En ellas y tal es el caso de la cardenense Emilia Casanova, el mito de la mujer frágil no supera al de la mujer fundadora, que lucha sus derechos sin perder sus encantos: para ellas el concepto patriarcal de familia busca armonizar con el de mujer defensora de su lugar social; la voz poética puede ser de combate, de amor o de necesidades compartidas. Confluyen, al decir de Aurelia del Castillo lo grandioso y patrio con las necesidades cotidianas. A pesar de realizar toda su obra narrativa en los Estados Unidos, es imposible, obviar la obra de Emilia Casanova, esa cardenense del siglo XIX que transitó del anexionismo al independentismo, convirtiéndose en ejemplo de la mujer cubana que lucha por su patria, a la vez que defiende al máximo su vida familiar. En el terreno político fue una de las mayores publicistas de la causa revolucionaria cubana, defensora de la revolución mambisa ante gobiernos y personalidades de Europa y América. Primera embajadora desde el exilio. Su escritura, de un estilo fuerte, firme, directo, se inserta de lleno en las corrientes ensayísticas del siglo XIX. Es la primera que pone el ensayo en función de la defensa de la soberanía nacional, ejemplo de cómo la literatura femenina del exilio se vincula al terreno de lo político- social. A través de su función divulgadora del ideario de la guerra de independencia, logra caracterizar la figura de la mujer como “ángel guardián de la patria”, otra perspectiva de la épica que caracteriza a la literatura de campaña del XIX cubano. Punto de vista digno, femenino, libertario define y enmarca a toda su obra, escrita en función de la emancipación y del amor patrio. Con ella, el discurso femenino cardenense abandona temas tradicionales: el amor, la familia, el hastío, las flores, los colores y otras ternezas- amenazas, para iniciarse en temas políticos de una manera desafiante mediante el llamado patriótico, de ayuda y exigencia hacia lo que ocurría en la isla, enfilado a reivindicar el derecho de cubanos y cubanas a ser libres, a que se reconozca el por qué de su guerra. Llena de épica a la literatura femenina en Cárdenas, sin abandonar su papel de madre, ni de esposa. Junto a Cirilo Villaverde, constituyó un hogar clásico cubano en los distintos lugares donde vivieron en los Estados Unidos, cumpliendo con las que consideraban obligaciones patrias y familiares. Emilita de armas tomar Tenía alrededor de cuatro años de fundada la ciudad, cuando en ella nace, el 18 de enero de 1832, Emilia Casanova Rodríguez. Sus padres, acaudalados comerciantes, viven en una imponente casa muy cerca del puerto. Se siente unida al anexionismo desde 1850: “era una niña todavía cuando en una mañana de mayo, el bravo Narciso López plantó delante de mi casa, en Cárdenas, la bandera que había ideado para simbolizar la libertad e independencia de Cuba…” Queda para la historia como “la primera mujer que viera en nuestra patria ondear la enseña de la patria” . Desde entonces se dedica a luchar por la bandera de las franjas azules y la estrella solitaria. Nunca más, desde ese día, hizo otra cosa que: “trabajar y soñar con la redención de mi patria…” Decidida conspiradora es enviada por sus padres a Estados Unidos, para alejarla de la cárcel. Allí no disminuye su labor social, sino que la mantiene o aumenta, incluso luego de su matrimonio con Cirilo Villaverde y del nacimiento de sus hijos. Abraza las filas del independentismo a las que se mantiene fiel, convirtiéndose en paradigma de la mujer patriota y ángel del hogar, imagen femenina que defendieran y asumieran muchos de los patricios, románticos y patriotas cubanos del siglo XIX entre ellos José Martí. Su recia actitud y su constante lucha por la patria la convierten en blanco de crítica de los diarios españoles residentes en la isla. Bella, intachable y de una posición económica holgada, es la mujer más satirizada en las revistas de su época. Aparece caricaturizada alrededor de 17 veces en los grabados del pintor Víctor Patricio de Landaluce. La prédica por la independencia, sus incesantes campañas para recaudar fondos, la preparación de expediciones mambisas la transforman en una cronista de los acontecimientos libertarios, desde el punto de vista de los cubanos en el exilio. Sus cartas a personalidades, gobiernos y países centroamericanos, redactadas durante todos estos años, la definen como embajadora de la manigua, primera mujer que desempeña funciones diplomáticas importantes y reconocidas y principal “relacionista pública” de la recién iniciada revolución. Incansable luchadora de los derechos de los cubanos y cubanas por alcanzar su independencia exigía solicitud de apoyo a muchos países para la causa cubana. Su epistolario puede resumirse en una idea central: “la independencia de cada uno de los pueblos del continente debía interesar a los demás” En fecha tan temprana como el 6 de febrero de 1869, funda en Nueva York, el Club Femenino “Liga de las Hijas de Cuba”, desde el cual realiza casi toda su labor ensayística y de mambisa de las letras y del pensamiento. Secretaria de dicha institución, Emilia es la primera agrupación política del exilio dirigida y organizada por mujeres para apoyar la independencia, única que se mantiene en pie de combate durante los diez años de la contienda. Prosa clara, elegante, sobria, directa y con una visión muy clara de la necesidad del apoyo de otros países para lograr la independencia, definen sus cartas, que no suplican sino son dignas, sintéticas, plenas de razonamientos lógicos y carácter expositivo en los argumentos, no exentos de belleza ruda y varonil. La mujer cede paso continuamente al estadista: Nosotros principiamos la revolución dando la libertad a nuestros esclavos, animándolos e incorporándolos a las filas patrióticas y por esto comprenderá usted que nuestro propósito es la libertad universal, digna de la consideración de los hombres libres…” Lejana de la beatería decimonónica declara en ellas su agudo poder de análisis y su conocimiento político general. No hay remilgos sino razones, la pasión se sofoca en fin de que la frase viril con lógica y juicio sea capaz de convencer a políticos y estadistas. Para ella, la fuerza de la contienda cubana tiene que imponerse y prevalecer. Esa es su misión fundamental. Muere el 4 de marzo de 1897, sin ver libre a la isla por la que tanto batalló El ensayo revolucionario de la cardenense El ensayo es un género casi indefinible, de gran alcance y variado espectro cultural resultado de un pensamiento maduro. Hondo, breve y emotivo es una interpretación personal, conjunto de apreciaciones personales, meditación rica en implicaciones. Rico ideológicamente, generalmente se escribe en prosa acentuando la personalidad del autor, a modo de tesis personal, de libre creación. Así son los textos de esta cardenense, resultados de un hondo y maduro pensamiento, conformados por sus apreciaciones personales, científicas; en ella, cada frase es enérgica, sintética, llama al combate y a la reflexión, de estilo explicativo y a la vez sugerente, parte de un argumento inicial que desarrolla hasta sus últimas consecuencias donde la praxis política armoniza con la valentía. Es muy conocido su constante enfrentamiento a otras figuras del exilio que desde este intentan entorpecer los intentos de los verdaderamente revolucionarios, muchos de ellos la consideran una entrometida, opinando en asuntos que no son propios de mujeres, intentando eclipsarla, dejarla a un lado, en un rol típicamente femenino. Sin pelos en la lengua, combate fehacientemente con ellos, hasta obtener su lugar en la historia y que la dejasen conquistar apoyos a su manera como durante diez años ha hecho y con lo que ha logrado buenos resultados. Critica, fundamentalmente, a la figura de Aldama, a su papel en el fusilamiento del poeta Juan Clemente Zenea, su posición ambigua y le culpa del fracaso de varias expediciones mambisas. Considera que el rico hacendado: “no era uno de los nuestros” , que sólo respondía fielmente a sus intereses. Escribe también sobre otras figuras del exilio quienes, para su aguda mirada, no tenían una actitud “clara y realmente transparente”. Para con ellos, utiliza el mismo tono beligerante y polémico de quien no suele callar siempre que se sabe con razones. Similar acento fue el que utilizara en las cartas escritas a los capitanes generales Domingo Dulce y su sucesor, con respecto a la detención de su padre y hermano, como represalia por sus actividades libertarias. Ambos seguían residiendo en nuestra ciudad,. Acusa al español de poco serio su proceder cuando apresa a quienes nada tienen que ver con quien desde muy joven vive separada de los suyos. Increpa, con gran dignidad, al nuevo Capitán General de la Isla por los continuos ataques hacia su persona, considerándolo un hecho indigno para la imagen de la mujer cubana. Emilia con su Memoria presentada al Congreso de los Estados Unidos pidiendo derechos de beligerantes para los cubanos de 1872, se convierte en la primera cubana ensayista del siglo, hasta donde se conoce. Si se define al ensayo literario como género rico ideológicamente, de gran alcance y variado, que surge de la personalidad del ensayista y resultado de un pensamiento maduro dicha Memoria, responde perfectamente a esta clasificación. Escrita de manera breve, es un tratado de proporciones reducidas sobre los porqués de la beligerancia de los cubanos, impresión cargada de emoción de alguien que era parte activa en dichas luchas. Honda, madura, expositiva y emotiva la memoria es una interpretación personal, conjunto de apreciaciones de estilo libre, fuerza expresiva, meditación rica en implicaciones sobre personalidades, sujetos y avatares de los momentos iniciales de la primera guerra de liberación nacional. Coherente, demuestra personalidad, riqueza ideológica y madurez político - social. Al no obtener respuesta del Congreso norteamericano rápidamente comprende que nada puede esperarse de dicho gobierno y que todo lo que lograran los mambises debían hacerlo por sí mismos, conclusión a la que también arribara pocos años después, Antonio Maceo. Aunque apoyada por sus compañeras la Memoria no es muy bien recibida por los miembros masculinos del exilio, considerándola una interpretación femenina y feminista de acontecimientos en los que no debían inmiscuirse las mujeres. La realidad y la historia le dan a ella razón. Es un texto que utiliza solamente la adjetivación justa y en el momento necesario; expresa de manera concreta y correcta conceptos diferentes. Puede llegar con ironía suave y punzante hasta aquellos que la critican y a los que enjuicia al decir: “Triste cosa es que haya gente que nos crean sin cabeza para pensar por nosotras mismas, pero tal es el caso de ciertos amigos…” Brevedad, síntesis, libertad, belleza, apreciaciones personales, habilidad y belleza tropológica en un decir rudo y demostrativo son sus peculiaridades como ensayista, unidas al afán político, limpieza de expresión, fuerza de las imágenes y rápida utilidad práctica. El texto de Emilia brinda un cuadro realista y muy completo de la situación de la manigua cubana hasta 1872, hace reflexionar sobre lo que podía pasar y de como el reconocimiento a la cubanía era una verdadera necesidad continental. Al condensar sus meditaciones mantiene un lenguaje elaborado y cuidadoso en un estilo definido, donde la opinión personal es consecuente y tiende siempre hacia una misma dirección. Es capaz de ser objetiva y racional, no se deja llevar ciegamente por sus pasiones, poniéndolas en juego para obtener aquello que deseaba: la atención hacia el problema cubano y la importancia que el mismo podía tener a nivel continental y para el gobierno de los Estados Unidos. Unidad sintáctica de los argumentos, estilo sostenido, creciente voluntad y unidad de objetivos definen la Memoria. Al leer sus cartas, documentos, notas y, sobre todo, su “Memoria presentada al Congreso de los Estados Unidos pidiendo derechos de beligerantes para los cubanos.” se descubren los resortes y avatares que la llevan a convencerse de la inutilidad de pedir ayuda del gobierno norteamericano, quien nunca estaría de acuerdo con la verdadera libertad de la isla. Cada argumento se convierte en una combinación de lo nacional con lo internacional, mezclando consideraciones personales con las noticias que le llegaban de la situación en el país. Su discurso político, en general, se engloba dentro de los parámetros del llamado lenguaje femenino en la ciencia es en las condiciones del exilio independentista voz solitaria que busca motivaciones para sus acciones, sin perder para nada su dignidad de mujer: patriota y ama de casa en el empeño. Bibliografía Álvarez, Ernesto: Oscar María de Rojas. Ediciones Matanzas, Matanzas 2001 Página Web Oficina del Historiador de la Ciudad. Cárdenas: prehistoria de una ciudad. (Inédito), 1988 Bermúdez, Marta Poder y trasgresión: Perú, metáfora e historia Latinoamericana Editores, Lima 1996. Casanova Emilia Mujeres Latinoamericanas del siglo XVI al XIX. Casa de las Américas No. 35 La Habana 2001. 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González, Matilde. Patriotas cubanas. Artículo escrito en l903 S/F que aparece en la colección de referencia de la prensa periódica del Centro de Veteranos, Museo Oscar María de Rojas, Cárdenas. Hellberg, Carlos. “Historia Estadística de Cárdenas. 1893”. Talleres “El 2 de mayo”, 1957. Cárdenas, Martínez, Marta: Martí, eros y mujer Editorial Letras cubanas- Pinos Nuevos La Habana, 2003. MINFAR Mujeres en Revolución. Sección Historia MINFAR, 1974 Montero, Susana: La cara oculta de la identidad nacional Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2003. Núñez Ana Mujeres en el periodismo Cubano Editorial Oriente. Santiago Habana, 1989. Publicaciones periódicas del siglo XIX en Biblioteca del Instituto de literatura y lingüística y en Fondos de la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional José Martí. Rodríguez, Argilio “Diccionario de la literatura cardenense” (inédito) Cárdenas, historia y poesía, Cárdenas, 1985 Trelles, Carlos: “Bibliografía de publicaciones del siglo XIX cubano” 6 tomos. 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"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA