Antecedentes.
En los primeros meses de 1846, por iniciativa de Francisco Javier Quintayros, Teniente Gobernador de Cárdenas, quien venía trabajando en su conformación desde 1844, quedó fundado en el poblado de San Juan de Dios de Cárdenas el primer Cuerpo de Bomberos, el cual fue ubicado en una amplia casona de la calle de Real (hoy Avenida de Céspedes) No. 83 (antiguo), 419 actual, entre Princesa y Obispo. La institución, que contaba con 80 plazas ocupadas por individuos de todas las razas, tuvo como Jefe nato al propio Coronel Quintayros, a quién se le confirió el cargo de Capitán del Cuerpo, y demostró en varias ocasiones su utilidad; pues Cárdenas, cuyas construcciones eran por lo general de tabla y tejas, se veía frecuentemente expuesta a los incendios.
El 6 de julio de 1846 se reorganizó y amplió hasta 187 plazas este Cuerpo, entre jefes y oficiales. Además, se le dio organización militar y a sus primeros Jefes, los comerciantes Juan Vidal y Juan Rodríguez, se les confirió el grado de Primer y Segundo Comandante, respectivamente. Por esta época, se amplió y mejoró el material con que contaban para realizar su labor y se le dotó de nuevas bombas de mano.
En 1859, el Teniente Andrés Saliquet, Gobernador de Cárdenas, inauguró un Cuartelillo de Bomberos, de 6 varas de frente por diez de fondo, una altura de 5 metros y una sola puerta, en la Calzada de Vives entre Aranguren y Princesa, a mediación de cuadra, en la acera de los pares. Dicho inmueble, que era de cantería, mampostería, vigas de madera dura y tejas, se edificó sobre unos solares yermos y cubiertos de mangles a un costo de 3. 714 pesos con 3 reales.
En lo alto del edificio se colocó una campana para alertar a la población de los posibles incendios. Además, fue dotado con una bomba de vapor, varias de mano, bombines y otros utensilios, colocándose un guarda o custodio de los mismos.
El espacio libre para la fajina alrededor del edificio no pasaba de 2 metros, pues aún en esta área no se había terraplenado el mangle. Más tarde, la cenizas y deshechos de la bomba de vapor del Cuerpo formaron un terraplén a su alrededor. Después, se fabricaron casas a ambos lados del inmueble, el cual existía aún tal como fue construido en 1923, pero dedicado a herrería.
En la década del 60 del siglo XIX, el Cuerpo de Honrados Bomberos creado durante el gobierno de Quintayros, no satisfacía las necesidades locales tanto por su organización como por carecer de material apropiado para combatir los incendios.
Por tal motivo, en 1865, reunidos más de cien jóvenes pertenecientes a varias familias distinguidas de la Villa, acordaron crear un nuevo Cuerpo de Bomberos que se llamó ”Cuerpo de Bomberos del Comercio“, en reconocimiento a los comerciantes que se encargaron de su sostenimiento. Fue su primer Jefe el Teniente Gobernador Eugenio Loira.
Para guardar sus pertenencias el Cuerpo construyó dos quioscos de madera para almacenar sus herramientas en la antigua Plaza de Pinillos, situada al comienzo Avenida de Céspedes entre las calles de Héctor y Pinillos, sitio en el cual se construyeron con posterioridad 2 grandes almacenes de mampostería.
Esta institución prestó excelentes servicios a la Ciudad, hasta que 1869, luego del levantamiento en armas protagonizado por Carlos Manuel de Céspedes, se disolvió al dispersarse sus principales componentes, pues muchos de ellos – incluyendo a José García Angarica, su primer Jefe - se hallaban involucrados en actividades independentistas; creándose uno nuevo por el Ayuntamiento local que se nombró Cuerpo de Bomberos Municipales. Este último, heredó una bomba de vapor y casi todas las pertenencias del desaparecido Cuerpo de Bomberos del Comercio.
Reseña histórica del edificio del Cuartel.
Al hacerse cargo del Gobierno de Cárdenas el Teniente Manuel Sánchez Lamela, los equipos que poseían los bomberos municipales no eran los más adecuados para desempeñar su labor. Tampoco lo era el inmueble en donde se hallaba instalado el Cuartelillo de Bomberos de la ciudad.
Por tal motivo, a iniciativa de Sánchez Lamela se inició en 1872 una suscripción popular con objeto de dotar al Cuerpo de Bomberos de Cárdenas de un nuevo Cuartel. Francisco Suaréz, distinguido vecino de la localidad que ocupaba el cargo de Concejal Síndico del Ayuntamiento, dirigió las labores constructivas y actuó como Administrador de los fondos recaudados y de los cedidos por el Ayuntamiento Municipal, a los que se sumaron los obtenidos mediante las multas que Sánchez Lamela se imponía a los que eran sorprendidos por él jugando los juegos prohibidos por las autoridades. Este dinero se hizo aparecer en las listas de los fondos recaudados como sí hubieran sido donadas generosamente por los jugadores.
Durante las labores constructivas se organizó, con objeto de allegar nuevos fondos, un bazar en los solares que ocupó con posterioridad el Casino Español frente al Parque de Colón, el cual duró una semana. En dicho bazar hubo premios que valían hasta 500 pesos. Así mismo, se prepararon con igual fin, verbenas, corridas de toros y otras diversiones y festejos populares.
Los planos y proyectos del edificio fueron hechos por el arquitecto local Manuel Solano mientras que las labores constructivas le fueron encargadas al Maestro de Obras Hurtado de Mendoza.
El terreno escogido para levantar el edificio fue un solar, marcado con el número 4 y de 30 varas de fondo, situado muy cerca de la antigua Plaza de Espriu, hoy Parque “José A. Echeverría”, en la esquina que conforman la Avenida de Vives y la calle Coronel Verdugo.
Dicho solar, en el que se hallaba edificada una casa – ciudadela, fue vendido en 4000 pesos el 3 de agosto de 1872 al Ayuntamiento de Cárdenas por Evelina Torre de Morales, esposa de José María Morales, quien fue Alcalde de Cárdenas.
La primera piedra del edificio, bendecida por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa, fue colocada el 1 de mayo de 1872.
El Cuartel fue inaugurado el 2 de febrero de 1873, siendo bendecido también por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa. En horas de la tarde de este mismo día, se efectuó una corrida de toros en un solar situado frente al Cuartel, del que fue espada Juan Lucas, empleado de la Hacienda local y aficionado al arte taurino.
Como nota curiosa anotamos que durante la corrida, se produjo la fuga del toro, situación que provocó el atropello de numerosos asistentes al espectáculo. El animal, luego de correr por las calles de Vives, la Calzada de O´Donell y Calvo, acompañado de decenas de personas que le siguieron los pasos, fue muerto por unos carniceros frente a la Plaza del Mercado.
En horas de la noche, se realizó un gran baile en sus salones, amenizado por una orquesta dirigida por el notable músico cardenense Angel Zapata, al cual asistieron las familias más distinguidas de la ciudad.
Como el producto obtenido durante la suscripción sobrepasó el costo de las obras, Sánchez Lamela adquirió con el dinero sobrante varios útiles para el Cuerpo, el cual quedó muy bien dotado.
El edificio fue usado inicialmente para dar albergue a los bomberos locales que regresaron en 1873 de la Trocha Militar de Júcaro a Morón, sitio en el cual permanecieron desde 1870, año en que por orden superior partieron de Cárdenas desde el antiguo Cuartelillo y bajo las órdenes del oficial Ferradani, para prestar sus servicios como miembros del Servicio de Vigilancia de la misma.
Durante su estancia en la Jurisdicción de Morón, los bomberos cardenenses sufrieron mucho a causa de la escasez de alimentos, agua y sobre todo por las calenturas que los diezmaban continuamente. Por tal motivo, la mayoría, sin haber participado en muchos combates contra los insurrectos, regresaron flacos y extenuados, enfermos casi todos de calenturas y conduciendo 32 camillas con aquellos que no podían andar por sí solos.
Desde la Estación de Pezuela, sitio al cual arribó el tren que los traía de Morón, los bomberos se trasladaron por las calles de Pinillos, Real y Coronel Verdugo hasta el nuevo Cuartel.
“Este cuadro triste y lamentable – apuntará más tarde Carlos Hellberg en su “Historia Estadística de Cárdenas (1893)” – parecía una procesión, más tan sufridos individuos fueron recibidos con agasajos y verdadero entusiasmo. Muchos, muchos de sus hermanos quedaron para siempre sepultados en aquella inhospitalaria Trocha” .
El 2 de marzo de 1876 el periódico cardenense “El Progreso” publica el artículo de F. M. S. titulado “Justo Tributo” en el que al mismo tiempo que se le rinde homenaje a Manuel Sánchez Lamela, promotor de la idea de construir el edificio, se hace una completa descripción del exterior y el interior del Cuartel.
Según la publicación el edificio de tres cuerpos tenía:
“... la forma de un castillo, con almenas en las plataformas que corren de oeste a este a los lados del segundo cuerpo y en la de este mismo, que es un cuadrado almenado. El piso se halla distribuido de la siguiente manera. A la izquierda del gran portón de entrada situado en el centro de la fachada que da a la calle de Vives se encuentra el cuarto de banderas, que la entusiasta oficialidad del batallón ha decorado y amueblado modesta pero convenientemente, no faltando allí nada que necesitar pueda el oficial de guardia, para su comodidad y solaz; ocupa parte de uno de los testeros del cuarto de banderas un precioso dosel rojo con el retrato del rey D. Alfonso XII.
(...)
A la derecha del portalón se halla el cuarto de los sargentos, que ha de experimentar mejoras, entre ellas una, la separación por medio de un tabique de los números y las clases, y otra el decorado y moviliario (sic) de dicha habitación que a realizar se encuentran muy animados los sargentos del batallón según nos han manifestado.
Armonizan graciosamente en la fachada de la calle de Vives los dos arcos de las puertas que conducen a las galerías de las bombas que van de oeste a este, dejando en el centro de estas el portalón de entrada y a sus lados los cuartos descritos. En la galería de la izquierda están depositadas tres bombas de mano loco móviles con sus útiles, y al final de dicha galería se eleva una torre de madera para secar las mangas, después de haber prestado sus importantes servicios.
En la galería de la derecha se halla una magnífica bomba de vapor regalada al instituto por el comercio cardenense, poseyendo aquella su correspondiente carro de útiles. El resto de la planta baja está distribuido entre el calabozo, un patio espacioso, donde puede pasar revista el batallón, la sala de ensayos y otros anexos.
(...)
Una sólida escalera conduce al primer piso donde está de Sur a Norte la sala de armas y de Oeste a Este la habitación del Conserje.
La misma escalera lleva al piso segundo; experimentando la sorpresa el que por ella sube de encontrarse a la puerta de la sala de conferencias, que a su derecha queda, el retrato al óleo del fundador del cuartel D. Manuel Sánchez Lamela, pendiente del muro sobre el arco de una de las ventanas de la fachada.
(...)
En este piso se encuentran las oficinas del Detall.
Para acabar, la misma, la misma escalera conduce a una desahogada azotea, de que ya hemos hecho mención, donde está colocada la campana de alarma, y desde donde abarca la vista un precioso panorama(...)”.
Más adelante, luego de asegurarse en este artículo, que el edificio del Cuartel de Bomberos de Cárdenas era el mejor de la Isla en ese momento se indica que:
“El golpe de vista que presenta su fachada principal cumple con todas las prescripciones de la estética, el plano vertical del cuerpo interior coronado de almenas en sus elevadas puertas arqueadas y juego de ventanas, y como prolongación del mismo plano el del segundo cuerpo más reducido en su anchura, con ventanas a su vez ovaladas y de antepecho en el segundo piso, al paso que en el primero o entresuelo, son cuadradas, adornando este segundo cuerpo coronados de almenas; todo lo que llevamos descrito unido al alegórico escudo en que remata el edificio, custodiado por un león de bronce a cada lado, alzándose del centro del mismo un asta de bandera, donde a veces flamea gallardo nuestro histórico pabellón nacional; todo este conjunto armónico y bello habla muy alto en pro del laborioso arquitecto que lo concibió (...)”.
El 11 de noviembre de 1890, se aprobó por las autoridades coloniales de la Isla, la creación en Cárdenas de un nuevo Cuerpo de Bomberos del Comercio. Dicho Cuerpo, se fundó en diciembre de 1890, gracias a las repetidas gestiones de Guillermo Castellvil, empleado de las oficinas locales de la Real Hacienda. Su primer Jefe fue Enrique Vilá. Poco después, adquirió este Cuerpo una nueva bomba de vapor, que fue traída de los Estados Unidos de América.
También, en 1890 se comenzaron a guardar en el Cuartel las dos potentes bombas de riego que el Ayuntamiento de Cárdenas, ayudado por el vecindario, había adquirido en este mismo año, a iniciativa del Alcalde Municipal Francisco Comas, para acometer la limpieza de las calles y plazas de la ciudad.
Por esta época, según Carlos Hellberg en su “Historia Estadística de Cárdenas”, al fondo del Cuartel y en un patio descubierto existía:
”... una alta torre cuadrada de unas 12 varas de altura, para estender (sic) las mangueras y secarlas. Sobre estos salones y patios descritos tiene un piso con habitaciones para la oficialidad y sobre este piso otro más para el mismo objeto. Corona el frente un labrado y pintado escudo de España con dos leones bastante artísticos. En la azotea se halla una pequeña campana que es la de alarma. El conjunto de el es bello, y muy apropiado para el objeto a que se destina. “
El 15 de abril de 1896 el Ayuntamiento de Cárdenas, a petición de varios vecinos de la ciudad, cedió los altos del Cuartel a la Comandancia Militar Mayoría de Plazas de Cárdenas, la cual mantuvo sus oficinas en este lugar hasta el término de la Guerra de Independencia.
Por esta época, el Gobierno Civil de la provincia de Matanzas obligaba al Ayuntamiento de Cárdenas a mantener como fuerza armada, lista para combatir a los mambises, al Cuerpo de Bomberos de la ciudad. No obstante, el 16 de febrero, tres bomberos cardenenses: José Cruz Ruiz, Estanislao Ramírez y Pedro Peñalver, se incorporaron a las fuerzas cubanas que operaban en la zona, con las mismas armas que utilizaban para hacer la guardia en el Cuartel.
El 11 de mayo de 1898, durante el bombardeo realizado a Cárdenas por las fuerzas navales norteamericanas, cayeron varios proyectiles en el Cuartel, el cual fue - como todos los edificios de la ciudad en donde ondeaba la bandera española - uno de los blancos preferidos de la artillería yanqui.
El 17 de diciembre de 1898, al día siguiente de haberse producido su entrada victoriosa en la ciudad, quedan establecidos el Cuartel General y las oficinas del Estado Mayor de la Brigada Cárdenas en el Cuartel de Bomberos.
Más tarde, entre 1907 y 1909, durante la segunda intervención norteamericana, se instalaron en sus locales tres de las aulas que funcionaban en la Escuela Pública que tenía su sede en el antiguo Cuartel de Infantería.
En el mes de enero de 1907 el Ayuntamiento utilizó sus salones para almacenar varios libros, documentos y objetos pertenecientes al Museo y Biblioteca de Cárdenas, institución cardenense que había sido desalojada a finales de 1906 de los locales que ocupaba en el antiguo Cuartel de Infantería de la ciudad por las Fuerzas Americanas destacadas en la Plaza de Cárdenas.
Sesenta años después, en 1967, el Cuartel almacenó nuevamente valiosas piezas, libros y documentos del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, cuyo edificio propio fue clausurado este año por las autoridades locales por ofrecer peligro de derrumbe.
En 1924, luego de someterlos a una remodelación interior capital, se instalaron en los locales del fondo del Cuartel , en donde radica actualmente el laboratorio de Bacteriología, siempre con la entrada por la calle Coronel Verdugo, la Casa de Socorros y el Botiquín Municipal, los cuales permanecieron en el local hasta poco después del triunfo de la Revolución.
A esta Casa de Socorros se le puso el nombre del Dr. Aurelio Gómez Miranda, el cual ocupaba la Jefatura de los Servicios Médicos de la ciudad cuando se repararon y acondicionaron estos locales en 1924. Diez años más tarde, en 1934, por decreto de Julio E. Gaunaurd, progresista Alcalde local, se le cambió el nombre por el del médico revolucionario José Elías Borges. La prensa reaccionaria local protestó por este hecho y logró, que a partir del mes de abril de 1936, recuperara su antiguo nombre.
En 1933, luego de los destrozos causados en el local que ocupaba la misma por el ciclón y ras de mar que azotó a Cárdenas el 1 de septiembre, se instaló también al fondo de Cuartel, aunque provisionalmente, la Jefatura de Policía. El ya mencionado ciclón y ras de mar provocó varios daños en el edificio del Cuartel, los cuales se tasaron en 500 pesos.
El 21 de diciembre de 1933 a solicitud de los comerciantes locales y por Decreto de la Alcaldía local, la sirena instalada en la azotea del cuartel en la década del 20, en sustitución de la antigua campana de alarma, comienza a sonar a las 6 para anunciar el cierre de los comercios cardenenses, que con motivo de la implantación de la jornada laboral de 8 horas, adoptaron este nuevo horario. Con anterioridad, la sirena se hacía sonar a las 9 de la noche, hora en que la ciudadanía se recogía en sus casas, quedando desiertas las calles y plazas. Durante el machadato el ulular de esta sirena se convirtió en una especie de toque de queda.
Entre 1940 y 1942, durante el período de gobierno como Alcalde Municipal del Dr. Enrique Sáez Arguelles, el edificio del Cuartel fue reparado completamente y se uniformó al Cuerpo de Bomberos. Así mismo, se organizó una Banda de Música con los miembros de ese Cuerpo.
Desde 1959 y hasta la década del 80 del siglo XX, el edificio continuó funcionando como Cuartel de Bomberos, hasta que fue construido el nuevo inmueble que ocupa actualmente este Cuerpo, perteneciente desde 1964 al MININT, en la calle de Cristina esquina a la de Línea.
El edificio permaneció desde entonces semi abandonado y en ruinas, siendo utilizadas solamente algunas de sus áreas como instalaciones deportivas, para la práctica de las artes marciales, la gimnasia, el levantamiento de pesas y otras disciplinas similares, por la Dirección Municipal del INDER.
A mediados del 2000, por decisión de la dirección del país, se comenzó la restauración capital del edificio, con objeto de dedicarlo a servir de sede al Museo a la Batalla de Ideas, inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 14 de julio de 2001.
En los primeros meses de 1846, por iniciativa de Francisco Javier Quintayros, Teniente Gobernador de Cárdenas, quien venía trabajando en su conformación desde 1844, quedó fundado en el poblado de San Juan de Dios de Cárdenas el primer Cuerpo de Bomberos, el cual fue ubicado en una amplia casona de la calle de Real (hoy Avenida de Céspedes) No. 83 (antiguo), 419 actual, entre Princesa y Obispo. La institución, que contaba con 80 plazas ocupadas por individuos de todas las razas, tuvo como Jefe nato al propio Coronel Quintayros, a quién se le confirió el cargo de Capitán del Cuerpo, y demostró en varias ocasiones su utilidad; pues Cárdenas, cuyas construcciones eran por lo general de tabla y tejas, se veía frecuentemente expuesta a los incendios.
El 6 de julio de 1846 se reorganizó y amplió hasta 187 plazas este Cuerpo, entre jefes y oficiales. Además, se le dio organización militar y a sus primeros Jefes, los comerciantes Juan Vidal y Juan Rodríguez, se les confirió el grado de Primer y Segundo Comandante, respectivamente. Por esta época, se amplió y mejoró el material con que contaban para realizar su labor y se le dotó de nuevas bombas de mano.
En 1859, el Teniente Andrés Saliquet, Gobernador de Cárdenas, inauguró un Cuartelillo de Bomberos, de 6 varas de frente por diez de fondo, una altura de 5 metros y una sola puerta, en la Calzada de Vives entre Aranguren y Princesa, a mediación de cuadra, en la acera de los pares. Dicho inmueble, que era de cantería, mampostería, vigas de madera dura y tejas, se edificó sobre unos solares yermos y cubiertos de mangles a un costo de 3. 714 pesos con 3 reales.
En lo alto del edificio se colocó una campana para alertar a la población de los posibles incendios. Además, fue dotado con una bomba de vapor, varias de mano, bombines y otros utensilios, colocándose un guarda o custodio de los mismos.
El espacio libre para la fajina alrededor del edificio no pasaba de 2 metros, pues aún en esta área no se había terraplenado el mangle. Más tarde, la cenizas y deshechos de la bomba de vapor del Cuerpo formaron un terraplén a su alrededor. Después, se fabricaron casas a ambos lados del inmueble, el cual existía aún tal como fue construido en 1923, pero dedicado a herrería.
En la década del 60 del siglo XIX, el Cuerpo de Honrados Bomberos creado durante el gobierno de Quintayros, no satisfacía las necesidades locales tanto por su organización como por carecer de material apropiado para combatir los incendios.
Por tal motivo, en 1865, reunidos más de cien jóvenes pertenecientes a varias familias distinguidas de la Villa, acordaron crear un nuevo Cuerpo de Bomberos que se llamó ”Cuerpo de Bomberos del Comercio“, en reconocimiento a los comerciantes que se encargaron de su sostenimiento. Fue su primer Jefe el Teniente Gobernador Eugenio Loira.
Para guardar sus pertenencias el Cuerpo construyó dos quioscos de madera para almacenar sus herramientas en la antigua Plaza de Pinillos, situada al comienzo Avenida de Céspedes entre las calles de Héctor y Pinillos, sitio en el cual se construyeron con posterioridad 2 grandes almacenes de mampostería.
Esta institución prestó excelentes servicios a la Ciudad, hasta que 1869, luego del levantamiento en armas protagonizado por Carlos Manuel de Céspedes, se disolvió al dispersarse sus principales componentes, pues muchos de ellos – incluyendo a José García Angarica, su primer Jefe - se hallaban involucrados en actividades independentistas; creándose uno nuevo por el Ayuntamiento local que se nombró Cuerpo de Bomberos Municipales. Este último, heredó una bomba de vapor y casi todas las pertenencias del desaparecido Cuerpo de Bomberos del Comercio.
Reseña histórica del edificio del Cuartel.
Al hacerse cargo del Gobierno de Cárdenas el Teniente Manuel Sánchez Lamela, los equipos que poseían los bomberos municipales no eran los más adecuados para desempeñar su labor. Tampoco lo era el inmueble en donde se hallaba instalado el Cuartelillo de Bomberos de la ciudad.
Por tal motivo, a iniciativa de Sánchez Lamela se inició en 1872 una suscripción popular con objeto de dotar al Cuerpo de Bomberos de Cárdenas de un nuevo Cuartel. Francisco Suaréz, distinguido vecino de la localidad que ocupaba el cargo de Concejal Síndico del Ayuntamiento, dirigió las labores constructivas y actuó como Administrador de los fondos recaudados y de los cedidos por el Ayuntamiento Municipal, a los que se sumaron los obtenidos mediante las multas que Sánchez Lamela se imponía a los que eran sorprendidos por él jugando los juegos prohibidos por las autoridades. Este dinero se hizo aparecer en las listas de los fondos recaudados como sí hubieran sido donadas generosamente por los jugadores.
Durante las labores constructivas se organizó, con objeto de allegar nuevos fondos, un bazar en los solares que ocupó con posterioridad el Casino Español frente al Parque de Colón, el cual duró una semana. En dicho bazar hubo premios que valían hasta 500 pesos. Así mismo, se prepararon con igual fin, verbenas, corridas de toros y otras diversiones y festejos populares.
Los planos y proyectos del edificio fueron hechos por el arquitecto local Manuel Solano mientras que las labores constructivas le fueron encargadas al Maestro de Obras Hurtado de Mendoza.
El terreno escogido para levantar el edificio fue un solar, marcado con el número 4 y de 30 varas de fondo, situado muy cerca de la antigua Plaza de Espriu, hoy Parque “José A. Echeverría”, en la esquina que conforman la Avenida de Vives y la calle Coronel Verdugo.
Dicho solar, en el que se hallaba edificada una casa – ciudadela, fue vendido en 4000 pesos el 3 de agosto de 1872 al Ayuntamiento de Cárdenas por Evelina Torre de Morales, esposa de José María Morales, quien fue Alcalde de Cárdenas.
La primera piedra del edificio, bendecida por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa, fue colocada el 1 de mayo de 1872.
El Cuartel fue inaugurado el 2 de febrero de 1873, siendo bendecido también por el Cura Párroco Juan Bautista Echániz Landa. En horas de la tarde de este mismo día, se efectuó una corrida de toros en un solar situado frente al Cuartel, del que fue espada Juan Lucas, empleado de la Hacienda local y aficionado al arte taurino.
Como nota curiosa anotamos que durante la corrida, se produjo la fuga del toro, situación que provocó el atropello de numerosos asistentes al espectáculo. El animal, luego de correr por las calles de Vives, la Calzada de O´Donell y Calvo, acompañado de decenas de personas que le siguieron los pasos, fue muerto por unos carniceros frente a la Plaza del Mercado.
En horas de la noche, se realizó un gran baile en sus salones, amenizado por una orquesta dirigida por el notable músico cardenense Angel Zapata, al cual asistieron las familias más distinguidas de la ciudad.
Como el producto obtenido durante la suscripción sobrepasó el costo de las obras, Sánchez Lamela adquirió con el dinero sobrante varios útiles para el Cuerpo, el cual quedó muy bien dotado.
El edificio fue usado inicialmente para dar albergue a los bomberos locales que regresaron en 1873 de la Trocha Militar de Júcaro a Morón, sitio en el cual permanecieron desde 1870, año en que por orden superior partieron de Cárdenas desde el antiguo Cuartelillo y bajo las órdenes del oficial Ferradani, para prestar sus servicios como miembros del Servicio de Vigilancia de la misma.
Durante su estancia en la Jurisdicción de Morón, los bomberos cardenenses sufrieron mucho a causa de la escasez de alimentos, agua y sobre todo por las calenturas que los diezmaban continuamente. Por tal motivo, la mayoría, sin haber participado en muchos combates contra los insurrectos, regresaron flacos y extenuados, enfermos casi todos de calenturas y conduciendo 32 camillas con aquellos que no podían andar por sí solos.
Desde la Estación de Pezuela, sitio al cual arribó el tren que los traía de Morón, los bomberos se trasladaron por las calles de Pinillos, Real y Coronel Verdugo hasta el nuevo Cuartel.
“Este cuadro triste y lamentable – apuntará más tarde Carlos Hellberg en su “Historia Estadística de Cárdenas (1893)” – parecía una procesión, más tan sufridos individuos fueron recibidos con agasajos y verdadero entusiasmo. Muchos, muchos de sus hermanos quedaron para siempre sepultados en aquella inhospitalaria Trocha” .
El 2 de marzo de 1876 el periódico cardenense “El Progreso” publica el artículo de F. M. S. titulado “Justo Tributo” en el que al mismo tiempo que se le rinde homenaje a Manuel Sánchez Lamela, promotor de la idea de construir el edificio, se hace una completa descripción del exterior y el interior del Cuartel.
Según la publicación el edificio de tres cuerpos tenía:
“... la forma de un castillo, con almenas en las plataformas que corren de oeste a este a los lados del segundo cuerpo y en la de este mismo, que es un cuadrado almenado. El piso se halla distribuido de la siguiente manera. A la izquierda del gran portón de entrada situado en el centro de la fachada que da a la calle de Vives se encuentra el cuarto de banderas, que la entusiasta oficialidad del batallón ha decorado y amueblado modesta pero convenientemente, no faltando allí nada que necesitar pueda el oficial de guardia, para su comodidad y solaz; ocupa parte de uno de los testeros del cuarto de banderas un precioso dosel rojo con el retrato del rey D. Alfonso XII.
(...)
A la derecha del portalón se halla el cuarto de los sargentos, que ha de experimentar mejoras, entre ellas una, la separación por medio de un tabique de los números y las clases, y otra el decorado y moviliario (sic) de dicha habitación que a realizar se encuentran muy animados los sargentos del batallón según nos han manifestado.
Armonizan graciosamente en la fachada de la calle de Vives los dos arcos de las puertas que conducen a las galerías de las bombas que van de oeste a este, dejando en el centro de estas el portalón de entrada y a sus lados los cuartos descritos. En la galería de la izquierda están depositadas tres bombas de mano loco móviles con sus útiles, y al final de dicha galería se eleva una torre de madera para secar las mangas, después de haber prestado sus importantes servicios.
En la galería de la derecha se halla una magnífica bomba de vapor regalada al instituto por el comercio cardenense, poseyendo aquella su correspondiente carro de útiles. El resto de la planta baja está distribuido entre el calabozo, un patio espacioso, donde puede pasar revista el batallón, la sala de ensayos y otros anexos.
(...)
Una sólida escalera conduce al primer piso donde está de Sur a Norte la sala de armas y de Oeste a Este la habitación del Conserje.
La misma escalera lleva al piso segundo; experimentando la sorpresa el que por ella sube de encontrarse a la puerta de la sala de conferencias, que a su derecha queda, el retrato al óleo del fundador del cuartel D. Manuel Sánchez Lamela, pendiente del muro sobre el arco de una de las ventanas de la fachada.
(...)
En este piso se encuentran las oficinas del Detall.
Para acabar, la misma, la misma escalera conduce a una desahogada azotea, de que ya hemos hecho mención, donde está colocada la campana de alarma, y desde donde abarca la vista un precioso panorama(...)”.
Más adelante, luego de asegurarse en este artículo, que el edificio del Cuartel de Bomberos de Cárdenas era el mejor de la Isla en ese momento se indica que:
“El golpe de vista que presenta su fachada principal cumple con todas las prescripciones de la estética, el plano vertical del cuerpo interior coronado de almenas en sus elevadas puertas arqueadas y juego de ventanas, y como prolongación del mismo plano el del segundo cuerpo más reducido en su anchura, con ventanas a su vez ovaladas y de antepecho en el segundo piso, al paso que en el primero o entresuelo, son cuadradas, adornando este segundo cuerpo coronados de almenas; todo lo que llevamos descrito unido al alegórico escudo en que remata el edificio, custodiado por un león de bronce a cada lado, alzándose del centro del mismo un asta de bandera, donde a veces flamea gallardo nuestro histórico pabellón nacional; todo este conjunto armónico y bello habla muy alto en pro del laborioso arquitecto que lo concibió (...)”.
El 11 de noviembre de 1890, se aprobó por las autoridades coloniales de la Isla, la creación en Cárdenas de un nuevo Cuerpo de Bomberos del Comercio. Dicho Cuerpo, se fundó en diciembre de 1890, gracias a las repetidas gestiones de Guillermo Castellvil, empleado de las oficinas locales de la Real Hacienda. Su primer Jefe fue Enrique Vilá. Poco después, adquirió este Cuerpo una nueva bomba de vapor, que fue traída de los Estados Unidos de América.
También, en 1890 se comenzaron a guardar en el Cuartel las dos potentes bombas de riego que el Ayuntamiento de Cárdenas, ayudado por el vecindario, había adquirido en este mismo año, a iniciativa del Alcalde Municipal Francisco Comas, para acometer la limpieza de las calles y plazas de la ciudad.
Por esta época, según Carlos Hellberg en su “Historia Estadística de Cárdenas”, al fondo del Cuartel y en un patio descubierto existía:
”... una alta torre cuadrada de unas 12 varas de altura, para estender (sic) las mangueras y secarlas. Sobre estos salones y patios descritos tiene un piso con habitaciones para la oficialidad y sobre este piso otro más para el mismo objeto. Corona el frente un labrado y pintado escudo de España con dos leones bastante artísticos. En la azotea se halla una pequeña campana que es la de alarma. El conjunto de el es bello, y muy apropiado para el objeto a que se destina. “
El 15 de abril de 1896 el Ayuntamiento de Cárdenas, a petición de varios vecinos de la ciudad, cedió los altos del Cuartel a la Comandancia Militar Mayoría de Plazas de Cárdenas, la cual mantuvo sus oficinas en este lugar hasta el término de la Guerra de Independencia.
Por esta época, el Gobierno Civil de la provincia de Matanzas obligaba al Ayuntamiento de Cárdenas a mantener como fuerza armada, lista para combatir a los mambises, al Cuerpo de Bomberos de la ciudad. No obstante, el 16 de febrero, tres bomberos cardenenses: José Cruz Ruiz, Estanislao Ramírez y Pedro Peñalver, se incorporaron a las fuerzas cubanas que operaban en la zona, con las mismas armas que utilizaban para hacer la guardia en el Cuartel.
El 11 de mayo de 1898, durante el bombardeo realizado a Cárdenas por las fuerzas navales norteamericanas, cayeron varios proyectiles en el Cuartel, el cual fue - como todos los edificios de la ciudad en donde ondeaba la bandera española - uno de los blancos preferidos de la artillería yanqui.
El 17 de diciembre de 1898, al día siguiente de haberse producido su entrada victoriosa en la ciudad, quedan establecidos el Cuartel General y las oficinas del Estado Mayor de la Brigada Cárdenas en el Cuartel de Bomberos.
Más tarde, entre 1907 y 1909, durante la segunda intervención norteamericana, se instalaron en sus locales tres de las aulas que funcionaban en la Escuela Pública que tenía su sede en el antiguo Cuartel de Infantería.
En el mes de enero de 1907 el Ayuntamiento utilizó sus salones para almacenar varios libros, documentos y objetos pertenecientes al Museo y Biblioteca de Cárdenas, institución cardenense que había sido desalojada a finales de 1906 de los locales que ocupaba en el antiguo Cuartel de Infantería de la ciudad por las Fuerzas Americanas destacadas en la Plaza de Cárdenas.
Sesenta años después, en 1967, el Cuartel almacenó nuevamente valiosas piezas, libros y documentos del Museo y Biblioteca Pública de Cárdenas, cuyo edificio propio fue clausurado este año por las autoridades locales por ofrecer peligro de derrumbe.
En 1924, luego de someterlos a una remodelación interior capital, se instalaron en los locales del fondo del Cuartel , en donde radica actualmente el laboratorio de Bacteriología, siempre con la entrada por la calle Coronel Verdugo, la Casa de Socorros y el Botiquín Municipal, los cuales permanecieron en el local hasta poco después del triunfo de la Revolución.
A esta Casa de Socorros se le puso el nombre del Dr. Aurelio Gómez Miranda, el cual ocupaba la Jefatura de los Servicios Médicos de la ciudad cuando se repararon y acondicionaron estos locales en 1924. Diez años más tarde, en 1934, por decreto de Julio E. Gaunaurd, progresista Alcalde local, se le cambió el nombre por el del médico revolucionario José Elías Borges. La prensa reaccionaria local protestó por este hecho y logró, que a partir del mes de abril de 1936, recuperara su antiguo nombre.
En 1933, luego de los destrozos causados en el local que ocupaba la misma por el ciclón y ras de mar que azotó a Cárdenas el 1 de septiembre, se instaló también al fondo de Cuartel, aunque provisionalmente, la Jefatura de Policía. El ya mencionado ciclón y ras de mar provocó varios daños en el edificio del Cuartel, los cuales se tasaron en 500 pesos.
El 21 de diciembre de 1933 a solicitud de los comerciantes locales y por Decreto de la Alcaldía local, la sirena instalada en la azotea del cuartel en la década del 20, en sustitución de la antigua campana de alarma, comienza a sonar a las 6 para anunciar el cierre de los comercios cardenenses, que con motivo de la implantación de la jornada laboral de 8 horas, adoptaron este nuevo horario. Con anterioridad, la sirena se hacía sonar a las 9 de la noche, hora en que la ciudadanía se recogía en sus casas, quedando desiertas las calles y plazas. Durante el machadato el ulular de esta sirena se convirtió en una especie de toque de queda.
Entre 1940 y 1942, durante el período de gobierno como Alcalde Municipal del Dr. Enrique Sáez Arguelles, el edificio del Cuartel fue reparado completamente y se uniformó al Cuerpo de Bomberos. Así mismo, se organizó una Banda de Música con los miembros de ese Cuerpo.
Desde 1959 y hasta la década del 80 del siglo XX, el edificio continuó funcionando como Cuartel de Bomberos, hasta que fue construido el nuevo inmueble que ocupa actualmente este Cuerpo, perteneciente desde 1964 al MININT, en la calle de Cristina esquina a la de Línea.
El edificio permaneció desde entonces semi abandonado y en ruinas, siendo utilizadas solamente algunas de sus áreas como instalaciones deportivas, para la práctica de las artes marciales, la gimnasia, el levantamiento de pesas y otras disciplinas similares, por la Dirección Municipal del INDER.
A mediados del 2000, por decisión de la dirección del país, se comenzó la restauración capital del edificio, con objeto de dedicarlo a servir de sede al Museo a la Batalla de Ideas, inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 14 de julio de 2001.