viernes, 6 de mayo de 2011

El Patrimonio cultural de la ciudad de Cárdenas: conservación o arqueología


Por: Arnaldo Batista Alonso.

Pueblo ingrato: he de convertirte en lo que siempre fuiste,
una aldea de pescadores.
Francisco Paradela y Gestal.


Eran los años de la dominación colonial sobre la siempre fiel ysla de Cuba cuando este señor, quizás sin proponérselo, lanzó esta frase que ha de convertirse en una realidad satírica con respecto a la situación actual que presenta el patrimonio cultural atesorado en la ciudad de Cárdenas y su ámbito rural.
Corre el año 1828, marzo, día 8, con la asistencia de la élite, las autoridades facultativas y el pueblo en general se funda la ciudad de Cárdenas y con ella el discurso citadino que a poco toma una magnitud de vanguardia neoclásica que rige no sólo la imagen externa, sino que llega hasta las formas del pensamiento, resultando en todo un legado que se manifiesta en espacios que responden a este desarrollo.
En el territorio cardenense se van asentando ricos propietarios criollos y extranjeros, fundamentalmente franceses, desde finales del XVIII y durante el primer cuarto de siglo del XIX, lo cual determina la instalación, entre 1810 y 1837, de varios ingenios que, si bien eran trapiches, contribuyeron a que Cárdenas despuntara a partir de 1840 como una de las zonas azucareras más importantes de la isla. Con la llegada del siglo XX su estatus abarca mucho más allá del mero hecho mercantilista y experimenta una serie de hitos que van desde la política a la cultura. Tenemos entonces a una ciudad y sus espacios rurales en pleno apogeo económico, experimentando un despegue hacia un desarrollo nunca antes visto donde se atisban las perspectivas y anhelos de una sociedad que fomenta toda una infraestructura destinada no solo a la esfera comercial y sus necesidades inherentes, sino a satisfacer y completar una búsqueda donde sobresalen elementos que a poco se tornan significaciones identitarias para conformar un concepto de cultura donde confluye la nacionalidad cubana en toda su extensión.
Este breve desglose del desenvolvimiento de la jurisdicción de Cárdenas nos ayuda a entender una parte de su historia, en la cual, como veremos más adelante, el término de patrimonio cultural juega un papel indispensable.
La UNESCO, en la 17a Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural celebrada en París en 1972, recoge una serie de bienes que van desde lo material hasta lo inmaterial para así entender y disponer la importancia de la trascendencia de nuestro legado. Considerado un elemento de estudio histórico-científico, el patrimonio ha devenido en los últimos tiempos en testimonio, identidad y comunicación. Siguiendo este punto de vista, el patrimonio cultural ha ido logrando posicionarse como un elemento clave en las estrategias de desarrollo territorial y apoyo al incremento económico y la mejora de la calidad de vida de una comunidad. Este planteamiento es positivo siempre y cuando se considere el patrimonio como un bien de uso social, se vincule a políticas de desarrollo regional sustentable y se estructure a partir de productos patrimoniales viables apoyándose en las normas y leyes dictadas por el gobierno cubano. La interpretación, gestión educativa y turística y la conservación del patrimonio cultural representan un mecanismo fundamental dirigido a promover el progreso de las condiciones de vida de nuestra sociedad y en esa dirección los valores y recursos patrimoniales forman parte de la cultura y de la biodiversidad, sólo así concebimos la imagen del hombre y de su entorno en el futuro que queremos preservar. En el caso que nos ocupa, la ciudad de Cárdenas adolece, salvo contadas excepciones (dígase los museos, someramente) de una política que abarque estos renglones antes mencionados. No es posible, existiendo ya desde hace unos cuantos y largos años la implantación de estrategias encaminadas a estos aspectos proteccionistas en otros centros urbanos y rurales del país, que además exhiben magníficos resultados, que nuestra ciudad ni siquiera tenga una buena imagen en términos de fachada, ¿cómo es permisible el estado paupérrimo del lugar donde se izó por primera vez nuestra enseña nacional, condición que persiste gracias a qué o a quienes ?; esto por poner sólo un ejemplo de un edificio que por demás se encuentra enclavado en un contexto declarado Monumento local donde resaltan la indolencia y la falta de respeto cuando antaño predominó el esplendor. Vamos hacia un futuro donde, en vez de restaurar tendremos que recurrir a la arqueología para intervenir e intentar rescatar lo que perdimos cuando estamos a tiempo de salvar una memoria que está a las puertas de la inexistencia total para después, plantear restauraciones urgentes con materiales que en nada se ajustan a los parámetros requeridos por esta disciplina revirtiendo así su intento en un acelerado deterioro. Resulta impensable restaurar en vez de conservar, pues es una realidad que la cura solo viene después de la llaga. Pero en esta inmovilidad se suceden las más atroces acciones y la solución llega con un oportuno mega proyecto destinado a un parqueo de automóviles, una tienda en divisas o una plaza abierta para organizar extremas ferias agropecuarias acompañadas de una super dosis de música cubana o extranjera.
Mucho más allá de plantear estas atenuantes es preciso que esta situación sea revertida en acciones concretas que, al momento de establecer los objetivos de la gestión de los bienes patrimoniales lleguemos a establecer “un manejo racional de los recursos que integran el patrimonio, en las condiciones actuales del país, significaría otorgarle, además, una función (valor de uso) en la estructura productiva (valor económico) de la sociedad, sin perder la perspectiva de que es un legado ancestral (valor cultural) que demanda la convocatoria pública y las voluntades políticas para su defensa. Aunque ya hemos perdido mucho, todavía podemos salvar mucho más”.
La conservación es una labor marcada por la sistematicidad, la constancia y el análisis continuo del entorno circundante a cada bien patrimonial y por ende, su principal tarea reside en marcar las pautas de la evolución de los hechos que se suceden asegurando así su permanencia a la par que legitima su objetivo para con las generaciones futuras. La protección del patrimonio cultural es compatible con la actividad de interpretación y gestión turística pero no debemos olvidar que se pueden generar problemas de conservación donde lo mejor que nos puede suceder es tener la costumbre adquirida de asumirlos, en tanto que los bienes patrimoniales tienen en sí mismos condicionantes, ellos no están sujetos a ciertas actitudes y posturas modales de la sociedad imperante en cada época pues su explotación y puesta en valor necesita del análisis pormenorizado, con vistas a que la respuesta sea positiva para el conjunto en sí y para el segmento social que lo recepciona mediante su interpretación y gestión. Un concepto tan importante como el desarrollo sostenible o sustentable, que conduce hacia un equilibrio dinámico entre todas las formas de capital o patrimonio que participan en el esfuerzo regional, humano, físico-natural, financiero y cultural, asegura la utilización del patrimonio cultural con una perspectiva futurista, pues el desarrollo sólo es sostenible si se presenta con un equilibrio entre la utilización de sus recursos, en la distribución territorial de sus beneficios económicos, sociales y culturales y en la capacidad de asegurar su existencia en el futuro, como planteamos anteriormente. Es preciso no dilatar más la puesta en función de un Plan que investigue, organice y dirija sus objetivos hacia la salvaguarda de este patrimonio, no debemos convertir lo construido en ruinas de leyendas, ni promover espacios a cielo abierto cuando tenemos un techo por consolidar, no podemos pensar la ciudad como un gran libro de historia antigua en vez de dinamizar su existencia. Si Paradela y Gestal, volviese sobre sus pasos, creo que regresaría a su destino y exclamaría : “Pueblo ingrato, creo que se me fue la mano”.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA