lunes, 15 de septiembre de 2014

Mariela Alemán Orozco: Arte y lenguaje en nuestro vestir. Por Jorge Rivas. Tomado del periódico Trabajadores.
Según estudios de arqueología y antropología, los más antiguos vestigios de vestimentas datan de unos 50 o 60 mil años antes de Cristo (a.C.), época en la que estas se usaban para protegerse del frío, en diversidad de materiales tomados del propio entorno natural, tales como pieles, cueros, hojas… Comenzó, entonces, un largo camino en el que las ropas utilizadas por las personas registraron significativas y periódicas transformaciones que, en la mayoría de los casos, resultaron de los descubrimientos de nuevos tejidos y materiales1, así como —a partir del Renacimiento— por las tendencias impuestas por los diseñadores. Pero nuestros atuendos significan mucho más: constituyen uno de los más importantes lenguajes históricamente aplicados para comunicarnos —dime cómo te vistes y te diré quién eres—. Tal peculiaridad ha sido motivo de análisis por diferentes disciplinas, como la psicología, la sociología y las artes visuales. Sobre esta última, es indudable el ascendente interés que desde mediados del pasado siglo han demostrado los creadores de la plástica —sobre todo diseñadores, pintores y dibujantes— por el vestuario, al punto de que en muchos lugares se organizan eventos en los que el arte, la moda y la costura trascienden sus respectivas fronteras para crear una simbiosis entre originalísimas ideas, los materiales empleados en su materialización —a veces poco convencionales, provenientes de la naturaleza o de la industria textil o reciclados— y la calidad impecable de las confecciones. Una de las figuras más sobresalientes de la isla en el diseño y elaboración de vestidos, es la aún joven diseñadora y artesana artista Mariela Caridad Alemán Orozco, recurrente participante en desfiles de moda en importantes instituciones de la capital, Matanzas, Varadero, Cárdenas y otros lugares del archipiélago, así como en eventos concernientes a los diseños y realizaciones de vestuarios, auspiciados por el Fondo Cubano de Bienes Culturales, entre ellos las ferias Internacional de Artesanía y Arte para Mamá. En su acogedor —y atiborrado de proyectos— taller situado casi en medio del campo, en la planta alta de su vivienda, en la barriada de Las Guásimas, entre Cárdenas y Varadero, Mariela pasa buena parte de su tiempo, el cual administra entre el acto creativo y los trajines domésticos —innovadora cocinera—, en un agradable hormigueo familiar: sus dos hijos y su esposo igualmente se desempeñan en diferentes expresiones de las artes visuales. Licenciada en la especialidad de Educación de las artes plásticas, amén de sus varios títulos relacionados con igual disciplina en disímiles centros docentes de Matanzas —cursos que complementó con otros en muñequería, cerámica y promotora cultural—, esta amigable artífice miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, se destaca por consignar en sus trabajos textiles un acentuado simbolismo nacional. Sus diseños son reflejo de identidad, de cubanía, de representatividad del lenguaje popular —refinado— en el imaginario de sus vestidos, blusas, camisas… en los que se evidencia proximidad hacia el arte, como si tratara de romper las barreras impuestas entre la creación de indumentarias y la plástica contemporánea. Ella estudia asimismo los efectos armónicos y expresivos de los tintes que matizan las telas, el uso de los bordados, encajes y otras aplicaciones que, en conjunto, conforman una admirable y encantadora visualidad concebida tanto para varones como para hembras de todas las edades. Férrea aficionada a coleccionar ranitas artesanales hechas con cualquier tipo de material —con las que ha inundado su casa— Mariela participó en la última edición de Arte y Moda, encuentro —de alta costura— en el que convergen diversidad de diseños de vestuarios que suelen resultar extravagantes, inspirados en obras de reconocidos artistas de la plástica. Se trata de prendas ideadas con gusto y singularidad, como su traje presentado en esa oportunidad, inducido por la pintura titulada Bicicletas, de Luis E. Camejo; mientras que para la próxima convocatoria de este evento, prevista para el mes de noviembre, llevará un vestido recreado sobre una obra de la insigne artífice Lesbia Vent Dumois. Diestra, además, en el uso del croché (tejido a mano) y en la práctica de fotografías artísticas, esta hermosa y cubanísima mujer afirma que muchas veces “utilizamos las ropas con que contamos sin percatarnos de que cada una de ellas, y todas en su conjunto, pueden convertirse en signos que nos definen, que hablan de nuestro carácter, idiosincrasia, creencias religiosas, cultura y de muchas otras cosas relacionadas con nuestras vidas, con nuestros sentimientos… De ahí el gran valor que debemos de adjudicarles al diseño y a los colores de las ropas que usamos…” 1 La aguja de ojo se inventó hace 40 mil años. Después se descubrieron los tintes. El primer telar data del neolítico, 7 mil años a.C.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA