martes, 17 de septiembre de 2013

Emilia Casanova.

Por: MSC Lorena Martínez “…Lo que ocurre en Cuba es una revolución popular, política y social preparada muy de antemano, que ha pasado y está pasando por todos los trámites que precisamente tienen que pasar semejantes revoluciones…” Emilia Casanova.
Una literatura que conjuga entorno y subjetividad Para muchas cardenenses la escritura es otra forma de combate, muchas de nuestras damas no se identifican con el mito de la feminidad romántica sino al contrario, buscaban encontrar en la prensa o en el entorno cotidiano cual era su verdadero lugar. A pesar de ello, el pseudónimo literario es el que impera en las publicaciones, muchas de ellas no se identifican abiertamente, sortilegios y poemas esconden nombres, que se han mantenido desconocidos hasta la actualidad. Su literatura se mueve“entre la imagen y la historia, la utopía y el espacio concreto, lo mítico y el realismo directo” El acto de escribir es un medio trasgresor para ellas que las aparra de lo suave e idílico para asumir una posición de defensa de su identidad y de solución a sus problemas. En ellas y tal es el caso de la cardenense Emilia Casanova, el mito de la mujer frágil no supera al de la mujer fundadora, que lucha sus derechos sin perder sus encantos: para ellas el concepto patriarcal de familia busca armonizar con el de mujer defensora de su lugar social; la voz poética puede ser de combate, de amor o de necesidades compartidas. Confluyen, al decir de Aurelia del Castillo lo grandioso y patrio con las necesidades cotidianas. A pesar de realizar toda su obra narrativa en los Estados Unidos, es imposible, obviar la obra de Emilia Casanova, esa cardenense del siglo XIX que transitó del anexionismo al independentismo, convirtiéndose en ejemplo de la mujer cubana que lucha por su patria, a la vez que defiende al máximo su vida familiar. En el terreno político fue una de las mayores publicistas de la causa revolucionaria cubana, defensora de la revolución mambisa ante gobiernos y personalidades de Europa y América. Primera embajadora desde el exilio. Su escritura, de un estilo fuerte, firme, directo, se inserta de lleno en las corrientes ensayísticas del siglo XIX. Es la primera que pone el ensayo en función de la defensa de la soberanía nacional, ejemplo de cómo la literatura femenina del exilio se vincula al terreno de lo político- social. A través de su función divulgadora del ideario de la guerra de independencia, logra caracterizar la figura de la mujer como “ángel guardián de la patria”, otra perspectiva de la épica que caracteriza a la literatura de campaña del XIX cubano. Punto de vista digno, femenino, libertario define y enmarca a toda su obra, escrita en función de la emancipación y del amor patrio. Con ella, el discurso femenino cardenense abandona temas tradicionales: el amor, la familia, el hastío, las flores, los colores y otras ternezas- amenazas, para iniciarse en temas políticos de una manera desafiante mediante el llamado patriótico, de ayuda y exigencia hacia lo que ocurría en la isla, enfilado a reivindicar el derecho de cubanos y cubanas a ser libres, a que se reconozca el por qué de su guerra. Llena de épica a la literatura femenina en Cárdenas, sin abandonar su papel de madre, ni de esposa. Junto a Cirilo Villaverde, constituyó un hogar clásico cubano en los distintos lugares donde vivieron en los Estados Unidos, cumpliendo con las que consideraban obligaciones patrias y familiares. Emilita de armas tomar Tenía alrededor de cuatro años de fundada la ciudad, cuando en ella nace, el 18 de enero de 1832, Emilia Casanova Rodríguez. Sus padres, acaudalados comerciantes, viven en una imponente casa muy cerca del puerto. Se siente unida al anexionismo desde 1850: “era una niña todavía cuando en una mañana de mayo, el bravo Narciso López plantó delante de mi casa, en Cárdenas, la bandera que había ideado para simbolizar la libertad e independencia de Cuba…” Queda para la historia como “la primera mujer que viera en nuestra patria ondear la enseña de la patria” . Desde entonces se dedica a luchar por la bandera de las franjas azules y la estrella solitaria. Nunca más, desde ese día, hizo otra cosa que: “trabajar y soñar con la redención de mi patria…” Decidida conspiradora es enviada por sus padres a Estados Unidos, para alejarla de la cárcel. Allí no disminuye su labor social, sino que la mantiene o aumenta, incluso luego de su matrimonio con Cirilo Villaverde y del nacimiento de sus hijos. Abraza las filas del independentismo a las que se mantiene fiel, convirtiéndose en paradigma de la mujer patriota y ángel del hogar, imagen femenina que defendieran y asumieran muchos de los patricios, románticos y patriotas cubanos del siglo XIX entre ellos José Martí. Su recia actitud y su constante lucha por la patria la convierten en blanco de crítica de los diarios españoles residentes en la isla. Bella, intachable y de una posición económica holgada, es la mujer más satirizada en las revistas de su época. Aparece caricaturizada alrededor de 17 veces en los grabados del pintor Víctor Patricio de Landaluce. La prédica por la independencia, sus incesantes campañas para recaudar fondos, la preparación de expediciones mambisas la transforman en una cronista de los acontecimientos libertarios, desde el punto de vista de los cubanos en el exilio. Sus cartas a personalidades, gobiernos y países centroamericanos, redactadas durante todos estos años, la definen como embajadora de la manigua, primera mujer que desempeña funciones diplomáticas importantes y reconocidas y principal “relacionista pública” de la recién iniciada revolución. Incansable luchadora de los derechos de los cubanos y cubanas por alcanzar su independencia exigía solicitud de apoyo a muchos países para la causa cubana. Su epistolario puede resumirse en una idea central: “la independencia de cada uno de los pueblos del continente debía interesar a los demás” En fecha tan temprana como el 6 de febrero de 1869, funda en Nueva York, el Club Femenino “Liga de las Hijas de Cuba”, desde el cual realiza casi toda su labor ensayística y de mambisa de las letras y del pensamiento. Secretaria de dicha institución, Emilia es la primera agrupación política del exilio dirigida y organizada por mujeres para apoyar la independencia, única que se mantiene en pie de combate durante los diez años de la contienda. Prosa clara, elegante, sobria, directa y con una visión muy clara de la necesidad del apoyo de otros países para lograr la independencia, definen sus cartas, que no suplican sino son dignas, sintéticas, plenas de razonamientos lógicos y carácter expositivo en los argumentos, no exentos de belleza ruda y varonil. La mujer cede paso continuamente al estadista: Nosotros principiamos la revolución dando la libertad a nuestros esclavos, animándolos e incorporándolos a las filas patrióticas y por esto comprenderá usted que nuestro propósito es la libertad universal, digna de la consideración de los hombres libres…” Lejana de la beatería decimonónica declara en ellas su agudo poder de análisis y su conocimiento político general. No hay remilgos sino razones, la pasión se sofoca en fin de que la frase viril con lógica y juicio sea capaz de convencer a políticos y estadistas. Para ella, la fuerza de la contienda cubana tiene que imponerse y prevalecer. Esa es su misión fundamental. Muere el 4 de marzo de 1897, sin ver libre a la isla por la que tanto batalló El ensayo revolucionario de la cardenense El ensayo es un género casi indefinible, de gran alcance y variado espectro cultural resultado de un pensamiento maduro. Hondo, breve y emotivo es una interpretación personal, conjunto de apreciaciones personales, meditación rica en implicaciones. Rico ideológicamente, generalmente se escribe en prosa acentuando la personalidad del autor, a modo de tesis personal, de libre creación. Así son los textos de esta cardenense, resultados de un hondo y maduro pensamiento, conformados por sus apreciaciones personales, científicas; en ella, cada frase es enérgica, sintética, llama al combate y a la reflexión, de estilo explicativo y a la vez sugerente, parte de un argumento inicial que desarrolla hasta sus últimas consecuencias donde la praxis política armoniza con la valentía. Es muy conocido su constante enfrentamiento a otras figuras del exilio que desde este intentan entorpecer los intentos de los verdaderamente revolucionarios, muchos de ellos la consideran una entrometida, opinando en asuntos que no son propios de mujeres, intentando eclipsarla, dejarla a un lado, en un rol típicamente femenino. Sin pelos en la lengua, combate fehacientemente con ellos, hasta obtener su lugar en la historia y que la dejasen conquistar apoyos a su manera como durante diez años ha hecho y con lo que ha logrado buenos resultados. Critica, fundamentalmente, a la figura de Aldama, a su papel en el fusilamiento del poeta Juan Clemente Zenea, su posición ambigua y le culpa del fracaso de varias expediciones mambisas. Considera que el rico hacendado: “no era uno de los nuestros” , que sólo respondía fielmente a sus intereses. Escribe también sobre otras figuras del exilio quienes, para su aguda mirada, no tenían una actitud “clara y realmente transparente”. Para con ellos, utiliza el mismo tono beligerante y polémico de quien no suele callar siempre que se sabe con razones. Similar acento fue el que utilizara en las cartas escritas a los capitanes generales Domingo Dulce y su sucesor, con respecto a la detención de su padre y hermano, como represalia por sus actividades libertarias. Ambos seguían residiendo en nuestra ciudad,. Acusa al español de poco serio su proceder cuando apresa a quienes nada tienen que ver con quien desde muy joven vive separada de los suyos. Increpa, con gran dignidad, al nuevo Capitán General de la Isla por los continuos ataques hacia su persona, considerándolo un hecho indigno para la imagen de la mujer cubana. Emilia con su Memoria presentada al Congreso de los Estados Unidos pidiendo derechos de beligerantes para los cubanos de 1872, se convierte en la primera cubana ensayista del siglo, hasta donde se conoce. Si se define al ensayo literario como género rico ideológicamente, de gran alcance y variado, que surge de la personalidad del ensayista y resultado de un pensamiento maduro dicha Memoria, responde perfectamente a esta clasificación. Escrita de manera breve, es un tratado de proporciones reducidas sobre los porqués de la beligerancia de los cubanos, impresión cargada de emoción de alguien que era parte activa en dichas luchas. Honda, madura, expositiva y emotiva la memoria es una interpretación personal, conjunto de apreciaciones de estilo libre, fuerza expresiva, meditación rica en implicaciones sobre personalidades, sujetos y avatares de los momentos iniciales de la primera guerra de liberación nacional. Coherente, demuestra personalidad, riqueza ideológica y madurez político - social. Al no obtener respuesta del Congreso norteamericano rápidamente comprende que nada puede esperarse de dicho gobierno y que todo lo que lograran los mambises debían hacerlo por sí mismos, conclusión a la que también arribara pocos años después, Antonio Maceo. Aunque apoyada por sus compañeras la Memoria no es muy bien recibida por los miembros masculinos del exilio, considerándola una interpretación femenina y feminista de acontecimientos en los que no debían inmiscuirse las mujeres. La realidad y la historia le dan a ella razón. Es un texto que utiliza solamente la adjetivación justa y en el momento necesario; expresa de manera concreta y correcta conceptos diferentes. Puede llegar con ironía suave y punzante hasta aquellos que la critican y a los que enjuicia al decir: “Triste cosa es que haya gente que nos crean sin cabeza para pensar por nosotras mismas, pero tal es el caso de ciertos amigos…” Brevedad, síntesis, libertad, belleza, apreciaciones personales, habilidad y belleza tropológica en un decir rudo y demostrativo son sus peculiaridades como ensayista, unidas al afán político, limpieza de expresión, fuerza de las imágenes y rápida utilidad práctica. El texto de Emilia brinda un cuadro realista y muy completo de la situación de la manigua cubana hasta 1872, hace reflexionar sobre lo que podía pasar y de como el reconocimiento a la cubanía era una verdadera necesidad continental. Al condensar sus meditaciones mantiene un lenguaje elaborado y cuidadoso en un estilo definido, donde la opinión personal es consecuente y tiende siempre hacia una misma dirección. Es capaz de ser objetiva y racional, no se deja llevar ciegamente por sus pasiones, poniéndolas en juego para obtener aquello que deseaba: la atención hacia el problema cubano y la importancia que el mismo podía tener a nivel continental y para el gobierno de los Estados Unidos. Unidad sintáctica de los argumentos, estilo sostenido, creciente voluntad y unidad de objetivos definen la Memoria. Al leer sus cartas, documentos, notas y, sobre todo, su “Memoria presentada al Congreso de los Estados Unidos pidiendo derechos de beligerantes para los cubanos.” se descubren los resortes y avatares que la llevan a convencerse de la inutilidad de pedir ayuda del gobierno norteamericano, quien nunca estaría de acuerdo con la verdadera libertad de la isla. Cada argumento se convierte en una combinación de lo nacional con lo internacional, mezclando consideraciones personales con las noticias que le llegaban de la situación en el país. Su discurso político, en general, se engloba dentro de los parámetros del llamado lenguaje femenino en la ciencia es en las condiciones del exilio independentista voz solitaria que busca motivaciones para sus acciones, sin perder para nada su dignidad de mujer: patriota y ama de casa en el empeño. Bibliografía Álvarez, Ernesto: Oscar María de Rojas. Ediciones Matanzas, Matanzas 2001 Página Web Oficina del Historiador de la Ciudad. Cárdenas: prehistoria de una ciudad. (Inédito), 1988 Bermúdez, Marta Poder y trasgresión: Perú, metáfora e historia Latinoamericana Editores, Lima 1996. Casanova Emilia Mujeres Latinoamericanas del siglo XVI al XIX. Casa de las Américas No. 35 La Habana 2001. 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"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA