martes, 23 de septiembre de 2008

Cárdenas: Síntesis y crisol de lo cubano






Cárdenas: Síntesis y crisol de lo cubano
Por:
Museólogo Ernesto Álvarez Blanco.
Historiador de la Ciudad.
Lic. Mayda Fadraga y Roberto A. González.
Asesores de la Oficina del Historiador de la Ciudad
Cárdenas, 2008.


La historia de los hombres comienza desde el mismo momento en que toman cuerpo sus recuerdos, en que sus interrogaciones y sus esperanzas se fijan en la piedra, se expresan en una máscara o se encarnan en un ritmo musical. Desde ese momento sus mensajes se trasmiten de generación, desafiando a la muerte y abriendo el lento curso de la continuidad histórica, gracias a la cual perpetuán las naciones, más allá de todos los cambios, su identidad colectiva.
Ello hace que las obras que forman el soporte – espiritual o material, literario o artístico – de esa continuidad hayan adquirido desde las más remotas épocas un valor inestimable para los pueblos a que pertenecen.
Amadou – Mahtar M´Bou.
Ex - Director General de la UNESCO.







Cuando cada 8 de marzo, los habitantes de la ciudad de San Juan de Dios de Cárdenas - como colofón de una intensa jornada de actividades culturales concebidas como parte de la Semana de la cultura cardenense, primera del país - celebran un nuevo aniversario de la fundación de ese núcleo urbano; rememoran el momento en que Juan José Aranguren, Administrador de Rentas Reales de Matanzas, clavando profundamente una vara de madera en el área que ocupa actualmente el parque de Colón, dijo:
“Invoco con este motivo el Augusto nombre de nuestro soberano, Don Fernando VII, cuyo nombre damos a esta plaza, y como al principiar estas operaciones las ejecutamos en este día de la conmemoración de San Juan de Dios, le nombramos de conformidad por Patrono de la nueva población y a su honor se consagrará su templo”.[1]
Nacía así un pequeño poblado - cinco años después, en 1833, tenía solo 8 casas alineadas en torno a la Avenida de Vives, luego de Real de Isabel II - que con el transcurso del tiempo, se convertiría en uno de los centros poblacionales cubanos de más rápido crecimiento urbanístico, social, económico, político y cultural. Y es que, el poblado emprendió, desde el mismo momento de su fundación, una rápida carrera para convertirse en ciudad y en el centro político y económico de un extenso territorio: en 1828 se funda, en 1853 obtiene el título de Villa y ya, en 1866, recibe el de Ciudad, mediante una Real Orden firmada por la reina Isabel II en Madrid el 28 de diciembre de ese mismo año.


Esta rapidísima conversión de pueblo a Villa y de Villa a Ciudad, quizás la más acelerada de todas las que experimentan las principales poblaciones de la Isla durante el período colonial, fue consecuencia directa de la existencia en el territorio de Cárdenas, durante las primeras décadas del siglo XIX, de un excelentemente bien concebido trinomio perfecto: azúcar, puerto y ferrocarril; cuya sumatoria dio como resultado una incalculable acumulación de capitales, los cuales son invertidos por sus propietarios, una y otra vez, en beneficio de la región.
No obstante, para entender el desarrollo económico y el florecimiento urbanístico, social y cultural que experimenta Cárdenas en el transcurso del siglo XIX, hay que remitirse obligatoriamente al proceso de colonización de la extensa comarca que tributa, luego de la fundación del poblado cabecera y aún antes, numerosos productos agrícolas y naturales, al recién estrenado puerto de Siguagua o de Siguapa, que más tarde adoptará, al igual que la bahía, el nombre del nuevo núcleo urbano; el cual se convierte desde 1816 en el embarcadero natural de una buena parte de la actual provincia de Matanzas.
Con anterioridad, la zona comprendida en la antigua Jurisdicción de Cárdenas era conocida solo por los terratenientes y ganaderos habaneros de los siglos XVI, XVII y XVIII, quienes se apropiaron de sus tierras mediante el proceso de mercedación que tiene lugar por esta época en la Isla y, más tarde, a través de enrevesados actos de compra - venta; sin que entre sus objetivos primordiales estuviera la explotación de la bahía de Siguagua o de Siguapa - luego de Cárdenas - como embarcadero de los productos cosechados ni el establecimiento de un poblado en los alrededores de este accidente geográfico.
Es más, los primeros habitantes del territorio vivieron durante tres siglos de espaldas al mar, debido al constante acoso de los piratas y corsarios que convirtieron a la bahía y a sus alrededores, en cuartel general de sus operaciones en esta zona de la costa norte de la Isla. Por tal motivo, no sorprende a los historiadores el hecho cierto de que no es hasta 1816, que muchos de los hacendados comarcanos - quienes habían colonizado el territorio desde el interior y habían llegado a él por tierra desde Matanzas por el viejo camino de Guamacaro (hoy Limonar), descubran accidentalmente la bahía.
Al respecto, no me puedo resistir a la tentación de citar el testimonio que dio de este suceso a Oscar M. de Rojas, fundador y primer Director del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, uno de los más antiguos vecinos del territorio, Luis René Guyot, natural de Filadelfia, Estados Unidos de América; para que pueda tenerse idea de la sorpresa que provocó en todos los hacendados comarcanos el descubrimiento de la actual bahía de Cárdenas al término de un fuerte ciclón que azotó a principios del siglo XIX la costa norte del occidente de Cuba:
Guyot contó a Oscar M. de Rojas que:
“… durante la noche sintió ruido de agua cercana que movíase con furia, él creía estar muy lejos de la costa, había llegado a Sn Cristóbal (San Cristóbal de las Guásimas) desde Limonar, donde comenzaba el fomento agrícola por esos días - a la mañana siguiente, pasó a la finca de su vecino y pariente Aymee donde halló congregadas a varias familias, entre otras las de Bacot y comentado el suceso se pusieron de acuerdo para hacer un camino por entre el espeso Bosque de Caobas, Jíquies, Júcaros, Atejes para ver donde aparecía el agua, realizada la empresa con los negros esclavos de sus dotaciones, encontraron esos primeros vecinos los manglares seculares gigantescos y luego la hermosa bahía de Cárdenas, desde entonces comenzaron los proyectos de abrir un buen camino hacia la costa para dar salida, por el mar, a los frutos de sus fincas, lo que dio origen a la fundación de Cárdenas (…)”.[2]
A partir de este momento, los hacendados comarcanos no descansan para lograr sus propósitos de habilitar para el comercio la recién descubierta bahía y, en alrededor de una década, abren, en 1817, un camino para llegar hasta ella, bajo la asesoría del ingeniero norteamericano radicado en la zona Mr. Lajonchere; logran el establecimiento en 1819 de una Casa del Erario en los alrededores del incipiente puerto, con lo que demuestran lo conveniente que sería para el gobierno el cobro de impuestos a los productos cosechados u obtenidos en la región y arrancan a Dionisio Vives, Capitán General de la Isla, la autorización necesaria para establecer un puerto y pueblo en terrenos de la hacienda existente en el sitio de San Juan de las Ciegas y Cárdenas, propiedad por entonces del Teniente de Artillería Bernardo Carrillo de Albornoz y de sus descendientes.
Al mismo tiempo, luchan a brazo partido con el Gobierno de Matanzas que retarda inútilmente y por recelos económicos, la fundación del poblado de San Juan de Dios de Cárdenas, la cual había sido autorizada por Dionisio Vives, Capitán General de la Isla, desde el mes de enero de 1827. Ante la presión ejercida por hacendados de notable influencia ante el gobierno colonial de la Isla, como es el caso de José M. Calvo y O`Farril, quien poseía intereses económicos en la zona, las autoridades matanceras tuvieron que ceder a los reclamos de los vecinos de la comarca, fundándose el poblado, como ya hemos anotado, el 8 de marzo de 1828.
Del proceso que acabamos de reseñar y del acto fundacional tomaron parte, además de las autoridades coloniales mencionados y de los hacendados criollos y españoles avecindados en el territorio, numerosos representantes de familias de origen franco - haitiano y norteamericano, fundamentalmente, las cuales se hallaban asentadas en la región desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, en muchos casos, como consecuencia directa de las revoluciones ocurridas en esta época en Haití y Santo Domingo.
Todos ellos, no solo tomaron parte activa en la fundación del poblado sino que también aportaron el germen inicial del cosmopolitismo que distinguirá a Cárdenas durante el transcurso del siglo XIX, y aún del XX, y que se ve enriquecido durante toda la historia de la Ciudad y de su región de influencia por el aporte constante de otros pueblos y naciones a la identidad local; en un interesante y franco proceso etnocultural y de transculturación, que da como resultado la existencia en el territorio de una rica, interesante y distintiva cultura.
Así, y de este modo, catalanes, isleños, asturianos, vascos y madrileños, para solo citar algunas de las regiones de España aquí representadas, se fundieron en un abrazo de pueblos y culturas, no exento de perdidas y asimilaciones violentas o no, con los últimos supervivientes en el territorio de la raza aborigen (recordemos que Guásimas fue un poblado de indios hasta bien entrado el siglo XVIII); con los más variados representantes de continente africano (congos, mandingas, yorubas, ararás, minas, macuá, etc.) y del asiático, traídos como esclavos para trabajar en las numerosas haciendas, cafetales e ingenios de la zona, y con franceses, norteamericanos, alemanes, mexicanos, finlandeses, rusos, suecos, coreanos, japoneses, etc., etc. , etc.; quienes construyeron una cultura local cosmopolita, que asimiló lo mejor de cada uno de ellos, para formar la rica y variada identidad que nos distingue y que ha hecho contribuciones importantes a la formación y desarrollo de la cultura y la identidad nacional cubana.
Sí bien antes el mar fue un obstáculo para los primeros habitantes de la zona ahora será el puente a través del cual nos relacionaremos con el mundo; al enviar desde aquí azúcar, café y otros productos naturales e industriales a regiones tan distantes como Rusia y Hamburgo (en Alemania), para solo citar dos ejemplos; las cuales tuvieron, como otras muchas ciudades y países su consulado en la Ciudad.
Por otra parte, si con anterioridad a 1828 y hasta 1840, aproximadamente, solo se produjo en el territorio café, maderas preciosas, sal, viandas, granos y hortalizas, cueros y carne de res, fundamentalmente, las décadas del 40, 50 y 60 del siglo XIX, serán testigos de una intensa y creciente producción de azúcar de caña, y del rápido surgimiento, aquí y allá, centenares de cañaverales, trapiches, centrales e ingenios azucareros, en donde laboran hasta el agotamiento miles de esclavos de origen africanos y sus descendientes.
Como consecuencia de este proceso, se acumula en la región una riqueza sin precedentes que se invierte con largueza por sus propietarios en el desarrollo social, económico, urbanístico y cultural del poblado; cuyo trazado urbano fue - desde el mismo momento de su fundación - cuidadosamente concebido y trazado por el agrimensor Andrés José del Portillo. Precisamente, a él debemos ese aire apacible y moderno que caracteriza a Cárdenas y que tanto asombró a los viajeros y personalidades que la visitaron durante el transcurso de los siglos XIX y XX, y que aún sigue suscitando la atención de los que aún recorren hoy sus calles y plazas.
Pocos años después de la fundación del poblado, en 1833, se perfila ya la simple alineación de solares a lo largo de la ancha Calzada de Vives - luego calle de Real de Isabel II - que conducía a los muelles, sistema de organización que, como en otras poblaciones de la Isla contemporáneas a Cárdenas - Cienfuegos, por ejemplo - caracterizará durante décadas la conformación de estos núcleos urbanos.
A lo anterior se suma, a lo largo del siglo XIX, la delimitación de pequeñas pero hermosas plazas paralelas al puerto y algunas, incluso, paralelas entre sí, como por ejemplo la plaza del marcado (conocida popularmente como plaza Malacoff) y la plaza de Espriu (actual parque José A. Echeverría). Estas plazas (6 en total) fueron embellecidas durante el transcurso de los siglos XIX y XX con excepcionales obras monumentarias, como es el caso de la estatua erigida en homenaje a Cristóbal Colón que se halla desde 1862 en el parque que lleva su nombre, realizada por el escultor de Cámara de la reina Isabel II y que fue el primer monumento develado pública y solemnemente en América Latina al Almirante de la Mar Océano. Así mismo, descuella por su belleza y sus valores artísticos, el Mausoleo a los Mártires de la Independencia de Cárdenas, erigido entre 1900 y 1912 por cuestación popular en la plaza de Occidente (conocida popularmente como parque del Mausoleo o de los Mártires) y cuyo grupo escultórico fue ejecutado en Roma en mármol de Carrara por José Vilalta de Saavedra, importantísimo escultor cubano que emplazó numerosas obras en Cuba y el extranjero.
En el ámbito cubano, Cárdenas no sólo descuella por su impecable trazado urbano, calificado por los especialistas como regular, apacible y de sumo orden, sino también porque la mayoría de las viviendas construidas en la parte más antigua de la Ciudad durante el transcurso del siglo XIX y las primeras décadas del XX son, generalmente, de una sola planta, muy espaciosa en sentido paralelo a la calle, sin demeritar su lote de fondo; escaseando las casas y edificaciones de dos plantas.
Por otra parte, la misma regularidad que se aprecia en su trazado urbano, permite fácilmente apreciar los cambios de suntuosidad en las fachadas, siempre de bajo rango expresivo; aunque las casas de mejor nivel constructivo se agrupan casi siempre, a lo largo de 2 o 3 calles principales (Real, luego Avenida de Céspedes, Laborde, Jenez, Vives, etc.), coincidiendo con las zonas más antiguas o de mayor valor arquitectónico de la Ciudad.
Estas casas están compuestas, en su fachada, generalmente, por una puerta que da al zaguán (puerta principal) - decorada muchas veces convenientemente con un acodado de nervadura bastante plano rematado en una concha o placa, con esbeltas aldabas y, muy excepcionalmente, con clavos de bronce o hierro - y por una extensión de grandes ventanas hacia un solo lado, que oscilan en número de 2 a 4, protegidas por enormes rejas sencilla o profusamente decoradas.
Distinguen a las casas de mejor nivel constructivo la existencia de un patio lateral, cuyo uso específico y de carácter funcional resulta aún impreciso para quienes han estudiado la casa cardenense (¿jardín, zona de solaz o esparcimiento, pesebre?); ya que también cuentan, la mayoría de ellas, con un patio central e inclusive con un segundo espacio abierto tras la casa, llamado traspatio.
En las viviendas de la clase media - más dispersas que las anteriores, pues se localizan en casi todos los barrios de la Ciudad - el número de ventanas se reduce a 1 o 2, cuando más, y el trabajo de las rejas abandona su virtuosismo y calidad estética, adoptando un carácter estrictamente funcional. En sus fachadas, las metopas, hojas de acanto y grecas, quedan reducidas a meras insinuaciones sobre la plana argamasa de repello del frente, las puertas se hacen sencillas y las aldabas, convencionales. Sin embargo, son también bellas, porque logran distinguirse por un resultado de proporciones entre los vanos de las fachadas, que las hace lucir elegantes y hermosas.
En las viviendas que pertenecieron a las clases y medias cardenenses abundan, al igual que los edificios de uso público - que se distinguen, en muchos casos, por la presencia de portales o soportales (la Casa Consistorial, hoy museo Oscar M. de Rojas, Monumento Nacional, por ejemplo) - las formas más populares de los vitrales cubanos: el medio punto y la luceta rectangular. De ambas, es posible hallar una gran variedad de diseños y formas, destacándose, por la respetable cantidad de variantes que de él se encuentran, el motivo geométrico y el del cesto con flores desgranadas.
En las casas representativas de las clases sociales más bajas - muchas de ellas construidas con fachada de cantería y paredes de madera y otras, edificadas totalmente con este último material - se presenta una solución de fachada muy simple con una puerta principal y una ventana que da a la calle, la cual exhibe invariablemente una discreta reja de barrotes lisos y una luceta rectangular.
Complementan el universo decorativo de la casa cardenense y de los edificios públicos el uso de losas isleñas y mosaicos de color entero o con motivos geométricos, y las fuentes colocadas en los patios interiores y jardines, los cuales disminuyen en calidad y profusión en la misma medida en que son utilizados en casas de una u otra clase social. Resalta también, el uso del mármol y la madera en las escaleras de las casas de 2 plantas y el uso de zócalos, siendo muy raras, las pinturas murales.
Además de las características que ya hemos enunciado, la fisonomía del Centro Histórico de la Ciudad, a pesar de hallarse muy dañado e, incluso, otras áreas urbanas, se distinguen por el mantenimiento de una línea de fachada, con escasez de voladizos, portales, soportales o salientes originales (existen muchos añadidos), por la rectitud de las calles y por la repetición del puntal en edificios de 2 plantas. Por otra parte, hay que decir que el eclecticismo y otros movimientos arquitectónicos se manifestaron discretamente en la Ciudad hasta la década del 40 del siglo XX, introduciendo muy pocos cambios en su fisonomía.
La riqueza que los habitantes de la Ciudad acumularon durante el transcurso del siglo XIX, le permitieron a los cardenenses de entonces edificar teatros y liceos, fundar sociedades económicas, sociales, culturales y de beneficencia de primer orden y dotar a Cárdenas de justa fama de población culta e ilustrada, además, de los sobrenombres y epítetos siguientes:
· Ciudad Bandera: Por haber ondeado en ella el 19 de mayo de 1850, por primera vez en suelo cubano, el pabellón glorioso que sería proclamado en 186, en la Asamblea de Guáimaro, como nuestra Enseña Nacional, la cual fue traída a Cárdenas por el General de origen venezolano Narciso López. Este mismo día, las tropas bajo su mando, que integraban una fallida expedición anexionista, desembarcaron en Cárdenas y luego de lograr la rendición de la guarnición española local, lograron tomar la ciudad por unas horas. La bandera fue izada en el edificio que desde 1861 acogió al hotel y restaurante “La Dominica”, en el que por entonces radicaba la Junta Municipal, por lo que era considerado como Casa de Gobierno. El edificio de “La Dominica” fue declarado Monumento Nacional en el año 2000, al conmemorarse el 150 aniversario de este acontecimiento.
· Holanda de América: Epíteto que le fue dado en el siglo XIX por periodistas, historiadores y viajeros, debido a que los primeros trabajos que tuvieron que realizar los cardenenses, fueron los de desecar - con objeto de robarle al mar sus terrenos - la ciénaga que rodeaba buena parte del sitio escogido para la fundación del poblado y rellenarla para darle solidez al suelo. Desde entonces, y durante más de un siglo, los vecinos de Cárdenas llevaron adelante una lucha tenaz para urbanizar las marismas y pantanos que se extendían desde la calle primera (Obispo Fleix), situada primitivamente dentro del mar, hasta la nueve (Aranguren), ubicada junto al hotel – restaurante “La Dominica”, la Iglesia Parroquial de “La Purísima Concepción” y el sitio de fundación de la Ciudad.
“Para sostener esta lucha contra la naturaleza – apunta Leonardo García Chávez en el Tomo I de su “Historia de la Jurisdicción de Cárdenas” – se necesitaba gran dosis de paciencia, de valor, de abnegación y de constancia. Como los osados holandeses, los vecinos de Cárdenas emprendieron la titánica lucha de ir arrebatando al mar, palmo a palmo, su terreno y sobre él levantar la más floreciente población de Cuba de aquella época”.[3]
Por su parte, el notable historiador cardenense Herminio Portell Vilá apuntó al respecto:
“En los Países Bajos, entre los holandeses flemáticos y aplicados al trabajo, es donde puede encontrarse el individuo de condiciones análogas al cardenense”.[4]
· La Ciudad que logró vencer al mar: Calificativo que le fue dado en 1928 por Herminio Portell Vilá en su “Historia de Cárdenas”, por los mismos motivos por los que fue llamada la “Holanda de América” en el siglo XIX por periodistas, historiadores y viajeros.

· Ciudad americana: Calificativo que le fue dado en la década del 60 del siglo XIX por el viajero norteamericano Samuel Hazard en su libro titulado “Cuba a pluma y a lápiz”, publicado por primera vez en Cuba en 1928 en la Colección de Libros Cubanos dirigida por el sabio cubano Don Fernando Ortiz. Este calificativo responde a su excelente trazado urbano, similar al de muchas ciudades modernas norteamericanas, y a estar considerada, en la época en que fue visitada por Hazard:
“... una de las poblaciones más prósperas de la Isla, debido, se me asegura, a un buen número de norteamericanos que aquí se dedican a los negocios y que forman una gran proporción de la comunidad mercantil”.[5]
· Chicago de América: Término de comparación que le fue conferido por periodistas, viajeros e historiadores del siglo XIX, según el recientemente fallecido historiador cardenense Roberto Bueno Castán[6], para equipararla con el rápido progreso y desarrollo industrial y comercial alcanzado en esa época por la ciudad norteamericana de Chicago.
· Barcelona de las Antillas: Término acuñado en 1891 por Pedro José Imbernó en su “Guía Geográfica y Administrativa de la Isla de Cuba” para destacar el gran desarrollo industrial y económico alcanzado por ella en menos de 70 años. Se trata de un término de comparación que pretendía equipararla con el gran desarrollo socioeconómico alcanzado por la capital catalana durante el siglo XIX.
· Ciudad de los coches, los cangrejos y las bicicletas: Por la gran cantidad de crustáceos de este tipo existentes en el litoral cardenense y en los alrededores de la bahía de Cárdenas; y por los numerosos coches tradicionales tirados por caballos y las numerosas bicicletas que circulan desde hace decenas de años por sus calles y son utilizados cotidianamente por sus habitantes para desplazarse de un lado a otro de la ciudad. Estos tres símbolos locales poseen, enclavados en puntos significativos de la Ciudad, igual número de monumentos que los perpetúan.
· Perla del Norte: Sobrenombre muy utilizado durante la Seudorepública (1902 – 1958) para elogiar la limpieza de sus calles, su hermoso e impecable trazado urbanístico, su rica historia y su cultura. Además, este término que alude también a su ubicación geográfica en la costa norte de Cuba, se usó como término de comparación para equipararla con la ciudad cubana de Cienfuegos, a la cual se le llamó en esa misma época y casi por idénticos motivos, la Perla del Sur.
· Ciudad de las Primicias: Término utilizado por varios historiadores locales y periodistas de diversos órganos de prensa para destacar el hecho de que 82 acontecimientos de relevancia nacional e internacional ocurrieron por primera vez en su suelo. Entre ellos se destacan los siguientes:
- 1986. En Cueva Calero, ubicada en las inmediaciones del poblado de Cantel, se hallaron los restos del hombre más antiguo de Cuba y el mayor cementerio aborigen en caverna descubierto en la Isla.
- 1570. Se funda en La Habana con varios hatos y corrales de la zona de Cárdenas por la familia Recio el primer Mayorazgo Cubano y hasta donde se sabe el primero de América Latina.
- 1847. Se funda en las cercanías de Cárdenas el primer Museo de Historia Natural de Cuba por el sabio naturalista alemán Juan Cristóbal Gundlach.
- 1862. Se inaugura en Cárdenas la primera estatua develada pública y solemnemente en América Latina al Almirante Cristóbal Colón.
- 1882. Se funda en la Ciudad el primer colegio Médico – Farmacéutico de la Isla.
- 1883. Comienza a funcionar en Cárdenas la primera Refinería de Azúcar del país.
- 7 de septiembre de 1889. Cárdenas se convierte en la primera Ciudad cubana en disfrutar del alumbrado Público Eléctrico.
- 1894. Se establece en la Ciudad la primera Clínica Ginecológica cubana.
- 11 de mayo de 1898. Cárdenas se convierte en la primera ciudad bombardeada durante la Guerra Cubano – Hispano – Norteamericana. Durante las acciones de este día cae la primera víctima norteamericana de la mencionada contienda y se iza, por primera vez en suelo cubano, la bandera de los Estados Unidos de América.
- 1899. Ocurre en el puerto de Cárdenas la primera Huelga Obrera realizada en Cuba durante la 1ra. Intervención Norteamericana.
- 22 de abril de 1900. Se inaugura en Cárdenas el primer Mausoleo dedicado a los Mártires de la Guerra de Independencia construido en una plaza pública cubana.
- 20 de mayo de 191 8. Se inaugura en Cárdenas, para albergar las colecciones del Museo y Biblioteca Pública de la ciudad, el primer edificio construido para Museo en el país.
- 5 de agosto de 1925. Se produce en la bahía de Cárdenas, protagonizado por Julio A. Mella, el primer contacto entre marinos soviéticos y cubanos y el primer intercambio de banderas entre comunistas de ambas naciones.
- 1938. La cardenense Rosa Pastora Leclere se convierte, durante la Guerra Civil española, en la primera Maestra Internacionalista cubana.
- 1959. Se efectúa en el litoral de Cárdenas el primer tributo masivo del pueblo de Cuba al desaparecido Comandante Camilo Cienfuegos.
- 1 al 8 de marzo de 1975. Se celebra en Cárdenas, por Primera vez en Cuba, una Semana de la Cultura.
- 1977. Se celebra la primera Semana del Deporte del país.
- 17 de mayo de 1981. Se funda en la CPA Roberto Fernández de Cárdenas el primer Museo Campesino del país.
- 14 de julio del 2001. El Comandante en Jefe Fidel Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, inaugura, en el antiguo Cuartel de Bomberos de Cárdenas, el primer Museo a la Batalla de Ideas de Cuba y el Mundo.
- 2002. Se inaugura en el edificio de la antigua Escuela Llaca la primera Clínica de Neurodesarrollo del país.
· Ciudad de Honrosas Primacías: Término acuñado por el Dr. Antonio María Maicas y Domínguez, Historiador de la Ciudad de Cárdenas, en un artículo publicado por él, con igual título, en el número de octubre de 1951 de la revista habanera “Alfa”, dedicado a resaltar los valores históricos, culturales, económicos de la Ciudad Bandera.
· Capital de las Primicias: Sobrenombre dado por el actual Historiador de la Ciudad en su libro “Recorro mi Ciudad” publicado por Ediciones Cárdenas en 1990. Ha sido utilizado él en otros artículos y conferencias, y repetido por historiadores locales y periodistas, para destacar el hecho de que 82 acontecimientos de relevancia nacional e internacional ocurrieron por primera vez en su suelo.
· Trinidad del siglo XIX cubano: Término acuñado en 1988 por la Dr. Alicia García Santana, especialista en Patrimonio Cultural e historia de la arquitectura cubana de la Delegación en Matanzas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). Su autora lo utilizó como término de equiparación, en una conferencia impartida por ella en la Ciudad, para significar que Cárdenas representa para la historia de la arquitectura colonial cubana del siglo XIX lo que la ciudad de Trinidad para la del XVIII.
Todos los elementos que hemos apuntado, propiciaron que pintores y grabadores, viajeros y compañías de teatro y música, intelectuales y personalidades cubanas y extranjeras convirtieran a la Ciudad en visita obligada de sus recorridos por la Isla. Muchos de ellos, atraídos por su notoriedad, se quedaron temporalmente o para siempre entre nosotros. Así, por ejemplo, Eduardo Laplante, Víctor Patricio Landaluze y Fredrika Bremer pintaron en Cárdenas; Adelina Patti y Matilde Díez junto a los Robreño actuaron en sus teatros y viajeros de fama, como Abiel Abott, Walter Woderman, Samuel Hazard y Ramón de la Sagra le hicieron sitio en sus cartas, crónicas y libros de viaje, en la misma época en que el sabio alemán Juan Cristóbal Gundlach fundaba aquí su Museo de Historia Natural, el primero de su tipo creado en la Isla, y la insigne poetisa cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda escribía aquí varios de sus poemas más conocidos y ponía punto final a su novela El artista barquero o los cuatro cinco de junio.

En el siglo XX, por su parte, nos visitaron, entre otros, el gran hispanista cubano José M. Chacón y Calvo, los doctores Medardo Vitier Guanche y Emilio Roig de Leuchesenring, Julio Antonio Mella, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Cintio Vitier y Fina García Marruz, el Dr. Eusebio Leal Splenger, varios premios nacionales de literatura y otros importantes artistas, intelectuales y escritores de fama; atraídos todos por el encanto inigualable de nuestra ciudad y su historia, de sus calles y edificaciones, de su gente y de su intensa vida cultural y social, política y económica.
También, Cárdenas puede preciarse de haber dado a la Isla y especialmente a su cultura, instituciones y figuras de renombre nacional e internacional. Entre ellas recordamos siempre, al museo Oscar M. de Rojas, segunda institución de su tipo fundada en Cuba, al grupo Nuestra América, al Museo a la Batalla de Ideas, primero de Cuba y el mundo, a Néstor Ponce de León, escritor y patriota que fue amigo y colaborador de José Martí, al escritor y crítico literario Emilio Bobadilla Lunar, Fray Candil, a Juan Bautista Leclere, pintor y primer director cubano de la Academia de San Alejandro, , al fervoroso tribuno Miguel Figueroa, el hombre que arrancó a las cortes españolas la promesa de abolir la esclavitud, al renombrado caricaturista Conrado Walter Massaguer, al actor de fama de la escena española del siglo XIX Paulino Delgado, al autor de un sinnúmero de obras del teatro bufo Olallo Díaz, al Dr. Domingo Méndez Capote, redactor con Martí del periódico Patria, al importante escultor Agustín Cárdenas, al notable pintor e ilustrador gráfico Orlando Yanez, a Virgilio Piñera Llera, el dramaturgo cubano más relevante de la segunda mitad del siglo XX, a la musicóloga y compositora Gisela Hernández Gonzalo, al los importantes dramaturgos José Ramón Brene y Ulises Rodríguez Febles, al laureado cineasta Tomás Piard, a Juan y Ernesto Padrón Blanco, creadores de los populares personajes infantiles de dibujos animados Elpidio Valdés y Yeyín, al conocido escritor y crítico de arte Rufo Caballero, al erudito e historiador Oscar M. de Rojas, considerado el padre de la museología cubana, y a los afamados pintores Rubén Rodríguez y Moisés Finalé.
Todos ellos, y muchos más que no hemos podido mencionar por razones de espacio, dieron brillo y lucidez, desde su posición y su época, a la cultura local y nacional, que se caracteriza aún hoy, por ese afán de sus mejores hijos de colocar a la Ciudad y al municipio en un lugar cimero en el campo de la creación artística y literaria nacional e internacional.
En la actualidad, a solo 9 km de Varadero, el polo turístico más importante del país, Cárdenas está llamada a seguir siendo, para el turismo internacional que nos visita, en una prueba palpable de la existencia en la Isla de una cultura nacional vigorosa y distintiva y sobre todo, en un fiel reflejo de lo que el destacado intelectual cubano Cintio Vitier llamó lo cubano.


Para lograrlo, la ciudad y el municipio en general, cuentan con un patrimonio cultural tangible e intangible de primer orden, con una cultura popular tradicional que resume los mejores aportes hechos a la identidad nacional por los principales grupos humanos que se asentaron en la Isla, con un valioso grupo de creadores que se destacan en las más diversas manifestaciones del arte y la cultura y con una red de instituciones culturales, cuyos especialistas y técnicos acumulan una vasta experiencia en la labor que realizan.
Lo elementos enumerados anteriormente, unidos a la amabilidad de sus habitantes y el orgullo de estos de pertenecer a una comunidad que participó activamente en el proceso de formación de la nación cubano, convierten a Cárdenas, Ciudad de Honrosas Primacías, en sitio obligado de visita para todo aquel que se interese por la historia de la Isla y por su cultura, porque como bien expresó en más de una oportunidad el Lic. Lázaro Miranda Chirino, quien fuera Historiador de la Ciudad entre 1994 y el 2002, nuestra ciudad es síntesis pero también crisol de lo cubano.
Fuentes Consultadas.
I – Fuentes Bibliográficas.
– Abad, Ángel. “Historia de las Parroquias de Cárdenas y Varadero”. La Habana, Editorial Guerrero, 1954.
– Álvarez Blanco, Ernesto. “Cárdenas: prehistoria de una ciudad”. Avilés, Asturias, España, s.i, 2008.
– García Chávez, Leonardo. “Historia de la Jurisdicción de Cárdenas”. La Habana, Imprenta Cultural S. A, 1930. Tomo I.
– Hazard, Samuel. “Cuba a pluma y a lápiz”. La Habana, Imprenta Cultural S. A, 1928. Tomo II.
– Hellberg, Carlos. “Historia Estadística de Cárdenas. 1893”. Cárdenas, Talleres “El 2 de mayo”, 1957
– Pezuela, Jacobo de la, “Diccionario geográfico, histórico y estadístico de Cuba”. Madrid, Imprenta del Establecimiento de Mellado, 1863. Tomo II.
– Portell Vilá, Herminio. “Historia de Cárdenas”. La Habanas, Talleres Gráficos “Cuba Intelectual”, 1928.
– Rojas, Oscar M de, “Notas biográficas para la historia de Cárdenas”. Cárdenas, (inédito), S/f.
– Rojas, Oscar M de, “Para los anales y necrología de San Juan de Dios de Cárdenas”. Cárdenas, (inédito), S/f. III Tomos
– Rojas, Oscar M de, “Iconografía de Cárdenas”. Cárdenas, (inédito), S/f. Tomo I.

II – Fuentes Periódicas.
– Bueno Castán, Roberto. “145 Aniversario de la fundación de Cárdenas.”. En: Periódico “Girón”. Matanzas, 10 de marzo de 1973. Pág. 4.
– Bueno Castán, Roberto. “Cárdenas: 147 años de Historia”. En: Periódico “Girón”. Matanzas, 7 de marzo de 1975. Pág. 2.
– Portell Vilá, Herminio. “Cárdenas”. En: “Magazine del periódico La Lucha”. Matanzas, s/i, 1923. Pág. 243.
– Portell Vilá, Herminio. “La fundación de Cárdenas. Hoy es el aniversario de la misma”. En: Periódico “El Heraldo de Cárdenas”. Cárdenas, 8 de marzo de 1926. Pág. 1.

III – Fuentes Documentales
– Archivo del Autor.
– Archivo del Museo “Oscar M de Rojas”. Colección documentos.




[1] Álvarez Blanco, Ernesto: Cárdenas: prehistoria de una ciudad, s/i, Avilés, Asturias, España, 2008, pág. 61.
[2] Rojas, Oscar M. de, Notas biográficas para la historia de Cárdenas, (inédito), Cárdenas, s/f, s/fo.
[3] García Chávez, Leonardo. Ob. Cit. Tomo I. Pág. 157.
[4] Portell Vilá, Herminio. “Cárdenas”. En: “Magazine del periódico La Lucha”. Matanzas, s/i, 1923. Pág. 243.
[5] Hazard, Samuel. “Cuba a pluma y a lápiz”. La Habana, Imprenta Cultural S. A, 1928. Tomo II. Pág. 141.
[6] Bueno Castán, Roberto. “Cárdenas: 147 años de Historia”. En: Periódico “Girón”. Matanzas, 7 de marzo de 1975. Pág. 2.


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA