viernes, 4 de octubre de 2013

BIOGRAFÍA IN MEMORIAM DE JOSÉ SMITH COMAS.

Por: Ramón Antonio Suárez del Campo y Rolando R. Rodríguez Rodríguez. La siguiente biografía la concebimos los autores solamente in memoriam de Pepe Smith, pero con el deceso de Ramón Antonio Suárez del Campo el pasado 4 de septiembre de éste año 2013, considero que también debe ser en memoria de los otros tres amigos que mencionamos en la siguiente pieza: los hermanos Alfredo y José Antonio Echeverría Bianchi, así como de Marcelo Fernández y de Ramón Antonio Suárez del Campo, coautor de la presente trabajo. Pepe, como lo nombrábamos muchos, otros le decían Joe y no pocos simplemente Smith, fue un muchacho serio, respetuoso, educado, no gustaba de las bromas pesadas, idealista, muy inteligente, rebelde ante cualquiera injusticia y más que valiente: arriesgado, de palabra suave pero firme, como también en sus convicciones, lo cual me demostró hasta la saciedad desde principios de 1951 cuando lo conocí. Pero como orador se apasionaba y su verbo y gestos dejaban de ser suaves. Rolando R. Rodríguez Rodríguez.
José René Smith Comas nació en Cárdenas el 10 de enero de 1932. Hijo del conocido estomatólogo cardenense Raúl Smith y de Ana Luisa Comas. Tuvo tres hermanos: Rosa, Raúl y Ana, y fue asesinado el 8 de diciembre de 1956, seis días después de regresar a la Patria en el yate Granma como Capitán- Jefe de la vanguardia, cuando aún no había cumplido los 25 años, el mismo tiempo que vivió su amigo de la infancia: José Antonio Echeverría Bianchi, el cual nació algunos días después. Lo conocí en el parque, donde se encuentra la estatua del Almirante Cristóbal Colón frente al Hotel Europa, pues cuando llegué de La Habana fui a vivir en una casa que se encontraba o encuentra en la acera de dicho hotel. En la primera ocasión que coincidimos, me dijo que ese día había cumplido 19 años y que me conocía de vista desde muy poco, me preguntó mi edad, le respondí que 10 días después cumpliría 12 años y que llegamos a residir permanentemente en Cárdenas el 23/12/1950, que estudié en el Colegio De La Salle hasta el primer semestre de sexto grado y que estaba concluyendo dicho grado en el Colegio de la Santísima Trinidad. Me comentó que por mi complexión y manera de expresarme parecía de más edad, que muchos muchachos de 16 o 17 años no se expresaban tan bien, aunque por mi rostro se veía que era muy jovencito. En el mencionado parque se reunían muchos jóvenes cada vez que tenían tiempo, principalmente en las primeras horas de la noche, donde él era asiduo y comencé a serlo igualmente, siendo una de mis primeras amistades en su ciudad natal. Conversábamos mucho cuando coincidíamos solos en el parque y al poco tiempo de conocerlo me di cuenta que era un excelente muchacho. En aquella época se acostumbraba cuando los estudiantes aprobaban la llamada Preparatoria para ingresar al Bachillerato, cortarles el pelo y pintarles la cara con mercuro cromo por otros estudiantes mayores. No hice la Preparatoria, sino que cuando finalicé el sexto grado, estudié en el verano y me presenté a examen en el Instituto viejo. El día señalado fui a ver mi nota: 91 y llegué a mi casa pensando que me había escapado de los ''barberos'' y ''pintores'' improvisados, pero poco rato después mi abuela me dijo que Pepe me buscaba; él me dijo que pasado un rato cruzara para el parque que El Gordo me estaba esperando para ser mi ''barbero'' y él sería el ''dibujante'' pues era mejor que fueran ellos y no otros. El Gordo era José Antonio. No pasaron muchos minutos y crucé para el parque, Pepe me dijo: ¿por qué viniste tan rápido? pues se van a dar cuenta que te avisamos y renglón seguido usó una jarana: éste, refiriéndose a José Antonio, vino de La Habana solo para pelarte pues ya está en la Universidad; José Antonio me dijo: si, vas a tener que pagarme por lo menos 10 pesos por el pelado, pues entre la ida y vuelta en los Únicos, la tijera y el peine que los compré en la calle Galiano, para pagar todo eso tuve que dejar de almorzar una semana; Pepe comentó: no importa, te hizo bien pues tienes demasiada reserva; nos reímos los tres. Pepe le dijo: no le cortes mucho pelo para que pueda peinarse. Fui a la barbería y me rapé. Por la noche coincidí con Pepe en el parque y me preguntó: por qué me había rapado, si ellos me dejaron bastante pelo. No podría concebir a mi pueblo, la Cárdenas de aquellos tiempos, sin la figura de Smith. Y más que nada, Joe Smith iba con el aire que respirábamos, con el espíritu de quienes nos tocó la gran oportunidad de compartir ese tiempo con él, espacio y vida de nuestro pueblo, de nuestra Patria. Smith era, con voz y acción inquebrantables, el líder natural de la rebeldía estudiantil en la Cárdenas de entonces. Un respetado y querido líder. Como tanto suele suceder en nuestra historia, la de Cuba, la de Nuestra América, toda acción de defensa de derechos, de limpieza ciudadana empieza por los estudiantes con una causa. Un siglo antes fue con Martí en las canteras e Isla de Pinos, los Estudiantes Mártires del '71. Continuaría en el siglo 20. En Cárdenas, la causa inicial en nuestro tiempo fue el Instituto. Ocupaba un antiguo edificio que había cumplido su misión educadora hacia largo rato. Se necesitaba uno nuevo más adecuado a las necesidades de mediados de siglo. En La Habana aprobaron su construcción y presupuesto. Los fondos se agotaron mágicamente en los cimientos del nuevo plantel. Ese fue el punto focal de la rebeldía local de aquellos años. Líder nato, cuando Pepe fue electo Presidente de la Asociación de Alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza de Cárdenas, los estudiantes seguían tratando de lograr la construcción del edificio nuevo para dicho centro de estudios. Como las autoridades de entonces no prestaron atención a dichos reclamos, Pepe organiza diversas actividades en tal sentido y fue expulsado por seis años de estudiar en cualquier centro del País y acusado ante los Tribunales. Condenado a seis meses de prisión, pudo librarse por una amnistía que se le concedió, pero la expulsión fue mantenida. Ferviente admirador de la palabra y ejecutoria de Eduardo Chibás, de las cuales se hizo eco y comentaba en las mencionadas tertulias a las que asistíamos en el parque estudiantes y otros jóvenes. La muerte del líder ortodoxo lo conmocionó en extremo y viajó a La Habana para asistir al sepelio. Cuando el golpe de estado de Batista el 10 de marzo de 1952, manifiesta lo que representó y representaría a partir de entonces dicho cuartelazo, no solo en las tertulias de nosotros los estudiantes asistentes a las mismas. Además organiza la resistencia en Cárdenas primero y después también en Matanzas, la cual con el transcurso del tiempo va dejando de ser solamente cívica. Asistía a la Sociedad de Caballeros Católicos de Cárdenas en la cual jugaba básquet ball, era un joven de pequeña estatura pero muy fuerte y también allí realizaba ejercicios constructivos con pesas e incorporó a varios muchachos, entre ellos a Alfredito Echeverría Bianchi, el hermano varón más joven de José Antonio y fue en la práctica el instructor de todos nosotros en esa actividad. Practicó también remo en el Club Náutico de Varadero, como igualmente hizo José Antonio y nos resulta muy grato saber que en la actualidad el lugar donde se efectúan tales regatas en La Habana lleva muy merecidamente el nombre de José Smith Comas. A la larga se consiguieron fondos adicionales y se construyó el entonces nuevo edificio para el Instituto de Segunda Enseñanza de Cárdenas, que hoy honra a José Smith Comas llevando su nombre. En el primero o segundo curso, al inaugurarse el edificio nuevo del Instituto, por el que tanto luchó y muchas contrariedades tuvo que soportar, le fue permitido el regreso a las aulas pudiendo así concluir el Bachillerato uno o dos cursos antes que nosotros. Recuerdo un día en el cual tuvo una discusión con otro alumno, Gelasio Rosales si no recuerdo mal, quien después regresó con un machete gritando desde el exterior del centro de estudios para que Pepe saliera, diciendo que lo iba a matar, de lo cual me entero después que veo a Pepe correr desde el interior hacia el exterior del edificio, salta los escalones de la entrada como un tigre, se abalanza sobre el amenazador estudiante, lo golpea una y varias veces sin que éste pueda infligirle ni tan solo un golpe y tampoco con el machete, hasta que el ''machetero'' yace abatido en el pavimento a cierta distancia del machete. En esa ocasión Pepe tuvo una cortada en uno de sus arcos superciliares accidentalmente, pero de ninguna importancia. Al poco rato, el jefe del puesto militar, quién era padre de dos hijos que estudiaban en la propia aula que yo, se persona en las afueras del Instituto y solicita hablar con Pepe, le comenta de lo qué ocurrido, él le responde que lo que le dijeron no es cierto pues nada sucedió, el militar le pregunta por qué tenía una curita en uno de sus arcos superciliares y Pepe le dice que estaba jugando a la pelota y ésta lo golpeó ahí, al parecer con la costura y producto de eso sangró un poco. Con lo cual evitó que fuera acusado el alumno que lo amenazó. Ese era el Pepe Smith que conocí. Concluido el Bachillerato como antes expresamos, ingresa en la Universidad de La Habana. En su breve etapa de estudiante universitario fue uno de los que en un partido de base ball realizaron un acto de protesta saltando las cercas hacia el terreno del Gran Stadium del Cerro, entre ellos José Antonio, para desplegar carteles contra el régimen que sobrevino a partir del 10 de marzo de 1952 acción que vieron, como éste escribidor también, cientos de miles de personas por televisión, por donde se transmitió dicho partido, habiendo sido golpeados por la policía en el propio terreno, tomados presos y puestos a disposición de los Tribunales. Recuerdo una de las últimas veces que vi a Joe. Fue una noche en la Calle Real, punto popular de reuniones. Me alegraba de verlo. Le puse la mano en el hombro y noté algo: eran los vendajes por la última cobarde golpeadura de los esbirros batistianos. En ese pedazo de tierra cubana llamada Ciudad Bandera, porque allí ondeó por primera vez en 1850 nuestra enseña nacional y lo hace aún junto al mar en un ara-monumento que reza, 'Primus in Cuba'. Es donde con aquél grupo de amigos y compañeros crecimos y nos formamos. Seres como Joe Smith y José Antonio son banderas eternas de honra a nuestro pueblo de Cárdenas, a nuestro pueblo de Cuba. En el país, la dictadura batistiana tendría sus días contados. También muchos de los nuestros Smith y José Antonio, entre ellos. En La Habana, estudiantes de Cárdenas se destacaban en las luchas de una FEU que asumía su puesto de honor en el liderazgo: José Antonio por Arquitectura y Marcelo Fernández por Ingeniería. En Cárdenas, otro Echeverría, Alfredo, se distinguía en primera fila. Ya en la Universidad, se uniría a su hermano protegiéndolo en ocasiones con su propia vida. Hasta que un lamentable accidente automovilístico segó su vida el 25 de abril de 1956 cuando éramos compañeros en el mismo bote de remos en el Club Náutico de Varadero. Lo conocí un domingo en los primeros días de febrero/1951, en una misa en la capilla del colegio cuando coincidimos en el mismo banco y nos hicimos de inmediato magníficos amigos. Mi adiós a los remos lo determinó su deceso. Ese día no fui a remar, pues amanecí con una dolorosa faringitis que en la tarde, después que me bañé y comí me percato que la faringitis había desaparecido como por arte de magia. Después de su deceso intenté continuar remando, yo lo hacía a estribor en el número 3 y él a babor, era el stroke, el número 4, o sea siempre lo tenía en el bote justamente delante y no soporté ver por mucho tiempo en el carrillo de él a su sustituto, tomándole a éste una animadversión involuntaria e inmerecida que fue agigantándose en el transcurso de no muchos días, ya que éste no fue responsable en lo más mínimo del accidente que ocurrió a Fred. En La Habana, nuestra gloriosa Universidad daba el ejemplo de siempre en la defensa de nuestros derechos ciudadanos, desde aquellos muchachos del Ala Estudiantil, los Directorios y la FEU. Esta vez, de nuevo, los caídos, las cárceles, las torturas, El 13 de marzo, José Antonio, el Palacio, Humboldt 7... Una vez en México se integra al grupo que meses después regresaría a la Patria en zafarrancho de combate en la madrugada del 2 de diciembre de 1956 y dadas sus características personales, a las cuales nos referimos al principio de éstas líneas, fue designado jefe del campo de entrenamiento y cuando los 82 hombres desembarcan, Pepe lo hace como capitán-jefe de la vanguardia, como dijimos. Después de un problemático viaje durante varios días en el yate Granma, que resultó extremadamente pequeño para tantos hombres, adicional a lo cual las condiciones del mar no eran apropiadas para navegar en una embarcación de ese tipo, lo que afectó de distintas maneras la salud de muchos, desembarcan en la playa Las Coloradas en el oriente cubano donde tuvieron que saltar al mar y caminar en él hasta la costa, perdiendo debido a ello parte de las armas, alimentos, medicinas, etc. Ya de regreso a tierra cubana, el régimen de Batista no demoró en tratar de eliminarlos, primeramente con la aviación, por lo cual tuvieron que dividirse en varios grupos para intentar llegar a la Sierra Maestra. El más numeroso fue el que capitaneó Pepe Smith. Varios días después hambrientos, extenuados por la marcha forzada y con otros males físicos, divisan la casa de un campesino, la mayoría de sus compañeros plantearon solicitar auxilio, otros entre los cuales él, no estuvieron de acuerdo, pero Pepe aceptó el criterio mayoritario, hubo uno a varios que abandonaron el grupo en ese instante. El campesino, en el primer momento parecía tener intensión de ayudarlos y le dijo que eran muchos y que iba a comprar comida pues no tenía existencia para esa cantidad de hombres. Como demoraba en regresar, supusieron que habían sido delatados, ante lo cual Pepe decidió seguir camino y así lo hicieron, pero fueron interceptados en un lugar nombrado Ojo del Toro, por la soldadesca batistiana, a la cual tuvieron que hacer frente. El primero en caer fue Pepe Smith, rematado en el suelo. Joe estuvo presente en la lucha hasta su último día. En su partida quedaron claramente definidos: los martianos Versos Sencillos y Dos Ríos: en seres sencillos y verticales como él. Algo más de dos años después la revista Bohemia publicó una foto del cadáver de Pepe boca arriba, en la tierra, arena o cualquier otro pavimento, con tiras de esparadrapo en el pecho al descubierto, que expresaban con números romanos: XVI y al pie de la foto decía: A Pepe Smith le pusieron el 16. Hasta aquí una breve biografía de Pepe Smith Comas, a quien continuamos apreciando igual que en la década de los años 50 del siglo pasado y lamentamos diariamente su deceso, más aún por la manera y condiciones en que tuvo que afrontarlo. Similar sentimiento respecto de lo ocurrido a José Antonio pocos días después de tres meses, el 13 de marzo de 1957. A esta Biografía le dimos conclusión pocos días antes del deceso de Ramón Antonio, quedando lista para su publicación.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA