lunes, 26 de agosto de 2013

Poesía con nombre de mujer: Lo femenino en la literatura cardenense del siglo XIX.

Por: MSC Lorena Martínez y Lic. Milagros Gutiérrez Desde los tiempos, coloniales hubo mujeres literatas en nuestra ciudad, de su rol como escritoras habla el presente artículo, visión de género, bandera y otros avatares en una historia sin final. “Existen poemas escritos por mujeres que los hombres no podrían escribir y poemas escritos por hombres que las mujeres no podrían escribir…” Dulce María Loynaz Para A.Y
Algo de género, literatura y mujer Moral cristiana, religiosidad, costumbres, economía de plantación y sometimiento a la familia y al hombre son los principales parámetros que identifican el entorno de la mujer cardenense y cubana durante el período colonial. De ahí que las coordenadas de su discurso descansen en lo físico, ético- espiritual, sexual- amoroso, gestual- conductual, vinculado a la imagen de un ser débil cuya lealtad, constancia, sumisión, humildad, castidad y sacrificio son sus virtudes, al igual que pureza, devoción, fidelidad, laboriosidad, cuidado y buena administración de los bienes de la familia se unen a la flexibilidad, delicadeza, fragilidad, esbeltez y belleza. Poesía y lírica se acercaban a la condición sumisa de la mujer. El acto de escribir es un medio trasgresor que se aparta de lo suave para asumir una posición de defensa de su identidad y de solución a sus problemas. El término género con la intencionalidad actual de lo femenino es una categoría que refleja un análisis de comportamiento siempre dispuesto a transformarse, a asumir nuevas asociaciones, concepto distintivo de las relaciones que nos enseñan a ser hombres y/o mujeres, las características de cada sexo de acuerdo a las condiciones socio-históricas y al nivel cultural en el que se desarrolle, determinando la relación sexo- individual o social. Tres caminos abren la manera de decir de la literatura femenina cubana decimonónica: representación de la mujer como refugio, como reflejo de si misma y/o sostén familiar. Exilio, revolución, manigua, actitud beligerante fuerte y de defensa, también las identifican a la cubana en sus escritos. Entre las casi desconocidas autoras locales se consolida el uso de formas clásicas de la literatura de género: autobiografía confesional, cartas y poemas, posibilidad de combinar: “un remiendo con una octava inminente o un bordado con una canción” En muchas de ellas, la escritura femenina es forma de combate, ellas esconden su verdadero nombre, desconocido hasta la actualidad, en una literatura que se mueve: “entre la imagen y la historia, la utopía y el espacio concreto, lo mítico y el realismo directo” La habanera Cecilia Antes de la llegada de la bandera, cuentan los más que viejos, no habían existido escritoras con obras publicadas, no incluyéndose a las improvisadoras, propias de la zona, cuyas huellas no aparecen en periódico o diario local. No se ha localizado a ninguna escritora hasta llegar a la figura de la joven habanera radicada en Cárdenas, alrededor de 1845, Cecilia Porras Pita, quien le canta a la bandera por vez primera en suelo nacional: En lienzo blanco y lustroso con listas color de cielo veo un triángulo modelo de rojo color precioso. Es el pabellón glorioso causa de tanta querella es nuestra bandera bella que nos viene a saludar y a la patria iluminar con la lumbre de su estrella A la vista del pabellón, Cecilia Porras Pita se inspira en una estrofa de versos pobres y hace una décima cuyas rimas demuestran la emoción que en ella despertó la bandera. Roberto Bueno locutor, investigador literario y figura importante para la cultura de la ciudad del pasado siglo comenta en uno de sus artículos: Debe atribuirse a una poetisa cardenense el honor de ser la primera mujer que se inspirase en la bandera y la no menos honrosa primicia de ser quien primero le cantó en suelo patrio. Desde su hogar, situado en las calles entonces llamadas Real y O¨Donell vió que se desplegaba al viento, en medio del combate, el estandarte tricolor, le dedicará unos versos que si bien no resultan una joya literaria; tiene el inmenso valor histórico de resultar el primer estudio literario dedicado a la bandera Independientemente de su calidad, puede deducirse que algún tipo de texto había escrito Cecilia anteriormente a su décima cuando escogió la espinela como estrofa para expresar su emoción. Comprobar esta afirmación, no ha sido lógicamente posible. Cecilia Porras nada notable aportó a las letras aquel 19 de Mayo de 1850, pero desde aquel día, al igual que su contemporánea Emilia Casanova, se entregó con entusiasmo a la causa de la libertad de Cuba Mujeres poetas del siglo XIX La no existencia de fondos del siglo XIX en el Archivo Histórico de la ciudad, la pérdida bibliográfica del patrimonio del siglo XIX matancero, la imposibilidad de consultar los archivos del Museo Oscar M. de Rojas y lo escaso (disponible y palpable) de los tesoros bibliográficos del Instituto de Literatura y Lingüística o la Biblioteca Nacional conspiran al encuentro con la obra de las cardenenses. El uso de pseudónimos no identificados se confabuló, además, para complicar aún más la investigación. De lo que existió casi no hay constancia. En el territorio, la declamación fue profusa, era una de las actividades propias de las féminas cardenenses. Tal ocurre con la joven Alicia Martínez quien aparece reiteradamente en el Diario La Juventud, como recitadora de las veladas de baile, canto y literatura que se ofrecían en los salones del liceo o en sus hogares. De manera muy especial la crónica del día 7 de junio de 1884, hace alusión al poema de una joven cardenense pronunciado en la velada, pero ni dice el nombre de la estrofa, ni el de su autora. Natalia B. de Ferrant , es de las pocas escritoras de las que se encuentra referencia entre 1850 y el 1860 con su texto “Un mes en la aldea”, ella además cooperaba con la revista “La Capirotada” y “El Boletín mercantil”. Desde la presencia de Gertrudis se conoce de la existencia de ciertas hojas que circulaban para distracción de las damas cercanas a la Avellaneda. Contenían poemas, acrósticos y epigramas, las cuales pudieron haber estado editadas por la poetisa o por su colaboradora María Verdejo. No se ha podido encontrar constancia de las mismas ni de sus autoras, eran conocidas como Semanario de Versalles nombre del barrio en que estaba enclavada la quinta donde se solían reunir. A su influjo muchas mujeres se unieron al gremio de las literatas, escribiendo textos, participando en tertulias, declamando. De las complotadas, exceptuando a la Tula , no ha quedado ningún escrito que se pueda apreciar en la actualidad. La única noticia sobre alguna escritora aparece en el tomo 4 de la biobibliografía de Carlos Manuel Trelles quien nombra a Enriqueta Lozano de Vilches, cardenense quien publica en la Imprenta El Comercio La paloma de los cielos, folleto de versos en octavas, con 57 páginas (1863) . En el inédito “Diccionario de la Literatura Cardenense” de Argilio Rodríguez G. se registra a Isabel Galarraga (Bela) cardenense nacida en 1884 maestra y especializada en textos de carácter pedagógico. María Luisa Massaguer, es señalada por Ana Núñez Machín como periodista y poeta. Vivió hasta entrado el siglo XX. Rita Obes nació en 1891 y murió en La Habana. Practicaba el periodismo. Continúa la relación María Pino de la Cruz, nacida el 18 de junio de 1866 quien publicó en la villa un libro de poesías Lágrimas o flores. María Luisa Toledo (Chichita) nace el último año del siglo XIX y su desarrollo artístico corresponderá plenamente al siglo XX. Otra Cecilia, esta vez matancera, vivió en Cárdenas alrededor de la década del sesenta y parece indicar que escribió varios textos por acá. Se tienen noticias de que publica en Matanzas, veinte años después, sus Conferencias íntimas con sus condiscípulos” de corte didáctico- educacional. Dos maestras que defendieron poesía y derechos femeninos y que vivieron y/o trabajaron en escuelas cardenenses son Rosa Krugger (muerta en 1831) y Rosa López autora de un Nuevo Compendio de Ortografía, divulgado en La Habana en 1882. Entre estas maestras que escriben, no debe faltar Tomasita Neyra, poetisa y pedagoga de Varadero nacida en 1885, quien dio a conocer a los 77 años un cuaderno llamado Mi último esfuerzo. Tomasita y su esposo no tuvieron hijos; eran muy conocidos por adoptar 17 pequeños desvalidos, además de atender su escuela, donde dormían los alumnos, hijos de pescadores quienes vivían lejos. En las calles de Ayllón e/ Obispo e Industria descansa una tarja dedicada a Rosa Pastora Leclere Gutiérrez, nacida el 30 de marzo de 1888, quien además de escribir textos poéticos y narrativos es la primera maestra internacionalista cubana al participar en la Guerra Civil Española. Murió en la capital en 1966. Aurora Riveral edita en Matanzas su libro “Impresiones. Odas poéticas” (1880), promueve en su estancia cardenense la poesía, al igual que las prosas de Gregoria Urbiña nombradas “Septenario de melodías” (1887). Carlota Ruiz (1819-1898) escribió en fecha no precisa sus ensayos poéticos “Amor al Trabajo”. Algunos gacetilleros de los periódicos consultados se refieren a María Pamela de Rojas de quien no se saben más datos. Aluden a sus textos, deseos de escribir y a sus dotes de polemista, amante de las bellas artes y cultivadora de ellas. Por último, no se puede dejar fuera el poema de Isabel Velazco, que aparece La Crónica del 9 de abril de 1899. Nuevamente dedicado a la bandera, refiere también a los héroes que habían luchado por la patria y su liberación. Expresa ideas muy similares a las de Cecilia Porras, con versos de ninguna calidad, que demuestran el interés de las mujeres del territorio por ser algo más que señoras de su hogar y dedicarse a la tarea mayor de ordenar y conquistar esa casa grande de todos que suele ser la patria: ¡Gloria eterna a los héroes cubanos que han alzado con gozo profundo en la patria, tocando hasta el cielo la bandera más linda del mundo! La bandera del triángulo rojo donde luce la estrella divina que aclarando los tiempos pasados nuestra suerte futura ilumina. ¡La bandera de listas azules que se ha visto cubierta de gloria. La bandera rayada de blanco que tan alta aparece en la historia! ¡La bandera de perlas y zafiros Con la estrella de brillo profundo! ¡La bandera del triángulo rojo, La bandera más linda del mundo! Bibliografía Álvarez, Ernesto: Oscar María de Rojas. Ediciones Matanzas, Matanzas 2001 Página Web Oficina del Historiador de la Ciudad. Cárdenas: prehistoria de una ciudad. (Inédito), 1988 Antología de poetas cardenenses: Editorial Orbe Ciudad de La Habana, 1975. Bachiller, Antonio M: Apuntes bibliográficos para la historia de las ciencias y el arte en Cuba .III Tomos. Editorial Nacional del Consejo de Cultura. La Habana l965. Bermúdez, Marta Poder y trasgresión: Perú, metáfora e historia Latinoamericana Editores, Lima 1996. Bibliografía de la Poesía Cubana del Siglo XIX: Departamento Colección Cubana. 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"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA