lunes, 19 de marzo de 2012

La telaraña El humor peculiar de Virgilio Piñera Por: Jorge Tomás Teijeiro
Virgilio Domingo Piñera Llera, conocido ampliamente como teatrista, y además novelista, ensayista y poeta, nació en 1912 en la ciudad de Cárdenas, Matanzas. Estudió las enseñanzas primaria y secundaria y posteriormente Filosofía y Letras en La Habana. Colaboró en numerosas publicaciones nacionales tales como: Orígenes, Ciclón, La Gaceta de Cuba, Lunes de Revolución y Carteles y también en revistas extranjeras. En 1937 escribe su primera pieza de teatro Clamor en el Penal. En 1945 termina su primera gran pieza escénica: Electra Garrigó. Otras obras de teatro suyas fueron: Jesús, Falsa alarma, La soprano calva, Los siervos, La boda, Aire frío, La sorpresa, Siempre se olvida algo, El no, El álbum y La niñita querida. Obtuvo el Premio Casa de las Américas en el género de Teatro con Dos viejos pánicos. Humor en su autobiografía Con el mayor desembarazo nos narra Virgilio sus vicisitudes debido a las estrecheces económicas de la familia y sus tendencias y gustos mal entendidos en su época y refiere que desde que tuvo uso de razón… «aprendí que era pobre, homosexual y que me gustaba el arte ».Pero con el mayor aplomo se mofa de todo lo que en su entorno pueda ser visto a través de la lupa humorística para que se le vean los mínimos intersticios. Veamos a continuación, cómo trata algunos de los temas. —Cuando en 1912 yo vine al mundo (…) acabábamos, como quien dice, de salir del estado de colonia e iniciábamos ese triste recorrido del país condenado a ser el enanito irrisorio en el valle de los gigantes. —Muchas veces me he preguntado por qué los hombres y mujeres que formaban mi pueblo natal, Cárdenas, no se llamaban todos por el mismo nombre. Por ejemplo, Arturo. Arturo se encuentra con Arturo y le cuenta que Arturo llegó con su hijo Arturo, y con su hija Arturo. Que su mujer Arturo pronto dará a luz un nuevo Arturo, pero que ella no quiere ser asistida por la partera Arturo, sino por la otra partera Arturo que es la partera de su cuñada Arturo madre del precioso niño Arturo, cuyo padre Arturo trabaja en la fábrica Arturo… Absurdo y humor en su poesía La exageración de la realidad puede inducir en el lector la fijación de lo conceptual en tanto que resulte, además, un divertimento. Cuando leemos su poesía Solicitud de canonización de Rosa Cagi, comprobamos que se trata de un alegato contra la violencia en la pareja presentada como una auto burla de la sufriente, escrita en forma que provoca una sonrisa en el lector. Seguidamente algunas estrofas de la misma. Por la presente tengo a bien dirigirme a usted para solicitar una plaza de santa laica en la iglesia del Amor. Un hombre me juró amor eterno, y su amor fue el infierno en la tierra. Poseo en mi cuerpo más estigmas que los exigidos por la Iglesia, mayor cantidad de lágrimas que las expresadas en centímetros cúbicos en las planillas de las aspirantes a ser canonizadas, mayor cantidad de horas de insomnio y en mis rodillas callosidades tan elocuentes que mis amigos me dicen: Rosa la genuflexa. Por tanto, habiendo sido humillada, ofendida, vilipendiada, postergada y vejada; habiendo sido configurada en esa extraña latitud que es ser muerta en vida, yo, Rosa Cagí, en pleno disfrute de mis facultades mentales, pido humildemente ser canonizada como santa laica con derecho a figurar en los altares del horror. Renovar el lenguaje poético fue también idea de Virgilio. Este autor hizo varios intentos para crear nuevas palabras y voces onomatopéyicas que despertaran la atención del lector, pretendiendo, además, que el pensamiento no se petrificara o fosilizara por la repetición de las mismas palabras (en número finito en cualquier idioma) y las mismas construcciones sintácticas. Así, en algunas de sus creaciones poéticas, desembrida su lenguaje, resultando de todo ello, su humor peculiar. Veamos cómo se manifiesta esto en su poesía Solo de piano para lo cual mostramos algunas estrofas. El solo de piano no es un solo de piano, no es tampoco un solo ni asimismo un piano. No es ningún piasolo, ni siquiera un sopiano, Muchísimo menos un sopin de loso y tremendamente lejos de un loso de piano. En las tardes grises todo el mundo es solo, todo el mundo es piano, y hasta el mismo solo y hasta el mismo piano se sienten tan solos que tocan el piano. Cuentos sorprendentes y sorpresivos Estudioso de Kafka, no debe sorprendernos que el absurdo asome las narices en su literatura. Goya pintó muchas escenas y personajes grotescos, Virgilio les dio vida. En sus cuentos, con tales características, lo hiperbólico mueve a risa por el brote de una situación que al presentársenos bruscamente no nos cabe en la cabeza. Les escribiré a continuación una sinopsis de algunos de sus cuentos. La caída. Dos amigos habían escalado hasta la cumbre de una montaña de tres mil pies de altura. Al comenzar el descenso algo les falla y se precipitan abruptamente. En la caída van perdiendo partes de sus cuerpos y su preocupación era salvar, al menos, los ojos de uno de ellos (el narrador del cuento) y la barba de su compañero de aventura. Y el final no tiene desperdicios: (…) Ya mis ojos llegaban sanos y salvos al césped de la llanura y podían ver, un poco más allá, la hermosa barba de mi compañero que resplandecía en toda su gloria. La carne. Érase un pueblo donde se produjo, por causas no explicadas, la falta de carne y se vieron todos engullendo los más variados vegetales. Un buen día, un tal Arnaldo decide cortar un filete de su nalga izquierda, adobarlo, pasarlo por la parrillada y comérselo. Luego la idea proliferó y los habitantes del lugar comenzaron a cortar partes de sus cuerpos, cocinarlas y comérselas. Léanse algunos fragmentos de este cuento: Pronto se vio a señoras que hablaban de las ventajas que representaban las ideas del señor Arnaldo. Por ejemplo, las que ya se habían devorado sus senos no se veían obligadas a cubrir de telas sus cajas torácicas; y sus vestidos concluían un poco más arriba del ombligo. El sindicato de obreros de ajustadores femeninos elevó su más formal protesta ante la autoridad correspondiente, y esta contestó que no era posible slogan alguno para animar a las señoras a usarlos de nuevo. Tadeo. Un hombre, al cumplir los sesenta años es una persona feliz y se suponía que comenzaría para él una vejez dichosa: pero hacia los sesenta y cinco se produjo un cambio capital en su vida pues le surgió la necesidad imperiosa… ¡de que lo auparan como un niño! Veamos a continuación cómo narra Virgilio el resultado final de haber convencido Tadeo a su hijo de que lo cargara: «Entonces el hijo, como el que apura su cicuta, lo cargó y lo tuvo en sus brazos por espacio de unos cinco minutos. Lo dejó luego sentado en una silla y salió a la calle en busca de aire. Literalmente se ahogaba». El autor, después de explicar las nuevas necesidades imperiosas de Tadeo de que personas ajenas también lo cargaran, narra cómo éste se lanza a la calle para encontrar, dentro de muchos que se negaban, quienes estaban dispuestos a hacerlo. Para facilitar esta acción adelgazó rápidamente y ya no era más que su propia sombra. Leamos el final de la historia: Se marchó finalmente de su casa. Dormía bajo los puentes y comía sobras. Pero un adepto que ganara, que gustosamente se prestara a cargarlo, y esos breves momentos de exposición en los brazos de un semejante eran la justificación de su vida. Y tal vez, ya que predicaba con el ejemplo los seres humanos podrían darse a la hermosa tarea de cargarse los unos a los otros. En fin, Virgilio, creo haber recibido el mensaje de su cuento como una fórmula universal de amor: Cargaos los unos a los otros.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA