miércoles, 11 de junio de 2014

El Soto nunca ha vivido del cuento.

Por: Fernando López Duarte Tomado del periódico Girón.
Aquel comentario se había tornado muy popular por lo insólito, y transgredió en el tiempo los límites de la ficción para inscribirse en la realidad que vivíamos 30 años atrás. Más aún, al protagonizarlo Jesús Sotolongo Hernández, profesor de relevante trayectoria profesional y revolucionaria. Se decía entonces, que el Soto, como le nombran con afecto, había renunciado a la libreta de productos alimenticios, demostrando con ello su acendrada vocación comunista. Y ahora, con sonora carcajada, aclara el mito que lo dignificó durante décadas: “Es falso. Debe haber sido por la pasión con que yo defendía el método fidelista de salvarnos, de hacernos semejantes en ese sentido. Tal vez idealizaron mi convicción marxista-leninista, porque en Cuba se ha tratado de repartir bienes por igual”. Pero lo esencial en la vida de este insigne maestro no es precisamente la anécdota con el “documento de la bodega”, sino los hechos que marcan su existencia, pues nunca ha vivido del cuento. Cardenense y de origen muy humilde, sufrió los rigores de la miseria. Seis hermanos y una madre sin trabajo para mantenerlos. “Mas, ella nos inculcó la esperanza en un mundo mejor. Escuchaba clandestinamente Radio Rebelde y, hasta su muerte, fue magnífica patriota. “Cuando triunfa la Revolución yo tenía 12 años. En 1961, Eladio de Marcos, líder comunista de Arrechabala, me insta a participar en la Campaña de Alfabetización. Estuve en Mar Verde del Turquino, actual provincia de Granma. Allí enseñé a leer y escribir a siete campesinos. QUERÍA SER PILOTO DE AVIACIÓN PERO… Tras la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, Sotolongo inicia su vida laboral en la fábrica Arrechabala. Alcanza la militancia de la UJC y, con el bien ganado mérito, surge también un cuadro político: secretario general en el seccional Varadero. Pero el país atravesaba otra encrucijada. Urgía formar maestros. “Y me sumo, aunque la vocación por la Pedagogía no estaba muy bien definida. Quería ser piloto de aviación. “En enero de 1968 ya era alumno del entonces Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, de la Capital. La graduación, en 1972, coincidió con la creación del primer contingente del destacamento Manuel Ascunce Domenech. Junto a otros 12 compañeros fui seleccionado para atender esta nueva fuerza magisterial. Y ahí mismo despertó mi verdadera disposición. “Sentí especial empatía con esa masa de jóvenes entusiastas, que resolverían un gran problema a la Educación cubana. No solo les enseñé Matemática, sino cómo comportarse en la vida. Jamás hubo indisciplinas. Fidel vive orgulloso de sus integrantes porque solucionaron dificultades con elevado decoro. “Hoy me alegra verlos en la calle o en centros docentes, incluso a aquellos que abandonaron el sector, pero cumplieron con la tarea. Mantengo respetuosas relaciones con ellos.” …GANÓ LA MATEMÁTICA Las aulas del edificio de Torriente (localidad en el municipio de Jagüey Grande), como se le denominó a la filial pedagógica Alberto Fernández Montes de Oca, han quedado grabadas en sus mejores recuerdos. “Fue una etapa feliz (1975-80), de grandes motivaciones por ser útil. Allí terminó el quinto contingente del Destacamento. Existió ma­durez temprana en esos muchachos. “Les transmití las enseñanzas de Urania Moncaleán, mi profesora de primaria, quien hacía fácil y agradable la Matemática.” Más de 40 años entre teoremas y algoritmos mantienen al Soto “firme como nuestras palmas”, consigna suya popularizada entre el alumnado, que suele lanzarles aún para animarlos. Múltiples reconocimientos avalan sus méritos: las Distinciones Rafael María de Mendive, Por la Educación Cubana, el Premio del Ministro, fundador de la Universidad de Matanzas, entre otros otorgados por el Estado y el Partido. Desde 1980 integra el claustro de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello, y ostenta el grado académico de Máster en Ciencias de la Educación. “La brújula fue mi niñez, harta de miseria. Con la Revo­lu­ción despertó la justicia y, por primera vez, se respetó la dignidad de los seres humanos. Ello me incentivó a defender este proceso hasta las últimas consecuencias.”


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA