viernes, 31 de enero de 2014
PLAZA MALAKOFF – CÁRDENAS.
Publicado por D. Jácome)
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22/1/2014
Como “Plaza Malakoff” se conoce la Plaza del Mercado de la ciudad de Cárdenas situada entre las calles Ruiz, Calvo, Coronel Verdugo y el callejón de Andriani. Inaugurada en 1859, con estructura de hierro fundido, técnica desconocida hasta entonces en América. Esta hermosa plaza fue en su época la mejor de la isla, después de la de Santiago de Cuba.
El antiguo mercado de Cárdenas utilizaba los portales del “Café Ciervo de Oro”, ubicado en la esquina ,que ocupaba el antiguo Hotel Europa, formada por la calles Real y Princesa, y frente a la Plaza de Isabel II, lo que todos conocemos como “Parque Colón”.
Hasta que se construyese la Iglesia, la Plaza era solo un solar con un pozo, usado como apostadero y abrevadero de las bestias que traían mercancías para el puerto. Esto facilitaba además el abastecimiento a los puestos de venta cercanos a la misma. Pueden imaginar el aspecto deplorable que presentaba este mercado por la suciedad, estrechez y el hacinamiento entre los distintos productos expuestos. Razón por lo que se decide cambiarlo de lugar.
Esteban Parodi, dueño del café “Café Ciervo de Oro”, junto con Manuel de Cárdenas solicitan a la Junta Municipal, el 28 de febrero de 1856, el permiso para el traslado y construcción de un nuevo mercado. La Junta Municipal aprueba y emite, pocos días después, una convocatoria para seleccionar un proyecto. Durante casi un año se estuvieron recibiendo proyectos, entre ellos los de Esteban Parodi y Manuel de Cárdenas, José López Martínez, Tomás Fernández de Cossio, el arquitecto Vicente Medina, y un ingeniero inglés, John Brisdon. Éstos dos últimos fueron unificados y posteriormente aprobados por la Junta Municipal el 20 de junio de 1857 y por la Junta Superior Civil el 18 de septiembre.
La plaza de Souberville, lugar seleccionado para su ubicación, ocupaba una superficie de tres cuarto de manzana de las trazadas originalmente, entre las calles de Calvo, Coronel Verdugo, Ruiz y el Callejón de Andriani, estrecho callejón y una de las dos únicas calles más pequeñas, excepcionales en el perfecto trazado de la ciudad.
La Plaza Malakoff, es un ejemplo de arquitectura ferro – vítrea, tecnología de gran auge en el mundo por aquella época, pues revolucionaba las técnicas tradicionales existentes. La armazón de hierro fundido fue traída desde los Estados Unidos. Fue la primera estructura de hierro fundido y vidrio utilizada para una edificación pública en Cuba.
La planta del proyecto ganador forma una cruz de brazos equiláteros, con techumbre de zinc pintado de negro, donde se ubican las casillas de mampostería de 5 x 5 x 5 metros y acondicionadas para el expendio de carnes. Por ambos lados presenta unos pasillos de 5 metros de ancho con el suelo de losas de San Miguel. Las calles laterales desembocan en una plaza redonda, de 20 metros de diámetro, donde se encontraban las mesas de café y la administración de la plaza. Esta área es cubierta por una cúpula de 15 metros de elevación, de media naranja, de hierro y zinc.
La cúpula que se asemeja formalmente a una prenda femenina la que, solo en Cuba, se le da el nombre de “Malacoff”, término de vestuario que en el resto del mundo se le llama “crinolina” o “jaula”. Esto me permite especular que la plaza se llame así por la prenda de moda en ese momento… o lo que es también posible, que la prenda se le llame “malacoff”, en Cuba, por la plaza cardenense, ya que ninguna bibliografía explica el porqué del nombre.
Sobre esta cúpula se encontraba una estatua de madera, de dos metros de alto, de “Pomona”, diosa romana que no pudo soportar los vientos huracanados de la costa y después de varias caídas fue sustituida por una bola de un metro y medio, que tampoco tuvo mejor suerte.
En cada esquina hay un patio y en cada uno un pozo. Al borde de los pasillos y los patios cubiertos, de tarimas y techos de madera, se instalan las casillas de hortalizas y legumbres. En la plaza también se encuentra un monumento en recordación del fusilamiento de los esclavos del Levantamiento de Soledad de Bemba, hoy Jovellanos, en 1844.
Con la inauguración, el 24 de marzo de 1859, se promulga el “Reglamento para la Policía y Orden Interior” de la Plaza, que reglamentaba las actividades, derechos y deberes de la Administración, los vendedores, y el comportamiento del público en general.
Además de los daños provocados por los vientos huracanados, incluido el ciclón de 1933, la plaza sólo ha sufrido uno de gran magnitud producido por el incendio del 1 junio de 1897. La reconstrucción se realizó según el proyecto del arquitecto municipal Jacinto Suárez, y fue aceptado por el Ayuntamiento en 1899. El aspecto que conocemos actualmente es resultado de esa obra.
Fue tradición popular, durante muchos años, que sus espacios se llenaran de música, concursos y tertulias. También fue lugar donde mitigar el hambre y “recomponerse” para los amantes de la noche y el consumo de bebidas alcohólicas, ya que disponían de lugares abiertos las 24 horas. Pero esta son otras historias y esta publicación es solo para esta plaza que aún está, y espero que esté, en el corazón de esta inolvidable ciudad…
"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias
nuevas".
José Martí“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.
RAMIRO GUERRA