miércoles, 30 de octubre de 2013

En nombre de un nombre-

Por: MSC Lorena Martínez. ¿Será realmente Emilio Bobadilla (Fray Candil) el mejor de los nombres posibles para el taller, concurso y peña literaria del municipio Cárdenas? Después de leernos su historial, saque usted, como dice Taladrid, sus propias conclusiones.
Desde niña conozco de talleres literarios por el de mi pueblo y sé que desde entonces se llama Fray Candil; tuvo que pasar mucho tiempo para que conociera quien era tan ilustre intelectual, periodista gruñón quien sin saberlo había usurpado el nombre del taller a otro hombre un entonces ilustre olvidado, Virgilio Piñera, ex-cardenense considerado durante los setenta nuestros como un casi diabólico personaje. Pasó el tiempo y pasó no una sino varias águilas sobre el mar y supe convincentemente de Fray candil, ese monje necesitado de luz, lo que incluye la tesis de una muchacha de Jovellanos sobre dicho personaje en la que fui cotutor(a), el saber que Fray Candil fue uno de sus múltiples pseudónimos, que la única hija del poeta Zenea fue su esposa, que como cónyuge no dejaría mucho que desear; de su duelo con Azorín, a quien en mis “años mozos” adoraba por sus Cinco minutos de parada… Nada, parecía que no había dato de este cardenense que ayudase a cambiar mi opinión. En una ola obsesiva por la literatura naturalista hispanoamericana me leí: A fuego lento, la mejor de sus novelas y a pesar de ser terrible, ¡menos mal!, me amigue un poco con él. Después vino el conocimiento sobre su poesía, mal remedo de la lírica finisecular cubana y de sus trabajos periodísticos, dentro de una vida que puede ser evaluada de espectacular. Nace en Cárdenas el 24 de julio de 1862 y muere en Biarritz, Francia el primer día de enero de 1921. Al estallar la guerra del 68, su familia emigró a los Estados Unidos y de allí a México. Volvieron a Cuba al finalizar el conflicto y empezó a estudiar en la Universidad de la Habana. Colaboró casi en todos los periódicos habaneros de la época hasta que en 1887 se trasladó a Madrid, donde se graduó de abogado en 1889. Viaja por Europa. Al estallar la guerra de independencia de 1895 se une a los emigrados revolucionarios cubanos en París. Sus trabajos periodísticos independentistas aparecieron en diferentes periódicos de España, Francia y de América. No regresó a Cuba hasta 1909. Fue nombrado cónsul en Francia, donde murió. Se decía que para la literatura era estricto y disciplinado y las anécdotas de su persona e imagen reflejaban a un personaje muy antipático: candil que realmente poco podía alumbrar. Para muchos estudiosos de la literatura cubana y española, Emilio Bobadilla (Fray Candil) pertenece de lleno a la Generación del 98 española, mientras para otros se adscribe de manera plena al naturalismo. Me gustaría situarme en un puente que toma rasgos de cada posición. Opinaba que en la naturaleza íntima, sus causas últimas son eficientes o finales, y nos son totalmente desconocidas. Atribuía a la ciencia una función preventiva, tanto en la esfera de la naturaleza como del pensamiento y en la sociedad, lo cual para su época es, sin duda, un elemento muy progresista. La ciencia es un insustituible instrumento de transformación de la realidad y se debe poner todos los empeños en divulgar sus resultados. De filosofía naturalista no es propio ahora discutir, pero literariamente hablando, ¿qué logra aportar? Lecturas y más lecturas, fundamentalmente referativas, un mayos conocimiento de la literatura epocal de la región y del estado del periodismo español de su momento Poco a poco, fui convenciéndome que mi respetado contendiente fue poeta, un eminente periodista, representante cubano de esa generación de intelectuales que enfrentó la crisis sociopolítica española, luego de perder a Filipinas y Cuba (1090). Su literatura es pro-española, admira el barroco y el lenguaje retórico del siglo XIX cubano, transitando de un romanticismo retardatario en su poesía a una sátira contra todas las banderas en los diarios y un naturalismo afrancesado, con fuertes inquietudes políticas, que defiende al independentismo cubano. Sus descripciones del trópico son difíciles, duras, vertiginosas, expresionistas a través del martirio de la vida de un médico atacado constantemente por una esposa inclemente. Hay que destacar su vinculación a la literatura local, aún viviendo en el extranjero, prologó obras de varios autores en periódicos foráneos y en muchos diarios locales como La Juventud, Faro de Cárdenas y El Boletín Mercantil aparecen referencias a su persona mediante anécdotas, cuentos y reseñas como los que asoman en las Memorias Cardenenses de Francisco Figueras. Divulgó en Madrid la Historia Estadística de Cárdenas de Hellberg. Fue muy efectiva la promoción que hiciera de Rosas de Cárdenas, poemario publicado por el canario Tomas de las Casas López en la ciudad. En una investigación emprendida hace algunos años sobre la literatura femenina cardenense del siglo XIX encontré estos versos firmados por Emilio Bobadilla: Eres niña hechicera/ puro arroyuelo/ que enciendes y retratas/ la luz del cielo/ así tu alma/ deja ver en tus ojos/su dulce calma, la cual puede ser considerada como uno de sus mejores textos. Emilio Bobadilla, desde antes de su muerte, gozó de un reconocimiento social elevado, tanto en Cárdenas como a nivel nacional. Fue miembro de la Academia de Historia de Cuba y de la Academia Nacional de Artes y Letras, se han editado en diferentes años sus trabajos periodísticos, la novela y ¡hasta sus versos! Luego de la Revolución un grupo de escritores locales decidió nombrar su nuevo taller literario, peña y concurso con su nombre; en 1983 la editorial Letras Cubanas edita A fuego lento y en la misma década del ochenta el grupo de teatro local Chispas cubanas montó uno de sus sainetes satíricos, de carácter costumbristas que crítica “las costumbres ligeras” de las muchachas a principios del siglo XX. Nunca el dramaturgo, escritor y crítico Virgilio Piñera, uno de las figuras más importantes de la literatura cubana del pasado siglo, ha tenido reconocimiento tal. No es profeta en su tierra como dice4 la tradición. Aunque aún sigo pensando que es repetitivo que taller, peña y concurso de una institución local homenajeen a una sola persona, no se trata de cambiar nombres a un concurso, peña o taller que durante más de cuatro décadas se ha ganado su propia historia y prestigio local, lo que sí creo necesario, como especialista literario local, repensar la necesidad de otras opciones que incluyan a Virgilio Piñera como eje central y lograr homenajearlo institucionalmente como alguien imprescindible de la literatura cardenense de este siglo. No es suprimir al Fray Candil sino crecer en eventos, diseñar y aprobar un Concurso Nacional de Narrativa que homenajee y trabajar para que de él ¨hacer que de él nazcan los nuevos “Virgilios Piñeras”, porque no es cosa de perder o renegar de nuestro viejo fraile, ya que, como diría él: “¿quién reniega de una amada costumbre?”


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA