lunes, 12 de marzo de 2012

13 de marzo de 1957 Las huellas tienen la palabra El proceso de restauración en el Museo de la Revolución comienza a revelar huellas de importancia sobre el asalto al Palacio Presidencial Por:José Andrés Pérez Quintana*
El proceso de restauración en el Museo de la Revolución, no solo aportará beneficios al edificio, instalaciones expositivas y servicios generales, sino que comienza a revelar huellas de importancia sobre el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957. Fue aquella una contundente acción. Batista, que había tomado sus precauciones, entre ellas la de no instalarse permanentemente en la sede de la presidencia y alternar esta con Columbia y su residencia de Kuquine, jamás imaginó que la audacia de un puñado de valientes hiciera casi posible su ajusticiamiento. La acción comenzó a las 3:21 p.m. Es poco conocido que los alrededor de 50 revolucionarios se enfrentaron a una dotación de más de 150 adversarios. No era una tropa de pusilánimes, sino de hombres seleccionados, extremadamente fieles a su amo, con suficiente preparación y llenos de odio contra todo el que se opusiera al tirano. Eran parte de un reforzado sistema de seguridad. El asalto Con la rapidez necesaria, el comando revolucionario descendió de los tres vehículos que los transportaban y penetró por la puerta sur, en la calle Colón, frente al lugar donde se levanta actualmente el Memorial Granma. Sus primeros disparos, dirigidos a batir la posta de un recinto a la izquierda del Palacio, determinaron la respuesta inmediata de la guarnición. Allí, una escalera da acceso a la segunda planta, y con ello al despacho presidencial, el Consejo de Ministros, el comedor de gala y el Salón de los Espejos. Aniquilado este foco de resistencia, surgió un serio inconveniente cuando miembros de la guarnición dispararon con una ametralladora calibre 30 desde una de las dos puertas que comunican el patio central con un pasillo interior del lado norte. Tras no pocos esfuerzos esa potente arma fue acallada. Tesoro para los estudiosos Es precisamente en las fachadas del patio interior, donde la restauración ha entregado un tesoro a los estudiosos, al develar más de 300 impactos de proyectiles. Se presume que inmediatamente Batista ordenó eliminar todo vestigio de la acción, los cuales salieron a la luz cuando, recientemente, se restableció la caracterización original de esas paredes tras un laborioso proceso de levantamiento de las capas de pintura aplicadas desde 1920. Alrededor de la puerta del local de la posta, más de 80 impactos atestiguan la magnitud del fuego sobre los miembros del Directorio Revolucionario, durante su entrada y retirada. Un estudio preliminar de los especialistas del Laboratorio Central de Criminalística confirma algunos tipos de armas usados por las partes. Los restos de proyectiles demuestran el fuego con ametralladoras Browning y Johnson, y fusiles M1 y M2 por el cuerpo armado del edificio, y el uso de M1, M2 y las ametralladoras Thompson por los asaltantes. Otras huellas en el patio son visibles en la pared que cubre parcialmente el pasillo sur, tras cuyas ventanas se parapetaron los defensores, lo que concentró el fuego de los revolucionarios. El recorrido del grupo principal puede trazarse en la segunda planta, en sus lados sur y oeste, pues en las gruesas columnas que dan hacia el patio se alojaron proyectiles destinados a frustrar el avance. Los testimonios de los sobrevivientes subrayan la intensidad del fuego sobre ellos por una defensa más organizada en los pisos superiores. Es una certeza casi absoluta, que en las paredes de los inmensos corredores y de numerosos recintos hayan quedado impactos del armamento de ambos bandos. Tal vez la intervención constructiva del interior del edificio revele nuevas evidencias. No pueden dejar de citarse los orificios existentes en la pared del descanso de la escalera principal, devenidos elemento identitario del Museo. Los disparos, al parecer efectuados por el grupo que tomó la primera planta contra efectivos ubicados en el piso superior, fueron identificados en la restauración acometida a finales de la década del 80. Desde entonces se muestran, también, los alojados en el lienzo donde Armando García Menocal reprodujo uno de los combates de la gesta de 1895, instalado en una de las paredes de la tercera planta. Los maestros restauradores trabajan actualmente en la imponente fachada norte de la edificación y han hallado otros vestigios de la acción del 13 de marzo de 1957: quienes buscaban la oficina de Batista pasaron por el Salón de los Espejos y salieron a la terraza norte, donde dispararon contra policías y autos patrulleros que estaban en la Avenida de las Misiones; presumiblemente, después de la acción algunos de los fieles al tirano dispararon contra el edificio para aparentar una resistencia desde el exterior que nunca existió. Las balas se encajaron en el balcón de la terraza y en los grandes arcos de la entrada principal. ¿Qué pasó con Batista? El objetivo de la acción ya no se cumpliría: Batista escapó de la justicia revolucionaria. Aún se escuchan versiones acerca de su huida por pasadizos y túneles secretos que, afirman algunos, comunicaban con el hotel Sevilla; otros especulan sobre una salida en helicóptero desde la azotea. Ni lo uno ni lo otro. El tirano parece haberse refugiado en el último nivel, donde se encontraba una parte de los efectivos de la guarnición. Alrededor de dos horas duró el combate. La retirada de los asaltantes, por la puerta de la calle Colón, fue harto difícil. Debieron recorrer a la inversa los mismos sitios por donde habían avanzado. Atravesar el parque Zayas se hizo bajo fuego cruzado. Este, además, no brindaba una buena protección por lo escaso y ralo de su vegetación. El saldo del combate fue una muestra de la heroicidad de los revolucionarios: 24 combatientes muertos. No hubo heridos entregados a las autoridades, lo que supone el asesinato de quienes así quedaron y no pudieron salir del edificio. En la fachada de la calle Colón quedó el postrer esfuerzo de aquellos buenos cubanos que hicieron del 13 de marzo de 1957 una fecha trascendente de la Revolución cubana. En las paredes que dan al Memorial Granma hay testimonios de la acción que las tareas de restauración develarán en los próximos meses. Con ellos los investigadores tendrán nuevos motivos de estudio, y cubanos y foráneos, una razón más para visitar el Museo. *El autor es el actual director del Museo de la Revolución.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA