lunes, 26 de diciembre de 2011

La Estatua de Colón de Cárdenas, primera develada pública y solemnemente en América Latina al Gran Almirante de la mar oceáno.



(Tomado de Ecured)

Idea original

Gran repercusión trajo para Cárdenas la idea del Alcalde Ordinario José Zabala en 1858, de erigir una estatua a Cristóbal Colón frente a la iglesia parroquial, en la antigua Plaza de Recreo de Isabel II. El Ayuntamiento habanero se había negado de inicio, pues tenía interés en erigir una estatua a Colón en la capital del país, pero como no tenían recursos financieros en esos momentos, tuvo que al fin, dejar que se erigiera en Cárdenas.
Esto originó polémicas y un largo proceso que se inició en la sesión ordinaria del cabildo, el 9 de octubre de 1858, presidido por el alcalde de Cárdenas, Licenciado José Zabala, recogido en las actas capitulares que se encuentran en el Archivo Histórico de Cárdenas. El alcalde abre para ello una suscripción voluntaria con el objetivo de recaudar fondos que costeasen la obra.

Aprobación del proyecto

El 30 de marzo de 1860 es aprobado por la Reina Isabel II el proyecto para la erección de una Estatua al Almirante en la Villa de Cárdenas. El Teniente Gobernador de la Villa de Cárdenas, el Brigadier Don Domingo Verdugo, esposo de la laureada poetisa camagüeyana Doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, dió las disposiciones adecuadas.
Los arreglos se comenzaron por la Plaza “Recreo de Isabel II” (antes denominada Plaza de Fernando VII y después de Quintayros) donde debía asentarse el monumento. La tarea para el adorno con las rejas, bancos y piso de la Plaza de Recreo le fue asignada al constructor y maestro de obras Don Pedro Roselló. También sobre él recayó el trabajo con el pedestal y la colocación de la estatua.
En Madrid fueron comisionados los señores de la Academia de Historia, el señor Marqués de Morante y el señor Raimundo Miguel Cabesa para entenderse con la parte artística del monumento. El señor Antonio Olañeta fue designado para atender todo lo relativo a la parte material y ejecución de la misma. La estatua tuvo un costo total fue de 8000 pesos sufragados por la parte de la suscripción pública y además con fondos del Gobierno.

Ejecución del proyecto

La estatua, el bajorrelieve alegórico en la tarja de bronce, así como el diseño del pedestal fueron ejecutados por José Piquer, primer escultor de la Cámara de España y director de escultura de la Real Academia de San Fernando de Madrid, el vaciado en bronce fue realizado por Mr. Morell en Marsella, en 1861 y expuesta en la Plaza de San Ferrol en Madrid públicamente el 27 de abril de 1862.
Dado el valor artístico de la obra, Piquer es invitado por la Academia de San Fernando para presentarla en la Exposición de Londres. Pero su asistencia a dicha exposición no fue posible, pues ya se encontraba en los trámites de transporte hacia Cuba.

Traslado a Cuba y llegada a Cárdenas

Durante el viaje, el escultor no remite el boceto por precaución de que ocurriera algún incidente en el mar.
Después de mucha demora en el embarque a causa de lo pesado de la carga y de lo difícil de la estiba, arriba el 24 de julio de 1862 por el precio de 750 francos.
Su traslado se realiza a bordo de la goleta el “Rayo”, bajo el mando del patrón el señor Naranjo y propiedad de Lucas Muro, efectuándose su trasbordo a la embarcación en alta mar, para una mejor protección y conservación se aseguró de todo riesgo marítimo por la suma de 4000 pesos.
Por fin el 13 de septiembre de 1862 llega la estatua a Cárdenas, donde en el medio de inmenso gentío es desembarcada en el Muelle Real.
El barandaje de hierro colado, en imitación a alabardas de mucho gusto, que debía rodear a la estatua fue confeccionado en New York y embarcado en el bergantín “Petsy Armes” que no pudo llegar a Cárdenas al ser apresado por los Confederados del Sur de los Estados Unidos, perdiéndose con ello su carga. Mandado a construir nuevamente, su costo ascendió a $ 821.97. El pedestal de granito fue construido en Boston a un costo de $ 2000.00.

Inauguración de la estatua.

La inauguración de la estatua constituyó un motivo para grandes fiestas en la población. Los vecinos pintaron las fachadas de las casas. La Plaza del Recreo fue embellecida, así como las otras edificaciones, y colocada la estatua de Colón en su pedestal, de frente al norte rodeada de barandaje de hierro, con gran iluminación de farolas de gas.
A su alrededor en cuatro jardines, una palma real en cada uno, las que les darían sombra al audaz Almirante. Las fiestas comprendían una programación de tres días festivos, del 25 a 28 de diciembre, que se iniciaron con un bazar en la Plaza de Espriu (hoy Parque José A. Echeverría), el día 25 de diciembre. Ese día amaneció con las fachadas de las casas pintadas y no había una sola casa que no hubiese alojado alguno de los muchos huéspedes que alcanzaron lugar en los hoteles y fondas de la localidad ya llenos.

Personalidades presentes en la inauguración

Grandes personalidades del mundo político, cultural y religioso asistieron al acto que fue presidía el Teniente Gobernador Coronel Domingo Verdugo y su esposa, la famosa poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda quien compuso una cantata para tal ocasión, el “Himno a Colón”, cantada en el acto por jóvenes aficionados y musicalizada por Juan Brocchi, la misma comienza con los siguientes versos:

“Esparcid flores
Ninfas de Cuba,
Y al cielo suba
Canto marcial,
Que ya la efigie
Del Almirante
Pisa triunfante
Su pedestal

Después de terminado el himno dejaron el tablado los concurrentes y se colocaron en el frente de la Plaza que da por la calle Aranguren donde se verificó el desfile de las tropas compuestas por 1000 hombres del Regimiento de Nápoles y cuerpos de ingenieros, marina, bomberos y voluntarios, de infantería y caballería.

Características de la estatua

La estatua fundida en bronce mide 9 pies y 4 pulgadas, el historiador Carlos Hellberg, la describe como: “una estatua donde se muestra al Almirante parado con el pie derecho saliente y con la mano izquierda sostiene un manto y a sus pies y bajo el manto un mundo, la mano derecha está en actitud de señalar a su izquierda el mundo que descubre.” El pedestal es de granito, en forma de un cuadrado de dos metros de ancho.
En dos de sus caras tiene empotradas sendas lápidas de bronce. Una conforma un bajo relieve que representa la fe triunfante y el infierno abatido con la victoria del descubrimiento realizado por Colón, se aprecian además las tres carabelas del Almirante y en la orilla plantas como un nogal y el magüey, que simbolizan el suelo americano. La otra lápida, al fondo contiene una inscripción latina redactada por el Marqués de Morante y Raimundo Miguel. Su traducción es la siguiente, tal y como aparece en la literatura de la época:

AL DESCUBRIDOR DE LAS REGIONES DE
OCCIDENTE,
Gloria de Génova, ornamento al más grande
de las Españas
Al que arrojándose a un hecho
Inaudito, que exitó
la irrisión al principio,
Arrancó al fin la admiración y aplausos
En toda la extensión de la tierra.
A CRISTÓBAL COLÓN
Erigió éste insigne monumento, en testimonio de
veneración y gratitud
En el reinado de Isabel II
LA VILLA DE CÁRDENAS,
Año de 1862

Este parque o plaza pública sufrió una transformación en su ubicación en la década de los años 50, el mismo quedó dividido en dos al abrir la calle Real (Céspedes) para facilitar un esperado tránsito de Turismo de los Estados Unidos.
Esto hizo que la estatua fuera cambiada del centro del parque (emplazamiento original) a una de las secciones. Actualmente está ubicada en la sección frente a la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de Cárdenas, con la espalda a ella y mirando de frente hacia el antiguo Casino Español y al antiguo Hotel Europa.

Fuentes
Hellberg, Carlos “Historia Estadística de Cárdenas 1893”. Ed. Comité Pro – Calle. 1953.
Hernández Alvarez, Pedro Luis "Cárdenas, Ciudad de Primicias". Multimedia en Mediator8 inédita


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA