domingo, 3 de noviembre de 2013

Los cangrejos no empinan chiringas.

Por: MSC Lorena Martínez y Lic. Milagros Gutiérrez
¿Quiénes son los principales autores que trabajan la literatura infantil cardenense en el nuevo milenio?, ¿Cuáles antes? ¿Habrá después? Tanto para los autores que escriben para niños como para los propios niños escritores la literatura que hacen debe caracterizarse por altas exigencias estéticas, una labor educativa y, sobre todo, por despertar las ansias imaginativas de su difícil lector. La literatura infantil, uno de los géneros más antiguos de la historia literaria, no es reconocida hasta muy avanzado el siglo XVIII. Es en la segunda mitad del siglo XIX que aparecerá como género independiente, y en el próximo siglo encabezará las vivencias de los infantes, su sicología e intereses con algún grado de naturalidad y espontaneidad. A poco más de una década de vida de la presente centuria y en condiciones donde lo audiovisual predomina esta literatura obtiene un auge vertiginoso. Los escritores cubanos del género tienen un inicio excepcional en La Edad de Oro, revista martiana para los niños de América. Luego, salvando a Emilio Bacardí y sus Cuentos de todas las noches, Herminio Almendros y sus compilaciones de textos junto a Mirta Aguirre y Dora Alonso, no existe desarrollo del género. Los esfuerzos del gobierno revolucionario después de 1959, hicieron posible la creación de la primera editorial cubana dedicada a la literatura para niños: Editora Juvenil (1962-1967), dirigida por el propio Almendros quien publica clásicos universales y la obra de Dora Alonso. De la literatura infantil cardenense A pesar de la riqueza de la literatura infantil territorial, existen escasas investigaciones sobre sus autores, obras ni publicaciones del género. Sobreviven muy pocas obras ni publicaciones infantiles juveniles de los llamados “años de oro de la literatura cardenense”. Tampoco se encuentran referencias a talleres ni trabajos con niños que antecedieran al taller Fray Candil, fundado en la década del sesenta del siglo pasado. Los primeros textos dedicados a los niños escritos por los cardenenses del siglo XIX son hechos por la maestra Tomasita Neyra, poetisa residente de Varadero. También de corte educativo, escribieron para sus alumnos tres rosas: Rosa Krugger (muerta en 1831), Rosa López autora de un Nuevo Compendio de Ortografía en 1882 y Rosa Pastora Leclere Gutiérrez, nacida el 30 de marzo de 1888, escribe textos para jóvenes y adultos. Es la primera maestra internacionalista cubana, muere en la capital en 1966. Durante la república, esta literatura infantil tuvo un discreto desarrollo en el territorio, matizado por un denso didactismo y poca creatividad. De la época quedan con justeza las décimas de María Catalina Rodríguez, algunos textos de Herminia Morales y la obra de Ignacio Pérez Requena. La publicación de excelentes antologías de los cuentos tradicionales y la nueva visión de muchos escritores hacia el género logró en la grey infantil, nacida a finales de los cincuenta o principios de los años sesenta, un fuerte grupo de lectores y creadores, lo que obliga a planificar, crear un concurso especialmente diseñado para los niños escritores, e incluir, en los certámenes de adultos los géneros de cuento y poesía para niños. La década del ochenta asume años de esplendor para la cultura cardenense y para esta literatura, seminarios y encuentros se desarrollan de manera constante, ofreciendo no solo espacios para lecturas y de creación, sino de conciertos de canciones y poesía infantiles, talleres literarios… Se publican textos de José Beltrán, Olga Vallejo, Eva Marín, Olga Ojeda; nace el primer taller literario de niños escritores Palomar y circula la revista Cangrejo de Papel entre otras iniciativas. La labor promotora de Brunilda Oves, Silvia Hassam y del pinareño Lorenzo Suárez Crespo, ayuda a querer y creer en la literatura infantil, escriben sus primeros textos Julio A. Blanco, Jorge Luis Romillo, Roberto González y Ernesto Álvarez Blanco entre otros. Teresa Cárdenas, cardenense residente en La Habana, se convierte en la primera escritora local que alcanza el Premio Casa de las Américas en el género. Elvira García Mora publica cuentos desde su óptica de adolescente. Los años noventa y sus vicisitudes influyen en el desarrollo de la literatura infantil del territorio que, paradójicamente, comienza a prosperar, los propios niños son sus cultores más fuertes, se dan a conocer en eventos y talleres municipales, provinciales y de carácter nacional, como el celebrado en la biblioteca municipal José Antonio Echeverría (1998), donde obtienen lauros varios cardenenses. En general, la labor territorial de escritores, adultos o niños, promotores culturales, así como las publicaciones de revistas, Plaquettes, boletines, algunos proyectos socioculturales, tertulias o peñas recrean un clima especial alrededor de la literatura infantil en la ciudad, existiendo una rica producción, sea por parte de los adultos que escriben para los niños o de los niños para sus iguales. En el nuevo milenio Figuras tan populares como Julio Blanco, uno de los cardenenses más publicados de todos los tiempos, no puede dejar de encabezar este inventario. Desde la aparición en Gente Nueva de su pequeño libro de cuentos Dafne alcanza un sueño (1991), este reglano devenido en cardenensei no cesa de publicar. La Editorial Matanzas edita en 2002, su libro de poemas, De naranja y amarillo, y el mismo año Ediciones Vigía le ilustra un hermoso texto, Las adivirrimas de la Nana. Vuelve la editorial Gente Nueva a publicarle otro libro de relatos en el 2004, La canción de Dafne y Cloe. Ganador del Premio La Edad de Oro 2006, el poemario Soñar un safari, sale editado al siguiente año. Al próximo año con El libro de los canallas (2007), Orlandito Ramos regala a su amigo un excelente trabajo de ilustración, al mismo tiempo que Vigía edita Para qué ría Daniela. Continúan la colección El libro de los porqués, Versillos de buen amor (Gente Nueva) y Diez casos para el inspector Mandrake. Cuentos suyos aparecen en diferentes selecciones de cuentistas nacionales y sus décimas en la colección matancera de José Manuel Espino. Los poemas infantiles y juveniles alcanzados por Jorge Luis Romillo, desde el pasado siglo, sobre todo de esa maravillosa Otra cara de la luna, le han causado tantos goces y felicitaciones como sus libros de poesía adulta. Considerada por Salvador Redonet como una de las novísimas narradores femeninas cubanas, Elvira García Mora, recibió mención en el premio David de 1993 por su noveleta El cinturón del tiempo, publicada casi veinte años después por la Editorial Matanzas (2006). Historia de amor para adolescentes, que no envejece, complementada posteriormente, por su Agua de lavanda, libro de cuentos donde una muchacha, casi niña, se asombra del tiempo en que le toca vivir. Anelys Fundora, escribe y publica también para niños y, sobre todo, para adolescentes. Su texto Mariposas de invierno mención La Edad de Oro 2008, fue publicado posteriormente. Subir cumbres editada, esta vez por Ediciones Matanzas; la acompañan mientras espera por una coproducción con Julo Blanco. Una de las voces que se incorpora a la ciudad es la de Mirka Reyes, su poesía “ranera” inundó espacios, regalando esa alegría que la hace una personilla tan particular. Varias plaquettes con sus poemas y cuentos ha realizado Guillermo Maure Haro, uno de los aparecidos en una selección de décimas provincial, Es uno de los autores con quien se tiene que contar. De más tranquilo aliento son las colecciones de poesía y narrativa de Xenia Franquis, de Roberto González y la de Guillermo Morales con sus cuentos ambientalistas y de corte didáctico, reflejo de su tardía llegada al género. Maribel Morell, guajira emigrada a Cárdenas desde los catorce años, artista plástica, ilustradora y, eficaz caricaturista, llega a la narración infantil desde la poesía y con sus tradiciones familiares a cuestas. Transita entre la leyenda y la fantasía, obtiene premios con tataguas y güijes, pone a dormir a las azules tortugas del golfo, le corren caballos y brujas bajo la lluvia y conoce a Tomas, un cocuyo escritor. Es la ilustradora oficial de las revistas infantiles de la sección literaria del municipio y, tiene la suerte de haber puesto nombre, con un cuento suyo, al espacio de promoción literaria para niños que desde hace más de ocho años se lleva a cabo en diferentes espacios de la localidad: El cartucho de los cuentos. Una varaderense Carmen Bacot junto a Miriam Rodríguez siguen los pasos del poemario Abueleando de otra playera como Eva Marín, con sus poemarios. Entre otros el narrador y poeta bayamés, radicado en Cárdenas, Manuel Navea, incursiona en el género con sus payasos, quienes despiden un excelente fin de semana que le alcanza para ser uno de los finalistas de los juegos florares del pasado año. Los niños aficionados ven reflejada su obra en boletines, plaquettes literarias, revistas, participan en el proyecto La dicha de los cangrejitos conducido por Julio Blanco. A pesar del predominio de los medios audiovisuales, en las bibliotecas se observa cierto interés a la lectura, participan en talleres, presentan sus obras y muchos se sienten grandes autores más allá de su verdadera calidad. Un momento importante en esta aptitud/actitud han sido las Ferias del Libro celebradas desde el 2004 hasta el 2008 en la ciudad. Durante ese tiempo y un poco más acá La Gota de Rocío sirve, al decir del poeta Yovanny Ferrer, para lavar la carita de sus autores, para leerse mejor. Mantienen vivos espacios como el ya referido Cartucho de los cuentos, en la peña De naranja y amarillo y otros espacios de la Biblioteca Municipal. Junto a otras publicaciones es esencial el trabajo de la revista Barquitos de San Juan, de la Editorial Vigía, la cual cada año imprime el texto de algún niño cardenense desde que en el 2004 Beatriz Cuellar y su duende junto a Daniel Méndez aparecieran allí. Ambos han publicado además en Volar con la esperanza, antología de niños participantes en el concurso Pelusín del Monte, sustituido por La Flauta de Chocolate o el Martín Colorín. En el 2009, dos primerizos Dayana Cuan y Brian Cuervo, aparecen en la entrega de la revista como en años posteriores lo harán Ana Rosa Fleitas, Sheyla Rivas, Roberto Bermúdez, Wally Aneiro, Yaiselín Ramos, Sujay Rodríguez y Ramsés Sotolonngo, entre otros. La primera niña ganadora de un premio nacional en el territorio fue Wilma Marín Almeida, años después ganaría en el género la musa gatuna de Catering Lázara Martínez (2007). La décima patriótica tiene su representante en Marcia González. Bibliografía: 1. Arenzana A/ García A. (1989): Espacios de lecturas, estrategias metodológicas para formar lectores. Editorial FONCA, México. 2. Casa de Cultura Gonzalo Roig (2000/2010) Documentos de trabajo y expediente del premio de Cultura Comunitaria. (Inédito) 3. Documentos de trabajo (2000/ 2010) Sección de Literatura Casa de Cultura Gonzalo Roig. 4. Elizagaray, Alga Marina (1979): La Literatura para niños y jóvenes de la Revolución Cubana. Editorial ORBE. Ciudad de La Habana. 5. Gutiérrez Milagro (2000) Esbozo sobre la evolución literaria en Cárdenas. (Inédito) Cárdenas. 6. Hernández Guillermo (2008) Algunos momentos puntuales en la evolución del concepto cultura. Documento digital. Aparece en Reflexión en torno al desarrollo cultural y desarrollo humano. 7. Henríquez Ureña, Camila: (2006) Invitación a la lectura. Editorial Félix Varela. La Habana. 8. Martínez, Lorena (2005/2013) Apreciación Literaria. Talleres de la casa de Cultura (Inédito)


"De amar las glorias pasadas se sacan fuerzas para adquirir las glorias

nuevas".

José Martí



“… la HISTORIA NOS AYUDARÁ A DESCUBRIR LOS CAMINOS DE HOY Y DE MAÑANA, A MARCHAR POR ELLOS CON PASO FIRME Y CORAZON SERENO Y A MANTENER EN ALTO LA ESPERANZA (...)”.

RAMIRO GUERRA